Fuente: La Nación ~ La sinergia interdisciplinaria que llama a tomar conciencia sobre el futuro del planeta lidera las tendencias en Miami, en un año marcado por el retorno presencial tras el impacto de la pandemia.
Bajo el sol de la tarde, con 23 grados en la playa de Miami Beach, dos icebergs flotan en la pileta del Faena Hotel. No es difícil imaginar cuál será su destino. La apariencia helada de estas esculturas creadas con plástico reciclado logra lo que busca Carlos Betancourt, artista estadounidense nacido en Puerto Rico: provocar una reflexión sobre la crisis climática, la subida del nivel del mar y la supervivencia de las especies, incluida la humana. Una motivación creciente entre los creadores de distintos países que participan de la semana de Art Basel, cita que convoca a los principales coleccionistas del mundo.
Las versiones digitales de What Lies Beneath (Lo que hay debajo) y otras obras se subastarán mañana como NFT desde la nueva plataforma Aorist, flamante institución cultural dedicada al cruce entre arte, tecnología y conciencia ambiental. Una sinergia interdisciplinaria que lidera las tendencias, en un año marcado por el retorno presencial tras el impacto de la pandemia. Lo recaudado por algunas de esas obras se destinará a la creación del ReefLine, un parque público de esculturas submarinas y arrecifes artificiales de 11 kilómetros de largo, con un sendero para practicar esnórquel, proyectado para proporcionar resiliencia costera y un hábitat a los corales en peligro de extinción.
“Los estamos hirviendo vivos”, advertía en 2019 un experto de la ONU sobre estos arrecifes vitales para las especies marinas. Para alertar sobre esta situación y “crear conciencia sobre nuestros océanos y ecosistemas marinos frágiles”, miles de kayakistas protagonizarán desde el miércoles un inusual desfile: remarán por la costa de Miami Beach arrastrando boyas flotantes. Tendrán la forma de los icebergs de Betancourt y de un semáforo con la luz roja encendida creado por el argentinoLeandro Erlich. Este último inaugurará el ReefLine, el año próximo, con la recreación subacuática de Orden de importancia, el congestionamiento de autos presentado hace dos años en la playa de Miami.
“El arte hace la revolución irresistible. Nos ayuda a contar una historia, unifica”, dice entusiasmada a LA NACION Ximena Caminos, impulsora de todos estos proyectos. Según ella, los arrecifes artificiales diseñados por artistas con el asesoramiento de científicos “demostrarán al mundo cómo pueden alinearse el turismo, la expresión creativa y la construcción de hábitats críticos”, mediante una poderosa sinergia entre infraestructura cívica, arte público y protección ambiental.
A esta “revolución” que propone unir conciencia ecológica con el arte y las últimas tecnologías se refiere también el español Pablo Rodríguez-Fraile, uno de los principales coleccionistas de NFT del mundo y cofundador de Aorist junto con Caminos y Andrea Bonaceto. “Esta es la primera plataforma carbon negative –asegura, en referencia al proceso mediante el cual se elimina de la atmósfera más dióxido de carbono del que se produce-. Funciona con Algorand, el servicio deblockchain más ecológico de todos”.
Para su lanzamiento durante la semana de Art Basel, cuando Miami se convierte en la capital global del arte, idearon Crossroads: una serie de intervenciones artísticas site-specific en distintas locaciones de la ciudad, que abarcan tanto el espacio físico como el virtual. Entre ellas Mushroom Cloud, una nube creada con realidad aumentada por Nancy Baker Cahill que se manifestará digitalmente desde la superficie del océano para señalar “la fragilidad de todos los ecosistemas interdependientes y la responsabilidad humana”.
También integrará este programa Machine Hallucinations: Coral, de Refik Anadol, escultura mutante realizada con inteligencia artificial a partir de casi dos millones de imágenes de coral disponibles en redes sociales. “Esta obra se centra en lo esencial que es para nosotros conservar nuestros océanos –señaló el artista de origen turco, que también trabajó con el archivo de la colección del MoMA-. Demuestra que cuando existe una colaboración armoniosa entre la máquina, el hombre y la naturaleza, el resultado puede ser poético y hermoso y, con suerte, puede inspirar cambios”.
“Ya no es humano vs. máquina, es humano + máquina”, anuncia la presentación de un programa de charlas dedicado al boom de los NFT en Art Basel, que incluirá una el jueves entre Anadol y el prestigioso curador suizo Hans Ulrich Obrist. Será en el marco de la muestra de “criptoartistas conscientes del clima” organizada en la feria por Tezos, otra plataforma blockchain que se distingue por su eficiencia energética.
“La exposición llega en un momento importante para la industria. Si bien ha habido una explosión reciente de interés en el mercado del arte NFT, la tecnología blockchain también ha sido criticada por contribuir al calentamiento global”, señalan los organizadores en artbasel.com. Y explican que “por lo general, cuando un artista hace clic en un botón para acuñar un NFT, esto desencadena un proceso llamado minería en una red blockchain; esto requiere una inmensa potencia informática que resulta en emisiones de gases de efecto invernadero alarmantemente altas. Sin embargo, la red Tezos tiene una huella de carbono mucho menor”.
También laferia Pinta, dirigida por el argentino Diego Costa Peuser, dedicará un proyecto especial al problema del calentamiento global. Alma de glaciar y Titanes de hielo, videoinstalaciones inmersivas de la artista venezolana Nan González curadas por el cubano Félix Suazo, proponen “abordar la interconexión de la naturaleza y las actividades humanas. Lo que, en última instancia, aumenta la conciencia sobre el calentamiento y la pérdida de biodiversidad, dos de los asuntos más urgentes que enfrenta Miami”.
El desafío de proteger recursos hídricos es también el tema central de este año para Kolapse, “una conversación global para repensar el mundo” impulsada desde 2019 por Edo Costantini -hijo del fundador del Malba– que convoca a referentes de distintas disciplinas a “participar en debates urgentes sobre el futuro de nuestro planeta”. Como parte de ese programa inaugurará mañana Ritmos en la naturaleza, muestra curada por Victoria Giraudo con fotografías de Costantini y obras de Fernando Brizuela, Manuel Esnoz, Santiago Quesnel y Zoe Di Rienzo. Se centrará “en el tema de la madre naturaleza, en el paso del tiempo, en su ritmo y, sobre todo, en su fragilidad”.
Fuente: La Nación ~ Tenía 92 años y hacía unos días había sido internado por una repentina enfermedad que lo sumergió esta madrugada en su último viaje, rodeado de afectos, de sus cuadernos y sus lápices.
Guillermo Roux fue el acuarelista más grande del arte argentino, un maestro indiscutible, que con su muerte, esta madrugada, deja un legado de pinturas y murales eternos tan indelebles como su recuerdo en quienes lo quisieron. Hacedor incansable, no dejó de dibujar hasta el último día en que pudo sostener un lápiz. El último año lo pasó entusiasmado con una serie que prometió mostrar en 2022 en el Museo Nacional de Bellas Artes, carbonillas y collages con motivos de balsas de náufragos que hablaban de la vida, la salvación, las migraciones, las luchas, las tragedias, el raro mundo en que vivimos y ese otro mar hacia donde surcaremos cuando ya no estemos más acá.
