El robo de 23 obras del Museo de Bellas Artes, una historia de complicidades y silencios

Fuente: Clarín – En la madrugada del 26 de diciembre de 1980 hubo un incendio en el Museo Nacional de Bellas Artes. También un robo. Desaparecieron siete antigüedades chinas y dieciséis obras impresionistas de artistas franceses.

Una fortuna valuada en millones de dólares.

Anselmo Ceballos, bombero de la Policía Federal, y Eusebio Eguía, sereno del lugar, ambos encargados de controlar que todo estuviera bien, no pudieron evitar el escándalo público que se les vino encima.

Los policías que concurrieron a la escena plantearon los primeros interrogantes: ¿cómo un grupo de ladrones había logrado llevarse semejante botín de la sala Mercedes Santamarina? ¿Cómo hicieron para franquear la seguridad en sus narices?

Un dato: el robo ocurrió justo un día después de que el museo más grande del país celebrara 84 años de vida.

Cuatro décadas más tarde, Imanol Subiela Salvo, periodista y licenciado en Comunicación Audiovisual, en la pista del boliche Amerika Disco, en medio de temas de Lady Gaga y luces de colores, escuchó la historia del robo al Bellas Artes de boca de su amigo Santiago Villanueva, artista y curador, quien trabajaba en la exhibición Lo que pasó en la Navidad de 1980.

Subiela Salvo decidió que había que recuperar aquel hecho y contarlo. Primero lo hizo en una larga nota para la revista mexicana Gatopardo, bajo la edición de Leila Guerriero, y luego, como los personajes y los datos que había recabado en la investigación daban para más, escribió el libro Golpe en el Museo. La historia del robo de obras de arte más grande de la Argentina durante la última dictadura militar.Año 2005, vuelve al Bellas Artes una de las tres obras que fueron recuperadas. Foto: Archivo Clarín.Año 2005, vuelve al Bellas Artes una de las tres obras que fueron recuperadas. Foto: Archivo Clarín.

“Uno no tiene muchas obsesiones en la vida y entre las mías siempre estuvo el Museo Nacional de Bellas Artes. Cuando Santiago me contó esa historia en la fiesta en la que estábamos, me copé mucho y quise saber más”, dice Subiela Salvo a Viva.

“En ese momento no tenía la intención de escribir un libro, solo quería hacer la nota y nada más. Pero en el proceso de investigación, me di cuenta de que la historia tenía muchos vericuetos, muchos personajes y que era muy larga. Tuve que dejar un montón de cosas fuera de la nota y ahí me di cuenta de que daba para un libro”, agrega.

La historia que narra Subiela Salvo se cruza con el suspenso cinematográfico y recuerda a los policiales negros donde los detectives fuman sin parar, las oficinas tienen las persianas bajas y todos parecen algo que no son. Los personajes del libro son variopintos.

Además de coleccionistas, artistas y directores de museos, como Jorge Glusberg y Samuel Paz Pearson, aparecen un empresario taiwanés vinculado al tráfico de armas, un investigador inglés de nombre Julián Radcliffe, Nelly Arrieta de Blaquier (presidenta de la Asociación Amigos del Museo durante 34 años), Aníbal Gordon (ex integrante de la triple A), Otto Paladino (jefe de la Secretaría de Inteligencia del Estado en 1976) y el juez Norberto Oyarbide, quien tuvo la causa a su cargo a partir del año 2003.

Las hipótesis sobre el destino de las obras robadas son varias. Una: que sirvieron para financiar la dictadura militar. Otra: que el botín se intercambió por armas y que ese mismo armamento llegó a ser utilizado en la Guerra de Malvinas.

Los entretelones no dejan de despertar intriga. Es un hecho que nunca pudo ser resuelto del todo, donde todavía se reflejan complicidades y silencios. Lo que se sabe es que esas pinturas fueron sacadas del país y terminaron en Taiwán.

“Hay algo de eso que me impacta por lo bizarro. De repente, por un lado, unas pinturas se convierten en cajas con armas y por otro, pone en evidencia la crueldad de la dictadura. No solo por el plan sistemático de represión que implementaron, sino porque para financiarlo saquearon instituciones públicas con patrimonios colectivos”, dice Subiela Salvo. Y se pregunta: “¿Cuáles son los usos culturales que tuvo la dictadura?”.Portada del libro de Imanol Subiela Salvo.Portada del libro de Imanol Subiela Salvo.

Sobre la conjetura de la utilización de las armas en Malvinas, dice: “Oyarbide tomó la causa en el año 2003. Investiga esa pista. Lo que pasa es que la dictadura no fue un gobierno transparente y no hay registro de lo que hizo, entonces no está comprobada del todo. Siguió esa pista porque en 1978 la dictadura tuvo un intercambio comercial con Taiwán para comprar armas para la guerra que no fue con Chile y un poco de ahí surge la hipótesis de que las armas podrían haber sido usadas en Malvinas”.

Las (s)obras

En el año 2005 se encontraron tres de las obras robadas (un Gauguin, un Cézanne y un Renoir) en el mercado del arte. Yeh Yeo Hwang, un pianista y director de orquesta taiwanés que por entonces vivía en París, intentó comprarlas al galerista Pascal Lansbergy.

En ese momento interviene la justicia argentina y son restituidas al juez Oyarbide. Lo cierto es que se pudo avanzar sólo hasta ahí.

Todavía hay trece pinturas que andan dispersas, perdidas, como dice el propio autor en el epílogo del libro, “quizá para siempre, en algún lugar de Taiwán. O del mundo”.

“Se llegó hasta donde se llegó. A principios de los 2000 se pudo identificar a los tenedores de las obras. Se supone que hubo gente que vio el lote entero. No se pudo avanzar más por limitaciones políticas que excedían el accionar de la justicia. Por ejemplo, como está explicado en el libro, Argentina no reconoce a Taiwán como país independiente y ellos no ofrecieron ayuda al gobierno argentino”, explica Subiela Salvo, periodista especializado en artes visuales, oriundo de Trelew (Chubut), que hace once años que vive en Buenos Aires.

Y aclara: “Oyarbide mandó una especie de exhorto para que hicieran inteligencia con los tenedores de las obras, pero ellos no respondieron al pedido porque la Argentina no reconocía la independencia taiwanesa. Esa pelea política empantanó un poco las cosas”.

Subiela Salvo ensaya reflexiones que acercan algunos motivos del olvido de este robo, que en su momento tuvo cierta relevancia, hasta que empezó a quedar fuera de la agenda mediática y de la justicia. Más allá del hermetismo del mundo del arte, lo que es insoslayable a la hora de pensar este ocultamiento tiene que ver con la “impunidad que tenía el gobierno militar para hacer y deshacer con los objetos y los bienes, tanto de los desaparecidos como del Estado”.

-Después de las conclusiones a las que arribaste con este libro: si la causa volviera a estar en el radar de la justicia, ¿Estarías dispuesto a colaborar?

-No, no quiero estar en Comodoro Py. A mí me gusta estar en la disco. No quiero usar traje ni nada de eso. Ya hay señores canosos para eso. No creo que lo que hagamos sea tan importante. Estoy bastante en contra de esa idea del periodismo que tiene que ver con la verdad y la justicia. Es un oficio más, como un montón de otros oficios. Así funciona el mundo: uno te hace el pan, el otro te vende los puchos, otro te corta la entrada al cine… Nosotros, escribimos.

Iglesias de 100 años, pinturas históricas y una biblia en árabe en las visitas guiadas a templos del Conurbano

Fuente: Clarín – Gracias a una ley promulgada por el Senado y la Cámara de Diputados de la nación, el partido bonaerense de General San Martín fue declarado como Ciudad de la Tradición en 1975. Años más tarde, a través de una ordenanza municipal, se convertiría también en la Capital de la Industria.

San Martín es una ciudad con 27 localidades y más de 400 mil habitantes que cuenta con gran riqueza cultural. De tal manera, el Municipio promueve actividades turísticas para que los sanmartinianos conozcan el origen del partido y su historia.

La dirección de Turismo organiza hace años distintas salidas en combis para vecinos, en su mayoría, de tercera edad. Si bien por recortes del Gobierno Nacional ya no pueden hacer viajes a Mercedes, Escobar, Luján o Vicente López, ahora se enfocan en recorrer San Martín a fondo. Los circuitos de la dirección de Turismo de San Martín tienen mayor concurrencia de jubilados. Los circuitos de la dirección de Turismo de San Martín tienen mayor concurrencia de jubilados.

