Arte híbrido y mutante: la nueva sorpresa de Beeple, vendida por 28,9 millones de dólares

Fuente: La Nación ~ Se subastó en Christie´s de Nueva York Human One, escultura física, digital y dinámica realizada por el el tercer artista vivo más cotizado del mundo, impulsor del boom de los NFT.

Una obra de arte híbrida y mutante. Eso esHuman One, la primera pieza física creada por Beeple, impulsor delboom de los NFTal lograr este año un récord de 69,3 millones de dólares para una obra de arte digital. Convertido así en el tercer artista vivo más cotizado del mundo, el diseñador estadounidense Mike Winkelmann volvió a sorprender hoy con otro hito: vendió su nueva creación en Christie’s de Nueva York por 28,9 millones de dólares.

La “escultura digital” -comprada por alguien que hizo la oferta desde Suiza, cuya identidad no trascendió- está contenida en una estructura de más de dos metros de altura. Sus cuatro lados, conformados por pantallas led de 16K de resolución interconectadas, muestran en tres dimensiones lo que Beeple define como “el primer ser humano nacido en el Metaverso”: un hombre con casco de astronauta en una caminata constante, de día y de noche. Es decir, una suerte de versión digital y dinámica de El hombre que camina, escultura realizada hace seis décadas porAlberto Giacometti.Cómo es Human One, la obra de Beeple

El paisaje distópico que gira a su alrededor cambiará mientras viva el artista, ya que las computadoras integradas en la base de la escultura y un “contrato inteligente” permitirán que el video acuñado comoNFT (Token No Fungible)se alimente al azar de sus creaciones visuales a través de la cadena de bloques Ethereum.

“En el transcurso de su vida, Beeple tiene la intención de agregar y desarrollar sin problemas este conjunto de imágenes en respuesta a los eventos actuales -anunció la casa de subastas en un comunicado-, creando una obra de arte eternamente contemporánea”. De esta manera se explora el potencial único de lo digital y de los NFT, que permiten garantizar la propiedad y autenticidad de este tipo de obras.

Ofrecida en Christie’s de Nueva York por valor estimado en 15 millones de dólares, es una “escultura digital” contenida en una estructura de más de dos metros de altura
Ofrecida en Christie’s de Nueva York por valor estimado en 15 millones de dólares, es una “escultura digital” contenida en una estructura de más de dos metros de alturaGentileza Christie’s

Esto hará posible, según el artista, que “el mensaje y el significado de esta pieza continúen evolucionando” con el tiempo. “Si bien una obra de arte tradicional se parece más a una declaración finita, congelada en el tiempo en el momento en que se realizó –observó Winkelmann-, la capacidad única de esta obra de arte para actualizarse la hace más parecida a una conversación”.

En febrero últimoEverydays: the first 5000 days (Todos los días: los primeros 5000 días), un collage inmaterial creado a diario desde 2007 por Beeple, fue lanzado al mercado online por Christie’s con una base de cien dólares. En solo diez minutos, las ofertas alcanzaban el millón. Semanas más tarde, el sitio web de la casa de subastas corrió el riesgo de colapsar debido a una encendida puja que abarcó ofertantes de once países y una audiencia online de 22 millones de personas.

El paisaje distópico que gira a su alrededor cambiará mientras viva el artista
El paisaje distópico que gira a su alrededor cambiará mientras viva el artistaGentileza Christie’s

La oferta final de 69,3 millones de dólares, realizada por un misterioso inversor de criptomonedas que se hace llamarMetaKovan, convirtió a la obra en la tercera obra más cara vendida por un artista vivo, después de las de Jeff KoonsyDavid Hockney. “Nunca hubiera tenido los medios económicos para hacer un trabajo como Human One -señaló Beeple en una entrevista con Noah Davis, jefe de arte digital y ventas online de Christie’s-. Lo que me emociona es que tengo un plan para ello, pero también que no sé hacia dónde se dirige. Es confiar en un artista de una manera en que los coleccionistas nunca antes lo habían hecho”.

Everydays: the first 5000 days (Todos los días: los primeros 5000 días), subastada en Christie´s en marzo último por 69,3 millones de dólares
Everydays: the first 5000 days (Todos los días: los primeros 5000 días), subastada en Christie´s en marzo último por 69,3 millones de dólaresBEEPLE / CHRISTIE’S

“La presión sobre los artistas de todo tipo para que se superen a sí mismos después de un éxito masivo puede ser abrumadora –dijo por su parte este último-. En el caso de Mike, prácticamente sacó a todo el mundo del arte fuera de su eje a principios de este año, por lo que no puedo imaginar cómo debe sentirse ese peso, el de las expectativas de esta enorme audiencia global. Pero sí sé que con Human One, y contra todo pronóstico, Mike ha logrado algo histórico (nuevamente)”.

Manuel Cancel, pintor del mar de pastos

Fuente: Clarín ~ El artista, emigrado a Francia en los 70, evoca la pampa y la costa de Uruguay que atraviesan su obra, presente en la colección personal de Fortabat.

Paisajes cargados de rocío, como las vistas de sus vacaciones infantiles en el sur de Córdoba. Con 40 años en París, en su fantástico atelier de la calle Bagnolet, este artista reversiona el paisajismo con ondulantes campos de verde. Pero también hace inventario de los cielos parisinos y las aguas de Menorca, donde pasa sus vacaciones hoy, y las de Punta Ballena, donde alguna vez pensó instalarse. Desde la llanura a los panoramas marinos, todas estas obras han sido expuestas aquí y en Londres, Nueva York , Chicago y Art Basel Miami Beach, en México y en Toulouse. También en Buenos Aires.

El soleado atelier donde vive hace más de 20 años, con la magia de la luz entrando por los ventanales, parece una casa de verano. Hay árboles y pastos en cada una de sus telas del atelier; una de sus favoritas es ovalada, versión de otra que compró Amalita Fortabat para su casa uruguaya. “Cuando yo era chico, me lo pasaba jugando, dibujando y pintando. Nada ha cambiado”, nos confía, sentado en la escalera verde agua, durante una larga charla que tuvimos en su taller.

–Manuel. ¿por qué elegiste venir a vivir a París?

-Para los artistas de mi edad, París era el centro del mundo del arte. Por tradición familiar: mi abuelo era francés pero no lo conocí. Mi padre tampoco me hablaba mucho de él pero en casa había una gran biblioteca con literatura, la colección de La Pléyade. Ahí atrás tenés una parte mínima. Toda La Pléyade la tengo en un depósito en Buenos Aires, junto con muchos libros de arte, en francés, italiano. Mi bisabuelo era suizo italiano y yo siempre miraba sus libros del Louvre. Mi padre era muy culto. Todo lo que el arte y el francés los aprendí de él.

–¿Creciste en Buenos Aires o en el campo?

