“Malvinas es porque está”, un recorrido geocultural a través de las artes plásticas

Fuente: RadioGráfica – Una muestra sobre la Causa Malvinas, realizada por Analía Romero y Nicolás Ramón Boschi. Se puede visitar en el Auditorio Soberanía de Radio Gráfica.

El grupo muralista América en Colores presentó “Malvinas es porque está”, una obra en la que se pueden apreciar distintos pinturas que abonan un recorrido sobre la Causa Malvinas. Lo hicieron en el Auditorio Soberanía, Avenida Regimiento de Patricios 1941, de Radio Gráfica, donde se puede ver la muestra desde el 13 de abril.

Cuadro "El día que Madryn se quedó sin pan"
Cuadro “El día que Madryn se quedó sin pan”

Analía Romero, una de las autoras junto a Nicolás Ramón Boschi, expresó que “la muestra surge como una necesidad de pensar Malvinas pensándonos desde nuestra identidad lationamericana”. ”

La pintura entonces nos permite narrar poéticamente una historia que nos sigue interpelando día a día”, por eso, “los invitamos a través de estas pinturas a la reflexión de nuestra identidad, nuestra historia y nuestra soberanía”, agregó.

Durante la presentación, también participaron Ernesto Doufour por el Observatorio Malvinas de la Universidad Nacional de Lanús y César Trejo del Observatorio y veterano de guerra.

Recorrido por las obras de "Malvinas es porque está", Radio Gráfica 13 de abril 2024
Recorrido por las obras de “Malvinas es porque está”, Radio Gráfica 13 de abril 2024

En diálogo con Radio Gráfica, Trejo se refirió a la muestra plástica al expresar que “hay dos formas de concebir el arte. Una, como mera expresión individualista. Otra forma es la que abreva profundamente en el nosotros” .

“No hay un pensamiento, como pretendió el Positivismo y otras escuelas europeas, desgajado de su cultura, es un saber situado, que pone sus oídos y sus ojos atentos al saber popular”, reflexionó. “Y la Causa Malvinas está profundamente arraigada e incrustada en el corazón del pueblo argentino”.

Recorrido por las obras de "Malvinas es porque está", Radio Gráfica 13 de abril 2024
Recorrido por las obras de “Malvinas es porque está”, Radio Gráfica 13 de abril 2024

El geógrafo Ernesto Dufour, describe el trabajo presentado como “un recorrido geocultural” y formula que “desde un registro ensayístico, el trabajo recorre el conjunto de obras pictóricas que la componen a través de las categorías propuestas por Rodolfo Kusch en su Geocultura del hombre americano. Un horizonte reflexivo guiado por una razón geopoética o geopolítica existencial que es indisociable del suelo, la comunidad y el paisaje del que venimos y somos parte”.

“En la muestra el paisaje malvinero aparece no como un mero ambiente o marco escenográfico sino como una fenomenal cosmogonía cultural a partir de la cual se despliega el estar y el ser en la parte más austral del continente americano. Legado, lucha, autoafirmación y redención como un todo sedimentado en ese “lejano sur adonde vamos” en pleno movimiento”.

Al respecto, elabora que “Malvinas, en tanto símbolo, desborda todo territorio que -sin embargo- sólo es inteligible a través de él. Malvinas es porque está nos permite explorar la geografía profunda que “no se ve ni se toca…pero pesa” y constituye uno de los núcleos más potentes de cultura popular argentina. Muros, plazas, grafitis, calles, tatuajes, adoratorios populares dan cuenta de una verdadera constelación de topología Malvinera. La Colección se erige como una ofrenda más que la comunidad argentina vívidamente inscribe a lo largo y ancho del paisaje nacional como una manera de “domiciliarse en el mundo” o punto de apoyo espiritual. Malvinas es la esquina de mi casa”.

Muestra de arte contemporáneo recorre la historia nacional

Fuente: Ámbito – La muestra de Franco Fasoli, con curaduría de Joaquín Barrera, incluye obras de reconocidos artistas invitados: Adriana Bustos, Alberto Passolini, Ariel Cusnir, Constanza Chiappini, Diego Figueroa, Damián Santa Cruz, Daniel Santoro, entre otros.

El 12 de abril inauguró El canon Billiken, una importante exhibición cuyo recurso expositivo radica en convertir en un pequeño museo histórico la galería Quimera. La muestra de Franco Fasoli, con curaduría de Joaquín Barrera, incluye obras de reconocidos artistas invitados: Adriana Bustos, Alberto Passolini, Ariel Cusnir, Constanza Chiappini, Diego Figueroa, Damián Santa Cruz, Daniel Santoro, Fátima Pecci Carou, Jesu Antuña, Luis Pazos, Martín Kazanietz, Laura Códega, Laura Ojeda Bar, Ricardo Carpani y Tobías Dirty. Las piezas iluminan los últimos 200 años de historia argentina.

La muestra incluye pinturas nunca antes exhibidas de Fasoli y Trampa, una escultura efímera hecha con maderas y poliestireno expandido, que ponen el foco en las guerras civiles y en los caudillos. Los artistas invitados presentan, en algunos casos, piezas ya exhibidas en museos o galerías, y, además, obras nunca antes vistas, producidas especialmente para esta muestra.

“El Canon Billiken revisita acontecimientos de suma envergadura de los últimos 200 años de historia. En un contexto político como el actual, esta exposición se propone abrir discusiones sobre cómo se construyó nuestro estado-nación y sobre cuál es el rol del Estado, visión que hoy se ve fuertemente atacada por quienes quieren reducir las políticas públicas colectivas a su mínima expresión”, señala el curador de la exhibición.

El canon Billiken, que pertenece al proyecto Obras Amigas, integra piezas que iluminan los últimos 200 años de historia argentina. Obras Amigas es un proyecto de Quimera donde un artista de la galería pone en diálogo su obra con trabajos de otros artistas de distintas generaciones y poéticas. Buscando vínculos inexplorados y construyendo nuevos relatos y significados, este ciclo se propone salir del formato tradicional de exposición individual, pero conservando el protagonismo de un artista. Prima el espíritu colaborativo y se abre el juego al diálogo con otros artistas, construyendo nuevas conexiones estéticas y conceptuales. La galería se convierte así en un escenario en donde estos encuentros generan nuevas amistades entre obras.

“En esta exposición decidimos poner en diálogo representaciones de artistas que produjeron y producen en el país durante los últimos 50 años y que dan cuenta de más de doscientos años de historia, fusionadas alrededor de núcleos porosos y abiertos que definen algunos procesos socio-políticos sobre la construcción de nuestra identidad soberana. Conviven en la sala obras que abordan temas constitutivos y vertebrales en torno a lo político. El arco narrativo va desde poéticas que revisitan los albores de las luchas patrias, pasando por el peronismo, por la capitalización de Buenos Aires, o la narrativa gauchesca, que se entremezclan también otras que investigan las relaciones de la lucha de clase, los feminismos, la recuperación democrática, los usos y costumbres de las ciudades y el sentimiento de lo nacional. Diseminadas alrededor de lo que podría asemejarse a un museo de historia de cualquier ciudad de nuestro país, pero también a un aula de escuela, estas obras reunidas nos permiten trazar un mapa de intereses que desde las artes visuales se despliegan hacia lo político.”, escribe Joaquín Barrera, curador de la exhibición.

