Un barco cargado con 168 pinturas y un gesto diplomático sin precedentes

Fuente: Clarín – Londres, 1944. En plena Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Brasil envió 25.000 soldados para unirse a las fuerzas aliadas, con lo que se convirtió en el único país de la región en combatir en ese conflicto (1939-1945), precisamente en Italia. Pero además, 70 artistas modernistas brasileños donaron 168 pinturas. Sus obas viajaron en barco para ser exhibidas y subastadas en instituciones del arte en el Reino Unido, entre ellas, la Royal Academy of Arts londinense: un gesto diplomático cultural y solidario sin precedentes que sirvió para afianzar los lazos afectivos entre ambas naciones y marcar la postura brasileña en contra del nazi-fascismo.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. 
Fotos: Martín Bonetto.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. Fotos: Martín Bonetto.

La muestra pasó por 24 galerías públicas londinenses, recorrió ocho ciudades y fue visitada por más de 100.000 personas en el Reino Unido. Fue la más importante de la historia del arte moderno brasileño en el extranjero, al punto que la Reina Isabel II (1926-2022) pudo disfrutarla en una visita no oficial. Los medios se hicieron eco de este asunto debido a la repercusión que tuvo la exposición del modernismo brasileño en el suelo británico.

Rescatado del olvido

Pero, durante décadas, este singular episodio quedó en el olvido hasta que Hayle Gadelha, actual agregado cultural de la embajada de Brasil en la Argentina, reconstruyó esta historia, puso en valor la visión del modernismo a través del arte brasileño y la convirtió en una tesis de doctorado en Relaciones Internacionales para graduarse en el King’s College de Londres.

En 2018, también la embajada de Brasil en Londres recordó el suceso al cumplirse el 65 aniversario de la exhibición. Allí se encontraba el cineasta brasileño Zeca Brito, que quedó impactado por la historia. Primero, leyó la tesis de Gadelha (también curador de la muestra) y después decidió realizar el documental El arte de la diplomacia, cuyo estreno oficial ocurrió en el Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA), en octubre de 2023.

El documental volvió a proyectarse por única vez el jueves pasado en el Malba, en Buenos Aires, en un encuentro que contó con la presencia de Julio Glinternick Bitell (embajador de Brasil en la Argentina), Hayle Gadelha, Zeca Brito y autoridades diplomáticas del país vecino.

Este film de 90 minutos resulta esencial para comprender la historia del modernismo del arte brasileño durante la Segunda Guerra y por qué existía tanto prejuicio en el establishment artístico británico.El documental se vio en el Malba, con la presencia de Julio Glinternick Bitell (embajador de Brasil en la Argentina), Hayle Gadelha, Zeca Brito.
Fotos: Martín Bonetto.El documental se vio en el Malba, con la presencia de Julio Glinternick Bitell (embajador de Brasil en la Argentina), Hayle Gadelha, Zeca Brito. Fotos: Martín Bonetto.

Basado en la tesis de Hayle, propone investigar y descubrir los entresijos de esta historia diplomática y cultural en busca de nuevos significados para el arte brasileño de las primeras décadas del siglo pasado, cuya idea consistía en posicionar a Brasil en la escala internacional a través de sus creadores para elevar la imagen de su cultura en el exterior.

Los artistas brasileños querían demostrar su solidaridad frente a la guerra y a la vez presionar al gobierno brasileño a alinearse con los Aliados

“Los artistas brasileños querían demostrar su solidaridad frente a la guerra y a la vez presionar al gobierno brasileño a alinearse con los Aliados en la lucha contra el nazi-fascismo”, explicó Hayle Gadelha a Clarín Cultura.

Acerca de El arte de la diplomacia

El film es un encuentro entre el lenguaje escrito con el audiovisual. Contiene material artístico relevante de la época, con datos, historias y anécdotas de pintores brasileños como Augusto Rodrigues, José Moraes, Lasar Segall, Candido Portinari, Alfredo Volpi, Iberé Camargo y Lucy Citti Ferreira, entre otros.

Todos ellos donaron sus cuadros más representativos. También hay testimonios de profesores, maestros, historiadores, investigadores, curadores y críticos del arte británico y brasileño.

A través de una nutrida cantidad de entrevistas enlazadas con un minucioso proceso de investigación, el documental busca recopilar historias y conocer el destino de las pinturas.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. 
Fotos: Martín Bonetto.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. Fotos: Martín Bonetto.

Una de ellas es la de Tarsila do Amaral, cuyo cuadro «Abaporu» se encuentra en la colección permanente del Malba. Según los especialistas, probablemente sea la obra más importante del arte moderno brasileño.

Pero El arte de la diplomacia rescata la historia de otra pintura de Tarsila, una obra que se perdió en las colecciones particulares, pero fue reencontrada después de muchos años. Algo parecido sucedió con 88 de las 168 pinturas donadas que más tarde fueron vendidas. Sobre otras, se desconoce su destino.

“La película busca el paradero de las imágenes. Algunas son conocidas debido al resguardo de las instituciones pero hubo muchas que se perdieron ya que están en manos de colecciones particulares. Este lugar del arte entre lo público y privado también es un tema de la película”, explica Brito.

El modernismo brasileño exhibía entonces vanguardismo y técnicas diversas. La diversidad y la capacidad de desmarcarse entre un pintor y otro es algo que los británicos no lograban entender.

“Los artistas brasileños podían cambiar de estilo. Es una característica de la antropofagia, que es incorporar la cultura que viene de afuera.

“Los artistas brasileños podían cambiar de estilo. Es una característica de la antropofagia, que es incorporar la cultura que viene de afuera y cambiar en algo autoral, único y desde adentro pero, al mismo tiempo, con varios estilos provenientes de las escuelas europeas”, detalló Brito.

Fuera de las expectativas

“Había una divergencia entre la expectativa de los británicos sobre lo que era el arte brasileño y lo que Brasil deseaba mostrar afuera. Por ejemplo: En ese momento, el Tate adquirió su primera obra brasileña, una obra que respondía mucho a los estereotipos de Brasil en aquel entonces. Mientras, los cuadros importantes como esta pintura de Tarsila do Amaral no encontraron compradores en aquel momento”, recordó Gadalha.

Según Brito, “la comunicación del arte cumple la función de llevar un pueblo al mundo, independientemente del gobierno de turno. Es algo muy importante para pensar las relaciones diplomáticas, incluso, las comerciales. Antes se llevaba la cultura, después, los negocios”.

En ese sentido, el modernismo brasileño en todas sus manifestaciones contribuye a resaltar los valores democráticos que acentúan su engranaje entre la cultura y la sociedad, como método para combatir sistemas antidemocráticos como el nazi-fascismo.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. 
Fotos: Martín Bonetto.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. Fotos: Martín Bonetto.

En definitiva, “el arte es una manera muy efectiva de crear un ambiente favorable para las relaciones entre países desde el punto de vista económico, militar, comercial. Es una diplomacia que se hace -no entre gobiernos-, sino con una sociedad en el extranjero”, aseguró Gadelha.

Humanismo contra la barbarie. La diplomacia puede y debe utilizar el arte como una transmisión de mensajes políticos que favorecen mucho al ambiente de las relaciones sanas, duraderas, políticas, comerciales, militares o económicas, siendo el arte la manera más fácil, efectiva y afectiva de alcanzar al otro en el extranjero entre un gobierno de una sociedad y otra”, concluyó.

