Marta Minujín instala un nido de hornero gigante en el centro porteño

Fuente: La Nación ~ Sin sus característicos anteojos, vestida con jean y camisa floreada, las manos sobre la cintura y una amplia sonrisa. Así se ve a Marta Minujín en una foto tomada hace 45 años en Machu Picchu. “El centro metafísico de Latinoamérica”, como lo definiría después a

LA NACION la artista, que entonces se detuvo donde sentía más energía para extraer decenas de kilos de tierra. Con dos valijas llenas de esa materia prima para su obra regresó a Buenos Aires, donde construyó un nido de hornero gigante, similar al que pronto se exhibirá en el CCK.

Convocada para participar de la muestra colectiva Simbiología, curada por Valeria González, Minujín recreó una vez más aquella instalación, que tuvo otras versiones exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1999 –perteneciente a Colección Fortabat–, en la galería Herlitzka+faria, en arteba 2014 y en Site Santa Fe (Nuevo México, Estados Unidos, 2016). Claro que esta vez no tendrá el componente performático de aquella versión de 1976, titulada Comunicando con tierra y exhibida en el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) y en La Rural, que incluía un intercambio de tierra internacional.

La instalación original, de 2,30 metros de diámetro por 2,5 de alto, estaba realizada con una mezcla de tierra peruana y argentina, exhibía tres videos en su interior y se acompañaba con bolsas de la tierra importada. Una vez terminada la muestra, estas últimas fueron enviadas a colegas de otros países, con la consigna de que la mezclaran con tierra del lugar y volvieran a enviarla a Buenos Aires, para que a su vez Minujín la llevara de vuelta a Machu Picchu.

“Lo permitió el director del Museo de Arqueología de Cuzco; era otro mundo, ahora está todo más cuidado”, observa Minujín, y agrega: “Con la pandemia, que no te dejan pasar ni el correo, no voy a estar mandando tierra… ¡Sería un delirio!”.

De Manchester a Nueva York

Este año, la artista más popular de la Argentina se vio forzada a crear a distancia un monumental Big Ben recostado sobre los Piccadilly Gardens de Manchester, tras haber presentado en el Museo Nacional de Bellas Artes una obra creada en plena cuarentena e inaugurado en la Fundación Santander Implosión!, un proyecto site specific que incluye una experiencia inmersiva. En octubre viajará a Estados Unidos para la presentación del Minucode en una sala propia del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), que compró esa pieza histórica en 2019.

Los protocolos, sin embargo, siguen imponiendo sus reglas. Si bien el nido del CCK es un 30% más grande que la obra original, no permitirá que el público se sienta como en su casa. No encontrará sillas para ver Hornero, el breve y único video que se proyectará adentro, que registra a Minujín saliendo de la obra de 1976. Esa pieza se trasladó desde el CAYC hasta la tradicional Exposición Rural, donde se exhibió en el pabellón de ovinos y luego fue destruida por una aplanadora.

Los otros dos videos que cobijó el nido en distintas épocas se exhibirán ahora por motivos sanitarios en las paredes de la sala 604: filmados en Súper 8 por Claudio Caldini, Autogeografía y Autogeografía (con máscaras) –presentes respectivamente en las colecciones del Malba y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía– muestran cómo la tierra es arrojada sobre el cuerpo semidesnudo de Minujín.

“¿Hábitat del futuro?”, se preguntaba la artista al presentar el nido en La Rural, según demostrará el material de archivo que acompañará la obra. Será una entre más de 170 realizadas por un centenar de colegas, que desde mediados de septiembre hasta marzo integrarán la exposición Simbiología: prácticas artísticas en un planeta en emergencia.

“Empezamos a trabajar en este proyecto antes de la pandemia”, señala a LA NACION Valeria González, que además de haber dirigido el equipo curatorial es secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación. “Simbiología es una palabra inventada, una cruza de simbología –muy usada en el arte– y simbiosis, en alusión a la unión entre lo humano y lo no humano”, agrega sobre el espíritu de esta muestra, que también incluirá obras de artistas como Tomás Saraceno, Adrián Villar Rojas, Luis Fernando Benedit y Víctor Grippo.

En ese contexto, Minujín se revelará una vez más como pionera. “Es la primera vez que un evento de arte y naturaleza se incluye en la Exposición Rural –escribía en 1976–. Es así que el arte cumple aquí una función ilustrativa, al recrear en escala humana algo que existió siempre, antes que las ciudades argentinas, y que inspiró el tradicional rancho de barro”.

“¿Hábitat del futuro?”, se preguntaba la artista al mostrar el nido en la Rural

Malba: 20 años de fiesta vanguardista

Fuente: Clarín ~ En septiembre, Malba cumple dos décadas y se prepara para celebrar. Su máxima responsable artística desde que fue designada curadora en Jefe, María Amalia “Marita” García, tiene a cargo las exposiciones. Una girará sobre el pintor uruguayo Rafael Barradas. Hombre flecha, que alude al núcleo de la colección que dio nacimiento al museo, y dos expos más de fotografía latinoamericana en lo que resta del año: Magdalena Schwartz y las vedettes del porteño Foto Estudio Luisita.

Un regalo al Museo, para el que se recaudaron fondos extra, será develado en el acto público ese mismo 20 de septiembre, día del aniversario. Se trata de una gran obra que se incorpora. Y además de algún brindis al aire libre que está sin confirmar, habrá un homenaje al más popular de los artistas del acervo, Antonio Berni. A 40 años de su muerte, una plataforma virtual recopilará toda la documentación sobre su emblemática obra “ Manifestación”, sobre la que se realizará un estudio material a cargo de expertos, entre otros contenidos. Sobre la programación y su aporte al museo desde la impronta de la investigación, y recuperando el rito del encuentro físico, García habló con Ñ.

-La exposición de Rafael Barradas abre para los 20 años del Museo, ¿en qué sentido se vinculan ambos eventos?