Franco Fasoli (Buenos Aires en 1981) vive entre Barcelona y Buenos Aires. Egresó de la Escuela Nacional de Cerámica y del Instituto Superior de Arte del Teatro Colón. Realizó clínicas con José Marchi y Diana Aisemberg. Con sus grafitis, comenzó a trabajar en el espacio público a fines de los años noventa. Con un fuerte interés por las materialidades y los mecanismos de trabajo, se focaliza en las subculturas alternativas y en la historia argentina. Realizó murales en Francia, España, Alemania, Canadá, Perú, Australia, Marruecos, Sudáfrica y Brasil. Expuso en Icones Urbaines (Museo de Arte Contemporáneo de Lyon), Historia de la imaginación en la Argentina (MAMBA), Pioneros de un viaje a ningún lado (Museo Caraffa), Anfibios (Fundación Santander) y en el Museo de Arte Contemporáneo de San Juan Puerto Rico. Obtuvo el 2° Premio Itaú, la Mención del Jurado en el Salón Nacional y el Premio Fortabat.

Dice el artista: “A través de mis retratos expandidos, busco enriquecer la comprensión de las complejidades sociales de Latinoamérica, invitando a la audiencia a reflexionar sobre las interconexiones entre tradición, identidad y el entorno contemporáneo. Mi obra es un llamado a la contemplación, al cuestionamiento y al diálogo, invitando a una mirada profunda y comprometida con nuestro tiempo y lugar”.

INFO

Güemes 4474

Martes a Viernes de 15 a 20 h.

Sábados con cita previa

La muestra se puede visitar hasta fin de junio

Pintores tucumanos rinden tributo a un maestro, con cariño

Fuente: La Nación – En la tradición de Carlos Alonso y Lino Spilimbergo, la muestra “La función de la utopía” pone en diálogo la obra de una generación de jóvenes artistas con Carlos Alcalde, el hombre que les enseñó a pintar.

En el Museo de Arte Contemporáneo de La Boca (MARCO) hay un encuentro de artistas jóvenes de Tucumán con obras de grandes nombres de la colección de la Fundación Tres Pinos, como Antonio Berni, Lino E. Spilimbergo, Carlos Alonso, Eduardo Audivert, Marcia Schvartz, Luis Felipe Noé y Josefina Robirosa. Pero para esta nueva generación de pintores es quizá tanto o más importante la presencia de un maestro en todo sentido de la palabra: Carlos Alcalde les enseñó a pintar.

Al frente del Taller Rotativo de segundo año de la Licenciatura en Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) durante décadas, hoy, a los 75 años, vive recluido en su casa, que es como un museo a puertas cerradas que guarda un tesoro, su obra: poderosa, perfecta, impactante. Sus collages y cuadros se convierten en materia viva y suman palabras, gestos, se vuelven esculturas y regresan al cuadro. Intimista y desbordante a la vez. No se puede explicar: hay que ver la obra de Alcalde, y ya se la distingue para siempre. “Es considerado el último maestro tucumano. Es un adicto a la utopía, sueña mundos”, dice la curadora, Cecilia Quinteros Macció. No viaja, no le gusta exponer y tampoco vender, pero aceptó participar en esta exposición por la compañía de sus alumnos más brillantes.

"Mamá gansa y el niño malcriado", de Carlos Alcalde, 2005, se expone en "La función de la Utopía"
«Mamá gansa y el niño malcriado», de Carlos Alcalde, 2005, se expone en «La función de la Utopía»Gentileza Marco/Tres Pinos

Hay escuela. Y un semillero que se nutre de una tradición que continúa siendo provechosa. Basta recordar que en 1950 el mismo Alonso, mendocino, se radicó en Tucumán para formarse con Spilimbergo en la UNT: la muestra comienza por un retrato hecho por el ilustre alumno a su maestro. En la exposición hay artistas con un gran recorrido hecho, como Sandro Pereira (con una pintura de su hijo en un paisaje provincial) o Valeria Maggi, más abstracta. Gabriel Chaile, hoy convertido en una estrella global, aparece con pequeñas pinturas azules, también de su paisaje, y es sujeto de retrato facetado de la pintora Sonia Ruiz, virtuosa, profunda, varias veces vista en arteba.

Eugenia Correas, Emiliano D'Amato Mateo, Alfredo Frías, Cecilia Quinteros Macció,  Nelson Velardez Lai y Gabriel Toscano, algunos de los artistas participantes en la muestra del MARCO
Eugenia Correas, Emiliano D’Amato Mateo, Alfredo Frías, Cecilia Quinteros Macció, Nelson Velardez Lai y Gabriel Toscano, algunos de los artistas participantes en la muestra del MARCOGentileza Marco/Tres Pinos

La función de la utopía –así se llama la muestra– es una excusa para pensar los procesos que atraviesan a las personas cuando desean mejorar el mundo. La conexión con el pasado te ayuda a mirar el hoy, y eso se ve en Alfredo Frías, que retrata la habitación de San Martín o en el retrato de Gumier Maier por Sandro Pereira”, explica Quinteros Macció.

La obra de Alfredo Frías retrata la habitación donde San Martín pasó sus últimos años, de la serie "La Cueva del sueño"; dice el artista: "La hice en pandemia, cuando todos estábamos recluidos"
La obra de Alfredo Frías retrata la habitación donde San Martín pasó sus últimos años, de la serie «La Cueva del sueño»; dice el artista: «La hice en pandemia, cuando todos estábamos recluidos»Gentileza Marco/Tres Pinos

Frías es artista de la galería Gachi Prieto, y en su recorrido describe una historia de la educación en el arte: “Estoy particularmente contento por exponer con Alcalde. Hay algo de la figura del maestro que persiste en Carlos que me parece encantador. Yo me crie en un momento en que se estaba construyendo la escena contemporánea en Tucumán y la figura del maestro no estaba tan valorada porque se vinculaba a un tiempo anterior, en el llegaban a Tucumán estudiantes de todo el país para aprender de grandes figuras. Yo soy clásico, de la pintura de caballete, bien hecha… Carlos tiene que ver con eso. Es insistente en el hecho pictórico, en el oficio. Hice el Taller C, luego, con Carlota Beltrame, Marcos Figueroa y Geli González, fabulosos también, más conceptuales, y con ellos terminé de hacer mi propio mix”.

Otro núcleo es el análisis del territorio, donde brillan como frutos de otras tierras el bosque de Robirosa, el árbol de García Uriburu o las témperas de paisajes santiagueños de Berni. Ya de vuelta en el Jardín de la República, Demetrio Iramain pinta a los habitantes del cerro (es descendiente del escultor del Cristo Bendicente del Cerro San Javier, de Juan Carlos Iramain). Emiliano D ́Amato Mateo, las yungas. La línea de horizonte, de María Rosa Mamana, remite a esa idea de Eduardo Galeano, que dice que la utopía está en el horizonte, más camina, más se aleja. “Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.

"Con pan y sin trabajo", obra de Sonia Ruiz en la muestra La Función de la Utopía del MARCO, es colección de la Fundación Tres Pinos.
«Con pan y sin trabajo», obra de Sonia Ruiz en la muestra La Función de la Utopía del MARCO, es colección de la Fundación Tres Pinos.Gentileza Marco/Tres Pinos

En ese andar, hay artistas muy conocidos en el NOA, como Nelson Velardez Lai, joven y premiado pintor del pueblo de Trancas. Los muralistas Ruido, Verónica Corrales y Fernando Gallucci, tienen más de cien obras en el espacio público. “Intervenimos espacios en situación de abandono y embellecemos la provincia. Hemos querido traer ese paisaje a los bastidores, la esencia de la calle en pequeño formato”, cuentan. Son pinturas de escenas de barrios y de ellos mismos pintando paredes. “Alcalde ha sido un gran profesor. No puedo creer estar exponiendo con él. Soy santiagueña, y amo Tucumán, donde hay un semillero de artistas. Orgullosa de estar en esa provincia”, cuenta Corrales.