Cita con Manuel Segade: «Preservemos la complejidad”

Fuente: Clarín – Tiene 46 años, nació en A Coruña y el hecho de ser gallego, sostiene, le confiere una proclividad familiar al arte argentino. A mediados de 2023 –y tras unos cabildeos crispados de la crema madrileña entre varios candidatos–, fue elegido director del Museo Centro de Arte Reina Sofía. Sucedía así al histórico Manuel Borja-Villel, al frente por más de una década..

Este hombre jovial, a quien conocimos vestido de falda hace unos años, supo dirigir durante ocho años el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M), en Móstoles, un barrio satélite de clase media inmigrante al que los sobreprecios de la vivienda en Madrid han jerarquizado luego de la pandemia. Segade lo gestionó con ambición, sin complejos parroquiales y, de hecho, ofreció varias muestras de argentinos, Diego Bianchi con su “Táctica Sintáctica”, y ahora “Tembló aquí un delirio”, de la argen-mex Ana Gallardo, la cual acaba de abrir. En su antiguo puesto quedó quien fue su vicedirectora desde 2019, Tania Pardo. El sesgo latinoamericano se corrobora en la reciente designación de Amanda de la Garza, quien viene de trabajar en el museo MUAC de la Universidad Autónoma de México, como su adjunta en el Reina Sofía.

Llano y locuaz, este historiador de arte comisarió el Pabellón de España de la Bienal de Venecia en 2017, con la obra del catalán Jordi Colomer, de quien vimos varias piezas en el último Bienalsur. Ese año el CA2M se había sumado al circuito de la feria ARCOmadrid, donde nuestro país era invitado de Honor. También investigó la obra del extraordinario escultor Juan Muñoz, ha estudiado la génesis de las estéticas queer, y es autor del ensayo Narciso fin de siglo (2008). Conversamos en el apartado de un bar en la feria española hace una semana.

–Los grandes museos hoy hacen nuestro ocio; nunca en la historia los visitamos tanto. Pero también son la nueva Plaza Pública: deben responder con la restitución del arte expoliado y por la decencia de sus benefactores (caso Sackler y la crisis de los opiáceos). Además, son el blanco de militantes agonistas y rencores apocalípticos, el pizarrón de reclamos ambientales y de exigencias de descolonización. ¿Cómo te enfrentarás con esto?

–Cierto, los museos están lidiando con su futuro pero esas tensiones, justamente, hacen a su vitalidad. Los museos que se dedican al arte contemporáneo tienen obligatoriamente que ocuparse del futuro. Si fueran una novela, ésta no podría ser realista ni una crónica al estilo periodístico. Por fuerza, un museo que trabaja con el presente debe anunciar o prefigurar muchos futuros posibles; está obligado a la especulación. Siguiendo con la literatura, tendría que ser una ficción especulativa o ciencia ficción.. Trabajamos con cosas que adelantan lo que va a venir y aún no sabemos cómo será. Asimismo, al trabajar con prácticas artísticas que se producen hoy, ignoramos lo que le exigirán al museo. Es fenomenal, desconocemos lo que acabaremos mostrando.

– No hablás en términos de tema ni de estéticas, sino de prácticas.

– Te doy dos ejemplos pero podría darte una docenas. Miremos al pasado, al momento de en los años 60 cuando, por por primera vez, alguien utilizó un video en una sala de exposiciones: hubo que oscurecerla para mostrarlo. ¡Gran debate! O cuando se exhibió la primera pieza sonora. Pues, en efecto, eso cambió toda la relación con respecto a lo que ocurre allí. Piensa en la llegada de las performances. Hoy, cuando pasaron más de 40 años, el museo puede ser el sitio de donde ocurrre un hecho culinario. Cada una de estas manifestaciones suponen un modo de compartir distinto. No conocemos cuál será el devenir del arte; pero esos antagonismos que mencionabas, en rigor, son la base central del arte contemporáneo. Son connaturales al objeto, a nuestro propio espacio de conocimiento, y al museo como sitio del arte relacional. Claro que ello convive con obras menos revulsivas. Hoy aún hay muchos artistas que siguen haciendo arte moderno, o incluso barroco, en medio de un régimen contemporáneo.Junio de 2022, tras la invasión a Ucrania: manifestantes contra la cumbre de la OTAN, ante el Guernica.Junio de 2022, tras la invasión a Ucrania: manifestantes contra la cumbre de la OTAN, ante el Guernica.

– Volvamos a esa línea de tiempo, a la segunda vanguardia, la de los años 60, cuando las instituciones empiezan a ponerse patas para arriba.

–Como entonces y por varias razones, hoy los cuerpos tienen otra presencia en el museo. Pensemos en esos años cuando llega la segunda ola del feminismo, a partir de ellas nace la performance. Piensa en que, por esos mismos años, se da el final del colonialismo en países africanos, en los antiguos imperios europeos. Eso también trae una explosión de etnicidades que todavía llega al presente , ¿no? Incluso el Mayo del 68 y otras revoluciones: esa crítica de los sistemas normativos y de clase, género y etnicidad lo ha cambiado todo. Estoy convencido de que estamos al final de un régimen y me da la sensación de que esa tensión apocalíptica de la que hablas es el combate de una fiera, que se convierte en más feroz antes de morir. Me encantaría pensar que estos antiguos regímenes están al borde de la extinción, como tantas otras cosas –unas por desgracia y otras, por suerte– y que estamos al borde de una regeneración absoluta.

–En otros países experimentamos otra clase de vuelcos …

–Fíjate que después de la pandemia, he dejado de pensar en esa cosa tan de la ideología de los 70 y del comunismo, que pensaban en un porvenir realmente distante. Se luchaba para ese porvenir, que siempre era algo grande. Al contrario, hoy debemos reconocer las pequeñas cosas en las que el futuro ya llegó. Por ejemplo, yo he aprendido tanto del feminismo y de vuestros activismos.Enero 2024 protesta de Greepeace en Museo Reina Sofía por el cese al fuego en Palestina en la torre de ascensores. Nota de tapa Cita Manuel Segade nuevo director Museo Reina Sofía Revista Ñ 16-3-24 - FTP CLARIN Palestina protesta.jpg Z InvitadoEnero 2024 protesta de Greepeace en Museo Reina Sofía por el cese al fuego en Palestina en la torre de ascensores. Nota de tapa Cita Manuel Segade nuevo director Museo Reina Sofía Revista Ñ 16-3-24 – FTP CLARIN Palestina protesta.jpg Z Invitado

-¿Atribuís esta certeza a artistas en particular?

–Claro, desde pioneras como Ana Gallardo, hasta el movimiento queer más joven, artistas como Mariela Scafatti, Fernanda Laguna y Osías Yanov. También a otros que, a nivel vital, pueden tener posiciones más convencionales; son varones heterosexuales y blancos que también hacen un trabajo radical. En Argentina, a pesar de lo que está ocurriendo a nivel macropolítico, vuestras micropolíticas son espacios de supervivencia desde hace demasiadas generaciones ya. Y son modélicas, a pesar de lo que se esté viviendo a nivel nacional.

–En el CA2M, prestaste atención a nuestra escena. ¿Alguna razón en especial?

–Argentina ha sido siempre el sitio donde hallé más encuentros que en mi propio país. Tenemos un hummus cultural en común. Cierto que tuve formación profunda en psicoanálisis y feminismo, quizá sea eso. El otro factor es que yo soy gallego, y sabemos… También tuve la suerte de trabajar años en la sección Solo show en arteBA cuando la dirigía Julia Converti. Gracias a los Matching funds, del programa de arteBA, pudimos comprar obra. Todos los años en que dirigí el CA2M fuimos a la feria.Manuel Segade director del Museo Reina Sofia: "En Argentina, a pesar de lo que está ocurriendo a nivel macropolítico, vuestras micropolíticas son espacios de supervivencia desde hace demasiadas generaciones". 
Foto: Cézaro De Luca.Manuel Segade director del Museo Reina Sofia: «En Argentina, a pesar de lo que está ocurriendo a nivel macropolítico, vuestras micropolíticas son espacios de supervivencia desde hace demasiadas generaciones». Foto: Cézaro De Luca.