Para Semana Santa, el circuito gratuito recorrió las iglesias más emblemáticas del distrito. En el camino, se pueden ver fábricas como la de Millanel, centros culturales y museos históricos y también conocer cuáles son los barrios que componen la ciudad. Además, hay historias de vecinos de antaño y anécdotas como la visita de Mercedes Sosa al municipio.

«Hago los recorridos hace años y me encanta que me expliquen todo. Aprovecho estas actividades para ir a lugares que no conocía aún viviendo tan cerca del centro», menciona Nora Magallanes, una vecina jubilada que aprovechó el jueves por la mañana para ser parte del viaje junto a una amiga. El Municipio cuenta con tres combis de 18 asientos y una camioneta de 24 para hacer sus recorridos. El Municipio cuenta con tres combis de 18 asientos y una camioneta de 24 para hacer sus recorridos.

En la primera parada, está el padre Jorge Pratolongo, el párroco de la Catedral de San Martín. Esa iglesia cumple 150 años en el centro del distrito y en 2025, cumplirá 200 desde que se fundó en Belgrano. Por fuera, su fachada es como la de cualquier templo pero por dentro tiene un aspecto moderno que se despega de otras catedrales.

«Esta es una iglesia del siglo XXI. La idea es que la gente pueda conocer el lugar y entenderlo más allá de la imagen», cuenta el sacerdote. Para conocerla, el guía comienza haciendo alusión al pasado: las distintas ocasiones donde la demolieron y también cuando no tenía una construcción por la superficie. «Uno llega a la plaza principal de cualquier ciudad y encuentra el departamento de Estado y su iglesia. Acá antes no había nada. Nos decían a los católicos que vivíamos en las catacumbas y tenían razón», agregó.Comienzo del tour. La catedral de San Martín tiene un aspecto moderno en comparación a otras iglesias de la provincia. Comienzo del tour. La catedral de San Martín tiene un aspecto moderno en comparación a otras iglesias de la provincia.

Cuenta la tradición, que las joyas que tiene la estatua de la virgen principal fueron donadas por las hijas de Juan Manuel de Rosas. Por otro lado, la Catedral tiene un teatro enorme y una cripta en la que están haciendo reformas que esperan terminar este año. Su versión final, se hizo gracias al empuje de vecinos que armaron rifas e hicieron donaciones, por eso es el orgullo del pueblo.

Para finalizar la primera parte del circuito, el padre Jorge habla sobre el futuro y remarca la importancia del labor social que tiene la religión: «Más allá de las creencias, nos importa en la dignidad de la persona, por eso tenemos un espacio formativo y estamos trabajando en construir un comedor para personas en situación de vulnerabilidad».

Otro lugar interesante para conocer en San Martín es la Parroquia Nuestra Señora del Líbano. Cuentan los propios asistentes al tour que el partido tiene gran influencia y presencia de los libaneses.

La iglesia es especial: tiene una pequeña pantalla donde pasan las oraciones que la gente no conoce cuando celebran el Rito Maronita, una misa oriental que está dentro del catolicismo. Además, se exhibe una biblia escrita en árabe y en el altar hay un cuadro del padre Manuel, fundador de la Iglesia en 1920.La biblia escrita en árabe. Se lee al revés (de derecha a izquierda) y se exhibe en la Parroquia Nuestra Señora del Líbano. La biblia escrita en árabe. Se lee al revés (de derecha a izquierda) y se exhibe en la Parroquia Nuestra Señora del Líbano.

Más de 40 pinturas que representan historias bíblicas envuelven el edificio. En la parroquia tienen su propio coro y también celebran la misa carismática y trabajan con grupos scouts de jóvenes. El diácono Santo Turano, recibe a los vecinos con café y regala un momento de break en el tour donde todos empiezan a contar sus propias experiencias. «De afuera parece aburrido y cerrado, pero lo que hay adentro no lo ves en ningún lado», dice un concurrente.

La combi vuelve a ponerse en marcha y sigue hasta la iglesia más antigua del distrito presidida por el padre Leo. En la Parroquia Sagrada Familia del barrio de Billinghurst, cayó un rayo en el siglo XIX que rompió la parte frontal y luego, los propios vecinos a través de manifestaciones evitaron que demolieran el edificio tras una disposición municipal.La Parroquia Sagrada Familia es la más antigua del distrito. La Parroquia Sagrada Familia es la más antigua del distrito.

Menos el piso, todo es original de la época. Si bien hay mucha tragedia en su historia, ya que los dos primeros dueños fueron asesinados y el tercero quiso lotear todo, «el templo sigue vivo por la fe de la gente de ese momento», asevera el guía del recorrido.

En el altar hay reliquias de Héctor Valdivielso Sáez, el primer santo argentino. El guía regala agua bendita y cuenta las vivencias del primer sacerdote que trabajó allí, un japonés que llegó a San Martín luego de la Guerra Mundial y la bomba en Hiroshima y Nagasaki.La dirección de Turismo realiza distintas excursiones por San Martín y otras localidades. La dirección de Turismo realiza distintas excursiones por San Martín y otras localidades.

El recorrido finaliza en Villa Ballester conociendo la Parroquia Nuestra Señora de la Merced. Allí Victoria y Diego, guías y trabajadores de la dirección de Turismo, sacan las últimas fotos y le dan ramitos de olivos a quienes hicieron el recorrido para el comienzo de la semana de Pascua.

La última iglesia también cuenta con mucho valor arquitectónico: tiene más de 100 años y una estructura románica con dos torres. El párroco muestra las estatuas originales del Siglo XIX y menciona el dato de que la Virgen de Luján tiene que estar en todas las parroquias por ser la protectora oficial del país.Así se ve el altar de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, la última del recorrido especial de Semana Santa. Así se ve el altar de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, la última del recorrido especial de Semana Santa.

Por otro lado, también remarca la función social que cumplen como institución a través de donaciones de ropa y alimentos con Cáritas y la venta de medicamentos a precios accesibles en una farmacia propia de la iglesia.

Luego de cuatro horas de expedición, la camioneta vuelve a la plaza central de San Martín y se prepara para futuras salidas a otros lugares del partido y del Gran Buenos Aires.

Un pintor platense muy valorado en Europa

Fuente: Diario Hoy – Francisco Vecchioli pasó de empleado de una empresa platense de decoración a exponer en Francia con Pablo Picasso.

A finales del siglo XIX, la pintura argentina se hallaba ya en plena etapa de desarrollo. Pero si el creciente valor de los artistas resultaba innegable, las formas modernas del arte no parecían haber anidado todavía con suficiente fuerza, y el desarrollo de tendencias europeas como el impresionismo no había dado frutos visibles. En ese contexto, Francisco Vecchioli se inició en la pintura, colaborando en la compañía de decoración fundada por su padre y tuvo un breve paso por las academias de Mariano Montesinos. Su primera referencia en la materia fue Martin Malharro, uno de los grandes pintores nacionales cuya labor supuso un cambio cualitativo y perdurable en el quehacer artístico regional.

Francisco Vecchioli nació en nuestra ciudad el 29 de octubre de 1892. Trabajó en una empresa de decoración fundada por su padre, y allí comenzó a imaginarse un futuro de pintor. Se formó en un naturalismo de academia e influido por la corriente impresionista, con una dosis de influencia geometrizante reflejó en sus obras la espontánea inspiración que le motivaba la naturaleza, con fidelidad a la geografía lugareña como punto de referencia, en cuyo tratamiento volcó su sensibilidad y mundo interior. Su obra figura en los principales museos argentinos. Según la artista Cica Aramburú, recordar el nombre y la trayectoria de Francisco Vecchioli, es “un aporte imprescindible a la configuración de la identidad artística y cultural de la ciudad de La Plata”.

Según José León Pagano, la primera vez que Vecchioli viajó a Europa fue entre los años 1918 y 1922. Las referencias respecto a su obra no son excesivas en la prensa de la época, por lo cual cabe pensar que su vida cultural no estuvo excesivamente vinculada a los acontecimientos del momento. Participó en 1921 en la Segunda Exposición Regional organizada por el Ayuntamiento de Palma y de las cuatro obras presentadas, fueron admitidas tres: Porto Pi, Calle del pueblo y Cala de San Vicente. Fue galardonado con el segundo premio de la Sección de Extranjeros y la prensa reconoció especialmente su solidez compositiva: el argentino Vechioli aporta a esta exposición una modalidad peculiarísima, fuera seguramente de las aficiones del gran público, pero de arte legítimo. Ante todo los tres cuadros expuestos delatan a un sólido dibujante. El punto de mira escogido para las perspectivas desarrolladas es el más difícil y sin embargo el efecto responde a la idea del artista, hay allí sucesión de planos.

