El arte rosarino salió del suburbio al mundo

Página 12 – La muestra curada por Guillermo Fantoni da cuenta de la transmisión de saberes entre artistas. Puede verse hasta el 26 de junio en la Fundación San Cristóbal.

El aniversario 120 del nacimiento de Antonio Berni dio pie a múltiples exposiciones en su homenaje, algunas muy vistas y otras que merecen ser descubiertas. Tal es el caso de Travesías: Berni, Gambartes, Grela en la colección Neuman. Con curaduría de Guillermo Fantoni, la muestra puede visitarse hasta el 26 de junio, de lunes a viernes de 11 a 19 en el Espacio Multicultural de la Fundación San Cristóbal (Italia 646, Rosario). 

Doctor en Humanidades y Artes  por la UNR, investigador y profesor titular de Arte Argentino, autor de libros sobre Berni y otros artistas de su tiempo, Fantoni cuenta con una reconocida e impecable trayectoria como historiador del arte, curador y editor, y es especialista en la obra del pintor y grabador rosarino. Cada producción que lleva la firma de Fantoni garantiza un recorrido de lectura sobre cómo lo sensible artístico de la obra se articula con las condiciones culturales de su época. Esto se plasma una vez más en su nuevo y excelente texto de catálogo. 

La decisión curatorial de acompañar las obras de Berni con producciones datadas en períodos cercanos por dos pares jóvenes muy destacados, Juan Grela y Leónidas Gambartes, da cuenta de una sociabilidad entre pintores y de una transmisión de saberes entre tres artistas modernos. El curador cita en su texto de catálogo una entrevista a Berni por José Viñals publicada por una galería de arte porteña en 1975. Ante la pregunta por sus pares pintores, Berni menciona a dos de sus colegas en el mural de Siqueiros de 1933; luego, a los dos que lo acompañan aquí. «Spilimbergo, [Juan Carlos] Castagnino, han sido buenos amigos; muchachos jóvenes también, como Grela y Gambartes en Rosario, gente con la que nos veíamos cotidianamente y compartíamos los mismos o parecidos intereses», responde a sus 70 años; el «muchacho» Grela tenía 61. 

Son, no obstante, ricamente diversas estas «Travesías». Si algo tienen en común los tres artistas es la decisión de emprender cada cual un camino propio, novedoso, fiel a una búsqueda personal. De esta diversidad, de esta «tradición de ruptura» (término de Fantoni) se nutre el arte rosarino, que en el tercer cuarto del siglo XX albergó personalidades poderosas y singulares como estas. Las obras reunidas en las salas de la exposición, seleccionadas por el curador, pertenecen todas a la colección del médico psiquiatra Mauricio Isaac Neuman, quien logró reunir más de 3000 piezas en Buenos Aires, de cuya escena cultural y artística fue un actor clave. A raíz del encuentro de Fantoni con Eliseo Neuman, hijo del coleccionista, surgió la posibilidad de esta muestra, lograda con el vital apoyo de Alfredo Cherara, gestor de las salas de la Fundación San Cristóbal.

En la sala que da a la calle, ocho grabados de Berni, realizados en una original técnica mixta gráfica de gofrado combinado con xilocollage, lo revelan en un aspecto excéntrico, muy poco visitado: no como el creador de Juanito Laguna o Ramona Montiel (personajes situados en escenas urbanas cuyas matrices hechas con desechos se pueden apreciar como parte de la muestra en su homenaje en el Museo Castagnino de Rosario) sino como un viajero que juega con un tema ibérico: la tauromaquia. Del Mediterráneo se trae a Buenos Aires unos exóticos toreros, obispos y damiselas, figuras de ojos hieráticos que sirven de excusa para desplegar una sensual pasión por exhibir lo real del volumen de la materia del papel. También se pueden ver retratos de precisión realista, combinados con diversas materias con las que experimentaba. Estas obras están fechadas a fines de la década de 1960 o a comienzos de la de 1970.

Si Berni, para lograr unos trajes de luces recargados de ornamentos, toma como punto de partida unos materiales encontrados y se pone a jugar con ellos resignificándolos (son estas unas obras muy lúdicas, alejadas del tono grave y hasta trágico de la muestra municipal), Grela por su parte geometriza la figura humana haciendo un uso único de la técnica de la témpera, mientras que Gambartes inventa la fórmula del cromo al yeso para lograr sus «Mitoformas», inspiradas en mitologías de los pueblos aborígenes del territorio. Sus figuras fantásticas, visiones de leyenda, recrean en una técnica experimental y en un lenguaje moderno un acervo precolombino en peligro. Los colores mate evocan la tierra, y las figuras zoomorfas aluden a las que aparecen en el antiguo arte de la cerámica que esas culturas practicaban. Se incluyen en la primera sala, junto a unas tres pinturas en cromo al yeso, dos tintas sígnicas: formas firmes dibujadas a pincel que remiten al arte de su tiempo y a las raíces.

Por su parte, Juan Grela explora los arrabales de la zona sur de la ciudad para conocer a sus habitantes, cuyos rostros mestizos representa con la dignidad humana y la síntesis plástica lograda luego de formarse como autodidacta en el «universalismo constructivo» de Joaquín Torres García. Pero no se queda en el cómodo lugar de discípulo del maestro moderno uruguayo, sino que elabora su propio lenguaje visual y poético, en el que deviene maestro de maestros a su vez. La geometrización, en las cuatro pinturas de Grela que se exponen en la antesala, parte de una imagen figurativa reconocible pero no la enfría ni la diluye, sino que intensifica su carácter y expresión, llevándolo a un nuevo mundo de fantasía. La boina de un personaje de perfil semeja un pájaro echado en su cabeza; una mujer menuda parece comprimirse en un rectángulo. Un caballo junto a un árbol irradian una gracia cercana a lo «ingenuo», como si Grela tratara de desandar el camino académico. Es bajo una especie de llovizna de colores quebrados (tierras o violetas oscuros, penumbrosos verdes) como condensa la vida en los barrios del sur de Rosario allá por 1958. 

«Esta exposición homenajea al artista, pero también es un tributo a Rosario, a la ciudad que albergó, entre 1920 y 1936, su primer ciclo creativo», afirma el curador en referencia a Antonio Berni. Adentrarse en las otras salas de la muestra permite acceder a tesoros pictóricos de aquella época, a sus vistas metafísicas de los arrabales que serían luego eclipsadas por el surrealismo del viaje a Europa. Lo que vemos aquí es un Berni joven, antes del giro copernicano europeo; al Berni paisajista por quien expresó admiración (H)Erminio Blotta en su artículo de 1925. El rosa de un rancho, la materia de la maleza, prefiguran gestos posteriores y contrastan con la mirada tan distinta de Juan Grela sobre los confines, plasmada en un biombo casi abstracto con una paleta reducida a tres colores. Grela condensa rostros en una témpera de 1968 con una línea que es casi una escritura. Y hay otro Grela más, surrealista y casi final, como si los caminos de él y de Berni se cruzaran en las travesías por su siglo. Es fascinante seguir a Gambartes, quien pasa de retratar en un registro realista el suburbio de Rosario a zambullirse en un mundo rural y aborigen. Se asemejan el color y la composición, pero él es otro. De nuevo el exquisito trazo a tinta deja huella genuina de su exploración. Son tres aventuras, tres hombres de su tiempo. Y son de acá.  