-La muestra es una coproducción de Malba con el Museo de Artes Visuales de Montevideo, con curaduría de Enrique Aguerre, su director. Se centra en el período más vanguardista de Barradas. Arranca en 1913, con su periplo europeo, y cierra en el 23, luego de que ya se desarrollaron todos estos “ismos” barradianos, como el vibracionismo. Y justamente la vanguardia rioplatense de los años 20 es un núcleo desde el comienzo de la colección de Eduardo Costantini. De los uruguayos, Torres García, Figari, y Barradas; de los argentinos Petorutti y Xul Solar, artistas que le dan su perfil de arte latinoamericano modernista, un sentido que el Malba abraza. Y una referencia muy específica es la muestra Artistas rioplatenses en Europa (2002) en Malba, con todos estos creadores y poetas latinoamericanos protagonistas de los desarrollos vanguardistas europeos. A casi 20 años, vuelven a revisarse algunas de las preguntas iniciales.

La obra de Rafael Barradas abre las celebraciones por los 20 años de Malba.
La obra de Rafael Barradas abre las celebraciones por los 20 años de Malba.

-¿Y qué más hay de las celebraciones?

-La idea es que sea todo un ciclo de festejos hasta fin de año. Estamos pensando acciones en Plaza Perú, aún no confirmadas; pero el 4 de noviembre inauguran otras dos muestras. Una, de la fotógrafa Magdalena Schwartz, una producción del Instituto Moreira Salles, de Brasil, con curaduría de Gonzalo Aguilar y Samuel Titán. Las metamorfosis se titula la serie que ella hace con transformistas y travestis en San Pablo, no desde el lugar reivindicatorio de hoy sino como una investigación sobre la ambigüedad de género. La otra es Foto Estudio Luisita; este emprendimiento de las hermanas Luisa y Chela Escarria, dos señoras muy ajustadas a la norma que retratan el universo del teatro de revistas. Está la fantasía total versus la realidad del hacer.

– ¿Alguna pista del regalo especial?

-Se trata de una gran adquisición, regalo a Malba del Comité de Adquisiciones. Ya está la wishlist del Comité artístico y falta la votación final. Específicamente para estos 20 años, se pensó en hacer un gran gesto, en lugar de compras fragmentarias, y para esto Teresa Bulgheroni llevó adelante una gran campaña de recaudación extra.

Dzi Croquettes Benê Lacerda (circa 1974), retrato de la serie "Las metamorfosis", de Magdalena Schwartz.
Dzi Croquettes Benê Lacerda (circa 1974), retrato de la serie «Las metamorfosis», de Magdalena Schwartz.

-Y esto sucede a pocas semanas de las compras que anunció Eduardo Costantini, por 25 millones de dólares.

-Estamos muy contentos, aunque se trata de su colección personal y de compras durante la pandemia, porque las va a prestar y ya estamos pensando posibilidades de muestras…

-Además de las exposiciones temporales, están a tu cargo las publicaciones, los proyectos virtuales y el área de investigación. ¿Cuál es tu proyecto teniendo en cuenta tu perfil de investigadora?

-Como provengo del ámbito de la investigación, me interesa desarrollar un proyecto propio que tiene que ver con la idea de lo moderno vernáculo. Me refiero a la posibilidad de mostrar o exhibir estas piezas que incorporan los lenguajes internacionales del arte pero siempre a través de una matriz local, vernácula, entendida desde culturas antiguas americanas hasta las producciones aborígenes contemporáneas y la cultura popular urbana, con una lectura más compleja. Por ejemplo, Alberto Greco, pionero de la performance, y su vínculo con el tango. A la vez que hacía incorporaciones vinculadas con la vanguardia internacional, su lectura del existencialismo finalmente era un existencialismo tanguero. Como comunidad internacional estamos en lugares cada vez más sofisticados, con lecturas más finas y específicas. En esta línea, estudié bastante la revista Hábitat, de Lina Bo Bardi, y allí ves cómo en una revista claramente moderna, ella está incorporando todo el tiempo los exvotos del Nordeste, los modos de hacer arquitectura de la gente del Amazonas. Estas producciones vernáculas tienen una síntesis formal y una honestidad material que los deja muy cerca del lenguaje moderno. Se maravillaban porque no pretendían ser más, porque tenían esta clara síntesis que hasta la propia Lina lo comparaba con Picasso.

-Otro ejemplo, en tu clase magistral sobre el nuevo guión del museo, en 2020, que vinculaba el arte concreto con las carrozas del carnaval.

-En este caso lo bueno estuvo en que siempre se leía desde la abstracción internacional: bueno, y acá llegaba Rothfuss y hacía el marco recortado. En ese caso tuvo que ver con el estudio material de las piezas; analizaba algunos tablados que eran recortes geométricos con colores, Me gustaba pensar que era este pasaje de la fiesta del carnaval a la fiesta vanguardista.

-¿Creés que esta lectura vernácula aporta a la ampliación de los públicos del museo?

-Sí, claramente y de poder salir de estas lecturas siempre desde la alta cultura, sobre todo el arte moderno, que tiene un enmarque tan fuerte en esta idea de alta cultura. Y sí, ojalá den mucha más accesibilidad a distintos públicos. En relación a la investigación, me interesa subrayar dos cosas. Por un lado, el planteo sobre moderno vernáculo es un proyecto complejo que lo entiendo solo realizado con otras instituciones y en un diálogo fluido con artistas y colegas historiadores. Entonces pienso mucho en la idea de coloquios previos a las exposiciones como modos de complejizar lecturas. Y por otro, que la exposición no sea una investigación sino que siempre esté este aspecto de la percepción de la muestra, que te divierta estar, que te dan ganas de recorrerla, que te lleva en algún sentido a una fiesta también: aportar esta transformación o esa vida, esas ganas, que básicamente hacen la diferencia entre ir a un museo y verlo en la pantalla.

Personal manipula una de las obras emblemáticas de la colección, “Manifestación”, de Berni.
Personal manipula una de las obras emblemáticas de la colección, “Manifestación”, de Berni.

-La virtualidad se desarrolló mucho en los museos en 2020 y Malba se destacó: ¿cuáles son los proyectos a futuro?