Aprovechando una beca, Vecchioli realizó su segundo viaje a Europa, donde se vinculó con André Lothe y trabajó asiduamente en el paisaje compuesto. Del año 1936 es su cuadro En Domingo, visión de barrio ejecutada en fuerte ritmo direccional, con paleta restringida, casi monocroma, apta para la expresión evocadora. Un sentido anecdótico revela el interés que Vecchioli sentía , desde su iniciación, con los maestros decoradores -por ejemplo, Rodolfo Bezzichieri-, por retratar las circunstancias que rodearon la fundación de nuestra ciudad. Asimismo, estuvo brevemente en la academia del francés Pagneaux, donde fue compañero de Ernesto Ricci.

En Mallorca realizó una exposición individual en 1919, en el mítico Salón de la sociedad La Veda, logrando el Segundo Premio para extranjeros en la Exposición Regional de Arte en Palma, presiden el Jurado, Anglada Camarasa y Tito Cittadini. Más tarde, fue contratado como Proyectista en una fábrica de cerámica en Perpignan, donde conoció a Maillol, quien lo puso en relación con los grandes maestros occidentales: Bracque, el catalán Manolo Uge y Pablo Picasso.

Vecchioli permaneció dos años en París. A su regreso, en 1922, junto a Ernestina Rivademar, fue nombrado miembro de la Comisión organizadora del Museo Provincial de Bellas Artes de Buenos Aires, inaugurando el Primer Salón Provincial de Arte y ejerció como profesor en los colegios nacionales de Buenos Aires. Integrante como miembro fundador de la Asociación Artística Platense, presidida por Faustino Brughetti. Falleció en Buenos Aires, el 16 de diciembre de 1945.

La artista Adriana Bustos pintó una constelación en el acceso a un edificio de Caballito

Fuente: Clarín – Una constelación de símbolos barriales, de 30 metros de largo, pintadas por una de las artistas argentinas contemporáneas más importantes, en un cielorraso que invita a perderse con la imaginación. Así es Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para uno de los edificios de la firma Azcuy, un proyecto que fue galardonado con el premio que entrega la empresa constructora en asociación con el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.

Bustos participó de una recorrida junto a prensa, curadores e inquilinos del edificio con quienes compartió la génesis de su obra, un trabajo que toma características de las ciudades contemporáneas atravesadas por procesos de construcción, destrucción, restauración y conservación. «Todo esto hace que nuestros paisajes urbanos estén en un constante movimiento, hay una pérdida de referencia espacial porque los paisajes urbanos cambian permanentemente”, reflexionó en diálogo con Clarín Cultura.

Un elemento que la artista tomó como referencia fue la ubicación del edificio, en la frontera que separa a los barrios de Caballito y Flores, donde la burocracia del catastro no impide las porosidades de costumbres, historias urbanas y prácticas culturales.

Nuestros paisajes urbanos están en un constante movimiento, hay una pérdida de referencia espacial porque los paisajes urbanos cambian permanentemente.

Bustos se sumergió entonces en una profunda investigación para dar con efemérides que inspirarán las escenas que plasmó luego en el cielorraso, dividido en dos partes, una para cada barrio, unidas por un río imaginario –similar al que se pudo ver el año pasado en su muestra América en MARCO– que surge como guiño al tema que se escogió para el paisajismo del edificio, el agua.

El agua fue importante para Caballito porque además de pasar por allí uno de los tantos arroyos que atravesaba la ciudad, en el barrio se montó el primer depósito de agua de la Ciudad de Buenos Aires en 1915.

Por la huella del Camino Real

En su investigación abordó temas culturales, políticos y sociales de los barrios. Dio con historias que se remontan a la época de la colonia, descubrió que por allí pasaba el Camino Real que unía al Alto Perú con el puerto de Buenos Aires y que a pocas cuadras se firmó el Pacto de San José de Flores.Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.

También que el cadáver de Facundo Quiroga reposó durante algunos días en la Basílica de San José de Flores y que las calles de Caballito fueron testigo del amor clandestino entre el anarquista Severino Di Giovanni y la poeta adolescente América Scarfó. Otro amor no correspondido habría sucedido en lo que hoy es el Parque Rivadavia y de esa historia que se convirtió en tragedia hoy quedan historias de fantasmas y espíritus.

La artista aprovechó la columna que separa el espacio en dos para destinar cada espacio –o como los llama ella, dos planiferios– a cada uno de los barrios, unidos a su vez por un río imaginario.

Pensando también en la locación geográfica indeterminada concibió la idea de incorporar una referencia permanente: las estrellas. En cada lado colocó dos medias esferas con dibujos de distintas constelaciones.

Uno es el cielo refleja como se veía el 31 de mayo de 1821, el día que se considera que fundó el barrio de Caballito; el otro cielo estrellado pertenece al 6 de mayo de 1806, día que se inauguró la Basílica de Flores que luego daría nombre a la zona. Y a cada constelación le asignó un hecho histórico vinculado al barrio.

Licencias geográficas

Bustos se permitió algunas licencias geográficas al incorporar figuras históricas que no están relacionadas con la locación, como los escritores Roberto Arlt y Julio Cortázar; reproducciones de los dibujos del alemán Ulrico Schmidl, que acompañó a Pedro de Mendoza en su viaje al Río de la Plata y participó de la primera fundación de la Ciudad de Buenos Aires, sobre el fuerte que se había instalado en estas tierras; y heroínas de la Independencia como Juana Azurduy y María Remedios del Valle.

La artista trabajó como siempre lo hace con imágenes de archivo de las historias que halló durante su investigación, que luego reprodujo en el cielorraso del hall de ingreso del edificio. Son reproducciones fácilmente distinguibles para la gente que posibilita que la distancia entre la obra y el espectador se acorte, más si se tiene en cuenta que fue un proyecto para ser instalado en un espacio atípico para el arte y de acceso a todo público.Adriana Bustos en la recorrida por Mundo imaginal, la intervención pictórica que la artista creó para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.Adriana Bustos en la recorrida por Mundo imaginal, la intervención pictórica que la artista creó para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.

“Utilizo imágenes de archivos para ponerlas de nuevo en circulación, provocar nuevas asociaciones, reunirlas, ponerlas bajo un ojo contemporáneo y relacionarlas con eventos e imágenes también contemporáneas”, detalla mientras señala al cielo. La artista busca con su método “sacudir muchas veces esos patrones persistentes para proponer otros nuevos patrones, algo así como cortar, unir y pegar, un trabajo como de costurera, para poder provocar nuevos efectos de la verdad”.

El proyecto de Bustos fue el segundo galardonado con el Premio Azcuy en 2020. También lo recibieron Diego Bianchi, Hernán Soriano, Fabián Bercic y, en la última edición, Nacha Canvas.

La idea inicial de Gerardo Azcuy, al frente de su empresa, era que los edificios que construye ofrezcan obras para que generaciones enteras crezcan cerca del arte y, de forma indirecta, esta presencia fomente el interés de sus clientes en invertir en arte –algo tan necesario en un mercado con pocos coleccionistas como es el argentino–.Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.Mundo imaginal, la intervención pictórica que creó Adriana Bustos para un edificio. Foto: Gentileza Estudio Azcuy.

Ese propósito cobró vida en poco tiempo a partir de decisiones claves: la asociación con el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires y la creación de un premio que otorga una retribución económica y que respeta el proceso creativo y de trabajo de quienes quedan seleccionados.

«Los artistas jóvenes pintan dos cuadros por año y yo hago 140»

Fuente: Perfil – El artista plástico de 66 años está radicado en Estados Unidos desde la década de 1990. Invitado por la Siglo 21, pasó por Córdoba para dejar inaugurada la escultura ‘Sophia y la meditación’ y no descarta una próxima exposición de instalaciones en un museo cordobés. “Córdoba tiene un poquito todavía de esa Argentina que yo conocí”, asegura.

Eugenio Cuttica empezó a dibujar cuando tenía ocho años, pasó del lápiz al estudio del color y del mundo abstracto al expresionismo para luego desaprenderlo todo.

Pintó el grito para poder pintar el silencio y se acercó al budismo para entender la creación de sus cuadros como entes energéticos que hacen visible lo invisible.

En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, el artista habló del camino transitado y se mostró crítico en torno a la situación actual de nuestro país.

—Estás radicado en Estados Unidos y tenés varios talleres por el mundo. ¿Cómo te está yendo?
— Oficialmente resido en Nueva York, tengo dos talleres grandes en Barracas (Buenos Aires) y en Southampton (Nueva York) y uno más pequeño en Milán. Estoy trabajando con 12 galerías y me están llamando de todo el mundo porque quieren comercializar mi trabajo. Actualmente estoy exponiendo en museos y tengo dos muestras itinerantes por Europa.

