Experiencias inmersivas: ¿el futuro del arte?

Fuente: La Nación ~ El auge global de las muestras con imágenes envolventes atrae nuevos públicos y provoca debates sobre su calidad.

“Dejemos tranquilo a Van Gogh”, pedía en mayo último durante su visita a Buenos Aires Daniel Canogar, mientras la muestra inmersiva dedicada al maestro holandés en La Rural se encaminaba a superar los 350.000 visitantes. Acostumbrado a realizar obras generativas con inteligencia artificial, que cambian a partir de datos que un algoritmo toma de Internet, el artista español-estadounidense se mostró crítico entonces respecto de ese tipo de exposiciones dedicadas a figuras clave de la historia del arte. “Ya la obra que hicieron es suficientemente maravillosa, no todo tiene que moverse y apabullar”, opinó, y se manifestó en cambio a favor de ofrecer esas herramientas a artistas contemporáneos para “utilizar esos soportes, esos medios, esa experiencia de una forma más experimental”.

Ocho meses más tarde, sin embargo, la escena porteña redobla la apuesta con un “espectáculo visual y sonoro” similar dedicado a Frida Kahlo en el Centro de Convenciones Buenos Aires. Y desde el 24 de febrero se presentará en el Campo Argentino de Polo Meet Vincent van Gogh, exposición organizada por el museo de Ámsterdam dedicado al artista, que fue vista por más de un millón de personas en varias ciudades de distintos continentes.

Más de 350.000 visitantes convocó Imagine Van Gogh el año pasado en La Rural
Más de 350.000 visitantes convocó Imagine Van Gogh el año pasado en La Rural

¿Por qué crece el furor por lo inmersivo? Está claro que, como sugiere Canogar, estas herramientas que proponen disolver los límites físicos con las obras abren nuevas posibilidades para los creadores contemporáneos. Así quedó demostrado por ejemplo en la sala de cuatro metros de largo por seis de alto que integró en 2021 en Fundación Santander la muestraImplosión!, de Marta Minujín, donde se proyectaron en loop imágenes de sus colchones flúo al ritmo de la música de Philip Glass. Apenas un paso más para la artista que hace más de cinco décadas invitaba a perderse dentro de La Menesunda, monumental ambientación realizada con Rubén Santantonín en el Instituto Di Tella, y que fue tan pionera como la japonesa Yayoi Kusama en la apelación a lo multisensorial en sus obras.

Refik Anadol convirtió una habitación de Casa Batlló, en Barcelona, en un cubo caleidoscópico en el que se suceden imágenes formadas con inteligencia artificial a partir de la mayor biblioteca digital disponible sobre Antoni Gaudí
Refik Anadol convirtió una habitación de Casa Batlló, en Barcelona, en un cubo caleidoscópico en el que se suceden imágenes formadas con inteligencia artificial a partir de la mayor biblioteca digital disponible sobre Antoni GaudíGentileza Casa Batlló

Aunque no fue inmersiva, la reciente muestra de Banksy en La Rural recurrió a proyecciones en 360° y lentes de realidad virtual para simular un recorrido global e histórico por las producciones efímeras del grafitero anónimo. Un viaje en el tiempo por el proceso creativo similar al ideado por Refik Anadol en una habitación de Casa Batlló, en Barcelona, a partir de la mayor biblioteca digital disponible sobre Antoni Gaudí. Cubierta por pantallas LED en sus seis caras, la sala fue convertida en un cubo caleidoscópico en el que se suceden imágenes formadas con inteligencia artificial.

En la propia casa

Esos portales para sumergirse en las obras inmateriales podrían diseñarse en la propia casa, según observó el año pasado a LA NACION Beatriz Ordovas, directora del departamento de arte de posguerra y contemporáneo de Christie’s Iberia. “Creo que entenderemos bien este mundo del arte el día que nos quitemos la forma de pensar que tenemos ahora. Los que no somos nativos digitales pensamos: arte digital es un video, que pongo en un marco y lo cuelgo en mi pared”, observó la especialista, cuando visitó Buenos Aires para hablar en el Malba sobre los desafíos actuales del coleccionismo.

Estas experiencias envolventes también presentan desafíos para las instituciones culturales. ¿Cómo competir con la adrenalina que produce una muestra que roza el espectáculo? “En Europa estamos viendo una especie de desertificación de los museos. Los jóvenes no suelen ir, pero están felices de ir a exhibiciones inmersivas”, advirtió en diálogo con LA NACION Annabelle Mauger, directora creativa de Imagine Van Gogh, antes de su estreno porteño.

Esta “forma diferente de ver el arte”, que no demanda silencio ni seguir un recorrido específico, atrae según ella nuevos públicos y representa “una vía de democratización de la cultura”, ya que facilita el acceso a obras maestras a quienes no pueden viajar. “Es solo una puerta abierta para descubrir a un pintor –agregó– y, quizás, ir a ver una de esas pinturas en un museo o leer un libro”.

Con ese espíritu democrático de llegar a un público diverso su abuelo político, el periodista, pintor, fotógrafo y cineasta francés Albert Plécy, creó hace casi medio siglo la “Catedral de imágenes”. En Les Baux-de-Provence, una pequeña localidad del sur de Francia –cercana a los lugares donde Van Gogh pasó sus últimos años de vida–, diseñó un espacio en el cual las pinturas cobraban tres dimensiones hasta convertirse en una “imagen total”.

El concepto, que hoy se expande por el mundo, gana fuerza gracias a reproducciones de obras que ya son de dominio público. Claro que, si bien no hay que pagar derechos (ni seguros) para usarlas, montar el show demanda inversiones considerables. De lo contrario se reflejará en la calidad, como lo demuestra la Van Gogh Immersive Art Experience que recorre este verano varias provincias argentinas.

La creatividad artística versus la Inteligencia Artificial

Fuente: Télam ~ Contemporáneos de un punto de quiebre histórico que hará que la Inteligencia Artificial (IA) esté cada vez más presente en nuestras rutinas personales y profesionales y con la misma mirada entre apocalíptica y esperanzadora que ya acompañó a otros cambios de paradigma en la historia, todavía resulta complejo imaginar su impacto en algunos ámbitos como la escritura literaria, signada por lo emotivo y la imaginación.

La IA ya escribe códigos de programación pero también ensayos universitarios que ponen en jaque a la pedagogía consolidada de las casas de altos estudios, compone videos, imágenes, poesías y relatos y obliga a una pregunta problemática y urgente: ¿La masificación y democratización del acceso -que irrumpió en la escena pública con el ChatGTP pero que tiene tantas variantes como usos- puede competir con la creatividad artística de las personas?

Tras del boom que ChatGTP generó en las redes luego de haber logrado el millón de usuarios en solo cinco días, circuló un texto que respondía al pedido de que escribiera un texto emulando el estilo de los tres Nobel latinoamericanos. Aunque aquellas líneas -que comenzaban con la frase «a soledad se había apoderado de la ciudad, como una niebla espesa que se adueñaba de cada rincón»- difícilmente podrían ser parte de una obra con impronta de Nobel, el resultado era digno, perfeccionable pero, sobre todo, inquietante. ¿El premio Nobel de Literatura lo ganará (siempre) un humano?

El presidente de la Asociación Europea de Inteligencia Artificial, Carles Sierra, describió esta limitación en términos técnicos en una conferencia reciente: «Todos estos sistemas generativos no entienden lo que están haciendo. Se limitan a imitar, pero no, realmente, a entender. Cuanto más largo sea el texto, se aprecian más incoherencias entre el inicio y el final. Porque son siempre las últimas frases las que determinan las siguientes. Y, en ese proceso, se pierde la coherencia general del discurso».

Conmovido por la novedad y alterado por la posibilidad de perder su trabajo «en manos de» el ChatGTP, el escritor español Jacobo Bergareche, autor de «Los días perfectos» (Libros del Asteroide), planteó en un artículo que los chatbots están calibrados por «legiones de ingenieros que se aseguran de que jamás muestren sesgos ni perpetúen prejuicios sobre cánones de belleza corporal, estereotipos de raza o de género, que no respondan a cuestiones sexuales escabrosas y en general que eviten cualquier lío con este tipo de lectores propensos a sentirse ofendidos».

