La Coordinación de Patrimonio Cultural celebra el 125º Aniversario del Museo Nacional de Bellas Artes

Fuente: Argentina ~ Hace varios años la Coordinación de Recuperación y Conservación del Patrimonio Cultural es la responsable del cuidado de cuatro obras pictóricas que pertenecen a la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Este 25 de Diciembre, el MNBA cumple 125 años de su inauguración y queremos sumarnos a los festejos compartiendo éstas obras por primera vez con el público en general vía nuestra página Web.

Palacio de Hacienda

El 25 de Diciembre de 1896 fue creado el Museo Nacional de Bellas Artes. Actualmente se encuentra ubicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y su colección alcanza los casi 13.000 bienes culturales (12.713 declarados – 747 exhibidos) que abarcan piezas de arte precolombino, arte argentino e internacional.
Con el objeto de mostrar a las misiones diplomáticas internacionales y a diversos funcionarios tanto extranjeros como nacionales, en el año 1939 el Museo Nacional de Bellas Artes, como política de promoción y difusión del preciado arte argentino presta al Ministerio de Economía 4 obras de arte para que sean exhibidas con dicho objeto.
Ante la inminente celebración del 125º Aniversario de su inauguración queremos compartir las cuatro obras que el Palacio de Hacienda alberga en sus oficinas y despachos.

“Autoretrato” de Augusto Ballerini

La obra “Autorretrato” de Augusto Ballerini es un óleo sobre tela del año 1880, de 77 cm de alto por 55 cm de ancho, un hombre con una paleta de pintor y varios pinceles en su mano izquierda, se encuentra mirando al observador con un rostro a tres cuartos de perfil, el fondo es gris claro y el saco del pintor es gris oscuro con un pañuelo en su bolsillo y otro negro atado al cuello de una camisa blanca. Se encuentra emplazado en la oficina 505 del quinto piso del Palacio.

“El Caminito de la Iglesia” de Cupertino Del Campo

Por otro lado, la obra “El caminito de la iglesia” de Cupertino Del Campo es un óleo sobre tela de 36 cm de alto por 48 cm de ancho. Esta obra describe un camino que recorre un parque y divide un lugar arbolado en tonos de verde de lado izquierdo y una pared que se encuentra recortada por la sombra de un árbol que cruza el camino, más allá continúa la vegetación en tonos de verde a la derecha del cuadro. La perspectiva parece dirigirse hacia un punto de fuga donde asoma una iglesia fuera de foco que recorta un fondo de nubes blancas.

“Retrato de mujer” de Alfredo Guido

La obra de Alfredo Guido, “Retrato de mujer” (1944) también es un óleo sobre tela de 98 cm de alto por 71 cm de ancho y tiene la particularidad de haber sido seleccionado como Premio Nacional ´44.

“Peces de colores” de Marcos Tiglio

Por último, la obra “Peces de Colores” de Marcos Tiglio engalana el despacho de la oficina 513 del quinto piso de la cartera económica. Ésta obra es una naturaleza muerta, 3 manzanas de color verde y una de color amarillo sobre una tela celeste, 3 peces de color rojo sobre un papel o tela azul, detrás una jarra de color verde. De fondo una franja horizontal dividida al medio por la línea de horizonte que delimita el cielo del mar. Cerca del ángulo superior derecho dos aves blancas sobrevuelan el lugar. Esta obra del siglo XX es un óleo sobre hardboard y tiene 60 cm de alto por 80 cm de ancho.

Ya se vendieron 50 mil entradas para la primera muestra inmersiva de Van Gogh

Fuente: Ámbito ~ Desde las 10 hasta las 21:30 se podrá ingresar a la exhibición que prevé hasta 20 segmentos horarios por día, donde se podrán recibir a 150 personas por sesión.

“Imagine Van Gogh”, la primera muestra de arte inmersiva que desembarca en Argentina, ya lleva vendidas más de 50.000 entradas anticipadas para el evento que se inaugura el 16 de febrero en La Rural y que se podrá visitar, en principio, hasta mediados de abril aunque se está tratando de extender la fecha de cierre porque «si seguimos así, Buenos Aires será la primera ciudad del mundo récord en venta de entradas anticipadas para arte inmersivo», dice a Télam el empresario Daniel Grinbank, productor local de la exhibición.

“Después de diez días, la venta anticipada superó con creces todas las expectativas. Estamos en conversaciones para tratar de extenderla más allá de abril. Este ritmo nos hace prever un escenario muy exitoso. Y si seguimos así, Buenos Aires será la primera ciudad del mundo récord en venta de entradas anticipadas para arte inmersivo”, se entusiasma Daniel Grinbank, empresario y productor de espectáculos, conocido por haber traído a la Argentina, por ejemplo, a los Rolling Stones, y decidido ahora a incursionar en el universo artístico.

Desde las 10 de la mañana hasta las 21.30 de la noche se podrá ingresar a la exhibición que prevé hasta 20 segmentos horarios por día, donde se podrán recibir a 150 personas por sesión, algo así como 3.000 visitantes por día, una “cantidad acotada”, según el empresario, para poder mantener el distanciamiento y que la experiencia sea disfrutable: «No solo es una experiencia única, diferente. Es un tipo de espectáculo que permite el distanciamiento social y que fuimos a buscar pensando que íbamos a convivir mucho tiempo con el virus», admite el productor de espectáculos.

“Imagine Van Gogh” es la clase de exhibición que pone a los sentimientos por encima de la razón (tal vez todo el arte lo sea): son 200 obras de Van Gogh descompuestas en tres mil imágenes en simultáneo de gran tamaño, una impactante sensación envolvente, con obras en movimiento, proyectadas, que van desde el piso hasta el suelo y velas (lienzos móviles de ocho metros) de la sala totalmente a oscuras, mientras se musicaliza la experiencia, con Mozart, Bach y Erik Satie. A través de 48 proyectores de video láser de alta definición se completa la vivencia en el Pabellón Frers del predio.

Con más de un millón de entradas vendidas en las principales ciudades del mundo, la muestra que se concretó por primera vez en 2008 en Francia, cuenta con tecnología de avanzada, denominada ‘imagen total’, un concepto original de las exposiciones inmersivas creada en 1977 por Albert Plécy (fotógrafo y cineasta francés) y continuado por su nieta Annabelle Mauger, actual desarrolladora del evento.

“A la tecnología de vanguardia se suma un elemento, creo yo, muy importante para explicar el éxito y es que, a diferencia de otros artistas con muestras inmersivas en el mundo, las obras de Van Gogh son precisamente paisajes, en su mayoría, y eso es más interesante que por ejemplo, un retrato. Porque el espectador ‘está’ en la noche estrellada, y está en los Girasoles; está en la experiencia”, detalla Grinbank.

¿Hay algo democratizador en esta propuesta digital que reúne 200 obras de Van Gogh a 3.000 pesos la entrada? «En otros lugares del mundo la entrada es mucho más costosa. Y la experiencia es invaluable. Se podrán ver, todas juntas, obras que de manera física habría que ir a los cinco museos del mundo donde están distribuidas, en Amsterdam, Nueva York, Londres y París», alega el empresario.

Se verán obras como “La Noche estrellada”, “Los girasoles”, “Los Lirios” o “Dormitorio en Arles”, que forman parte de prestigiosas colecciones de museos como el Museo d’Orsay de París, la Galería Nacional de Arte de Londres, el Museo Van Gogh de Ámsterdam, el Museo de Arte Moderno y el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.

Si bien la tecnología de arte inmersivo ya desembarcó en múltiples ciudades del mundo, esta será la primera vez en Buenos Aires, lo que promete abrir la puerta a que lleguen muchas otras similares: «Sí, seguramente va a haber otras muestras de arte inmersivo, y de otras características. Nosotros tenemos varias en agenda’, adelantó.

Esta muestra de «gran dimensión, calidad y trayectoria es una apuesta a lo digital en general y al arte inmersivo en particular», cuenta quien recorrió varias inmersivas de Van Gogh en distintas ciudades -como Miami y Nueva York-, antes de decidir cuál traer a Buenos Aires. Además, asegura que tiene la cualidad de ser “generacionalmente transversal: atrae a niños, adultos y mayores por igual”.

La exposición -producida por Encore Productions, y presentada en Buenos Aires por S2BN, DGE y DF Group-, invita a los visitantes a entrar literalmente en el mundo y las obras que el genio holandés creó durante los dos últimos años de su vida, entre 1888 cuando se traslada a Arles en el sur de Francia, hasta su muerte en Auvers-sur-Oise en 1890.

“Uno siempre proyecta una cuota de optimismo pero también el riesgo empresarial ya sea con un grupo de música, una obra de teatro o incluso un medio, como una radio. Pero en este caso, la venta de entradas superó todas las expectativas”, dijo Grinbank sobre el proyecto que “excede al público que asiste habitualmente a los museos”.