-Hablamos de lo adquirido y de lo que no se vuelve tras la pandemia. Me parece que justamente está el museo online, por la posibilidad que da en el contacto internacional y local federal, las interrelaciones. El museo ya desarrolló dos súper proyectos, Hable con ella y La historia como rumor, desarrollados por Gabriela Rangel, la directora a quien le tocó afrontar el momento más difícil de la pandemia.

-¿Se viene Berni digital?

-Ahora tenemos un proyecto desarrollado entre las áreas de comunicación y curaduría, en relación a “La manifestación”, de Berni, a 40 años de su muerte. Sabemos a través de un estudio de las redes sociales del Museo, entre 2012 y hoy, que el primer posteo que llegó a los 10 mil likes fue con Berni y “Manifestación”. Tiene algo muy especial para los argentinos y es una pieza emblemática del Malba. Entonces nos interesaba hacer un sitio donde se pudiera desplegar la obra en su totalidad y sintetizar toda la documentación en relación a la obra, a las fotografías tomadas por Berni, a las fotos periodísticas y materiales de prensa, pero a su vez también cartas, para dotar a la pieza de todo su aparato crítico y documental. También habrá entrevistas a especialistas, historiadores del arte, pero también personajes de la cultura y vinculados con la figura de Berni para dar cuenta de la obra y del momento, de estos años 30 del compromiso político. Y una cosa súper interesante que hasta ahora no se hizo es un análisis material de la obra, con el equipo de conservación de Malba y la UNSAM. El proyecto va a durar casi un año y la idea es ir subiendo esta información paulatinamente a que se vaya produciendo.

-El recorte de presupuesto, la dificultad del traslado de personas y obras plantean dos modelos extremos de muestras: blockbuster o remix de la propia colección. ¿Qué pensás?

-El recorte de presupuesto es una mirada más del museo público. En ese sentido, Malba acompaña los vaivenes mundiales como cualquier institución, pero siempre ha tenido otros márgenes. La mirada a lo local y a lo regional está y va a seguir, pero hay algo relativo a la esencia de Malba, que es el arte latinoamericano. Y esa especificidad la vamos a seguir protegiendo. Avalamos esta centralidad del arte de latinoamericano, pero esto no quiere decir que deba tratarse de muestras “tanque”.

-¿Y cómo concebís esta especificidad del arte latinoamericano?

-Malba tiene una muy buena proyección de lo moderno y lo contemporáneo en relación al arte latinoamericano, pero estaría bueno indagar, abrir un poco esa escena de lo latinoamericano. Y en eso pienso en dos momentos: en el arte colonial y en el siglo XIX. Y pienso de qué manera, por ejemplo, estas piezas devocionales y místicas del arte colonial están interpelando a los artistas hoy, cuando la religiosidad forma parte de sus modos de hacer. Y en esos retratos heroicos o burgueses, cuánto de esa terminación, de ese tipo de construcción de la imagen más tosca o poco limitada a veces en sus procedimientos ilusionistas, cuánto de eso hoy no es devoción para los artistas contemporáneos. Poder pensar lo latinoamericano más allá de lo moderno sería algo muy vivificante.

Se presentan muestras de Julián Althabe y Martín Legón en galerías de arte de Buenos Aires

Fuente: Grupo La Provincia ~ La galería de arte Roldan Moderno presenta hasta el 17 de septiembre la muestra «Julián Althabe. La cuarta dimensión», que recupera el legado y visión del artista, mientras que en Barro, ubicada en el barrio de La Boca, se presenta hasta octubre, «Árboles profundamente artificiales», del artista Martín Legón.

Muestra homenaje: «Julián Althabe. La cuarta dimensión»

En la Galería Roldan Moderno se exhibe «Julián Althabe. La cuarta dimensión», hasta el 17 de septiembre de 2021 con acceso gratuito y reserva previa.

La muestra reúne la producción cúlmine del artista, teórico y docente Julián Althabe (1911-1975), protagonista de la abstracción geométrica y del cinetismo óptico, que fue también uno de los artistas que abrió el camino a los nuevos lenguajes de la escultura abstracta y la tecnología del acrílico en la historia del arte argentino.

Influenciado por los rusos Antoine Pevsner y Naum Gabo, representantes de la escultura constructivista y pioneros del arte cinético, la obra de Althabe se diferencia de al integrar poesía, ciencia y mística.

En esta oportunidad, se presentan diez esculturas de las décadas del 60 y 70: cajas de acrílico transparente de variadas formas atravesadas por hilos de nylon coloreados, que capitalizan las investigaciones del artista sobre su Teoría de la doble visión (cuarta dimensión) que desarrolló en su labor artística pictórica y escultórica.

«Aquí nace mi urgencia: agregarle a la vida espiritual, que indudablemente tiene el concretismo, la vida sensible, que es propia del arte; dar la imagen sensible de lo tridimensional o, dicho de otro modo, hallar en lo tridimensional el equivalente del dibujo tradicional, con lo que intento expresar tan fuerte y precisamente el espacio que pueda sugerir la cuarta dimensión», decía Althabe.

«Cada escultura permite acceder a un universo de líneas múltiples y dinámicas, hay una semejanza poética con la teoría de las supercuerdas que explica la estructura general del cosmos; cada obra es como la representación a escala de un universo dinámico e inconmensurable, la foto de una película eterna», dice Julio Sánchez en su texto curatorial.

A su vez, explican que «Althabe hizo visible en arte lo que la ciencia no podría representar sino tan solo definir con ecuaciones abstractas».

Su preocupación siempre fue el espacio, la sensación espacial y «con el objetivo de ir más allá de su mera representación, desarrolló una profunda búsqueda y exploración artística que lo llevaron de la pintura figurativa hacia las experiencias escultóricas abstractas».

El artista indagó en torno a los fenómenos visuales y sus correspondencias plásticas estimulado por los avances científicos de su época y consagró su vida a la investigación artística visual. Además representó a la Argentina en varias ediciones de la Bienal de San Pablo (1953, 1957 y 1959) y tuvo una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (1979).