Será, entonces, la incorrección y lo humanamente problemático lo que proteja a su oficio: «Los escritores podemos respirar tranquilos por unos años más, sabiendo que la inteligencia artificial está programada para ser incapaz de crear personajes reales con conflictos profundos con los que nos podamos identificar, y que por tanto, de momento no podrán hacer literatura», escribió.

Pero el debate se amplía de forma veloz a medida que la herramienta se aplica. En los últimos días, ChatGPT rindió exámenes de grado y posgrado en Derecho y Negocios en universidades prestigiosas de Estados Unidos y los aprobó sin problemas, aunque con nota baja. El hito generó toda suerte de debates sobre en pedagogía y educación. En Francia, la universidad Sciences Po prohibió a sus alumnos el robot conversacional y advirtió que su uso, en especial sin reconocimiento de que se recurrió a esa tecnología, puede derivar en la expulsión.

«A partir de 2010 comenzó a abrirse incrementalmente una etapa de democratización en el acceso a la IA y ahora, con pocas líneas de código, se puede entrenar un modelo incluso sin ser especialista en IA. ¿Por qué tenemos la sensación de que vivimos una época de cambio? Hasta hace algunos años, los avances más importantes venían produciéndose en lo que llamamos modelos predictivos, es decir, modelos que pueden hacer predicciones a partir de lo que observan. Por ejemplo, un modelo que predice si lo que estamos viendo en una imagen es un gato o un perro. Ahora, los modelos generativos han comenzado a ser protagonistas, y hay una suerte de revolución particularmente en los modelos de imagen y de lenguaje. Estos modelos tienen la capacidad de generar datos realistas, y eso es lo que nos sorprende.”, explica sobre el presente Enzo Ferrante, Doctor en Informática por la Université Paris-Saclay e Ingeniero de Sistemas por la UNICEN de Tandil, quien trabaja en desarrollo de métodos de aprendizaje automático para el análisis de imágenes biomédicas, con foco en redes neuronales.
Ferrante, quien realizó su postdoctorado en el Imperial College London y a fines de 2017 volvió a la Argentina como investigador repatriado al Instituto de Señales, Sistemas e Inteligencia Computacional, sinc(i) del CONICET, cree que estamos en un momento bisagra y propone recibirlo con más cautela que miedo: “Por supuesto que tenemos que ser cuidadosos. Tiene que existir una regulación que atienda a lo ético y también a la equidad algorítmica. Al mismo tiempo, es importante que quienes desarrollamos estos modelos estemos al tanto de los posibles riesgos que pueden ocasionar, y actuar en consecuencia».

Ferrante, quien realizó su postdoctorado en el Imperial College London y a fines de 2017 volvió a la Argentina como investigador repatriado al Instituto de Señales, Sistemas e Inteligencia Computacional, sinc(i) del CONICET, cree que estamos en un momento bisagra y propone recibirlo con más cautela que miedo: «Por supuesto que tenemos que ser cuidadosos. Tiene que existir una regulación que atienda a lo ético y también el sesgo algorítmico. La llegada del ChatGTP me recuerda al impacto que tuvieron la Encarta y la aparición de Google en otras generaciones: tras la sorpresa de la innovación, cambiaron las reglas del juego».

Fredi Vivas es CEO y fundador de RockingData, una startup que trabaja junto a empresas de distintas industrias para identificar formas innovadoras de usar los datos.

Autor del libro «Cómo piensan las máquinas?» (Galerna), le gusta pensar la IA como una disciplina de humanidades: «Nos ayuda a entender cómo aprendemos, cómo incorporamos y creamos conocimiento. Eso es algo que siempre se dejó para los humanos y ahora lo estamos tratando de trasladar a las máquinas».

Vislumbra que somos contemporáneos de cierta masificación de la IA, pero cree que falta para que el salto sea definitivo: «Hay muestras de la democratización de determinadas ramas de la IA como la generación de imágenes y texto, pero en áreas como empresas, instituciones y gobiernos todavía eso no todavía no está democratizado y ahí radica su real valor de innovación e impacto».

Desestima aquel temor detrás de la automatización del arte y las humanidades. «Existe el preconcepto de que sólo pueden trabajar e interesarse en esto personas formadas en computación e ingeniería porque, efectivamente, durante los primeros 40 años fue así. Pero hoy hay investigación social y en psicología con IA. En RockingData, trabajan dos filósofos y politólogos y hemos incorporado psicólogos. Es elemental e importante que aparezcan estos roles y cruces porque, por la apertura de la mirada, serán los que generen usos más innovadores y responsables de la IA», cuenta Vivas sobre cómo lo interdisciplinario puede ayudar a disipar cierto temor apocalíptico sobre el futuro.

– ¿Cómo dialoga la IA con la creatividad?
– «Me sorprende. Para mí no era algo que fuera a suceder tan rápido. Hace pocos meses, en Estados Unidos, una IA ganó un concurso de retoque digital en el que competía con humanos. Muchos se quejaban aduciendo que eso no era arte sino una copia de una copia en función de las imágenes disponibles en google. Otros, en cambio, defendían eso como creativo: el clásico hacer algo nuevo mezclando cosas. Pensaba que la creatividad era utópica en este ámbito y ahora me lo estoy planteando: me imagino artistas que usen tecnologías disponibles para perfeccionar sus técnicas, para bocetar más rápido o para hacer cosas distintas. Y tal vez ocurra en el sentido inverso y también se democratice cierta cuestión de técnicas para quienes no las manejamos».

Con formación de ingeniero, a Vivas le gusta mucho mucho la música y, además, toca la batería. «Recuerdo que en los ochenta, cuando empezaron a usarse las bases digitales de batería, se pensaba que había llegado el fin de los bateristas. Pero en la música parte de lo que nos gusta es la imperfección, lo que se genera en el momento, un error puede ser leído como un momento especial. Y con IA nunca va a pasar esto. Lo dijo Nick Cave muy claro: los datos no pueden sufrir, no tienen ser interior, no sobrevivieron a nada», añade.

Dentro de los proyectos que ponen a dialogar la creatividad con la IA, a Vivas lo entusiasman los que trabajan con la generación de imágenes. «RockingData en un proyecto que utiliza esas plataformas de generación de imágenes artificiales para ilustrar un producto nuevo que estamos creando. Mientras el usuario navega dentro de nuestro producto, va generando imágenes en función del contexto del usuario. Es arte artificial, instantáneo y cada persona que lo ve, está viendo algo diferente», cuenta.

Para Nicolás Rodriguez, director asociado de Data Sciences de R/GA, una empresa global de innovación y diseño, la tecnología hace años está en el centro del aprendizaje y desarrollos como ChatGPT vienen a reforzar ese posicionamiento. «Contar con un `maestro capaz de interactuar con nosotros y darnos acceso a un intelecto fluido que articula conceptos de una forma casi humana tan sólo pidiéndolo a través de palabras es un `game changer´´. Indudablemente, en los próximos años estas tecnologías serán adoptadas masivamente para acompañar el aprendizaje, reforzando los conocimientos a partir de estrategias pedagógicas completamente personalizadas», analiza sobre cómo imagina que será el trabajo conjunto entre la educación y la IA en el futuro.

Sin embargo, cree que el debate actual sobre el alcance de la automatización es «natural y positivo». «Hasta hace algunos años, cuando hablabas de Inteligencia Artificial, la mayoría de la gente se mostraba incrédula o simplemente desconocía el tema. Hoy está en boca todos y de ese diálogo depende que aprovechemos la tecnología para generar un cambio positivo para toda la humanidad», advierte.

En R/GA, la inclusión de estas herramientas les permitió ser más ágiles en las etapas de ideación y prototipado, sin arrancar de una hoja vacía. «En la mayoría de los casos, las IAs son grandes compañeros para elevar el proceso, pero no así el entregable final. En ese punto, la creatividad humana sigue teniendo una elasticidad, propósito y visión sin rivales», distingue.