Frente a la página en blanco siempre sentía lo mismo. “Estoy en el paraíso. Quisiera vivir ahí. ¡Vivir ahí!”, decía. Por eso, cuando hace una semana empezó a sentirse mal y se internó para estudios y controles, lo primero que pidió fueron sus cuadernos y lápices. El arte era su vida, desde el primero hasta el último minuto. Algunas semanas antes había entrado en un ritmo frenético de trabajo y había aumentado su preocupación por el cuidado de su compañera de los últimos cincuenta y cuatro años, Franca Beer. Cuando supo que el cansancio que tenía se debía a una enfermedad avanzada, una leucemia aguda que despertó de golpe, se entregó a su último viaje con sabiduría, sin dolor, rodeado del afecto de los suyos. Anoche, se sumergió en el mundo de sus ensoñaciones y fantasías, donde seguirá para siempre disfrutando del juego de imaginar. Son muchos los que pueden dar testimonio de su generosidad infinita y que podrán despedirlo el lunes, a las 11.30, en un responso en el Jardín de Paz. Su única ambición era tiempo y espacio para crear.
El camino de Guillermo Roux en el arte empezó quizá antes de saber caminar: creció viendo a su padre, Raúl Roux, dibujante de oficio, historietista de profesión. Nació en Buenos Aires, el 17 de septiembre de 1929. De chico espiaba a su padre doblado sobre el tablero toda la noche, y a su madre al lado cebándole mates. Fue ella quien le enseñó a “correr la gotita de agua en la acuarela”, cuando él empezó a empuñar los pinceles en su casa de Flores. Decidió abandonar sus estudios secundarios para ingresar a la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde fue alumno de Lorenzo Gigli y Corinto Trezzini.
A los quince logró su cometido: vivir entre dibujantes, cuando entró como ayudante en la editorial Dante Quinterno. Ya entonces se destacaba como un colorista excepcional, a quien Quinterno confiaba las portadas de la revista Patoruzito. Fue en aquella redacción donde se descubrió pintor, cuando ante una tormenta no pudo más que traducirla en manchas. “El problema del color es cuál es el que te habla de lo que yo te quiero hablar. No lo podés decir con palabras; lo dice el color”, recuerda en el libro Guillermo Roux en sus propias palabras.
A los 24 años tuvo su primera exposición en la galería Peuser. En 1956 dejó todo, amores, familia y su vida en la editorial, y viajó a Roma, buscando algo más: el arte. Ahí pasaría los siguientes cuatros años en la bottega de Umberto Nonni, como ayudante en obras de decoración y restauración. Además de aprender y practicar técnicas medievales y renacentistas, este período inaugura una etapa de investigación en bibliotecas y museos, donde se empapó de la historia de pintura. Leer, estudiar, investigar y ver arte fueron una constante en su vida, siempre ávido por estímulos para su mente inquieta, profunda y trascendente. Amaba la filosofía, la historia de las religiones, la historia. Era generoso con los poetas, a quienes ilustró decenas de libros. El último acaba de salir de imprenta: Y seremos como dioses, de Alina Diaconú. Desprendido, siempre retrataba a quienes lo rodeaban, enseñaba todo lo que podía, compartía, regalaba… dibujaba siempre para los demás.
En 1960 volvió al país y se radicó en Jujuy con su primera esposa, Lina Guccerelli. Allí, nació Alejandra, su única hija, que heredó de su padre y de su abuelo la vocación por el arte. Trabajaba como maestro en escuelas primarias y seguía siempre con pasión buscando encontrarse en su obra pictórica. Primero en Ledesma y después en Villa Cuyaya, en las afueras de San Salvador de Jujuy, pintó animales y paisajes, inspirado por Cézanne.
De Jujuy, voló casi sin escalas a Nueva York, donde vivió un año ganándose la vida con la ilustración, mientras realizaba paisajes y desnudos en tinta. En 1967 tuvo el encuentro que marcaría su carrera: se enamoró de una mujer, Franca Beer, que creó las condiciones para que su arte floreciera y llevó su obra por el mundo. Recién entonces pudo dedicarse al arte a tiempo completo. Al día de hoy, con más de 90 años, ella sigue siendo la férrea defensora de su grandeza, una implacable marchand que nunca aceptó menos de lo que su obra vale y merece.
En los 70, psicoanálisis mediante, comenzó una serie de tintas y collages, recortando las figuras que alguna vez su padre habría dibujado. Seguirá con las acuarelas, las tintas, las naturalezas muertas adulteradas por la fantasía. Escribía Ernesto Schoo en 1974: “El rigor de su técnica impecable no se permite el menor exceso; y el pavor casi mágico que suscitan sus creaciones –tal es la perfección evocadora de las apariencias materiales– es detenido también, en el límite de lo soportable, por la armonía absoluta de la composición y el colorido”. Rafael Squirru le dedicó un ensayo: “Porteño hasta la médula, está su obra signada por esa característica nostálgica, por la ambigüedad y la disponibilidad propia de nuestra versátil condición anímica”, escribió.
Un mundo de reconocimientos
Londres, Múnich, París, Roma, Sicilia y Nueva York… Las capitales del mundo se abrieron para que su trabajo llegara a las galerías y museos más prestigiosos: Marlborough Fine Arts en Londres, Buchholz en Múnich, The Phillips Collection en Washington, Galerie Denise Cade en Nueva York, y Galerie Jeanne Bucher París. El reconocimiento, los premios, las distinciones y los homenajes nunca le faltaron. Fue celebrado como uno de los mayores maestros del arte argentino. En 1975 ganó el primer Premio Internacional de Pintura en la XIII Bienal de San Pablo, Brasil. También mereció el Premio Palanza otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes en 1979 y el Konex de Platino. En 1982 expuso seis acuarelas en el Pabellón Internacional de la 40º Bienal de Venecia.
La obra Lector a orillas del Paraná, fechada en 1986, ingresó al Museo Castagnino luego de que recibiera el Premio Rosario otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes y la Fundación Museo Castagnino. Roux se trasladó a París en 1987, donde el Centro Pompidou le financió taller y vivienda. En 1998, realizó una exposición retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes. También tuvo retrospectivas en museos como The Phillips Collection, Washington, en 1998; Museo Nacional de Arte Decorativo, en 1998; Museo Staatliche Kunsthalle, Berlín, 1990, y Centro Cultural Recoleta, en 1999.
