Quién fue el Almirante Brown: el padre de la patria en el mar que tendrá museo propio

Fuente: Clarín – Al pensar en «Almirante Brown» la mayoría lo relaciona con un distrito del sur, una avenida porteña o un equipo que el fin de semana empató sin goles ante Colón. Pero quien le dio nombre a todo eso es nada menos que el «padre de la Patria en el mar», un Almirante de origen irlandés pero argentino por adopción y héroe indiscutido por la Independencia de nuestro país.

Con el objetivo de elevar aún más su historia de prócer, desde el Municipio que lleva su nombre anunciaron que habrá un museo en Adrogué dedicado íntegramente al Almirante William Brown. O Guillermo Brown, en estas latitudes.

Hace unos pocos días, el Municipio cedió en comodato al Instituto Nacional Browniano línea Fundadora el paseo ubicado entre las calles Amenedo y la Avenida Espora lindante a las vías del ferrocarril Roca, que fue inaugurado en 2014 precisamente en homenaje al Almirante Brown.En este lugar funcionará el museo enfocado en el Almirante William Brown.En este lugar funcionará el museo enfocado en el Almirante William Brown.

A partir de la firma del acuerdo, la institución podrá hacer uso del lugar para la instalación no solo de su nueva sede (oficinas y otras dependencias) sino de un museo. Está previsto que en ese espacio se continúe con la exposición de la vida y la obra del Almirante Brown, junto a la exhibición permanente de maquetas navales, cuadros y estandartes.

De esta forma, el Instituto -que no tiene sede propia y desde hace tres años funciona en el Edificio Histórico la Cucaracha- tendrá un lugar más cómodo para desarrollar su trabajo de investigación y recuperación de estas historias locales tan vinculadas con el nacimiento del país.

La historia de Guillermo Brown parece, sin dudas, salida de una película… pero mucho antes de que surgiera el cine como invento. Nacido la ciudad irlandesa de Foxford en 1777, emigró a los nueve años a Filadelfia junto a su padre, pero rápidamente quedó huérfano y a la deriva. En los primeros años del 1800, el joven probó suerte como marinero y se embarcó a las órdenes de un capitán norteamericano. En alta mar descubrió su pasión por los barcos, pero el contexto histórico lo llevaría a involucrarse, también, en la guerra.

En 1809, Brown desembarcó en las costas rioplatenses y se estableció en Montevideo pocos meses antes de que estallara la Revolución de Mayo en Buenos Aires. Pero pasaría a tener un rol central en 1814, en el proceso previo a la Independencia, cuando fue nombrado Teniente Coronel y Jefe de Escuadra.El intendente Mariano Cascallares en el anuncio del museo. El intendente Mariano Cascallares en el anuncio del museo.

Tuvo un papel clave en varios hitos de ese proceso independentista como la toma de Martín García y los combates de El Buceo, Arroyo de la China y Montevideo. Mientras San Martín llevaba por tierra las ideas independentistas, Brown hizo lo propio por el mar. Navegó por aguas de Chile, Perú, Ecuador y Colombia y habló con todos sobre ese nuevo aire que ya soplaba en el continente.

Defendió las fronteras en batallas como Los Pozos, Sarandí, Quilmes, Juncal y Monte Santiago a lo largo de tres largos años y se distinguió por su ingenio y estrategia.

El carismático Brown, ciertamente, tuvo hazañas que pasaron a la historia, como su primer gran triunfo en 1815, con la toma de la Isla Martín García. Tras un combate naval encabezado por él, las Provincias Unidas pudieron asegurarse el control de los ríos y se consideró uno de los triunfos decisivos a nivel marítimo de cara a la Independencia. Ese mismo año, además, nació una hija de Brown, a la que el prócer llamó Martina, en honor a su notable triunfo.

En menos de 100 días, Brown logró despejar el río de naves realistas y sus logros llegaron a tierra, donde el combate también era feroz. Según el General José de San Martín, quien ya estaba en Cuyo, la victoria de Brown en aguas del Plata fue «lo más importante hecho por la revolución americana hasta el momento”.

Pero además de todos sus honores militares, sin dudas cimentó una simpatía que atraviesa los mares y une a Argentina e Irlanda: la lucha contra los imperios. Y de ese vínculo dio cuenta una canción del mítico grupo irlandés The Wolfe Tones, escrita en 1983, y que les valió ser prohibidos de por vida en las radios inglesas.

En aquel tema, llamado justamente «Admiral William Brown», la banda elevaba la figura del Almirante y se posicionaba del lado argentino en la Guerra de Malvinas, ocurrida apenas un año antes. Y, para redoblar la apuesta, nombraba a las islas por su nombre en español en el estribillo de la canción. Pero no solo en Argentina se recuerda a Brown, sino que en su Irlanda natal es recordado como un héroe. Así lo contó a Clarín el vocalista de The Wolfe Tones, Brian Warfield: «En los viejos tiempos tocamos muchísimas veces en O’Hara’s, en Foxford, en el condado de Mayo, donde William Brown nació y fue criado. Nos enteramos de él por la gente del pueblo, que estaba muy orgullosa de su famoso hijo«.

Por primera vez en Sudamérica una exposición panorámica de John Baldessari, pionero del arte conceptual

Fuente: Perfil – A partir del 16 de julio se pueden ver en el MALBA 45 obras reunidas del californiano. Las piezas pertenecen al coleccionista y responsable del Design District Miami, Craig Robins.

John Baldessari decidió cremar sus obras cuando descubrió que su apuesta era por el arte conceptual. Hubo un antes y un después de Marcel Duchamp y de Jean-Luc Godard del que aseguraba que era más importante que Andy Warhol. Sus amigos lo usaban como referencia en los eventos: “Nos encontramos en Baldessari”, decían porque el artista era un gigante, un faro que se divisaba desde todos lados. También fue un faro para estudiantes que lo tuvieron como profesor y miles que fueron influenciados por sus creaciones.

A partir del 16 de julio se pueden ver 45 de sus obras en el Museo de Arte Latinoamericano Contemporáneo (MALBA) en una exposición denominada “The end of the Line”. Se trata de la primera vez que se exhibe la obra retrospectiva del artista en Sudamérica. Esta propuesta fue posible gracias al diálogo entre el fundador del Museo, Eduardo Costantini y el empresario inmobiliario y coleccionista de arte, CEO y responsable del Design District de Miami, Craig Robins, dueño de las piezas expuestas.

The end of the line John Baldessari en el MALBA 20240715
John Baldessari. Double Vision: Duchamp, 2011

La muestra repasa cincuenta años de la producción del artista y ofrece una lectura en cuatro grupos temáticos organizados por Karen Grimson, curadora de la Colección Craig Robins. 

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Robins, a principios de los noventa, ya poseía obras de arte y fueron alumnos de Baldessari quienes le recomendaron acercarse al artista. Se conocieron en 1993 y fue entonces que le pudo comprar tres obras, entre ellas la pintura titulada Clement Greenberg (1966/68), que consiste en una cita del crítico estampada en letras negras mandadas a hacer, sobre un lienzo verde, jugando con el nombre del citado y el color que se usaba para pintar las casas baratas construidas en serie. 