La IA no tiene capacidad de emocionarse ni de pensarse a sí misma. ¿Cómo podría crear algo original? Carl Jung, pionero del psicoanálisis, creía que la creación no es resultado del intelecto sino del instinto de juego: «La mente creativa juega con los objetos que ama». Tal vez ahí, en la capacidad de amar y odiar, radique precisamente el corazón insustituible de la creatividad humana.

¿Y quién firma la obra?: debate por la personería jurídica en obras generadas con IA

La democratización del acceso a la IA abre debates sobre la automatización y la creatividad y, además, genera la necesidad de un marco legal que trascienda las fronteras para garantizar un marco ético y antropocéntrico para el desarrollo tecnológico.

La abogada Cecilia C. Danesi, autora de «El imperio de los algoritmos», trabaja en el área de vinculación entre la tecnología y la innovación. Cree que es necesario un cambio de abordaje para poder enfrentar el futuro: «Necesitamos hacer un cambio de razonamientos porque estamos en una época de cambio de paradigma. Ya no hablamos más de lo interdisciplinar sino de las `transdisciplinas´ entre el mundo de la IA y las humanidades, en disciplinas como la Sociología, la Psicología o el Derecho. Se comenzaron a borrar las fronteras y se trabaja de manera integrada».

Para ella, la IA es tan disruptiva y genera un cambio tan radical que merece un abordaje transdisciplinario: «El mundo académico y también en lo público y privado se da que las cuestiones se plantean en compartimentos estancos, sin diálogo. A veces, lo académico hace un abordaje abstracto y el mundo empresarial hace abordajes concretos pero sin explorar qué impacto tiene en la sociedad o en el ordenamiento jurídico o las implicancias éticas. Todas las disciplinas de las ciencias sociales tienen algo para decir en materia de IA y es muy relevante».

Entiende que «el cerebro humano, con su capacidad de razonar y crear, jamás va a poder ser imitado», aunque eso no signifique que el avance de las máquinas no permita tener avances que en cuestiones particulares superan lo humano. «Ahí no hay nada más que una ventaja. Las cuestiones sensibles se pueden supervisar. Al fin y al cabo, la discusión tiene que ir en torno a cómo lo utilizamos y esto es claro con la energía nuclear: cómo decidimos utilizarla», sostiene.

La creatividad en materia de IA también trae dilemas legales. «¿De quién es esa creación que utiliza IA? Algunos dicen que en realidad una pieza así no es tan creativa porque aprendió de datos que salieron de una sociedad y depende de un programado», plantea sobre el debate. Sin embargo, genera un paralelismo que relativiza la cuestión: «Eso se puede transpolar a los humanos que también atraviesan un proceso de aprendizaje con distintos educadores».

Hay, entonces, un vacío legal en materia de creación, autoría e IA. «Se entiende que la propiedad tiene que encabezarlo un humano y hoy el tema se debate en el marco de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual que depende de la ONU cómo definir esto. Hasta que no se les adjudique una personería jurídica y pasen a ser titulares de derechos y obligaciones no van a poder ser titulares de sus creaciones. La excepción a eso es la robot Sophia que en Arabia Saudita fue reconocida con la nacionalidad saudí, pero es un caso excepcional», explica.

Danesi, advierte que la regulación tiene un rol importante y complejo: tiene que proteger a las posibles víctimas, proteger los derechos humanos que se reconfiguran con la llegada de las tecnologías y la cuarta revolución industrial, pero a la vez debe fomentar la innovación.

«Es muy difícil lograr el equilibrio. Es un fenómeno muy veloz y es complejo que un proceso legislativo llegue a cubrir un fenómeno sin fronteras y que cambia de un día para el otro. Y por el otro lado, todavía se piensa en marcos jurídicos locales cuando en realidad son esquemas sin fronteras, algo muy tangible en nuestros días cuando abordamos la problemática legal de las redes sociales o de las aplicaciones de mensajería».

Marta Minujín cumple 80 años: un repaso por los hitos de su carrera vanguardista

Fuente: El Independiente ~La reconocida artista, que tiene un gran 2023 por delante, con exposiciones en la Pinacoteca de San Pablo, el Museo Judío de Nueva York y varias en Europa, celebrará su aniversario con una performance en el Malba en la que se casará «con la eternidad».

A sus 80 años, que los cumple este lunes y lo celebrará al día siguiente con una performance en el Malba en la que se casará «con la eternidad», la artista Marta Minujín tiene un gran 2023 por delante, con exposiciones en la Pinacoteca de San Pablo, el Museo Judío de Nueva York y varias en Europa, un aniversario que la vuelve a encontrar en la cima de una carrera pionera y vanguardista que comenzó en 1963 con «La destrucción» y que a lo largo del tiempo incluyó hitos como «El pago de la deuda externa con choclos» en 1985, o «La Menesunda», en los 60.

En una una acción similar al «Casamiento con el arte» que organizó en 2013 cuando cumplía 70, el Malba volverá a ser escenario para su performance «Casamiento con la eternidad», el puntapié de los festejos por sus 80 años. Todo era blanco en la experiencia anterior pero esta vez los invitados deberán ir vestidos de negro, con anteojos de sol, la torta será de caviar negro y el champagne será negro también.

«Marta construye historia a cada paso que da. En sus obras, entran en diálogo la capacidad de proponer una constante redefinición de las categorías del arte, la posibilidad de imaginar un destino a escala mundial y su necesidad de afirmar una libertad de cuerpo y espíritu», escribía con acierto Victoria Noorthoorn, curadora de la retrospectiva que el Malba le dedicó en el 2010 presentando cien de sus trabajos.

Nacida en Buenos Aires el 30 de enero de 1943, la artista que popularizó a niveles impensados su clásico latiguillo «arte, arte, arte», estudió en la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano y en 1961 obtuvo una beca para instalarse en París, donde en 1963 llevó a cabo uno de los primeros hitos de su carrera, «La destrucción».

«Mi primer happening», rememora Minujín en sus diarios íntimos reunidos en el libro «Tres inviernos en París» (Penguin), donde relata aquel día en que destruyó todas sus obras, acompañada de otros artistas, mientras un hombre vestido de verdugo, encapuchado, las destruyó a hachazos; ella luego las prendió fuego y soltó cientos de aves y conejos entre la audiencia. «Fue una sucesión de imágenes orgiásticas incontrovertibles», recuerda la artista en el libro sobre el momento en que vio desaparecer su trabajo de tres años.

En 1964 comenzaría con su serie de colchones intervenidos, pintados de colores estridentes, fluorescentes, de formas variadas (como «Revuélquese y viva» o «Eróticos en technicolor»), una serie que la acompañaría durante el resto de su carrera. «Nacemos, morimos, hacemos el amor, pasamos gran parte de nuestra existencia en un colchón», decía.

De regreso en Buenos Aires, en 1965 llegaría otra de sus obras destacadas, «La Menesunda», instalada originalmente en en el Instituto Di Tella y reconstruida para su 50 aniversario en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, presentada como un laberinto de once ambientes que provocan aromas, sensaciones y experiencias de todo tipo en el espectador, lo que representó una ruptura respecto a los lenguajes visuales de la época.

Por entonces inusual obra buscaba provocar al espectador y sacarlo de la calma de su cotidianeidad: luces de neón en una sala, una pareja acostada en paños menores en una cama, olor a fritura, una maquilladora profesional y una masajista que ofrecían sus servicios, una heladera con temperaturas bajo cero, o ventiladores que hacían volar gran cantidad de papel picado. Su gran logro fue el «arte de participación masiva, el arte que es para todos, que no es elitista», recordaba la reina argentina del pop art en una entrevista. Había largas filas todos los días para ingresar a ver la obra que tenía indignada a la prensa de entonces: «lamentable», «decadente y de mal gusto», «sentimos que nos han tomado el pelo», eran algunos comentarios publicados en los diarios de la época.