Sobrevivió a un terremoto devastador, perdió todo y transformó el dolor en arte

Fuente: Clarín – La historia del colombiano Jorman Gutiérrez es un ejemplo de superación. El reconocido artista argentino Guillermo Roux impulsó su carrera. Hoy el pintor, de 30 años, exhibe sus obras en la Casa del Bicentenario.

El día que la tierra tembló, él agarró un lápiz. El 25 de enero de 1999, un terremoto de 6.2 grados sacudió Armenia, en el corazón del eje cafetero colombiano. Tenía apenas cinco años, pero ese día algo se movió también por dentro. Mientras afuera se contaban muertos y se levantaban escombros, Jorman Gutiérrez (30) agarró un ladrillo y comenzó a dibujar en el suelo de lo que antes era su casa. “Era mi forma de entender lo que pasaba”, diría años después. Hoy, sus obras cuelgan en la Casa del Bicentenario, en Buenos Aires. En ellas, aún vibra el eco de ese primer temblor.

A los tres años, Jorman y su hermano menor tuvieron que vivir su primer temblor: fueron abandonados por su madre en un basurero. “Yo abrazaba una mochila celeste con la carita del Pato Donald. Era donde tenía mis cosas. Mi abuela nos encuentra. Y ve a mi hermano comiendo de la basura. Nos lleva a su casa y llama a mi papá, que vivía en otro lugar porque iba a trabajar para poder darnos de comer”, recuerda. Un año después, en 1999, el terremoto de Armenia, Colombia, sacudió su vida para siempre.

“El terremoto vino cuando tenía cuatro años. En un minuto se destruyó por completo toda la ciudad. No hubo tiempo de reacción, ni ayuda, ni hospitales, nada. Quedamos completamente solos. Mi abuela sobrevivió muy golpeada. Mi hermanito perdió los dedos de la mano. Mi papá se entera de casualidad. Vivía en otro pueblo para poder mandarnos comida. Cuando se entera, viene corriendo y se lo lleva. Se suben al primer helicóptero que llega, que estaba cubriendo un partido de fútbol”, revive.

Jorman quedó con su abuela, a la intemperie. Vivían en la calle. Estuvo varios días ciego: “El polvo me invadió los ojos. Mi abuela me vendaba con una tela y me ponía gotas de agua de panela, un té muy común con caña de azúcar que se suele hacer en Colombia. Así me fue limpiando los ojos de a poco”.

Ese polvo, que le impidió ver durante días, también lo protegió. “Creo que tuve suerte porque no vi el dolor, la sangre. Recuerdo que lo vi borrosamente a mi hermano cuando mi padre lo levanta. Incluso hice una reconstrucción de eso en Buenos Aires”.Jorman con los retratos de Alicia en el País de Las Maravillas, en los que plasmó el rostro de sus sobrinas. Foto Juano Tesone Jorman con los retratos de Alicia en el País de Las Maravillas, en los que plasmó el rostro de sus sobrinas. Foto Juano Tesone

En medio del caos, apareció el dibujo. “Cuando me recupero, empiezo a dibujar en el suelo con pedazos de ladrillo rojo. Dibujaba con lo que quedara. Así me supe meter en un mundo propio. No sé si era para ignorar el drama, pero nació algo intuitivo en mí”, dice. No recuerda qué fue lo primero que dibujó. “Mi abuela decía que me la pasaba rayando. No lo sé. Monigotes, tal vez”, agrega.

Cuando la ciudad se fue reconstruyendo, las casas que quedaban en pie se usaban como escuelas. “Iba con muy poco a tomar clases alrededor de todas las ruinas. Tiempo después, mi papá nos lleva a la ciudad de Ibagué. Ahí crecí un poco más. Todo ese tiempo del terremoto vivimos en la calle”, remarca.Las mujeres de la vida de Jorman aparecen en su obra. Foto Juano Tesone Las mujeres de la vida de Jorman aparecen en su obra. Foto Juano Tesone

En Ibagué, Jorman y su padre trabajaban. “Mi papá empieza vendiendo limones, después mangueras a crédito. Me llevaba con él. Más adelante, mi abuela me regala unos lápices. Empiezo a dibujar. Tengo muchos recuerdos de eso. Una anécdota que me marcó fue que en la escuela le pidieron óleo para pintar. Pero yo no tenía nada porque no teníamos plata, entonces todos mis compañeros me dieron un poco de sus colores. Así armé una paleta y pinté unos loros muy coloridos. Se perdieron, pero los hice gracias a ellos”, explica a Clarín.

El entorno de su infancia fue clave: “Crecí en un lugar completamente mágico. Colombia es selvática, con montañas, orquídeas, flores, animales por todas partes. Eso me marcó. De ahí viene el color de mis pinturas».Su padre y su hermano, en una obra que recuerda el terremoto. Su padre y su hermano, en una obra que recuerda el terremoto.

A los 19 años llegó a Buenos Aires. El reconocido artista plástico Guillermo Roux vio sus acuarelas y lo invitó. “Fue un cambio de universo. De un pueblo con una iglesia, un museo y un hospital, a una ciudad con millones de personas. Roux tenía un taller. Me decía que dibuje, que use modelo vivo, y que le muestre lo que hacía. Y eso hice. Iba a los museos. Conozco casi todo el patrimonio nacional”, afirma.

Nunca dejó de estudiar. “Siempre fue intuitivo. Me iba a la biblioteca. Leía sobre Rembrandt, Rubens, Caravaggio. Me di cuenta de que pintar era un trabajo, y me lo tomé en serio. Nunca descansé. Todos los días dibujo. Hago sesiones de 16, 18 horas. Siempre tengo una libreta a mano. Lo que veo, lo que me inspira”, explica intentando buscar la libreta que había dejado en un banco durante la charla con este diario.Desbordante de color. La obra del artista. Foto Juano Tesone Desbordante de color. La obra del artista. Foto Juano Tesone

Cuando le dijo a su padre que quería ser pintor, José Gutiérrez García, un hombre del campo, le respondió: “Yo apoyo lo que hace y que sea lo que usted quiera”. Ese sostén fue todo. “Mi papá confió en mí. Se sorprendía con lo que hacía. Y así, de a poco, ocurrió todo y terminé aquí”, se enorgullece.

Y también conoció el amor. Cristina. “Cuando la vi por primera vez, me di cuenta de que sus ojos eran muy grandes y su cabello muy ondulado. Me hablaba y yo solo miraba sus ojos y su cabello. En un momento me dice: ‘¿Me estás escuchando?’. Y le digo: ‘No, es que tu cabello es para pintar como un cuadro de Boldini’”.El entorno exuberante en que creció se refleja en su colorida obra. Foto Juano Tesone El entorno exuberante en que creció se refleja en su colorida obra. Foto Juano Tesone

Desde entonces, no se separaron. “Tenemos muchas cosas en común. Amamos el arte. Tenemos una parte filantrópica donde ayudamos a instituciones, becamos muchos niños en nuestra academia. Cuando tuvimos la posibilidad, decidimos ayudar”, cuenta.

Las figuras femeninas que habitan los cuadros de Jorman Gutiérrez miran al espectador con una intensidad que interrumpe cualquier distracción. Son personajes históricos, mitológicos o literarios, pero también son presencias transformadas: no son retratos, son ficciones donde pone los rostros de las mujeres de su vida.