Paisaje tucumano, una obra intimista de Gabriel Chaile, perteneciente a la colección de la Fundación Tres Pinos
Paisaje tucumano, una obra intimista de Gabriel Chaile, perteneciente a la colección de la Fundación Tres PinosGentileza Marco/Tres Pinos

Lautaro Sotelo hace una poética del puchero, entre otros artistas que en la planta alta del MARCO bucean en el campo interior o el autoconocimiento, y en la mirada crítica a lo social. Eugenia Correa problematiza la figura de la mujer en la pintura y, también, hace reconocimientos. “Tucumán tiene muchas horas de taller –explica–. En esos intercambios uno tiene estos préstamos, citas y afectos que nos arraigan al Norte. Yo dialogo mucho con la obra de Alcalde, maestro mío, y pienso que los tributos es bueno hacerlos en vida. Nosotros tenemos que continuar con las postas y tenemos que tener en claro cuáles son nuestras influencias para poder seguirlas. Los libros de historia no se escriben solos. Si no recordamos, todo se borra. Honrar los vínculos. Entiendo el arte como una suspensión del paso del tiempo”.

Para agendar

La función de la utopía, MARCO, Museo de Arte Contemporáneo de La Boca, Avenida Almirante Brown 1031. De miércoles a domingos, de 11 a 19. Entrada: $400, estudiantes; $600, residentes; $1000, Mercosur, y $2000, resto del Mundo.

«Desocupados»: la potente obra de Antonio Berni fue creada hace 90 años

Fuente: La Gaceta – Con una serie de imponentes pinturas, el artista argentino crea el nuevo realismo en el país, que retratará la década infame. Años después aparecerán Juanito Laguna y Ramona Montiel.

Pocas son las pinturas que han retratado de un modo tan profundo como simple la llamada “década infame” de los años 30, como lo fue “Desocupados” de Antonio Berni.

Cuando Karl Marx contaba que había aprendido más de historia en el arte que en los textos específicos, podría estar refiriéndose a estas pinturas y a las esculturas de los griegos del siglo V A.C.

El golpe de Estado que desplazó a Hipólito Yrigoyen en 1930 coincidió, además, con la gran depresión de 1929 en Estados Unidos.

Hace 90 años por este mes, precisamente, el artista rosarino terminaba de pintar ese trabajo y luego lo presentó al Salón Nacional XXV, que lo rechazó; en el mismo año fechó “Manifestación” aunque no la exhibió en ese período.

El creador había regresado de Europa en 1930 influenciado por el surrealismo, y en 1933 se conectó con el mexicano David Siqueiros con quien colaboró para “Ejercicio Plástico”, un enorme mural que fue realizado en 1933 en el sótano de una quinta del empresario Natalio Botana (también participaron Lino Enea Spilimbergo y Juan Carlos Castagnino, junto al escenógrafo uruguayo Enrique Lázaro).

La mayoría de los historiadores coincide que esas obras marcan su pase al realismo social, en un momento en que en Rosario el artista fundó la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos y adhirió al Partido Comunista.

“Desocupados” (un temple sobre arpillera de 218 x 300 cm) se sitúa en las barrancas del río Paraná, en la zona norte de la ciudad. “Es una obra sumamente sofisticada porque en la misma entran en diálogo diferentes espacios, formas de iluminación y tipos de pavimento sobre los que Berni sitúa grupos de personajes en su mayoría dormidos, a excepción de la madre con la niña del primer plano y alguno de los hombres; un recurso capaz de generar una inevitable situación de extrañamiento y suscitar la duda sobre si el escenario es real o soñado por los protagonistas; figuras melancólicas que alcanzan su expresión más consumada en la pensativa madre que parece pergeñar una situación superadora de las calamidades del presente”, describe el historiador Guillermo Fantoni.

Esa situación de ensoñación puede relacionarse igualmente con lo onírico del surrealismo, con esas figuras que hasta parecen fantasmagóricas.

Para el lector, hay que aclarar: la pintura al temple es la técnica pictórica más antigua que se conoce que el Renacimiento del Trecento con Giotto, revitalizó. Si se observa la obra de Giorgio De Chirico, creador según otros tantos historiadores de la pintura metafísica a principios del siglo XX; uno y otro dato están presentes en los planteos de Berni de los 30.

Fantoni puntualiza que en cuanto a las fuentes iconográficas, resulta interesante señalar la versión de los discípulos dormidos mientras “Jesús ora en el Huerto de los Olivos “realizadas por Duccio y Mantegna, donde los personajes se encuentran en un momento tan decisivo como el que experimentan los desocupados.

En la obra “Desocupados”, los cuerpos están aplastados, cansados, resignados, además de ser figuras melancólicas. Y sí, también derrotados.

Hay un contexto tratado a modo de lo que Berni había aprendido en Europa, de autores parisinos, pero también italianos, en lo que tiene que ver con la composición artísticas (la relación de las figuras entre ellas y el paisaje).

“Corría el año 31. Estaba haciendo estragos la crisis económica. La fila de desocupados estaba frente a la olla popular. El medio ofrecía un ambiente distinto del que yo terminaba de dejar en París. […] Entonces empecé a hacer las composiciones de contenido social: ‘Manifestación’ y ‘Desocupados’. Yo mismo era un desocupado”, cuenta el artista en una cita que da menciona el diario Ámbito Financiero.

Rebelión

Pero en “Manifestación”, por el contrario, hay una rebelión de obreros que porta el cartel “Paz y trabajo”, que puede aludir a obras como “La sopa de los pobres” de Reinaldo Giudici, “Sin pan y sin trabajo”, de Ernesto de la Cárcova o “La hora del almuerzo” de Pio Collivadino, otros tantos artistas que fueron protagonistas de la escena porteña en las primeras décadas del siglo XX (“Manifestación” fue objeto desde 2021 de una investigación en el Malba, en el que se advirtieron, tecnología mediante, nuevas imágenes y a través del análisis de radiografías y fotografías ultravioleta retoques, repintes, pentimentos y otras alteraciones sufridas por la pintura a lo largo de su historia material. La investigación permitió confirmar que la técnica al temple fue ejecutada con cola animal, y no con la tradicional emulsión al huevo. La pesquisa también habilitó sugerentes hipótesis sobre la existencia oculta, entre las capas pictóricas del lienzo-mural, de otra pancarta además de la que enuncia explícitamente las necesidades vitales de los trabajadores”, se indica en un texto del Malba).

Berni no quedó conforme con el rechazo de “Desocupados” y luego participó con “Figura o “Mujer del sweater rojo” (hoy en la colección Malba); la obra ganadora de ese certamen fue “La Venus criolla”, de Emilio Centurión, que estuvo ajena a las críticas en el marco del retorno al orden después de la ruptura de las vanguardias, cuenta María Florencia Galesio, jefa del área de Investigación y Curaduría del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).

Estaba claro que el salón no permitiría expresiones que de uno u otro modo cuestionasen al régimen de la década infame.

“Chacareros” y “Medianoche en el mundo” forman parte de este período. La primera también fue pintada en arpillera y estuvo colgada en el Salón de Lectura de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires hasta 2005, año en que un análisis minucioso reveló que la tela estaba en peligro.