Desde 1976, con Juego interrumpido, acuarela de 1976, ingresa en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. La describe Nelly Perazzo en su libro 100 obras maestras de 100 pintores argentinos: “En el mundo de Roux –fluido pero jamás simple– todos los malentendidos son posibles, lo monstruoso parece natural, seres humanos, ropa, cortinados y sillones tienen valor equivalente en una polifonía invadida por un clima de sensualidad profunda y total”. En 2020, el artista donó al museo mayor El paño amarillo(1958), una de las dos únicas obras que trajo de su etapa en Roma. “La pintura es algo que uno quiere decir. Una necesidad de expresión de algo que a uno lo conmovió y quiere compartir. Me parece maravilloso que esté en el MNBA porque significa que la pintura es de todos, y no quedó encerrada en un circuito pequeño. Es lo que siempre he soñado. Algo mío se salvó”, dijo entonces.
Ajeno a modas y tendencias, siguió en el arte su búsqueda imperiosa, personal y profunda. Nunca pudo unirse a grupos o escuelas. » Igual que cuando tenía 7 años, lo único que puedo hacer es lo que hago”, confió una vez. En los ‘70, Jorge Romero Brest elogió su actitud anacrónica, porque en ese tiempo toda la pintura lo era: “Prueba de su autenticidad –no solo de su honestidad, que no es lo mismo– son los esfuerzos realizados para llegar a su espléndida madurez”. Alberto Giúdici señalaba en 1998 “su solitario quehacer”: “Encontrar un lugar y llegar a ser uno de los mayores artistas argentinos vivientes fue también un largo batallar hasta alcanzar y ejercer el derecho de ser auténticamente él y poder entregarse así a sus semejantes”.
Su amor por la música, que siempre sonaba en su estudio, encontró su expresión en muchas pinturas y también cuando el Teatro Colón le encargó la escenografía de la ópera Il Turco in Italia, de Rossini. Varias figuras se quedaron con él, como centinelas de su labor, en el estudio del primer piso de su casa de Martínez, donde últimamente había mudado su cama: pintaba a cualquier hora.
Entre otros honores, era miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes desde 1990 y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires desde 2007. Hay toda una biblioteca de libros y catálogos dedicados a su obra, como los dos de la editorial Rizzoli de Nueva York. Pero lo que a Roux más lo enorgullecía era la labor llevada a cabo en su escuela, que fundó en 1997. Pasaron por ahí centenares de artistas en los que dejó cariño y enseñanzas. También fue Presidente Honorario de la Escuela-Museo Urquiza, a donde Quinquela Martín donó una pintura muy temprana que le compró: el retrato de Josefina, su primer amor. En la estación San José de Flores de la Línea A del subte se ven varias obras suyas, como La orquesta de Blum y El Ángel de Flores.
Entre sus murales, se destacan Mujer y máscara, 1994, para Galerías Pacífico, y La ronda, 1993, instalado en 2006 en el Hotel Park Hyatt Palacio Duhau, con más de diez personajes (siempre están entre ellos el artista y su mujer). En 2001 ganó el concurso del Bank Boston, para pintar el mural Homenaje a Buenos Aires, de 5.42 x 12.50 m., destinado al lobby de la torre de César Pelli, en Della Paolera 265, inaugurado en 2005 tras cuatro años de trabajo. También, La Constitución guía al pueblo (2011) en el Palacio Legislativo de Santa Fe, elegido por unanimidad por los legisladores provinciales.
Estas dos últimas obras monumentales fueron epopeyas. La primera comenzó en plena crisis. La segunda lo encontró ya mayor, pero no se achicó: acondicionó un nuevo estudio y se subió a una autoelevadora para llegar a las alturas de sus 3,45 x 6,51 metros. Después le costó recuperarse del esfuerzo, tuvo que aprender de nuevo a caminar, nadaba todos los días y se reencontró con el dibujo de la niñez, mientras pintaba carbonillas en el silencio de la noche. “Yo era un nene que estaba flotando en una pileta y que estaba aprendiendo a vivir”, dijo. Reunió esos trabajos en la muestra Nocturnos del Museo Nacional de Arte Decorativo en el verano de 2014.
“Quiero la libertad de la vejez para poder encontrar dentro de mí la sabiduría del niño”, decía. Instalado en la mesa del comedor, pintaba flores y juguetes. En silla de ruedas, arremetió en 2016 con un mural festivo y desafiante: pinto a una diosa en el fondo de la pileta de su casa, en Martínez (el director Martín Serra registró varias de sus hazañas en películas como El coral que trajimos de Brasil y El día que adornemos un río). Antes, emprendió con Carlos Alonso una serie de dibujos a cuatro manos, que resultaron en una muestra itinerante. Su última exposición, curada por Cecilia Medina, fue en paralelo en la Casa Central de la Cultura Popular Villa 21-24 y en el Museo Nacional de Bellas Artes, Diario gráfico en 2018, con 177 y 290 dibujos realizados con birome en sus cuadernos personales, entre agosto de 2015 y diciembre de 2017. Después de la muestra siguió hasta el último de sus días dibujando y escribiendo en sus cuadernos. Siempre dio conferencias y escribió ensayos sobre arte, conocedor como pocos de la historia del arte universal. Últimamente se dedicaba a los cuentos y relatos autobiográficos.
Vivió un vida aferrada al arte, como a una balsa de salvación en momentos buenos o malos, como esas que pintaba en sus últimos días con la maestría de siempre. “Una obra de arte destinada a perdurar obliga a detenerse y a repensar lo que somos –escribió Tomás Eloy Martínez en un texto de 1996 también imperecedero–. La obra de Guillermo Roux va todavía más lejos: nadie que haya visto uno cualquiera de sus cuadros sale de la experiencia siendo el mismo”. Sus coleccionistas apasionados, sus alumnos devotos, su enorme cantidad de amigos, su familia, cuidadores y sus admiradores lo extrañaremos sin consuelo. Quedan sus trabajos deslumbrantes, el testimonio de su pasión indeclinable por el arte y su hermoso recuerdo.
Fuente: Ámbito ~ La nueva edición de la muestra se pensó, organizó y ejecutó en tan solo dos meses, tras la propuesta de Gustavo Fernández y el acuerdo de quienes componen «Los talleres Abiertos de Par en Park».
Tocar los pinceles, interactuar con los artistas y preguntarles por su obra, perderse en algún pasillo y sumergirse en los rituales creativos de un pintor, de un ilustrador, de un mosaiquista: esto es sólo un menú resumido de lo que ofrece «Par en Park», una experiencia que se abre al público junto a los talleres de más de 30 artistas que reúnen su arte en el edificio Central Park, en el barrio porteño de Barracas.
En el tercer piso del edificio que lleva la firma del reconocido Pérez Celis, se lleva adelante la séptima edición de «Los talleres Abiertos de Par en Park», la reconocida muestra que recobra su potencia tras un 2020 de puertas cerradas por la pandemia, y en la que distintos creadores se prestan a divulgar cómo piensan, crean y despliegan su arte.