–Vas a llevar tu interés por las estéticas queer al programa del Reina Sofía?

–Sí; ya en tesis de licenciatura en su día, escogí ese momento extraño de finales del siglo XIX cuando la modernidad apenas estaba formulándose. Antes de que ésta emergiera, la crítica ya estaba señales de ese proceso. O sea, antes de que haya un bloque moderno absolutamente acabado, ya estaban a la vista las costuras. Ese algo nuevo todavía sin definición, en el que las cosas no están tan claras, es consustancial al proyecto moderno de entonces, y es consustancial al proyecto postmoderno que supone la contemporaneidad. Entonces, en cierto modo, esa genealogía de unos cuerpos diferentes, que lleva años de existencia, está en la base de un tipo de ciudadanía distinta. Es una cuestión pero casi civilizatoria, pues pertenece a la historia de la democracia. A veces olvidamos que las mayorías son una suma de minorías. Precisamente el mantener esa complejidad de las minorías es lo que hace a una sociedad amable e interesante.

–Es un reto barajar “un nuevo tipo de ciudadanía” pensando en los públicos de un espacio como este, adonde acuden decenas de miles de turistas solo a ver el Guernica.

–Pero debemos repensarlo sobre todo los museos de arte contemporáneo –los macro museos, como el que dirijo yo ahora–. Sé que el turismo entra simplemente a ver el cuadro de Picasso… Justamente queremos que no se queden con eso, sino que se empapen de otras cosas. El museo literalmente debe tener como objetivo preservar la complejidad. Estamos en un mundo que no para de creerse simple, quiere vendernos una simpleza que realmente no existe, no es la realidad ni la forma en la que vivimos.

–Ciertos países, como Italia, hoy encaran cómo limitar el acceso del turismo masivo a los museos. España, todo lo contrario. ¿Ese turismo aceptará un programa de signo vanguardista?

–Hace poco fui a los Museos Vaticanos y escapé a los 5 minutos; allí no había cómo ver nada. El Reina todavía no está en ese punto de crisis; aunque me da una enorme alegría ver colas desde mi despacho, no son tan largas. Es una felicidad ver qué tanta gente desea entrar en un museo. El Guernica, por ejemplo, tiene una fluidez continua de públicos, con un aforo máximo de 70 personas a la vez. Nunca hay una cola que interrumpa el paso al resto del museo. Tanto nosotros como el Museo del Prado tenemos sitios enormes, con cabida a mucha gente. En cuanto al programa, es importantísimo recuperar nociones utópicas de los años 90, como la idea de que los museos son lugares donde perder el tiempo. El Museo no es un objetivo concreto. “Mira el Guernica, hazte la foto, ahora dirígete al Prado, a Las Meninas”: parece una pantalla de videogame. Perder el tiempo en el museo es valioso, todo lo contrario a la vida cotidiana. Salimos del tiempo productivista, que en efecto es lo que a veces te pide el turismo. Si conseguimos que la gente pase el tiempo en lugares amables y diferentes a la experiencia cotidiana del mundo será fundamental. Tenemos en el equipo de educación a una chica neurodivergente; ella sostiene que “los museos desgraciadamente no son para sentarse” (como crítica, claro). ¡Tiene razón! Imagínate unos bancos realmente agradables, te sientas a mirar un QR y decides qué ver.

– Volviendo a la era de los tomatazos, han sorteado bien las protestas.

–Solemos tenerlas protestas en solidaridad con Palestina ante el Guernica; llegan con sus banderas verdes pero todo vienes siendo respetuoso. Es una de las pinturas políticas más importantes del siglo XX, de manera que la protesta es parte del código de este Museo, está en su matriz. En febrero Greenpeace hizo una acción en la torre del ascensor; treparon dos escaladores. La gente puede manifestarse mientras sea sin exabruptos. El anterior director, Manuel Borja -Villel, trabajó mucho en incorporar los activismos a la matriz del Museo, aunque no en lo expositivo. Nos esforzamos en crear un entorno de compatibilidad de los cuerpos ciudadanos con el espacio, y vamos a profundizarlo. A otros museos más convencionales no les resulta tan sencillo por no estar tan vinculados a lo contemporáneo.

–¿Cuál es la diferencia con el Prado; también tiene arte político, Goya, el primero.

–Sí pero el Prado es un museo hecho para un solo órgano del cuerpo, los ojos. La visión es el órgano intelectual por excelencia; la visión no huele mal ni toca viscosidades… Siempre miramos a distancia; es el sentido más distante, más frío y analítico. El museo tradicional, quiero decir no contemporáneo, está hecho para una mirada blanca, de clase media, si no alta… y masculino. Ese régimen escópico lo limita. Todos los sentidos que te reclaman el Museo creo que eso es muy importante y también lo cambia todo.Manuel Segade: "La lección crucial fue advertir que los usos del museo no tienen por qué ser los que ideamos sus funcionarios".
 (EFE)Manuel Segade: «La lección crucial fue advertir que los usos del museo no tienen por qué ser los que ideamos sus funcionarios». (EFE)

–Estás alineado con las nuevas subjetividades; tu ideario y gusto se atiene a las libertades de género y la agenda política progresista. Pero el presente a menudo crea confusiones; otras veces nos estafa. ¿Pegarse tanto a la agenda colectiva no entraña el riesgo de los tópicos?

–Pero nunca te equivocas cuando miras a esos artistas menores que de repente acaban siendo fundamentales. Estudié historia del arte en Santiago de Compostela y allí es importantísimo el arte medieval. Cuando analizas la Catedral, estudias muchísimo los experimentos menores del románico rural. Y es en los canecillos exteriores de una iglesia, las pequeñas cornisas de la parte exterior, y no en las grandes estatuas, donde se producen los cambios radicales de un estilo. Los portales y otros puntos centrales siempre era más conservadores, de una transformación más lenta. Por eso, para que el presente no nos decepcione, no hay que concentrarse en los fuertes de las colecciones sino en las obras que no se muestran. Cuando miras lo que no está gastado, pues por algún motivo nunca se miró, siempre hay un hallazgo. En tu atención pormenorizada a lo que no está en el centro –es una enseñanza del siglo XIX–, el detalle marginal te revela el germen futuro.

–¿Qué lección te dejó el museo público?

–Primero, cómo crear y administrar una institución gratuita; no es el caso del Reina Sofía, pese a las dos horas gratis al día. Es importante distinguirlo. La lección crucial fue advertir que los usos del museo no tienen por qué ser los que ideamos sus funcionarios. Cuando relajas el nivel de institucionalidad, es decir cuando los protocolos pierden su dureza, aunque existan y estén allí bajo otra modalidad, el público se adueña con libertad.

–Tuvimos en Buenos Aires una experiencia algo fallida con el Centro Cultural Recoleta, reorientado a los jóvenes. Fue frustrante, el público juvenil se aparcaba en los sofás por el wifi gratis y se lo pasaba con videogames. Ahora vuelve a su anterior destino.