Las entradas para esta exposición que proyectará 200 obras de Van Gogh en mil metros cuadrados con una tecnología inédita en la Argentina se encuentran a la venta en la web https://www.laruralticket.com.ar a 3.000 pesos por persona ($2.000 para menores de 12 años) y hay días enteros que ya están agotadas en todos sus horarios. También se adquieren en la web oficial www.imagine-vangogh.com.

Se venden en bloques de media hora con aforo limitado, aunque la permanencia en la exhibición no tiene un tiempo preestablecido. Se puede comprar un pack familiar para dos adultos y dos menores de 12 años, por $8.000, mientras que los niños de hasta tres años no abonan entrada.

No se trata de la única “inmersiva” que llega a la Argentina: en marzo en Parque Norte será el turno de “Meet Vincent van Gogh”, la exposición oficial que organiza el Museo Van Gogh de Ámsterdam, una experiencia tridimensional dividida en seis escenarios, para adentrarse en la vida y obra del famoso pintor. “Próximamente estarán a la venta las entradas”, prometen desde la web https://meetvincent.com/argentina/

“Sentate en la mesa junto a Los Comedores de Papas y subite a un pajar dorado en Arles. Sacate una selfie en una recreación a tamaño real del dormitorio de Vincent, escuchá las historias que hay detrás de sus obras y sentí lo que es tocar la pintura desde su propia paleta de colores”, invitan los organizadores de “Meet Vincent Van Gogh”, la segunda muestra dedicada al artista que continúa la fiebre por las exposiciones inmersivas.

Bienalsur llega a su fin con una muestra de pueblos originarios en Chile

Fuente: Infobae ~ En estos dibujos y pinturas de artistas de los pueblos nivaclé y guaraní del Chaco Paraguayo, se destaca el protagonismo del bosque, las actividades humanas de subsistencia y se denuncia capitalismo extractivista.

Una muestra que reúne pinturas y dibujos de comunidades originarias de Paraguay como testimonio de la resiliencia de los pueblos originarios y comunidades de inmigrantes ante el avance del capitalismo extractivista, se inaugurará el 29 de diciembre próximo en el centro cultural La Moneda de ese país y será el epílogo de Bienalsur, la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo del Sur de la Universidad Nacional de Tres de Febrero.

La muestra Bosques Vivos se une a las que se desarrollaron en más de 124 sedes, de 24 países y 50 ciudades del mundo, dentro de los ejes curatoriales de Bienalsur que se interrelacionan entre sí dese un presente marcado por la pérdida y la destrucción del medioambiente. Con la dirección artística de Diana Wechsler y la coordinación de Fernando Farina, la exposición reúne, bajo el eje curatorial Políticas del arte, dibujos y pinturas de artistas de los pueblos nivaclé y guaraní que residen en las inmediaciones de las colonias de inmigrantes del Chaco Paraguayo, curados por las antropólogas suizas Verena Regehr-Gerber y Ursula Regehr.Obra de Efacio Álvarez que integra la muestra "Bosques vivos" de BienalsurObra de Efacio Álvarez que integra la muestra «Bosques vivos» de Bienalsur

”El bosque sigue siendo fundamental en las creaciones de artistas indígenas; los animales, los árboles y las actividades humanas de subsistencia son motivos recurrentes en estas formas de expresión, y presentan un mundo animado, donde los seres humanos y no humanos conviven, se comunican, interactúan y mantienen lazos estrechos”, señala el guión curatorial. La muestra reúne las obras de artistas de estos pueblos como Efacio Álvarez, Jorge Carema, Eurides Asque Gómez, Clemente Juliuz, Esteban Klassen, Marcos Ortiz, Richart Peralta y Osvaldo Pitoe.

Para las antropólogas suizas, madre e hija, las piezas también relatan de manera no verbal procesos de conversión, asimilación forzosa y la experiencia continua de la discriminación y la exclusión. ”Las obras cuentan la modificación de sus prácticas de subsistencia, la sedentarización en misiones y la explotación en el trabajo asalariado, que siguen determinando sus condiciones precarias de vida”, apuntaron.Obra de Esteban Klassen que integra la muestra "Bosques vivos" de BienalsurObra de Esteban Klassen que integra la muestra «Bosques vivos» de Bienalsur

Verena Regehr-Gerber es antropóloga y vive en el Chaco Paraguayo, y desde 1966 promueve la revitalización y el reconocimiento de formas indígenas de expresión mediante un proyecto sin fines de lucro. Con su hija Ursula y artistas indígenas realizó varias exposiciones en Asunción y en el Chaco, y con la ONG Espacios está colaborando con comunidades indígenas para la restitución de tierras y la protección del medioambiente. Ursula Regehr es antropóloga y trabaja como curadora en el Museum der Kulturen Basel, Suiza, y desde la década de 1990 colabora con dibujantes indígenas y, junto con su madre, realizó exposiciones y publicaciones en Paraguay y Europa. Es investigadora asociada del Instituto de Antropología Social de la Universidad de Berna.Obra de Richart Peralta que integra la muestra "Bosques vivos" de BienalsurObra de Richart Peralta que integra la muestra «Bosques vivos» de Bienalsur

Aníbal Jozami, director general de Bienalsur, expresó que uno de los objetivos principales de la bienal es poder construir redes entre países, al señalar que “esta es una bienal sin fronteras. En un mundo que construye muros, nosotros construimos procesos de integración. El valor fundamental de esta bienal es reunir personas de distintos orígenes, sin ningún tipo de diferenciación de nacionalidad, racial o de género”. Esta muestra, que se expondrá en el KM 1139 de Bienalsur, forma parte de la colección personal de Verena Regehr-Gerber y se podrá ver hasta el 8 de abril de 2022, de martes a domingo entre las 10:30 y 18:30.

Balance 2021: la transformación del mercado de arte

Fuente: La Nación ~ El boom de las obras NFT contribuyó a un año récord para las subastas; entre los hitos se contó la pintura de Frida Kahlo comprada por Eduardo Costantini por el precio más alto para el arte latinoamericano.

“Vamos a terminar hablando con los cuadros”, decía días atrás Alberto Echegaray a un grupo de jóvenes que lo escuchaban fanatizados. El experto en finanzas devenido artista les anticipaba un futuro de obras realizadas con inteligencia artificial, en el que los retratos colgados en nuestras casas podrían seguirnos con la mirada, sonreír o ponerse tristes según nuestro estado de ánimo.

La obra de Alberto Echegaray exhibida en el festival XReal, valuada en 1,1 millón de dólares, tiene en su interior una billetera virtual con 20 Bitcoins
La obra de Alberto Echegaray exhibida en el festival XReal, valuada en 1,1 millón de dólares, tiene en su interior una billetera virtual con 20 BitcoinsAlejandro Guyot – LA NACION

A su lado, rodeada de obras digitales exhibidas como hologramas en la segunda edición del festival XReal en la isla El Descanso, estaba la suya: una esfera de acrílico transparente valuada en 1,1 millón de dólares, similar a las que vendió rellenas con dinero triturado en 2014 en arteba, solo que esta tiene en su interior una billetera virtual con 20 Bitcoins. Una de las criptomonedas que, junto con los Tokens No Fungibles (NFT), revolucionaron este año el mercado del arte.

Everydays: the first 5000 days, obra vendida en Christie’s en marzo por 69,3 millones de dólares, que convirtió al diseñador estadounidense Mike Winkelmann –más conocido como Beeple-, en el tercer artista vivo más cotizado del mundo
Everydays: the first 5000 days, obra vendida en Christie’s en marzo por 69,3 millones de dólares, que convirtió al diseñador estadounidense Mike Winkelmann –más conocido como Beeple-, en el tercer artista vivo más cotizado del mundo

La tecnología blockchain parece haber llegado para cambiarlo todo desde que un collage digital se subastó en Christie’s en marzo por 69,3 millones de dólares y convirtió al diseñador estadounidense Mike Winkelmann –más conocido comoBeeple-, en el tercer artista vivo más cotizado del mundo. La venta marcó varios récords y el comienzo de una fiebre por este tipo de piezas virtuales con garantía de propiedad y autenticidad. A tal punto que ya se ofrece la posibilidad de acceder a “pedacitos” intangibles de una pintura creada hace 125 años por Pierre-Auguste Renoir.

Retrato doble de Jeanne Baudot, pintura creada por Pierre-Auguste Renoir hace 125 años, se ofrece en 1125 pedacitos virtuales
Retrato doble de Jeanne Baudot, pintura creada por Pierre-Auguste Renoir hace 125 años, se ofrece en 1125 pedacitos virtualesGentileza The Third Place

Nuevos empresarios jóvenes como el chino Justin Sun, creador de la criptomoneda Tron, invirtieron también en obras físicas y contribuyeron a que se registrara en 2021 una facturación sin precedente para las subastas. Entre Sotheby’s y Christie’s recaudaron un total de 14.400 millones de dólares: 7300 la primera -la cifra más alta en sus 277 años de historia- y 7100 la segunda, la más alta del último lustro.