“‘Chacareros’ corresponde al momento en que Berni se convierte en un artista comprometido con su tiempo, en un estilo que da testimonio de una época cargada de tensiones políticas y sociales”, explicó Néstor Barrio, quien detalla: “Del mismo período son ‘Desocupación’ y ‘Manifestación’, ‘Medianoche en el mundo’, trabajos en las que impera el carácter de la pintura mural, donde cada uno de los tipos humanos adquieren la categoría de retratos, como una suma de individuos concretos”.

Cuando se leen las fichas históricas del período se establece que la arpillera provenía de telas que se utilizan en la industria azucarera. Y la investigación de la pintura “Chacareros” da cuenta que se utilizaron seis bolsas de azúcar de 70 kg, que fueron cosidas entre sí y preparadas para su nueva faena. Cinco de ellas fueron de ingenios de Tucumán y la restante de Jujuy, como puede leerse en los sellos impresos de 1934. “Queda claro, entonces, que la elección de la arpillera no fue una anécdota o un capricho, sino la búsqueda consciente de un recurso expresivo. Este espíritu de experimentación con técnicas y materiales no tradicionales se verifica a lo largo de toda la carrera artística de Berni, baste recordar el extraordinario aporte a las técnicas del grabado en las series de los gofrados, como así también sus collages de la serie de Juanito Laguna en la década del 60, donde combinó materiales del más diverso origen”, describe Barrio.

Mutando

Autores como Marcelo Pacheco dan cuenta que Berni era un intelectual que participaba en tertulias artísticas y políticas, donde se definían los temas de cada época. “Se sumó a exposiciones contra la guerra de Vietnam o ponía en sus obras elementos antieclesiásticos. Era un artista jugado hasta en lo estilístico: durante 60 años fue mutando su lenguaje, manteniéndolo personal pero al mismo tiempo mirando con mucha atención y tomando lo que quería de cualquier lado. Hay que tener muy buena cintura para poder mantener esa multiplicidad de voces reconocibles como una, pero que varía constantemente en su presentación”, indica el curador y teórico argentino.

A fines de los 50 aparecieron sus personajes Juanito Laguna y Ramona Montiel. Y casi simultáneamente, series emblemáticas como “Jujuy” y “Santiago del Estero”, donde retrata la vida campesina y la migración a las grandes urbes. Allí surgen arquetipos como el propio Juanito, un niño que son todos los niños pobres de mundo, y Ramona, la prostituta.

Cuando comenzó la etapa de Juanito Laguna y la utilización de chatarra en sus obras, ¿se considera que Berni mantuvo su calidad artística? “En 1961 presentó la serie del personaje Juanito Laguna en la Galería Witcomb. La calidad siempre la mantuvo: fue un gran investigador y experimentador de las posibilidades expresivas de la materia, que utilizaba los materiales para acentuar el contenido de las obras”, cuenta la especialista del Museo de Bellas Artes.

Actualidad

La casualidad histórica -o no- hizo que los 90 años de estas obras tan significativas social y políticamente en relación a la década infame, se presenten en una situación similar, casi, en este país.

Javier Milei asumió elegido por la mayoría de los argentinos (no es una dictadura) pero sus decisiones profundizaron esa desocupación y estado de pobreza que ya el kirchnerismo había establecido; así como la vigencia de las libertades democráticas.

Los números de la inflación, de desempleo, de la caída de la construcción y de otras ramas vitales de la economía son más que cifras en una pobreza estructural.

No como en 1934, pero Berni podría ubicar sus personajes en las calles del conurbano bonarense, pero también en cualquier espacio del país… no le faltaría territorio alguno.

En Tucumán, ¿por qué no?

Bellas Artes adquirió una obra de Mildred Burton

Fuente: El Litoral – El cuadro fue comprado a la galería Calvaresi Contemporáneo, durante la última edición de ArteBA. Su presentación oficial se hará en mayo, durante la edición 2024 de ArteCo. 

La obra “Lectura olvidada de infancia”, de la artista argentina Mildred Burton (1942-2008) pasará a formar parte del patrimonio del Museo de Bellas Artes “Dr. Juan R. Vidal”. El cuadro fue comprado a la galería Calvaresi Contemporáneo, durante la última edición de ArteBA, en el marco del Programa de Adquisiciones. La presentación formal se realizará durante la próxima edición de ArteCo, que será en mayo en el predio del puerto de Corrientes.

La Fundación arteBA es una ONG sin fines de lucro que desde sus inicios en el año 1991 apoya la creación artística en las artes visuales, impulsando el desarrollo y difusión del arte argentino, local e internacionalmente.

Mediante el Programa de Adquisiciones de Museos, arteBA ofrece un fondo de inicio gestionado a través de mecenas individuales, para ser completado con la contraparte del museo participante y adquirir una o más piezas durante la feria, con el fin de aumentar su patrimonio institucional.

En anteriores ediciones de la feria el Museo Provincial de Bellas Artes Juan R. Vidal estuvo presente con stand institucional, adquiriendo en esas oportunidades cuatro obras que integran sus colecciones: “Polinya”,1967 de Carlos Silva; “0154 Serie apertura”, 2011” de Raúl “Pájaro” Gómez; “Burbujas y flores”,2007 de Leo Chiachio y Daniel Giannone y “Boceto” de Antonio Berni.

En esta oportunidad, la obra adquirida es “Lectura olvidada de infancia”, un óleo sobre papel de 1976.

Sobre la artista

Mildred Ethel Azcoaga Burton supo llevar a la plástica las huellas de su imaginación y su bagaje literario. Logró confundir los límites de lo visual a través de influencias surrealistas, como las de René Magritte y Max Ernst, que le permitieron lograr escenarios fantásticos plagados de fábulas, ribetes cómicos y ternura.

Mediante sus pinturas y dibujos, la artista construyó un mundo doméstico alocado y opresivo, para develar la animalidad agazapada en los cuerpos humanos. Así, creó un imaginario fantástico que narra de un modo silencioso los ecos del último tercio del siglo XX en la Argentina.

Estudió en la Escuela Provincial de Bellas Artes de Entre Ríos y en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova. Integró el grupo Posfiguración junto con Diana Dowek, Norberto Gómez, Alberto Heredia, Jorge Alonso y Elsa Soibelman. En la década del ochenta, realizó performances junto a Federico Klemm y colaboró con las Madres de Plaza de Mayo. 

Durante cuarenta años de producción, Burton combinó las referencias más variadas: la tradición inglesa de las artes decorativas del siglo XIX, como el movimiento Arts & Crafts, el surrealismo de Max Ernst y René Magritte, y el realismo político de la pintura argentina de los años setenta y ochenta. Pero sus referencias más perdurables fueron la literatura fantástica y los cuentos populares infantiles, a partir de las cuales creó una gran novela visual sobre el ámbito familiar y sus conflictos.

Con estas herramientas, Burton ejerció una crítica directa a lo cultural al invadirlo con lo salvaje, y entendió que el mejor modo de encontrar sus tensiones era haciéndolos convivir en el centro mismo del hogar. Fusionó en su obra dos mundos aparentemente contrapuestos como la naturaleza y la civilización, poniendo en contacto las formas humanas con las animales al punto de su transformación bestial. Al mismo tiempo, inyectó vida fantástica en los objetos más cotidianos, como un banco o una taza, para producir un extrañamiento dentro de la realidad más corriente.

Al hacer foco en la tradición de la familia occidental y el clima que la resguarda, pero abriéndole grietas con estas mixturas entre humanos, animales y objetos vivientes, Burton hizo de sus personajes vehículos simbólicos que cargan en su cuerpo la identidad nacional, llena de exuberancia natural y crueldades sociales. Así, su obra ofrece un espiral delirante que se despliega desde la quietud del hogar hasta la totalidad de la sociedad argentina que le dio origen. Esto la ha convertido en una pieza excéntrica de su generación y en una referencia ineludible de los sentires contemporáneos.

