Inauguran un museo en el Mercado Central, con eje en la tierra y alimentos

Fuente: Télam ~ Se trata la Chacra Los Tapiales y el propósito de la iniciativa es recuperar la historia, la educación sobre la tierra, la memoria y alentar una alimentación y producción agroecológica.

 El Mercado Central de Buenos Aires inauguró un museo con el propósito de recuperar la historia, la educación sobre la tierra, la memoria y alentar una alimentación y producción agroecológica, con un vivero emplazado en la Chacra Los Tapiales, una antigua casona ubicada en su predio y declarada monumento histórico nacional, donde se convoca a la comunidad y escuelas para su visita.

«Esto es un capital cultural tremendo y decidimos ponerlo en valor, que esté abierto a toda la comunidad, escuelas, vecinos, vecinas y a trabajadores del Mercado», anunció esta mañana en la inauguración de la chacra, el titular del Mercado, Nahuel Levaggi, frente a cerca de cien personas que presenciaron el evento en el patio interno de la casona colonial ubicada en la localidad bonaerense de Tapiales.

Junto a un ombú y un aljibe preservado en mármol, Levaggi transmitió el trabajo mancomunado para restaurar y recuperar la historia de la casona, con la ayuda de uno de sus habitantes, Ricardo Saguier, uno de propietarios y habitante contemporáneo del lugar, quien revivió la importancia histórica que reviste el lugar y otras organizaciones, además del equipo propio del Mercado Central.

Nahuel Levaggi y Rosales Foto Victoria Gesualdi
Nahuel Levaggi y Rosales. //Foto: Victoria Gesualdi

«Empezamos a pensar qué historia queremos contar, porque siempre es una elección, qué parte contamos y quién la cuenta y esta es una historia positiva y de armonía, de poner este lugar en función social y común, con un relato del derecho a la tierra, a una alimentación soberana y segura», apuntó Levaggi, también integrante de la cooperativa Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).

En esa línea, el titular del Mercado resaltó que decidieron vincular «la historia de Francisco Hermógenes Ramos Mejía (uno de los antiguos propietarios, vinculado a la Primera Junta de Gobierno del 25 de Mayo de 1810) con los pueblos originarios y todo el trabajo que estamos haciendo con la recuperación de alimentos para comedores sociales, compostaje y agroecología».

Dirigió sus agradecimientos a los trabajadores del Mercado Central, al equipo de museólogos e historiadores del museo Casa Rojas, a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugar y Bienes históricos, entre otros.

La presentadora de la inauguración, también integrante del equipo de restauración del lugar, aseguró que la Chacra estuvo «durante bastante tiempo abandonada y deshabitada y hoy se cumple nuestro objetivo de abrirla a la comunidad, un monumento histórico del municipio de La Matanza».

La casona fue propiedad de la familia Ramos Mejía y Martín José de Altoaguirre, recibió figuras históricas como Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Juan José Castelli y el general Lavalle, mientras su origen se rastrea hasta el año 1615.

En 1942 la casona fue declarada monumento histórico nacional.

Nahuel Levaggi titular del Mercado en la inauguracin de la chacraFoto Victoria Gesualdi
Nahuel Levaggi, titular del Mercado, en la inauguración de la chacra.//Foto: Victoria Gesualdi

«Uno de sus dueños, Martín José de Altoaguirre, probablemente uno de los primeros agrónomos de nuestro país, quien sembró arboles y hortalizas en todo el predio de Tapiales, hace que la Chacra esté vinculada al oficio de la producción, la cosecha y la comercialización de lo que produce nuestra tierra», explicó la presentadora.

Altoaguirre, nacido en 1736, formado en Ciencias Exactas y la naturaleza, adquirió la casona en una subasta en el año 1775 por 3.229 pesos de plata.

Jubilado y prácticamente ciego, vendió la propiedad a 32 mil pesos en el año 1807, a Francisco Ramos Mejía, quien fuera un patricio y uno de los primeros regidores del primer Cabildo en 1810, defensor de los derechos y la libertad religiosa de los pueblos originarios.

Su posición política, según relatan los carteles de la sala, lo llevó a tener grandes discrepancias con Juan Manuel de Rosas, cuyo ejército lo secuestró y asesinó en 1828.

Las salas que propone la casona

La primera sala del museo, dedicada a la tierra, muestra carteles que indican «la tierra que trabajamos es alimento, la que habitamos es casa, la tierra es un derecho».

antigua casona fue declarada monumento histrico nacional en 192 Foto Victoria Gesualdi
antigua casona fue declarada monumento histórico nacional en 192. //Foto: Victoria Gesualdi

Un aparador y una mesa ofrece libros para las infancias sobre el escritor Osvaldo Bayer y Atahualpa Yupanqui, de la editorial Sudestada, rodeado de frascos con semillas y frutos.

Otra sala, dedicada a la memoria, expone fotos de jóvenes desaparecidos durante la última dictadura militar y se recuerda que dentro de las 540 hectáreas que componen al Mercado, se erige el monumento a la Memoria, Verdad y Justicia, donde funcionó el ex Centro Clandestino de Detención y Tortura (CCDy T) «El Vesubio».

Además, una exposición de fotos del Archivo General de la Nación, de caciques e indios de La Pampa y familias que poblaron esas tierras, acompañan las biografías de Altoaguirre y Ramos Mejía.

La sala referida a la alimentación, con carteles que bregan por «la historia de la humanidad, es la historia de la alimentación», «el alimento no es una mercancía, es un derecho» y «¿por qué hay hambre en un país que produce para 400 millones de personas».

La primera sala del museo dedicada a la tierra Foto Victoria Gesualdi
La primera sala del museo, dedicada a la tierra. //Foto: Victoria Gesualdi

Allí también, se cuenta sobre la historia del Mercado Central y el programa de reducción de pérdidas y desperdicios que llevan a cabo y la valoración de residuos.

Finalmente, otra de las salas se asienta en el concepto de soberanía alimentaria, donde letreros detallan su filosofía y planteo central: «Que el pueblo decida qué producir, cómo producirlo y para quiénes producirlo; así miles de productores, cooperativas y pymes avanzan día a día en la agroecología como modelo alternativo y sustentable para lograr alimentos sanos a precios accesibles».

En esa área, se habla sobre la obesidad y las formas de alimentarse, con una mesa central que consta de un círculo con diferentes colores.

Se exhiben fotos del Archivo General de la Nacin de caciques e indios de La Pampa Foto Victoria Gesualdi
Se exhiben fotos del Archivo General de la Nación, de caciques e indios de La Pampa.// Foto: Victoria Gesualdi

Allí, las y los visitantes pueden interactuar con tarjetas de diferentes alimentos y dar cuenta de frutas y verduras con las que se alimentan, legumbres, cereales e hidratos de carbono, lácteos, carnes y huevos, aceites y frutos secos, agua y, por último y opcional, los dulces y grasas.

Además de otras salas itinerantes, en medio de un enorme campo que rodea la Chacra con durazneros recién plantados, se asienta un vivero de producción de forestales y multiplicación de aromáticas, donde se demuestra y enseña que se puede utilizar un sistema productivo agroecológico para cultivar los alimentos.

Autoridades del Mercado informaron que el museo se abrirá coordinando visitas en grupos durante los días de semana y, a futuro, prevén su apertura un sábado por mes abierto a la comunidad.