Eduardo Costantini, fundador del Malba, volvió a ubicar a Frida Kahlo en el primer puesto de las obras más caras del arte latinoamericano al pagar 34,8 millones de dólares por Diego y yo
Eduardo Costantini, fundador del Malba, volvió a ubicar a Frida Kahlo en el primer puesto de las obras más caras del arte latinoamericano al pagar 34,8 millones de dólares por Diego y yoAP/Mary Altaffer

Uno de los hitos de los remates fue marcado porEduardo Costantini. El fundador del Malba volvió a ubicar aFrida Kahlo en el primer puesto de las obras más caras del arte latinoamericano, al pagar 34,8 millones de dólares por Diego y yo. También hubo récords paraBanksy, cuando se revendió por 25,38 millones de dólares la obra que había destruido hace tres años en plena subasta, y para un dibujo deLeonardo da Vinci(12,1 millones), por citar un par.

La reventa por 25,38 millones de dólares la obra que Banksy había destruido hace tres años en plena subasta marcó un nuevo récord para el artista
La reventa por 25,38 millones de dólares la obra que Banksy había destruido hace tres años en plena subasta marcó un nuevo récord para el artistaGentileza Sothebys

Este último tuvo su contraparte NFT creada por el duo Hackatao, una de las principales tendencias en esta nueva era híbrida acelerada por la pandemia. El complemento entre lo físico y lo virtual se comprobó con las obras presentadas por la nueva plataforma Aorist, durante la semana de Art Basel Miami, y por el festival local XReal. Ambos pusieron también el acento sobre la creciente sinergia entre arte y conciencia ambiental, tema que inspiró a su vez la muestra actual del Centro Cultural Kirchner.

Obra NFT realizada por el dúo de artistas Hackatao, inspirada en la Cabeza de oso de Leonardo Da Vinci y donada al Museo de Arte Criptográfico (MoCA)
Obra NFT realizada por el dúo de artistas Hackatao, inspirada en la Cabeza de oso de Leonardo Da Vinci y donada al Museo de Arte Criptográfico (MoCA)Gentileza Christies

La posibilidad de comprar con criptomonedas fue otra novedad en la segunda edición deDiderot Digital Exhibition, muestra virtual en 360° que este año sumó NFTs, y en arteba, que regresó a lo presencial tras la pausa de 2020 con una exitosa edición en La Boca. También BAphotose mudó temporalmente desde La Rural hasta Casa Basavilbaso, en Retiro, y aportó la oferta internacional desde su sitio web por las limitaciones para viajar impuestas por el coronavirus. Restricciones que se sortearon con imaginación a la hora de exportar e importar muestras, como ocurrió con la representación latinoamericana en la feria madrileña ARCOy La Suite, con obras de colecciones públicas francesas recreadas a distancia, en Fundación Proa.

Montaje de obras de Julio Le Parc en el stand de Del Infinito, una de las galerías que estuvieron dispuestas a aceptar criptomonedas como medio de pago en arteba
Montaje de obras de Julio Le Parc en el stand de Del Infinito, una de las galerías que estuvieron dispuestas a aceptar criptomonedas como medio de pago en artebaGentileza Manuel Mazzaro/arteba

La producción nacional, sin embargo, fue la estrella de la programación de museos y centros culturales. Como las muestras que le dedicó el Moderno aAlberto Greco y a artistas jóvenes de todo el país, o Inventar a la intemperie, en el Parque de la memoria. Una de las pocas excepciones fue la antológica de Rafael Barradas con la que el Malba celebró sus dos décadas, en un año que vio partir a su directora artística –Gabriela Rangel– y recibió como curadora en jefe aMaría Amalia García. Este año se celebraron también los 125 años del Museo Nacional de Bellas Artes, los 90 de su Asociación de Amigos, los 30 de arteba y los 25 de Fundación Proa y del Premio Klemm.

Eduardo Costantini en la muestra de Rafael Barradas que celebra los veinte años del Malba
Eduardo Costantini en la muestra de Rafael Barradas que celebra los veinte años del Malba PATRICIO PIDAL – AFV

Las celebraciones de algunos de ellos contribuyeron a la aceleración del ritmo de la agenda en el último cuatrimestre del año, que por momentos pareció más intensa que en la prepandemia. Además de las múltiples propuestas deBienalsur, que había comenzado en julio, se concentraron también las ferias presenciales, laNoche de los Museos, la Bienal de Performance, inauguraciones de muestras, estudios abiertos, entregas de premios y el anuncio del proyecto seleccionado para representar a la Argentina el año próximo en la Bienal de Venecia.

Apertura de la Bienal de Performance en el Museo Nacional de Bellas Artes, con obra de Diego Bianchi
Apertura de la Bienal de Performance en el Museo Nacional de Bellas Artes, con obra de Diego Bianchi Rodrigo Nespolo – LA NACION

Este último será realizado por Mónica Heller, artista revelación que ganó también el tercer premio otorgado por Fundación Fortabat para mayores de 35 años. Otra gran protagonista del 2021 fue Marta Minujín: no solo construyó a distancia un Big Ben monumental presentado en el Festival Internacional de Manchester; también inauguró sala propia para su obraMinucodeen el Museo de Arte Moderno de Nueva York, una muestra con instalación inmersiva en Fundación Santander, recreó su nido de hornero histórico en el CCK, exhibió en el Museo Nacional de Bellas Artes su obra Pandemia, fue reconocida con el doctorado honoris causa por la Universidad Torcuato Di Tella y tuvo capitulo propio en el libro El Di Tella (Paidós), de Fernando García.

Marta Minujín en la sala que le dedica el MoMA al Minucode
Marta Minujín en la sala que le dedica el MoMA al MinucodeGentileza Marta Minujín

Hubo, también, varias despedidas. Como las de Guillermo Roux, Christian Boltanski, Christo y Jorge Gumier Maier, artista y curador fallecido días atrás, a quien Rolf Art dedica su muestra actual; mañana tendrá además otro homenaje en el Museo Nacional de Bellas Artes. Cerró también la sede de Fototeca FOLA, en Distrito Arcos, para convertirse en un museo de fotografía itinerante que desde enero recorrerá el país. Y en Uruguay Amalia Amoedo, expresidenta de arteba, inauguró una residencia para artistas en una casadiseñada por Edgardo Giménez. Apenas dos ejemplos de proyectos nacidos en pandemia, varios de los cuales aún quedan por verse.

Casa Neptuna, la residencia para artistas impulsada por Amalia Amoedo en Uruguay, diseñada por Edgardo Giménez
Casa Neptuna, la residencia para artistas impulsada por Amalia Amoedo en Uruguay, diseñada por Edgardo GiménezGentileza FAARA

Óleo, seda, madera, barro: arte

Fuente: Página12 ~ Hasta el 20 de marzo, el Museo de Arte Contemporáneo expone una selección de obras de más de 20 artistas, de los cuales se reseñan siete en esta nota.

«Esa soy yo», comenta una muchacha, señalando con convicción una figura femenina en el paisaje urbano, pintada por Orlando Belloni; «yo, antes de conocerte». Una límpida luz que viene del río ilumina la sala, donde cuelgan decenas de pinturas de Belloni; decenas de chicas y chicos como ellos, andando en moto, cruzando avenidas, tomando cervezas,  charlando en la vereda, bailando y tocando música, o sentados espalda contra espalda mirando sus teléfonos celulares. El joven que la acompaña observa absorto los detalles de la chica pintada: gafas modernas, pelo rubio batido, campera abierta mostrando un corpiño blanco y un vientre plano; minifalda y zapatillas, actitud desafiante y seductora. «Me hubiera gustado conocerte entonces», murmura el muchacho. Es una siesta de viernes en el Museo de Arte Contemporáneo de Rosario (Oroño y el río), donde esta intensidad de identificación entre público y obra no suele ser lo corriente. La escena tiene lugar en el quinto piso, el único con luz natural y el que eligió Maxi Masuelli, curador invitado de la sección Gabinete, para exhibir una antología de pinturas y tallas en madera de un único artista, nacido en 1933, radicado en barrio Tablada y retratista de sus habitantes. Esto sucede en el Salón Nacional Rosario que lleva el número 74, así, sin numeral, tal cual la fecha que pintan como desafío los ñubelistas a los centralistas.