La muestra reúne a artistas de distintos estilos pictóricos, diferentes generaciones y en su mayoría de enorme trayectoria: Eugenio Cuttica , Eduardo Hoffmann, Eugenio Zanetti, Juan Lecuona, Mónica Van Asperen, Juan José Cambre, Carlos Gómez Centurión, Marino Santa María, Ana Candioti, Cecilia Duhau, Augusto Zanela, Daniel Corvino, Horacio Sánchez Fantino, Cecilia Ivanchevich, Andrea Allen, Emilio Fatuzzo, Carlos Benavidez, Ernesto Arellano, Gabriela Antenzon, Ernesto Ballesteros, Lux Lindner, Alexis Minkiewicz , Rodrigo Díaz Merlis, Mónica Tiezzi, Charlie Navarro, Cristina Schiavi, Marcela Astorga y María Inés Domínguez, entre otros.
Además del atelier de cada uno de los artistas, «Talleres Abiertos de Par en Park» ofrece un espacio común central en el que se reúne la música de una orquesta, con varios puestos de comida y bebida para disfrutar durante el paseo, y una terraza donde detenerse a contemplar el atardecer sobre Buenos Aires.
Asistentes trabajando en plena obra, tachos de pintura, martillos y tenazas, bastidores y lienzos se funden en la previa en una atmósfera de encuentro y cruce artístico, en donde el lema es volver a disfrutar de compartir el arte tras muchos meses de aislamiento. Los espectadores también tienen la posibilidad de comprar alguna obra y charlar con los artistas.
La propuesta abre sus puertas bajo la curaduría de Fernando Brizuela y está centrada en que los visitantes se sientan parte del mundo del arte. El recorrido incluye el ingreso a los talleres, perderse en pasillos breves que conducen a alguna obra impactante: hay colores y texturas a cada paso que se da. E incluso, (¿acaso la frutilla del postre?) está la posibilidad encontrarse con el enorme artista Luis Felipe Noé dejando un trazo en un bastidor.
«Cada región de América vivió la pandemia y pospandemia de una forma diferente, y desde Central Park queremos trascender las dificultades de las circunstancias para facilitar el desarrollo y la visibilidad de todos los artistas y talleres involucrados», explica Gustavo Fernández, propietario del complejo.
Desde artistas más tradicionales, como Marino Santa María y Juan José Cambre, hasta otros más contemporáneos o rupturistas como Cecilia Ivanchevich, Lux Lindner y Emilio Fatuzzo, el espacio ofrece variedad, colores y texturas que se coronan con una exposición de esculturas de Fernando Brizuela realizadas con material cannábico.
Al final de otro pasillo se encuentra el taller de Cecilia Ivanchevich, prolijamente ordenado. En un rincón sus pinceles y obras terminadas, los bastidores cubiertos por un plástico protector, listos para ser vendidos. Del otro lado y sobre enormes mesas, diferentes piezas de madera colores flúo en los que aún trabaja la artista, que se especializa en arte de geometría libre.
«La idea es mostrar la mano humana en acción, haciendo que sucedan cosas en el momento. Redibujar espacios y mostrar las batallas que los artistas libramos en el interior del taller, el proceso creativo que a veces es lúdico pero también complejo», explica Ivanchevich.
La cita es hoy, viernes 26 de noviembre, entre las 17 y las 21 en California 2000, con entrada libre y gratuita. El ingreso de los visitantes se concretará de acuerdo con el aforo recomendado por la pandemia.
Fuente: Cronista ~ El ganador de la tercera edición del Premio Azcuy fue Fabián Bercic con su proyecto La Montaña concreta. La obra homenajea al arte concreto y servirá también para ser escalada.
El artista Fabián Bercic fue el ganador de la tercera edición del Premio Azcuy por su proyectoLa Montaña concreta, un mural abstracto que homenajea al arte concreto argentino y que servirá también de muro de escalada. El premio fue entregado el pasado jueves durante un acto en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
El ganador del premio que impulsan la empresa de Real Estate Azcuy y el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires recibirá $1.200.000 pesos y además los costos de producción de la obra.
La obra de Bercic será emplazada en DONNA Reggia, uno de los edificios que la compañía desarrolla actualmente en el barrio de Caballito. Una vez instalada en el hueco central del edificio será también el muro de escalada más alto del país.
«Estamos muy contentos. La escalada estará en una pared de 40 metros. El edificio te da la posibilidad de desarrollar una obra de esas características, pensarla, materializarla y tenerla en exposición permanente de por vida para todos los dueños de las unidades. En el futuro hasta se pueden armar jornadas de escaladores», sostuvo Gerardo Azcuy, al frente de la empresa que lleva su apellido, en diálogo con Clase Ejecutiva.
La Montaña concreta es un mural abstracto que tomará la pared del hueco central del edificio y la transforma en un muro de escalada. A lo largo de ella, sobresalen una serie de formas geométricas que citan obras de arte concreto, un movimiento que nació en Argentina en la década del 40. Cada obra concreta evocada funciona como peldaño de una escalera que lleva hacia el cielo abierto.
La tercera edición del Premio Azcuy se presentó en junio y recibió 250 proyectos de obras de arte. En octubre se conocieron los seis finalistas a los que se les brindó $ 80.000 para que profundicen sus proyectos antes de presentarlos ante el jurado.
«Cada uno puede hacer la propuesta que quiera, es absolutamente libre. Después hacemos la visita a la obra, los artistas pueden venir, se ponen el caso, revisan la obra, entienden la espacialidad y ahí la suerte esta echada. Después todo lo que sucede esta fuera de nuestra dominio, cobra vida propia», explica Azcuy.
En palabras de Azcuy, el premio se trata de «ideas y eso es lo que tiene de lindo: tener una buena idea, poder hacer una combinación». «Una buena idea es una especie de guiño multifacético, en este caso, es el arte con el deporte y con la posibilidad de representación. Después está el uso de esa pared determinada, el juego de que esa es la caja de los ascensores. Vas a ir en el ascensor que es vidriado y viendo la obra a medida que vas subiendo», agregó.
El edificio estará concretado en junio de 2022 y se estima que la obra se inaugurará aproximadamente en agosto.
Con apenas tres ediciones el Premio Azcuy se instaló en el ecosistema argentino por la ambición de los proyectos que resultan ganadores. Bercic se suma así a la incipiente lista de premiados que ya cuenta con los nombrse de Diego Bianchi y Adriana Bustos.
«Te encontras con esta clase de cosas que sino no hay posibilidad de que sucedan. Esto es fantástico, te hace sentir que todo tiene sentido. Si no somos unos autómatas que hacemos edificios y los vendemos; esto le da un giro, un sentido mayor», afirmó Azcuy.
Los planes de Azcuy para el 2022
Según adelantó Gerardo Azcuy a Clase Ejecutiva las próximas acciones que encarará la empresa en materia de arte se harán bajo el paraguas de recientemente creada Fundación Azcuy. Por ahora funciona en un departamento, pero estiman que el próximo año tendrá su propia sede, un espacio de exhibición, en alguno de los edificios que la empresa posee en Caballito.
Además, con los más de 20 finalistas que tuvo el premio en sus tres ediciones trabajarán en conjunto con el Museo de Arte Moderno para proponerles que produzcan algunas obras que la Fundación Azcuy adquirirá para iniciar su colección de arte.