-No, en Buenos Aires todo el año. Vacaciones de invierno o Semana Santa, en un campo de la familia en el sur de Córdoba. Y pasábamos el verano en Punta del Este, los tres meses. Teníamos casa. No queda nada de eso. Recuerdos.

–Pero cuando llegaste acá, ¿fue por el exilio o llegaste como una opción artística?

– Fue una mezcla. Era el año 78, insoportable de censura y tristeza. Yo iba a la la UBA, Arquitectura, había hechos violentos o directamente no había clase. Iba a la noche, trabajaba a la mañana en una librería, siempre con los libros. Y aparte, empezaba a hacer mi vida de joven. La represión, la censura, yo tenía el pelo largo, iba a la Galería del Este, empezaba a conocer gente fuera del círculo familiar. Todo me parecía limitado y me dije: “Me voy un tiempo a Europa. Un tiempo ”. Estoy hace 40 años.

–¿Y te instalaste enseguida como pintor? ¿Ya pintabas en Buenos Aires?

– Sí, había dejado arquitectura y estudiaba Escenografía en la Universidad del Salvador. Vendí lo poco que tenía y me vine a ver qué pasaba. Tenía amigos acá, Guillermo Gouland, Eduardo Oliveira César. Y me enganché, “París era una fiesta”, como decía Hemingway. Para un joven de 25 años era lo más divertido del mundo. Cuando uno es joven y entusiasta, todo parece fácil. Y me quedé.

–¿Y cómo conseguiste insertarte en un mundillo tan competitivo y, al mismo tiempo , provinciano? ¿Y el atelier?

– Yo no soy muy competitivo, así que nunca me di cuenta cómo. Tengo amigos artistas pero son amigos. Como me dijo un amigo escultor: “Vos sos un romántico, un sentimental”. No soy cerebral, aunque sí muy ordenado.

–¿Eso viene de la arquitectura?

– Bueno, ese espíritu de simetría. Interiormente debo ser un poco caótico, entonces afuera tiene que estar todo ordenado y yo me pongo a trabajar. Y este taller, que es de la ciudad de París y que yo alquilo, me hace muy feliz. Hay que inscribirte y esperar años, hay muchos artistas esperando, así que se debe mostrar exposiciones, estar inscripto en la seguridad social, en la Maison des Artistes. Cuando me salió, me vine acá. No me muevo más.

–¿Te considerás un pintor ecologista o el mundo te llevó a esta síntesis?

– Siempre me gustó la naturaleza. En Buenos Aires vivíamos cerca de muchos parques y plaza. Siempre que podía, cruzaba el Museo de Bellas Artes y Plaza Francia; siempre estaba caminando por la ciudad pero sobre todo por el verde, en Palermo y en el campo. Tengo recuerdos de olores del campo, como todo el mundo; la leña quemada, el rocío y los caballos. Y después estaba el mar, en Uruguay. Siempre me preocupó que todo eso fuera a desaparecer.

–Cuando vos llegaste a París, el estilo era muy distinto al de hoy. ¿Cómo pintabas entonces?

– Yo pintaba pocos paisajes, casi siempre pintaba figuras, anatomías, personajes imaginarios. Un poco comedia dell’ arte, aunque bastante fuertes, en rigor, porque eso venía del horror que uno escuchaba o se vivía en Argentina … Había cosas absurdas en esos años, una época de militares tan fea… Esos personajes acá no los hice más. Empecé con los personajes cada vez más chiquititos, en paisajes. Después desaparecieron y quedaron los paisajes y en ellos me fui acercando cada vez más, como un foco, hasta que no hubiera ni horizonte. Y así llegué al detalle de los pastos en movimiento.

–Está muy presente el agua en tu obra.

– Sí, he pintado los Everglades de la Florida, en EE.UU. También pinté ballenas y expuse en Punta del Este. Pintando ballenas en París, entré en contacto con el director del Museo del Mar de Biarritz. Se sorprendió, me dijo: “Es la fauna marina del golfo de Gascoigne; la ballena franca es la ballena de los vascos, ya no quedan. Hagamos una exposición en el Museo”, me propuso. Mientras preparo mi muestra, me vengo a enterar de un antepasado, por mi abuela Quirno, que era ballenero en el 1700. Aparte de que bailó delante de Felipe V, porque era gran bailador vasco, era cazador de ballenas. Nunca me habían hablado de ellos mis primos.

–Te reencontraste con tus raices vascas gracias a las ballenas en el Golfo de Vizcaya.

– Gracias a esta expo en Biarritz conocí la casa de nuestro ballenero, con sus arpones. Hay unas descendientes muy simpáticas que viven ahí. Fue todo un descubrimiento de la parte vasca de mi familia. Por el lado de mi papá, son franceses occitanos.El pintor hizo 75 variaciones del cielo desde sus ventanas. Crédito: Noel Smart.

El pintor hizo 75 variaciones del cielo desde sus ventanas. Crédito: Noel Smart.

 Hablamos con el pintor de sus cuadros redondos, con sus rayas concéntricas, que evocan la obra del geométrico McEntyre. Cuenta que surgieron cuando un día fue a la tienda donde compra sus materiales. “Había cuatro o cinco telas blancas redondas. Yo tenía cuadros ovalados; allí arriba de la escalera, tengo unos sobre Córdoba. Amalita Fortabat me compró una ovalada. Cuando hice las ballenas, vino su nieta, Bárbara, y compró dos ballenas y una ovalada también; están en la casa de Punta del Este. Entonces hice ovaladas. “¿Esas redondas están reservadas para alguien?” Las compré todas y ahí empecé. Me gustan las obras redondas porque te metés adentro, te llaman. Son como un ojo de buey».

–¿Cómo llegaste a los pastos? Tus pastos son magníficos, tienen vida, como si se movieran.

– Tienen misterio, como los bosques . Son lugares donde te podés esconder y encontrar frescura. Podés mirar el mundo desde atrás; son amables y al mismo tiempo, misteriosos.

– También contienen un mundo que no vemos.

– Lo más difícil y lo que siempre quiero lograr es el movimiento, para que mi pintura no sea estática. Se basan en pinceladas con pinceles muy finitos. El movimiento debe ser coherente porque la pintura está allá atrás… Hay muchos movimientos distintos, pero tienen armonía.

–¿Hacés una especie de boceto y a partir de ahí empezás, a trabajar?

– Primero dibujo pero someramente, con lápiz negro y carbonilla, y enseguida me largo a pintar. Primero el cuadro está en la cabeza, voy pensando qué haré. Por ejemplo ahora, hoy terminé una pintura, y tengo dos telas blancas y estoy pensando con qué seguir. ¿Volver a hacer diferente algo que ya hice o algo nuevo, o entre los dos, o con más color…? Nunca me quiero quedar mucho tiempo en el dibujo, porque si después me gusta, me da pena pintarlo encima. Un dibujo es un dibujo.

–¿Usás siempre acrílico?

