Lanzan el primer concurso de arte que entregará premios en criptomonedas

Fuente: Clarín ~ Argentina lanzó la primera edición del Premio B·Arte, un concurso destinado a artistas de todo el país que ofrecerá 400.000 pesos para las obras ganadoras, con la particularidad de que serán otorgados en bitcoins.

Se trata de una iniciativa que tiene el propósito de insertar a la producción artística local en lo que parece ser una de las grandes transformaciones del mercado de arte, impulsada a partir de la fusión entre las criptomonedas y los NFT, la tecnología que permite certificar la autenticidad de una creación digital y diferenciarla de eventuales copias.

Hace cinco meses, las criptomonedas circulaban fluidamente en los mercados financieros pero permanecían ajenas al ecosistema del arte, tanto como los Token no fungible o NFT, el sistema que certifica la autenticidad de un activo digital y permitió licuar la preocupación que acechaba a los creadores de contenidos virtuales: cómo validar la autoría de una obra que a diferencia de un bien tangible puede multiplicarse en las plataformas sin que sea posible distinguir un original de sus múltiples imitaciones.

Todo cambió en marzo pasado cuando el artista estadounidense Beeple vendió por 69,3 millones de dólares una obra digital propia a través de la tradicional casa de subastas Christie’s, que por primera vez en su historia decidió aceptar criptomonedas como medio de pago para la transacción.

Desde entonces, no dejan de replicarse en el mercado de arte las operaciones concretadas con monedas virtuales y legitimadas a través del NFT que han dado lugar a una oferta heterogénea que alcanza otras expresiones además del arte, como la apuesta del CEO de Twitter, Jack Dorsey, quien validó con esta tecnología el primer tweet de la red que fue publicado el 21 de marzo de 2006 y lo vendió en 2.9 millones de dólares.

El NFT, en crecimiento

La muestra "Quantum", el 4 de junio de 2021. Foto AFP
La muestra «Quantum», el 4 de junio de 2021. Foto AFP

O el famoso meme «Disaster girl», una imagen de 2005 en la que se ve a una niña sonriendo con una casa en llamas al fondo. Esa chica, que se llama Zoë Roth y tiene ahora 21 años, decidió convertirlo en un NFT y obtuvo por su venta medio millón de dólares.

En la Argentina esta nueva experiencia tuvo algunos desprendimientos aislados como un videopoema realizado por Matías Buonfrate que se convirtió en la primera obra tokenizada del país o la criptoferia realizada en mayo pasado por el galerista Diego Trulls- pero se descuenta que se sumergirá en la tendencia, como lo evidencia el flamante lanzamiento del Premio B·Arte, que propone distinguir una obra de arte física y otra digital con el otorgamiento de 400.000 pesos en bitcoins, la criptomoneda fundante de este nuevo universo en el que el dinero pierde su condición tangible pero no su poder de compra.

La otra particularidad del certamen es que las creaciones ganadoras serán transformadas en NFT.

La iniciativa, impulsada por la ONG Bitcoin Argentina, pretende reconocer la producción artística y al mismo tiempo consolidar a las criptomonedas como herramienta de intercambio para las transacciones vinculadas al mercado de arte. Habrá dos categorías: por un lado arte físico -que incluirá esculturas, impresiones 3D, dibujos, pinturas y collages- y por el otro arte digital, es decir, imágenes digitales, videos o animaciones de corta duración máximo de un minuto. Y además de los dos premios de 400.000 pesos en bitcoins se contemplarán 300.000 para menciones.

El concurso​

¿Quiénes podrán participar? Artistas mayores de 18 años o colectivos de todo el país con una obra original que aborde el tema del concurso: «La descentralización disrumpe en el arte«, una consigna que según los organizadores propone «poner en evidencia la irrupción de las nuevas tecnologías que promueven la descentralización y la independencia económica con las artes plásticas como herramienta y lenguaje expresivo».

«El Premio se propone también aumentar la difusión y la comprensión de los NFT por parte de los artistas, de los coleccionistas y para que el público en general empiece a conocer las diversas aplicaciones que esta tecnología tiene para la vida no sólo financiera sino también en los distintos espacios de la sociedad y la cultura contemporánea -señala a Télam la artista Aída Pippo, una de las integrantes del jurado-. Las criptomonedas son una excelente herramienta para el comercio del arte«.

«Los trabajos seleccionados serán expuestos y guiaremos a los autores en la generación del NFT de su obra. Todos estos elementos serán de gran ayuda para que un colectivo, como es el artístico (donde la adopción de la tecnología es muy dispar), logre descubrir que, aunque un artista decida pintar al óleo con técnicas clásicas, la tecnología le abre una ventana a la sociedad global que afianza su independencia y lo conecta con el mundo, independientemente del mensaje o las herramientas propias», apunta la artista e ilustradora, que desde hace unos años investiga las nuevas tecnologías aplicadas al arte y su difusión.

¿Los artistas argentinos tienen interés por explorar estas temáticas o el concurso intenta funcionar como un disparador para que algunos comiencen a aproximarse y a reflexionar sobre un fenómeno que aún está inexplotado o en ciernes? «Los NFT nacieron en el 2017 casi como un juego, de la mano de los memes y del gaming y encontraron un impulso espectacular hace unos meses con la subasta de la obra monumental de Beeple, dicho sea de paso, un artista importantísimo del arte digital y multimedia. A partir de allí han proliferado plataformas, market places y artistas que exploran estos nuevos lenguajes. La Argentina no es la excepción. Tenemos muchos artistas en el país vendiendo sus obras e incluso algunas plataformas de desarrollo local», analiza Pippo.

Otro de los miembros del jurado e impulsores de la iniciativa es Alberto Echegaray Guevara, un empresario y artista que se hizo conocido durante la Bienal de Venecia de 2019 cuando presentó una obra conceptual consistente en tres esferas rellenas con dólares triturados y 250 bitcoins auténticos que fue comprada en esa moneda por un coleccionista y hoy vale más 8.5 millones de dólares. «Las criptomonedas son solamente una resultante de esa revolución exponencial de la tecnología que se está dando en todo el planeta», indica a Télam.