Para visitar el Museo Chacra Los Tapiales es necesario coordinar fechas y horarios a través del correo electrónico oficial: museo@mercadocentral.gob.ar

El museo se abrir coordinando visitas en grupos durante los das de semana Foto Victoria Gesualdi
El museo se abrirá coordinando visitas en grupos durante los días de semana. // Foto: Victoria Gesualdi

»Luva» Luvatti y su clave para vivir del arte (cuánto vale y cuánto cuesta un “buen” mural)

Fuente: InfoNegocios ~ Una de las artistas más reconocidas de Córdoba se profundiza en la precarización del rubro, el plus de las redes sociales y las trabas a la hora de dedicarse full-time a esta profesión. »Es un trabajo difícil porque mucha gente no lo ve como tal, sino como »amor al arte», explica.

Pasaron cuatro años de una cirugía millonaria que le salvó la vida y »Luva» está más fuerte que nunca. Daniela Luvatti, recuperada de un tumor pontocerebeloso, hoy es una de las artistas plásticas urbanas más reconocidas de la provincia de Córdoba y, en una charla con InfoNegocios, explicó cuáles son las claves, los plus y las trabas a la hora de vivir del arte. 

IN: ¿Cómo decidiste lanzarte en el mundo del arte? Imagino trabas y opiniones ajenas de toda índole…

LL: »Vengo de una familia de artistas: tengo abuelo pintor y arquitecto, mi papá técnico constructor y cerca de la música, mi hermana que es fotógrafa, mi mamá que escribe… Estoy en un núcleo familiar muy artístico y eso hizo que desde chica me sea accesible el rubro del arte y que pueda hacerlo extracurricularmente en la escuela. Desde niña hice talleres de manera autodidacta, pero fue mientras estudiaba psicología que me surgió el interés por el arte plástico. Hice algunas materias de la carrera de Artes Visuales de la escuela provincial pero la mayor parte del acercamiento que tuve fue como autodidacta».

»Mucha gente por supuesto que me dijo que era muy difícil dedicarse a esto; mis padres siempre me apoyaron, pero conocidos y amigos que estudiaban carreras con un rédito económico distinto al mío me decían: »Che, fijate si estás segura» o cuando les decía que me dedicaba a pintar me respondían: »Bueno, ¿pero a qué más te dedicás?». A mí nunca me preocupó el rédito, no me lo imaginaba como un recurso para ganarme la vida sino el de explorar y crear. El foco estaba puesto en la inquietud interna. En el principio no lo vi como un negocio, y siento que no lo es, pero con los años y la experiencia pude dedicarme y lanzarme, con miedos e inseguridades, a dedicarme full-time a esto».

IN: ¿Sentís que sos referente de un rubro muy específico y últimamente más demandado en el ámbito privado? 

LL: »No sé si soy un referente, pero sé que mi trabajo es reconocido en la ciudad y estoy agradecida por el apoyo que se me brinda. Creo que el arte mural está en un momento de auge, que hay muchísimo más interés por las disciplinas artísticas en general. Creo que la pandemia hizo que entendiéramos el valor que tiene la profesión del artista y que nuestro trabajo se empiece a visualizar un poco más».

IN: ¿Cómo viviste el episodio viral en torno a tu cirugía? ¿Qué cambios notaste a nivel profesional?

LL: »Yo ya trabajaba y vivía del arte cuando sucedió lo del tumor. Mi cirugía fue millonaria y yo no podía pagarla por obvias razones. Hice una publicación pidiendo un poco de ayuda a mis amigos, se hizo viral y muchísima gente colaboró. Lo cuento y no puedo creer que me pasó a mí porque gente que no me conoció aportó lo suyo. La red se tejió a través de artistas que se pusieron la 10, que tocaron en eventos a beneficio, que pusieron entradas a la venta que iban directamente para la cirugía, etc.».

»Mi historia no tenía nada de diferente con otras historias, pero sí tenía como agregado que era una artista con contactos con otros artistas. Fue muy impresionante. Gracias al apoyo de toda esa gente pude pagar esa cirugía en Buenos Aires, tuve dos años muy intensos de rehabilitación y ahora no puedo trabajar tanto en altura porque soy hipoacúsica. Pero actualmente trabajo con Hernán, que es mi asistente, y es una persona muy responsable, prolijo, fantástico. Me encanta laburar con él. También me estoy dando un poco más de libertades como elegir un trabajo que no quiero hacer porque no estoy cómoda o las condiciones de seguridad no están cómodas porque ya no soy la misma».

IN: ¿Las redes sociales son una herramienta fundamental para impulsar el sector cultural?

LL: »Las redes sociales son una herramienta maravillosa para mostrar lo que hacemos. Todo el mundo puede subir gratis el laburo que hace y la gente puede encontrarlo mucho más fácil. Los portfolios digitales brindan un mayor alcance y es una virtud, pero también demandan mucho trabajo. Quizás la gente ve la foto en Instagram y no sabe que esa foto, trabajo o animación tiene muchísimas horas de esfuerzo y que tener un portfolio o activas las redes sociales demora mucho tiempo, ya que es sólo un medio de comunicación y no pasa por ahí el rédito económico netamente».

IN: ¿En qué situación económica se encuentra el trabajo del artista en la actualidad?

LL: »El trabajo del artista urbano está bastante precarizado. No hay un gremio ni una asociación. Ahora hay un grupo de independientes que se está juntando por provincias, conversando un poco sobre esta falta de regularización. Y la comunidad artística del arte urbano se agrupó de alguna manera para armar un tarifario al cual nos tratamos de adaptar, que se puede ver en la cuenta de Instagram tarifariomuralarg. Está bastante interesante porque se va renovando con el correr del tiempo y el ajuste de la moneda. Es un trabajo difícil porque mucha gente no lo ve como trabajo, sino como »amor al arte». Organizarse y hablar con otros artistas es muy importante para saber cómo se cobran los trabajos, cuál es la demanda y hacerse valer».

»Nosotros no vendemos un producto, vendemos una obra de arte de muchísima preparación. Hay un montón de quién soy, del camino que hice como ser humano y es muy loco darle un valor económico a eso. Más allá de que es un trabajo, creo que lo más difícil para el artista que recién arranca es cómo cobrarlo porque estoy poniendo un montón de mí en esto».

IN: ¿En qué sectores de Carlos Paz se ven hoy tus principales obras?

LL: »Muchos clientes del sector privado piden mis trabajos para decorar sus locales como Cande Pastelería, Todo Pan, Roxana Frigerio, LIV, porque les gusta mi trabajo, lo que hago. Me da mucho placer diseñar o pensar el arte en el urbanismo, el interiorismo y la arquitectura».

Escenas contemporáneas en el Centro Cultural Kirchner

Fuente: Argentina ~ Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001. Se podrá visitar desde el 4 de agosto con entrada libre y gratuita.

El Museo Nacional de Bellas Artes presenta en el Centro Cultural Kirchner la muestra “Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001”, que podrá visitarse desde el 4 de agosto con entrada libre y gratuita.

La exposición organizada por ambas instituciones permitirá apreciar en las salas de la Gran Lámpara, en el 6° y 7° piso del Centro Cultural Kirchner, más de 150 obras de artistas argentinos pertenecientes al acervo del Bellas Artes, creadas entre la década de 1960 y el año 2001. La muestra, con curaduría de Mariana Marchesi, directora artística del Museo, se articula en cinco recorridos temáticos, cada uno de los cuales funciona como una pequeña exhibición en sí misma.


Noemí Escandell.

El director del Bellas Artes, Andrés Duprat, expresó: “Estamos felices de concretar esta exposición porque, además de presentar una selección de importantes piezas de arte argentino de la colección de nuestro Museo, articula, en una acción conjunta, a dos instituciones culturales relevantes: el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Cultural Kirchner. El primero, un museo centenario que atesora una de las memorias visuales más significativas, y el segundo, el más nuevo y moderno centro cultural de la Argentina”.