Influenciada por el entorno intelectual que rodeaba al Instituto Torcuato Di Tella, creó también «Simultaneidad en simultaneidad» en 1966, una acción en la que invitó a figuras famosas, según su popularidad mediática, quienes fueron filmados, fotografiados, registrados por un circuito cerrado de televisión. A los tres días, estos personajes eran invitados otra vez a la sala de un teatro, en esta oportunidad para verse «invadidos» por los diferentes medios de comunicación: las fotografías, los videos, el audio de sus propias voces y el registro de sus propios movimientos se sumaba a la aparición de personas que en el mismo momento les entregaban un telegrama, e incluso escuchaban sus propios nombres en el noticiero del momento. Una invitación a sentirse alienado por la tecnología. La vanguardia total.

Luego de ganar la Beca Guggenheim (1966), se trasladó a Nueva York, donde creó el «Minuphone» (1967) -recreado en el 2012 por el Espacio Fundación Telefónica de Buenos Aires-, una cabina de teléfono público convencional, con siete efectos especiales que se producían al efectuar una llamada y que se disparaban en forma aleatoria: cambios de luces, viento, ascenso de agua coloreada, deformaciones de la voz y transmisión de la imagen de quien habla por circuito cerrado de televisión a un monitor en el piso de la cabina. La idea de convertir una simple llamada en un happening instantáneo, en un «trip psicodélico», en palabras de la artista.

La blonda artista que hizo de su imagen su impronta, y que suele aparecer en público con overoles y gafas de sol espejadas, volvió a asombrar en 2014 cuando inauguró en la ciudad balnearia de Mar del Plata un gigante «Lobo Marino de Alfajores», escultura de diez metros de altura, ubicada a la entrada del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires, MAR, recubierta por 80 mil envoltorios de alfajores y ya convertida en un icono de la ciudad.

En 2016, la artista argentina obtuvo el prestigioso Premio Velázquez a las Artes Plásticas en España. Luego, presentó la reconstrucción de su emblemática «La Menesunda» en el New Museum de Nueva York, en 2019, y en la galería británica de arte contemporáneo Tate Liverpool, en 2020. En 2021, una colosal réplica del Big Ben -el famoso monumento inglés- «derribado» y cubierto de 20 mil libros políticos, se vio en Piccadilly Gardens, en el marco del Festival Internacional de Manchester (MIF 21).

Hace pocos meses, Minujín fue distinguida con el Konex de Brillante en el rubro Artes Visuales, entregado a las personalidades más destacadas de las Artes Visuales de la última década (2012-2021), la primera vez que el reconocimiento lo obtuvo una mujer.

«Un artista no se repite a sí mismo, sino que se reinventa, a través de cómo cambia el mundo», es una de las frases de esta creadora, cuya obra forma parte de museos como el MoMA, el Guggenheim de Nueva York, el Centro Pompidou de París, La Tate de Londres, el Olympic Park de Seúl, el Reina Sofía de Madrid y muchos otros.

Carlos Morel, el pionero que fue algo más que un pintor costumbrista

Fuente: La NAción – Hace medio siglo, la Sociedad Rural Argentina organizó una exposición sobre las tareas rurales en la iconografía argentina, curada por un experto como Aníbal Aguirre Saravia. Lamentablemente son cosas que no se han repetido en las últimas décadas, perdiéndose así una valiosa tradición que quedó reflejada en óleos, acuarelas y grabados, tanto de artistas argentinos como extranjeros.

Uno de los más representativos entre los primeros es Carlos Morel, porteño, nacido en 1813, al decir de Alejo González Garaño con motivo de la exposición que realizó en 1933 en Amigos del Arte, es el “primer hijo del país que realizara una labor de arte sobresaliente en nuestra patria, en aquellas primeras épocas en las que el medio tornaba dificultosa toda alta manifestación de cultura”.

En alguna oportunidad Morel tomó episodios de la vida cotidiana en las pulperías de los suburbios de la ciudad, donde los paisanos pasaban un momento de esparcimiento, como es el caso de la “Payada en una pulpería” que integró la colección de don Antonio Santamarina y que para algunos críticos por el predominio del rojo y del ocre parece haber sido influenciado por la escuela holandesa. En esta obra en encontramos catorce personajes; aparecen los dos payadores, soldados federales, un paisano rico con su espléndido tirador de plata, una mujer vendedora de empanadas que lleva el canasto sobre la cabeza y contempla la escena y hasta un muchacho que a falta de lugar se ha subido al mostrador y apoyado en un tirante, mientras que el pulpero con tiradores rojos sirve la bebida.

Una de sus mejores realizaciones también resulta el óleo “Mercado de Carretas en la Plaza de Monserrat” de 130 x 0.90 cm.. En esa treintena de personajes donde varios de ellos descansan tomando mate, mientras otros bajan la mercadería de una carreta (barriles, cueros, plumas) que un individuo con aspecto citadino anota con escrupulosidad; otro, que desde la carreta le ofrece una guitarra a otro para entretener al grupo donde no faltan unas mujeres guarecidas debajo de uno los vehículos. Sin duda es un formidable documento costumbrista. Tal fue el interés que despertó esta obra que el coronel Carlos de Lezica el mismo año en que fue ejecutada (1844) la mandó a litografiar en una lámina de gran tamaño en la Litografía de las Artes.

Otras obras de su producción es una serie de litografías entre ellas El Tambo y El Lazo, estas dos se encuentra una sobre orden en el orden indicado y van firmadas abajo y a la izquierda con sus iniciales C.M. En el ángulo superior derecho el artista compuso dos pequeñas escenas, en ellas una vaca extraviada es acosada por los perros; unos peones que enlazan a un novillo, escena propia suburbana sin duda de algún matadero y el vacuno volteado por el caballo.

No faltan entre sus litografías escenas con las consabidas carretas, un rancho de campo, un tambo en las orillas de la ciudad, peones y troperos, o los indios pampas, y el cacique con su mujer.

La producción de Morel termina hacia 1845, más de las últimas cuatro últimas décadas las pasó con su razón en parte trastornada, sin pintar, o haciéndolo y destruyendo sus obras en compañía de su hermana Indalecia, casada con Julián Dupuy en cuya casa de Quilmes falleció el 10 de setiembre de 1894.

Su nombre quedó en el olvido por muchos años, hasta que en 1919 la “Sociedad de Acuarelistas, Pastelistas y Aguafuertistas” realizó una muestra retrospectiva de un conjunto de 17 litografías originales, organizada por ese gran estudioso que fue Alejo González Garaño. Allí Morel llamó la atención como un precursor del arte argentino, y como bien se dijo estaba “armado de condiciones naturales que, sumadas a su alma de un hondo sentir, hubieran producido, al llegar a la madurez, con la conciencia y experiencia dadas por los años, una obra de verdadero mérito, si la enfermedad implacable no hubiese alterado tan altas facultades”.

Al recordarlo en este espacio volvemos como hace 50 años en aquella muestra a honrar al artista a la vez que a recordar sus trabajos.

Nueve galerías argentinas participarán en una nueva edición de la feria ARCOmadrid

Fuente: Télam ~ Nueve galerías argentinas participarán en la próxima edición de la feria ARCOmadrid 2023, que se realizará del 22 al 26 de febrero en la capital española, con un total de 214 galerías de 37 países, donde resalta la apabullante presencia albiceleste, uno de los países del mundo con mayor representación y el más destacado de América Latina.

«La presencia argentina será realmente muy importante este año en la feria», evaluó la directora de Arco, la española Maribel López, en diálogo con Télam sobre esta representación que incluirá stands de Herlitzka+Faria, Pasto, Rolf Art, Ruth Benzacar, W-Galería, Constitución, Diego Obligado de Rosario, Hache y Sendrós.

Sin contar, lógicamente, el país anfitrión que ostenta el mayor número, solo un puñado de naciones (Alemania, Polonia, Italia y Francia) tiene más cantidad de galerías que Argentina, que además, posee la más destacada presencia de toda Latinoamérica: basta pensar que en 2017, cuando Argentina fue el país invitado de honor de la feria, había doce galerías presentes en Arco. Este año serán nada menos que nueve.