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John Baldessari. Goodbye to Boats (Sailing In), 1972 – 1973

“Desde que nos conocimos nos hicimos amigos”, contó Robins a PERFIL. A aquella primera compra le siguieron muchas más que hoy integran su extensa colección.

Baldessari tenía un gran sentido del humor volcado en sus obras atravesadas por el cine, la fotografía y la pintura. Una de sus declaraciones más potentes, convertida en obra, es la afirmación “I will not make any boring art” (No haré ninguna obra de arte aburrida). Sin embargo, él hace visible su contradicción o la burla de sí mismo al escribir esa oración en blanco y negro, interminablemente repetitiva. 


“Él seguía trabajando las mismas cosas siempre, pero en nuevas maneras”, destacó Robins. “Fue muy importante como maestro también -recordó- y por eso yo le pregunté cómo creía que debería ser el espacio para una escuela de arte de posgrado, cuando quería armar una en Miami, y me dijo ‘no hagas nada más que las paredes, porque nunca sabés lo que van a hacer los artistas, lo que tenés que darles es un espacio para inventar lo que quieran inventar’”.

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Marita García, Craig Robins y Karen Grimson.

La muestra del MALBA incluye la última obra que realizó meses antes de morir, en 2020, a los 88 años. Allí se recrean las siluetas de dos muebles y una de sus patas sobre la frase: “El espacio entre dos patas de mesa”

El fuego mata todo

Cunado Baldessari decide comprometerse con el arte conceptual, crea el proyecto cremación en el que quema más de 120 pinturas que había realizado entre 1953 y 1966 por considerarlas insignificantes. Baldessari publicó una declaración jurada en el periódico local en la que anunciaba la cremación y guardó los restos en una urna con forma de libro.
 

La relación de Craig Robins con el arte

La colección de arte y diseño de Robin, The Craig Robins Collection, comprende más de 1300 piezas de arte contemporáneo y diseño innovador, y se exhibe en la sede de su empresa Dacra en el Miami Design District de forma rotativa. Entre sus colecciones tiene obra de los argentinos Guillermo Kuitca, Jorge Macchi y Rirkrit Tiravanija.

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John Baldessari. Three Types of Light, 1984

“Cuando pienso en las décadas de amistad que compartí con John Baldessari, lo primero que me viene a la mente es la yuxtaposición tan única de su sabiduría personal y profesional”, detalló Craig Robins. “Alguien puede ser extraordinario en su trabajo, sin por ello ser necesariamente una buena persona. John era un símbolo de ambas cosas: un genio creativo de nuestro tiempo y un buen amigo. Por estos motivos, fui un asiduo coleccionista de su obra por más de treinta años”, aseguró.

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John Baldessari, What Was Seen, 1999.

Su flechazo con el arte plástico fue durante la universidad, en España, donde fue a estudiar. Allí conoció la obra de Goya y quedó “flechado” para siempre. “Después conocí la obra de Dalí, Miró, Picasso y ahí fue cuando ya no hubo vuelta atrás con esa enfermedad y, aunque tenía poco dinero, porque era estudiante, comencé a coleccionar y después a trabajar con artistas y así el arte ya era una parte de mi vida”, repasó Robins.

Actividades vinculadas a Baldessari en el MALBA

El miércoles 17 de julio a las 18, en el marco de la exposición John Baldessari, la artista Analía Saban conversará con Karen Grimson, curadora de la Colección Craig Robins, sobre el legado y la influencia de Baldessari en su obra. Nacida en Buenos Aires y residente en Los Ángeles, Saban fue alumna y amiga del artista californiano, e integra la John Baldessari Family Foundation. Se trata de una actividad gratuita sin inscripción previa.

El jueves 22 a las 18 se presenta “Baldessari para piano”, por Lucas Urdampilleta que interpretará “Throwing a Ball Once to Get Three Melodies and Fifteen Chords” de John Baldessari, junto a obras de John Cage, Christian Wolff y Morton Feldman. Para esta actividad es necesaria la inscripción previa.

Cuándo se puede visitar la obra de Baldessari

John Baldessari «El fin de la línea”, se puede visitar desde el miércoles 17 de julio hasta el 18 de noviembre de 2024, en la Sala 3, nivel 1, del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Av. Figueroa Alcorta 3415).

Las visitas son de Jueves a lunes de 12:00 a 20:00 y miércoles de 11:00 a 20:00. Martes cerrado. Entrada general, $6000; estudiantes, docentes y jubilados con acreditación, $ 3000; menores de 5 años y personas con discapacidad, sin cargo.

El museo porteño, como una gran nave con arte

Fuente: Página12 – Un día en la tierra fue el primer programa de exposiciones pospandémico del Museo de Arte Moderno porteño, que publicará un volumen en el que reúne imágenes de aquellas muestras junto a una antología literaria.

Un día en la tierra supuso el primer programa de exposiciones pospandémico para el Museo de Arte Moderno, que incluyó la exhibición de una parte significativa de su colección ‒con importante presencia de adquisiciones recientes‒, combinada con obras contemporáneas de artistas invitados. La articulación en varios ejes estuvo a cargo de elaborados guiones, curadurías y montajes: una enorme red de sentidos ‒casi todos resultado de la traumática experiencia pandémica vivida a partir de 2020‒, trabajados por los equipos del museo para interactuar con la comunidad.

La antología de textos incluidos en este libro, que tuve el placer de haber seleccionado por invitación del museo, se compone, en parte, de citas de libros leídos o releídos durante la pandemia y se relaciona tanto con los temas y las obras de los núcleos expositivos como con otra serie de ideas, sentidos, preguntas y reflexiones que consideré profundamente ligados al conjunto de las exhibiciones. La primera metáfora abarcadora que pensé a partir de este despliegue del museo fue la de una gran nave madre que aterriza en el corazón histórico de Buenos Aires para ofrecernos arte.

Para explicar estas derivaciones de sentidos, retrocedo un poco hasta la segunda semana de enero de 2020, cuando los medios de comunicación del mundo informaban que el contagio de una nueva enfermedad, el covid 19, se transmitía a través del aire y por la cercanía relativamente estrecha con personas infectadas. Nos enteramos también de que el paciente cero estaba en la ciudad china de Wuhan, provincia de Hubei, donde se estaba produciendo un exponencial efecto contagio, por entonces epidémico.

En esos días, junto con mi pareja, Cecilia Ivanchevich, estábamos recién aterrizados en Beijing, provenientes de una larga estadía en Chongqing y Dazhou, provincia de Sichuán, por cuestiones de trabajo. También habíamos recorrido, entre otras, la ciudades de Lijiang y Kunming, en la provincia de Yunnan. Difundida la noticia del modo de contagio de la enfermedad, nuestros anfitriones en Beijing nos recibieron en el aeropuerto con paquetes de barbijos y frascos de alcohol en gel que a partir de entonces deberíamos llevar siempre con nosotros.