El conjunto presentado incluye pinturas, grabados, esculturas, fotografías e instalaciones de un centenar de artistas argentinos emblemáticos, como Carlos Alonso, Antonio Berni, Juan Carlos Distéfano, Sara Facio, León Ferrari, Nicolás García Uriburu, Carlos Gorriarena, Gyula Kosice, Julio Le Parc, Liliana Maresca, Marta Minujín, Luis Felipe Noé, Liliana Porter, Narcisa Hirsch, Diana Dowek y Antonio Seguí, entre otros.

“A través de recorridos independientes, se plantean preguntas vinculadas con la historia, la identidad, la práctica artística y sus contextos de producción durante las últimas décadas del siglo XX en el ámbito local”, explica Marchesi.


Graciela Sacco.

“Se trata de dirigir la mirada hacia temas que atravesaron la sociedad y la cultura argentinas entre los años 60 y 90” ‒agregó la curadora‒. Cada eje explora las obras surgidas en tiempos de alternancia de gobiernos democráticos y militares; los planteos que desafían el canon, desde las rupturas radicales de las vanguardias de los años 60 hasta la redefinición del lugar de la pintura en la década del 80; los dilemas de una estética latinoamericana, y la intervención del cuerpo como soporte de la acción artística o como práctica política”.

“Escenas contemporáneas” podrá visitarse hasta el 11 de diciembre, con entrada libre y gratuita, en las salas del 6° y 7° piso del Centro Cultural Kirchner (Sarmiento 151, Ciudad de Buenos Aires), de miércoles a domingo, de 14 a 20.

La exhibición

Recorrido 1: Desafiar las reglas del arte

Hacia mediados del siglo XX el desarrollo de la tecnología, el auge de los medios masivos y la inmediatez de la comunicación impactaron en la vida cotidiana. Estos procesos moldearon una nueva sociedad, marcada por el vértigo y la velocidad con que circulaban las imágenes. La percepción del tiempo y del espacio cambió de un modo inédito. Una nueva manera de mirar el mundo dio lugar a una nueva sensibilidad. El concepto de belleza ya no era un elemento determinante para definir el arte. Surgieron por entonces movimientos de vanguardia que buscaron trascender los límites de la pintura y la escultura, para integrar el arte y la vida, la alta y la baja cultura, el espacio real y el de la representación. Las propuestas estéticas dejaron de estar centradas en la producción de objetos artísticos únicos, entregados a la contemplación pasiva del espectador, para transformarse en experiencias multiplicables que fusionaron distintas disciplinas artísticas. En muchos casos propusieron dar la espalda a las instituciones tradicionales, como museos y galerías, para salir a la calle y accionar de manera directa sobre la realidad.


Carlos Alonso.

Recorrido 2: Imágenes, historia, memoria

¿Es posible leer la historia en las imágenes? El recorrido por esta sala propone hacer ese ejercicio, para pensar el modo en que los artistas han respondido con su producción a las condiciones propias de sus contextos contemporáneos, así como para reflexionar sobre el lugar de la sociedad en la construcción de la historia y la memoria. Esta cronología visual se enmarca entre dos momentos de insurrección urbana que permanecen en el imaginario como fechas en que la acción colectiva definió cambios para la sociedad: el Cordobazo, en 1969, y la crisis de 2001. Durante esos treinta años de alternancia de gobiernos democráticos y dictatoriales o de rearmado del tejido social en democracia, las imágenes lidiaron con las ideas de violencia, libertad, destrucción y reconstrucción. Se alzaron con fuerza antidictatorial, como clamor de libertad, como vehículos para el reclamo de derechos y reivindicaciones. El poder de las imágenes reside en su capacidad de constituirse en elementos dinámicos que actúan como instancias donde se activan procesos sociales, donde se inscriben nuestras historias o desde donde construimos la memoria colectiva.

Recorrido 3: El devenir de la pintura

Aun cuando a fines de la década del 60, como consecuencia de la aparición de los movimientos de vanguardia, se anunció “la muerte de la pintura”, esta práctica nunca perdió vigencia. En los años 80, mientras en la Argentina se recuperaba la democracia, muchos artistas comenzaron a entender la práctica de la pintura como un espacio donde se dejaba entrever el cruce de disciplinas y la influencia de ambientes contraculturales, que fueron verdaderos ámbitos de libertad social y creativa. Ya sea desde una perspectiva tradicional o desde la hibridación que propusieron los cruces con otras disciplinas, a lo largo de tres décadas la pintura redefinió su lugar en el campo artístico y fue permeable a los problemas que atravesaron el arte en aquella etapa. En muchas de las obras del período, los artistas reflexionaron sobre la naturaleza y la materialidad de la pintura. Al fusionarla con otras prácticas (la música, el teatro, la poesía, la fotografía) la hicieron híbrida, transdisciplinar, y en ocasiones la transformaron en un acto colectivo. Y al generar nuevos espacios de producción y circulación, que lograron convivir con aquellos más tradicionales como los museos y las galerías, ampliaron sus posibilidades de inserción social y cultural y, por ende, sus públicos.


Marta Minujín.

Recorrido 4: Abstracción. Identidad americana

A partir de los años 70, la tradición de los antiguos pueblos de América resurge como un elemento clave para volver a pensar la estética regional. Tomando como punto de partida el Universalismo Constructivo proclamado por el pintor uruguayo Joaquín Torres García en la década del 30, una serie de artistas y críticos culturales recuperaron la idea de que el sentido de la abstracción ya estaba presente en los diseños de los tejidos, la cerámica y la arquitectura amerindia. De esta forma, buscaron afianzar la noción de que el arte abstracto, constructivo, hunde sus raíces en nuestras culturas ancestrales antes que en los movimientos de vanguardia occidentales. La colección del Museo Nacional de Bellas Artes posee algunos de los más destacados ejemplos de esta vertiente que afirma otros modos de entender el arte, su historia y nuestra cultura.

Recorrido 5: Repensar los cuerpos

De las experiencias vanguardistas en los años 60 a las prácticas colaborativas y contraculturales de las décadas del 80 y del 90, este eje propone pensar la diversidad y las minorías sexuales como ámbitos de disidencia. Nuevas miradas sobre el cuerpo desafiaron tanto los modelos sociales establecidos como la tradición artística. En ese ejercicio de la diferencia, también se cuestionaron y se desarmaron los cánones estéticos. A lo largo de las últimas décadas del siglo XX, muchas imágenes y acciones sirvieron como soporte y disparador de posturas críticas e ideológicas. Así, excedieron el mero gesto irreverente para transformarse en imágenes transgresoras, desobedientes, que abordan el cuerpo no solo como un medio para la acción estética, sino también como un problema político.


Marcia Schvartz.

