Se trata de «Pobreza CEO», de Carlos Clementt que simboliza el grito de protesta contra la teoría económica del derrame. Será exhibida entre el 10 y el 20 de octubre de este año en la sede de Naciones Unidas tras ser elegida entre más de 3.000 obras de todo el mundo.
La obra del artista plástico rosarino, Carlos Clementt, «Pobreza CEO», que simboliza el grito de protesta contra la teoría económica del derrame, será exhibida entre el 10 y el 20 de octubre de este año en la sede de Naciones Unidas (ONU) en Ginebra (Suiza), tras ser elegida por ese organismo, entre más de 3.000 obras de todo el mundo.
La obra fue seleccionada en la categoría Justicia Económica en el marco de la convocatoria #ImagineEquality, que lanzó el Instituto de Investigación de Naciones Unidas para el Desarrollo Social (Unrisd), al cumplir los 60 años de su fundación.
La convocatoria mundial a los artistas se hizo a través de las redes sociales bajo la consigna «#ImagineEquality: Liberar el poder de la imaginación para crear un mundo mejor», y es la primera vez que un artista plástico de la ciudad de Rosario, es elegido por la ONU, para exponer su arte a nivel internacional.
Del jurado participaron integrantes de la ONU y artistas internacionales y el resultado de la competencia fue anunciado por Unrisd el 18 de septiembre pasado.
La obra
La obra de Clementt consiste en un cuadro de un metro por un metro, hecho sobre chapadur, con collage y técnicas mixtas, que será exhibida en Ginebra del 10 al 20 de agosto del este próximo, según dijo el artista rosarino, de 67 años, a la agencia Télam.
«Mi particularidad es que pinto sobre soportes no convencionales, uso material que voy encontrando en la calle, que otros desechan, lo resignifico y luego convierto en obras de arte», explicó el artista.
La convocatoria de la ONU le llegó hace dos meses «y entonces decidí enviar un cuadro que realicé en el año 2021, inspirado en los Panamá Papers, las denuncias de evasión de impuestos y lavado de dinero«.
Se trata de un cuadro de un metro por un metro, hecho sobre chapadur, con collage y técnicas mixtas / Foto: Sebastián Granata.
«Todo eso produjo en mí y en mucha gente una gran indignación y lo terminé plasmando en una obra que denominé «Pobreza CEO», que ahora fue elegida entre más de 3.000 obras de todo el mundo por la ONU», subrayó el artista, al hablar de su obra, una crítica a lo que se conoce como efecto derrame, que propone reducir los impuestos a las empresas y a los sectores más poderosos de la sociedad para estimular la inversión empresarial a corto plazo y beneficiar a la sociedad en general a largo plazo, lo que en la práctica no sucede.
La verdad, no esperaba este reconocimiento internacional y me llena de orgullo que mi obra haya sido elegida entre innumerables pintores y artistas plásticos de Europa, Asia, África y América.Clementt
«La verdad, no esperaba este reconocimiento internacional y me llena de orgullo que mi obra haya sido elegida entre innumerables pintores y artistas plásticos de Europa, Asia, África y América», sostuvo Clementt.
En el centro del cuadro aparece «el rostro distorsionado de una persona gritando» y «ese grito que se puede asociarse al ´Grito de Munch´ -del pintor noruego Edvard Munch- es de indignación, es de protesta por la angustia que provoca esa gran mentira de la ´teoría económica del derrame´», sostuvo.
Artista Plastico Carlos Clement junto a su obra / Foto: Sebastián Granata.
En ese cuadro, él imagina además «un mundo donde la concentración de la riqueza no esté en manos de unos pocos, que los que menos tienen puedan cubrir sus necesidades y no queden mirando el oro que derraman los poderosos», agregó.
Clementt inició su carrera como artista hace 30 años pintando tablas de surf en Brasil y hoy, entre otras actividades, da clases de arteterapia en instituciones que tratan adicciones a las drogas en Rosario.
«Uso el arte para que estas personas con problemas de adicción, empiecen a abrirse y a expresarse», explicó el artista y señaló que las herramientas que utiliza para pintar los cuadros «tampoco son muy convencionales».
«Uso mucho látex que sobra de las pinturas de las casas, empleo espátulas para decorar tortas y las que utilizan los pintores de brocha gorda, además de escobillas para limpiar vidrios», reveló.
En el marco de esta competencia, Argentina y Camerún son los únicos dos países con cuatro artistas seleccionados por el Unrisd.
En el caso de la Argentina, además de Clementt, fueron elegidos en otras categorías, los trabajos de los argentinos Otto Soria, con su obra «Sube baja»; Priscila Freire, con «Hospital cerrado», y Rubén Barrio, con «El grito de la libélula».
Fuente: Clarín – «La revolución de la no-violencia» podrá verse hasta fines de octubre en el Museo Evita. Un recorrido por la faceta menos conocida del activista de 91 años.
Será, entre otras cosas, porque su padre ciego consiguió una jubilación gracias a Evita –algo que contará en un rato nada más– que Adolfo Pérez Esquivel se muestra feliz y agradecido de exhibir su arte precisamente en una sala del Museo Evita, en Lafinur 2988. Signado para siempre como un activista por los derechos humanos, muchas veces olvidamos que el Premio Nobel de la Paz 1980 es también, o sobre todo, o antes que nada, un prolífico artista plástico.
Si en aquella oportunidad exhibió 40 obras de su abundante producción, esta vez, en una sala del Museo Evita se trata de una exposición más pequeña e íntima, pero no por eso menos significativa.
La historia de vida de Adolfo Pérez Esquivel lo ubica rápidamente en nuestro imaginario como un militante de los derechos humanos. A la par, no obstante, de su recorrido en movimientos de no violencia y en defensa de la democracia, también ha construido un jugoso currículum como artista.
Estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde también fue profesor durante dos décadas (profesión que dejó de lado luego de su secuestro en 1977); es pintor y escultor y se formó en la Universidad Nacional de La Plata. Su casa es también su taller, donde cobija cientos de sus obras pictóricas y sus esculturas.Pérez Esquivel y el muro que habla en el cuadro, por la crisis de 2001: «Que se vayan todos».
En el Museo Evita, pueden verse un puñado de cuadros, de temáticas sociales: el Holocausto, la dictadura, Malvinas, la pobreza, los migrantes, la religión, así como acuarelas que remiten a su infancia transitando las calles porteñas, pero también al trabajo territorial que ha desarrollado con niños y adolescentes en las Aldeas para la Paz de General Rodríguez y Pilar desde los ’90.
Y también dos vitrinas que incluyen objetos del Pérez Esquivel activista y pedagogo: una réplica de la medalla del Premio Nobel (la original está guardada en la UBA), cartas que se escribió con Barack Obama (Premio Nobel de la Paz en 2009), libros traducidos a idiomas como ruso o japonés y fotos con dos Papas distintos (Juan Pablo II y Francisco).
La exposición, por si fuera poco, está musicalizada por Amanda Guerreño, pianista y compositora, con su obra electroacústica Voces de los pueblos. Guerreño es ni más ni menos que la pareja y compañera de vida de Pérez Esquivel. Y sí: se conocieron estudiando arte en La Plata.Holocausto, dictadura y Malvinas en estas tres producciones de Pérez Esquivel.
En la foto-gigantografía que da inicio a la recorrida se lo ve a Pérez Esquivel en su taller, rodeado de sus obras, y es el propio artista, de lúcidos 91 años, quien un mediodía ante la visita de Clarín Cultura oficia de guía de sala por su propia muestra, el que aclara que esa foto está guardada también en Oslo en el Comité Noruego del Nobel, que todos los años decide quién merece la distinción por la Paz.
Podrá decir Pérez Esquivel que primero es artista y luego militante, pero lo que se ve a las claras en su producción pictórica es que las dos pasiones van de la mano. Difícil encontrar un cuadro del Nobel que no refiera a una temática social: el recorrido por una decena de obras da cuenta de un proceso histórico y social así como de su propia (auto)biografía.
Para reforzar esta idea, la muestra lleva como título La revolución de la no-violencia y podrá verse hasta el 29 de octubre en el museo ubicado en Palermo. “Manifestarme a través de las obras es parte de la vida. Tiene que ver con todo lo que hago y pienso”, ha dicho alguna vez.Libros del Nobel en diversos idiomas.