Los días iniciales de la epidemia ‒aún no había sido caracterizada como pandemia‒ resultaron fantasmales, porque la ciudad de Beijing estaba desierta. Eran días límbicos, dado que el gobierno chino aún no había decidido tomar medidas drásticas sino sólo dar recomendaciones que la gran mayoría de la población cumplía. Pudimos recorrer, con barbijos y alcohol a cuestas, el impactante sector imperial de la ciudad. Tomamos subtes y ómnibus vacíos, visitando lugares que en nuestros viajes de años anteriores a esa ciudad no habíamos podido recorrer, debido a las interminables multitudes que intentaban hacer lo mismo: la ciudad prohibida o el palacio y parque de verano, por ejemplo, estaban casi desiertos por aquellos días de enero de 2020. Nuestra temporada en China se estaba terminando: teníamos tickets áreos de vuelta para fin de mes y los días avanzaban cada vez más enrarecidos, porque se iba imponiendo un paisaje de patrullas policiales y paramédicos, enfundados de pies a cabeza en sus respectivas vestimentas de protección sanitaria. El paisaje se completaba, por una parte, con enormes máquinas rociadoras que, a marcha lenta, avanzaban esparciendo desinfectante en las calles. Y por la otra, con puestos de control callejeros en ubicaciones estratégicas, para la revisión de documentos y la formulación de breves interrogatorios respecto de los motivos de los transeúntes para estar en la calle. Un paisaje y un conjunto de circunstancias que serían frecuentes en el futuro inmediato, en todo el mundo, pero que nosotros estábamos experimentando avant la lettre, a modo de intenso prólogo. Ese prólogo, entre otras cosas, anticipaba la sensación de extrañeza del contexto pandémico que se venía. La sensación de otro mundo, la condensación y fugacidad del tiempo que nos imponía la condición viajera; el estatuto de precariedad que caracteriza a todo visitante, eso era China para nosotros, a lo que se sumó que el mundo propio se convirtió en ajeno. Bajo tales circunstancias emergieron preguntas que tenían un horizonte común: la radicalidad. Cuestionamientos de todo lo que nos rodeaba, de nosotros mismos, del mundo en general, nuestras prioridades e intereses particulares. En esa lista de preguntas, por supuesto, también surgían las que nos hacíamos respecto del lugar del arte, los museos, las exposiciones.

A su modo, el programa de exposiciones Un día en la tierra concentró también esas ideas, esas cuestiones: los efectos problemáticos de la pandemia, que marcaron un antes y un después; la hipótesis viajera, la formulación de preguntas fundamentales sobre el mundo, sobre la nave/museo cargada de arte, la sensación de distancia (¿real?, ¿ficcional?) que permite ver todo como por primera vez.

Es por esto que la antología de este libro busca suscitar lecturas y miradas al mismo tiempo amplias y profundas. Ninguno de los textos aquí incluidos son resultado de ‘sugerencias’ estadísticas aportadas por los algoritmos de los buscadores de internet, sino que surgen de la experiencia continua de la lectura y la observación.

Hay heterogeneidad de materiales, de registros, aunque siempre literarios: zonas de ficción, núcleos poéticos, escritura ensayística, citas teóricas.

Como sucede con la música, si a una lectura se le cambia la clave, el texto muestra nuevos tonos, tesituras, aspectos, relaciones. Pone en primer plano cuestiones que tal vez no habíamos notado antes. Los efectos de lectura pueden ser sorprendentes. No se busca que las imágenes funcionen como ilustración, ni los textos como explicación: entonces aparecen nuevas conexiones aportadas por las imágenes y los textos. Una nueva aproximación puede tomar la forma de un (re)descubrimiento. Esto es en parte lo que subyace en la selección.

No se trata de armar un continuo de citas, sino un montaje de escenas textuales, de collages literarios, de recorridos y mapas posibles, en los que el punto de partida fue la exposición y sus capítulos. Efectos de lectura, incitaciones en torno de imágenes y textos. No hay un hilo conductor, sino más bien una trama, un armado de fragmentos muy propio de la lectura contemporánea.

Esto es así, porque las exposiciones y sus núcleos lo pedían, dada su vastedad y multiplicidad de lecturas. Por supuesto, hay textos en relación directa con las imágenes, pero los hay también tangenciales: citas que apuntan al centro, otras que funcionan como aproximaciones desde el margen. Tanto se incluyen textos que buscan la nitidez del foco en las obras, como citas que eligen rodear las piezas.

Así como una gran exposición puede ser una guía para profundizar en las obras de determinados artistas, una buena antología de textos puede convertirse en una guía de acceso a una biblioteca.

* Introducción del libro Un día en la tierra, de próxima aparición, que contiene una antología literaria seleccionada por F.L., para acompañar las imágenes de las obras del programa de exposiciones homónimo, que llevó a cabo el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en su primer programa pospandémico (2022-2023).

El Museo Metropolitano de Nueva York tiene más de dos millones de obras, pero estas cinco son imperdibles

Fuente: Memo – De visita por la gran manzana, una parada obligada es el MET, uno de los museos más importantes del mundo.

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El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, conocido como el Met, es uno de los museos más grandes y prestigiosos del mundo. Fundado en 1870, alberga una colección que abarca más de dos millones de obras de arte, que van desde arte antiguo hasta contemporáneo, y que representan prácticamente todas las culturas y épocas de la historia humana. Sin embargo, entre esta vasta colección, hay cinco obras que destacan y que no te puedes perder.

1. El Templo de Dendur (15 a.C.) 

 El Museo Metropolitano de Nueva York tiene más de dos millones de obras, pero estas cinco son imperdibles

 Este monumento egipcio completo, reubicado en una sala especialmente diseñada para albergarlo, transporta a los visitantes a la antigua Nubia. Construido alrededor del 15 a.C., el Templo de Dendur es una de las piezas más espectaculares del Met, con su impresionante arquitectura y detalles intrincados que cuentan la historia de la época romana en Egipto.

2. «Autorretrato con Sombrero de Paja» de Vincent van Gogh (1887) 

 El Museo Metropolitano de Nueva York tiene más de dos millones de obras, pero estas cinco son imperdibles

 Ubicado en la colección de pinturas europeas, este autorretrato de Van Gogh es una ventana a la mente turbulenta y brillante del artista. Con sus vibrantes colores y pinceladas audaces, esta obra es un testimonio del genio de Van Gogh y su influencia en el arte moderno.

3. «Virgen con el Niño» de Rafael (1504-1505)

 El Museo Metropolitano de Nueva York tiene más de dos millones de obras, pero estas cinco son imperdibles

Esta obra maestra del Renacimiento, creada por Rafael entre 1504 y 1505, es un ejemplo sublime del uso de la composición y la delicadeza en la pintura. La «Virgen con el Niño» captura la serenidad y la belleza de las figuras sagradas, y es una de las piezas más queridas de la colección del Met.