—Estás trabajando muchísimo.
—Trabajo las 24 horas y quedo rendido en mi taller, dormido sobre el sillón; me despierto a las cinco de la mañana rodeado de mis obras y ese es el despertar más feliz que tengo. Soy como una especie de Elon Musk de la pintura (se ríe). Hace 54 años que trabajo sistemáticamente en arte y soy el jefe más riguroso que he podido encontrar. Siempre supe que quería ser la persona que soy y tengo el orgullo de poder decir que soy la persona que siempre quise ser.

— Algo que no muchos logran.
—La mayoría de los artistas trascienden cuando desaparecen físicamente. Lo que está pasando conmigo es algo increíble. Yo puedo ver cómo mi obra en todo el mundo se abre camino sola. Y eso produce un estado de pánico porque es como crear un ser viviente afuera de uno mismo, que tiene vida propia. Entonces, puede ser que sea muy fácil confundirse.

—¿Cuál es el rol del budismo en tu arte y en tu vida?
—Un artista es una antena que percibe la inteligencia del universo. Y es un vehículo de esa inteligencia superior que todo lo sabe, que todo lo resuelve y que conduce a la abundancia tanto espiritual como física. Yo vivo dentro de esa dimensión las 24 horas del día, no bajo de ahí. Y el budismo habla sobre estas cosas, habla de algo que yo llamo ‘la frecuencia infinita del no tiempo’, que es otra dimensión, una conciencia inteligente que está detrás de las falsas identidades y que se maneja a través de la verdad ulterior, la libertad, el amor y la belleza. Esas cuatro palabras forman una quinta, que es la imaginación, que a su vez viene de magia. Es decir, el que se dedica a desarrollar estos cuatro significados se transforma en un mago porque es capaz de transformar su propia realidad y la realidad de la que los rodean.

—Te he oído decir que sos un artista que pinta el silencio. ¿Cómo es eso?
—Yo trato de estar en silencio siempre. Los lugares ruidosos me perturban. Trato de encontrar siempre lo que los griegos llamaban la ataraxia, que es un estado de  no perturbación. Y yo pinto desde ahí.

—¿Y hacia dónde va tu arte?
—Empecé educando la mano. Después que logré, a los 19 años, dibujar como Spilimbergo, decidí estudiar color. Dejé de dibujar durante 13 años y me dediqué a la pintura abstracta, después me volví expresionista y empecé a pintar la energía del grito. Luego llegué a un punto que algunos curadores llaman ‘el límite de la enunciación’. Entonces entendí que tenía que desandar el camino y ahí fue cuando estudié budismo y empecé a pintar el silencio. La obra se catapultó en todo el mundo y tuvo mucha más elocuencia que el grito. Yo no hago figuras, trato de hacer visible lo invisible. Entonces mis cuadros terminan en un punto que son entes energéticos y si no llegan a ese punto no salen de mi taller.

—En 2018 celebrabas una ley argentina que favorecía la circulación del arte argentino al exterior. ¿Cómo ves el contexto actual en materia cultural?
—El arte es un producto de la prosperidad, tanto espiritual como cognitiva y material. Uno no se puede sustraer de la realidad en la que vive porque lo van tamizando a uno de telarañas hasta dejarlo inmovilizado y tarde o temprano deja de pintar. Si el astral de un lugar es negativo y tóxico no puede haber arte virtuoso y eso es lo que está sucediendo en Argentina. Este fue un país de grandes artistas, cineastas, arquitectos, escritores. Pero era otra época, cuando la Argentina tenía vigencia. Ahora éste es un país intrascendente y ha sido afectado también en lo intelectual. Está rodeado de mentiras, todo es un eslogan, no existe el amor por la verdad. Y no se puede vivir sin la verdad. Por eso me fui. Yo me siento más argentino en EEUU porque es un país que se parece mucho a la Argentina que yo conocí. Cuando más extraño Argentina es cuando estoy acá porque este ya no es mi país.

—¿Ves alguna luz al final del túnel?
—Puede ser. Pero necesitamos unos diez mil héroes de las mil caras, héroes místicos. Mientras nadie se tome en serio lo artístico nada va a cambiar. Y estoy hablando de los jóvenes. Cuando yo era asistente de (Antonio) Berni o de Carlos Alonso no hablaba y ellos me querían porque no hablaba. Pero ya no existe la mística. Lamento tener que decir todo ésto pero tengo un compromiso con la verdad. No voy a alimentar el mito: los artistas jóvenes pintan dos cuadros por año y yo, a mis 66 años, hago 140 cuadros grandes por año.

—¿Tenés planeada alguna muestra en Argentina?
—Sí, para el 2025 pero no puedo decir en qué museo aún. Y en Córdoba me gustaría volver a exponer en el Caraffa, hacer una muestra sólo de instalaciones, que es en lo que estoy trabajando ahora. Además, cualquier excusa que implique venir a Córdoba para mí es buena porque Córdoba tiene un poquito todavía de esa Argentina que yo conocí, por más que los cordobeses digan que no es la misma,  se siente en la calle que esta provincia es otro país… (se emociona). Córdoba está resistiendo.


Sophia y la meditación

Sophia y la meditacion

LA ESCULTURA. En el marco de la celebración de los 29 años de trayectoria institucional, el miércoles pasado quedó inaugurada en la Siglo 21 una nueva escultura, que pasará a formar parte de Campus con Arte.

La iniciativa busca promover y ampliar su colección de arte, conformada por más de 260 obras. ‘Sophia y la meditación’ está realizada en fibra de vidrio, resina poliéster y luz y habla de una mujer joven en actitud de recogimiento, con sus párpados cerrados.

La belleza de la semana: “Manos anónimas”, de Carlos Alonso

Fuente: Infobae – Durante los ‘70 y, en especial, durante una serie de alrededor de 30 obras, realizada ya en democracia, el gran pintor argentino retrató la violencia en la historia argentina.

La pintura de historia es una categoría en sí misma. Antes de lo que entendemos hoy como arte, en su viaje puso corporalidad, entre otras escenas, a la caza de la protohistoria, a grandes representaciones de momentos de la biblia, resaltó triunfos en batallas, mostró la heroicidad y nobleza de emperadores hasta que, ya en el siglo XX, ingresó en aspectos dolorosos de la humanidad.

Del paso de la construcción mitológica a la representación de la realidad hay obras que, por los tiempos en que se realizaron, quedaron anquilosadas en su época, mientras que otras tienen la capacidad de extenderse más allá de su temporalidad. En esta última, se encuentran muchos de los trabajos de Carlos Alonso (Tunuyán, 1929).

La concepción dramática proviene desde la antigua Grecia, en la que la tragedia era esencial al representar los actitudes de los dioses y héroes, y esa mirada epopéyica fue trasladándose a los murales y lienzos. También es de aquellos tiempos el estoicismo, escuela filosófica que planteó un concepto esencial en la manera de entender el legado atemporal de Alonso: el eterno retorno, que planteaba que el mundo se extinguía para volver a crearse, en una suerte de circularidad de los eventos.

Carlos AlonsoCarlos Alonso

Con la causalidad como eje, esta teoría tuvo a lo largo del tiempo diferentes referentes como Nietzsche, quien en La gaya ciencia y en Así habló Zaratustra extendió el concepto más allá de la repetición de los eventos, sino también lo aplicó a los pensamientos, sentimientos e ideas. Y ese “mundo de las ideas”, incluso en su concepción platónica, es la directriz sobre la que se puede pensar a la obra del argentino.

Sin ánimos de extenderse y a modo de ejemplo, existen conceptos similares con respecto a la circularidad y la causalidad en el hinduismo o el budismo, como el samsara, la existencia cíclica, que marca que las acciones de hoy tendrán su respuesta en el mañana, binomio Dharma-Karma, que determinan si un ser evoluciona o involuciona. En resumen, el pensamiento de que los eventos y las ideas pueden ir y volver tienen una larga bibliografía, llegando hasta la literatura, siendo Borges uno de los autores que más se interesó en el asunto como en Las ruinas circulares.

La obra de Alonso es histórica, podría pensarse, si se hace un acercamiento lineal: un artista que retrató una de las épocas más oscuras del país, como fue la última dictadura militar (1976-1983), que comenzó a partir del golpe de Estado del 24 de marzo, del que ayer se cumpieron 48 años.