– Siempre acrílico. Soy impaciente y seca rápido. Puedo volver, hacer transparencias, después pintar con mucha materia o muy liviano, casi con agua… Toda la vida pinté con acrílico. Salvo cuando empecé a estudiar pintura, en un taller, a los 12 años, cuando empecé con óleos.

–¿Cómo fue la influencia de la pampa y de Córdoba? Aquí todos dicen que pintás el campo y la Patagonia.

– No, hice cuadros sobre la Patagonia, hice con ellos una muestra en Canadá. Lo que más conozco es el campo, la pampa, el sur de Córdoba, Villa María. Los arbolitos esos son de ahí. Un arbolito… en medio de la inmensidad. He hecho algunos cuadros muy horizontales, donde solo hay un perrito o un animal, pero casi no se ve. Son campos sin vacas. El árbol es perdurable. La vaca va a parar al asador mientras que el árbol va a quedar. Si no cae un rayo.

–Hace 10 ó 15 años, la ecología no era algo central; no se percibían las amenazas al planeta.

– Debo tener un caracter romántico, todo lo bucólico siempre me atrajo. Por eso quizá tampoco hice abstracción; aunque me gusta el arte geométrico. Siempre la naturaleza es lo que más me gustó. Quise ser arquitecto pero prefiero un paisaje maravilloso a un edificio maravilloso.

–¿Trabajás con fotos o con la memoria?

– Con las dos cosas. Con fotos, dibujos, croquis y con la memoria. Tengo mis cuadernos de viaje y hago dibujitos.

–¿Cuánto te lleva pensar un cuadro, imaginar el concepto?

– A veces es una serie. Por ejemplo, los pantanos Everglades; de unas 25 obras. A veces se trata de estudios sobre color. En general voy pasando de un tema al otro, ahora estoy en los torbellinos; uno verde, otro azul. Eso es lo último y es como que lo he soñado.

–También están presentes los cielos y las sombras en tu obra.

– El cielo, el grande, es lo que veo desde la cocina. Se llama “Cielo de Bagnolet”. Hice fotos un día, tac, tac, tac, y después lo pinté. Tengo unas pinturas más obsesivas; con cien cielos. En otra hay 72 cielos, todos diferentes, un patchwork de cielos de lugares donde estuve, “Los 100 cielos” fue expuesto en la Galeria de la embajada.

–¿Sentís que ser artista es un trabajo?

– No, es diferente. La duda que tengo es si me va a salir bien un cuadro, si voy a poder volver a pintar. Una cosa como : “Ay, lo hice”. Es mágico tener colores, pinceles y una tela blanca. Pasa por la cabeza, por el corazón, no sabés. Pero no tengo esa angustia, soy muy cool. Lo vivo como un juego, una pasión. Si un día no pinto o me trabé, no pasa nada.

–¿En tu obra hay un revisionismo del paisaje?

– Se olvidó el paisaje pero los artistas vuelven. Por ejemplo, hablábamos de Damian Hirst, un minimalista, conceptual, y ahora con toda una exposición de cerezos en flor en París. Me dice que está feliz de volver a la pintura. A mí me provoca una emoción la pintura. Es como jugar.

–¿Y para vos qué es el arte?

– ¡Qué pregunta! No lo sé. Justificar un poco la vida de una persona. Produce alegría. Es la demostración de que uno se vale por sí mismo, no depende de los demás. El otro día vendí una pintura y me puse super triste cuando fui a New York, porque era mi preferida. Nunca más volveré a hacer esa pintura. Era un bosque en sombras, nada más, pero, bueno, se fue.

La Boca: el artista Alfredo Segatori pintó un mural gigante en homenaje a Quinquela Martín

Fuente: Pura Ciudad ~ La obra se encuentra frente a Arenas Studio (Av. Don Pedro de Mendoza 965), sede de ArteBA. La inauguración formal se celebrará el sábado 27 de noviembre.

El artista Alfredo Segatori pintó un mural gigante en homenaje a Quinquela Martín en Silos Areneros Buenos Aires, en en el Dique Cero del barrio de La Boca (Comuna 4). La empresa lo eligió para este trabajo, que incluye intervenciones en muros y columnas linderas.

La obra se encuentra frente a Arenas Studio (Av. Don Pedro de Mendoza 965), sede este año de arteBA quienes festejan allí su 30° aniversario.

La inauguración formal se celebrará el sábado 27 de noviembre. En el evento la Legislatura porteña le entregará a Segatori el diploma que lo certifica como Personalidad Destacada de la Cultura, aprobada recientemente.

Esta pieza se llama “El Sueño de Quinquela” y cuenta con varios estilos utilizados por Segatori. Además de su distintiva pintura en aerosol, se reciclaron metales para cubrir el área del saco de la figura de Quinquela.

El artista además intervino las columnas del bajo autopista y las paredes perimetrales de la arenera para constituir un paisaje onírico con una superficie total de 4.000 metros cuadrados de pintura.

Silos Areneros está ubicados desde hace casi 70 años en el Dique Cero del puerto de Buenos Aires, junto a la autopista Buenos Aires -La Plata.

San Carlos: recuperaron la escultura de José Hernández

Fuente: Diario Junio ~ Luego de un minucioso trabajo de restauración, este sábado se realizó la presentación de la puesta en valor de la escultura de José Hernández, que se encuentra en el Parque San Carlos. Se realizó en la previa del encuentro de la canción y la poesía inédita entrerriana, que se llevó a cabo en la tarde-noche del sábado en el Anfiteatro del tradicional parque, según información enviada a DIARIOJUNIO.

El secretario de Turismo Aldo Álvarez, el subsecretario de Cultura César Tisocco, el director del Parque San Carlos Paulo Tisocco y el director de Cultura Omar Kueider realizaron la presentación de los trabajos realizados que permiten apreciar la escultura realizada por el artista concordiense Oscar Meneguin. Su hijo, el escritor Juan Meneguin, participó del acto.

«Revalorizar la figura de José Hernández, autor de la gran obra de la literatura argentina, El Gaucho Martín Fierro, es poner en primer plano nuestra identidad, nuestras tradiciones y los valores del federalismo», expresó al respecto el intendente Alfredo Francolini.

Por su parte, el secretario de Turismo Aldo Álvarez, destacó la trayectoria de José Hernández, quien fue escritor, periodista, diputado nacional y tuvo una comprometida actuación en los años de la conformación institucional del país. «Continuar recuperando y preservando los bustos y monumentos que rodean al Parque San Carlos, es uno de los principales objetivos que nos hemos trazado», expresó.

El director del Parque, Paulo Tisocco, agradeció a todo el equipo que trabajó en la restauración de la escultura y expresó que «el Parque San Carlos es un lugar de paz, de encuentro de la cultura y la naturaleza, para disfrutar en familia».