4. «El Estanque de Nenúfares» de Claude Monet (1899)

 El Museo Metropolitano de Nueva York tiene más de dos millones de obras, pero estas cinco son imperdibles

 Parte de una serie de pinturas que capturan la tranquilidad y la belleza de su jardín en Giverny, esta obra de Monet es un ejemplo perfecto del impresionismo. «El Estanque de Nenúfares» atrae a los visitantes con sus suaves reflejos de agua y su vibrante paleta de colores, transportándolos a un mundo de paz y contemplación.

5. «La Muerte de Sócrates» de Jacques-Louis David (1787)

 El Museo Metropolitano de Nueva York tiene más de dos millones de obras, pero estas cinco son imperdibles

 Este poderoso cuadro neoclásico muestra el momento en que Sócrates acepta su destino con calma y dignidad. La «Muerte de Sócrates» es una representación dramática y emocionalmente cargada de los ideales de la ilustración, destacando el valor, la razón y la moralidad.

Arte contemporáneo en diálogo con la historia

Fuente: Página 12 – El martes 9 de julio habrá actividades para adultos y también para las infancias, una exposición del colectivo El club y otra que exhibe obras patrimoniales. 

El Museo Marc (Parque de la Independencia) festejará sus 85 años el próximo martes (9 de julio), de 11 a 21, con la inauguración de dos exposiciones temporarias, shows de bandas y djs en vivo en la explanada, actividades para las infancias, estampa de remeras, propuestas gastronómicas y una torta gigante. Se inaugurarán dos exposiciones temporarias ese día, a las 16. “Un museo y un club. Normas de convivencia” está compuesta por diez obras producidas por once artistas integrantes del colectivo El Club. Esta propuesta curada por Analía Solomonoff forma parte del Programa de Arte Contemporáneo que lleva adelante el museo.

Al mismo tiempo, se presenta “La cultura, el arte y el estado. Colecciones provinciales”, una selección de tres obras del patrimonio del Ministerio de Cultura santafesino que, gracias a políticas estatales de larga data, son custodiadas por museos y escuelas artísticas de la provincia, destacándose por ser de extraordinario valor y que trascienden el ámbito nacional.

De esta manera, la institución fundada en 1939 por Julio Marc y dependiente del Ministerio de Cultura provincial «sigue en el camino de celebrar la diversidad y la pluralidad, con el propósito de revelar de manera crítica la historia de los habitantes y territorios de Sudamérica, Argentina y de la provincia de Santa Fe, poniendo en relación nuestro pasado con los problemas y demandas sociales del presente», aseguran desde el Museo. 

La tarde empezará antes de las inauguraciones. Desde las 24 habrá programación musical, con la presentación del Mateo Fuertes Trío. A las 15 será el turno de la banda Bubis Vayins, y desde las 18 comienza el show de Cuerpo Control, integrado por los DJs Laurita Gosh y Beresi. También desde las 14, La Estampa Pretérita Imperfecta trabajará con serigrafía en vivo sobre remeras, láminas o totes que el público puede traer, a partir de una ilustración alusiva al aniversario del museo realizada por el artista Andrés Yeah

En cuanto a las actividades para las infancias, desde las 11 al cierre se podrá participar de “El club del marco”, una propuesta para crear imágenes a partir del juego con texturas, transparencias, colores y opacidades. Está destinado a niñas y niños a partir de los 4 años, abierta a todo público, sin inscripción, con cupo limitado por orden de llegada.

En tanto, a las 12 será el turno de “Museo de emociones. Narración, lectura y producción filosófica”, un taller para leer, imaginar y pensar juntos, que en este caso estará dedicado a la celebración y el festejo, con la realización de bonetes. Estará coordinado por María Belén Campero y Mónica Colomer, y está destinado a las infancias de 6 a 12 años, sin inscripción y con cupo limitado por orden de llegada.

La programación también incluye, a las 13 y a las 15, llevar adelante “Las formas del barro”, una exploración a partir de la colección arqueológica del museo. La actividad está orientada a las infancias y público en general, sin inscripción previa pero con cupo limitado por orden de llegada.

En cuanto a la muestra Un museo y un Club, la curadora relató: «Durante un año el Museo Marc fue habitado por El Club, un colectivo de amigxs artistas. Como parte del festejo del 85° aniversario del museo se les propuso conocer la colección, recorrer las salas, espacios de talleres y oficinas, explorar el lugar, investigar los rincones. El encuentro podría derivar en una publicación, un evento, una experiencia, finalmente llegó la muestra. La consigna que el museo propuso fue establecer un diálogo con las obras y sus marcos, los objetos de las vitrinas y reserva, la arquitectura del lugar, con las lecturas obligadas de la historia de la ciudad», describió Solomonoff. 

Un museo y un club. Normas de convivencia es la exposición de diez obras que fueron producidas por once artistas que proponen repensar la colección de un museo histórico. Pero no sólo eso. «La muestra nos cuenta una y varias historias. El tiempo de un espacio compartido entre un colectivo de artistas y trabajadoras y trabajadores de un museo. Fue el encuentro, la amistad, el conflicto, la gestión de un espacio público y otro autogestivo, la colaboración, los problemas de cada unx que por momentos son de todxs, la charla y la voluntad de la escucha, las dinámicas de trabajo colaborativo, los calendarios y presupuestos, el expediente, los pagos, el deseo, el cansancio, el perderse y volver, el dejarse afectar. El café por la mañana, un mate por la tarde», enumera la curadora, quien señaló que la muestra «propone repensar la colección de un museo histórico. Todo eso y no sólo eso». 

Integran El Club Ariel Costa, Germán Gentile, Marina González Buvinic, Nazareno Marengo, Estrella Mergá, Nabila Misirli, Cristian Osuna, Candela Roselló, Lourdes Tomaghelli, Jazmín Varela y Ami Ybarra.

Por su parte, el director del Museo, Pablo Montini, se refirió a la otra muestra, La cultura, el arte y el estado. Colecciones provinciales. «Las primeras políticas culturales en Santa Fe, en un contexto conservador, fueron diseñadas a fines de la década de 1930 por el pedagogo Juan Mantovani, uno de los ministros más activos en favor de la institucionalización de la cultura en la provincia. En su gestión, de 1938 a 1941, acompañó la formación del Museo Histórico de Rosario, ideó la creación del Histórico de Santa Fe, propuso la ampliación del Rosa Galisteo, promovió la formación de las escuelas de arte provinciales y dispuso presupuesto para la incorporación de obras en las colecciones de estos museos», hace un recorrido histórico Montini, quien recordó que «dentro de su plan cultural, el Estado ocupaba un lugar destacado: no tenía derechos y no debía regentear al arte porque paralizaba su desarrollo. Sí tenía deberes en cuanto a la promoción cultural para el estímulo de sus hacedores y también debía enriquecer sus colecciones, que le pertenecían al pueblo. Lo que no podía hacer era olvidarse de incluir al ‘arte nuevo'». 