«Beeple ha sido un ejemplo dentro de toda esta locura de los NFT. Es muy interesante porque mucha gente se pregunta por qué un artista que no es conocido puede vender una obra a 69 millones de dólares en una casa de subastas tan importante. Puede no ser tan conocido en ciertos ambientes del arte pero si lo comparamos con un Jeff Koons que tiene de repente menos de 400 o 500 mil seguidores en plataformas de redes sociales, Beeple sobrepasa los dos millones, o sea que representa a una cantidad de nuevos coleccionistas que están revolucionando el arte digital, que es donde no existen límites», señala.

Los premios de B·Arte 2021

En las bases y condiciones del flamante premio se establece que las obras no podrán ser «efímeras», y que no se admitirán «performances, happenings, intervenciones del espacio ni obras realizadas con materiales perecederos, así como no se aceptarán obras que ofendan la susceptibilidad del público ni obras que incluyan imágenes con derecho de autor diferente del autor de la obra».

Estos requerimientos parecen una estrategia para «frenar» muchos de los artilugios que definen al arte contemporáneo y que muchas veces despiertan debates acerca de si lo exhibido responde a una obra artística o es un mero fraude o gesto de provocación, como ocurrió en torno a la obra «Comediante» del artista italiano Maurizio Cattelan o la «escultura invisible» que otro italiano -Salvatore Garau- vendió recientemente en más de 18.000 dólares.

Premio B·Arte
Premio B·Arte
  1. Adquisición de Arte Físico ARS $400.000
  2. Adquisición de Arte Digital ARS $400.000
  3. Dos Menciones no adquisición de ARS $30.000 cada una

La participación es gratuita y para inscribirte y obtener más información se puede ingresar acá.

BADA Joven: participá en el concurso y exponé tu arte

Fuente: Buenos Aires ~ Se viene un nuevo concurso de «Buenos Aires Directo de Artista», y si tenés entre 18 y 30 años podés participar del Concurso BADA Joven para tener la oportunidad de ser parte de una de las ferias artísticas más importantes del país, que este año se llevará a cabo del 14 al 17 de octubre en La Rural.

Para participar del Concurso BADA Joven tenés que enviar cuatro fotos de tus obras (una por cada una) y tu currículum vitae resumido a concurso@bada.com.ar. Tenés tiempo hasta el 20 de agosto. Posteriormente, un jurado integrado por cinco miembros elegirá a los ganadores.

El 1º premio del concurso será la participación sin costo en un stand donde el ganador podrá presentar sus obras y venderlas al público. El 2º y 3º premio del concurso será la participación en un stand compartido para que puedan presentar sus obras y venderlas al público.

El Concurso BADA Joven está dirigido a artistas de 18 a 30 años, quienes deben enviar cuatro fotos junto a su CV a concurso@bada.com.ar hasta el 20 de agosto.

La feria Buenos Aires Directo de Artista, a la cual asistieron 80.000 personas en 2019, se presenta como un espacio de encuentro donde 280 artistas, consagrados y emergentes, tienen la oportunidad de conectarse directamente con una gran cantidad de público que está ávido por adquirir obras de arte de una manera fácil y directa, sin intermediarios. Además, se destaca la inigualable posibilidad de conocer personalmente al artista, logrando de esta manera añadir valor a sus obras.

Concurso BADA Joven: bases y condiciones

Criptoarte. Archivos digitales que valen millones

Fuente: La Nación ~ “Una nueva era”. Eso anunciaba el 11 de marzo último Christie’s, una de las casas de subastas más importantes del mundo, tras haber vendido por 69,3 millones de dólares una obra digital asociada con términos hasta entonces casi desconocidos para el público masivo: NFT y criptoarte. En pocos meses se comprobó que no se trataba solo de una estrategia de marketing, y que algo nuevo vinculado con las criptomonedas estaba desafiando las reglas del mercado. Lo que falta todavía es comprender un fenómeno complejo que aspira a cambiar paradigmas y que tuvo este año un crecimiento vertiginoso, cuyos hitos se detallan a continuación.

“Creo que es un momento histórico no solo para el arte digital, sino para todo el mundo del arte”, advirtió el diseñador estadounidense Mike Winkelmann, alias Beeple, autor del de imágenes que publicaba a diario online desde 2007, cuando su obra salió a remate virtual a fines de febrero con una base de cien dólares. En apenas diez minutos, las ofertas alcanzaron el millón. Y se multiplicaron días más tarde desde once países, ante una audiencia de 22 millones de personas que casi hace colapsar el sitio de Christie’s, hasta convertirla en la tercera más cara vendida por un artista vivo.

Poco después se supo que el comprador de Todos los días: los primeros 5000 días era un misterioso inversor de criptomonedas que se hace llamar Metakovan, y que había pagado con ether desde su billetera digital. “Con la blockchain, la tecnología ahora permite garantizar la propiedad y los verdaderos límites del trabajo digital, así que creo que no solo vamos a ver una explosión de nuevas obras, sino también de nuevos coleccionistas”, explicaba Beeple en referencia a la posibilidad de hacer lo que él hizo: asociar una obra con un NFT (token no fungible), una tendencia que viene creciendo desde 2017.

¿Qué es eso? Un certificado de titularidad y autenticidad, único e irreproducible, registrado en la blockchain (cadena de bloques que funciona como un libro contable, público e inviolable, en la que se basan las criptomonedas). La mayoría los crea (o “mintea”, según la jerga de los expertos) en la blockchain ethereum porque permite el uso de contratos inteligentes, cuyas condiciones se activan de manera automática cuando se cumple lo acordado. Esto permite acceder a la historia del NFT: quién lo creó, quién lo posee y todos los movimientos que se hicieron con él desde que fue creado. Incluso se puede estipular por ejemplo el pago de un porcentaje al artiscollage ta cada vez que la obra se revenda.

Con la noticia del récord y la difusión masiva de ese potencial, el FOMO hizo el resto. Es decir, el Fear Of Missing Out o “miedo de estar perdiéndome de algo”. La oferta se disparó ante la creencia de que era posible ganar sumas millonarias vendiendo una obra de arte asociada con un NFT, y hubo también inversores que apostaron a comprar obras con la esperanza de revenderlas por un precio mayor. La especulación se ve favorecida por el hecho de que el NFT es un archivo único –lo que genera “escasez digital”–, cuyo valor está vinculado con criptomonedas que responden a la lógica financiera.