¿Un salón popular? Arriba, en el piso 6, leemos un relato bordado con caligrafía de escuela primaria. «Bueno les voy a contar porqué soy acá en la menor. Yo estaba tomando en una casa con unos amigos y mi primo cuando de repente me yama mi novia yorando que su hermano le pegó y bueno yo arranqué para su casa caminando porque vive a 5 cuadras de mi casa. Bueno llegué a su casa empecé a gritarle que salga a su hermano y salieron los 3 hermanos y el ha me olvidé de contarles que cuando salí de mi casa me cargué en la cintura 2 cuchillos…». La historia termina mal, con violencia policial. Mi carátula (2018/2020) es descrita por Manuela de la Cruz como «Bordado de transferencia del manuscrito de un joven en contexto de encierro sobre una sábana de mi primera infancia». La superposición de las dos vidas revela desigualdades sociales. Comparte sala con una obra que alude a otras violencias: Guardate en tu caparazón (2021), de Ulises Mazzuca, se apropia literalmente de la metáfora del closet y la torna soporte de un grito mudo de hachazo y fuego, donde la madera herida simboliza los travesticidios contra los cuales advierte el título, citando una canción de Supertramp. 

Este tríptico-objeto dialoga muy bien y hasta se mimetiza con Muchacho del Paraná (2021), el mural de barro de las islas del Paraná y apliques de seda blanca bordada que le valió a su autor, el artista plástico y diseñador textil Manuel Brandazza, el merecido Premio Fundación Castagnino de $300.000. Como es un premio adquisición, estas sirenas fluviales de barro y seda, que corren paralelas al río de agua y cielo como su doble astral y a su mismísima vera, se integran a la colección y compartirán el Museo Castagnino+Macro con una obra homónima, también patrimonial: el niño pescador que realizara en bronce el escultor Lucio Fontana y al que alude el título de Brandazza. Con aquel otro Muchacho del Paraná, en 1942, Fontana ganó el 1º Premio de Escultura en el 32º Salón Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. 

No es el único intertexto con una obra de la colección del Museo Castagnino que se produce en esta edición del Salón. El primer piso alberga una obra en progreso, un experimento singular: Rincón de estudio (2021/2022) es una acción performática de Federico Gloriani (en colaboración con Maite Acosta) que consiste en copiar Rincón de estudio (1946) de Fortunato Lacámera. «Vengo medio obsesionado con ese bodegón de Lacamera», cuenta Gloriani. «Esa obra está en la colección desde el 46, que ganó un premio adquisición, y cuando hace 5 años le pedí al Museo Castagnino una reproducción me dijeron que el Museo no tenía los derechos de reproducción de la obra, que eran de los herederos del pintor. A partir de eso me empecé a interesar por cultura libre, y por esa ley de propiedad intelectual que queda obsoleta. Entonces me propuse reproducir la obra. A partir de enero, como se cumplen los 70 años de la muerte del autor, esta obra pasa a ser de dominio público. Cuando la termine de pintar va a ser una obra reproducible legalmente. La obra consiste en tomar clases. Voy una vez por semana, a veces dos, al Museo a tomar clases de pintura con Maite Acosta. Ella me va enseñando y entre los dos vamos tratando de hacer una pintura lo más parecida posible al original». Los bocetos pueden verse en este literal rincón de estudio, desplegados en una copia de artista open source, junto al original. 

Más sutiles aún son las huellas de otra acción: «El mendigo», de Marisa Rubio. En un piso 4 de estética trash y temática principalmente callejera, junto a un relato testimonial de tenor similar al citado, no bordado sino escrito a máquina en tinta desvaída, cuelga la foto de un ciego de barba gris, con sus gafas negras y su cuerpo de bebedor. Ni ciego, ni testimonio: se trata de un «ejercicio» del método «Teoría del quehacer actoral cotidiano para intérpretes» creado por la docente teatral de ficción Naranja Milano Questa, uno de los personajes logrados por Rubio aplicando este método: una «actuación situada en el intérprete frente a un público que no es consciente de que es público… Al hacer ficción dentro de un acontecimiento real actuando un hecho cotidiano, se tensa la capacidad actoral del intérprete, que se ve obligado a investigar las características esenciales del personaje que representa… y transformarlo en un individuo integrado con la realidad en la que se está presentando» (https://marisarubio.com.ar/). Fueguina radicada en Buenos Aires, Marisa Rubio obtuvo el primer premio en el LXV Salón Nacional de Rosario 2011 con otras obras de esta serie: el proyecto Identidades, desarrollado entre 2008 y 2018.

El jurado de premiación estuvo integrado por Carla Barbero, Alejo Ponce de León, Cintia Clara Romero, Maximiliano Masuelli, el concejal Andrés Giménez, Ana Suiffet por la Fundación Castagnino y los directores del museo, Raúl D’Amelio y Roberto Echen. 

El premio adquisición Salón Nacional de Rosario, de la Municipalidad de Rosario, también de trescientos mil pesos, fue para Pinturita de la artista mendocina Constanza Giuliani: una novela gráfica en dibujos para llevar. El premio adquisición Colección, del Ministerio de Innovación y Cultura de la Provincia de Santa Fe, distribuyó el mismo importe entre cuatro obras de Orlando Belloni: el dibujo Las tunas, y las pinturas Al pie de la botella, El ruido y Volviendo del baile. Artista distinguido por el Concejo municipal, con un libro por Iván Rosado y otra exposición en la sala que ya lleva su nombre en la Biblioteca Vigil (Gaboto 450), Belloni disfruta estos merecidos reconocimientos en vida, pero más disfruta el público de sus obras. Es como un Brueghel el Viejo sudamericano, un Antonio Berni del siglo veintiuno, un Marc Chagall de Tablada o un Edward Hopper de esta otra Chicago más bochinchera, cuyos tipos sociales laburantes (el pescador, el resero) visibiliza sin exotismo. Su pintura se irisa en el paisaje de río o de cielo como la de sus precusores locales (uno piensa en Salvador Zaino). Es a la vez arte y documento, se fue haciendo más suelta con los años y posee la singularidad absoluta de sus rostros, que lucen un estilo expresionista distintivo y tienen un entorno marcadamente popular. 

Lista completa de obras y expositores: Castagnino+macro | Exposiciones | 74° Salón Nacional de Rosario 

Todos los Berni: un recorrido por sus obras exhibidas en Buenos Aires

Fuente: Clarín ~ Cinco museos tienen obras del genial artista rosarino: el Malba, el Bellas Artes, el Sívori, el moderno y la Colección Fortabat. Mirá los cuadros.

Un itinerario imaginario cuyas coordenadas se trazan en el mapa de la ciudad de Buenos Aires alberga una inmensa cantidad de obras del artista rosarino Antonio Berni (1905-1981), que a poco más de 40 años de su muerte -se cumplieron en octubre- demuestran su vigencia y recorren sus diferentes períodos, soportes y fechas.

Desde la pintura Pesadilla de los injustos en el Museo Nacional de Bellas Artes hasta la emblemática Manifestación en Malba o Domingo en la chacra en Colección Fortabat, entre otros espacios culturales.

En el Malba

El circuito quimérico pero tangible podría comenzar en el Malba (Figueroa Alcorta 3415), que exhibe tal vez una de las emblemáticas obras del artista, Manifestación (1934), fundacional del Nuevo Realismo, un temple sobre arpillera que el propio Berni llamaba familiarmente como «La huelga» y que resume las múltiples búsquedas artísticas.

Es una suerte de pintura mural «transportable» con un grupo de inmigrantes, pobres y desocupados, entre la rabia y la melancolía, que reclaman pan y trabajo, siempre de estremecedora actualidad.Personal manipula una de las obras emblemáticas de la colección, “La manifestación”, de Berni.

Personal manipula una de las obras emblemáticas de la colección, “La manifestación”, de Berni.

«Manifestación –al igual que Desocupados y Chacareros– muestra su compromiso y su militancia diaria, especialmente agitado por la llegada de David Alfaro Siqueiros a la Argentina, en esos años 30 tan agitados y conflictivos a nivel mundial. Y presenta muy bien a este Berni que viene de experimentar con el surrealismo hasta que asume ese compromiso, expresado en esos rostros que generó inspirado en fotografías de indigentes que aparecían en la prensa. Y desde el lenguaje moderno, la pieza se enmarca en estos grandes murales portátiles», explica María Amalia García, curadora en jefe del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires.

Justamente, por el 20 aniversario del Museo, se lanzó la plataforma online «Manifestación en foco», que propone un diálogo entre presente y pasado a través de una investigación profunda sobre los aspectos materiales, históricos y culturales de la obra que da título al sitio digital, para analizar su impacto en la cultura argentina, a través de testimonios, fotografías de época, correspondencias y publicaciones."La gran tentación o la gran ilusión" (1962), de Antonio Berni.

«La gran tentación o la gran ilusión» (1962), de Antonio Berni.