Gracias a estas políticas estatales, los museos y las escuelas artísticas de la provincia se destacan hoy por custodiar obras de arte de extraordinario valor –continúa Montini-, que trascienden el ámbito nacional. «La selección realizada para esta exposición revela parte de esta riqueza artística. Resulta muy difícil encontrar obras de una artista de la vanguardia española en una colección pública argentina.Tampoco es fácil contar con un retrato de dos de los promotores del arte moderno en nuestro país. Menos aún, tener una escultura de uno de los artistas más reconocidos en la historia del arte occidental producida en y para una escuela de arte provincial». 

Zoom al núcleo de nuestro arte

Fuente: Clarín – La nueva puesta de la colección del Museo de Arte Moderno reúne 300 obras, entre joyas, inéditos y adquisiciones recientes. A través de QRs, despliega los archivos digitalizados y el corazón del programa anual El arte es educación.

Es la exposición más importante del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires este año. De 2025 también. Sin embargo, lo que podría llamarse el nuevo guión de su “colección permanente” se presenta como una muestra dinámica, que irá remixando las casi 8000 obras que el museo porteño tiene en su patrimonio. Unas 300 son las que se pueden ver en Moderno y MetaModerno, la exposición que atraviesa por tres salas una historia del arte argentino del siglo XX, pero también de los vaivenes del país que determinaron las donaciones, las épocas de ebullición y las decisiones de los directores que forjaron la institución. Pero que además se convierte en un recorrido exhaustivo en la medida en que el diseño museográfico, dividido por núcleos, incluye códigos QR para escanear con el celular. Una suerte de portal se abre entonces a la información de archivos extra, en documentos digitalizados, que permiten una lectura en diversos niveles. Una decisión que acompaña las más novedosas teorías alrededor de la experiencia del visitante en el museo: múltiple, en diferentes instancias y de la mano de la tecnología, en contra de la idea que la desdeña como enemiga de la contemplación mística como único camino a la experiencia estética.

“El inmenso trabajo de catalogación de 68 años, con todas las exposiciones de la historia de este museo, títulos, artistas participantes, programas y obras inspiraron esta muestra, que pone a disposición las investigaciones que podrían habilitar un doctorado en historia del arte. Se trata de otra manera de darle cuerpo a El arte es educación, el lema de este año en el Moderno”, señaló durante una presentación Victoria Noorthoorn, directora del museo y curadora de Moderno y MetaModerno, junto a Francisco Lemus. Se completa con un catálogo de la biblioteca y las publicaciones, el patrimonio online y entrevistas filmadas.León Ferrari, Hombre, 1963 Acero inoxidable. Adquisición, 1963.León Ferrari, Hombre, 1963 Acero inoxidable. Adquisición, 1963.

El corazón del Museo

Ordenadas con criterio cronológico, aunque no exclusivamente, la expo comienza por los movimientos artísticos de la década del 40. “Entre los años 40 y 70 el museo se hizo eco de los desarrollos de las vanguardias y los diferentes movimientos de ruptura del arte moderno, pensado de una manera contemporánea”, explica Francisco Lemus. El curador se refiere a las tempranas adquisiciones de obras de León Ferrari –como la escultura “Hombre” (1993), adquirida ese mismo año– o del arte abstracto en sus diferentes corrientes, al interés de Rafael Squirru y Hugo Parpagnoli –ambos directores del Moderno– por participar en la reflexión e incluso la redacción de los manifiestos de estos grupos; al impulso de coleccionistas como Nicolás Pirovano de movimientos como el Arte Generativo, del que Eduardo Mc Entyre y Miguel Ángel Vidal fueron exponentes. Y siempre es un buen ejemplo a imitar.

Del arte cinético, óptico y pop al Informalismo, con preguntas sobre la condición humana y el estado del mundo que acechaban a los artistas hacia la mitad del siglo XX. Un espacio destacado está dedicado a la colección de diseño gráfico e industrial, las formas experimentales se cruzan en la misma sala, donde hay obras de 1932 de Juan de Prete, pionero de la abstracción, su pareja Yente, con Tomás Maldonado, las esferas de Noemí Escandell y la gran artista salteña María Martorell. La obra aquí presente, “Ekho A.” (1968) fue adquirida por la Asociación de Amigos del Moderno, a través del Comité de adquisiciones creado en 2019, en la última feria arteba.“Coordenadas espaciales de un prisma de aire”, de Juan Pablo Renzi, hierro (1967/2024). Foto: Guido Limardo/Moderno.“Coordenadas espaciales de un prisma de aire”, de Juan Pablo Renzi, hierro (1967/2024). Foto: Guido Limardo/Moderno.

El desafío de síntesis de una colección se atravesó con la búsqueda de poner de relieve las joyas del museo, el rol de los coleccionistas que ayudaron a construirla, todo en un guión pertinente a estos tiempos. Las vanguardias argentinas, concentradas en la primera sala, muestran una determinación contemporánea: aunque los llamamos artistas modernos, despliegan un entramado filosófico y un posicionamiento crítico a través de diversos lenguajes. La sala ostenta cuatro de las nueve obras de Georges Vantongerloo que posee la colección. Pequeñas esculturas y pinturas que por razones legales no pueden salir del edificio.

Uno de los diferenciales del hipertexto está en la posibilidad de ver el momento más internacionalista del arte argentino, a través de piezas de Julio Le Parc, Gregorio Vardanega, Rogelio Polesello, algunas piezas históricas de la colección y también donaciones de 2022 y 2023. Entre ellas, la que hizo la escritora y académica María Teresa Gramuglio de “Coordenadas espaciales de un prisma de arte”, una estructura primaria de Juan Pablo Renzi, exhibida en las jornadas Rosario 67 en el Moderno, durante la Semana del Arte Avanzado organizada por el Instituto Di Tella. Cerca, la película en súper 8 Hippies (1968), de Marta Minujín. Más internacional no se consigue.María Martorell, Ekho A, 1968 Acrílico sobre tela Adquisición, 1968.María Martorell, Ekho A, 1968 Acrílico sobre tela Adquisición, 1968.

Otras joyas: Kenneth Kemble, Emilio Renart y tres obras de Alberto Greco que son orgullo de la institución, según dejó claro la directora. Una docena de obras de Alberto Heredia, un indicio de las más de 500 que el artista legó al Moderno junto a su casa taller, donde se construyó una residencia para artistas, hoy en plena convocatoria para ocuparla y darle vida.