Sus obras forman parte de colecciones del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba),el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Blanton Museum of Art de Austin (Texas, Estados Unidos) y de destacadas colecciones privadas.https://d-3929900353070534026.ampproject.net/2108192119000/frame.html

Esta muestra se puede visitar en Roldan Moderno (Juncal 743, CABA), de lunes a viernes de 11 a 18 con cita previa en galeria@roldan.cc, o en el teléfono +54 11 4394 0830.

Muestra individual de Martín Legón

Martín Legón (Buenos Aires, 1978) presenta en la exposición individual «Árboles profundamente artificiales» en la galería Barro del barrio de La Boca, un nuevo ensayo visual que traza relaciones con sus otras puestas desde hace más de una década.

La muestra puede leerse, según los organizadores, «como una instalación cubista, donde su objeto de estudio -la sociedad argentina y sus condiciones actuales de posibilidad- es facetado para entregar sus caras replegadas en un mismo tiempo», y además «crece como un poema largo» con sus cruces internos, idas y vueltas, rimas y alteraciones que se repiten y abren la complejidad de su sentido ante el recorrido del espectador por la sala.

Legón trabaja con distintos soportes para sus obras tales como instalaciones, dibujos, pinturas, video, fotografías y colecciones de fotos que recupera y utiliza como herramientas para reflexionar sobre el capitalismo y sus disrupciones desde sus collages.

En su producción enlaza de forma poética textos y citas sociológicas, literarias y de la historia del arte, y yuxtapone «un montaje de atracciones cinematográfico», sobre temas como las estructuras de trabajo, producción de imágenes y el rol del artista en la sociedad actual.

Esta exhibición se puede visitar en Caboto 531 (CABA), hasta el 2 de octubre, con cita previa en https://www.barro.cc (Télam)

Historias de las 10 obras más caras del arte argentino

Fuente: La Nación ~ Emilio Pettoruti (autor de Concierto, en la foto) y Antonio Berni se disputan los seis primeros puestos del top ten de cuadros vendidos en subastas.

Cabeza a cabeza. Así están desde hace décadas Emilio Pettoruti, el platense que acaba de sorprender como testigo involuntario de la fiesta presidencial en Olivos, y Antonio Berni, alternándose en los seis primeros puestos del top ten de los autores de las obras de arte argentino más caras vendidas en subastas. Eso si no se tiene en cuenta a Lucio Fontana, artista ítalo-argentino nacido en Rosario pero considerado italiano en el mercado internacional. Mientras que este último llegó a rozar los treinta millones de dólares en 2015, la obra más cara del podio nacional no logra superar los 800.000.

Así, el puesto Nº 1 es ocupado por Concierto, de Pettoruti, artista fallecido hace medio siglo y uno de los preferidos de Eduardo Costantini. “El primer cuadro que compré en subasta fue La canción del pueblo, en Saráchaga. Al día siguiente tenía a todos los inspectores en casa”, recordó el empresario en una entrevista con LA NACION cuando, hace dos décadas, se disponía a inaugurar el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). La pintura, por la que había pagado 324.000 dólares en 1993, fue donada entonces al museo junto con más de doscientas piezas que iniciaron la consolidación de un patrimonio único en el mundo.

La presión impositiva, sin embargo, es apenas uno de los factores que impiden el crecimiento del coleccionismo local, lo que se traduce, a su vez, en un límite para los valores de la producción made in Argentina. “Ahora está todo paralizado, no hay compradores de arte argentino en las subastas internacionales. Un cuadro de diez mil dólares es una sorpresa”, observa Adrián Gualdoni Basualdo, codirector de Consultart/dgb. Y agrega: “El arte es una cosa y el mercado otra; a veces coinciden; otras, no. El arte argentino no es mejor ni peor que el brasileño o el mexicano, pero los valores son radicalmente distintos: en México o Brasil, es normal hablar de una obra de un millón de dólares”.

¿Qué nos impide superar ese límite? Según este experto, una combinación de falta de “pesos pesados” dispuestos a invertir sumas de varios dígitos, como fueron en décadas pasadas coleccionistas como Amalita Fortabat y Nelly Arrieta de Blaquier; un “cambio en el gusto” a favor del arte contemporáneo, y la “falta de difusión” por parte del Estado. “Una buena forma de valorizar el arte argentino sería alquilar un espacio de prestigio en ciudades claves, como Londres, París, Miami, Nueva York, Pekín o Hong Kong –sugiere–, y realizar una muestra importante”.

La pandemia, sin embargo, sumó otras prioridades a las que ya imponía la crisis económica. “No hay muchos coleccionistas importantes en la Argentina, ni de otros países que coleccionen arte argentino –confirma Mario Gilardoni, otro experto en el mercado de arte local–. Últimamente acá los precios son muy bajos, y la gente que tiene mucha plata invierte en otra cosa”.

El hito más reciente registrado por una obra de arte lo alcanzó en mayo último Juanito dormido (1974), de Berni, vendida por 441.000 dólares en Sotheby’s de Nueva York. Se convirtió así en la más cara de esa serie del artista rosarino, y entró en el top ten de sus obras adquiridas en subastas. El primer lugar lo sigue ocupando Ramona espera (1962), que en 1997 pasó a manos de Amalita Fortabat tras una inversión de 717.500 dólares. Superó entonces los 607.500

El puesto Nº 1 es ocupado por Concierto, de Petorutti, fallecido hace medio siglo

Una obra parecida sorprendió en el festejo presidencial en Olivos

dólares que se habían pagado la noche anterior en Christie’s por La gallina ciega (1973), del mismo autor, y durante más de una década fue la obra de arte argentino mejor vendida en remates públicos. En 2018 regresó al país para integrar el nuevo guion curatorial de Colección Amalita, que tiene una decena de obras del artista rosarino.

