Entre Lienzos: un archivo digital rescata obras de artistas argentinas, largamente olvidadas
Fuente: Clarín ~ Una iniciativa se propone visibilizar a cientos de creadoras de los siglos XIX y XX.
Uno de los salones de la exhibición El canon accidental: Mujeres artistas en Argentina (1890-1950), en el Museo Nacional de Bellas Artes. En el centro, la obra “Reposo” (1935) de Consuelo Remedios González.
Mayo de 1903. Un monumento de mármol de aproximadamente 6 metros de alto se erige sobre la intersección de las actuales calles Perón y Leandro N. Alem. Dos nereidas (ninfas que habitan en las profundidades del mar) se elevan sobre el agua y sostienen en sus brazos una valva de la que emerge una figura femenina. Es el nacimiento de Venus, la diosa de la belleza y la sensualidad. Un detalle: tanto las ninfas como la diosa están visiblemente desnudas.
La obra, que inicialmente iba a ser inaugurada en la Plaza de Mayo, fue objeto de escándalo entre los sectores más conservadores de la Ciudad de Buenos Aires, por lo que se decidió instalarla a algunas cuadras de la locación prevista originalmente. Años más tarde, en 1918, producto de las presiones de los mismos sectores sociales, el monumento fue trasladado a Costanera Sur –donde permanece emplazado hasta hoy–, uno de los puntos más alejados de la Ciudad en aquel entonces. Así, las esculturas desnudas quedarían lejos de las miradas pudorosas de las familias porteñas.
La Fuente Monumental Las Nereidas se encuentra emplazada en la Avenida Tristán Achával Rodríguez al 1400. / Foto: Juano Tesone
Sin embargo, el repudio social no solamente se debía a las representaciones de desnudos en público. De hecho, años atrás, otros artistas –como Eduardo Schiaffino, Eduardo Sívori y Ernesto de la Cárcova, entre otros– habían incursionado en el género del desnudo femenino, en auge hacia fines del siglo XIX en las escuelas de arte europeas. Por el contrario, gran parte del rechazo a la escultura mitológica provenía del hecho de que había sido realizada nada menos que por una artista mujer: Lola Mora (1866-1936).
Una situación similar había vivido años atrás Sofía Posadas (1859-1938). En 1891, la artista protagonizó un escándalo a partir de una pintura suya que mostraba un desnudo femenino de espaldas. La obra se titulada Idilio y había sido expuesta durante una actividad organizada por una sociedad de mujeres de beneficencia.
La imagen representada fue considerada ofensiva e inmoral por las organizadoras del evento, quienes la obligaron a retirarla de la exhibición. El paradero de esa obra es desconocido hasta la fecha.
Arte hecho por mujeres: una historia de censura e invisibilización
Los anteriores son solo algunos ejemplos de los obstáculos a los que se enfrentaban las artistas mujeres a comienzos del siglo pasado al momento de exponer públicamente sus obras y ser reconocidas por ellas. Sobre todo, cuando se proponían abordar temáticas modernas en lugar de naturalezas muertas o retratos familiares. Tal era así que en las escuelas de arte no se les permitía contemplar modelos vivos: los “atelieres libres” –como el de André Lhote, en París– en los que se permitía que las mujeres pintaran desnudos eran la excepción que confirmaba la regla.
Autora: Antonia Brunet de Annat. Retrato de una mujer joven en traje de noche (detalle). Fecha: sin datos. Técnica: témpera sobre marfil. Ubicación: Colección privada. Foto: Historias Entre Lienzos
Sin embargo, las artistas que enfrentaban censuras en cuanto a las temáticas de sus obras estaban dentro de cierta “minoría privilegiada”, dado que al menos contaban con la posibilidad de dedicarse a la pintura y que sus obras tuvieran cierta circulación. Gran parte de las mujeres artistas del siglo XIX y de las primeras décadas del XX ni siquiera tuvieron la oportunidad de exponer públicamente sus obras.
Según explica Laura Malosetti Costa, doctora en Historia del Arte y especialista en arte argentino y latinoamericano del siglo XIX, las mujeres –fundamentalmente, aquellas de clase alta– participaban de círculos artísticos como el “Ateneo” y eran anfitrionas de salones de mujeres en los que se organizaban tertulias culturales en las que se exponían y discutían pinturas. Sin embargo, no tenían la posibilidad de participar como artistas.
“La actividad artística profesional era considerada cosa de hombres. Esas ‘señoritas aficionadas’ fueron consideradas fundamentales para difundir el gusto por el arte, pero de ningún modo creativas ni geniales. No entraron en el canon de la historia del arte. No se habló de ellas más que con burlas o comentarios displicentes, los museos no adquirieron sus obras, fue difícil reconstruir su historia para las investigadoras actuales”, comenta la historiadora. En consecuencia, los trabajos de aquellas artistas quedaron invisibilizados a lo largo del tiempo: ajenos al reconocimiento público y vedados de su estudio en las facultades de arte.