Zonas oscuras

Una obra de Pompeyo Audivert, también donada, es la puerta de entrada a un espacio-tiempo marcado por el conflicto y el dolor. Como grabador e impulsor de la circulación de la disciplina en publicaciones políticas y culturales, su obra funciona como clave del desarrollo del arte político y los conceptualismos en el país, en esa búsqueda de transformación colectiva, con diversas estrategias poéticas. De un máximo exponente, Juan Carlos Romero, se presenta una serie de fotografías de paisajes urbanos, fabriles y marginales que el artista capturó en blanco y negro del recorrido desde el Museo Pettoruti, de La Plata, hasta el Moderno en Buenos Aires, cuando tenía su sede en el Teatro San Martín. Historia, arte y política en una sola obra.Georges Vantongerloo, Fenómeno cósmico, 1962. Material plástico y elementos coloreados. Colección Ignacio Pirovano Buenos Aires, 1980.Georges Vantongerloo, Fenómeno cósmico, 1962. Material plástico y elementos coloreados. Colección Ignacio Pirovano Buenos Aires, 1980.

Una serie de vitrinas presentan una muestra simbólica del trabajo de grandes artistas como Edgardo Antonio Vigo, Mirtha Dermisache y León Ferrari.

El artista y periodista Luis Pazos, uno de los creadores del grupo Escombros y recientemente fallecido, donó una serie de fotos de manifestaciones estudiantiles de La Plata contra la dictadura, que se exhibe junto a obras tempranas de un Aldo Sessa político, sobre los festejos del Mundial 78. Allí están los cuatro –de una serie de siete– dibujos de Antonio Berni que el museo sumó en 2017: inéditos y políticos, con apoyo de fondos públicos, en un hecho excepcional.“Carillón”, de Martín Legón.Hierro y cadenas, 2021. Foto: Guido Limardo / Moderno. “Carillón”, de Martín Legón.Hierro y cadenas, 2021. Foto: Guido Limardo / Moderno.

Zeitgeist de la escena

Creado en 2109, el Comité de adquisiciones tuvo protagonismo en la incursión con artistas contemporáneos. En una sala aparte, se pueden ver obras de Laura Códega, Máximo Pedraza, el destacado Santiago García Sáenz (con presencia en el Museo Reina Sofía de Madrid), la tucumana Carlota Beltrame junto a Lucrecia Lionti, que fue su alumna, y el marplatense Daniel Basso. Por la sala se despliegan maniquíes con los trajes que Sergio de Loof creó para desfiles en espacios tanto marginales como institucionales, desde fines de los 90, y que reconstruyó para la retrospectiva que el museo le dedicó a fines de 2019, poco antes de su muerte, y que la familia donó al museo.La Chola Poblete, Sin título, 2022 Acuarela, fibra y acrílico sobre papel. Donación de la artista, 2022La Chola Poblete, Sin título, 2022 Acuarela, fibra y acrílico sobre papel. Donación de la artista, 2022

En el ápice de su consagración en la 60° Bienal de Venecia y la feria Art Basel, la Chola Poblete tiene aquí su altar con la única acuarela que pintó para la expo Ejercicios del llanto (2022), la primera individual de la artista trans mendocina: una serie de dibujos casi imperceptibles dan cuenta de una búsqueda identitaria. Abstractos y personales, los dibujos fueron acompañados por la colorida acuarela que la artista donó al museo, y un libro que reúne los dibujos junto a versos del poeta Fernando Noy. A la historia reciente se accede a través del QR, al igual que al libro.

En dos secciones, una primera más introspectiva vinculada al paisaje y una segunda de experimentación material y el entorno urbano, la sala se completa con piezas de Ana Gallardo, Guillermo Kuitca, Elba Bairon y Catalina León, que llegaron al museo de diversas fuentes; también de Jorge Miño, Gian Paolo Minelli representativas de las fotografías de hace una década. Luis Terán, Pablo Siquier, Graciela Hasper, Sergio Avello, el maestro Alberto Goldenstein, Alfredo Londaibere junto a obras emblemáticas de la colección: Jorge Gumier Maier, Ricardo Garabito, con la camiseta de la selección de fútbol argentina.“El dorado”, de Liliana Maresca. Madera, yeso, laca, sillón, computadora e impresora (1991/2017).“El dorado”, de Liliana Maresca. Madera, yeso, laca, sillón, computadora e impresora (1991/2017).

La monumentalidad de la escala es la recompensa para llegar hasta la sala H del segundo piso. De cerca se puede ver la crudeza del papel endurecido, clavado en la pared; de lejos, en cambio, un paisaje sobrecogedor de Matías Duville atraviesa un muro. “Garimpo” (2009), una carbonilla que fue donación de la colección Patricia Phelps de Cisneros, reclama la atención, pero compite la protagonista de esta exhibición: El dorado (1991), presentada por Liliana Maresca en la colectiva La conquista, en el Centro Cultural Recoleta, una enorme instalación sobre las políticas coloniales, esclavistas y extractivistas en el continente.

En bloques geométricos de color rojo y oro, la artista visibiliza el costo de la conquista en vidas humanas, las de nuestros pueblos ancestrales. El cálculo exacto lo hace una computadora ya obsoleta, que es parte de la obra, que tiene una réplica exacta en el Museo Reina Sofía de Madrid.“M.A.D 800038”, de Gabriel Valansi, Impresión Lambda bajo acrílico (2005).“M.A.D 800038”, de Gabriel Valansi, Impresión Lambda bajo acrílico (2005).

Con el mismo espíritu crítico, se colgaron en un muro contiguo los dibujos de Ana Gallardo sobre feminicidio en Guatemala y México, donde reside la artista rosarina; el círculo se completa con obra de Nicanor Aráoz sobre el tema. La escultura “Carrillón” (2021), de Martín Legón, aquí gracias a los esfuerzos del coleccionista Andrés Buhar y la galería Barro, deja ver a través la megalómana pintura de Cucurto (2020) sobre el racismo y el paisaje de catástrofe nuclear de Gabriel Valansi, que resuena en las visiones apocalípticas tan en boga.

  • Moderno y Metamoderno
  • Lugar: Museo Moderno, Av. San Juan 350
  • Horario: lun a vie de 11 a 19; sáb, dom y feriados de 11 a 20 (martes cerrado)
  • Fecha: hasta enero 2026
  • Entrada: general $500

La curiosa historia del mural que adorna un emblemático edificio del centro porteño

Fuente: – La Nación – La obra creada por el artista Guillermo Roux fue inaugurada hace casi 19 años y es celosamente preservada por un equipo de profesionales


Corría julio de 2005, los ecos del estallido popular por la crisis del “corralito” todavía retumbaban y la mayoría de los bancos tenían sus fachadas cubiertas por vallas y sus paredes grafiteadas con insultos y amenazas. En medio de ese clima aún hostil, y de mucha desconfianza para las entidades financieras, en la Torre Boston de Catalinas se presentaba con toda pompa un increíble mural de 5,5 por 12,5 metros del artista Guillermo Roux. Casi 20 años después, la obra no solo permanece impecable, sino que suele incorporarse al circuito de La Noche de los Museos para que pueda ser apreciada por todo el público.