“No me encargo de retratar como algo copiado, sino de transformar en un personaje, como que trascienda, que sea alguien más”, dice Jorman. En su exposición actual, Pandora es uno de los rostros que más lo representa. “Pandora fue creada por Zeus como una especie de venganza para la Tierra… cuando abre la caja, salen los males: la enfermedad, el odio, la vejez. Lo último que había era la esperanza. Este cuadro lo terminé a fines de 2019, justo cuando comienza la pandemia”, rememora.Gutiérrez llegó a la Argentina a los 19 años. Foto Juano Tesone Gutiérrez llegó a la Argentina a los 19 años. Foto Juano Tesone

Su última exposición, «Eternas: Rostros del Mito, la Historia y la Imaginación», seguirá en la Casa del Bicentenario hasta el 15 de junio. En la muestra también se exhiben Ophelia, pintada en 2018, y Madame Butterfly, de 2021. Cada una representa una figura del imaginario colectivo, ficcionalizada por Jorman.

“Parte de la importancia del arte es comunicar, enseñar. Todas tienen miradas distintas. Algunas están perdidas. Ophelia, por ejemplo, está suspendida entre las flores, en el momento en el que la posee una locura serena. Ella se va al bosque, canta, recoge flores, cae a un río y muere. Es el drama de Shakespeare. Pero yo creo que ese dramatismo también se puede tornar hermoso”.

La mirada, para él, es clave. “Yo tengo en mi mente cómo quiero que la figura mire al espectador. Hoy el tiempo frente a una obra de arte es muy valioso. Nuestro tiempo de atención es cada vez más corto. Pero si te interceptan estas miradas, vas a querer dedicarles más tiempo. Por eso me interesa”, reflexiona. Cuando se le menciona si esta obsesión puede tener que ver con una vivencia infantil, responde: “Es fuerte. Mirá, yo creo que es un buen paralelismo”.

Hoy, en cada mirada de sus cuadros, hay algo más que belleza o dramatismo. Hay memoria. Hay infancia. Hay polvo, esperanza, y ese instante fugaz en el que el dolor también puede transformarse en arte. Pasaron más de dos décadas desde aquel dibujo hecho tras el terremoto. Y sin embargo, algo late igual en cada obra de Jorman: la necesidad de narrarse para no perderse. Porque hay historias que vale la pena contarlas otra vez.

Los ojos de Alejandra Fenochio y la mirada de lo urgente, en el Bellas Artes

Fuente: infobae – La artista porteña presenta la muestra “Ahora”, una serie de pinturas realizadas desde 2001 que ponen el foco en la realidad social de las calles porteñas, un paisaje urbano no siempre cómodo para visibilizar

“Las personas que viven en la calle nunca son anónimas. Son su familia, sus vecinos, sus amigos artistas”, dijo Ana Longoni, curadora junto a Carlos Herrera, de la muestra pictórica Ahora, que presenta obras que Alejandro Fenochio realizó desde 2001, en el segundo piso del Museo Nacional de Bellas Artes.

Ahora es un espejo de estos tiempos, que representa un fenómeno social que busca ser invisibilizado en pos de mantener limpia y ordenada a la Ciudad, una representación del paisaje urbano que incomoda. En sus cuadros, Fenochio (Buenos Aires, 1962), por ejemplo, se sitúa en esquinas reconocibles de Constitución o Retiro, barrios plenos de no-lugares, que son transitados por miles cada día.

Ese devenir constante de humanidades genera que lo que sucede allí solo sea registrado por aquellos que se detienen para observar y en eso, la artista, se destaca al componer de manera sensible un estado de crueldad.

Algunos protagonistas observan de frenteAlgunos protagonistas observan de frente al espectador, atestiguan su existencia, otros se evaden hacia distintas direcciones o, incluso, lucen perdidos, ensimismados

Hay en las piezas una constelación de miradas perturbadoras, el temor y la angustia, la desconfianza y el vacío. En esos ojos abismales que refulgen se encuentra el corazón de cada obra, ya que de esos puntos se desprende las emociones y la escenografía que los rodean.

Algunos protagonistas observan de frente al espectador, atestiguan su existencia, otros se evaden hacia distintas direcciones o, incluso, lucen perdidos, ensimismados. En los ojos que representa Fenochio están los suyos propios.

La artista utiliza la pintura acrílica, quizá por cuestiones presupuestarias, pero también, por qué no, políticas, para estas producciones que evidencian las problemáticas sociales y humanas en lo urbano.Visitantes observan "La belleza delVisitantes observan «La belleza del reflejo de la luna llena en un tacho de helado vacío» (2012)

Fisuras, les dicen. Una palabra que en sí define a una grieta, una ruptura en un espacio físico, y que tuvo, sincrónicamente, un cambio léxico-semántico. Ya no es en sí esa rotura, sino los rotos, las personas que, ante la descomposición social, se vieron obligadas a ocupar el espacio público.

La práctica no es nueva. A finales del XIX, aquellos que no tenían hogar dormían en los caños pluviales de la empresa francesa A-Torrant, y popularmente se los llamó “atorrantes”, como también “irse a los caños” era estar en la quiebra económica. Pero en fisura hay una descripción aún más cruel, porque se invisibilizan las razones, se omite la variable causa-consecuencia, para operar sobre los sujetos. Estos fisuras, parece, no es que no tienen donde dormir, sino que toman el territorio que no les pertenece por motu propio y, en ese acto, tienen la osadía de desenmascarar la destrucción de un tejido social que no sería tal y, por ende, deben ser borrados del paisaje.

Esos fisuras, que son utilizados por políticos en redes sociales y propaganda en sus campañas legislativas para revelar el abandono de la ciudad, componen el corazón de la muestra de Fenochio, quien en su trabajo es discursivamente directo.Frente a la sala principal,Frente a la sala principal, una serie de obras de obras en pequeño formato

El título de la exhibición no podría ser más oportuno y, en tiempos de muestras, en museos y galerías, sobregiradas en otras agendas sociales, el gesto de evidenciar la emergencia de un hoy, urgente, de ahora, es una señal de que el arte tiene aún, ahora, posee el poder de seguir generando sentidos, miradas, no solo desde lo conceptual sino también como objeto comunicacional, como elemento integrador de una sociedad.

Desde lo curatorial, la muestra está comprendida por cuatro espacios; tres de ellos dialogan sobre el pasillo que da acceso a la sala principal que se encuentra a oscuras y que está compuesta por grandes pinturas callejeras nocturnas que previamente fueron exhibidas en un lugar nada convencional: el puente transbordador Nicolás Avellaneda, que une La Boca con la Isla Maciel.

Fenochio colgó estas telas en julio de 2023 con la intención de dejarlas allí unas pocas semanas, pero permanecieron casi dos años. Durante ese tiempo, las obras ingresaron en la vida del barrio, generaron conversaciones y adquirieron un carácter casi sacro para quienes cruzaban el puente diariamente. En marzo de 2025, al desmontarlas, los vecinos expresaron su apego por las obras: “Se habían ‘aquerenciado’ de mis pinturas. Me abrazaban y se quedaban conmigo hasta el final”, relató la artista.En la muestra también seEn la muestra también se presentan una serie de retratos con una fuerte presencia de lo natural

En esa sala, la casi oscuridad se ve interrumpida por fogonazos lumínicos, como el que se produce cuando los faros de un auto o un colectivo, de golpe, se encuentran con las retinas en las calles. Un instante enceguecedor, como metáfora de esta invisibilidad de los no-lugares, pero que al desaparecer desvelan que el paisaje urba-humano está allí.