“La actividad artística profesional era considerada cosa de hombres. Esas ‘señoritas aficionadas’ fueron consideradas fundamentales para difundir el gusto por el arte, pero de ningún modo creativas ni geniales», explica un especialista.
Fuera del canon
En marzo de 2019, dos flamantes graduadas de la Universidad de San Andrés con una pasión compartida por la historia del arte quedaron sorprendidas por la poca información disponible en internet sobre artistas argentinas.
Frente a ello, decidieron comenzar una investigación destinada a recuperar las historias de aquellas mujeres artistas que vivieron entre los siglos XIX y XX, cuyos trabajos se desconocían por completo o habían sido escasamente difundidos y estudiados. Así nació el proyecto Historias Entre Lienzos (HEL), una apuesta por generar un archivo digital de acceso libre y gratuito sobre artistas mujeres que nacieron o residieron en el país.
Cuando Guadalupe Lobeto (27) y Paloma Etenberg (25) no están cursando o trabajando, dedican su tiempo libre casi exclusivamente a avanzar en el relevamiento de archivos y colecciones de museos, galerías y bibliotecas, o en el contacto con artistas, con sus familiares o sus descendientes. En estos más de dos años que llevan liderando la iniciativa, ya conformaron una base de datos con los nombres de más de 500 artistas.
Historias Entre Lienzos (HEL) es una apuesta a generar un archivo digital de acceso libre y gratuito sobre artistas mujeres que nacieron o residieron en el país que fueron poco difundidas en su tiempo.
De todas esas artistas, en su sitio web han publicado el perfil de 40 de ellas y otras casi 30 se encuentran en etapa de búsqueda y procesamiento de información. Cada perfil que realizan incluye una biografía de la artista reseñada, imágenes en alta calidad de algunos de los trabajos más destacados –o de los que pudieron recuperarse, según el caso– y su ubicación, y bibliografía sugerida.
Para decidir a qué artista comenzarán a investigar, desde HEL han elaborado un doble criterio. En primer lugar, priorizan que sean artistas de fines del siglo XIX o primera mitad del siglo XX, dado que a partir de los años cincuenta la visibilización del arte hecho por mujeres comenzó a adquirir progresivamente mayor notoriedad. En segundo lugar, tienen en cuenta si la artista ha fallecido o no; en caso de que sí, le asignan una mayor prioridad.
Sofía Posadas. Fotografía de un desnudo. Fecha: 1895. Ubicación: Museográfico Provincial “Enrique Udaondo” (Luján, Argentina). Foto: Historias Entre Lienzos
De todas formas, también difunden obras de artistas del último medio siglo o contemporáneas. En tales casos, por lo general suelen realizar una publicación en su cuenta de Instagram –que ya superó los 10 mil seguidores– recomendando alguna exposición reciente sobre la artista que difunden. Además, en caso de que sean artistas que todavía se encuentren en actividad, procuran tener la posibilidad de entrevistarlas.
A partir de los años cincuenta la visibilización del arte hecho por mujeres comenzó a adquirir progresivamente mayor notoriedad.
El proceso de investigación no está exento de dificultades. El primero de ellos se vincula a los derechos sobre las obras que intentan visibilizar. En Argentina, los derechos de propiedad intelectual tienen un plazo de 70 años a partir de la muerte del autor.
Según las fundadoras de HEL, en muchos de los casos en los que ese plazo aún no ha transcurrido les resulta muy difícil rastrear quién es el heredero que tiene los derechos sobre la obra. Por ese motivo, priorizan la publicación de aquellas artistas en las que ha caducado tal plazo o que han conseguido la autorización expresa de sus descendientes.
La segunda dificultad se relaciona con el acceso a la información. En muchos casos, solamente tienen el nombre castellanizado de la artista –cuando se trata de inmigrantes– y desconocen su lugar y/o fecha de nacimiento.
Sobre esto, Paloma recuerda una anécdota. Hace un tiempo se encontraba investigando a la artista Antonia Brunet de Annat y no hallaba obras de ella en internet. Hasta que se le ocurrió probar con “Antoinette” y descubrió entonces numerosas miniaturas firmadas por ella que habían sido expuestas en importantes galerías y museos europeos, incluido el Museo del Prado en Madrid.