“A través de sus pinturas, grabados y manifestaciones visuales, Pérez Esquivel nos invita a explorar la profunda conexión entre la paz, la justicia y la resistencia activa, en una propuesta que expresa diversos trayectos de una vida dedicada a romper muros que dividen a la humanidad y a la construcción de puentes de amor y solidaridad”, expresa en el texto que acompaña la muestra Cristina Álvarez Rodríguez, presidenta del Instituto Nacional de Investigaciones Históricas Eva Perón – Museo Evita.
“Esta exposición sin lugar a dudas nos invita a conocerlo desde otros lenguajes. Desde que era un niño, aprendió en su querido barrio de la Boca, las posibilidades que el arte brinda para expresar sentidos”, expresa a este diario Romina Martínez, coordinadora Relaciones Institucionales Museo Evita.Pérez Esquivel y un dibujo en el que rememora su juventud y sus días de canillita en San Telmo.
Y agrega: “Una niñez cruzada por la pérdida de su mamá siendo muy pequeño y la crianza en manos de una abuela indígena y las monjas de su escuela primaria que le enseñaron a tallar la madera; las largas tardes compartidas con Benito Quinquela Martín y los trabajadores portuarios, los viajes en tranvía hasta la Plaza de Mayo para comprar libros usados con las monedas que podía juntar trabajando como canillita: un padre trabajador que quedó ciego y consiguió su jubilación gracias a una carta de ese niño a Eva Perón que le permitió cumplir el sueño de estudiar arte, convirtió a Adolfo en la persona que es, no solo un referente mundial de la lucha por los derechos humanos sino también en un artista con una obra que aunque muy diversa, poco conocida”.
Una de las obras de mayor impacto es también una de las más recientes de su producción: La última cena (2023) está inspirada en el cuadro de Leonardo da Vinci, aunque con variantes propias del estilo de Pérez Esquivel. «No me trago para nada que en la última cena no hubiera mujeres», lanza el pintor, escritor, activista y tantas cosas más.Intercambio epistolar con Obama, una réplica de la medalla del Nobel, fotos con dos Papas.
Por eso, ubica en este cuadro de grandes dimensiones las figuras de María, madre de Jesús, de María Magdalena y de su hermana Marta. Los apóstoles vendrían a ser contemporáneos, todos compañeros de ruta en la militancia de Esquivel, «gente que caminó conmigo por América Latina, muchos han muerto, la mayoría de los que represento».
Los enumera: «Los discípulos son Jaime de Nevares, el compañero Perico Pérez Aguirre de Uruguay, Leónidas Proaño de Ecuador, cardenal Paulo Arns de Brasil, Hélder Cámara de Brasil, Leonardo Boff, también de Brasil, el único que está conmigo. De este lado están Monseñor Romero de El Salvador, Méndez Arceo de México, Arturo Paoli de Italia, igual que el cardenal Angelini…».La Última Cena, según Pérez Esquivel.
El cuadro no termina ahí: entre los comensales, hay una figura que no tiene rostro. «Es Judas», responde el artista, que cada uno le ponga el rostro que quiera, sugiere. ¿Y Pérez Esquivel se autorretrató? No.
Entre los cuadros figuran la dictadura con Nunca más (unas botas militares pisan cabezas; recordemos que Pérez Esquivel denunció la violación sistemática de los derechos humanos en el país, estuvo detenido en un centro clandestino, subió a un vuelo de la muerte, fue a una cárcel común y finalmente obtuvo la prisión domiciliaria), la referencia a Malvinas, la crisis migratoria en Europa o muros que hablan con consignas sociales durante la crisis de 2001 (o cualquier otra crisis económica argentina): «Que la deuda la pague tu abuela» o «Dale, flaco, queremos pan».
En cuanto al estilo de este artista-militante, señalaba Laura Casanovas en su texto curatorial de la muestra del Museo Lucy Mattos que en los trabajos de Pérez Esquivel “resuenan ecos del arte moderno rioplatense, de la obra de Antonio Berni y su Juanito Laguna, del muralismo mexicano y del local del grupo Espartaco, entre otros. Una obra que se expandió, además, en el espacio público con esculturas y pinturas murales emplazadas en instituciones y lugares de rescate de la memoria y de la historia de América Latina y de Europa”.
Entre los murales conocidos del artista-militante figuran el Via Crucis Latinoamericano y Paño Cuaresmal de 1992, el Monumento a los Refugiados, en la sede central de Acnur en Suiza; el Mural de los Pueblos Latinoamericanos en la Catedral de Riobamba, Ecuador; o su escultura en homenaje al Mahatma Gandhi en Barcelona.
Como cierre, Pérez Esquivel no escatima en compartir una anécdota con Evita que lo toca en persona: “Mi padre era ciego y no le daban la jubilación. Le mandamos a Evita una carta contándole el caso y un día apareció una mujer, que para mí era una diosa, a charlar con mi papá. No era Evita, era una asistente, pero le hizo llegar la situación y a los pocos días, tuvo la jubilación. Lo de Evita no tenía nada que ver con lo político, era su forma de ser”.
Ficha
La revolución de la no-violencia, de Adolfo Pérez Esquivel.
Dónde: Museo Evita, Lafinur 2988.
Cuándo: martes a domingos, de 11 a 19. Hasta el 29 de octubre.
Fuente: Clarín – Empezó a crear en base a hits, poco antes de la pandemia, y el jueves inaugura su primera muestra.El sábado, participará en la Noche de los Museos y en diciembre, en Art Basel Miami.
El arte es poroso, por eso disciplinas como la plástica y la música pueden fecundarse mutuamente y provocar combinaciones inesperadas.
Existen, por supuesto, antecedentes: los cuadros que pintaba David Bowie cuando no estaba grabando discos o atrapado en la dinámica de los conciertos; Charly García convirtiendo su arte plástico en la tapa del disco Tango 4 o Luis Alberto Spinetta ideando la rara criatura surrealista del más famoso disco de Almendra.
Y pueden mencionarse otros casos de rockeros que despuntan el vicio del pincel o el lápiz, como el stone Ronnie Wood, los libros con ilustraciones hechas por John Lennon antes, durante y después del apogeo de la Beatlemanía o, para quedarnos por acá, el cantante de Él Mató a un Policía Motorizado que ha ilustrado las tapas de los últimos libros del poeta y ensayista Fabián Casas.
Por no citar los dibujos del mítico músico Daniel Johnston, que se masificaron cuando Kurt Cobain estampó uno de ellos en una camiseta y la imagen recorrió el planeta Tierra.
Ahora se suma a ese universo de vasos comunicantes el arte de M.Jacobs, quien a partir del 21 de septiembre, en las galerías Zero 618 y Boulevard 514 (av. Caseros 528, San Telmo), exhibirá su hacer en la muestra The ArtM.Jacobs Experience: 65 cuadros que abordan y recrean canciones de referentes musicales nacionales e internacionales como Soda Stereo, Los Abuelos de la Nada, Las Pelotas, The Police, INXS, Tan Biónica, The Killers o Duran Duran, entre muchos otros. Sobre las claves de esta exposición M.Jacobs mantuvo una charla vía Zoom con Clarín Cultura.“Quédate», obra inspirada en la canción Music Sessions #52 de Quevedo y Bizarrap.
–¿Cuál ha sido tu derrotero dentro de las artes plásticas?
–Soy empresario, me he dedicado toda mi vida a la rama de los negocios inmobiliarios, y tengo evidentemente también la genética de mi madre, porque ella logró que a los cincuenta años se despertara en mí este amor por las artes plásticas.
Mi madre era una gran artista –la pintora Mabel Dubra– y me ha dejado este legado en la sangre. Un poquito antes del arranque de la pandemia de Covid-19, con eso de tener demasiado tiempo libre, empecé a pintar: compré unos pinceles, unas paletas, pinturas, y me puse a trabajar.
Empecé a hacer cosas que tenían que ver con Buenos Aires, con elementos relacionados con lo social, pero no lograba hallar un hilo conductor más allá de mi origen. Un amigo me dijo “Mauro, animate, mostrá tus trabajos” y así arranqué.“Atrasaré las horas”, obra inspirada en la canción «La Melodía de Dios», de Tan Biónica.