La feria arteBA cerró su «edición del reencuentro» con un buen nivel de compras

Fuente: Ámbito ~ La directora de Fundación, Larisa Andreani, consideró que la decimotercera edición va a «quedar en la historia» por darse luego de las restricciones por la pandemia. Además dijo que «el público acompañó con mucho entusiasmo nuestra propuesta» y calificó el hecho de «inolvidable»

Con las expectativas cumplidas por lo que suponía el reencuentro y el regreso a presencialidad tras la crisis sanitaria, la feria arteBA despide su décimo tercera edición en Arenas Studios de La Boca con un balance de celebración y una experiencia «inolvidable», en palabras de su directora Larisa Andreani, que dejó como resultado una vidriera con más de 300 artistas y 59 galerías de todo el país que durante cinco días tuvieron «buenas compras».

Para la directora de Fundación arteBA, Larisa Andreani, esta edición va a «quedar en la historia como la feria del reencuentro y el fortalecimiento de la escena del arte argentino contemporáneo de la que todos y todas formamos parte. Fue la feria de celebración de los 30 años de arteBA, tuvo una energía muy especial, el escenario diferente la dio otro tono. Fue muy emotiva y nos permitió acercarnos, dialogar, disfrutar».

Señaló además que «los y las coleccionistas y los museos apoyaron a galerías y artistas con buenas compras, la calidad de las obras fue algo destacado por muchas personas. Y el público acompañó con mucho entusiasmo nuestra propuesta. Inolvidable».

En los primeros días de la feria, que inauguró para coleccionistas y luego sumó público en general, varias instituciones habían comprado obra, entre ellas el Malba que adquirió un tapiz de Yente, seudónimo de Eugenia Crenovich (Buenos Aires, 1905-1990) por 40 mil dólares, y el Museo Nacional de Bellas Artes que le compró a la galería Crudo, de Rosario una obra de Eduardo Vigo. También la Fundación Klemm compró una obra de Fernanda Laguna; el Museo de Arte Contemporáneo de Salta se llevó un acrílico de Carolina Antoniadis y el Museo Franklin Rawson optó por una obra de José Luis Landet.

Entre las visitas estelares de la feria estuvieron Marta Minujín y Luis Felipe Yuyo Noé, acaso los dos artistas visuales más importantes del país, que participaron del brindis inaugural de la feria con la ilusión y la alegría de volver al reencuentro presencial. En un video que subió arteBA a sus redes, la artista pop definió a esta edición de la feria como «una fiesta» donde «ver todo el arte que se hace en la Argentina».

El 20 por ciento de las galerías participantes provenía de fuera de la ciudad de Buenos Aires, lo que convirtió este porcentaje en un récord para la historia de arteBA, que históricamente se inclinó por la impronta internacional. Esa perspectiva federal se vio con la presencia de galerías con sede en Tucumán, Córdoba, Rosario, Santa Fe y Mendoza.

También hubo charlas que apostaron por el cruce entre los consagrados, los emergentes y las distintas generaciones, como la conversación del jueves pasado entre Marta Minujín y el grupo Mondongo, donde hablaron sobre sus procesos creativos y la inserción en el mercado del arte. «Yo empecé tarde. Recién vendí a los 41 años mis primeras obras. Antes de eso, era pobre en Nueva York, pobre en París y pobre en Buenos Aires», se quejó Minujín y como contrapunto, Juliana Laffitte y Manuel Mendanha de Mondongo, contaron que tuvieron la suerte de comenzar a vivir del arte desde jóvenes y que el punto determinante fue cuando en 2003 recibieron el encargo de retratar a los reyes de España: «Nos pareció un absurdo, pero con el correr de los días iba tomando forma. Nos pidieron, además de la obra, una carta en la que contáramos qué nos había inspirado».

La polémica tampoco quedó afuera cuando sectores religiosos salieron a criticar la puesta en escena de una performance en la que se aludía a símbolos religiosos. La conversación, que pululó con ruido en redes sociales, llegó hasta poner en circulación el pedido de renuncia de Enrique Avogadro y fue utilizada por una candidata legislativa que catalogó a la pieza artística como «falta de respecto a la fe y la libertad religiosa».

En dos años, el mercado de arte online creció 280%

Fuente: Ámbito ~ El mercado del arte online tuvo un impresionante crecimiento en los últimos dos años. Históricamente resistido por compradores más bien conservadores, que acostumbraban asistir personalmente a las subastas o hacer sus ofertas en vivo de manera telefónica, las ventas de ese sector explotaron un 280% desde el comienzo de la pandemia hasta hoy. Sin embargo, no sólo al coronavirus debe atribuírsele este crecimiento sin antecedentes sino también a la progresiva popularidad del llamado “arte no fungible” (NFT), cuyas ventas a través de criptomoneda también se dispararon y establecieron un nuevo modelo de consumo.

De acuerdo con el informe Online Art Trade Report 2021, elaborado por Hiscox, las ventas alcanzaron un récord de 6.795 millones de dólares en los primeros seis meses de 2021. En caso de mantenerse este ritmo, la consultora sostiene que podría llegar a los 13.500 millones de dólares a finales de año. Mientras que sólo 7,5% de las transacciones del mercado del arte se realizaron online en 2019, este porcentaje llegó al 15,8% en 2020. Las plataformas ya existían antes de la pandemia, pero fue esta peste mundial la que contribuyó a que se asienten. Construir la confianza con el comprador que, insistimos, respondió siempre a un perfil conservador en el mercado, fue el principal desafío para la venta de arte online, según señaló 50% de las plataformas encuestadas. Si bien este porcentaje ha ido descendiendo a lo largo de los años (era de 64% en 2019 y de 56% en 2020), se observa que estas herramientas están teniendo éxito. También ha descendido la preocupación sobre las reticencias de los compradores a adquirir sus piezas online: mientras que 56% desconfiaba en 2020, solo 23% aún lo hace en 2021.

El aumento de la confianza no sólo significó mayor número de lotes vendidos, sino que también repercutió en el alza del valor que los compradores están dispuestos a pagar por las obras que compran a través de internet. Mientras que el precio promedio de cada obra vendida a través de subastas celebradas en línea era de 8.259 dólares en 2019, ahora esta cifra alcanza los 25.000 dólares. La barrera del precio, una de las principales limitaciones para este formato antes de la pandemia, ha sido destruida, lo que ha contribuido a que este tipo de subastas puedan adquirir más notoriedad. El arte acapara el protagonismo de las ventas que se celebran exclusivamente online en las principales casas de subastas: 66% de las pujas se inscriben en esta categoría (11 puntos más que en 2020). En segundo lugar aparecen las joyas y los relojes, que descienden a un 16% frente al 22% de 2020, y las artes decorativas, con un 5% de las ventas, ocuparon la tercera posición.