Hay también una gran presencia de perros, enojados algunos en la lucha por la comida, compañeros otros de las personas que descansan en veredas, algunos que corretean como custodios junto al carrito de un cartero, la mayoría sin raza reconocible o raza argentina callejera.

Unos pocos, como en “El gato y el ratón” (2015), tienen pedigree. Allí, un pequeño caniche le gruñe a un hombre que intentaba dormir en un colchón sobre el piso, a un costado de un supermercado, mientras otro mea sobre la pared, siendo llevado el primero con una correa por una propietaria sin rostro reconocible, sin ojos.“El gato y el ratón”“El gato y el ratón” (2015)

En el pasillo previo a la sala principal pueden observarse una serie de retratos coloridos, desnudeces rodeadas por la naturaleza, como pequeños cuadros florales y frutales; también una serie de pinturas en pequeño formato que temáticamente dialogan con la serie principal y, sobre uno de los costados, la serie de las “Naipas”.

En estas, la artista propone un juego de cartas feminista que creó durante 2016, mientras cuidaba a su padre hospitalizado. Estas naipas, impresas por primera vez para la muestra, representan una política feminista del cuidado y la creación en el tiempo disponible.De la serie "Naipas" De la serie «Naipas»

Fenochio se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y como discípula de grandes referentes como Luis Felipe Noé, desarrolló su carrera entre la escena artística del under porteño de los 80 y la colaboración en proyectos de arte político junto a figuras como León Ferrari y colectivos como el grupo Etcétera. Desde su casa-taller en La Boca, donde vive desde hace 30 años, consolidó un enfoque en el que la práctica artística se enlaza con un fuerte compromiso social y comunitario.

La exposición no es solo una muestra de décadas de trabajo, sino también un desplazamiento que coloca en el centro de la escena a lo cotidiano y social, un tema con una extensa tradición en el arte argentino, desde Sin pan y sin trabajo (1894), de Ernesto de la Cárcova, pasando por Los Artistas del Pueblo, en la década del 20 y 30 del siglo pasado, y las derivas de la Mutualidad de Estudiantes y Artistas Plásticos rosarina, con Antonio Berni a la cabeza, del 30 para adelante.

*“Ahora”, de Alejandra Fenochio hasta el 8 de junio, en el MNBA, Av. del Libertador 1473. De martes a viernes, de 11 a 19:30, y sábados y domingos, de 10 a 19:30. Entrada gratuita, pero se puede contribuir de manera voluntaria para su mantenimiento con un dispositivo de autogestión ubicado en el hall de acceso. También se puede visitar, las temporarias Porter-Camnitzer. Los años del New York Graphic Workshop; Benveniste/Rodríguez. Percepción e ilusión y Museo secreto.

La sudafricana Marlene Dumas se convirtió en la artista mejor paga del mundo: US$13,6 millones por una pintura

Fuente: TN – En la subasta de Christie’s, en Nueva York, se pagaron 13,6 millones de dólares por una pintura suya de 1997.

Temporada alta de noticias en las principales subastas de arte del mundo, y dos que se destacan hasta ahora por su singularidad. La primera, el fracaso de la escultura de Giacometti, Gran cabeza delgada, valuada en 70 millones, que se quedó sin comprador el martes pasado en Sotheby’s.

La segunda, más feliz, tuvo lugar en el remate de Christie’s, en el Rockefeller Center de Nueva York, donde la obra Miss January, pintada al óleo en 1997 por Marlene Dumas, se vendió por 13.635.000 dólares, convirtiéndola en la artista viva más cotizada del mundo.

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En el mismo remate se pagaron más de 23 millones por un precioso tríptico de Jean-Michel Basquiat, Baby Boom, más de 47 millones por un raro Mondrian de 1922 y más de 40 por un Monet. Con Miss January, Marlene Dumas corrió del podio a Jenny Saville, la artista que había obtenido el precio más alto hasta ahora.

El tríptico "Baby Boom", de Jean-Michel Basquiat es exhibido en Christie's en New York, en la previa de la subasta. (Foto: REUTERS/Kylie Cooper)
El tríptico «Baby Boom», de Jean-Michel Basquiat es exhibido en Christie’s en New York, en la previa de la subasta. (Foto: REUTERS/Kylie Cooper)

El récord anterior de Dumas había sido de 6.3 millones por su obra The Visitor, vendida en la competidora Sotheby’s en Londres, en 2008. Miss January llegó a remate desde la colección de la familia Rubell, creada en 1964 en Nueva York. Es la colección que construyeron los hermanos de Steve Rubell, dueño de la legendaria discoteca Studio 54.

Dumas tiene 71 años y es sudafricana, aunque vive y trabaja en Ámsterdam. Desde allí construyó una obra célebre por sus retratos turbulentos, muchos inspirados en fotografías encontradas. Retratos de vivos y muertos, desnudos de cuerpo entero, embarazadas, bebés, mujeres, parejas. Su entrada en el catálogo del MoMa cuenta sobre la organización de su trabajo, en cuadernos de imágenes que guardan años de investigación. Fotos periodísticas, noticias recortadas, imágenes de amigos y familiares, fotogramas de películas. Dice que la decisión de pintar a partir de fotografías es política: quiere que sus imágenes estén arraigadas en la realidad. “La pintura trata del rastro del tacto humano”, ha dicho la artista que hoy ocupa los titulares por su sacudón en el mercado del arte.

Dumas es conocida por sus retratos psicológicamente complejos, a menudo basados en fotografías encontradas, que exploran temas como la sexualidad, raza, duelo, maternidad y el cuerpo.

Un tesoro en el Rosedal: revelan maravillas de “la otra Alicia” ocultas durante décadas

Fuente: El Sívori aloja la primera muestra en un museo de Orlandi, pintora y grabadora fallecida en 2022; sus obras, muy reconocidas en los ’60 y ‘70, dejaron de exhibirse y permanecieron guardadas en un departamento de Barrio Norte


Tras la muerte de Alicia Orlandi, en 2022, sus sobrinos se sorprendieron con lo que encontraron en su departamento de Barrio Norte: dos dormitorios y un baño llenos de cientos de pinturas y grabados. Se contactaron entonces con Sebastián Boccazzi, director de Roldán Moderno, para que tasara ese legado desconocido. Incluso el experto tuvo que googlear primero el nombre. Y descubrió que Orlandi no sólo había sido docente durante gran parte de su vida. Al ver las obras en vivo y en directo, no dudó al anunciarles: “Tienen un tesoro”.

Lo que siguió fue un gran trabajo de investigación, clasificación y catalogación de impactantes piezas geométricas, realizadas durante más de medio siglo. La galería convocó a Ayelén Pagnanelli, una joven becaria del Conicet que estaba haciendo su tesis doctoral sobre arte abstracto de mujeres argentinas, para que revisara varias cajas con carpetas que conformaban un archivo tan prolijo como habían sido conservadas las obras. El año pasado, ella tuvo a su cargo una muestra que le dedicó la galería y el texto principal de un libro que rescata esta historia. Y ahora es la cocuradora, junto con Teresa Riccardi, de la primera muestra de Orlandi en un museo.