A ese mismo acervo exhibido en Puerto Madero pertenecen dos obras de Prilidiano Pueyrredón que la “reina del cemento” adquirió en una disputada subasta en la rematadora porteña Naón, en junio de 1999. Según el curador Marcelo Pacheco, “son dos de las últimas piezas que compró Amalita para la colección”, y estableció así otro récord: esta vez, la suma más alta pagada en un remate por una obra de arte en la Argentina. El antecedente más cercano en el mercado local había sido La canción del pueblo, la primera compra en subastas de Costantini, mencionada al comienzo de esta nota.

Tanto Pettoruti como Berni, los dos artistas que lideran el top ten, fueron codiciados por ambos coleccionistas. Mientras que Colección Amalita posee dos arlequines realizados en 1950, el Malba tiene siete obras del maestro platense, fallecido hace medio siglo y pionero de la renovación artística local, muy bien representado también en el Museo Nacional de Bellas Artes. Llama la atención, sin embargo, recordar, como lo hace el Ministerio de Cultura de la Nación en su sitio web, que “hubo un tiempo en que sus cuadros debían presentarse bajo vidrio, por la cantidad de escupitajos que recibía por día. En la Argentina, para muchos, era considerado un ‘artista degenerado’ y una ofensa para ‘la dignidad de la patria’”.

Emotiva donación de un cuadro de Biagetti al Museo Regional Emma Nozzi

Fuente: Noticias Net ~ El director del Museo Regional Emma Nozzi, Jorge Bustos, destacó la donación de un cuadro y un caballete que perteneció al pintor Alcides Biagetti, realizada por el empresario Alberto Pozzo Ardizzi.

La donación se realizó en el transcurso de esta semana, en el marco de un acto muy íntimo, producto de la pandemia de coronavirus. Tuvo lugar en el museo regional.

Donación

En conversación con NoticiasNet, Bustos informó que del acto participaron, entre otros, los Amigos del Museo, y algunos vecinos comprometidos con el arte y el patrimonio de la ciudad de Carmen de Patagones. Por cuestiones personales, Alberto Pozzo Ardizzi no pudo estar.

Asimismo, resaltó el gesto del empresario “de desprenderse de un objeto tan preciado y tan bellos, que en realidad son dos, el cuadro y el caballete de trabajo. Para el Museo esto significa tener una tercera obra del gran artista Biagetti”.

Pero además, “hay otro rédito que saca el museo, que es dar cuenta de la confianza que la gente de Viedma y Patagones al hacer estas donaciones, porque saben que los objetos aquí estarán bien resguardados. Cada vez que se recibe una donación es un gesto de confianza que nos fortalece”, afirmó Bustos.

Con respecto al empresario, señaló que “’Cholino’ (como llaman al empresario) siempre es muy generoso con las instituciones, por eso digo que más que valorar el esfuerzo económico, en este caso valor es el desprendimiento de algo tan bello, y de permitir que lo disfrute la comunidad toda”.

Fotografías y revista

En el mismo acto, María del Carmen Muzzarello, donó unas fotografías muy bellas tomadas muy poco después de la muerte de Biagetti en su atelier, de hecho en esa foto está este cuadro y caballete.

El periodista Carlos Espinosa fue otra de las personas que hizo una donación. En este caso, se trata de una revista de la década de 1950, que contiene una nota a Biagetti exponiendo en Buenos Aires, con muy buenas fotografías.

Además, también participó Liliana Parodi, una artista plástica y docente de la escuela Alcides Biagetti, quien leyó un poema de su autoría.

Liliana Parodi expresó que el Museo es una extensión de la escuela, y  que de algún modo sus alumnos hacen una inversión en la obra de Biagetti, logrando que sus estudiantes tengan un contacto más directo con esta fina estética y esta ética de vida que lo marcan como artista.

 “Leyó un poema muy sensible, que nos emocionó a todos, y con eso se cerró el acto» resaltó Bustos.

Vuelve el circuito Gallery para visitar quince galerías de arte en Palermo y Villa Crespo

Fuente: La Nación ~ De a poco, y con todos los protocolos sanitarios vigentes, vuelven actividades presenciales que estuvieron suspendidas por la pandemia. Entre ellas, los recorridos gratuitos por las galerías y espacios de arte que organiza Arte al Día. Los “Gallery”, como se los conoce en el ambiente del arte, reinician sus circuitos el sábado 28 desde las 14 por los barrios de Palermo y Villa Crespo.

Una obra de Marina de Caro, en la Galeria Ruth Benzacar
Una obra de Marina de Caro, en la Galeria Ruth Benzacar

A diferencia de la era prepandemia, en la que el público podía circular libremente por los espacios de arte participantes, en esta nueva edición es necesario reservar cita en cada galería a través de la web. La ventaja de este sistema es que, si los asistentes respetan los turnos asignados, nadie deberá esperar ni hacer fila. Cada uno podrá programar las visitas que quiera a algunas de las quince galerías participantes. De hecho, la consigna de esta Gallery es “Armá tu propio recorrido”

"Sol nublado", óleo sobre tela de Inés Beninca, se exhibe en la galería Quimera
«Sol nublado», óleo sobre tela de Inés Beninca, se exhibe en la galería Quimera

Ruth Benzacar, Quimera, Gachi Prieto Arte Contemporáneo, Galería Nora Fisch, ArtexArte, Pabellón 4 y Laura Haber son algunos de los espacios que se suman en esta oportunidad. Benzacar presentará la muestra “Tierra de las emociones perdidas”, de Marina de Caro, mientras que Quimera exhibirá obras de Inés Beninca en su sala principal y de Julia Levstein, en el Espacio Qubo. En Gachy Prieto, por su parte, se podrán ver obras de María Elisa Luna, Julia Masvernat, Jessica Trosman y la alemana Kirsten Mosel en la muestra “De caminar sobre el borde” y en la Galería Nora Fisch, obras de Gala Berger reunidas con el título “Objetos salvajes”. En la última edición de 2019, Gallery convocó alrededor de seis mil personas.

Mercado del arte: estiman que el 11% de las grandes fortunas están invertidas en obras

Fuente: Cronista ~ Según las estadísticas, el 97% de los compradores de arte compra por placer, pero el 78% de ellos también espera que sea una buena inversión.