En este tiempo también se impuso a nueva herramienta que soluciona el problema del mercado del arte: los derechos de las obras. Es el caso de los llamados NFT, tokens no fungibles que permiten trazar y garantizar la originalidad de una obra de arte digital por medio de blockchain. Las tres principales casas de subastas, Christie’s, Sotheby’s y Phillips, vendieron NFT por valor de 116 millones de dólares en la primera mitad de 2021. El pico de este nuevo formato llegó en agosto, cuando alcanzó unas ventas totales de 1.700 millones de dólares. Una cifra que eclipsó los 356 millones récord de marzo, cuando la venta de la obra “Todos los días: los primeros 5.000 días” de Beeple, subastada en Christie’s por 69 millones de dólares, le dieron popularidad a los aún poco conocidos NFT. Este mercado acusa una gran volatilidad, pues en septiembre las ventas cayeron 69%: aún hay una gran burbuja antes del asentamiento de esta tendencia tan novedosa.

Mamán celebra dos décadas con 10 artistas

Fuente: Ámbito ~ El recorrido une a Penalba, Chervin, van Asperen, Iniesta, El Azem y otras notables.

Galería Mamán celebra sus 20 años con “Manos a las obras -10 artistas”, bajo la curaduría de su directora, Patricia Pacino. Empezamos el recorrido por las obras de 1969 en material refractario, también en bronce y acero inoxidable de la consagrada escultora Alicia Penalba (1913-1982), un gran homenaje a esta artista de formación académica. Son famosas sus esculturas aladas, las totémicas, las monumentales para espacios públicos.

El dibujo sutil de Catalina Chervin es un multimundo multienhebrado. A comienzos del 20 expuso en MACBA obras de gran tamaño. Se exhiben dos obras de su serie Street Art en las que pega afiches callejeros y que responden a otra faceta de su quehacer en la que el cuerpo juega un papel protagónico. Mónica van Asperen usa textiles de seguridad para sus esculturas, el látex para inquietantes vestimentas y seres espaciales, el cristal leve y luminoso como la obra que recibió Mención en el Premio Trabucco de 2017, espejo y neón, y hasta sus fotografías.

Ciudadana ilustre, Mujer Protagonista, Personaje del Año, premios, exposiciones en el país y en el exterior, Nora Iniesta ama a su país. En celeste y blanco, lo ha hecho casi todo: instalaciones, collages, tejidos, abanicos, mates, escarapelas, medallas , peines. Objetos ensamblados, sus encuentros con material que podría ser de descarte a los que dota de significado histórico. Todo es válido para esta artista apasionada por la patria a la que muchas veces le dedica una mirada irónica. Marcia Schvartz y un corpus de obra que cala hondo, un puñetazo en el plexo solar. Marginales, travestis, prostitutas, políticos y la imagen del poder, habitantes de las villas, rostros que anuncian el “no hay salida”. Apenas una breve descripción de una artista osada, nunca indiferente ante la realidad.

De vasta trayectoria, Karina El Azem, perteneciente a la generación de los 90, artistas alejados de la épica o los grandes relatos y que empezaron a usar materiales plásticos u otros de la vida cotidiana, de la ornamentación urbana, usó mostacillas que más adelante fueron reemplazadas por municiones, balas y telas con apariencia de tapices inofensivos pero con balas pintadas. La violencia de todo tipo está bajo la superficie, latente con apariencia de ornamento, de un trabajo artesanal, generalmente brilloso pero en absoluto inofensivo. Siempre usó la tecnología y ahora también presenta una obra de arte digital sobre tela en vibrantes colores.

Nushi Muntaabski participó, entre muchas exposiciones, en el ciclo “Explorando la colección” (Colección Amalita) en la que presentó tres extraordinarias obras, de gran barroquismo, en diálogo con las del escultor rumano Chiparus (1886-París, 1947), un destacado representante del art déco. Esta artista desarrolla su creatividad en performances, fotografía, instalaciones. Se exponen “Rueca” y “Manguera”, obras que de por sí no son objetos atractivos pero que Muntaabski convierte en lujosas adquiriendo jerarquía artística.

De Cynthia Cohen recordamos su serie “Futuro Brillante”, grandes piezas de joyería como protagonistas , piedras facetadas, elevadas al plano de la pintura con gran fidelidad. También jarrones con flores, frutas, peces, monumentales, como un homenaje a la pintura moderna. Mónica Millán es dibujante, pintora, bordadora eximia que ha rescatado la artesanía de las mujeres de pueblo tejedoras de su Misiones natal. Jardines bordados, instalaciones sonoras, son célebres sus encajes e instalaciones. No hace mucho, Barbara Diez comenzó a realizar collages, recortando revistas y libros de arte pertenecientes a su familia. Imágenes reconocibles de artistas emblemáticos y consagrados a los que le agrega juguetes de pequeño tamaño cambiando su sentido de forma lúdica. (Av. Del Libertador 2475.)

En épocas de crisis, ¿cómo sobrevive el mercado del arte?

Fuente: Clarín ~ Después de dos años casi planchado, el sector se reactiva lentamente. Al menos así se vislumbra en arteBA 2021.

Después de un año y medio de mucha tranquilidad en las ventas, ahora el mercado de arte argentino se reactiva: al menos, eso es lo que está ocurriendo en este momento en la feria arteBA.

El evento –que este año se desarrolla en Arenas Studios en La Boca–, festeja su 30° aniversario en un contexto especial: sin cuarentena pero todavía con pandemia. Vale entonces la pena preguntarse qué pasó con el mercado de arte durante este último año y medio en que el virus Covid tocó a la humanidad, y también preguntarse si se vende, se vendió o se venderá durante la feria.

Si bien todos los galeristas coinciden en que durante 2020 las ventas bajaron mucho, también sostienen que ahora, durante arteBA, están vendiendo. Con ese fin (y acorde al estado general del mundo) la mayoría de las galerías bajó levemente los precios de las obras: tanto galeristas como artistas quieren y necesitan vender.

Quizás las piezas que mantienen los precios más altos sean aquellas emblemáticas o raras, inusuales, o aquellas de artistas históricos ya instalados en el mercado.Galería PM, sección Factor Studio, en arteBA. Foto Juano Tesone

Galería PM, sección Factor Studio, en arteBA. Foto Juano Tesone

El arte como inversión

Quienes observan el mundo del arte lo saben: las obras de arte, como inversión, son más estables que otros activos financieros, especialmente si se trata de trabajos y de artistas blue-chip, es decir, de artistas (y de marcas de artistas) que constituyen empresas establecidas, que mantienen sus valores sin fluctuaciones grandes y que tienen un alto nivel de liquidez (la capacidad de un activo de convertirse en dinero).

Por eso cuando las obras de arte son de artistas establecidos en el mercado (especialmente en el campo internacional) se trata de inversiones estéticas pero también financieras, que no tienen riesgo de sufrir tantos vaivenes económicos como podría ocurrir con otros activos financieros.