En tercer lugar, las jóvenes mencionan el problema de la diversidad. En este sentido, comentan que la gran mayoría de las artistas investigadas provenían de la aristocracia. Por lo que uno de los grandes desafíos que tienen por delante es indagar en mujeres de otros sectores sociales, incluidas las artistas indígenas. “La misión más importante de Entre Lienzos es visibilizar a quienes quedaron fuera del canon principal”, afirman.
“La misión más importante de Entre Lienzos es visibilizar a quienes quedaron fuera del canon principal”, cuentan las creadoras del sitio digital.
Para llevar adelante sus investigaciones, Paloma y Guadalupe cuentan con el acompañamiento de algunas historiadoras del arte que apoyan su proyecto y les aportan datos, materiales de lectura y recomendaciones. Además, a partir de un convenio de pasantías realizado con UdeSA, actualmente colaboran con las investigaciones algunas estudiantes avanzadas de la Licenciatura en Humanidades.
Si bien todo el trabajo realizado por HEL es ad honorem, reciben el apoyo económico del Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires a través de los programas “Fondo Metropolitano de la Cultura, las Ciencias y las Artes” y “Mecenazgo Cultural”. Estos fondos les permitieron financiar el diseño y programación de la página web, y el monto restante lo están utilizando para mantener el sitio y los servidores.
Atelier libre de André Lothe en Montparnasse (París, Francia). Foto: Gentileza cátedra “Arte y cultura visual en Argentina, siglos XIX y XX”, profesora Lía Munilla Lacasa (Universidad de San Andrés)
Si bien la pandemia les impidió visitar físicamente los archivos y colecciones de los museos, también les abrió oportunidades inesperadas. Como los museos estaban cerrados por las medidas sanitarias, muchos de ellos comenzaron a enviarles imágenes y listados de su inventario de manera digital. Ello les permitió acceder a una innumerable cantidad de obras ubicadas en museos de todo el país que, de no haber sido por la pandemia, deberían haber visitado de forma presencial.
Además, la adaptación a la virtualidad les permitió ser más productivas en los encuentros de trabajo, dado que podían reunirse con más frecuencia e incluso desde diferentes países.
La pandemia también favoreció el flujo de usuarios que visitan su página web. Al estar cerrados los espacios culturales, muchas personas recurrieron a internet para consumir obras de arte. No obstante ello, desde HEL no creen que los archivos digitales puedan reemplazar la experiencia de lo presencial. “Nuestro objetivo es mostrar una obra, que sepan donde está y que luego puedan ir a verla en vivo. La gente no va a dejar de visitar un museo porque la obra esté subida a internet”, comentan.
En cuanto a sus aspiraciones a futuro, las jóvenes coinciden en que les encantaría poder dedicarse a tiempo completo a este proyecto. Sin embargo, reconocen que todavía es algo lejano; más en Argentina, donde “es muy difícil conseguir financiamiento para cultura”.
También les gustaría ayudar a artistas jóvenes emergentes, puesto que todavía continúan existiendo desigualdades de género en el acceso a espacios de difusión. Tampoco descartan que a futuro el archivo se pueda extender a artistas mujeres de otros países latinoamericanos. Pero, por lo pronto, sus esfuerzos están focalizados en terminar de investigar la base de datos que tienen elaborada. “Después de eso será más fácil pensar el próximo paso”, cierran.
Un largo camino por recorrer
En tiempos de una nueva ola feminista, que está motivando la recuperación de figuras históricamente invisibilizadas, se abre una oportunidad para la expansión de proyectos tendientes a difundir el arte realizado por mujeres. En este sentido, entre marzo y noviembre de 2021 tuvo lugar en el Museo Nacional de Bellas Artes la exposición El canon accidental: Mujeres artistas en Argentina (1890-1950).
Su curadora, la doctora en Historia y Teoría de las Artes Georgina Gluzman, se propuso exhibir más de 80 obras realizadas por realizadas por 44 artistas entre fines del siglo XIX y primera mitad del XX, “con la intención de cuestionar los relatos establecidos en la historia del arte en nuestro país y recuperar la figura de estas creadoras, muchas de ellas ignoradas o desconocidas”.
Tal como sucede con HEL en Argentina, hay otras iniciativas similares en el mundo que buscan recuperar y promover el arte realizado por mujeres. Tal es el caso, por ejemplo, del Archives of Women Artists, Research and Exhibitions (AWARE). Este proyecto fue fundado en Francia en 2014 con la finalidad de difundir –en francés y en inglés– a artistas mujeres de los siglos XIX y XX provenientes de diferentes partes del mundo.
Sin embargo, pese a todos estos avances, todavía queda mucho por hacer. “Seguimos en pie de lucha pues hay una gran distancia entre las regulaciones que se han venido logrando y las mentalidades. Esas son las que más lentamente cambian, aun cuando también en este sentido veo avances significativos”, concluye Malosetti Costa.