«No concibo el arte sino como acción y testimonio», decía en vida este artista de un permanente compromiso con las problemáticas sociales y políticas de su tiempo, creador además de personajes emblemáticos como Juanito Laguna y Ramona Montiel, dos icónicos personajes –el niño de la villa y la muchachita corrompida al llegar a la ciudad– convertidos en leyendas populares y a quienes les han dedicado canciones compositores como Astor Piazzolla, Mercedes Sosa y Atahualpa Yupanqui.

«Antonio Berni tiene una sala entera prácticamente dedicada a él. Y es el artista mejor representado en la colección, en cantidad de obras y porque están todas sus etapas, desde el surrealismo en Susana y el viejo, el Nuevo Realismo en Manifestación, el quiebre que genera con la incorporación de nuevos materiales en la pintura, en La gran tentación, la serie de los monstruos como El pájaro amenazador, de los años 70, y el mural Americanista, el único fresco buono de temática indigenista que se conserva», añade la curadora.Se observan las obras "Juanito dormido" (der.) y "Juanito jugando con su trompo" (izq.) del pintor Antonio Berni en el Malba. Foto EFE

Se observan las obras «Juanito dormido» (der.) y «Juanito jugando con su trompo» (izq.) del pintor Antonio Berni en el Malba. Foto EFE

Si bien hay más obras guardadas en trastienda, actualmente se pueden visitar en el Malba –además de Manifestación– La gran tentación (1962), La mujer del sweater rojo (1935) (un retrato melancólico de Nina Terré, entrañable amiga del artista y de su esposa, Paule Cazenave, durante los años transcurridos en Rosario), Juanito dormido, de la serie Juanito Laguna (1978), Padre y madre de Ramona y el Mercado del altiplano (1931) o mural americanista, realizado luego de diversos viajes al Noroeste Argentino, para estudiar las tipologías de las culturas coloniales y precolombinas en Latinoamérica.

También llamado Mercado colla, el inmenso trabajo exalta la etnia americana y mestiza colla como arquetipo del Norte Argentino, pero también del norte chileno, Perú y Bolivia, a la vez que rescata su cultura, su forma de vida, sus vestimentas coloridas, sus labores y su forma de comercio en su entorno geográfico: el paisaje árido de montañas del altiplano de la Puna y el poblado de arquitectura colonial-española."Desocupados", obra también pintada por Berni en 1934, fue de alguna manera una respuesta argentina al movimiento del muralismo mexicano.

«Desocupados», obra también pintada por Berni en 1934, fue de alguna manera una respuesta argentina al movimiento del muralismo mexicano.

En el Bellas Artes

Si bien el Museo Nacional de Bellas Artes (en Avenida del Libertador 1473) posee destacadísimos obras de Berni, actualmente solo dos se encuentran desplegadas en sala: la monumental Pesadilla de los injustos. La conspiración del mundo de Juanito Laguna trastorna el sueño de los injustos (1961) una pieza de 3 x 4 metros, alineada en el Realismo, realizada en acrílico y esmalte sintético; y Juanito Laguna aprende a leer. Esta última es una gran pintura-collage del año 1961 de dos x tres metros, y está colgada en el hall de doble altura del museo, mientras que La pesadilla de los injustos? puede verse en la sala 36 del primer piso del museo.

«Las dos obras abordan aspectos diferentes del personaje icónico creado por el artista: Juanito Laguna, un niño pobre que vive en la periferia de la ciudad. Y ambas obras formaron parte del envío argentino a la Bienal de Venecia de 1962 en el que Antonio Berni obtuvo el Gran premio de grabado y dibujo por sus xilocollages. La colección del museo posee numerosas obras de diferentes momentos de su producción, como dibujos, grabados, objetos escultóricos, collages y pinturas. Pero estas dos forman parte del guión permanente del museo», explica Andrés Duprat, director de la institución."La pesadilla de los injustos", de Antonio Berni.

«La pesadilla de los injustos», de Antonio Berni.

Berni dedicó gran parte de su carrera a narrar a este icónico personaje, Juanito, el niño pobre que vive en la villa miseria del bajo Flores, elaborado en sus pinturas a partir de materiales domésticos, descartados y basura industrial, una imaginería increíble establecida a partir de objetos y chatarra. Además, lo mostró en escenas de su vida cotidiana en la villa: celebrando la Navidad, aprendiendo a leer, jugando con canicas, volando una cometa, nadando en un lago con su perro y compartiendo una comida con su padre en la fábrica de trabajo pero también viendo cómo se inunda su barrio, entre otras situaciones.

Juanito Laguna aprende a leer (1961) representa, en un paisaje sucinto sobre trozos irregulares de arpillera unidos con costuras gruesas, a tres niños sentados y una niña de pie, todos con lápices y cuadernos abiertos en sus manos. En el cielo blancuzco cuelga un sol cuadrado hecho de piezas metálicas y cordones tensados que parecen sujetarlo con la misma precariedad de la vivienda en la que -sabemos- vive Juanito», escribió la historiadora Isabel Plante para la web del MNBA.

En Colección Fortabat

Además de los increíbles retratos de la familia Fortabat (que actualmente no están en exhibición), el museo homónimo con sede en Puerto Madero acumula una inmensa y bellísima cantidad de obras del genial creador rosarino, como Juanito remontando un barrilete (1962), Niña con zapallo (1947), Domingo en la chacra o El almuerzo; Zamba (1956), La escuelita, La Difunta Correa y Ramona espera (1964).

«Actualmente, la Colección Amalita tiene exhibidas, en el recorrido de la colección permanente, un gran conjunto de piezas de Antonio Berni, por su número y calidad. Un conjunto que se impone y que permite apreciar distintas épocas del artista. Lo que hace que esté muy bien representado en nuestro acervo», detalla Germán Barraza, director artístico del museo.Fotografías de los burdeles de Rosario, por Antonio Berni.

Fotografías de los burdeles de Rosario, por Antonio Berni.

Con guion a cargo del historiador Marcelo Pacheco, las obras de Berni han sido dispuestos en sala según su año de ejecución: «Lo que permite ponerlas en relación con sus contemporáneos, y marca además la vigencia y peso del artista en cada momento. Desde Niña con Zapallo y El Almuerzo hasta Ramona espera, obra que exhibimos desde 2018, después de mucho tiempo que estuvo fuera del país, y que es uno de los primeros ensambles de la serie», destaca Barraza.

La obra Ramona espera forma parte de aquella figura creada por Berni –la muchachita que se corrompe al llegar a la gran ciudad–, que comenzó a aparecer en sus trabajo cuando el artista vivía en París, en la década de 1960, y le dio vida en base a pedazos de encaje, botones, piezas de maquinaria industrial, cajas de cartón de huevo, prendas de vestir y otros adornos y objetos.

En el Museo Sívori

Sin dudas, otro clásico en la historiografía local se emplaza en el Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori (Avenida Infanta de Isabel 555), Chacareros, inmenso óleo sobre tela de 1935, de dos metros por tres, y que ocupa un destacado lugar en el guion curatorial del museo que dirige Teresa Riccardi, donde comparte espacio junto a otras dos piezas: las pequeñas Niño (estudio para Desocupados), de 1934 y Paisaje de suburbio, una témpera sobre cartón. Las tres conforman la muestra Museo sin tiempo. Camaradería, talleres y otras modernidades."Chacareros", de Antonio Berni.

«Chacareros», de Antonio Berni.

En el Museo Moderno

Finalmente, en el barrio porteño de San Telmo, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires posee en su colección 16 obras de Berni: dos collages (actualmente expuestos), seis dibujos (de los cuales dos se encuentran expuestos), siete serigrafías y un xilocollage de Ramona, de 1963, donado por el Fondo Nacional de las Artes en 1969.

Las obras que sí se podrán recorrer en sala forman parte a su vez de la mega exposición Una llamarada pertinaz: la intrépida marcha de la colección del Moderno, donde se destacan Tragedia del tercer mundo un collage y tinta sobre cartón de 1972 y Juanito Laguna lleva la comida a su padre peón metalúrgico, una lámina de aluminio, restos metálicos y papel sobre madera terciada realizada en 1961 por el artista nacido en 1905 en un hogar de inmigrantes italianos y que a lo largo de su carrera creó más de 250 obras sobre Juanito y Ramona.

Adolfo P. Carranza y Eduardo Schiaffino, pioneros de los grandes museos de Buenos Aires

Fuente: La Nación ~ El museo Histórico Nacional y el de Bellas Artes son unos de los primeros de la ciudad. Abordan temáticas diferentes, pero coinciden en un hecho singular: no hubieran sido posibles sin el tesón de sus fundadores.

A finales del siglo XIX se constituyeron las principales instituciones públicas que agruparon las colecciones históricas y artísticas de la Argentina, según el modelo de los grandes museos europeos.