A nivel internacional, las compras y ventas en el mercado de arte (primario y secundario) demostraron que 2020 tuvo un parate durante el primer cuatrimestre, el cual se revirtió durante el segundo cuatrimestre del año pasado.Las monas de Edgardo Giménez, infaltables. Foto Rafael Mario Quinteros

Las monas de Edgardo Giménez, infaltables. Foto Rafael Mario Quinteros

¿Qué pasó con el arte durante la etapa más dura de la epidemia de Covid, cuando todos los negocios y la vida en general se encontraba cerrada?

Según diversos estudios, hubo una menor cantidad de exposiciones presenciales y por lo tanto, un menor número de obras a la venta; un menor número de ventas efectivas; pero un mayor número de compradores (en el mercado secundario, durante el primer cuatrimestre de 2020 los postores se incrementaron un 2,3%). Y los valores de las obras de arte subieron (durante 2019-2020) un 1,6 % respecto a 2018.

También las grandes exposiciones debieron ser suspendidas durante los primeros meses de 2020 y reprogramadas para la segunda parte del año pasado. Eso disminuyó el número de piezas a la venta y vendidas, y también el valor general de las obras ofrecidas.

Algunos estudios sostienen que hubo un cambio en la oferta, no tanto en la demanda, es decir, que hubo cambios en las obras que se ofrecían en venta pero no cambiaron tanto los compradores de arte.Cerámicas de Catalina Oz. Foto Juano Tesone

Cerámicas de Catalina Oz. Foto Juano Tesone

Lo que sí explotó durante 2020 fueron las ventas online: a nivel internacional, el año pasado se realizaron ventas online de obras de arte (solamente en subastas) por un total de 444 millones de dólares, lo que significó un aumento de las ventas de obras a través de las webs del 388% respecto al 2019.

En nuestro país también se vio reflejada esta tendencia: las galerías (y la misma feria arteBA) organizaron ventas online y dieron sus frutos, aunque la mayoría de los galeristas sostiene que no vendieron lo mismo que hubieran vendido mediante ventas con exposiciones en formato presencial.

Contra viento, marea y Covid, el mercado del arte (especialmente el internacional) funcionó el año pasado, no al cien por cien pero sí con índices que iban en contra de lo esperado.

Como ocurrió con el resto de las esferas y mercados, la reconversión de lo presencial a lo digital requirió de un tiempo, una expertise y un acomodamiento del público y de los compradores de arte.Marta Minujín, en arteBA 2021. Foto Maxi Failla

Marta Minujín, en arteBA 2021. Foto Maxi Failla

También se reconvirtió el trabajo de los galeristas y de las casas de subastas: la constitución y creación de los diversos mercados de arte, de sus convenciones, necesitó de otras estrategias, quizás no tan efectivas como las estrategias desplegadas de forma presencial.

A nivel local, ahora con arteBA los galeristas opinan: “Las ventas vienen bien”, detalla Orly Benzacar, de la galería Ruth Benzacar. “Hasta ahora vendimos bastante bien de casi todos los artistas que tenemos, con un rango de precios que va desde los 2.500 hasta los 93.000 dólares”.

Orly comenta que la cuarentena le pegó muy mal a todo el sector, y que durante 2021 las galerías lograron reabrir, aunque eso no significó que el sector se haya reactivado realmente. Pero ahora, con esta edición de la feria, sostiene hay mucha expectativa: “Todos trajimos lo mejor que tenemos, para vender”, explica.Más de 300 artistas representados por 59 galeristas participan en la feria que se lleva a cabo hasta el domingo. Foto Xinhua/Martín Zabala

Más de 300 artistas representados por 59 galeristas participan en la feria que se lleva a cabo hasta el domingo. Foto Xinhua/Martín Zabala

Por su parte Eleonora Molina, de Miranda-Bosch, detalla: “Es impresionante cómo se está vendiendo en esta edición de la feria. Nosotros vendimos, de todos los artistas, entre una y dos obras de cada uno”. ¿El rango de precios? Van desde los 1000 a los 500 dólares. “Siempre pasó que en las peores crisis no se pierde la fe en el arte, pero no sólo como una inversión de valor. Esto significa: ¡se puede seguir adelante!”.

“Las ventas vienen bien”, dice por su lado Gachi Prieto, de la galería que lleva el mismo nombre. “Vendimos más de diez obras con precios que van desde los 500 a los 6.000 dólares”.

Prieto sostiene que es una muy buena edición de la feria, ya que todas las galerías realizaron un esfuerzo por llevar buenos trabajos. ¿Quiénes compraron? Coleccionistas antiguos y otros nuevos. “Estamos contentos”, comenta la galerista.Visitantes observan las obras exhibidas durante la 30" edición de la feria de arte contemporáneo arteBA, en el espacio Arenas Studio, en La Boca. Foto Xinhua/Martín Zabala

Visitantes observan las obras exhibidas durante la 30″ edición de la feria de arte contemporáneo arteBA, en el espacio Arenas Studio, en La Boca. Foto Xinhua/Martín Zabala

A esta reactivación se deba, quizás, el ambiente de alegría, movimiento y fluidez que se respira ahora en la feria: hay dinamismo, los coleccionistas están concurriendo, los artistas y galeristas están vendiendo.

Y quienes no coleccionan y quieran invertir en un activo más seguro que otros, quizás sea el momento de hacerlo: hay obras excelentes con buenos precios. Y ya es hora de volver a hacer marchar la rueda, de vivir, disfrutar, invertir y desplegar.

El lado emergente, diverso y autogestivo de arteba

Fuente: La Nación ~ El sector de la feria, que abrió ayer al público, destinado a las nuevas propuestas se caracteriza por la indistinción entre artistas y galeristas y por una vuelta a la pintura.

No hubo largas colas desde el primer minuto, como ocurría en La Rural. La pandemia impuso su protocolo para celebrar los 30 años de arteba: el primer día de apertura al público de la feria alojada en Arenas Studios, en La Boca, tuvo una asistencia gradual ordenada por turnos, estipulados al comprar las entradas online, y varias visitas guiadas grupales.

La Porkería Mala, performer representada por la galería NN en Factor Studio
La Porkería Mala, performer representada por la galería NN en Factor Studio

Todo muy prolijo, excepto el cuarto de la Porkería Mala en Factor Studio, el sector de los espacios emergentes que hay que encontrar subiendo una rampa, atrás de la Isla de Ediciones. El espacio de la artista es el único cerrado y participa del programa de performance diseñado por Diego Bianchi. Es parte de la propuesta de la galería NN, reconocida anteayer con 400.000 pesos delPremio En Obra. Hay un aire perfumado y denso, y es preciso esquivar en el piso los restos de la fiesta de la noche anterior: copas usadas, latas de cerveza vacías e incluso un balde destinado a quienes se hayan pasado de alcohol. Del picaporte cuelga un corpiño. La artista es una aparición imponente que pasea por la feria con máscara, y aquel es el ámbito de su fantasía. Su obra comprende pinturas, esculturas, dibujos, collage y un emprendimiento de zapatos. Su videoperformance Perdidas en Recoleta se ve dentro de esa habitación, entre percheros de ropa y un sofá siempre ocupado, y también está en YouTube. Más performance y estética drag, en la galería mendocina Valerie, de Mendoza.