–Por eso te hablaba de lo fuerte que debe ser la institucionalidad. Es muy complejo. En el CA2M teníamos unos genios en el equipo de educación que, conforme entraba el público, actuaban como los flautistas de Hamelin. Empezamos a generar fuerzas para vincular el público a los objetos. Fue un aprendizaje fantástico y estoy deseando aplicar esa filosofía con esta nueva escala. Tenemos un espacio maravilloso, el jardín; es un espacio abierto y libre que la gente emplea como plaza. Pero también estamos probando otras actividades. Teníamos una fiesta cubana en el jardín; pero ante el pronóstico de tormenta, la pasamos a una de las salas grandes, que está vacía. Pero festejar y bailar en esos pisos de mármol… Tendremos que repintarla. Bueno, son lujos que podremos ofrecer.

Histórico: una obra de Bacon es la primera que cotiza en bolsa

Fuente: Infobae – ”Tres estudios para George Dyer”, valorada en 55 millones de dólares, comercializa sus acciones a través de Artex, presentada como “la primera plataforma de bolsa de valores de arte del mundo”.

Un tríptico del artista británico Francis Bacon es la primera obra cotizada en una nueva bolsa que permite la comercialización de arte y que abrió este viernes. Artex, cofundada por el príncipe Wenceslao de Liechtenstein, recibió una licencia en enero de 2023 en Liechtenstein para operar lo que denomina “la primera plataforma de bolsa de valores de arte del mundo”. Cada obra cotizada será propiedad de una empresa registrada en Luxemburgo y las acciones de estas empresas se negociarán en Artex.

Tres estudios para George Dyer se cotiza a través de Art Share 002 SA, con el precio de cada acción inicialmente establecido en 92,20 euros, valorando la pieza en 50,7 millones de euros (55 millones de dólares), según Artex.

“Esta admisión es la primera obra que se ha cotizado nunca, y ahora estamos emocionados de traer otras obras maestras que tenemos en proceso”, dijo Yassir Benjelloun-Touimi, cofundador y director ejecutivo de Artex.

La obra de Bacon, pintada en 1963, muestra tres vistas de uno de sus musos y expareja, George Dyer, varios meses después de que se conocieran. Cada uno mide 35,5 centímetros (14 pulgadas) por 35,5 cm.

Fuente: AFP.

El Museo Reina Sofía compró tres obras de artistas argentinos

Fuente: Clarín – El Museo Reina Sofía de Madrid compró dos pinturas al óleo de la artista argentina Alicia Herrero, pertenecientes a la serie Huacos Eróticos, en la feria ARCOmadrid 2024.

Temprano esta tarde, el nuevo director del Museo, Manuel Segade, reconfirmó a Cultura la compra de CV Laboral, una pieza de audio satíricade la rosarina Ana Gallardo, en la galería Ruth Benzacar. Ésta abre la gran muestra de Gallardo en el Centro de Arte CA2M de Móstóles, reseñada esta semana en estas páginas. En ella detalla, en un tono neutro pero demoledor en su enumeración, las cuitas laborales de una artista en el accidentado camino hacia el arte.

Y como logro desde el estribo –muy festejado en la recepción en la Embajada argentina esta noche–, ARCO compró para su colección, de la Comunidad de Madrid, tres piezas centrales de la peruana Violeta Quispe, en la galería Vigil Gonzáles, que participó en la sección latinoamericana «Nunca lo mismo». Quispe ha sido seleccionada para la Bienal de Venecia.

Las tres piezas se titulan «Bienaventuradas: madre e hija luchado por política justa». Se trata de pinturas sobre hojas de cabuyas secas. Esta galería del microcentro porteño tiene, además, sedes en Cuzco y Santo Domingo. Esta compra testimonia tanto el feminismo como la ola en favor de la revisión de los dominios imperiales y la descolonización del arte, que hoy empujan en un país como España.

Más allá del valor de las obras y de sus creadores, estas compras parecen destinadas a sostener y alentar el esfuerzo por la continuidad de las galerías argentinas, en momentos en que la participación en una feria europea se hace más cuesta arriba que nunca. 2024 quedará, paradójicamente, como un año estelar para los artistas argentinos y su internacionalización.

Huacos para un giro en la lectura del arte

Los dos óleos de Alicia Herrero son de 1992, un año clave en los planes del Reina Sofía, pues alude a los festejos de la conquista de América en España, que celebró la llegada de Cristóbal Colón como si esa gesta no hubiera tenido sus claroscuros. Ahora Herrero se incorpora al acervo impresionante del museo madrileño, el que sigue más de cerca que nunca el arte producido en América Latina, en un giro historiográfico.

Se trata de dos componen dípticos bautizados Erotismos, y en ambas obras aparece un huaco -la tradicional pieza de cerámica característica de la cultura cuzqueña- junto a frutillas, un elemento reiterado en la obra de Herrero y que simboliza el alimento del deseo.La obra de Herrero.La obra de Herrero.

La serie Huacos Eróticos deconstruye mediante diversas pinturas, objetos y dibujos, una arqueología de signos que cruza elementos culturales occidentales y latinoamericanos en cuanto a las formas de representar el erotismo.

Por un lado, las frutillas suelen aparecer junto a otros frutos en situaciones orgiásticas de la pintura europea, y puntualmente son una referencia directa a varias obras de El Bosco. En contraposición, las jarras de cerámica andinas con escenas de sexo explícito.

Alicia Herrero nació en Buenos Aires en 1954 y es graduada de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón (actual Artes Visuales) de la Universidad Nacional de Arte (UNA) con títulos en Pintura y Grabado. Expuso de forma individual por primera vez en 1986 y desde entonces ha participado en numerosas exhibiciones.

Recibió el Premio Konex 2022 (instalación), Premio Nacional a la Trayectoria Artística 2021; Primer Premio Fundación Fortabat 2019 y el Primer premio 103º SNAV – Nuevos Soportes e Instalaciones 2014, entre otros.

Cuando el arte hace justicia

Fuente: Argentina.gob – El pasado viernes 1 de marzo quedó inaugurada la muestra “Mí legado, mis óleos” de la artista plástica Nilda Rosales, en el Salón de Exposición del 2º piso del Ministerio de Economía.

Una muestra en donde el clima que invadía a la sala era de emotividad, talento, vivencias, y satisfacción. Ya que tanto la artista como sus allegados coronaban su presencia con el orgullo de tanto aporte al arte argentino y cómo su dilata trayectoria recorrían todo el espacio, transformando a las paredes del salón en mudo testigo de semejante manifestación de arte.

La Secretaría Legal y Administrativa, a través de la Coordinación de Recuperación y Conservación del Patrimonio Cultural, tuvo el honor de poder disfrutar y recorrer tan valiosa muestra, enmarcada en el mes Internacional de la Mujer, siendo Nilda Rosales una embajadora de tan valioso homenaje hacia el protagonismo y rol femenino que tuvieron en nuestro país; y en este caso en el arte argentino.

Por tal motivo, y sabiendo del calibre de sus obras, en sus mayorías óleos sobre lienzo, esbozando un lenguaje visual intimista y de una profundidad visual que trasciende lo subjetivo del inconsciente, transportando al observador a la conjunción de escenarios mentales en donde un recuerdo o alguna escena del impactante realismo que trabaja nos sitúa en ese momento.

Por ello, no es sorpresa que los empleados del Ministerio y el público en general tengan palabras de agradecimientos y felicitaciones por tanta satisfacción que nos genera cada obra suya emplazada en dicho lugar. ¡Una vez más el arte argentino hizo justicia con una discípula suya, y que mejor que sea en el mes de la mujer!