Expuso en más de 400 salones nacionales, municipales, provinciales, bienales, museos y galerías, entre otros, de América Latina, Europa y EE.UU. Obtuvo el premio internacional “J. Miro” en Barcelona, Bienal de México y el Museo de Arte Contemporáneo, Madrid.

Fernando Fader, pinceladas de nuestra tierra

Fuente: Argentina.gob – Fernando Fader es un artista que supo retratar como pocos, en forma íntima y personal, la atmósfera de los paisajes de nuestra tierra. Su obra es una de las más importantes y de las más amadas por los coleccionistas de arte argentino.

Fernando Fader nació el 11 de abril de 1882 en Burdeos, Francia. Ese mismo año, la familia Fader retornó a nuestro país y cuando Fernando, el menor de seis hermanos, cumplió 3 años, la familia se instaló en la provincia de Mendoza.

Al solcito (1922) - Fernando Fader
Al solcito (1922) – Fernando Fader

La familia del artista fue pionera en el desarrollo de la industria petrolera en el país. Creó el primer oleoducto en la Argentina, que contaba con 42 kilómetros uniendo las ciudades de Cacheuta y la capital mendocina. Tuvieron varios proyectos hidroeléctricos y de energía. Pero el destino del más chico de los Fader no estaba en la ingeniería ni los números, sino en los pinceles, los colores y las imágenes.

“Yo no miro sino como pintor; mis ojos no disponen de otro procedimiento, como si fatalmente tuviese ante ellos un prisma que todo lo rinde en tonos, valores, pinceladas, expresiones. Cuando miro la naturaleza, una piedra, un tronco de árbol, una vaca o un cerdo, lo miro ya pintado, tamizado por mi espíritu pictórico”, dijo Fernando Fader en abril de 1917. Con esa expresión dejaba muy en claro su profunda vocación artística.

A los seis años Fernando fue enviado a realizar sus estudios primarios y secundarios en Francia y Alemania, tierra de sus abuelos maternos y paternos respectivamente.

El pellón negro - Fernando Fader
El pellón negro – Fernando Fader

Al fallecer su padre en 1905, sus hijos debieron hacerse cargo de las empresas familiares, lo que hizo que Fernando debiera abandonar la pintura durante casi cinco años, entre 1909 y 1913. Pero en 1914 la empresa declaró la quiebra.

“En septiembre de 1914 Fernando Fader presentó dos obras al IV Salón Nacional: Vuelta del pueblo y La mantilla, tela conocida luego como Los mantones de Manila. Por esta obra, que según consta en el catálogo del Salón estaba tasada en $6.000, el jurado le otorgó por unanimidad el Premio Adquisición que consistía en la suma de $3.000. Fader rechazó el premio y retiró la obra que conservó con él hasta su muerte. Algunos autores atribuyen la actitud de Fader al embargo que pesaba sobre sus bienes. Proponemos, por el contrario, la posibilidad de ver en ella las convicciones de un artista que –aun desde la total ruina económica– no resignaba el valor de su trabajo y marcaba decididamente la profesionalización de la tarea artística, algo por lo que estaban luchando también los escritores. En 1935, muerto ya Fader, el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) adquirió Los mantones de Manila en $20.000 a su marchand Federico Müller”, indica Ana María Telesca en la web del Museo Nacional de Bellas Artes sobre la obra “Los mantones de Manila”.

Gracias a los contactos de Müller y en tiempos de la Primera Guerra Mundial, Fader vendió más de 160 piezas de su producción a precios más que considerables. Fue así que logró posicionarse como uno de los pintores más destacados y requeridos de la época.

“Le quedan sólo unos pocos meses de vida”, fue el pronóstico de sus médicos cuando a los 33 años contrajo tuberculosis. El aire de las sierras cordobesas le harían mejor a sus pulmones, para pasar aquel breve tiempo lo mejor posible. Ese fue el consejo de sus médicos.

Los mantones de Manila (1914) - Fernando Fader
Los mantones de Manila (1914) – Fernando Fader

Fernando Fader vivió veinte años más, pintó casi 800 obras –en las que retrató distintos lugares del paisaje nacional– y fue uno de los artistas más buscados por los coleccionistas del arte argentino.
Fader demostró su destreza y talento en sus pinturas de género y costumbristas, como Caballos (1904); Fin de invierno (1918); Al solcito (1922); Pocho (Córdoba) (1930).

Actualmente, en el Museo Nacional de Bellas Artes están expuestas Al solcito, El corral de las cabras (1926), y El pellón negro y pueden visitarse, con entrada libre y gratuita, en la sala 32 del 1piso.

La pintora que se consagró dos veces: de alumna de Miguel Ángel a los museos modernos

Fuente: Clarín – Italia, 1554. La enorme mayoría de las mujeres de clase alta tenía como destino el matrimonio o el convento. La pintora Sofonisba Anguissola, no.

Tenía 20 años cuando viajó de su Cremona natal a Roma para conocer a Miguel Ángel. Imagínense los nervios. Venía recomendada por artistas, con el dibujo de una nena sonriente, y el creador de la Capilla Sixtina decidió probarla: le pidió que recreara un nene llorando. Ella retrató a su hermanito Asdrubale mordido por un cangrejo y el maestro no tuvo dudas de que valía la pena acompañarla. Durante dos años, le dio lecciones informales, que incluyeron bocetos de él para que ella los pintara.

Sofonisba ya había creado maravillas antes. Por ejemplo, Autorretrato con Bernardino Campi, su maestro desde los 14 años, que brilla en la Pinacoteca de Siena. Es el cuadro de un hombre que pinta a una mujer pintado por una mujer; pura osadía sin estridencias, plácido. Y en 1555 terminó otra pintura soñada, que la consagró: Partida de ajedrez, un juego de miradas entre sus hermanas Lucía, Minerva y Europa y una niñera anciana.

Sobre esa obra, el gran crítico de arte del Renacimiento, Giorgio Vasari, escribió que muestra “tanta diligencia y prontitud, que -sus protagonistas- parecen vivas y no les falta más que la palabra”.Partida de ajedrez. Sus hermanas Lucía, Minerva y Europa y una niñera, pintadas por Sofonisba. Foto: Museo Nacional, Poznan, Polonia.Partida de ajedrez. Sus hermanas Lucía, Minerva y Europa y una niñera, pintadas por Sofonisba. Foto: Museo Nacional, Poznan, Polonia.