Por otra parte, en los últimos meses Azcuy inició un trabajo de relacionamiento con escuelas, centros culturales, comunas y clubes de Caballito, Boedo, Flores y Parque Chacabuco. El primer proyecto resultado de estos encuentros se llevará a cabo en las escuelas.
«Vamos a hacer unas pequeñas réplicas de Mutante, obra ganadora de Diego Bianchi, y llevarlas a algunos colegios para que tengan una obra de arte en los patios, que puedan tener la compostera que tiene la obra para que vean esa maravilla que es separar residuos orgánicos», detalló.
Además, trabajan en la edición de una revista sobre arte, arquitectura, urbanismo y lifestyle para el primer trimestre de 2022.
Fuente: La Nación ~ Tras las ventas por más de 2000 millones de dólares en las subastas de Nueva York, en las últimas dos semanas, expertos señalan algunos factores que impulsaron el fenómeno.
Ni los martilleros pueden creerlo. Más de 2000 millones de dólares cosecharon los remates neoyorquinos de las últimas dos semanas en Sotheby´s y Christie’s, las principales casas de subastas. Se vendió casi la totalidad de los lotes ofrecidos, se superaron en muchos casos las estimaciones más altas –tras pujas febriles entre ofertantes de distintos continentes, que duraron varios minutos- y se marcaron decenas de récords para artistas. Entre ellos Frida Kahlo, cuya pintura Diego y yo, comprada por Eduardo Costantini por 34,8 millones de dólares, logró también un hito sin precedente para el arte latinoamericano.
“Los martilleros están súper sorprendidos con el apetito del mercado. Es un momento de euforia, no hay suficiente oferta para cubrir la demanda. Rara vez pasa”, señaló a LA NACION Cristina Carlisle, directora de Christie’s en la Argentina y Uruguay. ¿Cuáles fueron las claves de ese éxito? A continuación, algunas posibles respuestas aportadas por ella y otros expertos.
Obras calidad museo. Divorce, Death, Debt, Deaccessioning: las 4D, por las iniciales de estas cuatro palabras en inglés -que significan divorcio, muerte, deudas y el desprendimiento de obras por parte de instituciones-, marcan las oportunidades que representan para el mercado las piezas valiosas que salen a la venta tras permanecer en colecciones durante décadas. Mientras que parte del acervo acumulado durante medio siglo por el desarrollador inmobiliario neoyorquino Harry Macklowe y su exesposa Linda se ofreció en Sotheby’s tres años después de su divorcio, Christie’s ofreció obras impresionistas adquiridas en ese mismo lapso por el empresario texano y filántropo Edwin Lochridge Cox, fallecido el año pasado a los 99 años. La suma de las ventas de ambas superó los 1000 millones de dólares. “El principal factor del éxito fue la calidad de la oferta. La de Macklowe fue la colección de arte contemporáneo más importante vendida en subastas”, aseguró a LA NACIONAnna di Stasi, videpresidente del departamento de Arte Latinoamericano de Sotheby’s.
Procedencia. Haber pertenecido a colecciones prestigiosas incide sobre el valor de obras de artistas como Mark Rothko, Alberto Giacometti y Vincent van Gogh, que superaron los 70 millones cada una en las mencionadas subastas. “La unión hace la fuerza. Una colección potencia todo, genera confianza”, dice a LA NACION Sebastián Boccazzi, director de Roldán. Y agrega que su vínculo con un referente del coleccionismo produce en el comprador un “efecto aspiracional”: el deseo de alcanzar algo que se considera valioso.
Publicidad. Un efecto similar parecen tener los compradores famosos –como Madonna, cuando compró una obra de Frida Kahlo a fines de la década de 1980-, las películas dedicadas a los artistas y las adquisiciones de museos. Así lo señaló el consultor Alberto Barral en una masterclass sobre mercado de arte latinoamericano organizada esta semana por la feria Pinta. Recordó por ejemplo la compra de A Lua, deTarsila do Amaral, por parte del MoMA en 2019. Si bien el cuadro récord de Frida irá a la colección personal de Eduardo Costantini, se trata del fundador de uno de los museos más importantes de la región, al que donó hace dos décadas más de doscientas obras –incluidas dos importantes de Frida y Tarsila- y al que también presta las que compró desde entonces. “El Malba fue el primero en cambiar la museografía en latinoamérica, en expandir los horizontes”, agregó Barral, corresponsal de ArtNexus.
Efecto pandemia. Ese mismo deseo se ve fomentado por la transmisión de los remates via streamingcon ofertas simultáneas desde distintos continentes, un formato lanzado el año pasado en plena cuarentena global. “Las ventas son cada vez más largas, llegan a durar varios minutos. Los chinos se toman su tiempo para decidir, y ver a muchos pujando en vivo genera más efervescencia”, observa Carlisle. “Las plataformas virtuales generaron que los valores subieran, porque hay más participación. Ya no hay necesidad de viajar y sentarse en la sala, podés vivirla como si estuvieras ahí. Es la nueva forma de comprar, llegó para quedarse”, coincide Boccazzi. Y agrega el factor de que, justamente ante las limitaciones para viajar y la tendencia del home office, “la gente presta más atención a mejorar y disfrutar la propia casa. Hay un valor simbólico, afectivo, estético, que tuvo que ver con el encierro”. También Di Stasi opina que “este momento postpandemia es ideal para el mercado de arte, porque hay mucho entusiasmo por volver a coleccionar”.
Nuevas tecnologías, audiencias y compradores. No se sabe qué fue primero, si el huevo o la gallina. El boom de los NFT llegó este año no solo de la mano de audiencias online conformadas por decenas de millones de personas; también de inversiones millonarias con pagos en criptomonedas, realizados por compradores jóvenes que a su vez recibieron muchos beneficios por haber invertido a tiempo en ese medio de pago. El comprador del collage digital deBeeplevendido en marzo por 69,3 millones de dólares, que se convirtió en la tercera obra más cara de un artista vivo, fue un misterioso inversor de criptomonedas que se hace llamar MetaKovan. “Hay gente que se hizo muy rica en menos de un año –señala Boccazzi-, y volcó ese dinero a inversiones como el arte. El mundo del arte genera relaciones que de otro modo no conseguís y para pertenecer a ese ‘club´, hay que armar una colección”.
Reserva de valor. Las criptomonedas, sin embargo, tienen su punto débil: la fluctuación de un valor que puede bajar tan rápido como sube. Las obras calidad museo, en cambio, son “activos que no van a perder valor ante ninguna crisis”, señala Boccazzi. “En el mercado argentino –agrega- la obra premium es más fácil de vender, es como un cheque al portador. Ante la fluctuación de las criptomonedas y los mercados turbulentos por la pandemia, implica un menor riesgo”. “¿Qué tipo de inversión puede dar un resultado así?”, se preguntó Barral en el mismo sentido, al recordar la valorización del legado de Frida Kahlo a través de los años.