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Foto: prensa.

En lugar de un país invitado, la región mediterránea -titulada «Mediterráneo: un mar redondo»- será el tema central de la 42 edición de la feria organizada por Ifema, que recibe cada año más de 90 mil visitantes, ávidos de conocer la obra diversa y vibrante de más de 1.300 artistas de todo el mundo.

La sección principal albergará a las porteñas Herlitzka+Faria, Pasto, Rolf Art, Ruth Benzacar y W-Galería, mientras que en el sector Opening by Allianz -un mapa de las apuestas del galerismo joven internacional- estará presente la porteña Constitución, entre un total de 20 galerías.

En el apartado «Nunca lo mismo», con curaduría de Mariano Mayer y Manuela Moscoso, se verá una selección formada por 11 galerías internacionales que representan a artistas latinoamericanos y su histórico vínculo con España, donde destaca el stand de Diego Obligado de Rosario (Andrea Ostera), Hache (Florencia Böhtlingk) y Sendrós (Andrés Piña) de Buenos Aires.

Foto prensa
Foto: prensa.

«La fuerte presencia de latinoamericanos que están viniendo de varios países a vivir en la ciudad hace que Madrid se haya convertido en un punto muy importante donde hablar de arte y hablar de Latinoamérica», señaló López, durante la entrevista con Télam.

En ese sentido, la sección «Nunca lo mismo. Arte latinoamericano» buscará reforzar la investigación en torno a la creación latinoamericana y su relación con todos los agentes presentes en la feria, a través de un mapeo de artistas de la región.

El sector Opening by Allianz volverá a ser el espacio de descubrimiento de nuevas propuestas en la feria, una selección que estuvo a cargo de Julia Morandeira y Yina Jiménez Suriel, y que representa el joven galerismo internacional, como la argentina Constitución pero también Foro.Space, HOA, Pequod Co, The Liminal o Zina.

De cara a una nueva edición, la feria potencia su voluntad de seguir investigando en las prácticas artísticas pasadas, presentes y futuras, lo que ha impulsado la incorporación de nuevas galerías internacionales que se suman por primera vez a este gran encuentro global.

Además, la ciudad de Madrid ofrecerá una agenda vibrante en coincidencia con los días de ARCO, la feria española que, desde su creación, constituye una de las principales plataformas del mercado del arte contemporáneo y que recibirá la presencia de más de 500 coleccionistas y profesionales invitados.

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Foto: prensa.

El próximo 23 de febrero en Matadero Madrid, donde se celebra la tradicional cena de la Fundación ARCO, se realizará previamente el acto de entrega de las tres categorías del Premios «A» al Coleccionismo que otorga la feria cada año y que en su 27 edición lo recibirá el matrimonio argentino Juan Vergez y Patricia Pearson de Vergez, por su «Colección Privada Latinoamericana».

– Télam: ¿Cuáles son las principales expectativas con respecto a la edición 2023 de la feria ARCOmadrid?

– Maribel López: ARCOmadrid 2023 se plantea como una feria sobre la que hay realmente grandes expectativas desde el principio. Desde que empezamos a trabajar en ella, con las galerías, recibiendo sus propuestas, recibiendo las propuestas de los equipos curatoriales, hemos visto que se generaba mucho interés en la feria, por participar y por asumir también riesgos en las presentaciones; lo que nos dice que hay confianza en la feria de este año. También podemos decir, creo ya con cierta tranquilidad, que efectivamente la pandemia queda un poco a nuestras espaldas y eso también lo notamos en la presencia de coleccionistas, en cómo este año se están volcando en venir desde muchos países. Vemos muchas personas con muchas ganas de descubrir los contenidos de la feria.

– ¿Qué significa esta importante presencia albiceleste en el esquema general de la feria?

– La presencia argentina es realmente importante este año. Eso nos llena de orgullo porque los contenidos artísticos del país son uno de los focos de investigación para comisarios y coleccionistas que participan en Arco. Y se debe realmente a la investigación, yo creo, de esos profesionales también que animan a las galerías, que la siguen, así como a los coleccionistas que a lo largo del año les compran y también les dan seguimiento. Es una presencia que realmente será muy importante este año en la feria.

Foto prensa
Foto: prensa.

– Además de Argentina, ARCOmadrid contará con galerías de Brasil, México, Perú, Chile, Colombia, Guatemala, Cuba, Uruguay y Venezuela, es decir, una rutilante presencia latinoamericana. ¿Qué nos dice este aluvión latinoamericano presente en ARCOMadrid?

– Esa presencia latinoamericana no solo de Argentina sino de tantos otros países Brasil, México, Perú, Chile, Colombia, Guatemala, Uruguay, se debe a un trabajo común bien hecho a lo largo de los años, en una investigación compartida de descubrimiento, de conocer, de seguir a los artistas. Eso ha tenido a lo largo de todos estos años una presencia más asentada tanto en las galerías españolas como en las galerías europeas que participan en Arco, porque la comprenden como la feria donde dar presencia y visibilidad a sus artistas latinoamericanos, donde va a ser más exitosa. Eso y además la fuerte presencia de latinoamericanos que están viniendo, de varios países, a vivir en la ciudad hace que Madrid sea un punto muy importante para hablar de arte y hablar de Latinoamérica.

– ¿De qué manera la ciudad de Madrid acompañará a la feria con su oferta cultural?

– Como siempre la ciudad se prepara para Arco, se viste de gala, a través de las exposiciones de instituciones, como obviamente el Museo Reina Sofía, con exposiciones de varios artistas latinoamericanos o la Sala Alcalá 31 con una retrospectiva del importantísimo artista español Juan Muñoz y algunas otros proyectos que vienen a abrazar el concepto central de este año que es en torno al Mar Mediterráneo, presentaciones de películas, sesiones de música o incluso proyectos que dan visibilidad a la escena local más joven, de la mano de los espacios alternativos. Creo que este año la ciudad acogerá muchos registros desde los grandes maestros en los grandes museos hasta las creaciones más jóvenes.

Llegan a Buenos Aires más de cien imágenes icónicas de Steve McCurry, el fotógrafo de la niña afgana

Fuente: La Nación ~ Desde el 15 de febrero, se exhibirán obras de gran formato del premiado artista estadounidense en la muestra “Icons”, en el Pabellón Frers de La Rural.

Mirada de pánico y orgullo; los ojos bien abiertos de la niña afgana siguen fascinando. McCurry retrató a Sharbat Gula en el campo de refugiados de Nasir Bagh en 1984, durante la guerra de Afganistán. La foto -tapa de la revista National Geographic en 1985- viajó por el mundo y se convirtió en un símbolo de la crítica situación de los refugiados y víctimas de los conflictos armados.

El 15 de febrero, el emblemático fotógrafo regresa a Buenos Aires con Icons, una retrospectiva curada por Biba Giacchet en la que se volverán a ver esta y otras de sus imágenes más icónicas. Registros de Afganistán a la India, del sudeste asiático a África, de Cuba a Estados Unidos o de Brasil a Italia: la exposición, con más de 100 fotografías de gran formato, tendrá lugar en el Pabellón Frers de La Rural, la misma sala volcada al arte recientemente a partir de las muestras de Van Gogh y Banksy.

La 'niña afgana' que fue portada de National Geographic en 1985: Sharbat Gula y sus ojos verdes en la emblemática imagen de Steve McCurry
La ‘niña afgana’ que fue portada de National Geographic en 1985: Sharbat Gula y sus ojos verdes en la emblemática imagen de Steve McCurry

Steve McCurry nació en los suburbios de Filadelfia, Pensilvania, estudió cine en la Pennsylvania State University y trabajó un tiempo para un diario local. Luego de lanzarse freelance, realizó su primer viaje a la India; una aventura que emprendió “armado” con una bolsa de ropa y rollos fotográficos. Ahí aprendió a observar y esperar. “Si eres paciente, la gente olvida tu cámara y deja aflorar su alma”, dijo.