Interior del cuarto de la Porkería Mala
Interior del cuarto de la Porkería MalaAlejandro Guyot

El sector Factor Studio en arteba hace tiempo que dejó de ser sólo un barrio de gente joven. Nuclea espacios innovadores y alternativos. El clima es emergente, plural, diverso, autogestivo, territorialmente expandido y con una madurez en las obras que no responde a categorías etarias. Se observa frescura, pero a la vez una vuelta amorosa a la pintura. Los galeristas son artistas y viceversa. Sobrevuela una idea comunitaria. “Hay mucho deseo de trabajar colectivamente, de reunir energías. Se vuelve a ver con fuerza el poder de autogestión que tienen los artistas”, observa Alejandra Aguado, integrante del comité de selección.

Elisa O´Farrell, una de las artistas premiadas, con sus obras en Atocha
Elisa O´Farrell, una de las artistas premiadas, con sus obras en AtochaAlejandro Guyot

Es raro ver al artista internacionalGabriel Chaile con una tablet con precios de obra bajo el brazo. El artista, que fue furor de ventas en la sede suiza de Art Basel como artista de la galería Barro, estrena su rol de galerista en NVS, una agrupación de amigos con sede en Lisboa que busca mostrar el trabajo de los que no llegaron aún a descollar. “Estoy un poco nervioso porque es otro papel. Pero me gusta representar a los amigos”, cuenta. Laura Ojeda Bär también oficia ahí de galerista, y del otro lado del panel es artista premiada de la galería Moria.

La galería NN, una de las reconocidas con el Premio En Obra
La galería NN, una de las reconocidas con el Premio En ObraAlejandro Guyot

Los roles están mezclados. En Selvanegra, Silvia Sicoli es pintora y galerista. En La Arte, de Salta, donde fue distinguida la obra de Soledad Sánchez Goldar con un Premio en Obra, la galerista Soledad Dahbar también expone como artista. “Yo creo que no hay una intención de ser galerista sino re artista, son las múltiples aristas de ser artista. Nos manejarnos con modos amables, nos apoyamos entre todos para que los proyectos salgan”, señala.

Lucia Evangelista, directora de la galería Moria, con obra de Laura Ojeda Bär, una de las artistas premiadas
Lucia Evangelista, directora de la galería Moria, con obra de Laura Ojeda Bär, una de las artistas premiadasAlejandro Guyot

Los galeristas de Grasa, Carolina Martínez Pedemonte y Torcuato González Agote, están repetidos en la pared, en un retrato hecho por ella. Los dos son artistas y su stand de quince metros repite las dimensiones de la galería que abrieron en pandemia en el garage de su casa (Santos Dumont 3703). No se achicaron, y trajeron obras grandes como Los Mareados, muñecos de Dana Ferrari que también están ahora en el museo Moderno y unos tótems de piedra pómez de Valeria Maggi. “La curadora fue Violeta Mollo. Estamos nosotros porque este es un proyecto gestionado por artistas”, cuenta González Agote.

Elisa O´Farrell, otra de las artistas reconocidas con el Premio En Obra, exhibe en Atocha
Elisa O´Farrell, otra de las artistas reconocidas con el Premio En Obra, exhibe en AtochaAlejandro Guyot

La pintura figurativa tiene un protagonismo inusual en esta nave, que se corresponde con buenas ventas. Hay una oda al pincel en muchas artistas mujeres: se destacan las pinturas en páginas abiertas de libros de Elisa O’Farrell, una de las artistas premiadas, exhibida en la galería Atocha. También, las heroínas de gran tamaño de Ornella Pocetti en El Mirador, las pinturas de escenas de pueblo de la artista Sonia Ruiz, tucumana, en NVS, y la individual de Vico Bueno, Fuera de servicio, en la rosarina Estudio G. En Moria sólo hay pintura: “Buscamos repensar las tradiciones, del retrato, el paisaje y el mundo interior. El autorretrato es uno de los grandes géneros. Acá no creemos en eso de separar la obra del artista”, dice Ojeda Bär.

Los galeristas de la mendocina galería Valerie
Los galeristas de la mendocina galería ValerieAlejandro Guyot

En El Mirador, galería que mereció el gran premio 30 años de arteba, hay también experimentación: es impactante la obra de Trinidad Metz Brea, joven artista que ya vendió todas sus piezas modeladas de forma digital y realizadas con impresión 3D. Una especie de Jardín de las Delicias en alto y bajo relieve, con un nivel de preciosismo que da ganas de estirar la mano y tocar. Salen de repertorio también la pieza de Evi Tártari en Fulana, un telón tejido de chala de maíz, y un mural de cerámicas con engobes de Eugenia Bracony que la galería Sputnik vendió en las primeras horas de feria, el miércoles. Isla Flotante apostó por un artista brasileño, Luiz Roque, con video llamado Zero. “Estamos anunciando así su representación. Hemos vendido piezas también en trastienda. Hay una sensación general de buenas ventas y propuestas nuevas. El premio en obra dio un impulso muy grande a todo el pabellón”, dice el galerista Leopol Mones Cazón.

Obras de Ornella Pocetti y Trinidad Metz Brea en la galería El Mirador, espacio premiado con el gran premio arteba del Premio En Obra
Obras de Ornella Pocetti y Trinidad Metz Brea en la galería El Mirador, espacio premiado con el gran premio arteba del Premio En ObraAlejandro Guyot

El stand más vistoso es PM, un domo de papel metalizado. Está piloteado por el artista Nicolás Nacif, pero todo es colaborativo. La galería tiene dos años y ya hizo 20 muestras en tiempos pandémicos. “Nos une la reivindicación de la espiritualidad en el arte, por eso hicimos este templo. Somos 25 artistas y pagamos todo entre todos”, cuenta. La galería es joven, pero muestra artistas de trayectoria como Lorena Ventimiglia, Miguel Harte, Felipe Pino, Gustavo Marrone yNushi Muntaabski, autora de una escultura que ocupa el centro del espacio, con la que ganó el primer premio del Salón Nacional de Escultura: “El Plurente es un guerrero que está decapitado y llora el dolor universal, pero ganó la batalla. Un guerrero triunfal y bello, y un poco me identifico. ¿Tengo que estar en barrio joven? No sé, pero me encanta estar adentro de ese stand que es como un casco intergaláctico. Estoy agradecida con la invitación”, dice.