Orlandi en su taller de la calle Carlos Calvo, circa 1959
Orlandi en su taller de la calle Carlos Calvo, circa 1959Gentileza Roldán Moderno

Un hito que logra el Sívori a tres años de la muerte de una artista que expuso en la galería Lirolay y en el Instituto Torcuato Di Tella, entre otros espacios de prestigio durante la década de 1960. Participó además de numerosas bienales –entre ellas, las de París y San Pablo-, obtuvo importantes becas y distinciones –como el Premio De Ridder (1960) y Gran Premio de Honor en el XI Salón Nacional de Grabado y Dibujo (1975)- y llegó a integrar colecciones institucionales y privadas en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa, incluida la del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

Algunas de las pinturas de Orlandi exhibidas en el Sívori
Algunas de las pinturas de Orlandi exhibidas en el SívoriGentileza Museo Sívori

Hasta el 6 de julio se exhiben ahora frente al Rosedal de Palermo medio centenar de pinturas, grabados y monocopias, técnica que produce una impresión irrepetible. “Orlandi le dedicó el único libro que existe en la Argentina sobre el tema”, dice Riccardi a LA NACION, mientras señala el ejemplar en una vitrina. Convive allí con folletos de Valium diseñados por la artista cuando trabajó para la farmacéutica Roche, tras perder sus cargos docentes durante la dictadura. “Había materiales muy diversos, fue todo un desafío hacer la selección”, agrega la directora del Sívori.

Algunos de los grabados de Orlandi que integran la muestra del Sívori
Algunos de los grabados de Orlandi que integran la muestra del SívoriGentileza Museo Sívori

Algo que no podía faltar es un aguafuerte de la serie representada en la colección del MoMA, que le compró tres en 1967. Tampoco un grabado que pertenece al Museo Sívori desde 1970, cuando Orlandi ganó el tercer premio del Salón de Artes Pásticas Manuel Belgrano. No se incluyó una pintura vendida por Roldán Moderno al Macba en la última edición de arteba, ya que dicho museo la exhibe actualmente en la muestra Pulsaciones, con otras obras de artistas mujeres de su colección.

Se incluyen también diapositivas del viaje que realizó por Perú en 1962, cuando fue incluida en la exhibición 6 Grabadores argentinos organizada en Lima por Rafael Squirru, entonces director del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires. “La artista incorporó en sus obras la abstracción prehispánica sudamericana a lo largo de su vida. Se convirtió así en un tema en el que abrevaría recurrentemente y sería una de sus marcas en su personal recorrido visual de la abstracción”, señala Pagnanelli para reforzar su rol pionero en una estética muy contemporánea.

A la derecha, el grabado de Orlandi que integra la colección del Sívori
A la derecha, el grabado de Orlandi que integra la colección del SívoriGentileza Museo Sívori

Todos estos factores hicieron que cuatro integrantes del board de la Tate de Londres invirtieran en sus pinturas el año pasado, cuando visitaron la muestra en Roldán. “Se vendió más de la mitad de la exposición, unas quince obras”, recuerda Boccazzi, antes de señalar que hoy los precios rondan entre los 1500 y los 30.000 dólares.

También se incluyen monocopias, técnica a la cual Orlandi dedicó un libro
También se incluyen monocopias, técnica a la cual Orlandi dedicó un libroGentileza Museo Sívori

“No creo en la fama que puede surgir milagrosamente. Es una cuestión de tiempo”, decía Orlandi en una nota publicada por Primera Plana en 1971. Para entonces ya se había graduado en pintura y grabado en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcova en 1962, y había viajado a Bruselas para perfeccionarse gracias a una beca otorgada por el gobierno de Bélgica.

Algunas de las pinturas de Orlandi exhibidas en el Sívori
Algunas de las pinturas de Orlandi exhibidas en el SívoriGentileza Museo Sívori

Cuando murió, medio siglo después, hacía décadas que su obra había dejado de circular. Sus últimas muestras individuales en galerías fueron en 1993 y el 2000. No se sabe por qué. Entre los posibles “factores que le dificultaron su permanencia y posterior reconocimiento”, Pagnanelli menciona los que apuntan a su identificación en la escena local como grabadora –una disciplina menos valorada que otras- y a su edad, en un período en el que los artistas jóvenes ganaron mayor protagonismo. Lo cierto es que hoy las piezas que permanecieron apiladas en un departamento, con las persianas bajas, vuelven a ver la luz.

Sin título, 1960
Sin título, 1960Gentileza Roldán Moderno

Para agendar:

La lucidez geométrica. Alicia Orlandi en el Museo Sívori (Av. Infanta Isabel 555, Parque 3 de Febrero), hasta el 6 de julio. Entrada: $9.000, miércoles gratis. Visitas guiadas: lunes, jueves y viernes a las 12; sábados, domingos y feriados a las 17.

Ni la Mona Lisa ni Venus: la pintura más detallada de la historia que es considerada inigualable

Fuente: Cronista – Esta obra renacentista de Van Eyck contiene un mensaje secreto que solo unos pocos han logrado descubrir en sus líneas.

Las pinturas de la antigüedad y del renacimiento destacan por su complejidad, precisión y realismo. Obras maestras como la Gioconda o Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, las Meninas de Rembrandt y las magníficas representaciones en la Capilla Sixtina de Miguel Ángel son reconocidas como las mejores obras de arte de la historia.

No obstante, hay una pintura que se distingue por su extraordinario nivel de detalle. Se trata de la Virgen del canónigo Van der Paele, creada por Jan Van Eyck en 1436.

Ni la Mona Lisa ni Venus: la pintura más detallada de la historia que es considerada una obra inigualable.

Razones por las cuales la Madonna del canónigo Van der Paele, de Jan Van Eyck, se considera una de las obras más minuciosas

Según el análisis del usuario «Jeferson Nasa», esta pintura renacentista rebosa de detalles y precisiones que el autor incorporó en la obra, donde cada trazo parece tener un propósito y significado único.

El detalle más impactante lo representa el clérigo de la pintura, Joris van der Paele, un clérigo adinerado que, aunque parece estar bien, los «detalles empiezan a revelar lo contrario», afirma el usuario.

Ni la Mona Lisa ni Venus: la pintura más detallada de la historia que es considerada una obra inigualable

Según este análisis, su rostro está intencionalmente elaborado. El clérigo presenta las arterias temporales inflamadas, pérdida de cabello cerca de la oreja y una mirada divergente.

El trazo de Jan Van Eyck indica que este hombre sufre de «arteritis temporal, una de las pocas enfermedades que pueden causar ceguera». En su mano sostiene un libro y unos anteojos.

La escena que observa el clérigo con Jesús, la Virgen María y San Jorge parece ser una ilusión tras la falla de su vista. Más allá de esto, según el usuario, «Joris está de rodillas en oración, como si buscara perdón».

En el siglo XV, cuando se pintó esta obra, la ceguera se consideraba un castigo por inmoralidad sexual. Así que tal vez este sea su momento de confesión.