Sofonisba no pudo estudiar como lo hacían los varones de su época. Los desnudos le estaban vedados. Y el rol de su papá, Amilcare Anguissola, fue fundamental para romper las barreras de género que hubieran clausurado su carrera. De hecho, las seis hermanas Anguissola aprendieron pintura, música, latín y ajedrez, además de bordado, y Vasari vio su obra en la casa familiar porque Amilcare lo invitó.Para Miguel Ángel. El dibujo de Sofonisba que conquistó a Miguel Ángel. Foto: archivoPara Miguel Ángel. El dibujo de Sofonisba que conquistó a Miguel Ángel. Foto: archivo

En 1558 Sofonisba retrató al duque de Alba, quien la recomendó a Isabel de Valois -fanática del dibujo- tras su casamiento con Felipe II de España. A los 25 años ya pintaba a la corte hispana. Allí Alonso Sánchez Coello, su jefe, imponía el estilo y durante mucho tiempo un retrato de Felipe II que ella pintó se le atribuyó a él. Hoy se investiga si La dama de armiño que conocemos como de El Greco -no la de Leonardo Da Vinci– fue obra de ella también.La dama de armiño, atribuida a El Greco. Investigan si lo pintó Sofonisba Anguissola. Foto: archivoLa dama de armiño, atribuida a El Greco. Investigan si lo pintó Sofonisba Anguissola. Foto: archivo

En 1573 Sofonisba se casó con un noble siciliano. Enviudó. Volvió a casarse. Felipe II -famoso por lo macabro- quiso oponerse a la segunda boda con un hombre menor que ella pero Sofonisba le escribió que su negativa había llegado cuando el matrimonio ya estaba consumado. Punto. Se instaló en Génova y siguió pintando pese a las cataratas. Allá la retrató otro artista célebre, Anthony van Dyck, cuando tenía 91 años. Murió dos años después.Autorretrato con Bernardino Campi, pintado por Sofonisba en 1550, está en la Pinacoteca de Siena. Foto: archivoAutorretrato con Bernardino Campi, pintado por Sofonisba en 1550, está en la Pinacoteca de Siena. Foto: archivo

Se dice que los gestos que Sofonisba plasmó en el dibujo que convenció a Miguel Ángel de su talento, la mueca de dolor del bebé, sus manitos aleteando, inspiraron unas 6 décadas más tarde Niño mordido por un cangrejo, de otro genio, Caravaggio. Antes, le abrió las puertas de talleres y cortes a otras mujeres. Pero no todo depende solamente de uno, su familia y sus contactos. Ni siquiera de si estudiaste con el mismísimo Miguel Ángel. Recién en 2019 la artista protagonizó una muestra clave en el Museo del Prado de Madrid -que celebraba sus 200 años- junto a Lavinia Fontana, una de sus primeras discípulas. Por segunda vez, la consagraron.

“Menchi” Sábat y el arte de ilustrar la historia en tiempo real

Fuente: La Nación – El Museo Nacional de Arte Decorativo inaugura este jueves una muestra con más de 200 originales del artista uruguayo: dibujos, pinturas, libros, fotografías y retratos de personalidades célebres.

Con apenas siete trazos de lápiz negro, una boca carnosa roja (única presencia del color en la obra) y un lunar, Hermenegildo Sábat (Montevideo, 1933- Buenos Aires, 2018) representó a Marilyn Monroe con toda la sensualidad que irradiaba la actriz. El cuadro, de fondo blanco, atrae la mirada en medio de una de las tres salas de exposiciones temporarias del Museo Nacional de Arte Decorativo, donde este jueves a las 18 se inaugura una muestra en homenaje al artista uruguayo, pionero de la ilustración política y retratista de personajes de distintos ámbitos públicos: de la música al deporte, del arte a la literatura.

Hermenegildo Sábat: maestro del retrato está integrada por más de 200 originales pintados y dibujados por “Menchi” desde los inicios de su carrera en el diario La Opinión, en 1971, hasta su amplia producción gráfica para Clarín, donde trabajó entre 1973 y 2018. Con curaduría de Hugo Pontoriero, actual director del Decorativo, y Cristina Santa Cruz, la exhibición presenta diez núcleos temáticos e incluye fotografías, libros y parte de su obra pictórica. Óleo, acrílico, tinta, pastel, gouache, acuarela y grafito, plasmados sobre lienzos o papel con pluma, pincel y técnicas como el esgrafiado, repujado y collage.

García Márquez y María Elena Walsh, según el gran "Menchi" Sábat
García Márquez y María Elena Walsh, según el gran «Menchi» Sábat

En una de las paredes sobresale un tríptico: son paisajes abstractos y coloridos que exhibió en una muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1997. Sus pinturas son, tal vez, lo menos conocido de su amplia producción. El público general lo reconoce, en cambio, por el trazo y el estilo de sus caricaturas. De Carlos Gardel a Aníbal Troilo, de Diego Maradona a Lionel Messi, de María Elena Walsh a Victoria Ocampo, de Jorge Luis Borges a Gabriel García Márquez y muchas otras figuras que tienen su lugar en la muestra.

En algunas se destaca un sello como parte de la obra: el expresidente Carlos Menem, por ejemplo, tiene un león sellado en la frente. Menchi lo estampó en el retrato porque le gustó la forma del sello. Pero, enseguida, fueron muchos los lectores que empezaron a preguntarle qué había querido decir con ese recurso y hasta se inventaron toda clase de hipótesis. Él, con su seriedad habitual, respondía: “No significa nada”. Punto. Hombre de pocas palabras, no le gustaba explicar sus obras ni buscarle un sentido por fuera de lo artístico. En sus obras no hay texto alguno; sólo imágenes.

Marilyn Monroe, retratada con pocos trazos; Aníbal Troilo, en la sección de grandes músicos
Marilyn Monroe, retratada con pocos trazos; Aníbal Troilo, en la sección de grandes músicos

Un retrato de Alicia Moreau de Justo está pintado sobre un cartón. “Se había quedado sin papel y usó el cartón que traen los blocs de hojas. Tenía que dibujar y eso era lo único que tenía”, cuenta Alfredo Sábat, uno de los hijos de Menchi, que heredó de su padre la pasión por el dibujo y la urgencia de la profesión. “Él decía que el ilustrador de un diario es como el pianista de un cabaret: siempre está en el fondo y nadie le presta atención hasta que desafina. Entonces, recibe todas las miradas”, agrega Alfredo en diálogo con LA NACION en un alto del montaje.

Precursor del difícil arte de narrar escenas clave de la historia nacional e internacional en tiempo real, Sábat decía que, como ilustrador político, tenía que pensar como un periodista. Su misión diaria era informar. Personalidad Emérita de la Cultura Argentina en 1996, ocupó la presidencia de la Academia Nacional de Periodismo. En 2017 recibió el Konex de Brillante de Comunicación y Periodismo.

Charles Dickens y Daniel Barenboim, otras de las figuras retratadas por Sábat
Charles Dickens y Daniel Barenboim, otras de las figuras retratadas por Sábat

El guion curatorial destaca frases de personalidades de la cultura como María Elena Walsh, Julio María Sanguinetti, Roberto Fontanarrosa, Robert Cox y Horacio Spinetto. En uno de ellos, Walsh escribió: “Sábat nos enseña a leer imágenes. El que quiera aprender que aprenda, aunque el artista no se proponga ser didáctico. La rutina no lo petrifica, la precariedad de la impresión lo estimula y entonces cambia de estilo, despista a sus imitadores y se torna más inconfundible”.

Para agendar

Museo Nacional de Arte Decorativo: Av. Del Libertador 1902. Hasta julio, de miércoles a domingos, de 13 a 19. Entrada gratuita. Visitas guiadas especiales y actividades complementarias: consultar por mail contact@zinkindustriascreativas.com

Van Gogh: nuevas investigaciones desafían la teoría del suicidio y se fortalece la hipótesis del asesinato

Fuente: TN – El padre de la pintura moderna, el holandés Vincent Van Gogh, fue un hombre atormentado. Vendió un solo cuadro en su vida, se cortó una oreja y se quitó la vida a los 37 años. Pero la muerte romántica, largamente instalada, fue puesta en discusión en el último tiempo. El misterio permanece.

En El asedio de lo real, la magnífica exposición de Carlos Alonso que pudo verse hasta fines de febrero en Arthaus, se expuso, prestada por la Colección Fortabat, una de sus obras más famosas —hizo varias— sobre Vincent Van Gogh. Es esa en la que el artista de Arles nos mira con una venda sobre su cabeza y la oreja cortada parece flotar a su lado, junto a una navaja. Del otro lado, lo que flota es el humo de la pipa que está fumando, como si nada. Se llama La Oreja, y es de 1972.