El pionero como inversionista fue el francés André Level (1863-1946), quien no disponía de mucho capital cuando tenía 40 años y compraba pequeñas obras en la galería Bernheim-Jeune, cuyos dueños eran sus amigos. 

Deslumbrado por las obras expuestas en el Salón de Otoño en 1903, se convierte en el principal impulsor del arte moderno francés y crea el primer fondo de inversiones en arte (1904). Con humor lo titula «La piel del oso», recordando el refrán «peligroso es vender la piel del oso antes de cazarlo».

Retrato de André Level realizado por Pablo Picasso

Fueron doce los inversores que aportaron cada uno 250 francos anualmente (1200 dólares de hoy), y André elige las obras con la conformidad de otros 3 inversores. Durante diez años las podían disfrutar en sus casas, pero cumplido el plazo se haría un remate con todas ellas.

Compraron 145 obras de Picasso, Matisse, Modigliani, Derain, Dufy, y varios contemporáneos más, y se vendieron en 4 veces lo que costaron.

La más costosa fue «La familia de saltimbanquis» (1905), que no quería venderle Picasso. Level tenía solo 300 francos y le prometió otros 700 dentro del mes, pero si alguien se la pagaba más, la venta se desechaba. Juntó el dinero y en 1914, el marchand Kahnweiler la pagó 11.500 francos (u$s 45.000 de hoy). La obra está en la National Gallery de Washington y nadie la tasaría en menos de u$s 500 millones.

«La familia de saltimbanquis» de Pablo Picasso

El Modigliani lo pagó 60 francos (300 dólares). Disfrutaron de las obras durante una década y todos ganaron en su inversión. En 1974 el BRPF: el Fondo de Pensiones de los trabajadores británicos del ferrocarril, compró 2500 obras (Renoir récord incluido) y logró más del 11 % de ganancia.

Beatrice Hastings por Modigliani

Algunos bancos estiman que el 11% de las grandes fortunas están invertidas en arte. Yo no pienso que siempre sea una gran inversión económica, sí lo es el placer de vivir rodeado de arte. 

Por suerte, la inmensa mayoría lo tiene para disfrutar, y pese al fenómeno de los altos precios de los últimos 40 años, no piensan en desprenderse de ellas.

Se pueden comprar buenas obras por 500 dólares, ojalá hayan muchos André Level entre los argentinos.

Desde el atelier, los artistas plásticos muestran sus obras

Fuente: Gobierno de Córdoba ~ Los creadores locales abren las puertas de sus talleres e invitan a pasar a quienes quieran saber sobre trabajo.

Todos los miércoles, a las 21, por los canales digitales de Cultura.Cba.

«Desde el atelier de» es un ciclo de la Agencia Córdoba Cultura que propone un acercamiento a los artistas plásticos locales en el contexto donde producen sus obras.

El material se emite los miércoles, a las 21, a través de las redes sociales Youtube CulturaCBA y Facebook.com/cba.cultura

De este modo, los referentes de las artes plásticas se suman a la agenda de alternativas culturales, donde se revaloriza la virtualidad como canal de contacto con el público. El ciclo ahonda en la trayectoria de los artistas, con testimonios sobre su obra y sus búsquedas expresivas

Detalle obra de Dante Montich

Talento cordobés

Artistas residentes en Córdoba de la talla de Dante Montich, Fabio Egea, Mario Sanzano, Alejandro Niz, Nancy de la Colina, Inés Darwich, Trinidad Caminos, Ricardo Vargas, Daniela Córdoba, Jorge Cuello, Magdalena Audap Soubie, Sol Halabi y Candelaria Silvestro, entre otros, abrieron las puertas de sus lugares de trabajo pero también de sus vidas y compartiendo con la comunidad sus vivencias y testimonios en torno al arte y sus vivencias profesionales y cotidianas.

Detalle obra Trinidad Caminos

La mayoría de los participantes han expuesto en numerosos espacios privados y públicos (como en los distintos museos de la provincia).

Detalle obra Fabiana Rossi

A muchos de ellos los une, además de sus logros individuales, la posibilidad de estar al frente de talleres de trabajo desde los cuales transmiten sus conocimientos a alumnos y colegas.

Artistas consagrados que ya han realizado exposiciones internacionales y otros con grandes trayectorias que crecen día a día se desnudan en estos encuentros contando cuáles han sido sus primeros pasos en el desarrollo de sus carreras, cuáles son sus técnicas preferidas, sus maestros, mentores y también sus referentes.

Detalle obra Fabio Egea

Estos videos, que ofician de encuentro virtuales, son una invitación para conocer el lugar de trabajo y disfrutar algunas de las obras de los pintores y pintoras, escultores y escultoras, fotógrafos y fotógrafas y performancers pero, además, ellos relatan y describen las temáticas que los motivan y los conmueven.

El denominador común de todos los participantes es la inmensa vocación de expresarse a través del arte.

La belleza del día: “Vista del Voorzaan”, de Claude Monet

Fuente: Infobae ~ La pintura Vista del Voorzaan, realizada en 1871 por Claude Monet (1840-1926), fue noticia la semana pasada cuando el Museo Zaans, de la ciudad holandesa de Zandaam, sufrió un intento de robo. Dos hombres armados tomaron el cuadro, pero el personal del museo y los transeúntes intervinieron e impidieron el robo. Luego, los dos hombres huyeron en una moto. No hubo heridos a pesar de los disparos efectuados en la redada.

El museo permaneció cerrado dos días tras el incidente, y cuando reabrió quitó de exhibición el cuadro, que estaba siendo inspeccionado para evaluar posibles daños durante el intento de robo. Este óleo, que representa barcos flotando sobre el río Zaan, fue adquirido por el museo en 2015, por alrededor de de 1,2 millones de euros.