Pensaron que había sido arrasada por el volcán Vesubio y ahora la encontraron: el hallazgo de 2000 años de antigüedad

Fuente: La Nación – Un equipo de arqueólogos descubrió un fresco que quedó sepultado en el siglo 79 d.C y que aún mantiene el mismo esplendor que cuando se hizo; la leyenda detrás.

El Parque Arqueológico de Pompeya dio a conocer un nuevo hallazgo que dejó a todo el mundo atónito por el estado en que este se encuentra. Se trató de una pintura que sobrevivió a la erupción del volcán Vesubio en el 79 d.C. Gracias a las tareas de reconstrucción de la ciudad, se dio con esta obra que representa a un episodio de la mitología griega. Su valor es incalculable y los responsables del descubrimiento la restaurarán por completo.

El "fresco de Leda" o pintura de Leda es una de las maravillas que se encontró en perfecto estado bajo los escombros de Pompeya
El «fresco de Leda» o pintura de Leda es una de las maravillas que se encontró en perfecto estado bajo los escombros de Pompeya(Fuente: pompeii_parco_archeologico)

La erupción del volcán Monte Vesubio fue una de las catástrofes naturales más importantes y famosas de la antigüedad y sus resabios aún perduran hasta nuestra época. La ciudad quedó bajo cenizas, destrozada por completo y en la actualidad se convirtió en un punto histórico, en especial por las figuras humanas que representan el momento exacto en el que la lava las alcanzó y cubrió.

Este hecho provocó la pérdida de más de 1500 años de la memoria de ese lugar. Recién en el año 1748 retornaron las expediciones en la zona para recuperar algo del tesoro y el esplendor de la emblemática Pompeya.

Aún quedan escombros por desenterrar y maravillas por descubrir, como la reciente pintura de Frisso y Elle, donde se los ve que huyen sobre el carnero de Velo Dorado. Esta imagen apareció en medio de la reconstrucción de la Casa de Leda y fue hecha hace más de 2000 años. Su estado es lo que sorprendió a los arqueólogos, en especial por los colores tan vivos que todavía se mantienen y que vencieron el paso del tiempo.

Así es el mapa del sitio en cuestión y donde se hallan las pinturas
Así es el mapa del sitio en cuestión y donde se hallan las pinturas(Fuente: pompeii_parco_archeologico)

El trabajo sobre el domus (casa romana) comenzó en el siglo XVIII, pero en 2018 se retomó la actividad allí con el fin de abrirla en un futuro al público. Esta construcción cuenta con túneles a 80 centímetros desde el nivel del suelo con sectores a los que todavía no se accedió. Según explicó el Parque Arqueológico, al ingreso a la Casa de Leda existen dos cubículos en donde se encuentran estas pinturas. Por un lado, la que se denominó igual a como se menciona la residencia y la segunda como El Cisne, ya que representa la figura de una niña con esta ave entre sus brazos.

Pintura El Cisne, que también apareció junto a la de Leda
Pintura El Cisne, que también apareció junto a la de Leda(Fuente: pompeii_parco_archeologico)

Estas decoraciones pictóricas corresponden al Estilo IV y en especial, la de Leda, relata el mito griego de los hermanos Frisso y Elle, quienes huían de su madrastra malvada Ino en un carnero mágico con pelo de oro. Mientras que el joven está sobre el lomo del animal, su hermana cae al agua y lo observa desde allí en señal de necesitar ayuda. El director del sitio arqueológico, Gabriel Zuchtriegel, describió: “Son dos refugiados en el mar de la antigua Grecia”.

Según la leyenda, la persecución los obligó a abandonar su natal Beozia, ya que la madrastra que “corrompió a los mensajeros del Oráculo de Delfos los obligó decir que era necesario sacrificar a los hijos del marido de la primera esposa”. Lo cierto es que, según la mitología, “la diosa Hera los salva enviando el carnero del velo dorado, con el que escapan”. “Cruzando el estrecho entre Europa y Asia, Elle cae al agua y se ahoga; en el fresco de Pompeya su rostro ha desaparecido casi por completo entre las olas. Y el estrecho lleva su nombre: Ellesponto”, completó el relato Zuchtriegel.

Obras de los museos porteños, de gira por el mundo

Fuente: Foro de Baires – Los museos porteños albergan una cantidad muy importante de obras con relevancia internacional, destacada por curadores de instituciones del mundo entero. En ese sentido, en estos momentos hay una presencia inédita, en cuanto a cantidad, de obras del patrimonio local en préstamo para muestras en el exterior, en este caso de los museos de Esculturas Luis Perlotti y de Arte Español Enrique Larreta.

A través del trabajo de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del Ministerio de Cultura porteño, las obras están siendo exhibidas en distintos museos y fundaciones. El Museo Perlotti participa con piezas notables en la estética indigenista que lo caracteriza, obra en su mayoría de Luis Perlotti. En tanto el Larreta comparte en Europa el gran cuadro de Ignacio Zuloaga que retrata a Enrique Larreta en los tiempos de celebridad literaria por su novela La gloria de don Ramiro.

A continuación, las principales obras:

Museo Luis Perlotti en Fundación Juan March, Madrid (España)

El Museo de Esculturas ha enviado para la exposición Antes de América. Fuentes originarias en la cultura modernaque se lleva a cabo desde el 6 de octubre de 2023 hasta el 10 de marzo de 2024, cuatro obras de su patrimonio de arte americanista: Maqueta del proyecto de Monumento a la Independencia en la Quebrada de Humahuaca (2º premio), de Héctor Greslebin y Luis Perlotti, 1925, modelado en yeso con base de madera; dos obras tituladas Juego de café con motivos indígenas, de Luis Perlotti, cerámica policromada con las técnicas de torneado, bizcochado, decorado y vidriado; y  Máscara indígena, de Luis Perlotti, c.1930, cerámica policromada, decorada y vidriada. Estas piezas se conservan y difunden desde el único museo de esculturas porteño en Caballito.

“Antes de América. Fuentes originarias en la cultura moderna” es una exposición que propone reconstruir visualmente un proceso histórico que tiene lugar en los dos hemisferios del continente americano, desde Alaska hasta la Patagonia: el de recuperación y reinterpretación en las artes y la cultura de las formas y los significados de las antiguas civilizaciones americanas y culturas indígenas derivadas, desde el siglo XIX hasta nuestros días. La mayoría de las piezas seleccionadas no ha salido nunca de sus países de origen, y a veces ni siquiera de los depósitos de los museos y colecciones que las albergan, o no se exhiben de modo habitual.

Museo Enrique Larreta en Munich y Hamburgo (Alemania) y en Segovia (España)

En la exposición itinerante El mito de España. Zuloaga 1870 – 1945, que se lleva a cabo en el Kunsthalle der Hypo-kulturstiftung (Múnich) de septiembre de 2023 a febrero de 2024, en el Bucerius Kunst Forum (Hamburgo) de febrero a julio de 2024, y en el Museo Zuloaga (Segovia) de junio a octubre de 2024, el Museo de Arte Español presenta su célebre pintura Retrato de Enrique Larreta, de Ignacio Zuloaga (París, 1912), óleo sobre tela, que ocupa un lugar central de la casa y la colección en Belgrano.

La representación que Zuloaga hace de Enrique Larreta es uno de los retratos paisajísticos más famosos del artista, en el que concibe el paisaje como una extensión de la figura que expresa la esencia del retratado y, a menudo, sirve como una proyección de su alma. Pintado en París en 1912, donde Larreta se desempeñaba como ministro plenipotenciario de Argentina, el lienzo lo muestra con el telón de fondo de la ciudad de Ávila, escenario principal de su novela La gloria de don Ramiro de 1908”(Texto del catálogo de la muestra).