–¿Y de qué manera comenzaron a circular esas primeras obras?
–Musicalizaba cada una de mis pinturas, para poder subirlas a las redes sociales. Hacía una pintura que tenía que ver con el Congreso o una calle tradicional de Buenos Aires, y buscaba un tango o algo muy cercano al folklore. Y un día me desperté y advertí que había una veta para poder desarrollar, algo inédito, porque no se había hecho, que era pintar en base a canciones, a hits.
En vez de musicalizar una obra, voy a hacer obras inspiradas en canciones, me dije. Inicié así esta colección en la que sigo por ahora parado, tomando canciones diversas, básicamente aquellas que me gustan y también otras que sentí que podían llegar a funcionar, y que son más que nada hits.
Y al hacer circular los cuadros entre gente conocida, empezó a despertarse en ellos la curiosidad de saber cuáles eran los temas sobre los que se basaban mis trabajos. Le coloqué un código QR a cada cuadro y ahí la gente, con el celular, podía hacer una lectura, y se creaba una suerte de magnetismo en el que el espectador podía encontrarse, a partir del tema musical, con la pintura.“Tan susceptible», obra inspirada en la canción «En la ciudad de la furia», de Soda Stereo.
–¿No hubo un contacto con el arte en tu adolescencia o juventud?
–No desde lo técnico, pero la tenía a mi madre, que era profesora de dibujo. Desde ya, a mí siempre me gustó dibujar, y Plástica fue siempre una de mis materias preferidas. Más allá de mi afinidad con los números, la pintura era una debilidad para mí. Y obviamente el dibujo, y a partir de eso, nace el pasaje hacia el color.
Las canciones que eligió
La muestra –que podrá visitarse también el 23 de septiembre en el marco de la celebración de La Noche de los Museos– propone el estímulo de dos vías sensoriales combinadas –la visual y la auditiva– que le permiten al observador-oyente adentrarse en cuadros que remiten a canciones clásicas como Costumbres argentinas, En la ciudad de la furia, El mareo, Message in a bottle, Human o La melodía de Dios, entre muchas otras.
De la inauguración del evento participará el cantautor –y también artista visual– Peteco Carabajal. Es necesario que los concurrentes, además de un celular apto para leer los códigos QR que acompañan a cada pintura, lleven sus auriculares. En diciembre, M.Jacobs llevará sus pinturas al eminente Art Basel, en Miami Beach.“En camino», obra inspirada en la canción «Costumbres argentinas», de Los Abuelos de la Nada.
–Para orientar a un neófito en las artes plásticas, ¿con qué corriente se puede asociar tu obra?
–Muchas veces me preguntan cuál es mi patrón de trabajo, o quién inspira mis cuadros para alcanzar un estilo, y lo que puedo decir es que mi arte es una fusión entre lo figurativo y lo abstracto.
Encuentro en ese cruce una comodidad que me permite expresarme, contar una historia con recursos de la figuración más elementos de la abstracción, que es lo que mejor me sienta.
Pero, más allá de la influencia de grandes artistas contemporáneos, lo musical es un ancla muy decisiva para mí. Yo encuentro en gente como Fito Páez, Gustavo Cerati, o incluso en Carlos Gardel, un estímulo.
Incursiono en distintos géneros e incluso me interno en el conocimiento de cada una de las composiciones, trato de entender qué quisieron transmitir, y hago por supuesto un estudio previo, que supone también escucharla muchas veces incluso en el momento de estar pintando. Esa es mi inspiración.«El 80 por ciento de las canciones hablan de amor», asegura.
–¿Cuál es el criterio que rige la elección de una canción con posibilidades de convertirse en un “cover” en formato cuadro?
–No es fácil encontrar la canción adecuada, porque el 80 por ciento de las canciones hablan de amor. Te fuiste, me fui, se fue. Encontrar canciones que aborden otra temática no es tan sencillo. Si no, tendría que estar pintando todas las obras con corazones rotos.
Trato de pararme en un lugar donde haya algo más, un mensaje a transmitir, y ese ese es el valor que a mi interesa pintar. Y no es sólo lo local: también estoy elaborando cuadros con canciones en inglés: The Beatles, Elvis Presley, UB40, U2, Pink Floyd, Queen. Ya tengo en mi taller 70 obras, que configuran un salpicado de diversos artistas. Elijo distintas propuestas para que haya variedad en mi obra.“Mensaje», obra inspirada en la canción «Message in a bottle», de The Police.
–Si tuvieras que ubicar tus pinturas dentro de un determinado linaje pictórico, ¿a quién mencionarías?
–Hay varias influencias, pero el que se destaca por sobre el resto es Vincent Van Gogh: me llama mucho la atención cómo por aquellos tiempos, en los que no existía este aluvión de imágenes a las que estamos expuestos en la actualidad, esos artistas pudieran detectar en lo real aquello que querían llevar al lienzo.
De hecho, tengo un cuadro en el que me he tomado el atrevimiento de capturar el cielo alucinante de una de las pinturas más conocidas de Van Gogh, que se titula Terraza de café por la noche y la he llevado a una suerte de réplica u homenaje del cuadro, que he titulado Crazy, en el que incorporo, sentados en una mesa, a diferentes músicos a los que considero “distintos”, como Charly García, Luca Prodan o Slash.
Y a nivel local, aunque nuestras técnicas y temáticas son diferentes, me siento próximo a las estéticas de Ricky Crespo y Claudio Roncoli, dos artistas notables que traen, de alguna manera, lo viejo a lo moderno, y tienen una creatividad pop admirable.“En otras palabras», obra inspirada en la canción «Fly me to the moon», de Frank Sinatra.
Ficha
The ArtM.Jacobs Experience
Dónde: Galerías Zero 618, avenida Caseros 528.
Cuándo: martes a sábados, de 15.30 a 19. Desde el 21 de septiembre al 12 de octubre.
Entrada: gratis.
M.Jacobs Básico
Buenos Aires, 1968. M.Jacobs es el nombre artístico de Mauro Ricardo Jacobo.
Es egresado de la carrera de Administración de empresas en la Universidad de Belgrano y desarrolló su perfil creativo y lúdico en el Estudio Inés Moreno.
Ha participado en muestras colectivas y The ArtM.Jacobs Experience es su primera exposición individual.
Fuente: La Nación – El marchante italiano, que representa grandes nombres del arte contemporáneo, despide a su amigo colombiano y revela parte de su esencia como coleccionista: “El momento de comprar una obra de arte es siempre”
VENECIA.- ¿Es usted un hombre valiente? El mítico coleccionista, marchante de arte y galerista de algunos de los nombres más importantes de Hispanoamérica -entre ellos, el colombiano Fernando Botero, que murió ayer en Mónaco; el uruguayo Pablo Atchugarry, el cubano Julio Larraz y el español Manolo Valdés- observa y piensa en la Contini Art Gallery de Venecia antes de responder. El hombre también representa o ha trabajado con el polaco Igor Mitoraj, Robert Indiana (el creador de la famosísima serie Love), el pintor Zoran Music, el coreógrafo y bailarín Mikhail Baryshnikov en su faceta de fotógrafo, el cineasta Julian Schnabel y muchos otros. Es el dueño de cuatro galerías de bandera en Italia que llevan su apellido, dos de ellas en Venecia, en la hermosa Calle Larga XXII, muy cerca de la Plaza San Marcos; las otras dos están en Cortina d’Ampezzo, uno de los lugares más glamorosos del mundo.
Para Contini hoy es un día triste y ayer fue un día trascendental: “Desapareció uno de los más grandes artistas del siglo -escribe en un mensaje para LA NACION-. Botero representa al arte contemporáneo así como Picasso representó el arte de su época. Para nosotros fue un gran amigo, un socio, contribuyó a darle a nuestra galería un sabor internacional. Le extendemos nuestro más sincero agradecimiento: gracias por existir y seguir existiendo”. Antes, en un comunicado oficial, había manifestado que el artista colombiano “fue y seguirá siendo inimitable”.