Listado de artistas presentes en la muestra

​​​​Marcos Adandía, Diana Aisenberg, Carlos Alonso, Libero Badii, Elba Bairon, Carlota Beltrame, Luis Fernando Benedit, Perla Benveniste, Antonio Berni, Marcelo Bonevardi, Martha Boto, Marcelo Brodsky, Mildred Burton, Juan José Cambre, Delia Cancela, Graciela Carnevale, Ricardo Carpani, José Casals, Feliciano Centurión, Elda Cerrato, Eduardo Comesaña, Eduardo Costa, Alicia D’Amico, Mirtha Dermisache, Juan Carlos Distéfano, Hernán Dompé, Diana Dowek, Ana Eckell, Noemí Escandell, Fabulous Nobodies, Sara Facio, León Ferrari, Luis Frangella, Jorge Gamarra, Nicolás García Uriburu, Edgardo Giménez, Héctor Giuffré, Fina Gómez, Norberto Gómez, Carlos Gorriarena, Víctor Grippo, Eduardo Grossman, Jorge Gumier Maier, María Juana Heras Velasco, Alberto Heredia, Narcisa Hirsch, Roberto Jacoby, Gyula Kosice, Guillermo Kuitca, Alejandro Kuropatwa, David Lamelas, Benito Eugenio Laren, Julio Le Parc, Adriana Lestido, Eduardo Longoni, Marcos López, Paula Luttringer, Liliana Maresca, Pablo Mesejean, Marta Minujín, Marcela Mouján, Luis Felipe Noé, Marie Orensanz, Margarita Paksa, Julio Pantoja, Aldo Paparella, Ariadna Pastorini, César Paternosto, Luis Pazos, Pérez Celis, Duilio Pierri, Cristina Piffer, Jorge Pirozzi, Marcelo Pombo, Liliana Porter, Alfredo Prior, Alejandro Puente, Norberto Puzzolo, Dalila Puzzovio, Manuela Rasjido, Emilio Renart, Eduardo Rodríguez, Alfredo Rodríguez Arias, Juan Carlos Romero, Graciela Sacco, Rubén Santantonin, Hugo Sbernini, Cristina Schiavi, Marcia Schvartz, Madalena Schwartz, Antonio Seguí, María Simón, Raúl Stolkiner (RES), Pablo Suárez, Taller Popular de Serigrafía, Joaquín Torres García, Juan Travnik, Miguel Ángel Vidal, Edgardo Antonio Vigo, Román Vitali, Julie Weisz, Luis Alberto Wells, Horacio Zabala, Helen Zout.

Alibe, la grafitera de Bariloche que llevó su arte a México

Fuente: Rio Negro ~ Alina González Franco consolida su estilo en la gran urbe latinoamericana. Hace una década tuvo sus orígenes con el aerosol y hoy su sello distintivo es el rostro de mujeres.

Cuando Alina se para frente a una pared, con el aerosol en la mano, se transforma en Alibe y empieza a desplegar su arte con trazos finos, contornos, colores intensos, brillos y sus característicos rostros de mujeres de labios carnosos.

Alibe es Alina Belén González Franco, que con sus 32 años y una década en el arte del grafiti, migró de Bariloche a México donde -en tierra de grandes artistas como Frida Kahlo y los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros- está “cumpliendo sueños”, lanza con un suspiro al otro lado del teléfono desde Ciudad de México, una de las urbes más grandes del mundo.

El sello de Alibe en las calles de Bariloche está por todos lados, en la costanera, en paredones privados, en espacios públicos, en restaurantes y bares. Sus orígenes se remontan una década atrás cuando de manera definitiva agarró los aerosoles para no soltarlos más.

Alina comenzó a crear grafitis hace una década e inundó las paredes de Bariloche de arte. Gentileza

Pero ya detectaba cualidades mucho antes. “Desde chica me gustaba dibujar, en la escuela las únicas materias que no me llevaba era Plástica y Educación Física, sabía que tenía algo con el arte y me salía bien, pero lo discontinué al terminar la escuela”, recordó Alina que por unos años se dedicó al snowboard.

Alina se chocó con el movimiento grafitero al incursionar por Buenos Aires en busca de qué hacer con su vida, tras un regreso acelerado de Andorra por una lesión. “Me inspiró bastante, conocí mucha gente, grafiteros y dije es muy zarpado. Un amigo me invitó a un evento internacional de grafitis y lo vi muy de cerca”, recordó de aquel 2012 que la marcó en este cambio de vida.

De inmediato Alina se familiarizó con la terminología grafitera: salía a “taggear” (pintar el nombre o firma en muros), realizó sus “primeras bombas” (llenar cales y espacios públicos con sus trazos), se sumó a “crew” (grupos de grafiteros que salen a pintar). De regreso a Bariloche continuó y fusionó su estilo con la cultura del rap y hasta tiene su propia crew llamada TagSkuad.

“Poco a poco me fui animando a salir a la calle a pintar, a casas abandonadas, la costanera y así fue como nunca dejé”, señaló y recordó a los amigos grafiteros de sus inicios en Bariloche como Wan (un exponente de la cultura callejera con plasma la figura del mono como marca distintiva) y Zenos.

Uno de los grafitis de Alibe en Bariloche, en pleno centro y con el empuje femenino. Foto: Chino Leiva

Para Alina “el aerosol es una herramienta difícil de conquistar”. Las técnicas, la presión, la distancia son todos datos a tener en cuenta a la hora de lanzar la pintura y hasta hoy sigue el aprendizaje.

En un comienzo firmaba con un seudónimo y luego readaptó sus nombres con la marca que la distingue hoy. “Al principio hacía letras hasta empezar a encontrar mi estilo. Tuve un tiempo que hacía todo tipo de personajes, muchos me conocen por el dibujo de mi perra bulldog, tenía facilidad para hacer lo que quiera y empecé a dibujar morras como dicen acá, mujeres, y me sentí cómoda, representada”, contó con el entusiasmo de resaltar la figura femenina en un ambiente donde predominan los varones, “aunque cada vez hay más mujeres”, aclara.

Todo lo que hice lo aprendí en Bariloche, en la calle, de agarrar la pared, y de ahí al mundo”.

Alibe
Una mujer con aerosol en mano y la firma de la crew TagSkuad, que integra Alibe en Bariloche. Foto: Chino Leiva

Casualmente el género femenino la llevó a México en abril de este año. El contacto de unas grafiteras de ese país, que logró el año pasado en el evento Meeting of Styles de Perú, motivó su invitación al evento internacional Juntas hacemos más que se realizó en Ciudad de México y que reunió a unas 90 mujeres grafiteras del mundo.

“Mi plan era quedarme tres semanas, saqué pasaje de vuelta, recorrí un poco, pinté también en la costa del caribe y me pasaron ‘muchas cosas chingonas’, lo pensé, me animé y me quedé”, relató desde la residencia de artistas donde vive actualmente, a más de 7.000 kilómetros de distancia, y donde plasmó también su arte, al igual que en el Museo del Juguete y un centro cultural.

Alina González Franco o Alibe, se radicó en México para explotar su arte callejero. Gentileza

Los contactos generados en esta corta estancia en México y la ayuda de Meme, otra grafitera argentina radicada hace 7 años en ese país, la llevaron a ser hoy la expresión artística de la campaña de la nueva línea de Nike del basquetbolista Michel Jordan, para la cadena deportiva Alive. “Estoy cumpliendo un sueño”, enfatizó. Su creación, que dejaron a libre criterio, tiene a una chica sosteniendo las zapatillas de la marca.

El grafiti, que no detiene a Alina ni un solo día, la llevo a pintar un camión, un patrullero viejo para una instalación de arte, encabezar una muestra con su amiga Meme y ya generó lazos con marcas para seguir sumando experiencia… “Y así voy con el arte y todo lo que se va dando”.


La joven barilochense el año pasado fue seleccionada para un homenaje a Leonel Messi. Sus creaciones se pueden ver en Instagram @alibe.ok

El infinito según Pablo Bernasconi: una muestra que entrelaza ciencia, arte y filosofía

Fuente: Télam ~ El artista explora el concepto del infinito con material didáctico, interactivo y artefactos que juegan con lo absurdo, lo lúdico y lo humorístico en una muestra que abrió en el Centro Cultural de la Ciencia. 

Con una puesta que siembra interrogantes y convoca a la participación del espectador desde el arte, la ciencia, la literatura y la filosofía, el artista Pablo Bernasconi explora el concepto del infinito con material didáctico, interactivo y artefactos que juegan con lo absurdo, lo lúdico y lo humorístico, en una exhibición que podrá visitarse hasta el 9 de octubre en el Centro Cultural de la Ciencia (C3).