“El mito de España. Zuloaga 1870 – 1945”, reúne unas 100 pinturas de colecciones públicas y privadas de todo el mundo, muchas de las cuales no han sido presentadas al público desde la muerte de Zuloaga en 1945. Es la primera vez que el artista, cuyas obras fueron expuestas repetidamente y con éxito en Alemania a principios del siglo XX, pero que es hoy prácticamente desconocido en ese país, será homenajeado fuera de España en una muestra tan completa.

David Siqueiros: el mural de la discordia vuelve al primer plano

Fuente: Ámbito – «Ejercicio plástico», la obra del artista mexicano, fue expropiada por el Congreso en 2009 para evitar su deterioro total y hoy está en el Museo de la Casa Rosada. Sin embargo, habría acciones judiciales para volver todo atrás.

El mural “Ejercicio plástico” que en 1933 pintó el mexicano David Alfaro Siqueiros en la quinta bonaerense del dueño del diario “Crítica”, Natalio Botana, se encuentra en el museo construido sobre las ruinas de la Aduana Taylor. Ocupa un espacio digno, si se compara con los containers que durante 17 años albergaron la pintura del maestro latinoamericano a la intemperie. Se supone que esta obra cumbre del arte, ya restaurada y expropiada por el poder legislativo desde septiembre de 2009, ocupa su “emplazamiento definitivo”.

Durante las feroces luchas por la titularidad del mural que lo sentenciaron a una penosa reclusión, la obra padeció un descuido patrimonial alarmante. Hoy, “Ejercicio plástico” luce en todo su esplendor. No obstante, las cuestiones judiciales se complican, ya que nadie se resigna a perder este capital formidable. Los supuestos dueños del mural aseguran que la expropiación por la ley 26.537, es inconstitucional y que “está suspendida por un fallo de la Corte”. A través de sus letrados, anuncian que ya expiró el convenio de exhibición firmado con el gobierno.

“Voy a pedir la devolución de la obra”, sostenía la letrada de la firma Dencanor, pasados los festejos del 25 de mayo de 2010. El monto que pagaría entonces el Estado por la expropiación (12 millones de pesos), no fue aceptado. Dencanor compró el mural en 1994 por 820.000 dólares, el valor más alto hasta el momento pagado por una obra de arte en la Argentina. En el año 2009, la feroz batalla legal entre quienes invirtieron dinero en el costoso desmontaje para sacar la obra de la quinta y llevarla de gira por el mundo, no se sabía si había terminado.

“No hay nada terminado aún”, le aclara en estos días Luis Porcelli, abogado y apoderado de Dencanor, a un diario argentino. “Fue un comodato con promesa de devolución y, luego un permiso de exportación temporaria para que la obra viajara por el mundo. No pasó y se dictó la expropiación, algo que según la empresa es inconstitucional”, aclaró el letrado. Según agregó, quienes se consideran dueños de la obra la reclaman y amenazan con iniciar un juicio al Estado por 200 millones de dólares. Consultado un ex senador que impulsó la expropiación, respondió: “Sabemos de combates largos. Además, podemos pagar el mural con bonos a 30 años”.

¿Acaso se especula que en una Argentina como nunca empobrecida, nadie va a defender una obra de arte? Además, ¿cómo se puede llevar de gira por el mundo una pintura frágil y de dimensiones colosales? ¿Volverían a cortar el mural para ponerlo en containers?

“Ejercicio plástico” es una rareza del muralismo dada su impronta vanguardista. El sótano de la quinta donde Botana le dio asilo a Siqueiros, un comunista recalcitrante, cuando lo iban a llevar prisionero, no resultaba ideal para poner en práctica sus propios enunciados políticos. Pero, lejos de limitarse a decorar el sótano de un hombre rico, el mexicano se concentró en el análisis de los problemas visuales y estrechó la relación del arte con la tecnología; fabricó una auténtica máquina de la percepción, anticipatoria del cinetismo.

Siqueiros eludió el tema político y los fans de su ideología lo sustituyeron por un melodrama marquetinero: el triángulo amoroso conformado por el muralista, el poderoso Botana y Blanca Luz Brum. La escritora uruguaya, bellísima y aventurera, suplantó los análisis estéticos. La permanencia obligada de la obra con sus eróticos desnudos en la oscuridad del sótano del polémico magnate, los afanes revolucionarios de Siqueiros, configuraban una historia explosiva. Pero la obra, aunque pocos aprecian el valor artístico, es mucho más que un folletín: marca un hito en la vanguardia internacional y refunda el muralismo.

Siqueiros explica el sentido de su trabajo con elocuencia, dice que el mural es una máquina destinada a activar la percepción del espectador, quien deberá recorrerlo casi en soledad. Estudiar y atender estos reclamos es responsabilidad de quienes lo poseen. “Ejercicio plástico” es una obra frágil y, su conservación es un tópico delicado en extremo. La pieza es una rareza que demanda el cuidado de su especificidad, tiene un “aura” que es preciso proteger.

Al igual que las personas, las obras de arte tienen “derechos morales”: en efecto, el Convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, contempla el derecho del autor de oponerse a cualquier deformación u otra modificación o acción que las dañen. Con sus características tan especiales el mural pide atenciones particulares, como recrear la intimidad del lugar o realizar las filmaciones que de modo tan insistente reclamó su autor.

Antes de viajar a Buenos Aires, Siqueiros ya era amigo de Eisenstein y trabajó con los dibujantes de Disney. Así pintó una obra que aspiraba al movimiento, con el objetivo de hacerla filmar y conquistar el público del cine arte de masa por excelencia. Es decir, diseñó una matriz, encontró la manera para que la obra trascendiera, sin necesidad de traslado alguno y sin cortarla en pedazos. Él estaría escondido: la obra sería libre. Si se hubieran tenido en cuenta sus escritos, hoy la imagen de “Ejercicio plástico” estaría en todas las pantallas y otra sería la historia.

No obstante, ahora que el mural acaba de recobrar sus formidables atributos visuales cabe preguntarse: ¿cómo pudieron pasar inadvertidos los valores estéticos de esta imponente pintura, incluso, ante los ojos de los artistas que trabajaron con él? No se entienden las duras críticas de Berni, que lo trató de “oportunista” (al igual que el cineasta Héctor Olivera); tampoco se entiende el enigmático silencio de Spilimbergo o el uruguayo Lázaro, y el tardío reconocimiento de Castagnino. La ausencia de mensaje político resulta imperdonable a los ideólogos del comunismo. En México tampoco lo aceptan.

Entretanto, el Museo del Bicentenario acaba de recuperar su nombre original, Museo de la Casa Rosada, y de las 13.000 piezas que se exhiben (mayormente sin catalogar), pertenecientes a presidentes argentinos, decidieron excluir las más recientes. Un modo elegante de deshacerse de los mocasines de un ex presidente y otros objetos que nada tienen que ver con esta obra cumbre, ajena al arte político.

Falsos y recontra falsos: un manual de fraudes del arte

Fuente: Clarín – “Todas Ias falsificaciones son como vampiros; deberían clavárseles una estaca en el corazón”. Lo dijo Josep Noble, quien fuera uno de los directivos más importantes del Museo Metropolitano de Nueva York, un museo que en algún momento dio a conocer que más del 40% de sus fondos eran falsificaciones.

Menos dramáticos que Noble, la mayoría de los que están involucrados en el mundo del arte suelen hablar de copia, reproducción y falsificación. Todas mueven cifras abultadas. Se habla de falsificación cuando son copias sin autorización y además, tienen voluntad deliberada de engañar, de pasar por originales y únicas."Fake or fortune", la serie de la BBC sobre fraudes con el arte.«Fake or fortune», la serie de la BBC sobre fraudes con el arte.

