Fuente: Clarín – Entre San Pablo y Buenos Aires, el argentino pinta profusamente esos paisajes en capas que ahora exhibe en la galería Jorge Mara – La Ruche.
Juan Lecuona (1956) llegó hace cinco días de San Pablo, donde fijó su residencia hace varias décadas, pero no el domicilio de su taller, que montó en el edificio Central Park en Barracas. Vive entre Brasil y Argentina, va y viene. Cuando está en el país pinta y mucho. Las obras que exhibirá entre octubre y noviembre en la galería Jorge Mara – La Ruche fueron realizadas durante varios meses en el último año. Mientras ajusta detalles de la iluminación recibe a para conversar sobre estos últimos trabajos, que no pertenecen a una serie específica ni tienen nombre. La muestra se llama simplemente Obras recientes.
Para adentrase en las obras de Lecuona se requiere unos segundos frente a ellas. Hay que observarlas con un mínimo de atención para desasociarlas del estilo que quedó eternamente asociado a Mark Rothko. A Lecuona se lo ubica entre los artistas argentinos que retomaron la pintura en la década del ‘80, un segmento que ha sido poco revisitado por la historia del arte, que prefirió por ahora estudiar con más detalles las explosiones culturales de la primavera alfonsinista que se daban en el underground, mientras en la superficie se volvían a poner de moda las técnicas clásicas y el movimiento expresionista.Juan Lecuona en la galería Jorge Mara-La Ruche. Foto: Enrique García Medina.
En el conjunto de las obras recientes se esconden múltiples detalles que el artista desarma para Ñ. En primer lugar, el soporte. Lecuona utiliza la técnica del marouflage, que consiste en fijar una superficie ligera, en su caso papel, sobre una más sólida, como un lienzo. La absorción del material es distinta y esto impacta en el tratamiento de la luz en sus obras, elemento clave en la composición. “La técnica que yo uso consiste en darle muchas pasadas (de pintura), entonces le doy luz o le saco luz. Son pequeñas variaciones de colores, la luz la conseguís por capa o menos capa”, explica. “Yo tomo la idea del aguado, de la acuarela que la luz tiene que venir del papel”, añade. Mientras señala un punto específico de la obra, donde el color se revela ante el visitante como alterado, Lecuona revela qué sucedió durante la ejecución. “Si vos lo mirás bien está como raspado. Esto es para recuperar la luz, para no ponerle un paquetón de blanco”, detalla.
El conjunto de obras que se exhibe en Jorge Mara – La Ruche se inscriben en sus ya históricos trabajos sobre estructuras. En los ‘80, mientras tomaba clases de pintura, miraba por la venta los horizontes tanto porteños como paulistas, caracterizados por la continua línea de edificios, que hoy se rastrean en sus trabajos recientes. En los ‘90 la obra de Lecuona se había caracterizado por el uso de moldes para confeccionar textiles, inspirados en observar a las mujeres de su familia, quienes producto de su época sabían confeccionar su propia ropa.Juan Lecuona.
En el texto que acompaña la exhibición Pablo Gianera aporta una nueva lectura sobre las estructuras que ocupan un espacio menor dentro de una gran composición. “La rigurosidad geométrica de las pinturas de Juan Lecuona depara una firmeza aparente: estas formas –bloques de presuntas edificaciones urbanas– son como las formas del sueño al despertar: se está seguro de sus contornos, pero la propia intensidad de lo soñado vuelve neblinoso el recorte nítido de la figura”, sostiene.
Gianera refuerza la idea de que a las obras de Lecuona se les debe dedicar algunos segundos para detenerse en los detalles, en los aparentes errores que el mismo artista incluye, como un corrido de pintura que no fue producto de un roce fortuito, sino de que él mismo tomó un trapo y lo realizó. También se descubren las distintas tonalidades de un mismo color, los contornos de las figuras rectangulares que de cerca pierden su nitidez, la materia que en algunas obras sobresale de la superficie.
¿Trabajas por series o trabajas por momentos?, le pregunta Ñ. “Yo empiezo tres rojos y se tienen que secar. Entonces hago tres azules, tres amarillos, y se van. Vuelvo con el rojo. Si se me da con el rojo hago tres rojos más, entonces después tengo más rojos que otros”, describe.
Hay un elemento constante en Lecuona y es el tamaño de sus obras. Si bien en pandemia trabajó estructuras en grafito en formato pequeño porque tomó lo que tenía a mano, prefiere los cuadros de tamaño mediano a grande. En la galería cuelgan obras con un metro y treinta centímetros de alto como máximo y uno de ancho. Pueden funcionar como dípticos o trípticos, todo depende del montaje o de quien quiera adquirir la obra.
Obra reciente, de Juan Lecuona se puede visitar de lun a vie de 15 a 19, hasta el 29 de noviembre en la Galería Jorge Mara – La Ruche, Paraná 1133