Sin límites. La integración del arte latinoamericano dentro de las subastas de arte global también fue un factor que contribuyó al récord de Frida, según Barral y Di Stasi. Mientras que antes se remataban por separado, recuerda esta última, desde hace unos tres años Sotheby’s decidió “presentar el arte latinoamericano dentro de un contexto internacional; obras de calidad sin limitación geográfica. Eso impulsó precios más altos para el arte de la región”. Barral, que tuvo un puesto destacado como consultor para la región en Christie’s, coincide en que hay “una revalorización del mercado latinoamericano a un alto nivel, que seguirá seguramente a futuro”.
Fuente: Cronista ~ La muestra se realiza en The Link Towers, Puerto Madero, y contó con 20 de sus más exclusivas obras.
La artista plástica mendocina Florencia Aise inauguró este jueves Home Sweet Home, junto a Cott Gallery, a la que no dudó en calificar como «la exposición más importante» de su carrera. La obra se muestra en The Link Towers, Puerto Madero, y cuenta con 20 de sus más exclusivas obras.
«Es la exposición más importante de mi carrera porque, además de presentar obras de los últimos dos años, tiene un hilo conductor y hablan exclusivamente de mí, del papel de la madre como creadora y gestora de cada minuto de la vida familiar«, destacó Aise.
La muestra tiene tres áreas diferentes: en la primera sala está la obra «Trueque» que desnuda el sacrificio visceral de la mujer como cabeza de familia dando visibilidad a su matriz de pensamiento. En la segunda, la artista aborda su propia identidad e historia por medio de la cualidad del autorretrato dispuesto a dialogar con el espectador. Mientras que en la última sala son protagonistas la uva y el vino, como semblanza de la sangre, que transforman el dolor en fuerza vital y proceso sanador en una alquimia que sólo el arte puede lograr.
«La femineidad desde una perspectiva audaz se consolida en la sólida propuesta de Aise; una artista decidida a expresarse con libertad por medio de una imaginación creadora puesta en acto a través del descubrimiento de su luz, pero sobre todo de su propia sombra. Una obra en clave subjetiva colmada de símbolos visuales, emerge como un umbral que invita a ser atravesado como espacio de reflexión y camino de autoconocimiento«, plantea la Cott Galery.
Y sigue: «Sus pinturas presentan diversidad de lenguajes, una visión múltiple de la problemática social y un cuestionamiento sobre el valor de los roles heredados. Son también significativos símbolos y soportes que aluden a la iconografía cristiana».
Home Sweet Home estará abierta hasta el 30 de noviembre. En paralelo, hasta mediados de diciembre, ocho obras de la mendocina permanecen en exposición en Espacio Cruz Bajo de Madrid. Muchas de sus obras están en mano de grandes coleccionistas de todo el mundo.
Por su parte, el mes pasado la artista realizó un trabajo de alcance público, como el mural que pintó en la chacra El Refugio, del manager de modelos Pancho Dotto en Entre Ríos.
El encuentro con el Presidente
En el mes de junio de este año, la artista visitó Casa Rosada, invitada por el presidente Alberto Fernández. Recorrió las instalaciones de la Casa de Gobierno y del Museo del Bicentenario, donde el mandatario le mostró el mural de David Alfaro Siqueiros «El Ejército Plástico«.
Vale aclarar, que Fernández conoció a la artista mendocina, luego de recibir un cuadro pintado por ella que le regaló la gobernación de Rodolfo Suarez, en su visita a Mendoza en marzo pasado. El cuadro, 35 por 30 centímetros, muestra un racimo de uvas Malbec realizado en óleo y plata sobre lienzo, la credencial de identidad de esa tierra.
«Se habló mucho de eso y no todo fue a favor, pero yo no me meto en política y, además, trato siempre de ver el lado bueno de las cosas», dijo en su momento la artista, a Los Andes, sobre el encuentro con el presidente Alberto Fernández.
Fuente: Diario El Argentino ~ El escultor Alejandro Marmo instalará este jueves en Salerno, en el Sur italiano, la escultura «Diego iluminado», con la que homenajeará a Diego Maradona en el primer aniversario de su fallecimiento a través de una obra de luces y hierros que recuerda al ex futbolista, «un soñador mucho antes de ser un campeón», al tiempo que apuesta por evocar a «los pibes anónimos y la pasión de las periferias», como define el artista.
La obra, una silueta de dos metros de altura con el rostro y torso de Maradona que fue desarrollada con el patrocinio de la Embajada argentina en Italia, es parte de un horizonte de trabajo con el que se buscan reforzar los lazos y puentes culturales entre los dos países y para el que la llegada del «Diego iluminado» es solo el primer paso, porque Marmo prevé otros puentes trasatlánticos más allá de Maradona, como el proyecto de construir la iconografía de Raffaella Carra.
El escultor nacido en Buenos Aires en 1971 es el autor de la escultura de Evita sobre la Avenida 9 de Julio y el único argentino con obras emplazadas en los Museos Vaticanos. La obra que inaugura en Salerno es un homenaje al «Pibe de Oro» y se inscribe en «los últimos 100 metros de kilómetros y millas de trabajo silencioso» que el escultor viene haciendo «desde aquel chico que fue al aeropuerto de Fiumicino y dejó finalmente su sueño, una obra en el aeropuerto», como evoca en clave autobiográfica el propio Marmo a propósito de su obra «El Abrazo», emplazada en la Terminal 3 del Aeropuerto de la capital italiana.
A horas de la instalación de «Diego iluminado» que se hará este jueves a las 18 locales (13 de la Argentina), Alejandro Marmo plantea que «el abordaje de este proyecto» sobre la figura de Diego Armando Maradona «tiene que ver con una lectura sociológica de la época». Se refiere a que «el ‘Diego iluminado’ es la síntesis de una puerta o balcón a una realidad que tenga un paisaje esperanzador, al ‘pibe de oro’, ese pibe anónimo. No tiene que ver tanto con lo pictórico sino con despertar el entusiasmo al sueño».
La dimensión sociológica, más allá de lo deportivo, aparece tras las consultas de Télam sobre la devoción que genera la figura del autor del mejor gol de la historia de los mundiales de fútbol en países pobres como Bangladesh o en símbolos de rebeldía a nivel global.
«Diego será irrepetible. Lo que sucede es que esa estampita que dejó, que puede ser comparable salvando las distancias con esa estampita de Jesús que se rebelaba frente a los poderosos, tiene que ser un anclaje cultural para despertar el entusiasmo en los descartados», dice Marmo.
Entra así en escena una de las dialécticas centrales de la obra de Marmo, la de centro-periferia, evocada en ese ida y vuelta por sus obras, como las dedicadas a diversos personajes populares y emplazadas desde el corazón de la ciudad de Buenos Aires hasta barrios marginados como Villa La Cárcova.
Así, la obra que se emplazará mañana en Salerno muestra también «cómo es permanente esa usina de sueños que representa la periferia, para decirlo desde un abordaje antropológico», sostiene el artista para quien «las periferias son las que transforman a la sociedad. Desde ahí emerge el ‘Diego iluminado».