"Icons" es una de las retrospectivas más completas del famoso fotógrafo estadounidense
«Icons» es una de las retrospectivas más completas del famoso fotógrafo estadounidense

Su carrera alcanzó un punto decisivo cuando, gracias a un grupo de refugiados afganos, después de pasar semanas conviviendo con los muyahidines y vestido como uno más, cruzó la frontera pakistaní y entró en territorio afgano controlado por los rebeldes justo antes de la invasión soviética. Cuando salió, tenía rollos fotográficos cosidos a su ropa con imágenes que darían la vuelta al mundo por ser las primeras que mostrarían el rostro humano del conflicto. Por este trabajo ganó la medalla de oro de Robert Capa al mejor reportaje fotográfico del extranjero, premio dedicado a los fotógrafos que muestran un valor e iniciativa excepcionales.

Calcutta, West Bengal, India, en una imagen de 1982
Calcutta, West Bengal, India, en una imagen de 1982Steve McCurry

Desde entonces, McCurry ha creado un portfolio inigualable, viajando por países de los siete continentes. Su extenso trabajo -que abarca conflictos, culturas en extinción, tradiciones antiguas y sociedades contemporáneas- conserva esa característica forma de capturar a las personas; la esencia de la lucha y la alegría humana. Por eso, se dice que es retratista de un complejo universo de experiencias y emociones que conectan al espectador con diferentes realidades y formas de entender la vida.

En su trayectoria ha sido reconocido además con otros premios prestigiosos, incluido el National Press Photographers Award y cuatro veces el primer premio del concurso World Press Photo. El Ministro de Cultura de Francia también lo nombró Caballero de la Orden de las Artes y las Letras y, más recientemente, la Royal Photographic Society de Londres le otorgó la Centenary Medal for Lifetime Achievement.

Guide, Gulmarg, Kashmir, 1999
Guide, Gulmarg, Kashmir, 1999Steve McCurry

La obra de McCurry se expuso en Buenos Aires en dos oportunidades anteriores: la primera vez, en 2010, fue todo un suceso. En 2016, regresó con Sin fronteras al Centro Cultural Borges, donde por supuesto escogió de su archivo personal las mejores tomas.

Dos retratos pintados por Goya se convierten en los más caros del artista: 16,4 millones de dólares

Fuente: La Nación ~ El maestro español superó su propio récord con dos cuadros de 1805, los únicos retratos dobles de mujeres que pintó en su vida.

La subasta de dos retratos pintados por el artista español Francisco de Goya en 1805 batieron hoy un récord en Christie’s, Nueva York. Un coleccionista anónimo pagó 16,4 millones de dólares por Retrato de Doña María Vicenta Barruso Valdés y Retrato de su madre Doña Leonora Antonia Valdés de Barruso.

En el primero se ve a la mujer sentada en un sofá con un perrito faldero y en el otro, la protagonista está sentada en una silla sosteniendo un abanico. Ambos retratos fueron fechados y firmados por Goya (en el ángulo inferior izquierdo el primero, y en el derecho el segundo) e incluyen inscripciones con el nombre de las retratadas, señala la casa de subastas.

Según Christie’s, los retratos pasaron por varios coleccionistas importantes (entre otros, Stanislas O’Rossen) y fueron adquiridos en 1951 por la familia del actual propietario. Los dos cuadros fueron encargados en 1805 por Salvador Anselmo Barruso de Ybaretta, marido de doña Leonora y padre de María Vicenta Barruso Valdés. En 2008 se expusieron en el Museo del Prado como parte de la exposición Goya en tiempos de guerra.

Francisco Goya fue el artista español más importante de fines del sigo XVIII y del XIX. Estos retratos fueron pintados en 1805, cuando estaba en la cima de su capacidad creativa y produjo sus obras más célebres; son uno de los pocos retratos dobles del aragonés que quedaban en manos privadas y se trata también delúnico protagonizado por dos mujeres.

El único fabricante de pinceles para fileteado porteño del país es marplatense

Fuente: 0223 ~ Rolando “Pepe” Carnevale es el único fabricante de pinceles para fileteado porteño del país y está al frente de Pinceles Carnevale desde hace 40 años.“No se si soy el único, considero que hago el mejor pincel porque le pongo mucho amor a cada uno”, dice.

A fines del siglo XIX, en un contexto de transformación del país y de gran inmigración Europea surgió en la actual Ciudad Autónoma de Buenos Aires el fileteado porteño, una técnica en la que los inmigrantes combinaban su estilo artístico con elementos criollos y crearon así, un estilo típicamente argentino. Un buen filete no se reduce solo a trazos vistosos y buen pulso, sino que, para que se realice correctamente es necesario contar con la materia prima adecuada y es en Mar del Plata donde vive el único artesano de fileteado porteño: Rolando “Pepe” Carnevale es el único fabricante de pinceles del país y está al frente de Pinceles Carnevale desde hace 40 años.

“El filete comenzó como un elemento para decorar carros de alimentos y colectivos. Se usaba además del filete el trabajo de letrista”, explica en diálogo con 0223 Pepe al tiempo que detalla que si bien él se dedica al fileteado como productor de materiales desde hace 40 años, fue de su padre de quien aprendió el oficio. “Empecé a dedicarme a esto porque no quería trabajar más en relación de dependencia”, cuenta el propietario de Pinceles Carnevale, firma que comenzó su padre en 1952 y que se mantiene activa hasta la fecha.

De acuerdo a la explicación del artesano, el pincel de filete es distinto al que utilizan los artistas plásticos académicos ya que, un pincel tradicional es de crin de caballo o cerda de pestaña de vaca, mientras que el que se utiliza para la tradicional técnica porteña tiene cerdas confeccionadas con pelo de buey -extraído de la oreja de la vaca-.ya que ofrece mayor resistencia de carga y permite un trazo continuo más prolongado.

Armar un pincel de cerda de buey no es para cualquiera. “Pepe” con paciencia realiza kits de cinco pinceles y cintas por pedido y explica que tanto él como su hijo -que está dando sus primeros pasos en el oficio- reciben la cerda en bruto por cantidad y arman los pinceles con diferentes largos y grosores que catalogan por número. “Los que más salen son los 10 o 12 que son los utilizados para los detalles y las líneas finas. Generalmente armamos pinceles hasta el número 22 porque un 30 no te pide nadie”, detalla al tiempo que agrega que para fondear el fileteador generalmente utiliza un pincel común por los costos de los pinceles artesanales específicos para la disciplina.

“Antes hacía pinceles para letra y filete, ahora con el ploteado el letrista casi desapareció y solo hago pinceles por encargo para fileteadores”, dice mientras resalta que su trabajo es completamente artesanal, desde el mango del pincel hasta la punta de la última cerda. “No se si soy el único, considero que hago el mejor pincel porque le pongo mucho amor a cada uno”, revela.

Treinta artistas plásticos rinden tributo a Spinetta en Arequipa

Fuente: La Nación ~ Con obras realizadas en un formato que simula las portadas de los tradicionales vinilos, una muestra colectiva presenta distintas interpretaciones de la música del “Flaco”.

La ciudad de Arequipa convocó a treinta de artistas plásticos destacados, así como a promisorios nóveles pintores, para que representen con imágenes las canciones más importantes de Luis Alberto “El Flaco” Spinetta.

A modo de tributo, los participantes han procurado asignar perspectivas personalísimas a las obras del Flaco que más han repercutido en sus vidas. Las producciones plásticas están presentadas en un formato que simula en características y tamaño a las portadas de los vinilos de 12″, por lo que la muestra simula una exposición de posibles álbumes o maxi singles de Spinetta.

Toda la Vida Tiene Música Hoy
Toda la Vida Tiene Música HoyRICARDO CÓRDOVA – Arequipa Interpretando a Spinetta

La muestra se inauguró el lunes 23 en el Hall del Paraninfo de la Universidad Nacional de San Agustín (Día Nacional del Músico y natalicio de Spinetta) y seguirá hasta el 6 de febrero.