“Al comprar arte se hace también una inversión, porque la obra mantiene el precio en criptomoneda. Cuando yo empecé a vender NFT, hace un año, el Ether equivalía a unos 300 dólares; ahora, a 2000”, señala Clarupan, artista argentina de 24 años que llegó a vender hace diez meses una obra por 1,2 Ether en la plataforma Knownorigin. Para “mintearla” pagó el equivalente a unos 60 dólares.

Esa posibilidad de independencia atrajo a muchos artistas, que fueron generando comunidades para resolver las dificultades que se les iban presentando. Así nació por ejemplo en junio de 2020 Cryptoarg, grupo que integra Clarupan y que surgió de manera espontánea en la plataforma Discord. “Una de las metas es educar sobre el tema, la finalidad es compartir información. Estamos alejados de la intención de venta, no somos una galería ni representamos artistas”, aclara Julián Brangold, artista de 32 años quecomparteconcolegaseseespacio virtual con cuenta en Instagram (@cryptoarg_) y un sitio web en construcción. “Cuando empezás en este mundo en forma individual es muy difícil –advierte-. Muchos pensaron que se metían y se hacían ricos pero no es así, para nada”.

Además de ofrecer sus obras en plataformas como Superrare y Async, donde vendió una hace seis meses por el equivalente en ether a 3528 dólares, Brangold está representado por Diderot.art y fue convocado por esta galería virtual para seleccionar, junto con la curadora Stefy Jaugust, lasobrasnftqueincluiráenoctubre por primera vez en una muestra.

Ferias, museos y hologramas

En la Argentina también se lanzó en mayo una “criptoferia” de arte y la galería Zurbarán ofrece en Opensea una animación NFT de Agustín Viñas, mientras que Ruth Benzacar propone “capitalizar la tecnología segura de Blockchain” de otra manera: para “tokenizar” solo los certificados de las obras físicas.

Incluso hay museos de criptoarte entre los cuales se destaca el MOCA, al que se donaron el mes pasado obras NFT inspiradas en la famosa Cabeza de oso de Leonardo da Vinci, su dibujo más caro. Y este año nació el MALA, dedicado a un centenar de obras de artistas latinoamericanos, que en realidad funciona como una galería. “Tenemos pensado abrir tiendas físicas chiquitas en Miami, Buenos Aires, Lima y Ámsterdam, para exhibir las obras en pantallas gigantes y con realidad virtual –dijo desde Perú a LA NACION Juan Pablo Papaleo, uno de los dos argentinos que participan del proyecto-. También queremos exhibirlas en las pantallas de Nomad, una cadena de hoteles que estamos por lanzar”.

En forma paralela el equipo de Uxart –responsable de proyectos de arte y tecnología como la intervención del Obelisco con obras de Julio Le Parc en 2019, un museo virtual con realidad aumentada y geolocalización lanzado el año pasado junto a IBM y el festival digital Xreal en la Isla El Descanso– trabaja ahora en la creación de su propia colección de arte NFT –que incluirá obras de varios artistas cinéticos, como Gyula

Kosice y Cristian Mac Entyre– y en el prototipo de Holox, un sistema que permitirá convertir arte digital en holograma vía streaming on demand. Eso significa que en la propia casa, como hacemos con Netflix o Spotify, se podrá elegir qué obra ver en forma de holograma.

Esa tecnología promete dar una respuesta a la inquietud de muchos coleccionistas: “¿Para qué voy a pagar por una obra que está disponible online? ¿Para verla también en la computadora?” Esto último preguntó una alumna del reciente curso impulsado por Malba: “¿Qué es el criptoarte? Introducción al arte en la era de la tokenización”. Ese otro interrogante, el del título, fue tal vez el más complejo que enfrentó el profesor, Juan Cruz Andrada, que también da clases en la Universidad de San Andrés y es egresado en Artes de la UBA. “El criptoarte es un concepto en construcción, en disputa. Todavía no hay consenso sobre lo que significa”, señaló a

LA NACION, y observó que sería un error limitar su definición al asociarlo solo con una estética, con un sinónimo de NFT o con un sistema de distribución de obras de arte digitales. “Es un término más de marketing, que ayuda a simplificar conceptos –opina-. Pero las generalizaciones esconden problemas”.

Aunque reconoce que “la discusión sobre su definición concreta aún está activa”, el grupo Cryptoarg arriesga una en Instagram, al definir el criptoarte como “un ecosistema conformado por artistas, coleccionistas y plataformas de compra y venta de obras de arte digital en la blockchain”. Aclara, sin embargo, que también existe “un movimiento estético llamado criptoarte que se autodefine por ser nativo de la blockchain y tratar temáticas relacionadas al cripto”.

Es decir: algunos artistas usan la blockchain sólo como soporte, y otros se inspiran además en ella como tema de sus obras. Y están, también, los que más le interesan a Andrada: aquellos que aprovechan el potencial de esta tecnología para sus búsquedas estéticas o conceptuales. Hay quienes realizan por ejemplo obras que cambian con el tiempo de manera autónoma; como Timeless, de Brangold, que incluye la representación de una escultura que se entierra y vuelve a emerger cada mes.

Mientras se elabora una posible definición consensuada, hay otros problemas más graves a resolver. Entre ellos el impacto ecológico que produce el sistema criptográfico, por la cantidad de energía que consume; esto está incentivando el uso de los Tezos, criptomoneda que demanda un décimo del consumo de ether. También están abiertos los conflictos sobre derechos de autor, ya que hubo casos de copias de imágenes “minteadas” como originales. E incluso la posibilidad de que una plataforma se funda, y con ella el servidor donde se guardan las imágenes “tokenizadas”.

¿Algo de eso podría hacer explotar una “burbuja” similar a la de las empresas puntocom? “El mercado se disparó a principios de año y ahora está a la baja. Pero creo que va a decantar, quedarán las mejores propuestas y traerá cambios de paradigma profundos”, opina Andrada, quien sugiere seguir los movimientos de ventas desde el sitio cryptoart.io. En cuanto a la búsqueda de crear un sistema abierto y descentralizado, sin intermediarios, su opinión también es moderada: “Para vender obras hay dos tipos de mercados: con invitación y sin invitación –señala, en referencia a plataformas como Superrare, Async.art, Opensea y Rarible–. Las galerías que buscan exclusividad terminan construyendo valor. Con lo cual se replican los circuitos de legitimación del arte tradicional, en los cuales no es fácil entrar”.