Adolfo P. Carranza estampó su retrato en este plato, que forma parte del acervo del Museo Histórico Nacional. También en postales y tarjetas personales.
Adolfo P. Carranza estampó su retrato en este plato, que forma parte del acervo del Museo Histórico Nacional. También en postales y tarjetas personales.Museo Histórico

Si bien el Estado reconocía estos organismos como elemento inherente a la formación pedagógica, e indispensables para la construcción de una tradición nacional, su establecimiento se debió al impulso personal de figuras como el historiador Adolfo P. Carranza y el artista Eduardo Schiaffino, y a una significativa porción del patrimonio fundacional compuesta por donaciones particulares.

Ilustración de Eduardo Schiaffino publica en PBT el 6 de mayo de 1905.
Ilustración de Eduardo Schiaffino publica en PBT el 6 de mayo de 1905.PBT

Génesis

Nuestro primer museo nacional fue el Museo del País, también llamado Museo Nacional, cuyo origen se remonta a 1812 y fue definitivamente organizado en 1823 por iniciativa de Bernardino Rivadavia, hoy conocido como el Museo Argentino de Ciencias Naturales, que lleva su nombre como homenaje. Al comienzo, su diverso acervo se componía de muestras geológicas recolectadas en las provincias y otras 720 pedidas a Francia, objetos de valor histórico e incluso algunas obras de arte. Se le asignó como espacio una de las celdas del secularizado Convento de Santo Domingo en Buenos Aires, hasta que fue incorporado dentro de la universidad y trasladado a la Manzana de las Luces. Aunque es el más antiguo, tuvo que esperar 125 años para la construcción de su propia –e inconclusa– sede en el Parque Centenario.

La sede del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia del Parque Centenario.
La sede del Museo de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia del Parque Centenario.Archivo La Nación

Con la sanción de la Ley de Federalización en 1880, y el fortalecimiento del Estado nación, se centró el foco en estas instituciones y su programa, ya no sólo científico y educativo, sino también relacionado con la identidad, esencial para la cohesión de una híbrida sociedad moldeada por las masivas corrientes migratorias. Mientras tanto, se destinaban partidas millonarias para levantar los palacios de los tres poderes y el vasto desarrollo de infraestructura edilicia pública, que hoy integran nuestro patrimonio arquitectónico. Por otro lado, los museos tuvieron que acomodarse en inmuebles preexistentes y no siempre apropiados para conservar y exhibir sus piezas.

Se podría decir que, en este período, el Museo Histórico y el de Bellas Artes concentraron en la Capital Federal la atención del nuevo proyecto museológico nacional, a los que décadas más tarde se sumaría el de Arte Decorativo.

Museo Histórico Nacional

El pianoforte de Mariquita Sánchez de Thompson con el que se entonó por primera vez el “Himno nacional argentino”, la escribanía de plata que se utilizó para firmar el acta de independencia en Tucumán, la Bandera de Macha con la que se identificó el ejército de Manuel Belgrano en el Alto Perú, el catre-cofre que usó San Martín en la campaña del cruce de los Andes… son apenas algunos de los miles de objetos que atesora este auténtico relicario nacional emplazado en Parque Lezama. Así lo concibió su promotor, el abogado e historiador Adolfo Pedro Carranza (1857-1914). No fue una tarea sencilla; a lo largo de sus 25 años como director del Museo Histórico Nacional, tuvo que lidiar hasta con el presidente de la nación para conseguir fondos y un edificio propio.

Adolfo P. Carranza y la sede del Botánico del MHN en La Ilustración Sudamericana, del 16 de abril de 1894.
Adolfo P. Carranza y la sede del Botánico del MHN en La Ilustración Sudamericana, del 16 de abril de 1894.La Ilustración Sudamericana/ Biblioteca Nacional

En principio, el museo surgió como una entidad municipal a través del decreto firmado el 24 de mayo de 1889 por el intendente Francisco Seeber, y recién inaugurado en agosto de 1890. El 26 de septiembre del siguiente año se nacionalizó por decreto del presidente Carlos Pellegrini, en el que se destacaba que “debe ser sostenido por la nación y estar bajo la dirección del Gobierno general, a fin de que se reúnan en él los objetos que están esparcidos en el Territorio de la República, y recuerdan los sacrificios y glorias comunes a todos sus pueblos”.

Frente del Museo Histórico Nacional que funciona en lo que fue la quinta del salteño José Gregorio Lezama.
Frente del Museo Histórico Nacional que funciona en lo que fue la quinta del salteño José Gregorio Lezama.Archivo La Nación

Más allá del apoyo político –que no era poco–, la realidad es que el país atravesaba una severa crisis económica, y el museo no era una prioridad para el gobierno. Así se lo hizo saber Pellegrini a Carranza cuando se reunieron el 2 de agosto de 1892. Pese a ello, el director, conocido por su perseverancia, en poco tiempo logró formar una considerable y múltiple colección de piezas provenientes de organismos estatales y otras donadas por familiares y descendientes de las grandes figuras de la Revolución de Mayo, la Independencia y los ejércitos patrios, temáticas que prevalecieron en el guion museológico primitivo.

La precaria situación inicial se evidencia en las sucesivas mudanzas que tuvo esta institución: la sede inaugural fue en una propiedad que alquilaba la Municipalidad en la calle Esmeralda 848; en 1891 se trasladó a un edificio en la calle Moreno 330; en 1893 se instaló en la famosa “casona” del actual Jardín Botánico, construcción ladrillera proyectada en 1881 por el ingeniero militar polaco Jordan Wysocki, que había sido llamado por Domingo F. Sarmiento para trazar el Parque Tres de Febrero. Por último, en 1897, y a pedido de Carranza, el Estado nacional permutó al municipal esta propiedad a cambio de la antigua quinta de la familia Lezama, para establecer allí el Museo.

Interior del Museo Histórico Nacional. 1925.
Interior del Museo Histórico Nacional. 1925.CEDIAP

Cabe destacar que el director consideraba la quinta un asiento provisorio hasta que se erigiera el definitivo, pero eso nunca sucedió. De todas formas, la casa era amplia y, luego de una serie de adaptaciones, sirvió para su nueva función. Había sido construida hacia 1860 como vivienda del salteño José Gregorio Lezama y, al fallecer él, en 1889, su viuda la vendió al gobierno municipal, que dos años antes ya había adquirido el parque de 85.000 m2 para transformarlo en un jardín público.

Visita de Bartolomé Mitre (sentado en el centro) al MHN. Adolfo P. Carranza es el segundo de pie, desde la izquierda, delante del señor de bombín. 1901.
Visita de Bartolomé Mitre (sentado en el centro) al MHN. Adolfo P. Carranza es el segundo de pie, desde la izquierda, delante del señor de bombín. 1901.Archivo La Nación

Con el paso de los años se engrandeció la colección por medio de depósitos y donaciones, entre ellas –y quizás una de las más significativas– la de Josefa Dominga Balcarce y San Martín, nieta del general José de San Martín, que en 1899 cedió el mobiliario del dormitorio donde falleció su abuelo el 17 de agosto de 1850, en Boulogne-sur-Mer, Francia, junto a un croquis dibujado por ella con la ubicación exacta de cada uno de los componentes.

Réplica de la habitación en la que murió San Martín en Boulogne sur Mer, montada con su mobiliario en el Museo Histórico Nacional.
Réplica de la habitación en la que murió San Martín en Boulogne sur Mer, montada con su mobiliario en el Museo Histórico Nacional.Archivo La Nación

Museo Nacional de Bellas Artes

El enigmático Palacio Hume, ubicado en la esquina de avenida Alvear y Rodríguez Peña, cubierto por dos añosos gomeros que han logrado engullir parte de la reja realizada por la fundición Walter Macfarlane & Co. de Glasgow, fue escenario, entre finales de octubre y noviembre de 1893, de una importante exposición artística en la que se exhibieron 560 obras aportadas por particulares, varias de las cuales integrarían luego el patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes.

Palacio Hume, a la izquierda, sobre Av. Alvear.
Palacio Hume, a la izquierda, sobre Av. Alvear.Biblioteca Gálvez

De hecho, el artista Eduardo Schiaffino (1858-1935) –futuro director de la institución– fue uno de los organizadores. “Alguien ha llamado el palacio encantado a la suntuosa morada, donde la más selecta sociedad argentina ha reunido las joyas artísticas que poseen las principales familias, para formar con ellas una Exposición que ha sido durante muchos días el punto de cita de la belleza y del buen tono. Los salones y los jardines, aquellos con iluminación eléctrica, éstos con el pintoresco alumbrado a la veneciana, daban a las fiestas nocturnas el aspecto de las mansiones descriptas en los cuentos de hadas”, describía La Ilustración Sud-Americana.