La Aventura de la Abeja Reina
La Aventura de la Abeja ReinaLIZANDRO HOLGUIN – Arequipa Interpretando a Spinetta

Algunos de los reconocidos artistas son: Ricardo Córdova, Fredy Hurtado, Carlos Ticona, Jaime Mamani, Nereida Apaza, Jhonathan Quezada, José Álvarez y Jesús Carpio.

Marta Minujín: «Creo que soy Dalí en mujer»

Fuente: El Ojo del Arte ~ Vestida siempre con su overol multicolor, su obra es un claro exponente del arte pop a nivel mundial. En 1963 realizó su primer happening: La Destrucción. 

Vestida con su overol multicolor, Marta Minujín se mueve de acá para allá en su taller de San Cristóbal. Se prepara para presentar tres libros e inaugurar nueve exposiciones en distintas partes del mundo. Pero lo que más la fascina es la acción multitudinaria que cerrará la Bienal de Performance, Find Your Equal: una aplicación para el celular hará que los participantes encuentren sus almas gemelas en la ciudad. Nada es imposible para ella. “A mí siempre me gusta descolocar para crecer. Al descolocarse, la gente crece porque se tiene que ajustar a una nueva circunstancia”, dice. 

Mientras tanto, se revisa su obra en el Centro Walker de Minneapolis, donde integra una exposición con otros exponentes del pop mundial, International pop, que luego se verá en Dallas y Filadelfia. En París, montará su Chambre d’amour en la muestra colectiva My Buenos Aires en la Maison Rouge. De regreso en Buenos Aires, inaugurará la Suite Minujín en el Brick Hotel, una habitación temática donde siempre podrá pasar la noche. En septiembre, la obra Simultaneidad en simultaneidad integrará la muestra North South By East West, en el MoMA. Para la misma fecha, en la Tate de Londres, The World Goes Pop incluirá un colchón de 1962 e imágenes de La Menesunda, una megainstalación performática que en octubre será recreada en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (Mamba). “Voy a estar dos meses trabajando en el Mamba. Pero en el medio viajo a Londres porque me invitaron de la Tate a dar una charla sobre performance con otras dos mujeres seleccionadas, una asiática y una africana”, cuenta. 

Con tanto viaje, tiene postergado su libro autobiográfico, ya contratado por Random House. En arteBA se lanzará el grueso tomo Marta Minujín. Happening & performances, auspiciado por el Gobierno de la Ciudad. Y en la galería Henrique Faría se presentan sus diarios de juventud, Los años psicodélicos, editado por Mansalva y comentado por Fernando García. “En el 69, yo venía muy hippie de Estados Unidos y me encontré con gente muy cuadrada. Nos juntábamos en una plaza con más hippies y rockeros como los de Manal, Spinetta y Tanguito, y escribíamos y dibujábamos en hojas con marcadores. Se las regalábamos a gente linda que pasaba por ahí”, cuenta. 

—¿Arte, arte, arte? 

—Yo siempre digo que hay que vivir en arte. A mí primero me pasó que era como un existencialista que se quería suicidar, y era todo negro y horrible. Cuando me hice pop empecé a gozar de vivir en arte. Es un espacio que yo me inventé, en el cual soy feliz. En cambio, en la vida cotidiana no soy tan feliz. No es una desesperación como Modigliani, Camille Claudel o Van Gogh. Esa desesperación ya la pasé, por el hecho de haber vivido en los 70, y haber sido contemporánea de los Beatles y los Rolling Stones, las minifaldas y los colores lindos. Ya soy happy y me tomo la vida como una cosa multicolor. Y quiero que todos hagan eso. No tengo miedo al ridículo o al papelón. Lo mío es el arte imposible: las Cataratas del Iguazú de Vodka, podría hacer… cosas así invento siempre.

—Y este año estás en todo el mundo. ¿Te están redescubriendo? 

—Viajo una vez por mes, porque ahora reconocieron lo que hice antes como algo único y genial. No solo en el pop sino con la tecnología: la cabina telefónica electrónica Minuphone (1967), Simultaneidad en simultaneidad (1966), Importación Exportación (1968)… Ahora posiblemente me inviten a Documenta, Kassel, por los mitos caídos: El Obelisco acostado (1978), El Obelisco de pan dulce (1979), La Torre Eiffel de pan baguette (1982), El Partenón de los Libros (1983)… Por algo varios museos compraron obras: la Tate, el MoMA, el Pompidou. Yo soy pionera desde siempre. Viajo mucho, pero me gusta vivir en hoteles. El tiempo no pasa. Tenés pocas cosas. Nada te retrotrae al pasado. Yo viviría siempre en un hotel como vivió Dalí con Gala. Yo me creo que soy Dalí en mujer. Sudamericana. Tengo ese espíritu: él era increíblemente juguetón. No paraba. 

—¿Vendría a ser tu alma gemela? 

—Sí, Dalí y Warhol. 

—El MoMA se disculpó recientemente con Yoko Ono por haberla relegado. ¿Qué pensás de esto? 

—Yo creo que ella era muy genial en los 60 como artista plástica y después pasó a otra cosa. Era muy buena, muy rebelde. Hizo un arte conceptual muy interesante. El amor con Lennon fue tan grande, que se disolvió en otra cosa. Se convirtió en la mujer de Lennon.

—¿El amor a vos te ayuda en el arte? 

—Yo creo que es paralelo. Para mí es muy bueno, porque es algo sólido en mi vida. Desde los dieciséis años estoy con la misma persona, con quien después me casé y tuve dos hijos. En mi vida no me manejo, soy frágil. Con los sentimientos soy muy frágil. Me duele muchísimo cualquier cosa, soy muy susceptible, tengo desesperación… En cambio, soy fuertísima en el arte. Cuando vengo acá al taller, soy una máquina que se pone en marcha. Encima, me creo que soy genial. Hago un arte único. Y soy mujer. Eso, hace cuarenta años, era muy difícil. ¡Y además, sudamericana! En Nueva York eso era imposible y, sin embargo, tuve un éxito brutal, salí en Newsweek, Times, The New York Times. Tenía veintiséis años, aparecía en todas las revistas y me conocían por la calle.

—En la Argentina sos muy popular. 

—Es increíble el feedback de la gente, el amor. ¡Es locura! Chicos de cinco años me reconocen, los cartoneros me gritan “¡Marta, no te mueras nunca!”. En los taxis, también. Al mismo tiempo, quisiera que no me conozcan, y entonces, me pongo una capucha, me saco los anteojos y camino, pero por la voz me reconocen, o porque soy de otro planeta. Pero soy como Woody Allen, que dice no quiero que me conozcan, no quiero que me conozcan, pero va al psicoanalista y dice, ¡ay, nadie me conoce! No quiero que me conozcan, pero no sé qué haría si no me conocieran. Por suerte me conocen con buena onda.

—Sos un ícono. 

—Sí, y en el mundo también, porque no hay mujeres de mi edad que estén vivas y activas que hayan tirado un pollo de un helicóptero o incendiado a Gardel. Y que hayan estado con tanta gente famosísima, como Le Corbusier… Siempre estuve rodeada de talento. A mí me gusta mucho la filosofía y los intelectuales. Ahora estoy leyendo muchas biografías, y estoy enloquecida con la de Mandela. Me gusta su lucha tremenda. Me gusta la gente luchadora. Yo lo soy. He tenido algunos momentos raros, estuve muy deprimida, y fue muy feo hasta que logré salir de todo eso. Ahora estoy bárbara. Estoy contenta.

—Con todo este acelere, ¿dormís de noche? 

—No, no, duermo poco. Hoy me desperté a las cinco de la mañana. Tengo una energía brutal, pero la energía se me desarrolla con la energía. Si me quedo quieta, se vuelve contra mí. Tampoco puedo estar quieta nunca, y eso tiene sus contras, porque yo no sé cómo va a ser mi porvenir. No sé si voy a soportar después estar como otros artistas que ya no se pueden mover. Yo no sé qué va a pasar conmigo. Creo que a los ochenta años voy a estar igual. Pero si no, prefiero no estar. 