Botero con su galerista italiano Stefano Contini, que lo compara con Picassoarchivo
Con 43 años en el mercado el arte, además de representar a importantes artistas y haber convertido a sus galerías en sitio obligado de visita, ha estado detrás de acciones culturales de impacto como la muestra de Christo & Jeanne Claude en Venecia, la exhibición de la dolorosa y valiente serie de Botero sobre el horror de la prisión iraquí de Abu Ghraib; la donación de una escultura de un Dédalo posmoderno, de más de 7 metros de altura de Mitoraj, enclavada de manera permanente hoy en la entrada de Pompeya, como un recordatorio del atractivo contemporáneo de la ciudad antigua; y el emplazamiento de Mariposa de la vida, la obra de Pablo Atchugarry recientemente instalada en el Teatro del Silenzio, de Andrea Bocelli, entre otros.
«Mariposa de la vida», obra del artista uruguayo Pablo Atchugarry instalada en el Teatro del Silenzio de Andrea Bocelli en LajaticoContini Art Gallery
En la casa de Contini, cual museo, se puede pasar por casi todos los movimientos del arte mirando las obras que cuelgan de sus paredes. Sus amigos artistas dicen que él “tienen el don “. El don, para Atchugarry, por ejemplo, consiste en la cercanía, la empatía en el trabajo y el olfato certero.
-Stefano, ¿cómo logra representar y mantener durante tantos años a algunos de los artistas más conocidos y cotizados de Hispanoamérica?
-Mis orígenes son latinos, por lo tanto me siento a gusto con ellos. Siempre establezco una relación de estima personal y profesional, y esto ha ayudado mucho a asegurar que la galería pueda continuar con éxito el viaje con estos extraordinarios genios del arte. Si me acerco a un artista, significa que detrás de su obra también me gusta el hombre que está ahí. Pienso que en toda relación tiene que haber una simbiosis. También he trabajado con artistas muy importantes, que después no me gustaron y dejé de trabajar con ellos.
-¿El entorno mágico de Venecia influye?
-Venecia es uno de los lugares más extraordinarios para poner una galería de arte porque es uno de los centros más importantes de cultura. Al menos una vez al año, los grandes coleccionistas vienen con mucho gusto. Por lo tanto, es como estar siempre en una gran feria de arte.
-Pero tuvo otras galerías en otros lugares.
-Sí, hoy son cuatro: dos en Venecia y dos en Cortina d’Ampezzo. Antes tuve una galería en Londres, en New Bond Street, con gran éxito durante seis años hasta el 2018. Los acontecimientos que se avecinaban [se refiere al Brexit] me hicieron dudar en el futuro y por ende, decidí irme de Londres a regañadientes. Todo está en la experiencia que uno adquiere. Yo comencé como gerente, muy joven, en una gran editorial como, responsable de Rizzoli Editore y Rizzoli Finarte, lo que me dio la configuración mental adecuada para analizar dónde, cómo, cuándo y por qué tomar cualquier decisión.
Riccarda y Stefano Contini en el patio de esculturasarchivo
-Los tiempos han cambiado muy rápido en la forma de abordar el mercado del arte.
-Hasta ayer era impensable vender una obra a través de las redes. Hoy, sin embargo, la mayoría de las transacciones se realizan por correo electrónico, sitios web y plataformas específicas sobre arte. Nosotros seguimos defendiendo la idea de la visita a la galería no solo como una oportunidad de encuentro, sino sobre todo por el contacto físico con la obra, que en mi opinión, después de 43 años en esto, sigue siendo muy importante. Mis galerías se han convertido en un punto de encuentro y referencia para coleccionistas.
-Picasso, Miró, Chagall, Giacometti… Usted vendió obra de todos ellos: ¿Qué se necesita para triunfar en el mercado del arte?
-Mi filosofía como marchante de arte nunca se ha basado exclusivamente en la comercialización de obras, sino que siendo un gran amante del arte más que del dinero he intentado viajar con los artistas, crecer con ellos, promocionarlos, hacerlos querer, historizarlos. Y también está la confianza que los compradores, sean coleccionistas o no, tienen en nosotros. Lo demás viene solo.
-¿A qué tipo de proyectos o propuestas les dice sí, sin pestañear?
-Recibimos propuestas de todo tipo, pero es mi deber seleccionar con absoluto respeto a los artistas que represento así como proponer -dado el valor internacional de los artistas- única y exclusivamente exposiciones del más alto nivel. Puedo aceptar “sin pestañear” siempre después de una evaluación cuidadosa y escrupulosa, en interés de los artistas y la galería.
-¿La geografía y la edad son criterios determinantes a la hora de comprar? ¿Cómo es su relación con artistas emergentes?
-El momento de comprar la obra de un artista es siempre. La tarea de un galerista es consolidar lo que se tiene y, al mismo tiempo, afirmar y sentirse satisfecho, crear nueva savia para poder continuar con ilusión y pasión lo que ha sido una elección de vida muy concreta. Por eso los emergentes ocupan gran parte de mi atención.
-Puede completar la frase “Para un artista, un galerista es…”
-Un amigo, una persona a la que puede confiar su arte con confianza.
-Y al revés: “Un galerista es para un coleccionista…”
-Te lo digo de otra manera. El coleccionista antes de acercarse al arte con la intención de comprar debe informarse bien de quién puede ser su interlocutor, porque no solo le confiará su dinero sino lo más importante: el futuro y valor de su colección.
-El arte es una pasión que no siempre pasa de padres a hijos. En su familia, no sucede así: ¿cómo concilia lo laboral con lo familiar?
-El equipo Contini se consolidó a lo largo de los años; formado por excelentes profesionales, se destaca mi mujer Riccarda, a quien reconozco una gran inteligencia y previsión. Seguramente el ADN tiene su importancia, por lo que no se descarta que algunos hijos que retoman el negocio de su padre puedan ser más importantes que él. ¡En mi caso, eso espero! Uno de nuestros hijos tiene un arte extraordinario que está expresando a través de una línea de joyería, en oro sostenible, ES Project, inspirada en los nativos americanos. Está teniendo mucho éxito.
-Se habla mucho sobre su colección de arte. El “Contini coleccionista”, ¿por qué cosas se deja guiar?
-La colección familiar fue creada a lo largo de 45 años, cada obra lleva consigo un recuerdo y un momento de esta vida que pasa rápido. He tenido la suerte de poder viajar mucho, tratar de entender y apreciar las diversas culturas del mundo, en consecuencia he tratado de mirar el arte de forma global, pero siempre teniendo en cuenta mi gusto personal y el de mi esposa.
– ¿Le preocupan las falsificaciones de arte?
-En absoluto, porque hoy en día existen sistemas de identificación muy precisos que pueden señalar la autenticidad de la obra. Los que compran obras de arte falsas son muy a menudo los que creen que están comprando algo muy bueno por un precio bajo y no buscan una correcta asesoría. La profesionalidad de una buena galería protege de este tipo de situaciones embarazosas.
-¿Entonces, es usted un hombre valiente?
-Sí, soy un hombre valiente. El mundo no está hecho para los temerosos. Siempre debes atreverte y seguir tus ideas.
Fuente: La Nación – Desde presidentes y artistas hasta museos e instituciones compartieron un mensaje para reconocer la trayectoria del colombiano y homenajearlo en la hora del adiós
Tras la muerte de Fernando Botero, a los 91 años, considerado el artista colombiano más grande de todos los tiempos, instituciones culturales y destacadas personalidades de la política expresaron sus condolencias y admiración en las redes sociales.
El presidente de Colombia Gustavo Petro escribió en X: “Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestras virtudes. El pintor de nuestra violencia y de la paz. De la paloma mil veces desechada y mil veces puesta en su trono”. También expresó sus condolencias el expresidente Juan Manuel Santos: “Siempre generoso con su país, un gran amigo, y apasionado constructor de paz”. El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, decretó días de luto para rendirle homenaje al artista.
En el sector de la cultura, el Museo de Arte Moderno de Bogotá-MAMBO, que cuenta con varias obras del artista y albergó a lo largo de su historia exhibiciones que contaron con su participación, lamentó “profundamente su partida”. También lo despidió el Museo de Antioquia: “Nuestro gran mecenas, un artista extraordinario que aportó una mirada propia al arte contemporáneo. Su nombre se ganó un lugar en la historia del arte nacional e internacional gracias a esa manera única de ver el mundo”. Por su parte, los cantantes colombianos Juanes, Carlos Vives, Maluma y J Balvin recordaron a Botero a través de las redes sociales.