Homenaje a Buenos Aires es el nombre del mural pintado con la técnica de marouflage, que permite fijar un lienzo sobre un soporte sólido y rígido. Para tener una verdadera dimensión de la obra, vale mencionar que Roux, fallecido en 2021, estuvo más de cuatro años trabajando sobre la pintura, es decir que, aun comenzando en aquel caótico 2001, logró finalizarla.

La historia alrededor del proceso creativo que la hizo posible es bastante curiosa, porque todo el mural fue pintado en obra. Para ello, fue necesario acondicionar el área de trabajo de manera tal que los impactos de la construcción y del personal transitando no afectaran la pintura ni a su creador. Roux dispuso de un espacio propio para él y para su equipo dentro del obrador, con la privacidad necesaria para su inspiración. Pero, así y todo, se permitía al público presenciar, de manera controlada, el proceso. Incluso, a Roux se le alquiló un departamento frente al edificio hasta un año después de concluida su obra para que pudiera trabajar y descansar.

La Torre Boston es uno de los íconos del microcentro porteño con la firma de César Pelli
La Torre Boston es uno de los íconos del microcentro porteño con la firma de César PelliGoogle Street

La Torre Boston constituyó la segunda obra del prestigioso arquitecto César Pelli en la ciudad de Buenos Aires (la primera había sido el Edificio República). Totalmente vidriada, su estilo súper moderno enseguida causó sensación y, por su ubicación, pasó a formar parte del skyline de la Capital Federal. “Desde el comienzo, Pelli nos sugirió convocar a un pintor para que dejara su marca en el gran hall del edificio, instalara su mensaje y nos hablara a quienes lo transitáramos en el trajín cotidiano de algo que nos elevara espiritualmente y nos enriqueciera como personas. Por eso convocamos a Roux”, explicó en la inauguración de 2005 Manuel Sacerdote, por entonces presidente del Bank Boston.

La Torre Boston, toda vidriada, fue un diseño muy moderno para la época en que se construyó
La Torre Boston, toda vidriada, fue un diseño muy moderno para la época en que se construyó

El mural hoy

Casi 20 años después de aquel día, el mural sigue brillando en el hall de la Torre del Bank Boston, que al poco tiempo fue adquirido por el Standard Bank en una operación que representó el primer ingreso de un banco extranjero al sistema financiero local tras las crisis de 2001.

La Torre Boston hoy está siendo administrada, gerenciada y comercializada por Newmark Argentina. Entre otras cosas, una de sus tareas es la buena preservación del mural. “Al edificio se le está dando una actualización importante en materia de seguridad, de eficiencia energética y de acceso, entre otros ítems. Pero además se contrató una curaduría para que se ocupe del tratamiento, del mantenimiento, de la temperatura y de la iluminación de la obra de Roux”, cuenta Domingo Speranza, CEO de Newmark Argentina.

Cecilia Medina es quien hoy está a cargo de la curaduría del mural. “Se trata de una obra muy emblemática en líneas generales, no solo para el edificio, sino porque en su momento se realizó una convocatoria de la que participaron los artistas plásticos contemporáneo más prestigiosos”, recuerda. “Una vez seleccionado, Guillermo acordó con César Pelli ciertas cuestiones de la fachada del edificio en relación a cómo se iba a poder percibir la obra”, agrega.

En el documental "La cuarta corbata" Roux repasa una de sus obras emblemáticas, el mural de la torre Bank Boston y cuenta sobre los cuatro años que le demandó esa pintura
En el documental «La cuarta corbata» Roux repasa una de sus obras emblemáticas, el mural de la torre Bank Boston y cuenta sobre los cuatro años que le demandó esa pinturaGENTILEZA DE LOS ARTISTAS

En 2019, Cecilia y Roux comenzaron gestiones con quienes llevaban adelante la administración del espacio porque empezaban a advertir que el paso del tiempo afectaba la obra en cuestiones que tenían que ver con la luz, con la humedad y con el ambiente en general. Al poco tiempo llegó la pandemia y en 2021 Roux falleció, por lo que esas conversaciones no pudieron avanzar.

Sin embargo, hace dos años Newmark se hizo cargo de la gestión integral de la Torre Boston y enseguida contactó a Cecilia para que pudiera poner en valor la obra. Hoy visita regularmente el edificio en distintos horarios y distintos momentos del año para verificar las condiciones de luz, humedad y temperatura que pudieran afectarla. “Cuando una empresa tiene una obra de arte de estas magnitudes dentro de su estructura, es súper importante la conservación y la preservación. Desde mi lugar curatorial lo que tengo siempre como norte es conservar la obra en su estado óptimo. Mucha de la información que estamos recabando en este momento para ponerla en mejores condiciones tiene que ver con ajustes que hacen no solo al paso del tiempo sino también a las condiciones ambientales, profundizadas por el cambio climático. Pero también está el tema de la luminaria, que no es solamente la directa que está sobre la obra sino también la que rodea al edificio, ya que hubo muchos cambios y nuevas construcciones”, especifica.

El mural de Guillermo Roux supo formar parte del circuito de La Noche de los Museos y es muy probable que, si se llega con los tiempos de acondicionamiento, vuelva a ser exhibida en la próxima edición.

1º Salón Provincial de Artes Visuales de la provincia

Fuente: El Ancasti – El miércoles pasado, el Museo de Bellas Artes Laureano Brizuela fue el escenario de la inauguración del “1° Salón Provincial de Artes Visuales Bicentenario de la Autonomía de Catamarca”. Este evento reunió a una gran cantidad de público, artistas y aficionados del arte y se destacó por la participación de artistas de diversas localidades de la provincia de Catamarca.

La ceremonia de bienvenida estuvo a cargo de Laura Maubecin, secretaria de Gestión Cultural de la provincia, acompañada por la directora de Patrimonio y Museos, Edith Cardoso y la jefa del Museo de Bellas Artes, Gabriela Brouwer. Durante su discurso, Maubecin invitó a la diputada Silvana Ginocchio, al arquitecto Luis Maubecin y a Alicia Moreno, para explicar el origen del salón. Destacó que la iniciativa surgió de la Comisión del Bicentenario, de la Secretaría de Identidad y Pertenencia y con el apoyo de la diputada Ginocchio, con el objetivo de conmemorar los 200 años de Autonomía de Catamarca y apoyar a los artistas visuales de la provincia. Maubecin subrayó la importancia de esta política estatal para promover y apoyar el trabajo de los artistas locales. Lee además

La secretaria de Gestión Cultural agradeció la participación de los artistas, destacando la calidad y diversidad de las obras presentadas, así como la representación del amplio y diverso territorio de Catamarca.

Maubecin aseguró que este es solo el comienzo y que el salón continuará en futuras ediciones, brindando más oportunidades para que los artistas sean reconocidos.

Horarios

La muestra del 1° Salón de Artes Visuales estará abierta al público de manera gratuita en el Museo de Bellas Artes Laureano Brizuela, ubicado en San Martín 316, de lunes a viernes de 8 a 12 y de 15 a 20 horas, así como los sábados y feriados de 9 a 13 horas, hasta el 2 de agosto.