Es en esas coordenadas que Marmo desarrolla la escultura maradoniana: «Esta obra apunta a leer esos ‘Diegos iluminados’ anónimos, a esos héroes anónimos que nunca van a ser Maradona ni tendrán su iluminación, pero sí el entusiasmo y esa estética de la lucha. Por ahí va el ‘Diego iluminado’: en despertar la lucha de quienes transitan esas realidades».
Para el artista, en un juego sobre el título de la obra, «la verdadera iluminación de Maradona no tuvo que ver con el Diego consagrado, con el campeón del mundo, en el 86, o en Barcelona. Desde mi óptica tiene que ver con esa valoración que hacía de los padres; con el esfuerzo de los padres por llevarlo al potrero, de creer en que esa realidad era una circunstancia que había que enfrentar, que había que salir de la pobreza, que había que tener el código de la amistad».
«Me parece que la iluminación tiene que ver con esa época en el Diego y no en la que se estandariza como el campeón. El ‘campeón’ es mucho antes que el campeón deportivo». Por eso, explica, «no incorporo la palabra amateur. No creo que Diego haya sido amateur alguna vez. El soñador nunca es amateur: el soñador tiene un capital que es el poder espiritual y la verdadera transformación social arranca desde el poder espiritual, desde aquellos que tienen una determinación», refuerza el creador de obras como «Diálogo Interreligioso» y la del sacerdote Carlos Mugica emplazadas en la Avenida 9 de Julio.
Según Marmo «esa determinación generalmente viene en la penumbra, no arranca en el reconocimiento, en las luces. Lo que despierta la semilla de la iluminación es aquello que nos atormenta, que nos ensombrece, que nos oscurece, o que nos provoca a salir de esa realidad».
E insiste: «Por eso reitero que lo ‘iluminado’ en Diego para mi tiene que ver con algo anterior a la consagración». Esa parábola de la luz, según Marmo, trasciende a la figura de Maradona: «Nuestra iluminación probablemente tiene poco que ver con este presente que vivimos, y más con aquello que determinamos ser en algún momento, y eso está cargado de otras cosas».
La llegada del ´Diego iluminado´ a Salerno, con la que en definitiva busca mostrar «cómo algo puede surgir a través de los sueños desde las periferias y las penumbras que lo llevan a la realidad de descarte», no será el único paso de este puente bioceánico que Marmo aspira a relanzar, con el recorrido de más de 50 trabajos ya emplazados en espacios públicos italianos.
«Esta obra será itinerante, empezará en Salerno, con trabajos en un centro deportivo, y luego seguramente vaya a Nápoles». «Diego iluminado», en definitiva, sigue la misma estética que otros murales que componen el recorrido kilométrico del autor, ese universo que reelabora el descarte y que va camino a formar una cada vez más grande «red social de hierro», elemento central con el que trabaja.
Fuente: InfoNews ~ En plena pandemia dos galeristas abrieron MM Gallery en la capital de Alemania. Impulsan el criptoarte y el trabajo de artistas argentinxs.
MM Gallery es una galería de arte contemporáneo ubicada en la calle Rocamora 4550, corazón del porteño barrio de Villa Crespo y manejada por Romina Massarino y Luciana Massarino.
Se trata de «un espacio de exhibición y difusión del arte latinoamericano que tiene como objetivo acompañar el desarrollo de sus artistas, brindándoles el apoyo necesario en su recorrido», según explican las directoras, quienes tienen ya su historia en el arte porteño ya que MM Gallery es un desprendimiento de 488 gallery, una galería de arte fundada en 2010 que también promovió a artistas latinoamericanos en diferentes espacios y formatos.
Si en la pandemia abrieron la sede alemana, en la pospandemia ya preparan intensamente nuevas presentaciones: el miércoles 1 de diciembre próximo en MM Gallery, sede Villa Crespo, se inaugura El signo que habito, exposición de Pablo Sinaí, quien cuestiona la idea de progreso vinculada a la hiperconectividad.
Apenas un mes antes del confinamiento estricto, ambas galeristas dejaron a punto la galería en Villa Crespo. Y ya en plena pandemia Luciana se instaló en Berlín para seleccionar un espacio e impulsar desde allí el proyecto.
De grandes dimensiones, ambas sedes tienen una estética industrial y se encuentran fuera de espacios tradicionales para galerías: la de Buenos Aires ocupa uno de los pisos de un edificio donde funcionan talleres textiles; la de Berlín, un gran subsuelo.
MM Gallery impulsará un proyecto de criptoarte que funcionará en paralelo con la galería presencial. En ambas sedes exponen artistas argentinos que integran el staff, y, además, hay exhibiciones de artistas invitados.
El artista Pablo Sinaí pertenece al staff de la galería. A partir de mapas de líneas de subtes de grandes ciudades como Viena, París, Barcelona, Tokio y Nueva York, y a partir de la señalética urbana de diferentes sitios crea abstracciones geométricas que integran la serie Vestigios.
“Son rastros, huellas y mapas arqueológicos de posibles trayectos que nosotros mismos configuramos”, señala el artista. De estos mapas de las redes subterráneas –entramados complejos que marcan el pulso acelerado de megalópolis– Sinaí crea síntesis abstractas geométricas, silenciosas y atemporales.
La serie Múltiple, surgida a partir de la imagen de una mariposa descargada de Internet que Sinaí usa como patrón para crear diferentes diseños, alude a la infinidad de efectos que escapan al control y al entendimiento del ser humano.
Intervalo límbico, una inquietante presencia humanoide en la sala, es una obra que el artista hizo inspirado en la tensión entre la vida social y el mundo íntimo. ¿Cómo exponernos y, al mismo tiempo, resguardarnos de nuestros propios demonios? fue la pregunta que se hizo el artista y que desató esta obra.
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MM Gallery Buenos Aires: Rocamora 4550 piso 2 B, CABA
Fuente: Olé ~ Un sinfín de obras de mosaiquismo dedicadas a Maradona y un mural enorme con el que se lo recordará a un año de su muerte.
Están todos los Diegos. Con la camiseta de Argentinos, la de Boca, la de Newell’s, la de Napoli, la del Barsa, la del Sevilla y la de la Selección, obvio. Los hay con fondos de colores, un poco psicodélicos, con los rulos, con el pelo más corto y con el mechón. Con Diego más gordo o más flaco. Más joven y más viejo. También en distintos tamaños, pero siempre Maradona. Y todos hechos con mosaico…
“Son trabajos que cuentan con una mano de obra muy intensiva porque no te podés equivocar… Lo más difícil es el rostro, porque tiene que quedar igual” ¿Cuánto tarda en cada obra? “Depende mucho de tamaño y la cantidad de horas por día que le dedique, pero las más chicas puedo llegar a tardar una o dos semanas, mientras que las más grandes pueden llevar un mes o un poquito más…”, explica Marcelo Chiarello, el autor de las obras, en charla con Olé.
El mosaiquismo es un arte muy antiguo, pero él comenzó a practicarlo hace relativamente poco. “Inicialmente trabajaba con piedras y ya en aquel momento había hecho algunas cosas con motivos de Diego, pero la piedra no me permitía tener una gama de colores muy amplia ni trabajar en superficies más grande, por eso me volqué al mosaiquismo. Digamos que hace unos cinco años hago mosaiquismo maradoniano”, cuenta.