La increíble historia del fletero de artistas que se convirtió en coleccionista

Fuente: La Voz ~ Quienes formamos parte del pequeño mundo del arte, tenemos a mano el teléfono de José Mascarello, “Pepe”, un transportista que siempre se hace el tiempo para trasladar obras de arte con mucho cuidado y a buen precio.

Además de ser fletero, a lo largo de su vida Pepe ha intercambiado con artistas lo que cada uno hace: viajes por obras. Esas obras que trocó hoy forman parte de su colección y en la actualidad cuenta con un acervo de 70 piezas, aproximadamente. Lleva casi 30 años con el oficio de transportista y su hijo mayor, Facundo está siguiendo sus pasos.

La primera pieza

En agosto de 1990, Pepe comenzó a dedicarse al traslado de todo tipo de objetos. En una oportunidad, la escultora cordobesa Susana Lescano lo convocó para contratarlo para un flete y a partir de allí empezó a vincularse con galeristas y artistas cordobeses, que más tarde fueron rosarinos y porteños.

Lescano aclara, con entusiasmo, que Pepe no es un fletero común. “¡Es un personaje! Siempre está dispuesto a embalar, a cargar, a descargar. Él participa activamente de la producción de una exposición, incluso en los momentos más caóticos. Con tranquilidad ayuda en lo que hace falta”.

Finalmente, Susana sintetiza: “Se hizo un gran compañero en mi profesión, porque siempre está disponible y predispuesto”.

Años después, en 1995, a Pepe le tocó hacer un flete para Raúl Teppa (Córdoba, 1947-2016). Al momento de pagarle, Teppa le abonó sus correspondientes honorarios y le regaló una de sus obras.

Pepe se acuerda como si fuera hoy que el artista le dijo: “Tomá, esta obra es para vos por tanto tiempo que venimos trabajando juntos”. Y que, entre risas, le advirtió: “¡Pepe, ni se te ocurra venderla!”.

Así fue cómo durante casi 30 años Pepe fue a veces, recibiendo regalos por su trato cuidado, y otras trocando viajes por obras.

Los artistas del tesoro

Pepe define la colección como su pequeño tesoro y detalla con pasión la manera en que de a poco cada integrante de su familia se ha ido entusiasmando con la llegada de una nueva obra, cómo aportaron ideas sobre la ubicación en la casa, entre otras tantas observaciones.

También cuenta que, en ocasiones, han intentando comprarle alguna de sus piezas y que en todas aquellas circunstancias rechazó la oferta. “Se trata de obras únicas, su valor es muy preciado para mí”, dice.

En su acervo de obras se destacan lo nombres de reconocidos artistas cordobeses y de otras provincias: Carlos Alonso, Gabriela Alejandra Bárcena, Luis Bernardi, José Benito, Nancy Cabanillas, Elian Chali, Mariano Cuestas, Sara Fernández, María Gracia Finocchietti, Claudio Gómez, Susana Lescano, Eduardo Livadioti, Leonardo Herrera, Juan Longini, Roger Mantegani, Natalia Mónaco, Claudia Perrotta, Tulio Romano, Pablo Scheibengraf, Raúl Teppa, Jorge Torres y Luis Wells, entre otros.

Al ver las piezas en su conjunto, el concepto de la ofrenda recibida aparece y trepa por las paredes de la casa de su dueño.

En esa colección de obras es posible identificar un universo común: predomina la abstracción geométrica, las acuarelas y el lenguaje figurativo. Hay una geolocalización en el aire: Córdoba está presente con su tonada, sus paisajes y figuraciones.

Puerta abierta y viajes interespaciales

Dice el historiador de arte francés Georges Didi-Huberman: “Siempre, ante la imagen, estamos ante el tiempo. Como el pobre ignorante del relato de Kafka, estamos ante la imagen como ante la ley: como ante el marco de una puerta abierta”.

Entonces, mirar una obra de arte, contemplarla y vivir con ella en la cotidianidad del hogar es tal vez una puerta que se abre hacia una experiencia artística nueva. Quizás, adquirir piezas de arte y así conformar una colección ha dejado de ser una práctica exclusiva de un sector minoritario de la sociedad, para también ser parte de quienes pueden identificar en el arte algo que los conmueve.

En este sentido, la socióloga argentina Mariana Cerviño, investigadora y especialista del tema, señala que diversas circunstancias alimentan la emergencia de un nuevo coleccionismo, cuyos inicios suelen situarse en la década de 1990. Proveniene de sectores medios y medios altos, y una de las características salientes de este grupo es que en general no dispone de grandes sumas, explica Cerviño.

De esta manera, el nuevo coleccionismo podría abrirse caminos hacia personas como Pepe, que aprecian las obras de arte, desean que sean parte de sus vidas y cuentan con recursos para invertir en ella.

Hay una nueva moda entre los multimillonarios más poderosos del mundo, que invierten su dinero en viajes espaciales. Como Jeff Bezos, dueño de Amazon, que junto a otros tres turistas estuvo orbitando 11 minutos en el espacio exterior. O la ocurrencia el británico Richard Branson, que hizo lo propio con un vuelo privado interespacial relámpago.

En casos como el de José Mascarello, ya no se trata sólo de fastuosas inversiones de dinero en artistas famosos sino de sensibilidad y presupuesto (en el caso de Pepe, se trata de trueque) ajustados a las posibilidades de cada quien.

Pusieron en marcha Arte Correo, la nueva propuesta de la Dirección de Cultura

Fuente: El Popular ~»Arte Correo» es una iniciativa de la Dirección de Cultura. La propuesta surge ante la necesidad de generar vínculos y difundir obras de arte en contextos que, por diversas razones, imposibilitan los intercambios presenciales. «La idea es generar un intercambio y mantenernos comunicados», resumieron las impulsoras del proyecto.

El objetivo es enviar una obra de pequeño formato a través del correo tradicional. «La idea es comunicar alguien a través de una imagen o lo que sea y rescatar el arte como vínculo de la comunicación», agregaron.