Hay otro detalle notable que se destaca. En la armadura de San Jorge se refleja tenuemente la figura de un hombre. Al parecer, se trataría del propio Van Eyck, ubicado a un metro de distancia, es decir, la distancia ideal para que el espectador se detenga.

Parece que Van Eyck desea que las personas se sumerjan en ese detalle y esa es la distancia óptima para hacerlo.

Ni la Mona Lisa ni Venus: la pintura más detallada de la historia que es considerada una obra inigualable

La Madonna de Joris van der Paele: un ejemplo de pintura religiosa flamenca

El portal especializado La Finestra Sull’Arte explicó que el cuadro «representa una estructura teológica compleja basada en diferentes niveles de interpretación y significado».

Este análisis indica que la representación artística de Van Eyck muestra en el centro a la Virgen con el Niño, sentada en un alto trono coronado por un dosel.

La «Madonna de Joris van der Paele», según La Finestra sull’Arte, es un ejemplo magistral de pintura religiosa flamenca, rica en simbolismo y detalles históricos.

A la derecha de la Virgen María se encuentra San Donaciano, patrono de la colegiata de Brujas, en un lugar destacado. Con mitra decorada y casulla bordada, sostiene una rueda de cinco velas y un relicario, elementos que subrayan su identidad y función sagrada.

En la escena, frente a él y a la izquierda de María, aparece Joris Van Der Paele, el donante, arrodillado con un libro de oraciones y anteojos, signo de reflexión tras su lectura.

San Jorge, su santo patrono, lo presenta ante la Virgen, portando una armadura dorada con la inscripción hebrea «Adonai». Este gesto de introducción resalta el vínculo espiritual entre el donante y las figuras sagradas.

Van Eyck incluye reliquias reales veneradas en la iglesia de Brujas, como las del Santo Sepulcro, la Cruz y San Jorge, integrándolas en la composición para añadir autenticidad y profundidad.

Según el portal, la obra no solo busca glorificar al donante, sino también rendir tributo al duque Felipe el Bueno, dado que la iglesia era su parroquia.

A un mes de la muerte de Yuyo Noé, ¿dónde están sus obras?

Fuente: La Nación – Cuadros, esculturas y vitrales integran colecciones de museos e importantes espacios de arte en Argentina: un circuito para redescubrir el valioso legado del maestro


Artista central del arte contemporáneo argentino, Luis Felipe “Yuyo” Noé, que murió hace exactamente un mes, dejó un legado valiosísimo que se puede ver en Buenos Aires, San Juan y Misiones. Su producción, su obra y sus reflexiones teóricas –en las que es clave el concepto de caos: no es desorden, sino el verdadero orden de las cosas en estado permanente de movilidad– son capítulos ineludibles de la historia del arte local. Noé creó una cosmogonía única.

En los años sesenta integró la Nueva Figuración junto con Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega. Hay que aclarar que a Noé el término “Nueva Figuración” nunca le agradó. El grupo fue protagonista de un quiebre de época: exploró nuevos lenguajes artísticos, buscó una forma superadora de la oposición entre figuración y abstracción: revolucionó la pintura local.

"Introducción a la esperanza", de 1963, obtuvo el Premio Nacional de Pintura e integra la colección del Bellas Artes
«Introducción a la esperanza», de 1963, obtuvo el Premio Nacional de Pintura e integra la colección del Bellas ArtesGentileza MNBA

En el Museo Nacional de Bellas Artes se puede ver Introducción a la esperanza, que fue presentada en el concurso nacional del Instituto Torcuato Di Tella, en 1963, junto con otras obras de su autoría, y obtuvo el Premio Nacional de Pintura. En esta pieza, Noé quiebra la unidad del cuadro incluyendo bastidores complementarios al bastidor central. Tiempo después acuña el término “caos”. “En 1964 viajó a Nueva York por primera vez –escribe Mercedes Casanegra sobre esta pieza—. En esa ciudad el crítico Lawrence Alloway, curador del Solomon R. Guggenheim Museum y creador del término pop art, quien había estado en Buenos Aires, visitó el taller de Noé y le dijo que lo que él estaba haciendo era utilizar el caos como estructura de la obra. Noé adoptó ese concepto al sentirse identificado de manera plena con él. En aquella oportunidad comenzó a escribir su Antiestética, libro que publicó al año siguiente”.

"La anarquía del año XX" forma parte de la Serie Federal que Noé expuso en mayo de 1961
«La anarquía del año XX» forma parte de la Serie Federal que Noé expuso en mayo de 1961Gentileza MNBA

También en el mayor museo de la Argentina se expone La anarquía del año XX” (1961), una de las trece piezas que integran la Serie Federal, que Noé expuso en la galería Bonino de Buenos Aires durante mayo de 1961. “(…) luego de haber recibido también los ejemplos de la pintura surgidos después de la Segunda Guerra Mundial –action painting e informalismo—, y sin negar a las sucesivas vanguardias (por el contrario, amándolas), me sentí nutrido igual de las experiencias figurativas y abstractas”, decía el pintor sobre esta etapa. Y añadía: “La historia argentina, en este sentido fue una fuente de inspiración”.

"Júpiter Tonante" una de las obras que se puede ver en la Colección Amalita, en Puerto Madero
«Júpiter Tonante» una de las obras que se puede ver en la Colección Amalita, en Puerto MaderoGentileza Fundación Fortabat

En Colección Amalita, es posible ver Júpiter tonante, obra de 1960 en técnica mixta sobre tela, e Informes sobre errores y omisiones”, de 1997. En Macro, cuelga Elementos de la rebelión, de 1986. Se trata de un paisaje que presenta una construcción visual casi geométrica. Noé divide la imagen a partir de líneas diagonales desestructuradas, con las que construye diferentes planos de color. Contiene referencias a la naturaleza, como los azules del agua y verdes de la tierra, ambos teñidos por los naranjas del sol. Conforma así una pintura casi tridimensional en un aparente caos. La partida, obra de gran formato que el artista pintó dos años antes, en 1984, cuando tuvo que irse de la Argentina y, que alude al período de la dictadura militar en nuestro país, se exhibe en la colección permanente del Museo Franklin Rawson, de San Juan.

“Elementos de la rebelión” cuelga en Macro
“Elementos de la rebelión” cuelga en MacroGentileza Macro

En Fundación Klemm, en la muestra Una Cita con el Pop, con curaduría de Rodrigo Alonso, se incluye Eroticón. En el Museo Campo, Cañuelas, está expuesta SIN-fonía, que el artista comenzó a fines de la década de 1980 y retomó durante la pandemia, en 2020. En esta pieza, Noé incorpora la línea vibratoria de color como recurso estético –forma parte de su lenguaje visual identitario—. Suma la espiral del caos que condensa distintas estéticas para proponer una nueva.

La muestra "Una Cita con el Pop", en Fundación Klemm, incluye "Eroticón"
La muestra «Una Cita con el Pop», en Fundación Klemm, incluye «Eroticón»Gentileza Fundación Klemm

En el Centro de Interpretación del Conjunto Jesuítico Guaraní San Ignacio Miní, en Misiones, se puede ver Misiones: naturaleza e historia, una obra de 1987, donde la exuberancia del color hipnotiza. La obra está formada por cuatro piezas de gran tamaño (cada una de más de dos metros de alto por casi dos de lado) pintada con acrílicos, tintas, carboncillo y pasteles. Sintetiza la historia de la región en cuatro momentos distintos: el estado natural, la conquista, el estado jesuítico y, por último, expulsión y destrucción.