El holandés marcó la obra de Alonso, que también lo pintó con un arma de fuego. Navaja, revólver: los elementos que siguen alimentando teorías acerca de la muerte de uno de los genios más venerados, y falsificados, de la historia del arte. Nutriendo el renovado misterio: ¿y si su muerte fue también una falsificación?

Mientras, Van Gogh es foco de varias muestras interactivas y multitudinarias que hoy dan vueltas por el mundo. Esas en las que la tecnología permite “entrar” en su pintura y su vida terrible se reconvierte en una especie de parque temático ATP. Todo mientras se consolida la teoría de que su muerte romántica a los 37 años —su suicidio—, pudo haber sido en realidad un asesinato. Investigaciones académicas, el libro de dos premios Pulitzer, y el arma que habría terminado con su vida salieron a flote, en los últimos años, para cambiar el rumbo de la corriente instalada en torno de la muerte por mano propia.

La Oreja (1972), del maestro Carlos Alonso, admirador de Van Gogh. (Foto: Gentileza Colección Fortabat)
La Oreja (1972), del maestro Carlos Alonso, admirador de Van Gogh. (Foto: Gentileza Colección Fortabat)

Fue en 2019 cuando un comprador anónimo pagó cerca de 150 mil dólares por el revólver Lefaucheux en un remate. El arma que había encontrado en 1960 un agricultor de los campos donde se supone que Van Gogh decidió terminar con su vida. Calibre 7 mm, como la bala encontrada en el cuerpo del pintor. Se supuso que había estado enterrada entre 50 y 80 años. Van Gogh murió el 29 de julio de 1890. Es una pena que el arma más famosa de la historia del arte no pueda hablar, pues más allá de que los peritos dictaminaron que podía coincidir en los tiempos, no hay prueba alguna de que haya sido la que le provocó la muerte.

Fueron Steven Naifeh y Gregory White los que se llevaron el Pulitzer por Van Gogh. La vida. La biografía más completa y definitiva sobre el artista, que refuta la hipótesis del suicidio, históricamente instalada. El libro se publicó en 1994 y sembró la semilla del debate por lo que, a pesar de su título, afirmaba sobre su muerte. “Sería extremadamente difícil pegarse un tiro en el lado izquierdo con la mano izquierda”, afirmó un experto mundial en armas de fuego, el doctor Vincent Di Maio. Sobre todo teniendo en cuenta que el autor de Los Girasoles era diestro. Además, Van Gogh agonizó por una herida en el abdomen, una zona rara para pegarse un tiro.

El revolver que Vincent Van Gogh habría usado para suicidarse el 27 de julio de 1890. Fue subastado en 2019 y un comprado pagó US$182.000. (Foto: Francois Guillot / AFP)
El revolver que Vincent Van Gogh habría usado para suicidarse el 27 de julio de 1890. Fue subastado en 2019 y un comprado pagó US$182.000. (Foto: Francois Guillot / AFP)

Otro que aportó a la teoría del asesinato fue el doctor Irving Kaufman Arenberg, autor de Killing Vincent: the man, the myth and the murder. Allí afirma que el pintor fue asesinado con un arma blanca por el doctor Gachet. Un nombre célebre para los conocedores de la obra de Van Gogh, pues su retrato al óleo, con la mirada triste más famosa de la pintura, es una obra maestra que se vendió en 1990 por el récord de 82.5 millones de dólares. El comprador fue el japonés Ryoei Saito, que la convirtió así en la obra más cara hasta entonces, y aunque hay otra versión de ese retrato innovador, donada al Museo d’Orsay por los descendientes de Gachet. Cuando Saito murió, en 1996, el paradero del cuadro quedó envuelto en un misterio, pero esa es otra historia.

Van Gogh pintó a Gachet durante sus últimos meses de vida. Se habían hecho amigos a partir de que el médico, que también era protector y mecenas de otros artistas, como Cezanne, comenzó a tratarlo por sus problemas nerviosos y su depresión. Gachet, médico y psiquiatra, también era artista; firmaba sus obras con seudónimo. Suyo es otro cuadro famoso, un dibujo: Van Gogh en su lecho de muerte. El médico trató a Vincent después de su internación en un hospital psiquiátrico, y a pedido de su hermano Theo.

El doctor Paul Gachet. Una de las pinturas más célebres de Van Gogh que marcó un récord al venderse por más de 82 millones de dólares. (Foto: Stephane de Sakutin / AFP)
El doctor Paul Gachet. Una de las pinturas más célebres de Van Gogh que marcó un récord al venderse por más de 82 millones de dólares. (Foto: Stephane de Sakutin / AFP)

Pero la muerte del pintor a las pocas semanas de tratamiento, sumadas a la publicación de sus cartas a Theo en las que le comentaba que Gachet estaba tan o más enfermo de los nervios que él, convirtieron a su benefactor en una figura polémica para la historia. Claro que Vincent era un paciente difícil, y aquella una época de desconocimiento sobre la salud mental: son numerosos los datos acerca de los tratamientos que intentaron otros médicos, sin mayor éxito, para paliar su aguda “melancolía” del padre del arte moderno.

Otra versión apunta a un joven llamado René Secrétan como el posible autor —accidental— del disparo mortal. “Era un joven de 16 años que vacacionaba en Arles, quien posó para algunos de sus cuadros y cuya principal distracción era burlarse de Van Gogh —dice Claribel Terré Morell, autora del podcast Traidores del arte—. Lo sometía a bromas como la de poner pimienta en los pinceles que este solía llevar a su boca, salar su té o meter una serpiente en su caja de pinturas, también forma parte de leyendas. Esta teoría salió de John Rewald, quien en la década de 1930 entrevistó a los lugareños y escuchó decirlo. Pero Secrétan nunca lo admitió”. Vicent se habría encontrado con Secrétan y sus amigos en su último paseo por el campo. ¿Hubo motivos para el crimen o fue un disparo accidental? Las versiones apuntan a lo segundo.

Se supone que, a pesar del tratamiento con Gachet, para el que se había instalado al pueblito rural Auvers-sur-Oise unos dos meses atrás, Van Gogh estaba en plena crisis. Había salido de una internación, se alojaba en la hostería Ravoux y seguía una rutina: visita al campo por las mañanas, donde pintaba lo que veía, y trabajo en su habitación por la tarde. Fueron los dueños del alojamiento los que se preocuparon cuando no volvió, ya caída la noche veraniega del 27 de julio de 1890. Cuando por fin llegó lo hizo herido, perdiendo sangre. Habría alcanzado a decirles que había intentado matarse. Agonizó durante treinta horas y pronunció, para su hermano Theo, sus famosas últimas palabras: “la tristeza durará para siempre”.

Paseo por un arcón de tesoros, en la Manzana de las Luces

Fuente: Clarín – Como una búsqueda del tesoro por un pasadizo donde lo hallado son perlas artísticas mostradas de forma atípica, más si se refiere a un museo: semiescondidas u ocultas en anaqueles repletos con eminentes obras argentinas de todo tipo, época y formato. La aventura excede a una muestra curiosa, se experimenta cierta vivencia voyeur, en un pasaje a explorar y contemplar lo revelado a cada paso. Desde un escenario tan especial como extraño: así lo propone La colección escucha: voces del acervo. Sucede que en el Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces, con su pintoresca arquitectura y paredes arcaicas de ladrillos, se custodian temporalmente las reservas del Palacio Nacional de las Artes mientras su sede histórica de Recoleta sigue cerrada desde hace años al público, pues el edificio precisa refacciones.