Monet pintó la escena del río en un viaje a Zaandam durante el verano de 1871, que hizo junto a su primera esposa, Camille Doncieux, y su hijo. La joven familia había huido de París a Londres el año anterior, al comienzo de la guerra franco-prusiana, pero pronto se trasladó a los Países Bajos. Durante su estadía de cuatro meses en la zona de Zaandam, el pintor residió en el Hotel de Beurs y viajó a diario para pintar escenas de la campiña holandesa; creó al menos 25 obras durante ese período.

En una carta a su colega pintor impresionista Camille Pissarro, Monet dijo que había “suficiente para pintar para toda la vida” en Zaandam, citando sus molinos de viento, casas coloridas y “barcos encantadores”. Vista del Voorzaan, pintura al óleo sobre tela de 39 centímetros de alto por 71 de ancho, representa un paisaje costero silencioso, con casas y tres molinos de viento que se elevan sobre una costa distante.

En esta obraMonet capturó un paisaje que poco tiempo después cambió drásticamente debido a la industrialización. Para 1916, los tres molinos de viento que se muestran en la composición habían sido derribados, según la Asociación de Rembrandt, que ayudó al museo a comprar la obra en 2015. La exhibición del Museo Zaans muestra cómo los pintores posteriores a Monet eliminaban concientemente las fábricas, vías del tren y autopistas de sus obras. En un deseo de permanecer fieles a la imagen de la región o, siguiendo los pasos de Monet, la interpretaba, consciente o inconscientemente, de un modo impresionista.

Aunque Monet más tarde ganaría fama por sus representaciones abstractas de nenúfares y su exuberante jardín en Giverny, Francia, el pintor aún no era muy conocido durante su paso por los Países Bajos. De hecho, la etiqueta de “impresionista”, originalmente pensada como un insulto, no fue acuñada por la prensa hasta 1874, según Tate Britain."Impresión, sol naciente" (1872), de Claude Monet«Impresión, sol naciente» (1872), de Claude Monet

Fue un año después de su estadía en los Países Bajos cuando Monet creó Impresión, sol naciente, obra que daría nombre a la corriente impresionista. En esta pintura de 1872 el artista plasmó la sensación de luminosidad que vivió mientras observaba detenidamente el puerto de Le Havre, ciudad en la que este parisino pasó gran parte de su vida. Hasta el momento, la pintura intentaba imitar la realidad. Durante esta época surgieron varios pintores que hicieron hincapié en la especificidad de la pintura, en sus trazos, en sus colores, en sus formas, y no tanto en ser ese reflejo “fotográfico” que solía verse hasta entonces.

Evert van Straaten, un miembro de la junta de la Asociación Rembrandt que participó en el proceso de adquisición de Vista del Voorzaan, señaló en un boletín de 2015 que los curadores seleccionaron el trabajo en parte porque demostraba el enfoque “muy moderno” de Monet hacia la pintura, con una paleta limitada, minimalista, incluso en las primeras etapas de su carrera.

El pintoresco paisaje del Zaan sedujo a Claude Monet y a otros pintores de la época a visitar esta región, este famoso trozo de Holanda: un paisaje plano, extenso, bajo el nivel del mar, con cielos nublados, molinos y casas de madera.

Eduardo Costantini invirtió 25 millones de dólares en arte latinoamericano durante la pandemia

Fuente: La Nación ~ La noche del 29 de junio de 2020, desde su casa,Eduardo Costantini siguió por teléfono y online, en simultáneo, una subasta internacional destinada a iniciar “una nueva era”. Así lo anunció Sotheby’s al orquestar en plena pandemia una maratónica oferta de obras de arte transmitida en vivo por streaming desde sus sedes en Londres, Hong Kong y Nueva York. Mientras la economía mundial se derrumbaba por el avance del coronavirus, el fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) invirtió en cuestión de minutos más de 16 millones de dólares.

De las cuatro pinturas que compró esa noche, dos marcaron récords para sus creadores: pagó 9,6 millones por Omi Obini (1943), del cubano Wifredo Lam, y 6,18 por Armonía (Autorretrato sugerente, 1956), de Remedios Varo, española exiliada en México. Apenas dos de las 21 obras que adquirió entre 2020 y 2021, por un total de 25 millones de dólares. Varias de ellas no se exhiben al público desde hace tres décadas y ahora estarán disponibles para ser prestadas, tanto al Malba como a importantes muestras e instituciones internacionales.

Costantini pagó 9,6 millones por Omi Obini (1943), de Wifredo Lam, y marcó un récord para el artista
Costantini pagó 9,6 millones por Omi Obini (1943), de Wifredo Lam, y marcó un récord para el artistaGentileza Eduardo Costantini

“Esa subasta fue histórica porque no fue presencial. Yo antes compraba a distancia por teléfono, pero fue la primera vez que intervenía en un remate virtual. Se ha incrementado el hábito de comprar online, y eso tuvo un peso muy grande en el mercado de arte”, señaló aLA NACION Costantini, coleccionista de arte moderno latinoamericano desde hace medio siglo. “Compro obras todos los años, no importa lo que pase –agrega-. En todas las épocas, el buen arte mantiene su valor. Pero épocas de crisis aparecen obras impensadas como el Lam, que fue una sorpresa. No recuerdo que hubiera uno de esa calidad en remates en los últimos 25 años”.

Armonía (Autorretrato sugerente), realizada por Remedios Varo, en 1956, fue comprada por 6,18 millones de dólares, cifra récord para la artista
Armonía (Autorretrato sugerente), realizada por Remedios Varo, en 1956, fue comprada por 6,18 millones de dólares, cifra récord para la artistaGentileza Eduardo Costantini

Algo similar ocurrió por ejemplo cuando se subastó la Colección de IBM, en 1995, en plena crisis provocada por el “efecto Tequila”. Otra noche histórica en la que sí estuvo presente, en las salas de Sotheby´s en Nueva York. Y se vio obligado a elegir por una limitación de presupuesto entre el Autorretrato con chango y loro (1942), de Frida Kahlo, y Baile en Tehuantepec (1928), deDiego Rivera. Se decidió por la primera, que donaría luego al Malba y se convertiría en un icono de la colección del museo.