Quienes participan de la propuesta envían una carta y luego esta es reenviada a otra persona. «El objetivo de establecer un acto de comunicación entre las personas», reforzaron.

«El arte es transformador y desde tiempos inmemoriales el hombre se comunicaba a través de este», sostuvo Alejandra Lettieri. «En este de contexto de pandemia queremos que el arte no sea rehén, queremos que circulen imágenes de lo que sentimos y de lo que queremos hacer y no quedarse únicamente en el Covid. Queremos ver qué hay para decir y contar», insistió.

El grupo de Artes Visuales también está compuesto por María Cirigliano y Silvia Lucero. «Arte Correo» impulsa la multiplicación de los actos que posibiliten una red de comunicación e intercambio de ideas, mensajes, pensamientos y expresiones.

«Queremos desmitificar que el arte es cuestión de ciertas personas porque todos tenemos algo dentro que puede ser más o menos pulido, que todos somos capaces y puede ser valorada por el otro. Está bueno comunicarlo a los demás», apuntó María Cirigliano.

«Pueden ser dibujos, collages, grabados, tejidos, pinturas… cualquier cosa que entre en un sobre que es enviado por el correo», describieron.

¿Cómo se puede participar? realizando una obra de pequeño formato en cualquier soporte: papel, cartón, plástico, etcétera. Se puede enviar una reproducción en papel de una obra que no sea propia.

Las obras pueden estar acompañadas de una breve descripción o mensaje. Y los datos del autor/autora (nombre o seudónimo y en caso de querer una reciprocidad con el receptor de la obra incluir el número de celular o correo electrónico, como medio de contacto).

Los sobres pueden ser personalizados y no deben estar cerrados, dado que la propuesta incluye la digitalización de su contenido con el propósito de generar un archivo visual.

Quienes quieran participar se pueden acercar la obra en su sobre al buzón que se encuentra la fachada del Correo Argentino. El correo realizará la entrega de forma gratuita. «Será de manera aleatoria y le puede llegar o no a quien haya participado», comentaron.

El equipo de Artes Visuales de la dirección de Cultura -previa digitalización de la obra- se ocupará de sellar y estampillar los sobres. El cartero será el encargado de la distribución de las obras, que se realizará de manera aleatoria.

«También queremos acercar, sobre todo a los más chicos, a la mística del correo y que el cartero llegue a la casa con el sobre. Muchos no saben que existe un buzón ni el rol del cartero», indicaron las ideólogas.

«El arte es el hilo conductor pero va mucho más allá. La idea es que la obra es aleatoria y no es para nadie en especial sino que va a llegar a las casas y alguien lo va a recibir y generar algo especial en quien lo reciba. Y seguramente nos va a cambiar el día», cerró Silvia Lucero.

No todo son viajes al espacio: el arte crece como inversión alternativa de los millonarios más innovadores

Fuente: Cronista ~ Algunos de los empresarios más importantes del mundo tienen como ocupación «alternativa» la compra de grandes obras, muchas de las cuales donan o prestan a los museos.

En la Argentina lo fueron Antonio y Mercedes Santamarina, que llegaron a vender campos para comprar arte; luego Mario Hirsch, la cabeza del grupo Bunge & Born, que regalaba a la gente que trabajaba con él obras de Molina Campos. 

También Amalita Lacroze quien compró la obra más cara en su momento, en 1980, en 7 millones: el fabuloso Turner que puede verse en Puerto Madero en la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat.

También formó una extraordinaria colección de impresionistas y de pintura argentina Carlos Pedro Blaquier y en los últimos años Eduardo Costantini ha iniciado una importante colección de arte Iberoamericano que se puede ver en su Malba.

Hoy las grandes galerías de arte y las casas de subasta buscan pinturas y esculturas que les dejen buen margen de ganancia, y en general son obras que superan los 50 millones. Luego de tenerlas en consignación comienzan a ofrecerlas a unos 30 compradores que están dispuestos a invertir esa suma en una sola obra de arte.

La mayoría de estas operaciones se realizan privadamente y no se conocen, pero otras que van a subasta sí permiten saber el vendedor y el comprador en muchos casos.

La señora Alice Walton, heredera con sus dos hermanos de Walmart, compra tanto para su colección privada como para el museo que ha formado en Texas. Ella compró una obra de Rauschenberg en 88 millones y una «Flor» de Georgia O’Keeffe en 44 millones.

El creador de Amazon, Jeff Bezos, acaba de donar 200 millones al Museo del Arte y Espacio en Washington y se compró un Ed Ruscha en 52 millones. Además parece que está comprando mucha obra de autores americanos.

Francis Bacon realizó 26 trípticos en su vida, y uno que tenía como personaje a su amigo y colega Lucian Freud, ofrecido en 2014, lo compró Elaine, ex esposa del magnate de los casinos Steve Wynn, en 145 millones. Este año salió a la venta uno que era de una colección noruega y se vendió en 85 millones.

Hay grandes compradores que viven en Suiza y Turquía, pero permanecen en el anonimato. El Señor Patrick Drahi no sólo compró en 3500 millones de dólares la casa de subastas Sotheby’s, sino que también está comprando obras de importancia, como hace también François Pinault, el dueño de Christie’s. Es lógico ya que aquellos que vendemos arte debemos dar el ejemplo y siempre comprar.

Kenneth Griffin compró en 500 millones un Pollock y un De Kooning, pero no los llevó a su casa, los prestó al Instituto de Arte de Chicago.

El japonés Yusaku Maezawa compró dos Basquiat en precios récord, de 103 millones y 50 millones, luego desapareció del mapa y a fines del 2019 vendió su parte en su empresa, en 2800 millones, y ha vuelto a comprar obras de arte.

El más fuerte comprador chino, vive en Taiwán y se llama Pierre Chen. Muchas operaciones privadas realiza Steven Cohen, que no sólo compra sino que también vende en valores que superan los 100 millones. Otro fuerte comprador es Leon Black quien pagó 120 millones por «El Grito» de Munch.