Sonia Ruiz con sus obras y Gabriel Chaile; ambos se cuentan entre los galeristas de NVS
Sonia Ruiz con sus obras y Gabriel Chaile; ambos se cuentan entre los galeristas de NVSAlejandro Guyot

Hay espacios líquidos, se podría decir, sin sede fija. Por ejemplo, La Copia, organizado por Alejandro Montaldo y Nicolás Pontón, es itinerante, y se materializa por proyectos especiales. Ohno es itinerante e intermitente, y siempre está buscando nuevos formatos para mostrar artistas de distintas provincias, con la dirección del artista tucumano Benjamín Felice. Intemperie tampoco es física, sino que se expande a cielo abierto con instalaciones en espacios públicos. “Nos ha ido muy bien con la obra de Alejandra Mizrahi, que fue nominada en la feria para el premio ArtNexus. Mucha gente circulando, muchas consultas y ventas”, dice Coty Chiappini, artista y galerista junto con Gonzalo Maggi.

Obra de Miguel Harte en el stand de PM
Obra de Miguel Harte en el stand de PMAlejandro Guyot

“Nos interesó la representación territorial y que sus propuestas fueran frescas”, dice Diego Obligado, galerista radicado en Rosario e integrante del comité de selección. De 18 espacios, once son de Buenos Aires, dos internacionales y cinco de provincias. Por ejemplo, resulta una hazaña que exista una galería como Fulana, con una propuesta tan contemporánea, en Tafí Viejo, Tucumán, primera y única en su tipo en ese destino, y que logre además estar en arteba. “Es difícil sostener el espacio. Para nosotros no sólo es el costo del stand, sino los pasajes, la estadía, las comidas –cuenta Pamela González, la galerista–. Estamos felices y con mucha ilusión”. Ese parece ser el clima de Factor Studio: alegría y esperanza.

Obra de Carla Florencia Juárez comprada por Sofía Weil de Speroni en la galería Fulana
Obra de Carla Florencia Juárez comprada por Sofía Weil de Speroni en la galería FulanaAlejandro Guyot

Para agendar:

arteba, hasta el 7 de noviembre en Arenas Studios (Av. Don Pedro de Mendoza 965, La Boca). Compra de entradas únicamente online, en www.arteba.org. General: $600, estudiantes y jubilados: $300

Renovada arteBA se mudó a La Boca y vende más que nunca

Fuente: Ámbito ~ La superación del “síndrome de abstinencia” que produjo en los compradores la pandemia contribuyó al mejor ritmo de ventas e inclusive a optimizar los ánimos.

La feria arteBA está celebrando sus 30 años con obras del mejor nivel, un estupendo montaje en el Estudio Arenas, frente a una dársena de La Boca, y un formato híbrido, presencial y virtual. Con 59 galerías y más de 300 artistas, la Feria, a la que se puede concurrir hasta el domingo, tiene una dimensión abarcable, cómoda para el visitante.

La informalidad de la arquitectura industrial de los viejos galpones y las paredes con ladrillo al descubierto contrastan con las obras cumbre, dignas de un museo, como las pinturas de Antonio Berni de la galería Sur que llegó desde Punta del Este, o la esfera de Julio Le Parc que brilla como un sol escoltada por cuatro de sus coloridos dibujos en la galería Del Infinito. En Ruth Benzacar también deslumbran los “Cumulonimbus nimbostratogenitus/M+M”, de Tomás Saraceno, los mismos que conquistaron al público de todo el mundo en la última Bienal de Venecia.

La nueva y eficaz presidenta de la Fundación arteBA, Larisa Andreani, renovó la Feria, pero comparte la idea de que los museos legitiman el valor del arte en el mercado y para favorecer la compra de obras le brindó continuidad al Programa Matching Funds. Las instituciones elegidas en 2021 recibieron un fondo para adquisiciones que tuvieron que igualar o incrementar para llevarse la pieza elegida. Y las primeras ventas comenzaron el miércoles, cuando los invitados al almuerzo del Banco Santander cerraron las principales compras.

Para comenzar, la Asociación Amigos del Museo de Arte Moderno compró una pintura del rosarino Eduardo Serón en Alejandro Faggioni, una obra de Josefina Labourt en Piedras y otra de Paula Castro en Mite. Luego, los Amigos y la curadora del Malba, Marita García, eligieron un tapiz de Yente (Liliana Crenovich) en Roldán Moderno. El Museo Nacional de Bellas Artes compró una obra de Edgardo Antonio Vigo, mientras la Fundación Klemm se llevó una pintura de Fernanda Laguna de la galería Nora Fisch y, de Crudo de Rosario, la obra de Martín Farnholc Halley. La galerista cordobesa Geo Valdés en The White Lodge festeja el estímulo de una compra del también cordobés Museo Caraffa, un políptico de Elian Chali y una obra de Pablo Peisino. En Waldengallery el Museo Franklin Rawson de San Juan eligió una “Escultopintura” de José Luis Landet. La directora del Museo Fortabat, Ama Amoedo, compró una obra de Mariela Scafati destinada a reunir fondos para el sostén de los artistas en la galería Isla Flotante.

La coleccionista Magdalena Cordero contó que por una pintura de Jorge de la Vega pedían 400.000 dólares en la galería de María Calcaterra, quien en la última feria presencial vendió otra del mismo autor por medio millón y desdeñó la oferta de Eduardo Costantini. Allí mismo, las esculturas de acrílico de Rogelio Polesello y una mona blanca sobre un pedestal de Edgardo Giménez, acaparaban las miradas.

Con un criterio diferente, en el ingreso a la Feria la consagrada Nicola Costantino plantó un puesto de flores, una obra curada por Alejandra Aguado que no resigna el rigor estético ni teórico. Costantino se encargó de poner precios a tono con la crisis económica y ella misma vende las flores de metal esmaltadas por 50 dólares cada una. Así conquistó clientes que se iban con ramos entre sus brazos. Faltan este año las novedades de las galerías extranjeras, pero las suplantan las del interior del país, varias, como Diego Obligado de Rosario, con un estilo sorprendente y por momentos juguetón que recuerda el arte light de los años 90. Allí están dos imponentes floreros del artista Roman Vitali realizados con cuentas de colores translúcidas y facetadas. Diego Obligado contó que un comprador seducido se compró los dos. “¿Puede generar este quiebre del contacto prolongado con el arte que implicó la pandemia, un síndrome de abstinencia?” La respuesta estaba en el aire, en los fuertes abrazos de los reencuentros y en la avidez por comprar que parecía satisfacer un deseo reprimido.

En la galería Calvaresi, los coleccionistas Cecilia Remiro Valcarcel y Horacio Torcello elogiaban el equilibrio entre el vanguardismo de Germaine Derbecq y la contemporaneidad de Paola Vega. Buenos conocedores del arte joven, los coleccionistas Luis Parenti y Dominique Biquard, disfrutaban del formato distendido de la Feria, con música de DJ y champagne a cielo abierto, mientras recomendaban la obra de Damián Crubellati en la galería PM y una visita por el Barrio Joven. La Feria demanda una visita obligada al excelente sector editorial; allí, a pesar de la crisis, las presentaciones de libros se multiplican.