Buenos Aires también hizo eco de su partida. Su presencia en la ciudad está marcada por el Torso masculino desnudo, que donó en 1994, ubicado en Libertador al 2000, y el óleo El viudo, exhibido en el Malba. El Museo Bellas Artes recordó las tres muestras que el artista presentó en sus salas: en 1994, Botero en Buenos Aires, en 2006 El dolor de Colombia en los ojos de Botero y en 2013, Botero, dibujos en tela y en papel. También el Malba compartió unas palabras como despedida al artista: “La producción de Botero ha sido ampliamente mirada a la luz de sus contemporáneos literatos del boom latinoamericano encabezado por Gabriel García Márquez, con quienes comparte la ironía frente a la idiosincrasia de los países latinoamericanos, la violencia como elemento de la cotidianidad y la religión como arraigo de una sociedad mojigata y machista”. Eduardo Costantini, fundador del Malba recientemente declarado Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, también dio un pésame al artista colombiano en Instagram.
Por otro lado, Nicolás Maduro desde la cumbre G77+China, expresó en X sus condolencias por la muerte de Botero. “Su legado perdurará en cada trazo, en cada volumen, en cada obra que creó. Su creatividad y talento han dejado una huella imborrable en la historia del arte. ¡Descanse en paz, maestro Botero!”.
El entierro
“Mi papá quería que sus restos permanecieran en Pietrasanta”, dijo Lina Botero a Radio Blu de Colombia. “Ese lugar que fue tan importante, tanto para él como para Sophia [Vari] y la familia entera. Es un lugar donde él mantuvo una casa y trabajó más de 40 años de su vida y allí eventualmente van a quedar sus restos junto con los de Sofía”. Además, dijo que las únicas palabras de la lápida serán: “Fernando Botero, pintor y escultor” .
Durante el diálogo, Lina Botero relató que su padre pintó hasta sus últimos días y que la muerte de su mujer, la artista griega Sophia Vari, en mayo de este año había sido un golpe muy duro para él.
Fuente: Caras by @max_fulop_art – Lleva a cabo la abstracción como principal lenguaje artístico, centrado en el dinamismo y las texturas dentro de cada obra que realiza. Galería de fotos
Max Fülöp, ¿cómo fueron tus inicios en el mundo artístico?
El arte forma parte de mi vida desde siempre. Nací en Buenos Aires y pasé mi infancia dibujando incontables horas, para luego, con los años, formarme en dibujo, pintura e ilustración, con técnicas tradicionales, digitales e inclusive del mundo del cómic.
Luego de un largo camino de formación y producción, en 2018 decidí comenzar este camino de exposiciones y brindar mí obra al público. En 2020 tuve la oportunidad de presentar mi primera muestra en solitario en la galería Buenos Aires Sur, lo que resultó una experiencia enriquecedora. Así es como este año tuve la oportunidad de integrarme a la comunidad de Artistas Buena Vibra y empezar a entablar lazos con otros artistas y espacios que me abrieron aún más el panorama de este camino tan especial.
¿Cuáles son las características de tus obras y que sensaciones buscas transmitir en ellas?
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En cuanto a mi trabajo, manejo la abstracción como principal lenguaje artístico, centrado en el dinamismo y las texturas dentro de una obra, sin saturar la paleta de colores.
La producción de mi obra la definiría como selectiva, trabajando series mínimas que reflejan y condensan el concepto a lo justo y necesario.
Considero que dentro del universo de la abstracción las posibilidades son infinitas por lo que la experimentación de nuevos materiales y lenguajes están a la orden del día, siempre con la intención de transmitir una sensación e impacto al espectador y al potencial coleccionista.
No descarto ningún lenguaje diferente en un futuro siempre que sirva de herramienta sensorial. Mi objetivo es mover fibras sensibles dentro del espectador que contempla una de mis obras.
Hay varios artistas que me inspiran y sirven de guía, pero mis principales motores son la música y el cine, intentando transmitir de manera visual aquellas sensaciones que percibo de ambos mundos. Como artista no creo en el estancamiento de una fórmula que funcione ni en los encasillamientos, por lo que la reinvención es constante y acorde a lo que quiero explorar y transmitir al momento de la creación.
¿Cuáles son los desafíos que tienes por delante?
De cara a los próximos años está todo puesto para hacerme un camino dentro del arte, siempre desde la premisa de que cada obra y serie sea algo nuevo.
La pintura, el dibujo y la ilustración se han vuelto mi principal motor de vida en este camino que decidí transitar.
Fuente: Clarín – La pintora, de origen italiano, vivió la mayor parte de su vida en Argentina.La 35° Bienal de San Pablo le rinde un destacado homenaje.También en la Bienal, brilla el Archivo de la Memoria Trans.
La refinada obra de Elda Cerrato, se erige sin altisonancias en un firme antecedente de todo lo que enarbola en esta 35° edición de la Bienal de San Pablo, en apacible armonía con un entorno de propuestas que afirman diversas formas de disidencias. Una forma de recuperar lo imposible como sucesión coreográfica de movimientos hacia lo diferente.
Este año la Bienal ofrece más de mil obras de un centenar de participantes, y amplía la oferta audiovisual a otros lenguajes y objetos, como la danza o incluso el diseño de peinados en la cultura de la diáspora africana.
Cabe destacar que en la obra de Cerrato coinciden muchas de las premisas que han dado lugar a esta Bienal, que abrió el 8 de septiembre y continúa hasta diciembre. Su lema ha sido «Coreografía de lo imposible», en el sentido de la capacidad humana de pensar de otro modo las cosas, de algún modo desaprendiendo lo que uno cree que sabe.
Así lo formuló el curador Manuel Borja Villel, durante largos años director del Museo Reina Sofía de Madrid y hoy uno de los integrantes del equipo curatorial responsable de esta expo, la más global de Iberoamérica. Desaprender para enfrentar los cambios radicales y urgentes que demanda el presente y crear nuevos espacios de convivencia: tal ha sido el llamado del encuentro.Las migraciones, en el centro de la obra de la gran artista argentina Elda Cerrato.
Nacida en Asti, Italia, en 1930, y exilada en América Latina en la posguerra, esta artista que reclamamos argentina fue un ser sin fronteras geográficas ni mentales. Aun resuena «Los caminos sin fin de la utopía», la importante muestra que le consagró el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 2021, a la salida de la pandemia.
De niña, Cerrato vivió en esta misma ciudad San Pablo, que hoy la homenajea. De allí pasó a Buenos Aires y luego de enamorarse del músico experimental Luis Zubillaga, se trasladó con él a Caracas, para volver a Argentina a comienzos de la década del 60, e instalarse ambos como docentes en Tucumán, hasta el golpe de Onganía.
Cerrato luego se mudó a Buenos Aires hasta que el golpe militar de 1976 la volvió a expulsar. Se diría que las múltiples identidades, –que no responden estrictamente a fronteras nacionales–, como plantea de muchas maneras esta edición número de la Bienal, encuentra en la irrenunciable vocación libre de Cerrato otra forma de identidad supra nacional.
Eximia dibujante y pintora, exploró las nuevas tecnologías de producción de imágenes. Pero también otras formas de conocimiento que abrieron su mente a otros territorios de ideas.
El amplio espectro de sus intereses abarcó tanto el ámbito de las ciencias duras como la filosofía y el pensamiento espiritualista y esotérico.«Un resultado de la elaboración del Okidanokh» (1966), de Elda Cerrato.
Esas distintas búsquedas la llevaron a entrar en contacto con la Escuela del Cuarto Camino, de George Gurdjieff. La doctrina metafísica de este maestro ruso, autor del influyente Encuentros con hombres notables: del Todo y de Todo, operó como un motor de búsquedas interiores.
Mucho de todo esto está contenido en el conjunto de obras suyas que se presenta ahora en San Pablo. Fue seleccionado por la propia artista misma antes de morir, en Buenos Aires en febrero de 2023.
Se trata de pinturas al óleo de las series Producción de energía. Un resultado de la elaboración del Okidanokh, realizadas entre 1965 y 1966 y «Entes Extraños», «Epopeya del Ser Beta» y «Despolarización mutua de dos entes (o Comunicaciones del Ser Beta)» de comienzos de los 70.