En los ochenta los grandes compradores fueron los japoneses, como el señor Saito, que en dos días invirtió 180 millones en un Van Gogh y un Renoir, siguiendo los pasos de la compañía de seguros Yasuda que pagó 40 millones por unos girasoles del artista, que creo fueron el puntapié inicial de estas décadas doradas del mercado de arte.

Hoy los grandes compradores son los árabes y los chinos, que son los que sostienen el mercado de arte.

El espectador de la obra de arte, de rodillas ante un “nuevo dios”: la tecnología

Fuente: La Nación ~ Hay algo de ritual y de misterio en esta acción. Una mujer se ubica en el reclinatorio. Sus rodillas están sobre el almohadón y su mirada, atenta y elevada, se dirige al frente. Un mensaje escrito para una sola y específica destinataria se escribe a toda velocidad en un tablero digital, similar al de los aeropuertos donde se anuncian los arribos y las partidas. “Ningún hombre vivirá plenamente para ser útil a los demás”, arroja el algoritmo en la pantalla. ¿De qué modo interpretará la visitante el efímero aforismo que pronto se esfumará? ¿Lo asociará a su vida? ¿Creerá que una señal yace bajo esta idea o, escéptica, la desechará? El artista Mario Klingemann (Alemania, 1970), pionero en la utilización de la inteligencia artificial (I.A.) en las artes plásticas, propone esta instalación en el espacio Colección SOLO donde nuevos públicos se acercan a esta expresión que genera debates entre apocalípticos e integrados, entre puristas y desprejuiciados.

En la Puerta de Alcalá, a metros de uno de los principales accesos al Parque del Retiro, un museo privado, de entrada gratuita, ofrece la experiencia multidisciplinaria llamada Still Human. ¿De qué modo reaccionamos ante la novedad? Klingemann es uno de los artistas que integra esta exhibición, un recorrido guiado por una excelente guía argentina, que comienza con Appropriate Response [Respuesta adecuada], la videoinstalación interactiva del creador alemán que pone en evidencia cuál es el poder de las palabras. La pieza explora la idea de autoría, en este caso, artificial.

“La obra, que hace un guiño al espectador pidiéndole que se arrodille ante ese «nuevo dios» que es la tecnología, defiende que sin las personas al otro lado, la tecnología no tiene sentido. De ahí el gran valor de las reacciones a la obra. Ha habido todo tipo de actitudes ante las frases que muestra la obra: sorpresa, emoción, incluso de reflexión profunda. Es interesante ver cómo adaptamos el sentido de la frase a nuestro contexto y bagaje personal. Es cada visitante quien da un sentido único a la obra cerrando el mensaje y la propia experiencia artística”, explica Oscar Hormigos, director de desarrollo de Colección SOLO y responsable del programa Onkaos, dedicado al apoyo de artistas new media, donde Klingemann es residente y donde ha concebido obras de I.A. para este espacio.

El artista alemán Mario Klingemann, en Madrid, posa delante de "Appropriate Response"
El artista alemán Mario Klingemann, en Madrid, posa delante de «Appropriate Response» Gentileza Onkaos

Las artes y la cultura se han preguntado desde temprano cuál es el vínculo entre la máquina y el hombre, entre lo artificial y lo mortal, entre la tecnología y el alma. Mary Shelley creaba a su famoso monstruo y luego Carlo Collodi, a un adorable Pinocho, seres de una naturaleza difícil de clasificar que se hermanaban a los hombres por su deseo de ser amados. Las películas I.A. Inteligencia artificial (2001), Robot y Frank (2012), la serie Raised by Wolves (2021) o la más reciente novela Klara y el sol (Anagrama) del premio Nobel Kazuo Ishiguro son apenas algunos ejemplos de estas aproximaciones. En el caso de Klingemann, la inteligencia artificial no tiene una estructura antropomorfa, sino que su imagen, su proyección, es una obra de arte.

¿Es posible que el espectador se conmueva, es diferente la experiencia del sujeto ante un objeto de arte “artesanal” en comparación a otro producto de la I.A.? “La experiencia debería ser la misma. En Colección SOLO subrayamos siempre que lo importante es la obra, el resultado y no la técnica. La I.A. se ha revelado como una nueva herramienta para expresar nuestra creatividad y se ha sumado a otros hitos de la historia del arte en los que se han ido incorporando técnicas y tecnologías. Me gusta recordar las palabras de Mario Klingemann que define la I.A. como a un pincel: «Yo pinto con código». Por esta razón, la experiencia del sujeto suele ser con la obra y lo positivo es que la obra adopta nuevas expresiones gracias a una herramienta hasta ahora inexistente”, destaca Hormigos.

Klingemann ha expuesto su trabajo en Nueva York (MoMA y Metropolitan Museum, entre otros), en Londres (British Library y en Photographers), en París (en el Centro Pompidou) y fue artista residente en Google Arts and Culture. Su instalación Memories of Passersby I [Memorias de un transeúnte], una propuesta que se encuentra en la misma sala madrileña que Appropiate Response, fue la primera máquina de inteligencia artificial autónoma que se subastó, en 2018, en Sotheby’s, por 46.450 euros y además obtuvo en 2020 la Mención Especial en Ars Electronica. ¿En qué consiste este algoritmo? En tiempo real una computadora dentro de una caja arroja, a través de dos pantallas, la imagen de rostros de personas que no existen, una combinación infinita que logró Klingemann a partir del modelo de los diseños de grandes artistas de todos los tiempos. Una eterna novedad, una infinita creación, una combinación coherente –como lo son las palabras que forman los aforismos de Appropiate Response– de elementos que se convierten en significado según el tamiz de quien lo observe o lea y de la interpretación que elabore.

"Memories of Passersby I", la primera máquina de inteligencia artificial que se subastó, en 2018, en Sotheby’s
«Memories of Passersby I», la primera máquina de inteligencia artificial que se subastó, en 2018, en Sotheby’s

Still Human es un juego de palabras que podría traducirse como ´aún humano´ o ´naturaleza humana´ [Still Life es naturaleza muerta en inglés]. En octubre, Colección SOLO se mudará a un espacio más amplio para compartir una nueva propuesta. En El Matadero, en el sur de la ciudad, un complejo integrado por varias naves recibe a diario un público amplio que visita su cine, la Casa del Lector, La Casa del Reloj, o sus dos salas de teatro, entre otros espacios. El jardín de las delicias, de El Bosco, tendrá una muestra dedicada a este tríptico con las versiones de múltiples artistas y grupos (la propuesta del colectivo holandés SMACK, Speculum, es realmente hipnótica) será el hilo conductor de la exposición en la que Klingemann también estará presente con su propuesta de I.A. Su lectura digital sobre la obra de El Bosco ya puede apreciarse en SOLO, una estética y un estilo nítidamente identificables con esta célebre obra expuesta en el Museo del Prado.