La sede del Bon Marché de Bellas Artes, hoy Galerías Pacífico
La sede del Bon Marché de Bellas Artes, hoy Galerías PacíficoArchivo General de la Nación

La exposición en el Palacio Hume se circunscribió a las actividades que venía desarrollando la Sociedad de Estímulo de Bellas Artes desde 1876, a la que luego se sumó el Ateneo (fundado en 1892), donde se daban cita intelectuales y artistas –Ernesto Quesada y Eduardo Schiaffino, por ejemplo–, quienes, entre otros fines, promovían la creación de un museo de arte. La acción de este último fue clave para conseguir la donación y el legado de producciones de autores argentinos y europeos, cedidas por filántropos como José Prudencio Guerrico y Adriano Rossi, que constituyeron el patrimonio fundacional del Museo Nacional de Bellas Artes.

Eduardo Schiaffino
Eduardo SchiaffinoArchivo La Nación

El decreto de creación, firmado el 16 de julio de 1895 por el presidente José Evaristo Uriburu, enunciaba que “es menester dotar a nuestro arte naciente de la institución oficial a que tiene derecho, para salvar del olvido y guardar en el tiempo las manifestaciones artísticas más interesantes de la inteligencia argentina”. Además, se destacaban las donaciones de Rossi y Guerrico, obtenidas por iniciativa del Ateneo, a las que se sumaban aquellas piezas depositadas en organismos de gobierno, entre ellos, la Biblioteca y el Museo Nacional.

Eduardo Schiaffino observa una obra en la sede de Bellas Artes del Bon Marché.
Eduardo Schiaffino observa una obra en la sede de Bellas Artes del Bon Marché.Archivo MN

Su sede inicial estuvo en el primer piso del edificio Bon Marché (hoy Galerías Pacífico), por aquellos años un auténtico centro cultural donde se nucleaban organismos como la Sociedad Estímulo de Bellas Artes y el Ateneo, junto a estudios de artistas nacionales y extranjeros. Abrió sus puertas el 25 de diciembre de 1896, con 163 obras distribuidas en cinco salas, en las que se exhibían cuadros de Philipp Peter Roos, Ignacio Manzoni, Reinaldo Giudici, Prilidiano Pueyrredón, Lucio Correa Morales, Juan Manuel Blanes, entre otros artistas; incluso algunos ejemplares de arte decorativo, como un vaso de la manufactura de Sèvres.

El Pabellón de la Exposición Internacional de París fue trasladado a la Plaza San Martín que sirvió de sede hasta 1933.
El Pabellón de la Exposición Internacional de París fue trasladado a la Plaza San Martín que sirvió de sede hasta 1933.Archivo General de la Nación

Luego de seis ampliaciones necesarias para exhibir las nuevas adquisiciones y donaciones –muchas obtenidas por Schiaffino en sus viajes oficiales a Europa entre 1903 y 1906–, y un fallido proyecto del ingeniero y arquitecto Julio Dormal para construir un palacio de bellas artes, en 1909 se decidió su traslado al Pabellón Argentino. Se trataba de una fantástica edificación industrial fabricada especialmente para la Exposición Universal de 1889 en París, y rearmada en la Plaza San Martín hacia 1894. Si bien el espacio era amplio, no resultó ser el más adecuado para preservar y exhibir el valioso patrimonio; así lo testimonian publicaciones de la época, donde, entre otros percances, se mencionan las numerosas goteras que obligaban a descolgar los cuadros cada vez que llovía. El gobierno resolvió entonces construir un nuevo edificio en el mismo terreno, cuyo anteproyecto, diseñado por los arquitectos Carlos A. Herrera Mac Lean y Rafael Quartino Herrera, se aprobó por decreto en 1928. No obstante, también fue cancelado.

Esculturas, calcos y réplicas adquiridos por Eduardo Schiaffino en su sede del Pabellón, en Plaza San Martín.
Esculturas, calcos y réplicas adquiridos por Eduardo Schiaffino en su sede del Pabellón, en Plaza San Martín.CEDIAP

En los comienzos de la década de 1930, ante el inminente desarme del Pabellón por la ampliación de la Plaza San Martín, se resolvió su traslado a la antigua planta de bombas de agua en la Recoleta. Este edificio había sido construido como Casa de Máquinas en 1874, ampliado en 1890, y se encontraba fuera de servicio desde 1928 por la inauguración del nuevo establecimiento en Palermo. Se le encargó al reconocido arquitecto Alejandro Bustillo la tarea de reforma y adaptación, por la cual él aseguró que no cobró nada “porque era época de crisis”. Bustillo resolvió añadir un pórtico en el cuerpo central y modificar parcialmente la fachada para otorgarle un “sereno estilo dentro del sempiterno modernismo clásico”.

La Casa de Bombas, sede actual del MNBA.
La Casa de Bombas, sede actual del MNBA.Biblioteca Gálvez

Las nuevas salas, inauguradas el 23 de mayo de 1933, se ajustaban a los criterios museográficos contemporáneos al incorporar luz difusa y cenital (esta última anulada en la década de 1960), tabiquería flexible y espacios despojados para evitar el cansancio visual.

Criptoarte: estas son las 10 colecciones de NFT más importantes del mundo

Fuente: Ámbito ~ El mundo NFT es cada vez más importante. Ámbito se propuso armar un ranking de los NFT coleccionables de arte más populares dentro del sistema criptográfico y para ello utilizó la base de datos de Open Sea, uno de los mercados de activos digitales más grandes que existe que utiliza tecnología blockchain. Allí se pueden ver enlistados «los mejores NFT en OpenSea, clasificadas por volumen, precio mínimo y otras estadísticas».

En el puesto número uno encontramos los míticos CryptoPunks. Se tratan de 10.000 piezas que se lanzaron en 2017 y son unos de los primeros tokens no fungibles del sistema. Cada uno fue generado a través de un código informático y no hay dos personajes iguales. El proyecto fue desarrollado por el estudio estadounidense Larva Labs. Está inspirado en escenas punk londinenses, y el grupo daft punk.

Porteriormente encontramos a la colección Bored Ape Yacht Club que incluye 10.000 NFT diferentes que utilizan la tecnología Ethereum. Son retratos de monos aburridos con diferentes características. «Your Bored Ape funciona como su tarjeta de membresía del Yacht Club y le otorga acceso a beneficios exclusivos para miembros, el primero de los cuales es el acceso a THE BATHROOM, un tablero colaborativo de graffiti», se explica en la página de los creadores.

En el tercer lugar se ubica a Rarible, un mercado de NFT multicadena en el que se puede crear, vender y coleccionar artículos digitales. Aquí se recopilan distintos criptoactivos. Se puede encontrar, por ejemplo, el NFT Lusky Garbage Fail Kid que en la descripción el creador sostiene: «Una vez adquirido, descargue una versión de alta resolución lista para imprimir de mi obra de arte original en dólares para enmarcar y colgar en su pared».

En el cuarto lugar del ranking de Open Sea se ubica la plataforma SuperRare la cual recopila arte digital raro. «La plataforma de contrato inteligente de SuperRare permite a los artistas lanzar obras de arte digitales de edición limitada rastreadas en la cadena de bloques, lo que hace que las piezas sean raras, verificadas y coleccionables», se explicó. Un ejemplo de ellas es D3 Yawn del creador Criptocromo.

En el quinto lugar llega Hashmasks, una colección de arte digital en la que participaron más de 70 artistas en todo el mundo. Incluye 16.384 retratos digitales únicos y fue presentado por Suum Cuique Labs de Zug, Suiza. «Algunos comparten el mismo tipo de máscara, otros sostienen papel higiénico y 233 de ellos tienen un mono sombra sentado en su hombro», explica la web de esta colección.

Un detalle lúdico de este proyecto fue que los primeros compradores no sabían que Hashmask estaban adquiriendo, solamente podían ver un cuadro con un símbolo de interrogación en él y recién dos semanas después los compradores podían observar la pieza que les había tocado.

En el sexto lugar se ubica The Curio Cards project. Se trata de una exhibición de arte en línea y los First Art NFT en Ethereum que fueron lanzados el 9 de mayo de 2017. «Curio presenta 30 series únicas de tarjetas de 7 artistas diferentes. Las tarjetas de curiosidades se mencionan con CryptoPunks y CryptoKitties en el estándar de token no fungible ERC-721 original, y son anteriores a ambos», explica la web de la colección.

En el séptimo lugar llegan Lost Poets. Se trata de una colección de 65.536 NFT obtenibles y 1.024 NFT de origen. El objetivo de estas obras de arte es recrear los 65.536 poetas que se escondían en los estantes de la Biblioteca de Babel, a la espera de ser descubriertos. Cada poeta es creado por una IA que fue desarrollada para ese propósito. Cada pieza es única.

La octava colección es El Sneaky Vampire Syndicate. Se trata de 8.888 NFT de vampiros. The Syndicate también tiene un token de ecosistema de utilidad nativo, un videojuego SVS, y The Lair (Metaverso). «Todos los poseedores de vampiros obtienen acceso para unirse a sus parientes en Metaverso, mientras tienen acceso a su propio videojuego exclusivo», explica la comunidad.