La serie de Manos anónimas, característica de ese momento, comenzó como una instalación para la muestra Imagen del hombre actual del Museo Nacional de Bellas Artes de 1976, pero tras el golpe de Estado la exposición nunca se realizó y la pieza, abandonada en su taller, se deterioró hasta ser irrecuperable. Gracias al registro fotográfico, fue recreada para Pintura y Memoria, realizada en el MNBA, en 2019. Luego, devino en más de una treintena de 30 obras y dibujos, que llevaron el mismo nombre y un número romano u otro más específico.

Poco después del golpe estaba por presentar la muestra El ganado y lo perdido en una galería, pero la galería sufrió una amenaza de bomba y tuvieron que desalojar el local. Un año después, su hija Paloma, maestra jardinera, fue detenida y desaparecida, por lo que durante la dictadura, el artista mendocino se exilió en Roma y Madrid.

"Carne de Primera N°1", en colección privada  (Pablo Messil)«Carne de Primera N°1», en colección privada (Pablo Messil)

Este quiebre en su vida personal produjo un cambio en su obra, asegura Laura Malosetti Costa en Carlos Alonso: la pintura y la política, en el que sostiene que dejó la ironía de lado para realizar representaciones cada vez más oscuras, más dolorosas.

En el primer Mano anónimas, Alonso es directo en su mensaje: expone a las fuerzas represivas del Estado y presenta a un hombre, sin identidad (no del todo corporizado, un X que podría ser cualquiera), sentado cómodamente en su sillón mientras a su lado un cuerpo es tapado por diarios, que a su vez es observado por un personaje, también anónimo, con sombrero y saco largo, un arquetipo que volverá a aparecer en las obras pictóricas de la serie. Detrás, cortes de carne cuelgan junto a una camisa ensangrentada. Todos estos elementos -a veces juntos y otras separados- forman parte, en distintos momentos, del corpus de su obra.

"Manos anónimas X" «Manos anónimas X»

Alonso no sólo es histórico, entonces, desde la perspectiva de un recorte temporal, su trabajo en tanto alegórico, ingresa en otras lecturas que pueden atenerse a lecturas más extensivas en la Historia: la posibilidad de entender los fenómenos en el tiempo, la observación de la circularidad y la repetición de situaciones que parecen volver una y otra vez, con sus propias características, claro. El eterno retorno en su obra es, justamente, el comportamiento de las sociedades para sostener ideas que, por su propia experiencia, ya parecían no poder regresar, aún cuando no sean exactamente las mismas.

El poder político y social de la obra de Alonso lo hace un creador siempre actual. Cualquiera de sus pinturas de la serie podrían haber sido presentadas ayer en alguna galería del país -o el extranjero- y si se las observara con ojos críticos podrían ser metafóricamente reales y contemporáneas.

En muchas de las piezas de Manos anónimas aparecen niños o niñas, en un caos en medio de la casa, los muebles destrozados, apilados, revelan que algo sucedió allí, que algo irrumpió de manera violenta dejando a los menores perdidos en ese caos. ¿Pero quiénes son esos niños?

"Amanecer argentino" (Pablo Messil)«Amanecer argentino» (Pablo Messil)

Si nos atenemos a los hechos, podrían ser víctimas de la violencia del Estado que han perdido a sus padres, si los pensamos más acá en el tiempo podrían pensarse como la República, por ejemplo, que aún joven, ve que los espacios sólidos de su vida se ven alterados, destruidos, de un momento a otro tras una irrupción agresiva, como se observa en las obras VII y el X (ambas de 1986 en el Museo Provincial Caraffa de Córdoba).

En otras piezas de 1984, como la IV una mujer es abusada sexualmente por una figura fantasmagórica, un fantasma es nadie, una representación del imaginario que no puede ser culpado, mientras que en la XI, su cuerpo yace tirado sobre la tierra, mientras un hombre gris cava a su costado.

"Amanecer argentino II" «Amanecer argentino II»

Este hombre gris, de bigote y anteojos de sol, con un sombrero, corbata y un saco largo es el arquetipo que nace en la instalación del ‘76, cuando apareció sin rostro, y luego en los óleos y dibujos, como en Amanecer argentino (1984), en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, y su segunda versión (1989), en la que reúne al hombre gris, que arrastra a un niño en llanto, mientras sobre el hombro cuelga el cuerpo de una mujer desnuda.

Alonso miró a su alrededor y miró hacia el futuro, quizá sin saberlo. Indagó en su propio dolor y dejó un rastro que cuatro décadas después siguen conmoviendo: la violencia está allí, siempre agazapada. Incluso en obras anteriores, como los personajes de la pieza de 1969 La Censura, que aparecen resurgir de la parte trasera y oscura de la obra, para cubrir el cuerpo femenino con las manos, para levantar el dedito con lecciones sobre moralidad, sobre el bien y el mal, sobre lo que se espera del otro, en este caso de una mujer, para recargar sobre ella lo que estos personajes creen que debe ser, cómo debe mostrarse, cómo deben pensar, casi como si su palabra profética fuera enviada desde algún mensaje divino.

"La censura" (1969)  (Magdalena Audap- Soubie)«La censura» (1969) (Magdalena Audap- Soubie)

Un tigre aparece rugiendo al frente. Hay representaciones de la figura del felino en el arte asiático, de donde es originario, desde hace casi un milenio, en las que ya se establece un vínculo con la ferocidad, con el poder, con la voracidad. Eso fue tomado por la cultura Occidental. Así, el artista construye un vínculo entre lo mítico y lo feroz, entre un temor con orígenes en un pasado que vuelve a resurgir.

“En esta realidad contemporánea mediatizada. el tiempo queda suspendido: todo es ahora, hoy, y el pasado parece ser solo un relato del cual pueden hacerse múltiples interpretaciones. Ese espacio-tiempo es un lugar desde donde podemos leer las imágenes que nos propone el artista y constatar su vigencia conmovedora por medio de un valor simbólico que trasciende la representación de un hecho particular de la historia, para reflejar todas las tragedias actuales y futuras”, escriben María Florencia Galesio y Pablo De Monte, para el libro de la muestra del MNBA del ‘19.

Raúl Soldi: un nuevo aniversario por el natalicio del maestro de la pintura argentina

Fuente: El Día – Su genio creativo no se limitó al lienzo, sino que se expandió a otras formas de expresión artística. Un racconto de su legado.

En el vasto lienzo del arte argentino, la figura de Raúl Soldi (1905-1994) resplandece como un faro, iluminando con su creatividad y sensibilidad cada rincón de nuestra cultura visual. Nacido el 27 de marzo de 1905 en la efervescente ciudad de Buenos Aires, Soldi fue testigo desde sus primeros días de la sinfonía urbana que caracterizaba a la capital porteña en aquella época. Hijo de músicos, la influencia de las notas y melodías se entrelazó desde su infancia con el lienzo y el pincel, marcando el compás de una vida dedicada al arte en sus múltiples formas.

El entorno familiar de Soldi estaba impregnado de la magia del arte. Sus padres, Ángel y Celestina, músicos consumados, le legaron el amor por la creatividad y el refinamiento estético. Inspirado por la ópera “Los Hugonotes” de Giacomo Meyerbeer, recibió un nombre que resonaría en el escenario del arte argentino con una fuerza inusitada. Desde sus primeros pasos, el joven Raúl mostró una inclinación hacia el teatro y la pintura, construyendo pequeños escenarios de títeres y sumergiéndose en la escritura y montaje de obras teatrales.

Fue en su adolescencia, tras la mudanza familiar al barrio de Villa Crespo, cuando el fervor por la pintura comenzó a adueñarse de su ser. Rememorando aquellos días, Soldi transporta a su iniciación artística: “Recuerdo que la primer copia que hice fue sobre un cuadro de Quinquela Martín reproducido por Caras y Caretas”. Este episodio, simple en apariencia, marcó el punto de partida de una carrera que habría de conquistar múltiples horizontes.

Soldi mostró una inclinación hacia el teatro y la pintura, construyendo pequeños escenarios

El anhelo de explorar más allá de las fronteras lo llevó a Europa a temprana edad. En tierras europeas, el joven Soldi absorbió la riqueza cultural de ciudades como Hamburgo, Berlín y Venecia, esta última desempeñando un papel crucial en su desarrollo artístico. Fue en las calles empedradas de Pinceto, el pueblo natal de su madre, donde el fresco se convirtió en su lienzo y la historia en su musa. La capilla San Fermín presenció los primeros trazos del joven artista, quien, con la misma pasión que una sinfonía desgarradora, pintó su destino sobre el portal de aquella pequeña iglesia.