"Yo pinto con código", dice Mario Klingemann, pionero de la utilización de la inteligencia artificial en el arte
«Yo pinto con código», dice Mario Klingemann, pionero de la utilización de la inteligencia artificial en el arteGentileza Onkaos

Colección SOLO se encuentra fuera del denominado “Triángulo del arte” o “la milla de arte”, cuyos vértices son el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Reina Sofía, un epicentro que incluye también, de modo más reciente, a la Caixa Forum (a menudo trae exposiciones del British Museum). Fuera, pero a 900 metros del Prado, desde 2017, funciona este espacio impulsado por dos empresarios y artistas, Ana Gervás y David Cantolla, creador de Pocoyó y quien colaboró con la compañía Las Fura del Baus, donde reúnen 800 piezas de arte contemporáneo.

El encuentro entre lo clásico y la tecnología, a veces irreverente, otras veces más respetuoso, algunas veces fiel, y otras veces innovador, crea una nueva expresión. Hormigos, por ejemplo, destaca el caso del artista Egor Kraft, a través de Deep Portrait Studies. “Utiliza la inteligencia artificial para, desde una mirada crítica, volver al canon de belleza griego. En ese sentido, definiría la relación como enriquecedora y de bienvenida a todo aquello que nos permita explorar nuevas expresiones creativas y que nos lleve a lugares nunca antes recorridos, explica Hormigos. Aunque quizá algunas pupilas más conservadoras les den la espalda a estas pieza la combinación entre tecnología y creatividad imanta nuevos públicos hacia una expresión que crece con cada temporada.

Bárbaro, la renovación del bar notable fundado por Noé

Fuente: Clarín ~ Al local de Tres Sargentos al 400 que se llama Bárbaro Bar y que es muy conocido como “Bar o Bar”, Luis Felipe Noé, uno de sus fundadores en 1969, lo llamó “una provocación cultural” del movimiento Nueva Figuración. Noé formaba parte de este colectivo junto con Ernesto Deira, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, artistas que dejaron su huella en el lugar.

Cincuenta años después y con una mudanza de por medio en 1980, los propietarios le encargaron al estudio Laura Brucco una renovación completa de sus instalaciones, que alcanzan los 299 m2 cubiertos. Estos se reparten entre la planta baja, un entrepiso más pequeño y el sótano.

“La idea rectora partió de conservar la arquitectura del espacio existente a través de intervenciones respetuosas”, comenta la diseñadora Laura Brucco. Y detalla que para llevar adelante el objetivo principal se “revalorizó su espíritu clásico y se potenció su valor cultural a través de una exhaustiva curaduría de la colección de arte de grandes artistas”.

Las puertas fueron intervenidas por Noé. Foto Daniela Mac Adden.
Las puertas fueron intervenidas por Noé. Foto Daniela Mac Adden.

Definidas las premisas, se realizó un interiorismo con la determinación absoluta de “neutralizar la caja arquitectónica y jerarquizar las obras de artistas que de alguna manera se vincularon con el bar”.

Así fue como la propuesta armonizó los requerimientos funcionales con el potencial del interior. Brucco explica que esto se tradujo en la decisión de cubrir de pintura negra mate la boisserie, las paredes y el cielorraso, con la intención de producir “una nueva sensación de espacialidad”.

Se creó una caja negra para privilegiar las obras. Foto Daniela Mac Adden.
Se creó una caja negra para privilegiar las obras. Foto Daniela Mac Adden.

La remodelación se aprovechó para renovar la totalidad de las instalaciones eléctricas, extracciones y ventilaciones, de aire acondicionado y sanitarias. Se reemplazaron las heladeras e instalaciones de la barra. Se reacondicionaron los pisos y revestimientos de madera y se actualizaron los depósitos y el sector de freezers, en el subsuelo.

El cielo raso fue pintado por artistas que frecuentaban el bar. Foto Daniela Mac Adden.
El cielo raso fue pintado por artistas que frecuentaban el bar. Foto Daniela Mac Adden.

Luego de la refacción se unificaron los solados respetando el piso existente de roble de Eslavonia, que se extiende hasta donde se recortan las siluetas negras de la barra, mesas y sillas de diseño Michel Thonet.

En el sector de acceso, la recepción está organizada a partir de un gran sofá Chesterfield, una serie de poltronas de Eero Saarinen en cuero negro más algunas mesas bajas y auxiliares. Brucco señala que esas piezas más flexibles generan un “armado dinámico y mayor confort”.

El bar se extiende en una planta baja, un entrepiso y un sótano. Foto Daniela Mac Adden
El bar se extiende en una planta baja, un entrepiso y un sótano. Foto Daniela Mac Adden

Pinturas, en primer plano

En un área de doble altura de la planta baja y, desde la entrada hacia la derecha, se destacan obras de Aizemberg, Badíi, Fara, Bertani, Quinquela Martín, Presas, Maccio y Venier.

En tanto, a la izquierda y sobre el sofá, también se pueden apreciar trabajos de Seoane, Noé, De la Vega, Bonebardi, Berni, Greco y Tessarolo.

La recepción está organizada a partir de un sofá Chesterfield. Foto Daniela Mac Adden.
La recepción está organizada a partir de un sofá Chesterfield. Foto Daniela Mac Adden.

Por su parte, en este nivel cobra relevancia el cielo raso pintado por una serie de artistas que frecuentaban el bar. Brucco describe más detalles de los interiores:“Un importante vajillero domina el ambiente. Su interior fue iluminado y revestido íntegramente en espejo. Esta pieza alberga gran parte de la extensa carta de vinos de la casa”.

Bajo la escalera que vincula el entrepiso, se ubican obras de Soldi, Cabral, Falconi, Paternostro y Maza.