«El infinito», una muestra surgida del libro homónimo del autor, reúne 30 obras acompañadas de textos de divulgación científica que se abren a distintos significados, activan los sentidos y juegan a fondo con la imaginación, dando cabida a la literatura a través de pensamientos y reflexiones de Jorge Luis Borges, Alejandra Pizarnik, Franz Kafka o Clarice Lispector en torno al tiempo, el espacio, la inmensidad, la pequeñez y hasta la misma muerte.

Un unicornio blanco emergiendo de una pared, el ojo de un artista representado con cientos de bases de lápices de distintos colores y cables que penden del techo buscando conectar sitios hacia donde se extienden los puntos del infinito, componen esta muestra que Bernasconi define en diálogo con Télam como «un experimento que involucra al poder terapéutico y comunicacional de la poesía, en forma de metáfora».

«Busqué un tema que desafíe todos los preceptos que la humanidad conoce, y de ahí surgió ‘El Infinito’. Tanto el libro como la muestra intentan abarcar los confines conceptuales de este universo desde la metáfora y la retórica para fundamentar lo inexplicable, lo inasible, dándole escala humana y apelando a la poesía visual y escrita. Estoy seguro de que la imaginación como vehículo, motoriza el interés aún tratando conceptos de altísima complejidad, por eso el impacto es mucho más heterogéneo y expansivo. Contrapone la soberbia del intelecto, frente al bálsamo de la poesía. Nadie queda afuera», afirma el artista.

La intención primaria de la exposición es «unir contenidos complejos con respuestas originales y artísticas, e integrarlas a la mayor cantidad de personas», explica. Y acota: «Mi impresión es que esta consigna asegura una experiencia que podría cambiar ciertas percepciones y expandir algunas realidades. Alquimia pura».

Para Bernasconi «es imposible acercarse a la idea de infinito, y salir indemne, sin apelar al absurdo o al humor. Tomarse demasiado en serio una pregunta de la que no vamos a encontrar nunca la respuesta puede ser angustiante y tortuoso. Hablar del Infinito supone un choque directo con nuestro intelecto, porque entramos en el universo de las paradojas».

«Supongo que, por otro lado, existe algo de mi impersonalidad que me impulsa a intentar sostener el absurdo como aglutinante discursivo. No por nada, al inicio de la muestra, coloqué un retrato de Frank Zappa diciendo ‘Todo el universo es una gran broma'», acota.

Como la frase disparadora del músico estadounidense, la muestra reúne pensamientos de científicos, y escritores sobre la naturaleza y la condición humana, que pueden leerse como las infinitas formas del ser y sentir y las inabarcables formas del universo. «Podría estar encerrado en una cáscara de nuez y sentirme rey de un espacio infinito», de William Shakespeare, es una de esas frases.

Foto Daniel Dabove
Foto: Daniel Dabove.

«Hay dos cosas que son infinitas, el universo y la estupidez humana; de la primera no estoy muy seguro», dispara punzante Albert Einstein; mientras que Isaac Newton afirma recurriendo a la metáfora «Lo que sabemos es una gota de agua, lo que ignoramos el océano».

La evocación del laberinto como sinónimo del infinito evoca en la muestra la figura de Jorge Luis Borges, cuya literatura toma como tópico este elemento, con la idea, en algunos casos del castigo de perderse, pero también lo relaciona con la inmensidad. «Pensé en un laberinto de laberintos, en un sinuoso laberinto creciente que abarca el pasado y el porvenir y que implicará de algún modo a los astros». Este pensamiento, aparece con la tierna caricatura de un Borges ilustrado en un collage, que lleva alas a la altura de las sienes y el símbolo del infinito con una cinta roja en la boca.

«Partimos de la premisa de que la exhibición permite múltiples lecturas y que cada visitante construirá significados a partir de sus conocimientos, intereses y experiencias previas. La poesía propone un acercamiento a escala humana; nos aleja de la soberbia y resuelve de modo amable una pregunta inasible. La metáfora es un ejemplo contundente de humildad y consideración, desde el momento en que está dedicada a la inteligencia del otro, del lector», agrega Bernasconi, hijo de científicos.

«Lo artístico está en el gesto de tomar un objeto, sacarlo de un lugar y ponerlo en otro, lo que permite al espectador cargarlo de otros sentidos relacionados con distintas maneras de mirar el mundo», explica por su parte a Télam Florencia Langarica, coordinadora general del C3 en una recorrida por la muestra y en referencia a un retrato de Isaac Newton -autor de la ley de gravedad- impactado por una manzana en el medio de su rostro.

La imagen «lleva a pensar en la manzana, en ese acontecimiento fortuito que detona la ley de la gravedad, pero tenemos el retrato de una persona que además es una eminencia, una celebridad, con una manzana en la cara, lo que nos remite también a obras del belga René Magritte», dice Langarica sobre el artista que pretendía con su trabajo cambiar la percepción precondicionada de la realidad y forzar al espectador a hacerse hipersensitivo.

Lo absurdo se mete de lleno en la exhibición a partir de «objetos cotidianos que sacados de su uso tradicional pero combinados entre sí generan efectos contradictorios, inquietantes y también humorísticos, siempre con un guiño al público», dice la curadora.

Una cola de pescado que penetra en un espejo, partes de sillas incrustadas en las paredes concitan humor pero también generan interrogantes y desorientación para el observador. La cabeza del pescado al estar ausente, convoca la idea de que ha penetrado en otra dimensión del universo, del infinito que el artista busca representar.

Un cucharón enorme, pero con una rejilla en el medio, que evoca el concepto de los agujeros negros, trabaja con la idea de lo contradictorio, ya que si bien el cucharón está destinado a contener líquido, el hecho de que tenga una rejilla lleva a pensar que ese líquido que contiene se perderá a través de la rejilla, señala Langarica.

Foto Daniel Dabove
Foto: Daniel Dabove.

«Es interesante pensar que la ciencia y el arte que pertenecen a esferas muy distintas -porque la ciencia busca certezas y el arte las desestabiliza- combinadas entre sí dan explicaciones sobre el mundo totalmente distintas», reflexiona durante la recorrida Silvia Alderoqui, coordinadora de programa para Públicos del C3.

La exhibición

La muestra que le llevó al autor tres años de trabajo, cuenta además con «artefactos que suponen un portal, una entrada, una interpretación artística de un concepto científico complejo, que además está fundamentado en paneles que acompañan la instalación» explica Bernasconi y agrega: «Lo que hice fue convertirme en un traductor, un medio. Por eso la dualidad ciencia-arte se verifica aquí de forma directa. Para eso, conté con el acompañamiento académico de profesionales del Instituto Balseiro, el Conicet, y la Universidad del Comahue. Así, el desarrollo teórico de conceptos complejos de, por ejemplo, astrofísica o física cuántica, se ilustran y complementan con lo que yo llamo artefactos metafóricos que expandan el entendimiento y la sensibilidad, siempre desde la mirada poética».

Uno de esos artefactos está compuesto por las raíces de un árbol emergiendo de una pared que busca representar la materia y energía oscura -que integra el 96 por ciento del universo y no tiene representación en el plano de lo visible-. La sombra de las raíces del árbol remite a lo artístico, en las bellas imágenes que generan su sombra sobre una de las paredes.

En otro de los artefactos, se invita al espectador a sumergirse en una pared semicircular tapizada con rectángulos negros y blancos que tienen en las juntas puntos blancos, pero que al mirarlos se tornan negros, por una ilusión óptica que el ojo genera.