Con la entrega de premios, se inauguró el Salón de Artes Visuales Pintura 2024

Fuente: APN La Pampa – El artista Alejandro Gigli de Lanús, provincia de Buenos Aires, obtuvo el Primer Premio “Secretaría de Cultura de la provincia de La Pampa” con la obra “Altar con Rayos”.

En las instalaciones del Museo Provincial de Artes, el secretario de Cultura, Pablo Lucero Álvarez; el director del Museo Provincial de Artes (MPArtes) Dante Bagatto y Matías Rach, director de Gestión Cultural de la Municipalidad de General Pico; acompañaron el pasado viernes a los artistas premiados y seleccionados en la entrega de premios correspondientes al Salón de Artes Visuales de la provincia de La Pampa, Sección Pintura, Edición 2024 de Convocatoria Nacional.
Con numerosa presencia de público, procedieron luego a la apertura formal de la muestra conformada por unas 30 obras de artistas de diversos puntos del país con procedencia de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Misiones.

Dante Bagatto
El director del Museo Provincial de Artes (MPArtes) Dante Bagatto expresó, “estamos muy contentos de estar dando inauguración al primer Salón de este año. Me queda agradecer a todos los que participaron de esta convocatoria y felicitar de manera especial a los seleccionados y premiados. Este evento no solo representa una celebración a la creatividad plástica, sino que también es un encuentro entre artistas, amigos, familia y toda la comunidad que reconoce al arte como un bien indispensable para el desarrollo social”.
Al referirse a la convocatoria, hizo hincapié en alta participación “los números nos sorprendieron, hemos tenido más de 300 artistas inscriptos provenientes de la provincia de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba, Catamarca, Chaco, Chubut, Corrientes, Entre Ríos, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, San Juan, San Luis, Santa Fe, Tierra del Fuego y Tucumán”.
Resaltó que “estamos iniciando un rescate histórico de la institución y proyectando distintos encuentros con todas las personas que representan la comunidad del Museo, para escribir entre todos, la misión y visión de la institución; pie fundamental para seguir proyectando acciones y pensando la colección”.
Para finalizar invitó a todos a recorrer las salas, dialogar con los artistas presentes y navegar por el catálogo digital a través del link https://sites.google.com/view/salon-pintura-2024

Artista premiado
Alejandro Gigli, ganador del primer premio con la obra “Altar con Rayos” manifestó su alegría al haber recibido la noticia. “Estoy muy contento y muy agradecido por estar recibiendo esta premiación”.
Al ser consultado por su obra, explicó que es una geometría arquitectónica, “trabajo con perspectiva para lograr profundidades, espacios sugerentes. Para mí la geometría es un método de construcción que me sirve para articular lo arquitectónico con lo enigmático. Es una una obra en donde pareciera que todo fuera estado premeditado por su carácter matemático, pero la realidad es que las formas ocurren durante el proceso. Me interesa mucho la metafísica, yo creo que mi pintura tiene ese carácter por los espacios suspendidos, de soledad. En particular veo al arte como un espacio de introspección y de autoconocimiento”.

Días y horarios de visitas
Las 30 obras seleccionadas que conforman el Salón de Pintura 2024 pueden visitarse hasta el 5 de julio, de lunes a viernes de 8 a 13 y de 14 a 19. Sábado y domingo de 17:30 a 19:30 con entrada libre y gratuita.
Para coordinar visitas de colegios comunicarse al teléfono fijo 02954 42 7332.

Se inauguró el 51° Salón Nacional de Artes Visuales en el Mumbat

Fuente: El Eco – El Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil (MUMBAT) celebró el sábado por la noche la inauguración del quincuagésimo primer Salón Nacional de Artes Visuales. Este evento anual ha evolucionado a lo largo de sus 51 años, ampliando su mirada y renovando el compromiso con la comunidad artística y cultural. En sus inicios, el Salón se centraba en temáticas de paisaje y espiritualidad, luego sacra, y actualmente, con temática libre, se ha convertido en una plataforma enriquecedora para artistas de todo el país.

El acto inaugural contó con la presencia del intendente Miguel Lunghi, el presidente del Honorable Concejo Deliberante, Juan Pablo Frolik, el subsecretario de Gobierno, Mariano Martina, el subsecretario de Cultura y Educación, Alejo Alguacil, y la coordinadora de Museos, Indiana Gnocchini.

Durante la ceremonia, el intendente Lunghi destacó: «a lo largo de estos cincuenta y un años, el Salón ha sido una excelente plataforma para que los artistas de todo el país expresen sus visiones y reflexiones a través de sus obras. Es importante destacar en esta oportunidad que nuestro gobierno ha decidido firmemente sostener esta valiosa propuesta cultural en tiempos de enormes desafíos económicos. Sabemos que el arte es una fuente de inspiración y esperanza, y que en momentos difíciles, conectar con nuestro lado humano y creativo es más necesario que nunca«.

Salon Bellas Artes - 5

El MUMBAT se redefine como un espacio abierto a la construcción de distintos imaginarios, recibiendo propuestas de todo el país con un verdadero sentido federal. Este año, el Salón adquirió una nueva obra para su Colección de Arte Contemporáneo, premiando además en varias categorías: arte bidimensional, arte tridimensional, arte textil y artistas tandilenses, además de una mención especial del jurado y tres menciones.

El jurado, compuesto por las destacadas personalidades del arte Cristina Ferreras, Estela Halpert y Néstor Goyanes, determinó la siguiente premiación:

Menciones:

Mariana Hoffmann (Tandil) con la obra “Telegrama urgente”.

Eric Javier Markowski (CABA) con la obra “Sin título”.

Florencia Fernández Patetta (CABA) con la obra “Las Fauces”.

Mención Especial del Jurado:

Matías Amici (CABA) con la obra “Antropoceno: yes, no, maybe”.

Premio Artista Tandilense:

Paula Belén Dalmacio (Tandil) con la obra “La memoria del bosque”.

Premio Obra Arte Textil:

María Adriana Omahna (CABA) con la obra “Ucrania”.

Premio Obra Tridimensional:

Diego Ibáñez Roka (Tandil) con la obra “Pasos perdidos”.

Premio Obra Bidimensional:

Carolina Di Paola (San Isidro, Buenos Aires) con la obra “¿Quién le da abrigo a lo insignificante?”.

Primer Premio Adquisición:

Andrés Garavelli (Quilmes, Buenos Aires) con la obra “Airport scanners”.

La muestra permanecerá en sala hasta el domingo 11 de agosto, ofreciendo a la comunidad la oportunidad de apreciar las obras premiadas y la diversidad creativa de los artistas participantes.

Salon Bellas Artes - 4

De esta manera el MUMBAT reafirma su compromiso con la cultura y la creatividad, proporcionando un espacio donde las distintas formas y retóricas de la imagen encuentran un lugar para ser admiradas y reflexionadas. Invitamos a todos los ciudadanos a visitar la muestra y ser parte de este importante acontecimiento cultural.