El bar, convertido así en una caja negra que contiene las máximas expresiones del arte argentino, tiene una iluminación acorde.

Se reemplazaron las instalaciones de la barra. Foto Daniela Mac Adden.
Se reemplazaron las instalaciones de la barra. Foto Daniela Mac Adden.

El arquitecto Arturo Peruzzotti fue el responsable de su aplicación en base a dos ejes principales: el patrimonio artístico y la función específica del local. “Las obras parecen flotar en un espacio sin límites”, resume la diseñadora sobre el resultado.

Peruzzotti tuvo en cuenta la flexibilidad del sistema lumínico de modo de permitir modificaciones en la composición del colgado de las obras.

La iluminación está orientada a destacar los cuadros. Foto Daniela Mac Adden.
La iluminación está orientada a destacar los cuadros. Foto Daniela Mac Adden.

Se utilizaron rieles con distintos efectos: Algunos se destinaron exclusivamente a iluminar los cuadros y las diferentes obras históricas; mientras que otros sirven para iluminar las mesas, la barra y el mobiliario de uso específico del bar.

Las intensidades fueron pensadas para cambiar dependiendo del momento del día y pueden regularse a través de dimmers.

Lanzan una feria virtual de arte latinoamericano en Artsy

Fuente: La Nación ~ Juntos es mejor. Eso demuestra Latin American Galleries Now, feria online alojada en la plataforma Artsy, que reúne hasta el 9 de agosto obras de un centenar de artistas representados por más de cincuenta galerías de América Latina gracias a una colaboración con asociaciones de la Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México.

Líder en el mercado de arte online internacional, con sede en Nueva York y oficinas en Londres, Berlín y Hong Kong, Artsy impulsa esta iniciativa en el sitio www. artsy.net/fair/latin-american-galleries-now junto con Meridiano (Cámara Argentina de Galerías de Arte), Abact (Asociación Brasileña de Galerías de Arte Contemporáneo), AGAC (Asociación de Galerías de Arte Contemporáneo Chile), AGAC (Asociación de Galerías de Arte Colombianas) y GAMA (Galerías de Arte Mexicanas Asociadas).

Conexión local

La Argentina está representada por 37 de las casi 60 galerías de todo el país que integran Meridiano, agrupación sin fines de lucro nacida en 2016 para promover el desarrollo y la profesionalización el sector. Desde octubre último, gracias a un acuerdo con Artsy, la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (Aaici) y la cancillería argentina, logró que unas 10.000 obras de más de 600 artistas de 34 galerías de distintos puntos del país comenzaran a ofrecerse a la venta en www.artsy.net/ feature/meridiano.

Uno de los primeros pasos de ese camino de alianzas se había logrado cuando Artsy, el sitio que conecta más de 4000 galerías, casas de subastas, ferias de arte e instituciones de un centenar de países con más de dos millones de usuarios de todo el mundo, permitió el año pasado que se realizara una edición especial online de arteba, poco después de que la 29ª edición de la feria en la Rural debiera ser cancelada a último momento por la pandemia. El encuentro presencial fue postergado para este año, del 4 al 7 de noviembre en Arenas Studio, en La Boca.

Se lanza el Salón “Manuel Belgrano” para artes plásticas con proyección federal

Fuente: Rosario3 ~ La 64º edición del Salón Manuel Belgrano, el concurso anual organizado por el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, abrió su convocatoria hasta el 13 de agosto, por primera vez en modalidad virtual, lo que garantiza una mejor accesibilidad para artistas de todo el país.

Organizado por Museos BA en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, el Salón de Artes Plásticas “Manuel Belgrano” es el espacio más importante de legitimación del quehacer artístico de la ciudad porteña que se realiza desde 1945, y premia a artistas argentinos y residentes con más de dos años de permanencia en el país, mayores de 18 años.

Las categorías convocantes son pintura, escultura, grabado y dibujo.

En todos los casos reciben un primero, segundo y tercer premio y la posibilidad de una mención honorífica en cada género; mientras que en la categoría monocopia se otorga un único premio adquisición con la opción de una mención honorífica.

Se podrá presentar una obra en cada una de las secciones.

Se otorgarán tres premios adquisición en escultura y pintura de 100.000, 50.000 y 30.000 pesos, para el primero, segundo y tercero respectivamente.

En dibujo y grabado, también premio adquisición la escala es de 30.000, 15.000 y 10.000 pesos; y para la monocopia un premio único adquisición de 15.000 pesos (montos de acuerdo al Decreto N° 123 de 2017).

La propuesta garantiza el desarrollo y la diversidad de la escena cultural en el ámbito de la ciudad incrementando el acervo patrimonial con la adquisición de los primeros premios de cada categoría, y otorga pensiones como reconocimiento a la producción de artistas que dedicaron su vida a la profesión.

El jurado estará compuesto por cinco integrantes para cada disciplina, dos por disciplina designados por el ministerio y tres elegidos por los artistas en base al listado propuesto al momento de la inscripción.

“Esta convocatoria, que ya es un clásico en nuestra cultura, este año tiene la particularidad que será de manera virtual y esto le permitirá participar a artistas de todo el país. Siempre trabajamos para poder generar nuevas herramientas y formatos para poder seguir nutriendo de recursos a nuestros hacedores culturales. La Argentina es uno de los faros culturales de la región”, sostuvo Enrique Avogadro, ministro de Cultura de la Ciudad.

Por su parte, la subsecretaria de Gestión Cultural de la Ciudad de Buenos Aires, Vivi Cantoni, destacó “la convocatoria federal para apoyar a los artistas de todo el país, en un momento difícil para todos” ya que al desarrollarse de manera virtual permite participar de modo “mucho más fácil, diversa e inclusiva, porque por primera vez el Salón Manuel Belgrano va a poder ser visto en cualquier parte de la Argentina”.

El 23 de agosto se anunciarán los artistas seleccionados y el 27 de agosto los premiados, y a partir de noviembre se publicará en la página web del museo el catálogo online con las imágenes de las obras seleccionadas. Las premiaciones también serán virtuales y las obras se exhibirán en la web del Museo Sívori.

Para más información se puede consultar la página https://www.buenosaires.gob.ar/museosivori/salonesyconcursos/belgrano

La inscripción es por medio de un formulario en línea.