—¿Cómo te cuidás? 

—Hice gimnasia toda la vida, porque me hace bien. Hago todos los días sola con la televisión, con unos DVD que tengo, religiosamente. No puedo ir a los gimnasios porque me empiezan a mirar. Ahora empecé una clase de zumba con unas chicas de veintiocho años, que me divierte, ya me conocen y no hay problema. Entonces, ¡bailo! También viajo por Latinoamérica con Bebe (su marido, Juan Carlos Gómez Sabaini), que es economista y trabaja en Centroamérica, y ahí tomo clases de salsa. Me encanta ir a Chichicastenango, en Guatemala, y por eso siempre me visto de colores. Traigo esas telas y me hago hacer cosas. Ya adopté el overol, porque te lo metés y sos de una manera. También me encantan los vestidos, pero son inaccesibles. No gastaría plata en eso, prefiero gastarla en mi taller. 

—No te imagino en comidas como la señora de… 

—No, no soy. Yo me voy por ahí con los indios, desaparezco, vuelvo a la noche. Nunca fui a las comidas de él, ni nada. La primera vez que fui, le pregunté a la mujer que no trabajaba “¿Y qué hacés todo el día?”. Quedé pésimo y nunca más fui. No tengo nada de qué hablar. Nosotros, que ya estamos solos porque los chicos ya se fueron por ahí, no comemos nunca en casa. Comemos en bares, así nomás, rápido, porque odio los restaurantes. No puedo soportar la solemnidad. Me bajoneo. O como parada al lado de la heladera cuando me levanto a la noche. Los cócteles también me gustan. Sentarme me mata. Después llego a mi casa, me subo a la bicicleta fija y anoche vi Cleopatra en la televisión. Tengo muchas invitaciones, pero ya no voy. No quiero ver tanto la obra de los demás, prefiero concentrarme en la mía. Me dispersa. Cuando viajo, veo todo en dos días y me vuelvo. Además, no me gusta juzgar. Si juzgo no lo voy a ver tan genial como yo, y eso no me gusta. Decirle sos genial a una persona joven no podría, porque tengo que ver toda su trayectoria. Hay artistas que hacen cosas geniales ahora, pero hay que ver en treinta años. 

—¿Qué arte te gusta mirar? 

—El arriesgado. Desconfío un poco de la gente joven que vende mucho. Puede llegar a contaminar. Yo no vendí nunca en mi vida, hasta hace poco. Viví de becas. No vendo todo. Si la persona no me gusta no le vendo. No quiero que mis obras tengan gente de mala onda. O no saber quién las tiene. Pero tengo una serie de arte popular baratísimo, $500 o $200, unas cositas chiquitas que a veces se las vendo a la gente. Hago muchísimo canje. Tengo canje en un café de la esquina. Al Brick Hotel le pago con un cuadro y puedo ir a dormir cuando quiera. Tengo otro hotel en Mar del Plata. En Nueva York estuve en los mejores hoteles por varios años a cambio de una obra. Prefiero el canje. Con ropa tengo trato con Min Agostini, que me hace los overoles. Si necesito algo, voy, dibujo algo y los convenzo.

—¿Qué otra profesión podrías haber tenido en tu vida? 

—Podría haber sido cantante de rock. Una Rolling Stone. Mick Jagger en mujer. Madonna también me parece extraordinaria. No podría haber sido actriz, porque no puedo actuar ni seguir un libreto. Jamás puedo hacer nada por encargo. No me sale. No sé de dónde salí. Mis padres eran lo contrario. Acá mi abuelo hacía uniformes. Siempre creí mucho en mí: abandoné Bellas Artes, pero no para estudiar en París, sino para hacer mis obras en París. Fui a romper y arrastrar colchones, vivir sin un peso, sin baño ni calefacción.

—¿Nunca se te ocurrió dar clases? 

—Nunca aprendí, tampoco. Una vez probé y creí que me suicidaba: ¡era tan lento el aprendizaje de la gente! Pero me gusta muchísimo la energía de la gente joven. Mis nietos me dominan, ¡me encantan! Mis amigas, artistas de París y Nueva York, no tienen ni hijos ni parejas ni nada. Están dedicadas al arte cien por cien. Yo prefiero tener familia.

—Sophie Calle dice que la libertad es no tener hijos. 

—Para mí, está equivocada ¡Lo de la madre fue atroz! ¡Filmarla cuando se murió! Su arte, conceptual, es interesante. Pero como persona no es tan simpática. En cambio, ¡Abramovic es simpatiquísima!

—Dice que es la abuela de la performance. 

—Noooo, yo empecé mucho antes. Ella tiene cuatro años menos que yo, pero empezó mucho más tarde. Igual creo que hay mucho invento, no creo que haya caminado toda la Muralla China… Pero en el arte no importa: si vos lo inventaste, es cierto. Si no, ¿cómo hago las cosas que hago? ¿Cómo convenzo a alguien de que pare ocho fábricas de pan dulce y me los mande todos a plaza Italia para que yo haga un obelisco? Hay que convencerlos. Hay mucha gente que solamente ve el dinero. Yo no gano un centavo. Ahora quiero hacer un laberinto con un minotauro en la costa, gigante. Se me ocurren todo el tiempo estas cosas.

—¿Qué pensás de la performance actual? 

—Son todas distintas. Lo que hace Marina Abramovic ha sido muy criticado por otras performers amigas mías que son más pioneras, como Carolee Schneemann. Dice que encontró una forma muy parecida al budismo y al yoga, pero también hizo marketing. Para mí, las performances son irrepetibles.

—¿No podría existir el método Minujín? 

—No, porque es lo inesperado. Lo insólito. Ocurre una sola vez y no dura más de diez minutos. Es como entrar en un dibujo animado… ¡es muy animado! Si pudiera hacer un arco iris o una lluvia de estrellas, lo haría. Es el mundo del arte contemporáneo, pero con el espíritu Minujín, que es un espíritu feliz. Y no es fingida mi felicidad: meterse en el arte te hace feliz, y eso es lo que quiero contagiar a la gente, toda la vida. Pero me gusta Abramovic. ¿Vos crees que se habrá operado? 

[Marta hace el gesto de estirarse la cara. Cuesta creer que la artista argentina más conocida, este torbellino de pelo plateado y gafas de aviador, tenga ya setenta y dos años. Se mueve, habla, hace y piensa como una muchachita…].

—¡Estás bárbara! 

—Puedo estar mejor, pero no tengo tiempo. Yo no me hice nada, por ahora, pero es lindo verse bien. Pero soy muy descuidada con la salud. No voy al médico hace treinta y cinco años. Pero debería: me intoxica la pintura con la que trabajo y tengo catarro crónico. No me crecen más las uñas. Odio la medicina. Pero en cualquier momento me puede dar un patatús, como a Rogelio (Polesello), pobre Rogelio… Me voy a hacer un chequeo… Ya está, ¿no? 

BIO. Nació en Buenos Aires en 1943. En 1963 realizó su primer happening, La Destrucción. En 1966 hizo Simultaneidad en simultaneidad, parte de Three Countries Happening, con A. Kaprow (New York) y W. Vostell (Berlín). Algunas obras efímeras de participación masiva: El Partenón de Libros (1983), C. Gardel de fuego (1981), La Torre de Babel con libros de todo el mundo (2011). Su obra es parte de colecciones del mundo: Museo Guggenheim (New York), Art Museum of the Americas (Washington D.C.), Olympic Park (Seúl), Museo Nacional de Bellas Artes, MALBA (Buenos Aires) y colecciones privadas en Francia, Italia, Brasil, Colombia, Argentina, Estados Unidos y Canadá. En 2011 expuso en New York y uno de sus colchones está en la colección permanente del Centre Pompidou. En 2017, volvió a hacer el Partenón de los libros prohibidos, en la edición 14 de Documenta Kassel, con 100000 ejemplares. 

Del libro Entrevista con el arte (India, 2018), publicado originalmente en La Nación, Cultura, 18/5/15.