“Primeros pasos”: la obra icónica que abre la puerta al mundo íntimo de Berni se exhibirá en el Bellas Artes

Fuente: La Nación – Con su hija Lily como modelo, el óleo pintado en 1937 ingresó al acervo del museo en 1940 como premio adquisición del Salón Nacional; el público tendrá oportunidad de ver esta “masterpiece” a partir del martes 21 en la muestra “Museo secreto. De la reserva a la sala”, que reúne 300 obras, la mayoría nunca exhibidas
“Lo que recuerdo es que lo pintó en etapas, le llevó bastante tiempo hacerlo. Yo en ese momento tomaba el tranvía para ir a la escuela de danzas y cuando volvía tenía que posar para él, me hacía poner en posiciones distintas que iba probando. No sé si mamá posó para este cuadro, no estoy segura”, había dicho Lily Berni, la voz chiquita, gastada por el cigarrillo en su bunker en la calle Boulogne Sur Mer, primavera de 2004. Al mismo tiempo, su figura como estudiante de danza en la pintura llevaba meses en el departamento de conservación del Museo Nacional de Bellas Artes donde había ingresado en 1940 como premio adquisición del Salón Nacional. Su destino inminente era la exposición Berni y sus contemporáneos con la que el Malba celebró los cien años del maestro rosarino en 2005.

Primeros pasos, la obra que abre la puerta al mundo íntimo de Berni, tendrá una nueva oportunidad ante el ojo público cuando el martes 21 se abra Museo Secreto. De la reserva a la sala, una exposición de 300 obras (muchas nunca antes exhibidas) entre las que se cuenta esta masterpiece que llevaba seis años sin colgarse. Una limpieza superficial alcanzó esta vez para que una obra clave de la iconografía de Berni ejecutada en 1937 vuelva a deslumbrar con su cruce de arte clásico y vanguardia, interior urbano y paisaje rural, historia social y álbum familiar en casi cuatro metros cuadrados.
Si bien Primeros pasos marca la salida del Berni más consustanciado con la militancia de izquierda a través de sus arpilleras de aspiración muralista (Manifestación, Desocupados o Desocupación) y su consagración en el sistema del arte argentino a los 35 años, en esa escena de resonancias metafísicas el entrevero entre lo doméstico y lo social está exacerbado por la ausencia del contexto. Como si la suspensión hierática de su mujer Paule Cazenave y su hija Lily en ese limbo entre un interior urbano teatralizado y un fondo rural que es siempre la memoria de la chacra familar en Roldán, Santa Fe, representase al fin las vicisitudes del pintor desde su regreso a la Argentina tras la beca que lo había premiado como adolescente prodigio con un viaje a Europa en 1925. Enviado para perfeccionarse en las beaux arts, Berni volvió modernísimo: surrealista, freudiano y marxista. En pareja con una mujer francesa que fumaba y usaba pantalones y a la que había conocido como secretaria de Henri Barbusse en la revista Clarté en la que había firmado nada menos que Lenin. Nada que el régimen conservador, el sistema del arte y hasta su familia hubieran deseado.

Con su impronta neoclásica, conocida en Europa como retorno al orden tras el sacudón vanguardista de los años 20, Primeros pasos marca el fin de la pulseada entre Berni y el establishment de las bellas artes. Tras su colaboración con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros en Ejercicio Plástico, Berni presenta Desocupados en el Salón Nacional de 1935 donde es rechazada tanto por su temática como por su materialidad de arpillera y temple que aleja la obra de los materiales nobles.
Un año después insiste con Chacareros, otra obra de grandes dimensiones pero que se adapta a la convención del óleo y la composición clásica. La obra inspirada en el Grito de Alcorta de 1912, una disputa rural entre inmigrantes y terratenientes, terminará como escenografía del discurso encendido de Elisa Carrió frente al Sívori en el marco del conflicto entre el campo y la administración de Cristina Fernández de Kirchner en 2009. Así, el cuadro arrastraba una disputa ideológica profunda tal como lo registró en setiembre de 1943 el diario socialista La Vanguardia. “Ha bastado que Berni llevara a sus telas algunos motivos sociales (…) para que se lo acusara lisa y llanamente de elemento subversivo, de peligroso enemigo del orden constituido. Y las consecuencias no han tardado en hacerse sentir. En el Salón Nacional el óleo Chacareros mereció el segundo premio municipal y fue adquirido con destino al museo Municipal. Allí se encontraba hasta hace algunas semanas, en que fue retirado por orden de las autoridades, con el pretexto de que el asunto es extremista, izquierdista o comunista. Todos los que han visto el cuadro sonreirán ante semejante acusación”.

En esta secuencia, Primeros pasos resulta una de las habituales negociaciones de Berni con el sistema del arte y la política, aunque para nada una claudicación. La presencia melancólica de Paule frente a la máquina de coser expone su desarraigo europeo, pero ella es la fuerza por detrás del ojo-máquina de Berni. No solo por introducirlo en los cenáculos del Partido Comunista francés sino por haber sido la responsable de zurcir las bolsas de arpillera que llegaban de Tucumán a Rosario para facilitarle el soporte artístico e ideológico en el que se sostuvieron por 90 años Manifestación y Desocupados.
Poder verla en el primer plano una vez más es una reivindicación en toda la línea. Ya en 1999, durante la gestión de Jorge Glusberg, la escena que el historiador rosarino Guillermo Fantoni asocia a una annunziacione del Quattrocento había ganado la tapa del libro Obras Maestras del Museo Nacional de Bellas Artes. Tan icónica como Manifestación, la escena familiar de Berni anticipa el empoderamiento de las mujeres.
El archivo de Lily Berni daba cuenta de que la obra se realizó en la casa donde los tres vivieron al llegar de París, con una larguísima escala en Rosario, en 1936 y hasta poco antes de 1950. El departamento 2 del pasaje Bernasconi, Rivadavia 4893, frente al Parque Lezica, una fila de casas de alquiler que sería demolida hacia 1957. En 2004, Lily era también la voz por detrás de la máquina (de coser): “Ella estaba un poco al margen de la moda y si hubiera querido tampoco tenía guita para hacerlo. Entonces muchas veces se hacía ella misma la ropa y todo lo que tenía era el juego de cama de hilo que vino todo para la Argentina. Durante años, ella se vistió y me vistió a mí con las sábanas de hilo. También recuerdo que se había traído del campo una piel de vaca, blanca y negra, y como tenía un tapado viejo con las mangas gastadas, se las sacó y le armó unas nuevas con el cuero de vaca. También se hizo un sombrero de alas anchas, con ese mismo cuero”.
Mientras tanto, el mundo hervía. Primeros pasos se hizo en el advenimiento de la Guerra Civil Española y el departamento 2 del pasaje Bernasconi no era ajeno al cimbronazo. Lily recordaba en 2004 que en esa casa donde el rosarino también tenía su taller se había dispuesto un mapa donde el artista marcaba con chinches de distinto color las posiciones republicanas y fascistas. Ella lo seguía como una mezcla de TEG y radioteatro distópico. Al punto de recordarse con ocho años llorando con Paule con el diario Crítica desplegado en una mesa y el título catástrofe: “Cayó Teruel”. De esos materiales, además del óleo consagratorio, estaban hechas la costurera y la pequeña bailarina. Desde su ingreso a Bellas Artes pasarían veinticinco años para que Berni tuviera su primera muestra retrospectiva. Se inauguró el 19 de junio de 1965, en el Instituto Di Tella, el mismo día que Paule murió.
Fernando García es autor de Los ojos. Vida y pasión de Antonio Berni (Paidós), entre otros libros