Centro de Interpretación del Conjunto Jesuítico Guaraní San Ignacio Miní
Centro de Interpretación del Conjunto Jesuítico Guaraní San Ignacio MiníGentileza Centro de Interpretación del Conjunto Jesuítico Guaraní San Ignacio Miní

También se exhibe en el Museo Campo de Cañuelas Compleja Esperanza, hecha por el artista en 2022, con pintura poliuretánica, resina poliéster, madera, bronce, cobre y acero inoxidable, de casi 5 metros de alto. Noé se inspiró en un árbol muerto, carbonizado por un rayo que vio en este museo al aire libre. Le atrajo la corteza del árbol, en la que notó una trama similar a la de sus obras. El primer paso fue extraer el árbol, que se trasladó a un aserradero. Y tras ser intervenido por el artista, lo llevaron nuevamente al campo.

"Compleja Esperanza", escultura de Luis Felipe Yuyo Noé en el Museo de Cañuelas
«Compleja Esperanza», escultura de Luis Felipe Yuyo Noé en el Museo de CañuelasGentileza Cañuelas Museo Campo

“Opté por relacionarme directamente con la naturaleza a través de un tronco quemado que tuvo que extraerse de la tierra y limpiarse de impurezas, lo que significó su inversión: las raíces en el lugar de las ramas del árbol. Esto me pareció magnífico en el sentido de que siempre me interesa encontrar la imagen por el derecho y el revés –dijo el artista sobre esta pieza—. Todo esto fue multiplicando el desafío y así, dándole vida a través del color y de copias parciales de algunas de sus ramas en bronce, fui armando esta obra con el espíritu de un título que lo ubico como estímulo: Compleja esperanza”.

“Entre los tiempos”, una pieza que Luis Felipe “Yuyo” Noé hizo con la técnica del vitral en el puente que une el Muntref con el edificio del antiguo del hotel de inmigrantes
“Entre los tiempos”, una pieza que Luis Felipe “Yuyo” Noé hizo con la técnica del vitral en el puente que une el Muntref con el edificio del antiguo del hotel de inmigrantesGentileza Muntref

En Muntref, exhotel de Inmigrantes, captura Entre los tiempos, una pieza que el artista hizo con la técnica del vitral, poco usada en la contemporaneidad, cuando en 2023, desde Muntref, lo invitaron para que hiciera una intervención vitral en el puente de hierro y vidrio que une el cuerpo de ascensores con el edificio del antiguo hotel de inmigrantes, donde funciona el Centro de Arte contemporáneo y Museo de la Inmigración.

A los pocos días de visitar el espacio, Noé presentó un proyecto. La realización fue en dos etapas: la primera, implicó el vitral que mira a la ciudad, instalado en noviembre de 2023, y la segunda (que mira al río) fue instalada a mediados de 2024. “Una estructura fragmentada, de ángulos agudos está habitada por vidrios de colores variados, pintados con finos trazos por Yuyo y a su vez, unidos entre sí por filamentos de plomo, al mejor estilo de la tradición de vitrales desde la Edad media”, señala Diana Wechsler, Directora artística de Muntref y de Bienalsur. Entre los fragmentos de vidrio, hay dos curiosidades: Noé incluyó algunos vidrios de las antiguas ventanas del Hotel de Inmigrantes; otros son fragmentos de espejos. “Estos ofrecen una interesante resolución simbólica al permitir que el río cercano se refleje en la ciudad y viceversa”, señala Wechsler.

Se despide la Mona Lisa: el Gobierno de Francia quitará la mítica pintura del museo del Louvre

Fuente: Cronista – El cuadro finalmente será trasladado y puesto en un lugar independiente. Las autoridades confirmaron que cobrarán un extra por ver la obra de arte.

La Mona Lisa, la más icónica pintura de Leonardo Da Vinci, será quitada y trasladada a otra sala independiente del Louvre, según lo confirmó el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Según detalló el mandatario francés, la Gioconda será movida a una sala particular que se accederá de forma independiente al museo ubicado en el barrio de Saint-Germain-l’Auxerrois, en París.

El tralsado de la Mona Lisa responde a un sistema de reformas que lleva a adelante el Gobierno, que esperan que estén terminadas al 100% recién en 2031.

Por su parte, la reforma fue avalada por la directora del museo, Laurence des Cars, quien denunció en varias ocasiones los problemas de infraestructura y mantenimiento que atraviesa la institución. 

La modificación que relizará el museo busca que la gran afluencia de personas a la sala de la Mona Lisa no obstaculice el acceso a otras habitaciones. Además, el Gobierno prentende cobrar un costo adicional a las personas que quieran ver la famosa pintura de Da Vinci.

De esta forma, la entrada para ver a la Gioconda sería independiente y estaría ubicada cerca del río Sena y ya no será como era anteriormente por la entrada de la gran pirámide de cristal.

La reforma costará entre 100 y 500 millones de euros y será financiada por publicidad y por el costo adicional de las entradas a todas aquellas personas que no sean ciudadanos de la Unión Europea.

¿Quién fue la Gioconda?

Lisa Gherardini, más conocida como La Gioconda, nació el 15 de junio de 1479 en Florencia y pertenecía a una familia noble de la región de Toscana, Italia. Su nombre completo era Lisa del Giocondo, y pasó a la historia por ser la mujer retratada en la obra más famosa de Leonardo da Vinci: el enigmático retrato que hoy conocemos como la Mona Lisa.

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Aunque hay pocos registros sobre su vida, se sabe que Lisa se casó joven con Francesco del Giocondo, un comerciante de telas y sedas que más tarde llegó a ocupar cargos públicos en Florencia. Juntos tuvieron cinco hijos y llevaron una vida acomodada dentro de la clase media alta de la época.

El misterio sobre la identidad de la modelo inspiró teorías durante siglos. Sin embargo, en 2005, el historiador Armin Schlechter encontró una pista clave en la biblioteca de la Universidad de Heidelberg, Alemania: una nota escrita en 1503 por Agostino Vespucci (funcionario florentino y contemporáneo de Da Vinci), en el margen de un libro, donde se confirma que la modelo del cuadro era efectivamente Lisa Gherardini.

 Vespucci, amigo cercano de Leonardo da Vinci, dejó una anotación clave en la que comparó al artista florentino con Apeles, uno de los grandes pintores de la Antigüedad clásica. En esa misma nota, mencionó tres obras que Leonardo estaba desarrollando en ese momento: el famoso retrato de Lisa del Giocondo -más conocido como La Gioconda o Mona Lisa-, la pintura de Santa Ana, y el mural inacabado de La batalla de Anghiari. 

Reapareció el «Bansky del Vaticano» con un mural que homenajea al papa Francisco

Fuente: Perfil – El artista urbano Maupal, conocido como el «Banksy del Vaticano», pintó un nuevo mural en homenaje al Papa Francisco en Roma. La obra incluye símbolos de San Lorenzo, la paz, los migrantes y el cuidado del ambiente, y destaca la palabra «Valores» como legado del pontífice argentino.