En estas dos pinturas emerge con elocuencia el componente erótico que observó la curadora Carla Barbero, al escribir sobre sus “inminentes encastres entre órganos, encuentro, fusión, ensamble, penetración, gestación. Sangre que fluye. Órganos que laten”.
El Ser Beta, por su parte remite al rayo de la energía, «Okidanokh» en la filosofía del Cuarto Camino, de Gurdjieff. Estas pinturas fueron realizadas por la artista a partir del nacimiento de su hijo, en 1964, quien se encuentra ahora acompañando el envío en la Bienal.«Un resultado de la elaboración del Okidanokh» (1965), de la series Producción de energía, de Elda Cerrato.
Con relación a ese momento profundamente movilizador en su vida, se incluye también el cortometraje animado Algunos segmentos, que Cerrato filmó en 1970 junto a Ramiro Larraín. También «Okidanokh» (1964), una reedición de 2022, junto con Ramiro Larraín, Luis y Luciano Zubillaga.
Un rescate
Con referencia al titulo de la bienal, «Coreografías de lo imposible», Borja-Villel remarcó que lo imposible justamente implica que hay cosas que no se deben hacer pero que hay que cuestionarse ese límite. Ese es el sentido de lo coreográfico.
La danza y lo musical, por su parte, que tanta presencia tienen en la cultura local, surge con enorme potencia en la afirmación de la afrodescendencia y la militancia por la igualdad de derechos. Un dato para destacar en este sentido es el rescate que este equipo curatorial ha hecho de la militancia trans argentina, a través del importante despliegue que le otorga al Archivo de la Memoria Trans.
Se trata del colectivo audiovisual que, por años, reunió imágenes privadas que documentaran la vida de las comunidades queer en Argentina y en los diversos exilios. Originalmente fue una iniciativa de Claudia Pía Baudracco y María Belén Correa, que alcanzó las 6000 piezas, desde inicios del siglo XX hasta los años 90. Una importante muestra está exhibida en la Bienal, ciudad que tiene su propia y prolífica documentación queer.
Fuente: La Nación – La muestra que conmemora el centenario del artista, creador de Casa Pueblo y gran puente artístico entre la Argentina y Uruguay, invita a un recorrido por su obra inolvidable
Una escultura de zinc, dorada, que parece una llave de casi dos metros de alto, recibe al visitante en el segundo piso de Colección Fortabat y abre la puerta en el edificio que se levanta sobre el Río de la Plata a una muestra en homenaje al artista uruguayo Carlos Páez Vilaró: el próximo 1° de noviembre cumpliría cien años. Otra, también de zinc, pero plateada y con forma de sol o de timón, despide al público en el final. Durante el recorrido, dieciocho cuadros y un sinfín de pinceladas y gestos de espátulas de colores relatan momentos de la vida del artista y dejan entrever su imaginario.
De la colección familiar, «Candombe de San Benito», un óleo de 1955 Gentileza Colección Fortabat
Viejos documentos atestiguan en una vitrina capítulos de esa biografía: unas cartas de Astor Piazzolla, China Zorrilla y Jorge Luis Borges, asoman entre afiches de exposiciones de antaño, incluso el de la primera en la fila de su larga trayectoria, allá por julio de 1955, en la galería Wildenstein, en Buenos Aires. Sesenta y ocho años después, cuatro de esos óleos dialogan sobre una misma pared con ocasión de esta conmemoración. Son escenas de la vida en el conventillo Mediomundo [una casa en Montevideo donde habitaban familias afro-descendientes] y del candombe uruguayo, retratadas en colores tierra y rosa viejo. “Tenía su atelier en el conventillo. Su obra era de mucha frescura porque él estaba empapado del espacio, de la inmediatez y de la energía del lugar”, dice María Dezuliani, curadora de esta muestra y directora ejecutiva del Museo Casapueblo. Dos obras de finales de los años cincuenta evidencian el quiebre en el estilo del pintor. Las curvas se enderezan, los planos se distorsionan, se va desarmando la forma y las figuras se facetan. Un aire cubista ingresa al lienzo y abre paso a la cuarta dimensión.
Viejos documentos, cartas de Astor Piazzolla y Jorge Luis Borges, se asoman entre afiches de exposiciones de antaño en una vitrinaGentileza embajada de Uruguay en Argentina
Cruzar la sala es como atravesar el río desde Uruguay, llegar a Buenos Aires y palpar en el mismo plano un poco de la cultura bonaerense. Gardel, Maradona, la 9 de Julio, el Obelisco, el Cabildo y el Congreso de la Nación aparecen en la obra Homenaje a Buenos Aires, un pequeño collage que originó posteriormente el mural de Figueroa Alcorta y Tagle. Los hinchas de Boca están en una tela titulada Boca, una pasión (1998) y la noche porteña, en Fernet Branca (2011). Si uno se detiene a mirar, se sentirá observado por decenas de ojos que se repiten con la misma silueta en estos cuadros. Los hinchas de fútbol, la pareja del bar, un sol y un gato. Todos miran igual.
«Aquel día que los seres contemplativos se echaron a conversar», una de sus últimas obras, de 2013; Carlos Páez Vilaró murió al año siguienteGentileza Colección Fortabat
Las tres telas del fondo fueron exhibidas en la última muestra que realizó en vida el artista: fue en junio de 2013, en el Museo de Arte Tigre. Sobre unos fondos blancos se despliegan y se entrelazan, a modo de mapa mental, imágenes de personas, gatos, peces, tortugas, mariposas, máscaras africanas, símbolos, estrellas, y ojos, muchos ojos que miran. “Es como si Carlos hubiera querido unir en un baúl todo lo que pintó durante su vida; como un resumen —remata la curadora—-. Le quiso rendir un homenaje al color que lo había inspirado para volcar sus obras sobre el bastidor: el blanco”.
Para agendar
Carlos Páez Vilaró, cien años de un rioplatense, organizada por el Museo Casapueblo, la Colección Fortabat y la embajada de Uruguay en Argentina, puede visitarse de jueves a domingos, de 12 a 20, en Olga Cossettini 141. Entrada general, $1000; los jueves, $500.
Fuente: Telam – Con imágenes de grandes pájaros, flores como naturaleza muerta o un impactante paisaje rocoso, a prueba de intemperie, el artista expone sus trabajos más recientes en «Biopics», una muestra individual que podrá verse hasta octubre el barrio de Recoleta.
Con imágenes de grandes pájaros, flores como naturaleza muerta o un impactante paisaje rocoso, pintados sobre chapa como lienzo y capaz de soportar la intemperie, el pintor Hernán Salamanco expone sus trabajos más recientes en «Biopics», una muestra individual que podrá verse hasta octubre en la galería de arte contemporáneo Smart Gallery del barrio de Recoleta.
«La pintura de Salamanco es de intemperie», dice la curadora Lara Marmor sobre esta obra pictórica cuyo recurso es la pintura de esmalte sintético industrial sobre chapa, característica de este artista nacido en Buenos Aires en 1974 que desarrolló su técnica ante la profusión de carteles con la leyenda «Se vende» o «Se alquila» provocada por la crisis económica social de 2001 en Argentina.
En esta oportunidad, la naturaleza vuelve a estar presente en los trabajos recientes del pintor, realizados entre 2021 y 2023, salvo un par de piezas pequeñas, en esta muestra que podrá visitarse hasta el 12 de octubre.
Foto: Prensa
Parte de una generación intermedia de artistas, Salamanco «siempre pintó y está concentrado en ir como al hueso de la pintura, está comprometido con el medio, lo investiga, y tiene un trabajo sostenido», explica Marmor acerca del pintor conocido por sus sus series de paisajes nevados, selvas tropicales, volcanes y grandes pájaros como el «churrinche, el benteveo, la monjita, el surucuá o el federal», como enumera la curadora en su texto.
Salamanco saca «a la pintura de ese lugar habitual y logra una especie de extrañamiento a partir de un imaginario que tiene que ver en este caso con la naturaleza», dice Marmor y añade: «es un artista muy prolífico, no para de pintar, y lo alucinante es eso, cómo sigue pensando y dándole vueltas al asunto». Sus pinturas pueden «ser un florero o una naturaleza, donde se observa el trabajo con el color, las capas, la profundidad o la representación de los pájaros», describe en diálogo con Télam.