El joven físico y copiloto de la exhibición Alejandro Hacker explica que a partir de esta obra invitan a las personas «a que descubran los puntos negros, desde una metáfora que tiene que ver con la física cuántica y genera las preguntas: ¿El punto negro desaparece o existe aunque no lo vea? ¿Existe el mundo cuando no lo vemos? ¿Existe la luna de día cuando no la veo?».

La muestra también juega con las escalas, y en algunos casos las representa con pequeñas imágenes de muñequitos instalados entre los rayos de una bicicleta o en el mango de un paraguas, que también invita a pensar en la perspectiva y la dimensión del universo, y un mundo hecho a medida del ser humano.

En ese juego de las dimensiones, sobre una de las paredes se despliegan imágenes de los planetas y se invita a determinar su dimensión, a partir del tamaño de una arveja y una cinta métrica.

En otro de los dispositivos que integran la muestra, se invita al espectador a vivir una experiencia auditiva y visual con una pantalla que proyecta el movimiento en círculo de una espiral al ritmo de un sonido que sube todo el tiempo, en representación de la paradoja de Shepard.

La muestra puede visitarse de viernes a domingos de 12 a 19, en el C3, ubicado en Godoy Cruz 2270, del barrio porteño de Palermo.

Foto Daniel Dabove
Foto: Daniel Dabove.

El dólar, ese objeto de deseo y hostilidad que también los artistas tematizan en sus obras

Fuente: Télam ~ El billete estadounidense que tanto preocupa a los argentinos se convierte en el centro de varios proyectos artísticos contemporáneos. 

Obras de arte contemporáneas como la del colectivo Mondongo, que muestra la imagen de un dólar tejido con hilos de acero sobre una cama de clavos, la de Agustina Woodgate que construyó un cajero automático que expide un dólar luego de depositar 100, o la de Ivana Vollaro que propone un menú de un restaurante con toda clase de opciones «de cambio» que se negocian en el país, dan cuenta de cómo el arte también se ha ocupado de tematizar el frenesí alrededor de la moneda estadounidense que por estos días -no importa cuando leas esto- marca el pulso de la economía argentina.

Si la Argentina tiene una economía bimonetaria y la escasez de dólares provoca la disparada de los precios, el billete de Estados Unidos logró colarse también en el imaginario de los artistas contemporáneos como motor y disparador de algunas de las obras más destacadas de los últimos tiempos: por caso, el colectivo Mondongo es autor de un cuadro -es en realidad una cama de faquir- que muestra un dólar realizado con hilo de acero que se enhebra alrededor de miles de clavos, titulado «Merca», en obvia referencia al dinero como una adicción.

Un hilo de plata compone el preciado billete para el Grupo Mondongo
Un hilo de plata compone el preciado billete para el Grupo Mondongo.

El sol de la vida cotidiana

«Cuando empezamos la serie ‘Merca’, al igual que ahora, el dólar era el sol de la vida cotidiana argentina. Un objeto preciado y temido por nuestro pueblo. Una de las razones por las que elegimos la cama de clavos es quizás por la asociación con los faquires y su capacidad de anular el dolor y descansar sobre la hostilidad», sintetiza en diálogo con Télam Manuel Mendanha, integrante de Mondongo junto con Juliana Laffitte.

Un único hilo plateado a la vista recorre todos los clavos conformando la imagen exacta de un billete de un dólar -presentada por primera vez en 2005 en la galería Benzacar-, pero si se corta en una sola parte, por muy ínfima que sea, todo se desvanece en el aire.

«El hilo de plata nos sirvió para representar la abstracción de la filigrana a través de un dibujo endeble, una construcción mental posible de ser cortada en un solo punto y desvanecerse para siempre. Y el fondo empetrolado, oro negro. Son 30.000 clavos por lado. Es una escultura suspendida en el aire, sostenida por un hilo de acero, como imagen del deseo congelado», resume el artista.

Otra pieza de Mondongo vinculada al dinero fue la escultura de un esternón realizado con cien mil monedas de 5 y 10 centavos, que con el tiempo se partió en dos, debido al peso. Igual siguieron exhibiéndola. Fue una obra inspirada en un libro de Marc Shell que les regaló el escritor Rodolfo Fogwill: «En el libro se analizaban los debates de la época en que se pasó de usar dinero en metálico al papel moneda y uno de los grandes conflictos radicaba en el valor nominal de los billetes y su valor real. Para construir la osamenta usamos monedas de 10 y 5 centavos de peso porque ya en aquel momento el valor del material era mayor que el valor nominal de las monedas», resume Mendanha.

Verificar y no confiar

La primera feria de arte presencial que tuvo lugar luego de la pandemia fue la de Frieze en Nueva York, el año pasado: allí la artista argentina Agustina Woodgate fue el centro de las miradas al presentar un cajero automático que expedía un dólar a cambio de depositar cien. La obra se titulada «Don’t Trust. Verify», un clásico slogan del mundo de las criptomonedas, que a su vez parafrasea la famosa frase escrita en cada billete de dólar, «In God We Trust».

«Con esta obra se pone en juicio tanto el valor del papel como el valor de la obra. ¿Dónde radica el valor y quién lo regula? ¿Qué materialidad tiene la moneda y por qué necesita ser impresa? Intento así abrir a la reflexión en cuanto a las transacciones contemporáneas y las posibilidades de la tecnología en ellas. Pero también por detrás hay un fuerte hincapié en la función y el valor del trabajo. Lijar un billete de 1 dólar lleva mucho más tiempo que su valor nominal. Al convertirlo en obra de arte, este valor se multiplica», cuenta a Télam Agustina Woodgate, desde su taller en Amsterdam.

Para esta pieza, el billete de un dólar fue erosionado y desprendiendo la tinta del papel, excepto el número de serie que es lo único que queda intacto. De esta forma el papel sigue teniendo valor de mercado.

La devaluación y el cambio del día han sido una gran inspiración para su trabajo, admite Woodgate, quien desde hace años centra su práctica artística en el estudio de los sistemas, las teorías de valor, las relaciones y las lógicas de poder que operan en la sociedad. En 2017 decidió contraponer en un lado de una balanza una moneda de un dólar y del otro, 16 pesos. La volvió a repetir en el 2018, esta vez con 140 pesos.

La moneda como disparador del arte
La moneda como disparador del arte.

«Hace años que estudio los movimientos de la moneda corriente. Estoy construyendo un archivo visual y material de la devaluación, lijando el equivalente de un dólar en pesos argentinos. A principio de año comencé una obra más ambiciosa: lijar el equivalente de 100 dólares en pesos. Pero la devaluación tomó una dinámica tal que la obra cambia cada semana y su diseño empezó a verse alterado cada vez más rápidamente», se lamenta la artista.

«La mejor decisión fue entonces quedarme con el cambio del día en el que empecé la obra, el 10 de febrero de 2022, en ese entonces 217.000 pesos. Hoy en día este trabajo ya está desactualizado», relata.

Opciones de cambio

La obra «Menú» de la artista Ivana Vollaro también se sumerge en el escenario cambiario de la economía Argentina al presentar una carta de restaurant -es un cuadro pintado con esmalte sintético sobre chapa y madera- que ofrece, encolumnada, una larga lista de opciones, ya no de comidas, sino de tipos de cambio, algunos ficticios y otros reales: dólar oficial, paralelo, turista, tarjeta, ahorro, blue, negro, futuro y sigue.

«Ahora estoy en Brasil y te estoy escribiendo desde un bar con wifi. No entiendo bien cuánto voy a terminar pagando mi café, cuántos pesos cuesta, cuál es la cuenta que tengo que hacer hoy en dólares, ni qué tipo de dólar… ‘Menú’ es un poco eso, una lista dinámica de tipos de dólares, que va cambiando a medida que aparecen otros nuevos», escribe Ivana Vollaro, vía mail, a Télam.