El retorno a la patria no marcó el fin de su periplo formativo. Soldi se sumergió en las aulas de la Academia Nacional de Bellas Artes y más tarde en la Academia Brera de Milán, labrando con esfuerzo y dedicación las herramientas necesarias para dar vida a su visión artística. El reconocimiento no tardó en llegar, con premios y exposiciones que atestiguaban el talento incuestionable de este hijo prodigio de la pintura argentina.

Su genio creativo no se limitó al lienzo, sino que se expandió a otras formas de expresión artística. La escenografía de cine y teatro encontró en Soldi un virtuoso capaz de tejer mundos imaginarios con el trazo de su pincel. Desde las pantallas de Argentina Sono Films hasta los escenarios del majestuoso Teatro Colón, su huella artística se entrelazó con las historias que cobraban vida sobre las tablas y las pantallas.

Pero es en la humilde localidad de Glew donde el alma de Soldi encontró su morada más entrañable. La Capilla de Santa Ana se convirtió en el lienzo sagrado donde el artista dedicó veintitrés veranos de su vida, pintando murales que narraban la historia de la madre de la Virgen María.

Un barco cargado con 168 pinturas y un gesto diplomático sin precedentes

Fuente: Clarín – Londres, 1944. En plena Segunda Guerra Mundial, el gobierno de Brasil envió 25.000 soldados para unirse a las fuerzas aliadas, con lo que se convirtió en el único país de la región en combatir en ese conflicto (1939-1945), precisamente en Italia. Pero además, 70 artistas modernistas brasileños donaron 168 pinturas. Sus obas viajaron en barco para ser exhibidas y subastadas en instituciones del arte en el Reino Unido, entre ellas, la Royal Academy of Arts londinense: un gesto diplomático cultural y solidario sin precedentes que sirvió para afianzar los lazos afectivos entre ambas naciones y marcar la postura brasileña en contra del nazi-fascismo.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. 
Fotos: Martín Bonetto.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. Fotos: Martín Bonetto.

La muestra pasó por 24 galerías públicas londinenses, recorrió ocho ciudades y fue visitada por más de 100.000 personas en el Reino Unido. Fue la más importante de la historia del arte moderno brasileño en el extranjero, al punto que la Reina Isabel II (1926-2022) pudo disfrutarla en una visita no oficial. Los medios se hicieron eco de este asunto debido a la repercusión que tuvo la exposición del modernismo brasileño en el suelo británico.

Rescatado del olvido

Pero, durante décadas, este singular episodio quedó en el olvido hasta que Hayle Gadelha, actual agregado cultural de la embajada de Brasil en la Argentina, reconstruyó esta historia, puso en valor la visión del modernismo a través del arte brasileño y la convirtió en una tesis de doctorado en Relaciones Internacionales para graduarse en el King’s College de Londres.

En 2018, también la embajada de Brasil en Londres recordó el suceso al cumplirse el 65 aniversario de la exhibición. Allí se encontraba el cineasta brasileño Zeca Brito, que quedó impactado por la historia. Primero, leyó la tesis de Gadelha (también curador de la muestra) y después decidió realizar el documental El arte de la diplomacia, cuyo estreno oficial ocurrió en el Festival Internacional de Cine Documental de Buenos Aires (FIDBA), en octubre de 2023.

El documental volvió a proyectarse por única vez el jueves pasado en el Malba, en Buenos Aires, en un encuentro que contó con la presencia de Julio Glinternick Bitell (embajador de Brasil en la Argentina), Hayle Gadelha, Zeca Brito y autoridades diplomáticas del país vecino.

Este film de 90 minutos resulta esencial para comprender la historia del modernismo del arte brasileño durante la Segunda Guerra y por qué existía tanto prejuicio en el establishment artístico británico.El documental se vio en el Malba, con la presencia de Julio Glinternick Bitell (embajador de Brasil en la Argentina), Hayle Gadelha, Zeca Brito.
Fotos: Martín Bonetto.El documental se vio en el Malba, con la presencia de Julio Glinternick Bitell (embajador de Brasil en la Argentina), Hayle Gadelha, Zeca Brito. Fotos: Martín Bonetto.

Basado en la tesis de Hayle, propone investigar y descubrir los entresijos de esta historia diplomática y cultural en busca de nuevos significados para el arte brasileño de las primeras décadas del siglo pasado, cuya idea consistía en posicionar a Brasil en la escala internacional a través de sus creadores para elevar la imagen de su cultura en el exterior.

Los artistas brasileños querían demostrar su solidaridad frente a la guerra y a la vez presionar al gobierno brasileño a alinearse con los Aliados

“Los artistas brasileños querían demostrar su solidaridad frente a la guerra y a la vez presionar al gobierno brasileño a alinearse con los Aliados en la lucha contra el nazi-fascismo”, explicó Hayle Gadelha a Clarín Cultura.

Acerca de El arte de la diplomacia

El film es un encuentro entre el lenguaje escrito con el audiovisual. Contiene material artístico relevante de la época, con datos, historias y anécdotas de pintores brasileños como Augusto Rodrigues, José Moraes, Lasar Segall, Candido Portinari, Alfredo Volpi, Iberé Camargo y Lucy Citti Ferreira, entre otros.

Todos ellos donaron sus cuadros más representativos. También hay testimonios de profesores, maestros, historiadores, investigadores, curadores y críticos del arte británico y brasileño.

A través de una nutrida cantidad de entrevistas enlazadas con un minucioso proceso de investigación, el documental busca recopilar historias y conocer el destino de las pinturas.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. 
Fotos: Martín Bonetto.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. Fotos: Martín Bonetto.

Una de ellas es la de Tarsila do Amaral, cuyo cuadro «Abaporu» se encuentra en la colección permanente del Malba. Según los especialistas, probablemente sea la obra más importante del arte moderno brasileño.

Pero El arte de la diplomacia rescata la historia de otra pintura de Tarsila, una obra que se perdió en las colecciones particulares, pero fue reencontrada después de muchos años. Algo parecido sucedió con 88 de las 168 pinturas donadas que más tarde fueron vendidas. Sobre otras, se desconoce su destino.

“La película busca el paradero de las imágenes. Algunas son conocidas debido al resguardo de las instituciones pero hubo muchas que se perdieron ya que están en manos de colecciones particulares. Este lugar del arte entre lo público y privado también es un tema de la película”, explica Brito.

El modernismo brasileño exhibía entonces vanguardismo y técnicas diversas. La diversidad y la capacidad de desmarcarse entre un pintor y otro es algo que los británicos no lograban entender.

“Los artistas brasileños podían cambiar de estilo. Es una característica de la antropofagia, que es incorporar la cultura que viene de afuera.

“Los artistas brasileños podían cambiar de estilo. Es una característica de la antropofagia, que es incorporar la cultura que viene de afuera y cambiar en algo autoral, único y desde adentro pero, al mismo tiempo, con varios estilos provenientes de las escuelas europeas”, detalló Brito.

Fuera de las expectativas

“Había una divergencia entre la expectativa de los británicos sobre lo que era el arte brasileño y lo que Brasil deseaba mostrar afuera. Por ejemplo: En ese momento, el Tate adquirió su primera obra brasileña, una obra que respondía mucho a los estereotipos de Brasil en aquel entonces. Mientras, los cuadros importantes como esta pintura de Tarsila do Amaral no encontraron compradores en aquel momento”, recordó Gadalha.

Según Brito, “la comunicación del arte cumple la función de llevar un pueblo al mundo, independientemente del gobierno de turno. Es algo muy importante para pensar las relaciones diplomáticas, incluso, las comerciales. Antes se llevaba la cultura, después, los negocios”.

En ese sentido, el modernismo brasileño en todas sus manifestaciones contribuye a resaltar los valores democráticos que acentúan su engranaje entre la cultura y la sociedad, como método para combatir sistemas antidemocráticos como el nazi-fascismo.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. 
Fotos: Martín Bonetto.El arte de la diplomacia, pelicula en el Malba. Fotos: Martín Bonetto.

En definitiva, “el arte es una manera muy efectiva de crear un ambiente favorable para las relaciones entre países desde el punto de vista económico, militar, comercial. Es una diplomacia que se hace -no entre gobiernos-, sino con una sociedad en el extranjero”, aseguró Gadelha.

Humanismo contra la barbarie. La diplomacia puede y debe utilizar el arte como una transmisión de mensajes políticos que favorecen mucho al ambiente de las relaciones sanas, duraderas, políticas, comerciales, militares o económicas, siendo el arte la manera más fácil, efectiva y afectiva de alcanzar al otro en el extranjero entre un gobierno de una sociedad y otra”, concluyó.