Si bien las historias que hoy leemos o vemos en películas y series suceden casi siempre en Europa o los Estados Unidos, –entre ellas, Fake or Fortune?, de la BBC, con Philip Mould o Fraude de arte, producida por Alec Baldwin–, en Latinoamérica, territorio utópico de copias de Giocondas, paraíso de compradores, vendedores y falsificadores de arte precolombino, abundan las anécdotas, el grueso, improbables, la mayoría, peligrosas.

Las Mona Lisa falsas en América

Se sabe que la «Mona Lisa», de Leonardo Da Vinci, estrella del Museo Louvre, fue robada de allí por el italiano Vincenzo Peruggia en 1911 y recuperada en 1913.El regreso de la Gioconda al LouvreEl regreso de la Gioconda al Louvre

En junio de 1932, el periodista estadounidense Karl Decker publicó un artículo en el que reveló que un argentino había sido el cerebro de este robo y que en Estados Unidos había 6 copias falsificadas del cuadro de Da Vinci.

El marqués Eduardo de Valfierno se lo había confesado a Decker en 1914 en Marruecos. Este había conocido en Buenos Aires a Yves Chaudron, un pintor francés que realizaba falsificaciones de arte y que en Paris convencieron a Peruggia de robar la Gioconda del Louvre.

Mientras se buscaba la obra robada y el escándalo recorría el mundo, Chaudron hizo varias copias que luego fueron ofrecidas por Valfierno como si fuera la original a distintos coleccionistas. A medida que las falsificaciones fueron finalizadas, Valfierno viajó con ellas a Estados Unidos, una por vez, para no despertar sospechas. Vendidas todas, abandonaron a Peruggia a su suerte. Nunca quisieron la original.

Hay dos libros escritos por dos argentinos que ficcionan la supuesta vida de Valfierno. Uno, de Martin Caparrós quien obtuvo el Premio Planeta por ese libro, y otro, del ex embajador y columnista político Diego Guelar.

La historia es muy bonita, pero es mentira. Nunca existió el Marqués de Valfierno. Por tanto nunca existieron las Giocondas falsas importadas a América.

La mayor fábrica de artefactos prehispánicos

El interés por el arte precolombino, el más falsificado en Latinoamérica, continúa hasta hoy, entre el expolio y la recuperación de auténticas piezas y el falso maridaje o pastiche, la industria de la falsa procedencia y las copias burdas que se venden en todo el mundo, dando lugar a cientos de historias.

Una de las más interesantes es la del coleccionista mexicano Josué Sáenz, quien compró las 10 páginas sobrevivientes del «libro» que solía conocerse como el Códice Grólier y ahora es conocido como el Códice Maya de México.

Por mucho tiempo, fue considerado falso al afirmar distintos estudiosos que el estilo no era maya y que era “el más feo” en cuanto a trazos y color. Investigaciones posteriores destacaron que eran tiempos de carencias que también influyeron en los materiales y el arte. Hoy es el manuscrito legible más antiguo del continente americano. Los árboles de donde tomaron las cortezas para elaborar los soportes datan entre 1026 y 1157.

A este mismo coleccionista le fue ofrecida en 1966, y a través de una llamada anónima, una máscara antigua con incrustaciones de jade y hueso. Los ojos, la nariz y la boca de la cara estaban bordeados de un material resinoso rojo. Sin embargo, lo que más llamaba la atención eran los dientes, una hilera de dientes…. humanos. La máscara –le dijeron– podía representar al dios maya Itzamná, Señor de los Cielos. Página 7 del Códice Maya de México.Página 7 del Códice Maya de México.

Sáenz la compró durante un viaje de película que incluyó un vuelo aéreo, con una brújula tapada para que él no supiera hacia dónde iban. Ya en su poder la máscara, ante la sospecha de que era falsa, la puso en venta y ésta pasó de mano en mano. Luego se comprobó que era original. Hasta donde sé, forma parte de la Colección Bliss de arte precolombino, en Estados Unidos.

El primer taller de falsificadores latinoamericanos de cerámica prehispánica reconocido como tal fue el de la Familia Alzate, en Colombia. De impecable factura y gran imaginación, llegaron a falsificar objetos que no existían en la etapa prehispánica, por ejemplo: cafeteras.

Se dice que Julián Alzate vendió más de mil precolombinos falsos y engañó a la plana mayor de la arqueología mundial de ese tiempo. La colección Alzate cobró dimensiones míticas y actualmente es conservada por el Museo Universitario de la Universidad de Antioquia.

El Museo del Oro en Lima

En el 2001, un informe dictaminó que el 98% de las piezas expuestas en el Museo de Oro de Lima eran falsas, entre ellas joyas incaicas y tapices prehispánicos. En el 2018, en un trabajo conjunto expertos del Museo de América, en Madrid, y la Policía española y de Estados Unidos llegaron a la conclusión de que el 90% del arte precolombino vasijas policromas mayas, urnas amazónicas, vasijas moche, figuras Nayarit, máscaras teotihuacanas o figurillas olmecas que se vendía en el mercado nacional e internacional y por internet era falso.

Si antes las falsificaciones de obras contemporáneas latinoamericanas se producían la mayoría de las veces en el país de origen del artista, las cosas han cambiado rápidamente.

Los hijos del colombiano Fernando Botero dieron a conocer en 2023, pocos días después de la muerte del artista, un comunicado donde, entre otras cosas, señalaron: «Vamos en contra de los falsificadores asiáticos de la obra de mi padre”.

“Lamentablemente en China, Vietnam, Tailandia y otros países asiáticos, hay organizaciones criminales que falsifican la obra, y por razones geográficas, de idioma, y legales —que las leyes de protección de la propiedad intelectual no son tan estrictas o efectivas allí como en Occidente–, la lucha contra ese flagelo se ha dificultado más en el Oriente”, significó Fernando Botero Zea, quien también dijo que son las esculturas, y no las pinturas, las más falsificadas.Museo Oro de PerúMuseo Oro de Perú

Las obras de Botero, nacido en Colombia en 1932, han alcanzado récords de venta. Auténtico es el torso en el porteño Parque Thays de Retiro. Su pintura «Los músicos» se subastó en más de 5 millones de dólares en Christie’s, en noviembre del 2023 y su escultura «Hombre a caballo» fue vendida en 2022 por 4.3 millones de dólares también en Christie’s. La misma casa de subasta que retiró de la venta en 1993, un cuadro falso, «Los bailadores».

Hace unos años me encontré con el hijo de Botero en Pietrasanta. Le pregunté si era cierta la historia de que había encontrado en una galería argentina una falsificación de su obra. Le pregunté también sobre los Boteros, falsos y originales, que habían sido incautados en casas de mafiosos y, en general, el gusto de los narcos por su obra. Se rió como quien no puede hacer nada.

Con nombre y sin él

En Falsificadores Ilustres, uno de los pocos libros traducidos al español sobre este tema, el escritor y periodista francés Harry Bellet, licenciado en historia del arte, asevera que la falsificación es “el oficio más antiguo del mundo”. Bellet, además de mostrar casos conocidos, ofrece lo que podría ser un pequeño manual del falsificador.

En el mundo del mercado del arte se repite que para que una falsificación tenga éxito se necesita un artista de renombre, un falsificador sin escrúpulos, un intermediario mentiroso, un galerista con contactos, un crítico o especialista con prestigio y un incauto con dinero, algo que ya tenía claro Dante Alighieri, cuando en su célebre Divina Comedia, considera a los falsificadores como grandes pecadores y los sitúa a las puertas del infierno, en la décima fosa del octavo círculo, Canto trigésimo.