La obra que traza un paralelismo entre el escenario cambiario de la Argentina y la oferta gastronómica de un restaurante fue presentada en la última edición de la feria arteBA y funciona como un menú de parrilla, donde podés ir cambiando los precios: «Tiene unas líneas para completar con tiza», explica la artista sobre la pieza que también abarca dólar inmobiliario, soja, pink, ilegal, cabeza chiquita, mep, arbolito entre más de 30 opciones. Son ficticios y son muchos más que nueve tipos de cambio peso-dólar consultados a diario por los ahorristas y especialistas.

«Desde que tengo memoria que en Argentina se piensa en dólares, cosa que no pasa aquí en Brasil por ejemplo: nadie sabe cuánto cotiza hoy el dólar ni tampoco el mes pasado. Los precios de obras del mercado del arte en Argentina muchas veces se venden en dólares, pero se pagan en pesos, a un dólar que se negocia entre las partes. En medio del clima desestabilizador como el que estamos viviendo en Argentina, sigue siendo difícil imaginar una soberanía económica. ¡Cuánta incertidumbre!», expresa Vollaro. Su obra, claro, al igual que gran parte del mercado de arte, cotiza en dólares.

Franklin intervenido

El artista Diego Figueroa -que acaba de estrenar en la galería Hache su muestra «Todos esos recuerdos se perderán como gotas en la lluvia», es autor de la obra titulada «Lo dólare» (2016), que muestra sobre la tela, pintados, de a montones, billetes de dólares, en los que justo sobre la nariz de Benjamin Franklin aparece la marca de un pica fierros, que es la herramienta utilizada para picar paredes.

Profusin de billetes
Profusión de billetes.

«La obra surgió casi de manera accidental. Estaba trabajando en el taller y sobre la mesa había una foto de dólares de una revista. Se me ocurrió agarrar un clavo, el martillo y apuntarle a la nariz de Franklin y clavarlo. Cuando realicé esta acción me di cuenta que sucedía algo entre esa imagen impresa y ese clavo real que de alguna manera fijaba, aseguraba, el billete sobre la superficie de la mesa. El clavo se transformó en un apéndice ficticio pero que en simultáneo era una parte concreta de la cara. Luego utilicé en vez de clavos pica fierros, que da la idea de una construcción en proceso de demolición», detalla el artista.

«Qué tema el de los dólares en nuestro país -exclama Figueroa-. Creo que es un tema concreto en el imaginario argentino: el dólar, la deuda. Desde que soy niño recuerdo esas y otras palabras como temas del ser argentino. Están ahí, haciendo ruido, susurrando, para que no podamos olvidarnos de ellas», analiza.

En todos los casos, el arte funciona como eficaz recordatorio de que a todas las monedas la sociedad les ha asignado valores arbitrarios. Como escribió el historiador Yuval Noah Harari, «el dinero es el más universal y más eficiente sistema de confianza mutua que jamás se haya inventado», de allí que es posible describir un billete de dólar como simplemente un pedazo de papel de color, con la leyenda «En Dios confiamos».

Se exhiben 150 obras del Museo de Bellas Artes

Fuente: El Litoral ~ Se podrá visitar la exposición hasta el 11 de diciembre, en La Gran Lámpara del CCK (Sarmiento 151), de miércoles a domingos de 14 a 20. 

En una iniciativa conjunta, el Museo Nacional de Bellas Artes y el Centro Cultural Kirchner (CCK) presentan una selección de más de 150 obras de un centenar de artistas argentinos, en una exposición titulada “Escenas contemporáneas”, que se podrá visitar desde el 4 de agosto en La Gran Lámpara de ese espacio cultural.

Nombres ineludibles de la escena argentina como Antonio Berni, Oscar Bony, Delia Cancela, Ricardo Carpani, Ernesto Deira, Mirtha Dermisache, Juan Carlos Distefano, León Ferrari, Raquel Forner, Nicolás García Uriburu, Edgardo Giménez, Víctor Grippo y Guillermo Kuitca forman parte del itinerario.

También se verán producciones de Julio Le Parc, Liliana Maresca, Marta Minujín, Pablo Mesejean, Luis Felipe Noé, Margarita Paksa, Pérez Celis, Rogelio Polesello, Marcelo Pombo, Liliana Porter, Alfredo Prior, Alejandro Puente y Dalila Puzzovio, entre otros.

Esta exposición “Escenas contemporáneas. Recorridos por la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Arte argentino 1960-2001” propone abrir algunas preguntas desde las imágenes: a través de cinco recorridos independientes, se plantean interrogantes vinculados con la historia, la identidad, la práctica artística y sus contextos de producción durante las últimas décadas del siglo XX en el ámbito local.

El itinerario busca dirigir la mirada hacia temas que atravesaron la sociedad y la cultura argentinas entre los años 60 y 90. Los recorridos propuestos exploran las obras surgidas en respuesta al contexto histórico en la alternancia de gobiernos democráticos y militares; los planteos que desafían el canon, desde las rupturas radicales de las vanguardias de los años 60 hasta la redefinición del lugar de la pintura en la década del 80; los dilemas de una estética latinoamericana, y la intervención del cuerpo como soporte de la acción artística o como práctica política.

“‘Escenas contemporáneas’ se articula sobre cinco recorridos, cada uno de los cuales funciona como una pequeña muestra en sí misma”, explicaron desde el Centro Cultural Kirchner.

En el primer núcleo, “Desafiar las reglas del arte”, recorre cómo, hacia mediados del siglo XX el desarrollo de la tecnología, el auge de los medios masivos y la inmediatez de la comunicación impactaron en la vida cotidiana. Las propuestas estéticas dejaron de estar centradas en la producción de objetos artísticos únicos, entregados a la contemplación pasiva del espectador, para transformarse en experiencias multiplicables que fusionaron distintas disciplinas artísticas.

“Imágenes, historia, memoria” se denomina el segundo eje del recorrido, que propone pensar el modo en que los artistas han respondido con su producción a las condiciones propias de sus contextos contemporáneos. 

Esta cronología visual se enmarca entre dos momentos de insurrección urbana que permanecen en el imaginario como fechas en que la acción colectiva definió cambios para la sociedad: el Cordobazo, en 1969, y la crisis de 2001.

En los años 80, mientras en la Argentina se recuperaba la democracia, muchos artistas comenzaron a entender la práctica de la pintura como un espacio donde se dejaba entrever el cruce de disciplinas y la influencia de ambientes contraculturales, que fueron verdaderos ámbitos de libertad social y creativa, un tema que recorre el núcleo 3, “El devenir de la pintura”.

La tradición de los antiguos pueblos de América para pensar la estética regional americana y las minorías sexuales como ámbitos de disidencia, completan el recorrido por la exposición que se podrá visitar hasta el 11 de diciembre, en La Gran Lámpara del CCK (Sarmiento 151), de miércoles a domingos de 14 a 20.

La belleza de la semana: “La Torre de Babel”, de Pieter Brueghel el Viejo

Fuente: Infobae ~ Según el Génesis, los descendientes de Noé quisieron alcanzar el cielo y Dios, para evitarlo, les dio diversas lenguas para que no se puedan comunicar. En el siglo XVI, el famoso pintor flamenco ilustró esta historia como nadie.

El mito de la Torre de Babel es muy concreto: su función, durante siglos, fue explicar porqué la humanidad habla distintas lenguas. Todo está narrado en el libro del Génesis cuya autoría se atribuye tradicionalmente a Moisés. Pero antes de la torre hay que ir a otro mito: el diluvio universal. Según el Genésis, la humanidad quedó casi extinta después del diluvio. Quienes se salvaron de aquel apocalipsis fueron los que se subieron al Arca de Noé: Noé y siete integrantes de su familia.