El backstage de una puesta es la exhibición en sí misma. Su pluralidad abarca desde la autoría artística hasta los tipos y soportes de creaciones exhibidas. Son 24 piezas de variadas disciplinas: predominan escultura y pintura pero también aparecen cerámica, dibujo y grabado de distintos períodos, estilos y técnicas, como bronce; chamote; yesos; cementos; etc, situadas dentro de la propia reserva y en la galería del Patio de la Procuraduría.Aída Carballo, Autorretrato con narices, 1964.Aída Carballo, Autorretrato con narices, 1964.

Al ingresar en esta especie de arcón, que preserva parte de la historia del arte nacional, se observan desnudos esculpidos. Enseguida se ve una llamativa mujer que se peina sentada con pose sugerente, es “Acequia”: creada por Nicasio Fernández Mar en cobre; data de 1945. Surgen desde una esquina, como un gran rincón, varias esculturas a tamaño real e incluso mayor escala. Algunas embaladas y otras, expuestas, mixtura no apta para intolerantes al misterio: la esencia de esta expo radica en su original montaje.

La flamante titular del Palais de Glace, María Paula Zingoni –exdirectora del Museo del Grabado y magíster en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano– está presente durante la recorrida de Ñ. Anuncia proyectos en carpeta para su estrenada gestión: “Una próxima y gran muestra con las obras más significativas, muchas desconocidas, de artistas emblemáticos, siendo inusual que se expongan tras tanto tiempo; será hacia mediados de año en el Centro Cultural Borges. Otra línea importante de trabajo es poner en valor los archivos institucionales en este caso del Palais, todo lo que es la historia del Salón (cuya trayectoria es mayor a cien años), documentos que registran los cambios culturales, los de sus políticas públicas y sus diferentes contextos. Una idea es digitalizarlos, en plataformas de interfaz pública, para que se puedan visualizar y acceder libremente”.1 Diego Perrotta, Las putas. Acrílico sobre tela, 200 x 200 cm. _Primer Premio Adquisición_Salón Nacional de Artes Visuales 2010.1 Diego Perrotta, Las putas. Acrílico sobre tela, 200 x 200 cm. _Primer Premio Adquisición_Salón Nacional de Artes Visuales 2010.

Más de mil obras conforman el patrimonio del Palais. Aquí solo están disponibles principalmente premios adquisición del Salón Nacional de Artes Visuales –estrenado en 1911 y organizado por el Palais desde 1932–, pertenecientes a diversas épocas de su colección, desde 1940 al presente. Como el peculiar “Autorretrato con narices” (1964) de Aída Carballo: a su cara central, algo ofuscada la rodean perfiles casi todos masculinos acaso –una lectura posible– símbolo del sistema patriarcal de las artes visuales; la nota color está dada por sus prominentes ñatas ya que es a blanco y negro, aguafuerte y aguatinta.

Por cuestiones de protección y espaciales, el ingreso es de hasta cuatro personas por vez, la visita deviene exclusiva e íntima. Según Zingoni se trata de la 2.ª edición “de una propuesta extraordinaria”. Pues no es habitual que se abran los almacenes de instituciones, “requiere muchos recaudos”. Lo explica: “Retomamos la posibilidad de entrar a la reserva no solo para acceder a obras tan notables del Salón; es importante esta oportunidad ya que permite ver ‘la cocina’: cómo se resguardan las obras, se organizan y protegen. A cargo de la conservación y prevención hay profesionales del Palais. Esperando que pronto volvamos a tener su edificio en condiciones, mientras lo remodelan. Hay personal monitoreando los depósitos, archivos y biblioteca: está todo acá. Seguramente haremos una 3.ª edición, quizá aumentemos las visitas guiadas; son tiempos acotados por los cuidados pertinentes”.Sarah Grilo, Pintura, 1959.Sarah Grilo, Pintura, 1959.

Descollan Sarah Grilo desde “Pintura” (1958), óleo abstracto con figuras geométricas en tonos carmín y destellos dorados. El óleo “Figura”, (1955) por Luis Seoane, a colores vibrantes del fovismo y referencias cubistas, símil Picasso argentino. Respecto a esculturas se aprecian la tierna “Júbilo en el regazo” (1966) de Selva Vega; “Composición” (1958) de Miguel Ángel Budini, con casi dos metros de altura. Cuelga al final del corredor, llamativo y de gran porte “Las putas” (2010), pintura de Diego Perrotta.

En el cobertizo desde atriles con protecciones especiales hay cuadros y en otros apoyos, esculturas medianas a chicas. El cocurador Carlos Oreste Badillo, describe: “La idea de esta exposición (la anterior fue en 2020) surge con el objetivo de poner las piezas de la colección del museo a disposición de la comunidad artística y del público en general, a partir de una serie de exhibiciones. Parte de la consideración sobre la historia de los museos públicos y el lugar de sus acervos en la construcción de la historia. Ahora incorporamos la muestra de obras en las galerías externas y la curaduría, por trabajadores del Palais”. Luis Seoane, Figura, 1955.. Luis Seoane, Figura, 1955..

Durante el tránsito del angosto pasillo asoma una cabeza femenina ubicada de perfil, “espía” desde un estante atiborrado de más joyas cubiertas, encima del público. Hacia la mitad, resalta un gran óleo: evoca los retratos de Modigliani. Un joven espectador dice remitirle a La Gioconda davinciana. Alejandra Burasch, guía de su visita, le pregunta qué motiva su impresión y él participa: “Tiene algo raro, la mueca de su cara”. Ella acompaña mientras comenta más cosas sobre esa pintura de Emilio Centurión titulada “Adolescente” (1949) uno cuya mirada como perdida, es “más sombría que La Mona Lisa”, opina la experta. Es intrigante: la pubertad en su esplendor.

La cocuradora Nora Lobo, coincide en su mirada sobre la puesta: “Con la apertura de esta reserva tenemos una exhibición aunque en realidad al entrar en sala puede verse íntegra; solo que algunas obras están descubiertas y otras, no. Permite acceder al lado B de los museos, además es donde se preservan y restauran”. Junto a Oreste, completan el equipo curatorial Eugenia González, Cecilia Martínez y Danila Nieto.Miguel Ángel Budini, Composición, 1958.Miguel Ángel Budini, Composición, 1958.

Al consultarle qué obra destaca, Zingoni elige “Naturaleza muerta” (1964) de Alejandro Bonome. “Resume cómo los artistas pudieron acercarse al poscubismo: desde los años 40 toman la estética cubista pero introducen más el color, adquiere otra fuerza. Resalta por ciertos matices y su autor, muy vinculado a esa innovación de aquel movimiento”.

Totalizan la nómina de artistas expuestos Marcos Acosta, María Cecilia Arceo, Mario Arrigutti, Julieta Barderi, Luis Barragán, Ermando Bucci, Cleto Ciocchini, Ana Eckell, Juan Grillo, Eduardo Iglesias Brickles, Bernardo Lasansky, Zulema Maza, Elio Ortiz, Mariano Pagés y María Inés Tapia Vera.

Un acervo con voz propia: es cuestión de saberlo escuchar.

  • La colección escucha: voces del acervo – 2ª edición
  • Lugar: Manzana de las Luces; Perú 222
  • Horario: miér, jue y sáb 12 a 18
  • Fecha: hasta el 27 de abril
  • Entrada: libre y gratuita