Cita con Manuel Segade: «Preservemos la complejidad”

Fuente: Clarín – Tiene 46 años, nació en A Coruña y el hecho de ser gallego, sostiene, le confiere una proclividad familiar al arte argentino. A mediados de 2023 –y tras unos cabildeos crispados de la crema madrileña entre varios candidatos–, fue elegido director del Museo Centro de Arte Reina Sofía. Sucedía así al histórico Manuel Borja-Villel, al frente por más de una década..

Este hombre jovial, a quien conocimos vestido de falda hace unos años, supo dirigir durante ocho años el Centro de Arte Dos de Mayo (CA2M), en Móstoles, un barrio satélite de clase media inmigrante al que los sobreprecios de la vivienda en Madrid han jerarquizado luego de la pandemia. Segade lo gestionó con ambición, sin complejos parroquiales y, de hecho, ofreció varias muestras de argentinos, Diego Bianchi con su “Táctica Sintáctica”, y ahora “Tembló aquí un delirio”, de la argen-mex Ana Gallardo, la cual acaba de abrir. En su antiguo puesto quedó quien fue su vicedirectora desde 2019, Tania Pardo. El sesgo latinoamericano se corrobora en la reciente designación de Amanda de la Garza, quien viene de trabajar en el museo MUAC de la Universidad Autónoma de México, como su adjunta en el Reina Sofía.

Llano y locuaz, este historiador de arte comisarió el Pabellón de España de la Bienal de Venecia en 2017, con la obra del catalán Jordi Colomer, de quien vimos varias piezas en el último Bienalsur. Ese año el CA2M se había sumado al circuito de la feria ARCOmadrid, donde nuestro país era invitado de Honor. También investigó la obra del extraordinario escultor Juan Muñoz, ha estudiado la génesis de las estéticas queer, y es autor del ensayo Narciso fin de siglo (2008). Conversamos en el apartado de un bar en la feria española hace una semana.

–Los grandes museos hoy hacen nuestro ocio; nunca en la historia los visitamos tanto. Pero también son la nueva Plaza Pública: deben responder con la restitución del arte expoliado y por la decencia de sus benefactores (caso Sackler y la crisis de los opiáceos). Además, son el blanco de militantes agonistas y rencores apocalípticos, el pizarrón de reclamos ambientales y de exigencias de descolonización. ¿Cómo te enfrentarás con esto?

–Cierto, los museos están lidiando con su futuro pero esas tensiones, justamente, hacen a su vitalidad. Los museos que se dedican al arte contemporáneo tienen obligatoriamente que ocuparse del futuro. Si fueran una novela, ésta no podría ser realista ni una crónica al estilo periodístico. Por fuerza, un museo que trabaja con el presente debe anunciar o prefigurar muchos futuros posibles; está obligado a la especulación. Siguiendo con la literatura, tendría que ser una ficción especulativa o ciencia ficción.. Trabajamos con cosas que adelantan lo que va a venir y aún no sabemos cómo será. Asimismo, al trabajar con prácticas artísticas que se producen hoy, ignoramos lo que le exigirán al museo. Es fenomenal, desconocemos lo que acabaremos mostrando.

– No hablás en términos de tema ni de estéticas, sino de prácticas.

– Te doy dos ejemplos pero podría darte una docenas. Miremos al pasado, al momento de en los años 60 cuando, por por primera vez, alguien utilizó un video en una sala de exposiciones: hubo que oscurecerla para mostrarlo. ¡Gran debate! O cuando se exhibió la primera pieza sonora. Pues, en efecto, eso cambió toda la relación con respecto a lo que ocurre allí. Piensa en la llegada de las performances. Hoy, cuando pasaron más de 40 años, el museo puede ser el sitio de donde ocurrre un hecho culinario. Cada una de estas manifestaciones suponen un modo de compartir distinto. No conocemos cuál será el devenir del arte; pero esos antagonismos que mencionabas, en rigor, son la base central del arte contemporáneo. Son connaturales al objeto, a nuestro propio espacio de conocimiento, y al museo como sitio del arte relacional. Claro que ello convive con obras menos revulsivas. Hoy aún hay muchos artistas que siguen haciendo arte moderno, o incluso barroco, en medio de un régimen contemporáneo.Junio de 2022, tras la invasión a Ucrania: manifestantes contra la cumbre de la OTAN, ante el Guernica.Junio de 2022, tras la invasión a Ucrania: manifestantes contra la cumbre de la OTAN, ante el Guernica.

– Volvamos a esa línea de tiempo, a la segunda vanguardia, la de los años 60, cuando las instituciones empiezan a ponerse patas para arriba.

–Como entonces y por varias razones, hoy los cuerpos tienen otra presencia en el museo. Pensemos en esos años cuando llega la segunda ola del feminismo, a partir de ellas nace la performance. Piensa en que, por esos mismos años, se da el final del colonialismo en países africanos, en los antiguos imperios europeos. Eso también trae una explosión de etnicidades que todavía llega al presente , ¿no? Incluso el Mayo del 68 y otras revoluciones: esa crítica de los sistemas normativos y de clase, género y etnicidad lo ha cambiado todo. Estoy convencido de que estamos al final de un régimen y me da la sensación de que esa tensión apocalíptica de la que hablas es el combate de una fiera, que se convierte en más feroz antes de morir. Me encantaría pensar que estos antiguos regímenes están al borde de la extinción, como tantas otras cosas –unas por desgracia y otras, por suerte– y que estamos al borde de una regeneración absoluta.

–En otros países experimentamos otra clase de vuelcos …

–Fíjate que después de la pandemia, he dejado de pensar en esa cosa tan de la ideología de los 70 y del comunismo, que pensaban en un porvenir realmente distante. Se luchaba para ese porvenir, que siempre era algo grande. Al contrario, hoy debemos reconocer las pequeñas cosas en las que el futuro ya llegó. Por ejemplo, yo he aprendido tanto del feminismo y de vuestros activismos.Enero 2024 protesta de Greepeace en Museo Reina Sofía por el cese al fuego en Palestina en la torre de ascensores. Nota de tapa Cita Manuel Segade nuevo director Museo Reina Sofía Revista Ñ 16-3-24 - FTP CLARIN Palestina protesta.jpg Z InvitadoEnero 2024 protesta de Greepeace en Museo Reina Sofía por el cese al fuego en Palestina en la torre de ascensores. Nota de tapa Cita Manuel Segade nuevo director Museo Reina Sofía Revista Ñ 16-3-24 – FTP CLARIN Palestina protesta.jpg Z Invitado

-¿Atribuís esta certeza a artistas en particular?

–Claro, desde pioneras como Ana Gallardo, hasta el movimiento queer más joven, artistas como Mariela Scafatti, Fernanda Laguna y Osías Yanov. También a otros que, a nivel vital, pueden tener posiciones más convencionales; son varones heterosexuales y blancos que también hacen un trabajo radical. En Argentina, a pesar de lo que está ocurriendo a nivel macropolítico, vuestras micropolíticas son espacios de supervivencia desde hace demasiadas generaciones ya. Y son modélicas, a pesar de lo que se esté viviendo a nivel nacional.

–En el CA2M, prestaste atención a nuestra escena. ¿Alguna razón en especial?

–Argentina ha sido siempre el sitio donde hallé más encuentros que en mi propio país. Tenemos un hummus cultural en común. Cierto que tuve formación profunda en psicoanálisis y feminismo, quizá sea eso. El otro factor es que yo soy gallego, y sabemos… También tuve la suerte de trabajar años en la sección Solo show en arteBA cuando la dirigía Julia Converti. Gracias a los Matching funds, del programa de arteBA, pudimos comprar obra. Todos los años en que dirigí el CA2M fuimos a la feria.Manuel Segade director del Museo Reina Sofia: "En Argentina, a pesar de lo que está ocurriendo a nivel macropolítico, vuestras micropolíticas son espacios de supervivencia desde hace demasiadas generaciones". 
Foto: Cézaro De Luca.Manuel Segade director del Museo Reina Sofia: «En Argentina, a pesar de lo que está ocurriendo a nivel macropolítico, vuestras micropolíticas son espacios de supervivencia desde hace demasiadas generaciones». Foto: Cézaro De Luca.

–Vas a llevar tu interés por las estéticas queer al programa del Reina Sofía?

–Sí; ya en tesis de licenciatura en su día, escogí ese momento extraño de finales del siglo XIX cuando la modernidad apenas estaba formulándose. Antes de que ésta emergiera, la crítica ya estaba señales de ese proceso. O sea, antes de que haya un bloque moderno absolutamente acabado, ya estaban a la vista las costuras. Ese algo nuevo todavía sin definición, en el que las cosas no están tan claras, es consustancial al proyecto moderno de entonces, y es consustancial al proyecto postmoderno que supone la contemporaneidad. Entonces, en cierto modo, esa genealogía de unos cuerpos diferentes, que lleva años de existencia, está en la base de un tipo de ciudadanía distinta. Es una cuestión pero casi civilizatoria, pues pertenece a la historia de la democracia. A veces olvidamos que las mayorías son una suma de minorías. Precisamente el mantener esa complejidad de las minorías es lo que hace a una sociedad amable e interesante.