Mientras el mundo católico y buena parte de quienes no profesan la fe cristiana recuerdan por estos días el impacto del papa Francisco, un nuevo mural apareció en Roma para rendirle tributo. Se trata de una obra de Maupal, el artista urbano conocido como el “Banksy del Vaticano”, que volvió a plasmar su admiración por el pontífice argentino en una de las paredes más cercanas a la Santa Sede.

La pintura fue realizada este jueves, en medio del segundo día de capilla ardiente en la Basílica de San Pedro. Esta vez, el mural apareció sobre una de las paredes de la calle Borgo Pío, una arteria popular ubicada a metros del Vaticano. Allí, Maupal, seudónimo del artista romano Mauro Pallota, retrató un maletín como el que usaba Francisco, del que asoma una bufanda azulgrana, en clara alusión a San Lorenzo de Almagro, el club del que el Papa era hincha.

Pintura del artista romano Maupal en homenaje al Papa Francisco
La obra del «Banksy del Vaticano»

Debajo del maletín se puede ver el símbolo de la paz dibujado sobre la tierra, mientras que más alejados hay dos objetos cargados de significado: un salvavidas, que representa a los migrantes y refugiados, y una regadera junto a un pequeño brote verde, símbolo del cuidado de la naturaleza. Todos temas centrales en el pontificado de Jorge Bergoglio.

Impresa en el maletín, una sola palabra: “Valores”. Y en una esquina del mural, otra más que condensa todo: “L’eredità” (La herencia).

Quién es Maupal, el Banksy del Vaticano

Aunque su apodo recuerda al mítico artista callejero británico, Maupal tiene nombre y apellido conocidos: Mauro Pallota, nacido en Roma en 1972. A diferencia del verdadero Banksy, Pallota nunca ocultó su identidad. Su obra, muchas veces efímera, se convirtió en parte del paisaje romano, especialmente por sus frecuentes homenajes a Francisco. Algunas de sus pinturas se borran rápidamente, por lo que encontrar una puede sentirse como toparse con un pequeño tesoro.

Uno de sus murales más recordados es el “Súper Papa”, realizado en 2014, donde se veía a Francisco volando con el mismo maletín que aparece ahora en su homenaje póstumo. Como en aquel entonces, el gesto vuelve a conjugar ternura, simbolismo y un profundo respeto por la figura del Papa de los pobres.

Miles de personas rindieron homenaje al Papa Francisco en el segundo día de su velatorio

Pintura del artista romano Maupal en homenaje al Papa Francisco
El «Súper Papa», pintado en 2014 por Maupal

Los vecinos del barrio Borgo Pío valoran tener entre ellos a un artista como Maupal. Emiliano, dueño de una perfumería junto a la nueva obra, contó que le entusiasma que el mural pueda atraer más gente al comercio. Incluso recordó otra obra previa, ya borrada, con animales frente a una computadora. “Me gustaba más esta porque pegaba con los productos que tenemos de color azul”, confesó entre risas, aunque reconoció que el nuevo mural “va más en concordancia con el edificio”.

Mientras Roma despide a Francisco, muchos se preguntan cuál será el próximo destino artístico de Maupal. La duda reside en si se inspirará en el nuevo Papa, o el artista seguirá rindiendo tributo a quien cambió para siempre la historia de la Iglesia desde el fin del mundo.

El día que Yuyo Noé contó por qué le seguiremos “dando pelota”

Fuente: Clarín – Luis Felipe “Yuyo” Noé, el gran pintor argentino, murió el 9 de abril a los 91 años. Apenas supe la noticia, me acordé de una entrevista que le hice hace casi dos décadas. No es que no hubiera otras notas. Yuyo siempre estaba creando cuadros y libros sobre arte y se hacía un hueco para contarlo.

Pero recordé a Yuyo Noé en 2006, en su taller de San Telmo, con un chaleco negro que había decidido usar para las fotos, trayendo una pila de catálogos a la charla.Yuyo Noé. Foto archivoYuyo Noé. Foto archivo

Yuyo Noé ya me había regalado el primer párrafo de la entrevista. «Me molesta cuando me preguntan por mis influencias pictóricas. Es como si me dijeran: ‘A ver, usted que es medio idiota, ¿de dónde sacó una idea?’, lanzó.

«Claro que hay pintores que me inspiraron. Por algo, en el catálogo de la muestra de mi Serie federal, de 1961 –la primera exposición que realizó–. salgo abrazando un busto de Goya. Pero yo digo que el pintor que más me influyó fue Juan Domingo Perón”, agregó Yuyo y se rió.

Cada tanto, Noélanzaba una frase así, taxativa, en general, irónica. Pero se tomaba al arte en serio y era muy generoso la hora de compartir lo que pensaba.

El buen caos

El gran legado de Yuyo Noé suele resumirse en dos hitos.

Pintor de la historia, los mitos y la naturaleza, Yuyo Noé fue un emblema de la Nueva Figuración, grupo que fundó en 1961 con Jorge de la Vega, Rómulo Macció y Ernesto Deira para conciliar figuración y abstracción.

El otro hito aparece en su libro Antiestética de 1965: son las indagaciones de Noé sobre el caos,que ayudaron a que, finalmente, a los 75 años, representara al país en la Bienal de Venecia.

“Ojo, para mí caos no es una mala palabra (…) El concepto de orden es estático y el de caos, dinámico. El asunto es asumir el caos, es decir, la estructura latente en los procesos de cambio”, explicó.

Estallados de imágenes

Entre 1964 y 1968, Yuyo Noé vivió en Estados Unidos y cuando volvió al país echó a rodar la leyenda de que había tirado toda su obra de aquellos años al río Hudson, a tono con la idea reinante sobre que el arte se disolvería en la vida o nada.

Yuyo Noé se puso un bar y hasta mitad de aquella década no volvió a pintar. Pero siguió pensando en la pintura. Después de retomar, apoyaría además la valoración del dibujo, tantas veces considerado un arte menor.

Ya en este siglo señalaba que su desafío era encontrar una imagen integral en un mundo estallado de imágenes.

Antiformalismos

¿Qué lugar le daba Yuyo Noé a esos hitos? Ya en 2006 estaba cansado de que lo definieran sólo así. Siempra andaba investigando para hacer algo más. Luego llegó a decir: “Me tratan como a la viuda de un pintor de los 60”.Los de la Neofiguración, por Saamer Makarius. ArchivoLos de la Neofiguración, por Saamer Makarius. Archivo

Igual le pregunté a Yuyo por el legado de la Neofiguración. “Que hablen los otros, porque mi visión no corresponde, qué sé yo qué les dejó a los demás”, respondió y, por eso, fue a buscar los catálogos.

Entonces leyó a Jorge Romero Brest, ex director del Museo Nacional de Bellas Artes y del semillero de Artes Visuales del Instituto Di Tella, 1966: “El despertar se produjo abruptamente hace unos 5 años… Y no sólo porque estos neofigurativos aparecieron al mismo tiempo que los demás … Ni porque tuvieron más calidad que otros aquí. Sino porque se expresaron con más libertad”.

Después, leyó a Aldo Pellegrini, 1965: “Este grupo ha llegado a la máxima libertad creadora”.

“Ese es el punto –subrayó Noé-. Y hay que destacar la actitud de Alberto Greco, que más que informalista era antiformalismos. Ahí comenzó a desarrollarse otro espíritu… Bueno, por esto empezaron a darnos pelota”. Y se la seguiremos dando.