Entre la gran cantidad de trabajos que hizo de DAM, hay uno que tiene una historia particular. “Lo hice a Diego en sus primeros años en Primera, cuando jugaba en Argentinos, y buscaba hacer la famosa pelota Pintier, un clásico de esa época. Se me ocurrió pedirle a un marmolero amigo la pieza, para después trabajarla y hacerle los detalles. Le pedí dos, porque pensé que no me iba a salir fácil, pero en el primer golpe que le di se me formó sola, con los gajos y todo. ¡Fue la Mano de Dios!”, asegura con emoción y, claro, devoción por el Diez.
Su arte se puede encontrar en redes sociales (Instagram: artemaradoniano) o contactarlo para visitar Bendito 10, el pequeño museo que armó en el corazón de Mataderos, en el que pueden encontrarse todo tipo de cosas vinculadas a Diego. Pero, además, la AFA le compró dos representaciones de buen tamaño, una de Messi y otra de Maradona, que hoy se lucen en el Predio de Ezeiza.
Pero hay más, porque con motivo del primer aniversario del paso a la eternidad de Maradona, este jueves 25 se inaugurará el primero de dos murales de gran tamaño en La Paternal, los cuales fueron intervenidos por varios artistas. “Los van a ubicar en la entrada principal de Argentinos, fue un trabajo muy grande, una de las obras más grande que habrá de Diego, y estoy orgulloso de que me hayan convocado”, concluyó, lógicamente, sin que se le escape la tortuga…
Fuente: Ámbito ~ Obras de Adriana Bustos, Claudia del Río y Mónica Millán dan una perspectiva inigualable de un arte proveniente de las provincias.
El viernes pasado, en el Museo Moderno, se inauguró la exposición “Paisaje peregrino. Adriana Bustos, Claudia del Río y Mónica Millán”, curada por Carla Barbero con la asistencia de Ángeles Ascúa. El espectador disfruta en mayor o menor grado de una grata experiencia estética, de acuerdo a sus conocimientos o el deseo de adentrarse en el universo de un arte proveniente de las provincias. Al ingresar a la sala hay un inmenso dibujo al lápiz de la misionera Mónica Millán. El trazo es único, tiene la magia de una filigrana y al adentrarse en la obra, es posible descubrir el claroscuro de la línea, producto del dominio del pulso y de un virtuosismo excepcional. El tema es la selva, atravesada por una manada de ciervos. La rugosidad de los troncos se vuelve visible, mientras hay zonas donde se define la condición infinita de una espesura inconmensurable. Cerca de allí, como un frágil monumento que es una joya, se levanta “Jardín de la novia”. Desde las obras de la década del 90 hasta las de la actualidad, Millán siempre enfocó su mirada sofisticada en la naturaleza. Con el tiempo, la sensibilidad se agudiza y los afanes conceptuales también: sus últimos trabajos sobre telas de diversos colores y con sus preciosos bordados, se combinan y superponen como composiciones constructivistas.
En el medio de la sala, por su atractivo visual, se destaca el mapa “Imago Mundi V. Goldsilver” de Adriana Bustos, artista nacida en Bahía Blanca, radicada en Córdoba y reciente ganadora de la Residencia para Artistas FAARA en Punta del Este. La muestra explora sus investigaciones, la más notable es el descubrimiento de la ruta de las mulas que, en los tiempos del Virreinato, trasladaban el oro y la plata desde Potosí al puerto de Buenos Aires. El camino coincide exactamente con la ruta de quienes en el presente trasladan drogas. Las nuevas mulas, constituyen el 70% de la población carcelaria cordobesa. El formato de los mapas circulares imita las creaciones del siglo XV. Allí se vuelca la información, real y ficticia, y se ordena ópticamente el trabajo. Bustos señala: “Comenzó como un mapa mental para localizarme en el tiempo y en el espacio de mi propia producción”. Publicados en 1483, los mapas pueden haber orientado a Colon en sus viajes; figuran entre los primeros tratados de cosmogonía y proponen la tesis de una tierra redonda con dos polos. Bustos agrega que sus “Imago Mundi” son dispositivos visuales con información encriptada donde representa la geografía con sus mares y los ríos, entre otras imágenes construidas y encontradas. Hay un yaguareté junto a la versión de las “Tres gracias”, con una blanca entre dos indias, un sinfín de retratos de época, entre otros, de Cándido López, San Martín, Bartolomé Mitre y, sumadas a estos datos, las ideologías se desplazan a lo largo de la historia. De este modo, Bustos le pega una vuelta de tuerca muy personal al uso artístico de los mapas, se sirve de ellos para presentar una nueva lectura del mundo.
La rosarina Claudia del Río participa con obras muy diversas. Según aclara Carla Barbero, “dibujos, pinturas, textiles, esculturas y videos, realizados en los últimos treinta años y algunos especialmente para esta exposición”. La vida junto al río Paraná no pasa inadvertida en una serie de dibujos que ostentan el color del barro. Del Río describe el territorio donde vive. “La experiencia física del paisaje, el litoral como un espacio que cambia todo el tiempo gracias al agua, muchas veces con la aparición de formas que no tienen casi nombre. Claro que mi apellido es como una marca de agua, como la del papel”. Recuerda entonces al porteño Marcelo Pombo que curó en el Museo MACRO de Rosario la muestra “Nuevos artistas del litoral” que le resultó reveladora: “Un encuentro entre mi formación y mi deseo en ese presente”. Sobre los dibujos, observa: “El uso de un solo color hizo que el repertorio de formas pudiera ser amplio, pensando a la monotonía como una escuela. La primera vez que mostré estas pinturas, fue en la editorial Iván Rosado, con una instalación festiva, lamparitas y floreros”. Al tiempo se publicó el libro “Litoral y Coca Cola” que brinda el título a la serie. “En todo esto hay una referencia y compañía insoslayable. Tengo un papá químico que trabajó toda su vida en la industria cerámica, siendo chiquitas a mi hermana y a mí nos traía unos fabulosos panes de arcilla (extraída de acá nomás, las islas del Paraná); ella es arquitecta, yo artista”.
El Museo Moderno colmado de gente y de proyectos educativos, pone en evidencia que el público masivo ha descubierto y valora los tesoros del arte moderno y contemporáneo argentino. En las salas del Moderno se puede ver la extensa muestra de su colección permanente y varias temporarias. Los artistas contemporáneos que en estos últimos años ocupaban espacios no siempre accesibles al gran público, hoy cuentan con un Museo que aspira a legitimarlos y brindarles la más alta visibilidad.
Mañana a las 18 horas, en el marco del Ciclo de Arte Contemporáneo organizado por el Museo Moderno junto al Banco Supervielle, se podrá acceder a un encuentro virtual con Carla Barbero y Mónica Millán. (ID de reunión: 868 1093 5775/ Código de acceso: Arte
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