Los descendientes de Noé se instalaron en la llanura de Senar (Babel) y decidieron construir una torre “tan alta que llegara al cielo”. Querían llegar a Dios. Pero para Dios esto era una osadía, una rebeldía, entonces hizo que todos los que estaban construyendo aquella edificación no se pudieron comunicar. Así, todos empezaron a hablar lenguas diferentes. Confundidos, abandonaron la construcción, se separaron y se esparcieron por toda la Tierra.

Hay argumentos extrabíblicos que sostienen que la verdadera razón por la cual esos hombres estaban construyendo la Torre de Babel era para salvarse por si ocurría otro diluvio. Pero los tradicionalistas toman el relato al pie de la letra. Lo cierto es que la idea de alcanzar a Dios mediante una construcción colectiva, el castigo divino y la proliferación de idiomas es un mito poderoso. Pieter Brueghel el Viejo lo plasmó en un óleo de 1563 y desde entonces es la imagen icónico del relato.

El extremo más alto de la Torre de BabelEl extremo más alto de la Torre de Babel

Este gran óleo sobre madera de roble se encuentra en el Museo de Historia del Arte Kunsthistorisches, en Viena, Austria. Cuenta con unas dimensiones de 114 centímetros de alto y 154 de ancho. “Se supone que esta Babel de la que habla la Biblia era en realidad la antigua Babilonia, y la torre sería el zigurat dedicado al dios Marduk”, explica la historiadora del arte Marga Fernández-Villaverde.

“Brueghel pinta —continúa Fernández-Villaverde— una descomunal torre escalonada de planta circular. La ciudad también es inmensa, aunque de mesopotámica tiene más bien poco. La torre ya toca las nubes, pero aún está a medio construir. El artista la ha pintado un poco torcida, en equilibrio precario, para que nos quede claro que, por mucho que se esfuercen, los habitantes de Babel no conseguirán acabarla”.

El crítico Delfín Rodríguez Ruíz escribió que “una ulterior lectura arquitectónica del mito y de su representación figurativa es aquella que convierte a la Torre de Babel en metáfora de lo inacabado, de lo que está en permanente construcción, como atributo de lo arquitectónico o en metáfora de la confusión de lenguajes, asumiendo con resignación el castigo divino como condición misma del construir”.

El rey Nimrod, que llega para controlar cómo van las obrasEl rey Nimrod, que llega para controlar cómo van las obras

Por su parte, Verónica Gómez sostiene que “es posible distinguir, gracias a la minuciosidad del artista, todos los detalles de su construcción; desde grúas y andamios hasta el detalle de la estructura interna, resaltada en una tonalidad diferente que dota de belleza al conjunto”, y que “una de las cosas que más destaca es el agradable colorido de la composición, dominando sobre todo, el tono amarillento de la piedra y su contraste con la parte superior”.

La pintura de Brueghel —también realizó, hacia ese mismo año, La pequeña Torre de Babel, la cual se encuentra en el Museo Boymans-van Beuningen en Rótterdam— tiene en el centro, en total protagonismo, a la torre misma. El paisaje es amplio y panorámico, y el punto de vista, muy alto. Arriba, en la parte superior, vemos nubes: simbolizan la pretensión del cielo. La arquitectura elegida nos llevan directamente al Coliseo, que representaba para los cristianos de la época a la desmesura.

Abajo, en el extremo de la pintura, llega un rey con su séquito. Es el rey Nimrod, que llega para controlar cómo van las obras. Descendiente de Noé y, según se lee en el Génesis, fue “un vigoroso cazador delante de Jehová” que se consagró rey de la tierra de Sinnar en Mesopotamia. Su imagen es la del arquetipo del monarca rebelde a los mandatos divinos y modelo de despotismo. A sus pies, los trabajadores le hacen reverencias, alabanzas y piden misericordia.

Detalles de “La torre de Babel”Detalles de “La torre de Babel”

La Torre de Babel de Brueghel recuerda, en realidad, al Etemenanki, un templo piramidal dedicado al dios Marduk en la ciudad de Babilonia del siglo VI a. C. El especialista Stephen L. Harris, fallecido hace tres años, sostuvo la teoría que la historia bíblica está influenciada por esta construcción durante el cautiverio babilónico de los hebreos. La historia se llama Enmerkar y el Señor de Aratta, un legendario relato sumerio sobre “llegar hasta el cielo” y la maldición de las múltiples lenguas.

Pero como la historia es un encadenamiento —a veces azaroso, otras determinado— de mitos y relatos, fue Pieter Brueghel el Viejo quien creó la imagen que hoy, casi cinco siglos después, ilustra esta simbólica narración. Con su estilo tan característico, con sus detalles, con sus colores, con sus tamaños, simbolizó el destino fatal de la creciente sed de poder del ser humano, más allá de si el castigo es divino o no.

Este artista, el principal pintor flamenco del siglo XVI, nació en Breughel entre 1526 y 1530, y murió en Bruselas en 1569. “No fue siempre El viejo —explica el periodista Juan Gabriel Batalla—, eso vino un poco después, ya que fue el padre de dos grandes artistas como Pieter Brueghel el Joven o del Infierno y de Jan Brueghel el Viejo, también conocido como de Velours (de Terciopelo), aunque ninguno fue su discípulo ya que lo vieron morir siendo niños aún”.

Johnny Depp vendió todas sus obras de arte por más de 3,5 millones de euros

Fuente: Notife ~ Las 780 piezas del actor fueron vendidas por medio de la galería británica Castle Fine Art.

“Siempre he usado el arte para expresar mis sentimientos y reflexionar sobre las personas que más me importan, como mi familia, amigos y la gente que admiro”, afirmó el actor, de 59 años.

El actor estadounidense Johnny Depp ha obtenido más de 3,5 millones de euros en la primera venta de sus creaciones artísticas, a través de la galería británica Castle Fine Art, informan los medios británicos.

El intérprete de películas como Piratas del Caribe, de 59 años, anunció este jueves la venta de sus litografías de edición limitada firmadas mediante su cuenta de Instagram, lo que provocó una frenética actividad en el portal de la galería, que llegó a bloquearse.

Las 780 piezas ofrecidas por internet, dentro de su colección de debut “Amigos y Héroes”, representan a cuatro personas que, según ha explicado el propio artista, le han inspirado: el Rolling Stone Keith Richards; el actor Al Pacino; la leyenda del “folk” Bob Dylan y la actriz Elizabeth Taylor.

Las obras individuales enmarcadas se vendían a un precio de 4.700 euros y el conjunto completo de las cuatro imágenes por 17.850 euros.

Arte pop y callejero
“Siempre he usado el arte para expresar mis sentimientos y reflexionar sobre las personas que más me importan, como mi familia, amigos y la gente que admiro”, declara en la web el actor, que confiesa que hasta entonces había guardado su arte para sí mismo.

En un comunicado, la galería ha descrito su trabajo como “situado en la intersección entre el arte pop y el callejero”, y destaca sus trazos libres y fluidos.

“A partir de referencias fotográficas, cada imagen se ha reducido a una representación más simple e icónica del sujeto, que luego Johnny ha desarrollado y energizado con sus característicos trazos a mano alzada”, describe la galería.

Castle Fine Art, que previamente ha vendido obras del propio Dylan y Ronnie Wood, entre otros, explica que llevaba tiempo en conversaciones para mostrar el trabajo de Depp y espera volver a hacerlo en el futuro.