–Es un reto barajar “un nuevo tipo de ciudadanía” pensando en los públicos de un espacio como este, adonde acuden decenas de miles de turistas solo a ver el Guernica.

–Pero debemos repensarlo sobre todo los museos de arte contemporáneo –los macro museos, como el que dirijo yo ahora–. Sé que el turismo entra simplemente a ver el cuadro de Picasso… Justamente queremos que no se queden con eso, sino que se empapen de otras cosas. El museo literalmente debe tener como objetivo preservar la complejidad. Estamos en un mundo que no para de creerse simple, quiere vendernos una simpleza que realmente no existe, no es la realidad ni la forma en la que vivimos.

–Ciertos países, como Italia, hoy encaran cómo limitar el acceso del turismo masivo a los museos. España, todo lo contrario. ¿Ese turismo aceptará un programa de signo vanguardista?

–Hace poco fui a los Museos Vaticanos y escapé a los 5 minutos; allí no había cómo ver nada. El Reina todavía no está en ese punto de crisis; aunque me da una enorme alegría ver colas desde mi despacho, no son tan largas. Es una felicidad ver qué tanta gente desea entrar en un museo. El Guernica, por ejemplo, tiene una fluidez continua de públicos, con un aforo máximo de 70 personas a la vez. Nunca hay una cola que interrumpa el paso al resto del museo. Tanto nosotros como el Museo del Prado tenemos sitios enormes, con cabida a mucha gente. En cuanto al programa, es importantísimo recuperar nociones utópicas de los años 90, como la idea de que los museos son lugares donde perder el tiempo. El Museo no es un objetivo concreto. “Mira el Guernica, hazte la foto, ahora dirígete al Prado, a Las Meninas”: parece una pantalla de videogame. Perder el tiempo en el museo es valioso, todo lo contrario a la vida cotidiana. Salimos del tiempo productivista, que en efecto es lo que a veces te pide el turismo. Si conseguimos que la gente pase el tiempo en lugares amables y diferentes a la experiencia cotidiana del mundo será fundamental. Tenemos en el equipo de educación a una chica neurodivergente; ella sostiene que “los museos desgraciadamente no son para sentarse” (como crítica, claro). ¡Tiene razón! Imagínate unos bancos realmente agradables, te sientas a mirar un QR y decides qué ver.

– Volviendo a la era de los tomatazos, han sorteado bien las protestas.

–Solemos tenerlas protestas en solidaridad con Palestina ante el Guernica; llegan con sus banderas verdes pero todo vienes siendo respetuoso. Es una de las pinturas políticas más importantes del siglo XX, de manera que la protesta es parte del código de este Museo, está en su matriz. En febrero Greenpeace hizo una acción en la torre del ascensor; treparon dos escaladores. La gente puede manifestarse mientras sea sin exabruptos. El anterior director, Manuel Borja -Villel, trabajó mucho en incorporar los activismos a la matriz del Museo, aunque no en lo expositivo. Nos esforzamos en crear un entorno de compatibilidad de los cuerpos ciudadanos con el espacio, y vamos a profundizarlo. A otros museos más convencionales no les resulta tan sencillo por no estar tan vinculados a lo contemporáneo.

–¿Cuál es la diferencia con el Prado; también tiene arte político, Goya, el primero.

–Sí pero el Prado es un museo hecho para un solo órgano del cuerpo, los ojos. La visión es el órgano intelectual por excelencia; la visión no huele mal ni toca viscosidades… Siempre miramos a distancia; es el sentido más distante, más frío y analítico. El museo tradicional, quiero decir no contemporáneo, está hecho para una mirada blanca, de clase media, si no alta… y masculino. Ese régimen escópico lo limita. Todos los sentidos que te reclaman el Museo creo que eso es muy importante y también lo cambia todo.Manuel Segade: "La lección crucial fue advertir que los usos del museo no tienen por qué ser los que ideamos sus funcionarios".
 (EFE)Manuel Segade: «La lección crucial fue advertir que los usos del museo no tienen por qué ser los que ideamos sus funcionarios». (EFE)

–Estás alineado con las nuevas subjetividades; tu ideario y gusto se atiene a las libertades de género y la agenda política progresista. Pero el presente a menudo crea confusiones; otras veces nos estafa. ¿Pegarse tanto a la agenda colectiva no entraña el riesgo de los tópicos?

–Pero nunca te equivocas cuando miras a esos artistas menores que de repente acaban siendo fundamentales. Estudié historia del arte en Santiago de Compostela y allí es importantísimo el arte medieval. Cuando analizas la Catedral, estudias muchísimo los experimentos menores del románico rural. Y es en los canecillos exteriores de una iglesia, las pequeñas cornisas de la parte exterior, y no en las grandes estatuas, donde se producen los cambios radicales de un estilo. Los portales y otros puntos centrales siempre era más conservadores, de una transformación más lenta. Por eso, para que el presente no nos decepcione, no hay que concentrarse en los fuertes de las colecciones sino en las obras que no se muestran. Cuando miras lo que no está gastado, pues por algún motivo nunca se miró, siempre hay un hallazgo. En tu atención pormenorizada a lo que no está en el centro –es una enseñanza del siglo XIX–, el detalle marginal te revela el germen futuro.

–¿Qué lección te dejó el museo público?

–Primero, cómo crear y administrar una institución gratuita; no es el caso del Reina Sofía, pese a las dos horas gratis al día. Es importante distinguirlo. La lección crucial fue advertir que los usos del museo no tienen por qué ser los que ideamos sus funcionarios. Cuando relajas el nivel de institucionalidad, es decir cuando los protocolos pierden su dureza, aunque existan y estén allí bajo otra modalidad, el público se adueña con libertad.

–Tuvimos en Buenos Aires una experiencia algo fallida con el Centro Cultural Recoleta, reorientado a los jóvenes. Fue frustrante, el público juvenil se aparcaba en los sofás por el wifi gratis y se lo pasaba con videogames. Ahora vuelve a su anterior destino.

–Por eso te hablaba de lo fuerte que debe ser la institucionalidad. Es muy complejo. En el CA2M teníamos unos genios en el equipo de educación que, conforme entraba el público, actuaban como los flautistas de Hamelin. Empezamos a generar fuerzas para vincular el público a los objetos. Fue un aprendizaje fantástico y estoy deseando aplicar esa filosofía con esta nueva escala. Tenemos un espacio maravilloso, el jardín; es un espacio abierto y libre que la gente emplea como plaza. Pero también estamos probando otras actividades. Teníamos una fiesta cubana en el jardín; pero ante el pronóstico de tormenta, la pasamos a una de las salas grandes, que está vacía. Pero festejar y bailar en esos pisos de mármol… Tendremos que repintarla. Bueno, son lujos que podremos ofrecer.

Histórico: una obra de Bacon es la primera que cotiza en bolsa

Fuente: Infobae – ”Tres estudios para George Dyer”, valorada en 55 millones de dólares, comercializa sus acciones a través de Artex, presentada como “la primera plataforma de bolsa de valores de arte del mundo”.

Un tríptico del artista británico Francis Bacon es la primera obra cotizada en una nueva bolsa que permite la comercialización de arte y que abrió este viernes. Artex, cofundada por el príncipe Wenceslao de Liechtenstein, recibió una licencia en enero de 2023 en Liechtenstein para operar lo que denomina “la primera plataforma de bolsa de valores de arte del mundo”. Cada obra cotizada será propiedad de una empresa registrada en Luxemburgo y las acciones de estas empresas se negociarán en Artex.

Tres estudios para George Dyer se cotiza a través de Art Share 002 SA, con el precio de cada acción inicialmente establecido en 92,20 euros, valorando la pieza en 50,7 millones de euros (55 millones de dólares), según Artex.

“Esta admisión es la primera obra que se ha cotizado nunca, y ahora estamos emocionados de traer otras obras maestras que tenemos en proceso”, dijo Yassir Benjelloun-Touimi, cofundador y director ejecutivo de Artex.

La obra de Bacon, pintada en 1963, muestra tres vistas de uno de sus musos y expareja, George Dyer, varios meses después de que se conocieran. Cada uno mide 35,5 centímetros (14 pulgadas) por 35,5 cm.

Fuente: AFP.