«Él recupera la chapa, no la restaura, labura el accidente a favor de la pintura», explica acerca de algo observable en ciertas texturas donde «aparece el craquelado de las pinturas al óleo -detalla-. Hay algo muy atrapante en sus imágenes, muy poderoso desde siempre y también hay una necesidad vital de pintar»..
Artista visual y formador de artistas egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes «Prilidiano Pueyrredón», Salamanco vive y trabaja en Buenos Aires, se formó como litógrafo en la Academia Real de Bellas Artes de Bélgica y estudió dibujo y pintura con Roberto Duarte.
Foto: Prensa
«Trabajo sobre chapa», dice introduciendo su trabajo Salamanco y añade: «Al principio empezó por la negativa, por la no posibilidad de sentirme cómodo con los materiales tradicionales como la tela o el papel por cuestiones de guardado. Ambos son en general materiales que absorben mucho (material), y yo necesitaba que el soporte devuelva todo lo que le estaba poniendo, y por otro lado, los cambios de temperatura siempre le generan a las telas englobamiento, hongos», explica sobre ese cambio de soporte que comenzó en 2002.
«Cuando fue la crisis financiera vivía en Villa Crespo y realmente fue muy notorio la gente tratando de salir a vender o alquilar la casa porque tenía todo en el corralito y la única forma de hacerse con plata era vendiendo o alquilando la casa, con lo cual las cuadras pasaron de tener uno o dos carteles de venta o alquiler a 10 o 15 en todas las cuadras, lo cual fue muy shockeante a nivel visual en el entorno». Y agrega que se le ocurrió que estos carteles podían «ser un soporte, porque está pintado con una pintura al aceite que es esmalte y es compatible con otros materiales como el óleo, por ejemplo, y además se bancaba la intemperie, la lluvia, el sol», relata.
Ese fue el comienzo, la adquisición dificultosa de los carteles utilizados por las inmobiliarias que eran habitualmente reciclados, mientras él buscaba sacarlos de circulación para poder usarlos como base de sus obras.
Salamanco comenzó a hacer pruebas, porque le interesaba «ver cómo respondía la pintura al soporte» y empezó a hacer cuadros muy grandes «con un trasfondo más de imagen pop, de dibujitos animados, libros infantiles» que ayudaban al tamaño, a «lo plano del sintético y tiempo de secado».
Foto: Prensa
«Esta experiencia fue funcional a todo eso (pintar sobre chapa) y a mi ansiedad también, porque el óleo me generaba mucho tiempo de espera y el acrílico como material no me gustaba», se explaya.
Conocedor de la técnica del óleo y el trabajo con solventes y diluciones por su formación y por haber trabajado durante dos años como «asistente de restauración», todo esto le permitió hacerse «una idea de lo que quería hacer».
«La realidad es que era una incógnita hasta que empecé a pintar los carteles. Ahí empecé a ver que lo que me devolvía estaba bueno, no sólo no absorbía nada, sino que devolvía todo y además me daba la posibilidad de tenerlos por un precio mucho más bajo», cuenta sobre un momento en que pintar en un tamaño de «2 por 3 metros en tela era imposible».
En cambio, cuando comenzó a pintar sobre chapa descubrió como desventaja «que no se podían doblar ni enrollar, eran una especie de mamuts en el medio de mi casa», cuenta haciendo una pausa y revela: «pero me empezó a pasar esto de que no podía parar de pintar, empecé a comprar entre 10 y 20. Nunca pinté tanto en mi vida como en ese momento».
Motivado por el material, como sugiere la curadora durante la entrevista, Salamanco explica que con el juego de solventes y mezclas el foco de atención de las imágenes «transmutó» y «el cómo empezó a ser más predominante que el qué», algo que continúa hasta hoy. Y agrega: «cada vez más le sigo encontrando vueltas y ribetes, el material me sigue dando posibilidades de ir por ese camino».
El siguiente salto fue empezar a probar mezclas de sintéticos con aditivos, sobre todo para su serie de árboles cubiertos de nieve: «Para representar esa nieve mezclé el sintético con tiza, con polvos, con aditivos industriales que daban volumen y a la vez mucha tersura. Y esos bloques de nieve parecían al ser mezclados crema chantilly».
«La cocina que también me convoca estaba presente, y el estudio del pintor es muy de la cocina, me gusta tener eso siempre presente: los aditivos como si fueran condimentos, eso que te cambia el sabor de un plato», dice.
El artista utiliza un esmalte bien de extracción popular, industrial, «la pintura solvente al agua más accesible del mercado», como la que se usa para pintar rejas, y que tiene mucho a favor y la desventaja del «pobre nivel cromático».
Entre las obras, más allá de un pájaro con las alas abiertas exhibido sobre la ventana que da a la vía pública, la atención recae en un mural titulado «Cerrito» que representa un paisaje montañoso con muchos grises y de lectura compleja, atrapante que recrea una geografía particular de Balcarce.
«Es un lugar donde la gente se junta en el centro de Balcarce», en el medio de la ciudad, una cerrillada, un lugar de reunión completamente natural para los que viven allí, pero que para Salamanco es «súper misterioso, mágico, inspira respeto, temor, un montón de cuestiones».
Salamanco indica que el tamaño ayuda mucho a causar un efecto impactante de una obra que es parte de una serie sin un nombre más preciso que «especie de paisajes de cavernas montañosos, grutas».
Foto: Prensa
¿Cómo aparecen las imágenes? «Todas tienen un poco la misma lógica. Son lugares que conozco, reales, en los que cuando estoy me doy cuenta que tienen algo más», manifiesta sobre esa situación interna externa que se produce como un diálogo a partir de la cual me empiezo a proyectar ya estando en el lugar, algo que se relaciona también con una conexión emotiva», dice.
Se trata de una pared de piedra oscura perteneciente al sistema Tandilia-Ventania-Balcarce con «piedras bien negras, lustrosas, de cortes muy planos y rígidos -apunta-. No son fáciles de hacer, no desde lo técnico, sino desde lo emocional sobre todo», suelta e indica: «Siento un alivio enorme de poder tener la obra desplegada acá y no en mi taller, es una sensación de haber soltado algo pesado para que vaya por su carril, aunque la obra en general siempre encuentra su carril más allá de lo que uno proponga».
¿Qué es para Salamanco el arte? «El arte le aporta esa cuota de sentido a la vida cuando ésta, a veces en momentos extremos, hace que perdamos el sentido por una pena muy grande, una pérdida, o incluso por un amor muy intenso donde los límites del sentido de la vida empiezan a verse afectados. Me parece que el arte está ahí para dar respuesta, sustento o apoyo a esos momentos extremos del ser humano», concluye.
Creador de obras que pueden convivir con el afuera, la intemperie, «Biopics», puede visitarse hasta el 15 de octubre en Avenida Alvear 1580 (Planta Baja), de la Ciudad de Buenos Aires, de lunes a viernes de 14 a 19, con entrada gratuita.
La intensidad poética de Hernán Salamanco se expresa en la muestra «Biopics»
El artista Hernán Salamanco, el pintor que reutiliza las chapas como lienzos a los que pinta con esmaltes industriales y experimenta con materiales, colores, texturas y atmósferas, se presenta en la muestra «Biopics» de la galería Smart Gallery con una naturaleza que vuelve a estar presente como gran tema de su obra, aunque sin embargo manifiesta como posibilidad el representar figuras humanas, gracias a una nueva técnica que utiliza.
Salamanco, expuso individualmente en el Centro Cultural Recoleta (2015), el Centro Cultural Borges (2013) y MACRO (2013); en las galerías SlyZmud, Braga Menéndez y Smart Gallery de Buenos Aires y en San Pablo, Brasil. Participó en muestras colectivas en el Mamba, Malba, Proa, CCEBA, el Centro Cultural Rojas y el CCK, y su trabajo fue presentado en Londres, Bruselas, Nueva York, San Pablo y Santiago de Chile, entre otras ciudades. También recibió la Beca del Fondo Nacional de las Artes (2000), el Premio LXII Salón Nacional de Rosario (2008), el 1ª Premio del IV Salón Banco Central y el 2ª Premio Salón Banco de la Nación (2010), entre otros.