En el noveno lugar encontramos Autoglyphs. Esta colección se define como la primera obra de arte generativo «en cadena» en la red de bloques Ethereum. «Un mecanismo completamente autónomo para la creación y propiedad de una obra de arte», definen sus creadores.

El último lugar de este top ten es MakersPlace. Se trata de una colección donde los usuarios pueden crear, descubrir, vender y recopilar arte digital único y auténtico. «Al equipo le apasiona la forma en que la tecnología blockchain está transformando nuestra comprensión de la propiedad digital y promueve la creatividad en la creciente comunidad de criptoarte», dicen sus creadores.

Por última, una yapa: CryptoKitties. OpenSea no los cataloga como criptoarte sino como coleccionables. Se trata de un juego centrado en estas criaturas. Cada NFT está representado por un gato, único y 100% de su propiedad que no se puede replicar, quitar ni destruir. Es uno de los primeros intentos de implementar la tecnología blockchain para la recreación y el ocio.

Museos en una era de definiciones

Fuente: Clarín ~ La cuarentena impulsó una reflexión sobre las colecciones y avivó debates, que cada institución debe hacer propios, más allá del gesto simbólico.

Si durante 2020 los museos se vieron forzados a demostrar su carácter esencial –¿por qué debieron permanecer cerrados mientras abrían otros espacios?–, asimilaron desde entonces más cambios. La pausa que había inspirado una renovada reflexión sobre el patrimonio y gestó exitosas exposiciones con la propia colección como insumo, también acarreó debates sobre el valor social de las instituciones. Desde la xenofobia, su vínculo con la comunidad y su permanencia en un mundo nuevo, los cambios de este 2021 siguen en esa dirección.

El Malba porteño –que celebró sus 20 años en septiembre, con actos y adquisiciones–, ya tenía previsto un nuevo guión de su colección cuando se desató la pandemia. Pero varios de los nuevos interrogantes encontraron en las piezas de arte de los pueblos originarios, ahora contempladas y exhibidas, respuestas muy valiosas. Por su diseño descentralizado, en simultáneo en diferentes geografías, la Bienalsur inaugurada en Salta en julio pasado supo amoldarse a las reglas cambiantes del mundo, consolidándose como una espacio de análisis.

Mientras que Fundación Proa llevó a su ápice a otra de las tendencias de esta era: la producción local de exposiciones internacionales, en base a instrucciones. Fue la condición de posibilidad de La Suite. Miradas sobre obras y artistas de la colección FRAC, de julio a diciembre en La Boca. Esa misma complicidad fue la que hizo posible la presencia de Latinoamérica en la edición pandémica de ARCOmadrid, de la mano del curador argentino Mariano Mayer.

El Museo Reina Sofía fue uno de los que remixó las piezas. Inauguró en septiembre nuevas salas dedicadas al nacimiento de las vanguardias, con foco en el vínculo con Latinoamérica. La argentina Ana Longoni impulsó este horizonte desde su cargo de Directora de Programas Públicos al que acaba de renunciar para regresar a la Argentina; el contacto, sin embargo, seguirá vivo. El también madrileño Museo del Prado se dedicó a revisar su depósito y abrió en octubre la primera gran muestra de arte virreinal con un centenar de piezas desconocidas, la mayoría religiosas, que representan el intercambio cultural entre los dos lados del Atlántico; que fue muy celebrada.

Durante su último seminario, el Comité Internacional de Museos y Colecciones de Arte Moderno (CIMAM) hizo foco en combatir las tendencias discriminatorias en un mundo cada vez más dividido y la crisis climática. Forma parte del este grupo el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, que avanzó en los últimos meses con una programación vinculada a la diversidad y la inclusión –con una muestra de artistas de un taller con personas en situación de calle–. Una exposición con 34 artistas vinculados con sus entornos de origen en todas las provincias hizo notoria otra de las tendencias: la federalización del sistema del arte.

En 2021, el Louvre nombró por primera vez en 228 años de historia a una mujer como directora, Laurence des Cars. Además abrió un nuevo museo en París, el del coleccionista François Pinault en la Bolsa de Comercio. Buenos Aires vio nacer el espacio de la Fundación Andreani, ahora en plena actividad, y despide el año con el cierre de FOLA, el emblemático espacio dedicado exclusivamente a la fotografía, que deja su salas en Distrito Arcos de Palermo, para recorrer el país en un tráiler.

Miradas descolonizadas con diferente ímpetu y enfoques atravesaron el calendario y el planeta, desde el derribo de monumentos hasta la devolución del Museo Met de Nueva York de tres piezas de los llamados “bronces de Benín” a Nigeria. La Unesco recomendó que se devuelvan a Grecia los mármoles del Partenón. El desafío de cada museo está en tomar medidas más allá de los gestos simbólicos.

Mientras tanto, una abrumadora respuesta de público a La Noche de los Museos, que se replicó en varias ciudades del país a fines de octubre, dejó constancia de esa ola de amor por lo analógico, por el valioso tiempo que los visitantes volvieron a entregar, agradecidos, a la experiencia de disfrutar del arte.

Arte Único: se entregaron los premios del concurso de afiches y arte más importante del país.

Fuente: La Nación ~ Con la conducción de Nico Occhiato y Flor Jazmín Peña, se celebró la entrega de premios del clásico concurso de afiches de Fernet Branca.

Bajo el lema “Tu arte te diferencia”, el jueves 16 de diciembre se llevó a cabo la entrega virtual de premios de Arte Único, el reconocido concurso de afiches y arte que impulsa Fernet Branca hace 14 años para reafirmar su compromiso con el arte. Esta edición fue un éxito absoluto en convocatorias ya que reunió a más de 2.500 artistas de todo el país que tuvieron la posibilidad de desplegar toda su creatividad y talento en obras que representan el espíritu de la marca.

Los finalistas participaron del evento vía streaming
Los finalistas participaron del evento vía streamingDaNa.O

“Es uno de los proyectos que mas orgullo nos genera en la compañía. La idea de este año era desafiar a todos los artistas pidiéndoles que a través de sus obras nos puedan mostrar aquello que los hace diferentes y únicos”, sostuvo en la apertura de la ceremonia, Santiago Cafisi, Brand Manager de Fernet Branca.

El evento, que contó con la conducción de Nico Ochiatto y Flor Jazmín Peña, demuestra el compromiso ininterrumpido de la marca con el arte durante 14 años. Con gran impronta federal, participaron artistas de todas las provincias del país por $500.000 en premios entre todas las categorías. Desde el año 2008, se han presentado más de 10.000 obras originales.

Jurado de Arte Único 2021
Jurado de Arte Único 2021DaNa.O

En la categoría Afiches Tradicionales, se consagró con el primer premio Matias Bustos Lucero con la obra Abrazo único. En segundo lugar quedó Octavio José Paratz Gutiérrez con el afiche titulado Desfile Único.Camilo Peirone Frois obtuvo el tercer premio con la obra Unicornio. En la novedosa categoría Afiche Motion, el premio lo obtuvo Mauro Barreiro cuya obra se titula Una de suspenso único. Además, este año estuvo vigente el Premio del público, en el que los consumidores pudieron votar su afiche favorito desde la web de Arte Único www.arteunico.com.ar. En dicha categoría, el ganador fue Lucas Bianchi, con la obra Fábrica de elixir.

1er. Premio: Matías Bustos Lucero, de Córdoba | Obra: Abrazo ùnico
1er. Premio: Matías Bustos Lucero, de Córdoba | Obra: Abrazo ùnico1 de 4

Los ganadores fueron elegidos por la originalidad de sus trabajos por un jurado compuesto por un equipo multidisciplinario y experto en diferentes expresiones artísticas como arte urbano, contemporáneo, diseño gráfico, ilustración y motion graphics. Lo conformaron: los diseñadores gráficos Hernán Berdichevsky, Martina y Rocío Galarza, y Bernardo Henning, junto al arquitecto Enrique Longinotti; cada uno aportando su mirada particular sobre el arte.Una de suspenso único, de Mauro Barreiro

Durante el evento, se desarrolló un panel donde los jurados explicaron las razones por las que eligieron los afiches ganadores. Por su parte, Cafisi destacó el profesionalismo y la objetividad que tuvieron los profesionales a la hora de seleccionar las obras y les agradeció por esto.

Santiago Cafisi, Brand Manager de Fernet Branca
Santiago Cafisi, Brand Manager de Fernet BrancaDaNa.O

A lo largo de los años, el concurso se convirtió en una propuesta referente para artistas emergentes de todo el país, que demostró ser el mejor vehículo para mantener viva la tradición del afiche. “El principal objetivo de Arte Único es incentivar y promover a los artistas emergentes de todo el país, por eso, año tras año fuimos sumamos categorías e hicimos crecer el premio”, cerró Cafisi.