Son pocos los grandes falsificadores de arte cuyos nombres se conocen, aunque cada país tiene los suyos. Sus identidades se manejan, la mayoría de las veces, entre el chisme y el misterio, de donde nacen las historias, algunas desopilantes.

Elmyr de Hory, el más famoso falsificador, tuvo su historia latinoamericana. El pintor y falsificador húngaro se suicidó en Ibiza en 1976, cuando iba a ser extraditado. Antes vivió en México y, según algunas crónicas, visitaba Buenos Aires, buscando inspiración. Falsificó a Picasso, Modigliani, Matisse, Cézanne y Chagall, entre otros, fue protagonista de un libro que escribió Clifford Irving y de un film sobre su vida que hizo el mítico Orson Welles, F de falso.Elmyr de Hory, el falsificador de maestros europeos celebrado por el jet set. Se suicidió en Ibiza en 1976.Elmyr de Hory, el falsificador de maestros europeos celebrado por el jet set. Se suicidió en Ibiza en 1976.

De Hory tiene un museo donde se exhiben algunas de sus obras falsificadas. El escritor español Diego Feliu publicó una rigurosa investigación periodística en la que desmiente que este haya sido el genio que se cree que fue. La vida del mayor falsificador de obras arte de la historia puede ser una estafa.El genial cineasta estadounidense Orson Welles quedó fascinado por la personalidad de De Hory; contó su historia en el brillante documental "F de Falso".El genial cineasta estadounidense Orson Welles quedó fascinado por la personalidad de De Hory; contó su historia en el brillante documental «F de Falso».

El mexicano Brígido Lara, quien se supone falsificó más 40.000 piezas de cerámica precolombina hoy repartida por colecciones y museos del mundo, es uno de los pocos nombres que suelen mencionar los investigadores especializados en arte precolombino.

Falsificadores consabidos e ignotos

La primera esposa de Diego Rivera, la rusa Angelina Beloff, conocida como Quiela, falsificaba a primitivos italianos y flamencos, así como a antiguos pintores catalanes. Lo hacía mientras estaba casada con Diego, según contó otro gran artista, David Alfaro Siqueiros.

Diego Rivera junto a Frida Kalho están entre los más falsificados. La amiga de ambos, la pintora surrealista Remedios Varo, falsificaba a Giorgio de Chirico, quien lo sabía y la avalaba.Frida Khalo, una de las artistas más falsificadas de México.Frida Khalo, una de las artistas más falsificadas de México.

Más reciente en el tiempo, en México, el artista Gabriel de la Mora hizo en 2011 una exposición titulada “Originalmente falso”. Rescató y compró obras en el mercado negro del arte, según él “con pedrigrí”, atribuidas a Frida Kalho, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Leonora Carrington, entre otros, y las sometió a diversas intervenciones hasta convertirlas en una obra original. Buena parte de éstas fueron vendidas.

Silvina Benguria: el inquietante tema del «doble» en la pintura

Fuente: Ámbito – La prestigiosa artista argentina internacional inauguró en La Compañía una muestra de obras hechas entre 1984 y el año pasado, que explorar, con un eco pop, un tema central para la literatura fantástica.

Silvina Benguria exhibe en la sede de la calle Arenales de La Compañía una serie de pinturas realizadas entre los años 1984 y 2023. El conjunto de 15 obras llega casi hasta el presente y puede considerarse una breve muestra antológica: le permite al espectador conocer la identidad de la artista. Para comenzar, la exposición mantiene desde el principio al fin del recorrido los colores glamorosos que caracterizan a la artista. Lo primero que se advierte es el predominio de los rojos y azules que se funden en tonalidades violáceas, además de los muy marcados rasgos de humor y las reminiscencias del Pop art. A las escenas altamente sofisticadas y a sus personajes juguetones que configuran su estilo alegre e inconfundible, Benguria le agrega esta vez, un inmenso dinosaurio y un paisaje extraño del Tupungato, con la cumbre pintada en intenso color rojo.

La muestra, curada por Fernando Schapire, se abre con la obra “Guantes celestes”. Sobre unos sillones negros descansa una de las típicas mujeres con su silueta regordeta, el pelo rojo y un vestido celeste como los guantes. Este personaje ha formado dos círculos con los dedos índices y los pulgares y los colocó rodeando sus ojos. De este modo, la mujer simula mirar a través de unos prismáticos. La imagen posee su gracia, al igual que la mayor parte de las pinturas, como “Dock Sud” y “Turbantes”, una serie de cuatro mujeres pelirrojas con vestidos a rayas color rojo.

De un modo no del todo explícito, Benguria acentúa la expresividad gracias al fenómeno del “doble”, es decir, de la perfecta igualdad de dos personajes. El “Doppelgänger», según la expresión en alemán, se encuentra con frecuencia en la literatura. Cortázar utiliza la dualidad en el protagonista de “Rayuela” y es a la vez deudor de autores como E.T.A. Hoffman, Dostoievski, Stevenson o Edgar Alan Poe.

Aunque no son tan frecuentes en las artes visuales, los usos de la construcción del doble se extienden en la literatura hasta la actualidad. No obstante, “Turbante II”, una pintura de gran formato de 2019, es el mejor ejemplo. Los dos personajes femeninos conversan amigablemente sobre la cubierta de un barco acodadas sobre la barandilla. Ellas son idénticas y ostentan vestidos y turbantes también idénticos, hasta sus perfiles con narices prominentes y el gesto, el interés de una por la otra, se ha duplicado. Detrás, sobre el fondo negro del barco, dos círculos amarillos representan los ojos de buey del barco y reiteran la igualdad.

En la exhibición hay otro dúo exacto de mujeres con pelos rojos y trajes de baño también rojos que, esta vez, enfrenta durante su baño en el mar y entre las olas, la aparición tan curiosa como inesperada de un gran langostino. Los dobles de Benguria replican la absoluta igualdad de los rasgos físicos, el humor y los atuendos. Así se vuelve mucho más intenso el carácter por momentos gracioso y a veces ridículo de esas mujeres que, más allá de las sonrisas que despiertan, son ante todo femeninas. Tan femeninas como su autora.

Los barcos, tema que se destaca en la exposición, llaman la atención por la elaborada belleza de las chimeneas y por la desmesura de sus gloriosas nubes de humo, blanquecino y algodonoso. Si bien la obra de Benguria es decididamente figurativa, las imágenes de los barcos se reducen en varias ocasiones a un planteo casi abstracto: una línea recta y otra oblicua que se hunde en las aguas. No obstante, el tema que en realidad ronda en toda la muestra es la pintura, el lenguaje y los recursos que la artista pone al servicio de su frondosa imaginación.

Silvina Benguria comenzó su carrera en la década del 60. En 1978, cuando ganó la beca Francesco Romero otorgada por el gobierno de Italia, se radicó en Roma hasta 1994. Cuando menciona esos años recuerda que trabajó muchísimo, aunque no le resultó fácil. “Roma es una ciudad tan bonita y tan interesante que es muy difícil trabajar. Salís a comprar algo y te quedas mirando las iglesias, los monumentos, las fuentes… Expuse allá en la Banca di Roma y en el Instituto Latinoamericano, volví porque había muerto mi padre”. En 1997 obtuvo la beca Pollock y su carrera, si bien se afianzó en la Argentina, profundiza desde entonces su perfil internacional.