Con la naturaleza como gran tema, lo llamativo es la ausencia de la figura humana en las obras del artista: «En esta muestra la elección de los temas es algo que viene desarrollándose en otras series también, mi afección y cercanía con la naturaleza es de toda la vidas, sin embargo, con los pájaros es distinto. Siempre pinté escenas de árboles en la nieve o paisajes como en la serie sobre el Amazonas. En general siempre tienen un correlato externo e interno muy de idea y vuelta», dice a Télam.
«Ese paisaje o imagen, esa temperatura, ese clima, ambiente, también reflejan un poco lo que pasa adentro, me da la pauta, a través de esa metáfora, poder soltarme, expresar determinadas cosa», acota.
En cuanto a los pájaros estos ya habían aparecido junto con las imágenes «pop» sobre chapa pero no como una serie que empezó a desarrollar hacia el 2002. «Luego de muchos años los retomé y me di cuenta que después de haber pintado jarrones con flores, que es una imagen de algo que está en proceso de descomposición, si bien puede tener su belleza es algo que está yendo a su muerte, el desafío era cómo pintar algo vivo que fuera también de nuestro entorno, y también de la ciudad», destaca.
Y esto tiene que ver, con «cómo prestamos atención, frenamos nuestra locura diaria para reparar en cuestiones muy sutiles tales como puede ser ver un pajarito en una rama mientras voy al médico o al trabajo», algo que implica «frenar, divisar, percibir, y conectar un poco», manifiesta.
Aunque, aclara, volviendo sobre la no representación de personas en sus pinturas, que le resulta más sencillo «transportar una humanización a un personaje vivo (como un pájaro), sobre todo por el tamaño, el cambio de escala», pero a las personas, si las pinta, las hace de espaldas, porque como dice «no me sentía muy cómodo al sentir que estaba trayendo presencias, sobre todo, porque venía de representar lugares vacíos o muy desapegados». Y agrega que esto «no quiere decir que no las haga en algún momento, de hecho tengo muchas ganas».
Abordar el cuerpo humano, la piel, puede ser factible con una nueva técnica que experimentó post pandemia donde logra que «las chapas tengan otro nivel de absorción y retención de pintura distinta a la que tenían hace unos años, con un arenado y horneado en la base» que permite a la pintura tomar una forma más «acuarelosa, que parece tinta o algo más atmosférico», y esto le permite imaginar «la vibración de un cuerpo desnudo o los tonos piel, pero es algo a lo que me voy a tener que animar».
Por otro lado, su obra «Flores silvestres» (2022) de esmalte sobre chapa horneada de 100 por 200 centímetros, es una de las obras seleccionadas para participar del Premio de la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat que estará expuesta hasta enero próximo en el Museo de Puerto Madero.
Fuente: Infobae – “Estoy vivo” en la Torre Macro incluye más de 30 obras del gran artista y arquitecto argentino: piezas en cerámica, tinta sobre papel, acrílico sobre tela, instalaciones y sus famosos “apuntalamientos”
Banco Macro, Fundación Macro y la Fundación Clorindo Testa presentan Clorindo Testa: Estoy vivo, una muestra que invita a explorar reflexiones del artista-arquitecto en torno a la producción arquitectónica a través del tiempo.
Las obras de Testa que llegaron a la Torre Macro, una de las últimas creaciones de César Pelli, reúnen en esta exhibición las producciones de dos arquitectos que se admiraban mutuamente. La exhibición, que tiene entrada gratuita, incluye más de 30 obras, entre las cuales se incluyen piezas en cerámica, tinta sobre papel, acrílico sobre tela, instalaciones, así como sus famosos apuntalamientos, la Ciudad del Siglo XXI y maquetas de diversos concursos.
La producción de Clorindo Testa tiene un aspecto característico: el contacto permanente entre el arte y la arquitectura. En esta propuesta de exhibición, la Fundación Clorindo Testa ofrece obras en las que dicha característica queda patente a través de un recorrido cronológico que aborda reflexiones sobre el urbanismo bajo una óptica del presente.
La muestra une las creaciones de Clorindo Testa y César Pelli en la emblemática Torre Macro (Foto: prensa Fundación Macro)
La muestra está dividida en tres bloques: Arquitectos del Pasado, Arquitectos del Presente y Arquitectos del Futuro.
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En el primero se explora la fascinación de Testa por la historia, principalmente las de las civilizaciones egipcias, griegas y de la época colonial en la ciudad de Córdoba, en particular con sus arquitectos.
En este bloque se puede observar como ficcionaliza episodios históricos, un procedimiento propio de su producción artística. Según Testa, los arquitectos de ahora y los de hace 4.000 años son iguales. Eran muy lúcidos, buscaban la perfección, y tenían una imaginación extraordinaria.
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En Arquitectos del Presente se destaca la manzana como unidad en el damero urbanístico. La serie de las Manzanas se desarrolla inicialmente con el retrato de aquellos espacios urbanos históricos en los cuales tuvieron lugar hechos destacables de la historia nacional. Luego explora el formato, lo distorsiona y lleva al límite de la abstracción, entrando en una etapa donde las manzanas se funden con grillas o cuadrículas. También se pueden ver los Apuntalamientos, una serie que retoma a lo largo de las décadas, en un comentario irónico, pero siempre actual, a propósito de la necesidad de apuntalar las instituciones culturales.
La Fundación Clorindo Testa busca preservar y difundir el legado del artista-arquitecto (Foto: prensa Fundación Macro)
En el tercer bloque, se puede observar a un Testa más mordaz, o incluso pesimista, respecto de las implicancias de vivir en una ciudad. Es así que con La Ciudad del Siglo XXI, Testa imaginó una ciudad del futuro, caracterizada por altos rascacielos de vidrio, fríos e inhóspitos, en donde la escala de la obra atrapa al espectador con un sentimiento de lo siniestro.
Siguiendo el tópico futurista, a través de la serie Clonados, Clorindo Testa se interroga sobre aquello que nos depara el futuro, llegando a respuestas que tienen un tono sarcástico, cuando no sombrío.
Finalmente, en la serie De la vida en la ciudad, el artista se propone comentar con ironía las condiciones habitacionales urbanas, cada vez más paupérrimas.
Testa sumerge al público en sus reflexiones sobre la manzana como unidad urbanística, la necesidad de apuntalar instituciones culturales y su visión distópica de la ciudad del siglo XXI (Foto: prensa Fundación Macro)
A lo largo del 2023, Banco Macro presentó El centro de la cuestión de Luis Felipe “Yuyo” Noé, y en alianza con la Fundación Tres Pinos se exhibió Sobre pianos y astronautas de Juan Stoppani y Delia Cancela, referentes consagrados del arte argentino.
La Fundación Clorindo Testa surge con el fin de preservar y difundir el legado del arquitecto artista, produciendo y promoviendo proyectos de investigación, exhibiciones y actividades educativas que pongan en valor tanto su obra plástica y arquitectónica como su pensamiento de marcado carácter humanista.
La Fundación busca acercar la obra de Testa a nuevos públicos y estimular entre sus seguidores un conocimiento más profundo de ella, de una manera transversal, fomentando interpretaciones donde las líneas del arte, la arquitectura y las ideas en general se crucen, dando cuenta de la importancia y la vigencia del trabajo de Clorindo Testa en el campo de la cultura y protegiendo este legado para futuras generaciones.
La exposición se divide en tres bloques, explorando la historia, el presente y el futuro, mientras el artista desafía la relación entre arte y arquitectura (Foto: prensa Fundación Macro)
Se ha adoptado como lema de la Fundación la frase “Estoy vivo” –recurrente en su obra plástica– en el convencimiento de que la vitalidad de su figura, su pensamiento y la pertinencia de su trabajo perdurarán e inspirarán nuestras actividades.
* Clorindo Testa: Estoy vivo se puede visitar en la Torre Macro, Avenida Eduardo Madero 1172 (C.A.B.A.), con entrada libre y gratuita, de lunes a viernes de 10 a 18 hs. hasta el 10 de noviembre. El recorrido no requiere inscripción previa y en caso de necesitar una visita guiada grupal se deberá enviar un mail a fundacion@macro.com.ar. Para más información: @fundacionclorindotesta y fundacionclorindotesta.org.