Dos décadas más tarde volvió a presentarse la oportunidad de comprar la de Rivera y esa vez no dudó, aunque su precio se había quintuplicado. Concretó la operación en forma privada por 15,7 millones de dólares, la cifra más cara para una obra de arte latinoamericano. Fue exhibida desde entonces en el Malba -donde se reencontró con la de Frida-, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, donde presentó su colección en paralelo a la participación de la Argentina como país invitado en ARCO 2017, y en la exhibición Vida americana del Whitney Museum, en 2020. El año próximo participará de la muestra Diego Rivera’s America, en el MoMA de San Francisco.

9 de abril, de Alipio Jaramillo (ca. 1948)
9 de abril, de Alipio Jaramillo (ca. 1948)Gentileza Eduardo Costantini

Al MoMA de Nueva York el Malba le había prestado en 2018 la codiciada Abaporu, una de las estrellas de su colección donada por Costantini, para la primera exposición monográfica deTarsila do Amaralen Estados Unidos que pasó también por el Instituto de Arte de Chicago. “Cuando viajó a Brasil, marcó un récord histórico de visitas –recuerda Costantini-. Es la Gioconda brasileña, un ícono nacional que está en los libros escolares, porque tiene un valor simbólico único: se le atribuye la representatividad del movimiento modernista local”.

Eduardo Costantini con la obra Urso, del artista brasileño Vicente do Rego Monteiro
Eduardo Costantini con la obra Urso, del artista brasileño Vicente do Rego MonteiroGentileza Eduardo Costantini

Durante el último año y medio, Costantini adquirió varias piezas creadas en Brasil, el país más representado después de la Argentina en la colección del Malba: Urso (1925), de Vicente do Rego Monteiro; Tocadora de banjo (1925), de Victor Brecheret; Elevador social (1966), de Rubens Gerchman; Maquete para o meu espelho (1964), de Antonio Dias, y tres del poeta concreto Augusto de Campos: Ojo por ojo, SS y El anti-ruido (1964).

El eros cultural (1980), de Aída Carballo, ilustra la tapa del catálogo de la muestra En terapia, cerrada esta semana en Malba
El eros cultural (1980), de Aída Carballo, ilustra la tapa del catálogo de la muestra En terapia, cerrada esta semana en MalbaGentileza Eduardo Costantini

Los dos primeros tienen especial relevancia porque “participaron en la Semana de Arte Moderno, realizada en el Teatro Municipal de San Pablo en febrero de 1922, un momento clave en la renovación del arte de Brasil”, recuerda el fundador y líder de la desarrolladora Consultatio, que hace dos décadas donó más de doscientas obras al Malba –incluidas piezas clave del arte moderno latinoamericano, como las mencionadas de Frida y Tarsila- y volvió a iniciar de cero su colección personal. Mientras, se derrumbaban las Torres Gemelas y el país atravesaba una de las peores crisis de su historia.

Retrato de Berta Singerman (1927), de Carlos Mérida
Retrato de Berta Singerman (1927), de Carlos MéridaGentileza Eduardo Costantini

Aunque aún sigue asumiendo un déficit anual cercano a los dos millones de dólares para sostener el funcionamiento del museo, que celebrará dos décadas el próximo 21 de septiembre con un patrimonio de más de 700 obras, en noviembre último el empresario dejó en manos deTeresa Bulgheronila presidencia de la fundación que lo administra. Sin nadie a cargo de la dirección desde la reciente partida deGabriela Rangel, en mayo se sumó al equipo como curadora en jefe María Amalia García, asesora curatorial deInés Katzenstein en la muestra Sur Moderno, en el MoMA.

Café (1918), de Rafael Barradas, integrará la muestra Rafael Barradas. Hombre flecha, con la que el Malba celebrará sus veinte años
Café (1918), de Rafael Barradas, integrará la muestra Rafael Barradas. Hombre flecha, con la que el Malba celebrará sus veinte añosGentileza Eduardo Costantini

Para la muestra aniversario, una antológica dedicada al artista uruguayo Rafael Barradas, Costantini prestará otra de las obras adquiridas en los últimos meses: Café (1918), que llegará a la Argentina días después de inaugurada la muestra. La dedicada a Remedios Varo, que se exhibió en Malba hasta febrero último, incluyó Simpatía (La rabia del gato), pieza que se encontraba en una colección privada desde 1971 y que compró en 2019 en Christie’s por 3.1 millones de dólares. El doble de esa cifra pagó en aquella memorable subasta virtual por otra pintura de la artista surrealista, en momentos en que la exposición permanecía cerrada por la pandemia. “Las dos viajarán en los próximos meses a una importante muestra internacional en Europa”, adelantó el empresario, sin dar más precisiones.

Casita en la autopista, Liniers (1984), de Facundo de Zuviría, artista presente en las colecciones del Met y del MoMA
Casita en la autopista, Liniers (1984), de Facundo de Zuviría, artista presente en las colecciones del Met y del MoMAGentileza Eduardo Costantini

Además de las de Varo y Lam, Costantini compró también esa noche de junio Paisaje cubano (1943) de Mario Carreño, por 300.000 dólares, y Autorretrato (1951), de la poeta y pintora surrealista Alice Rahon, por 81.250. “Me falta verlas todavía. Me ha pasado muchas veces”, dijo a LA NACION, orgulloso de una lista de compras recientes que se completa con piezas de Alejandro Otero (Venezuela); Alipio Jaramillo (Colombia), Carlos Mérida (Guatemala/México) y los argentinos Aída Carballo yFacundo de Zuviría. De este último compró varias fotografías que incluyen su serie icónica Siesta argentina (2001-2003), presente en las colecciones del Met y el MoMA.

“La mayoría de estas adquisiciones estaban en colecciones privadas, fuera del circuito y no se exhibían públicamente desde hace más de treinta años –señala Costantini-. De esta manera, se abre la posibilidad de exhibir estas obras en Buenos Aires y de concretar préstamos a otras instituciones internacionales”.