«Sería muy importante volver a hacer una bienal en Córdoba»
Fuente: Perfil – Recientemente galardonado con el Premio Jerónimo Luis de Cabrera, Dávila dirigió a lo largo de su carrera dos museos –uno municipal y otro provincial–, hizo más de 80 ferias entre nacionales e internacionales y ha organizado unas 160 exposiciones en diferentes espacios. Actualmente preside Faro (Asociación Civil de Galerías de Arte de Córdoba), cargo donde fue reelecto hace tres meses y está al frente de la galería Sasha D. Espacio de Arte, fundada en 1998 y ubicada en barrio Providencia.
Estaba a punto de subirse a un avión cuando Alejandro Dávila recibió la noticia del premio que otorga cada año la Municipalidad de Córdoba y una hermana suya tuvo que ir a recibir el galardón en su nombre.
El exdirector del Museo Provincial Emilio Caraffa y del Museo Municipal Genaro Pérez, tiene un pasado que incluye el paso por el mundo del teatro y un cargo gerencial en la empresa Renault, donde reconoce haber aprendido mucho de gestión.
Emocionado y agradecido por un reconocimiento que no esperaba, dirá a lo largo de la entrevista que “la gestión es un aprendizaje constante donde se cometen errores y también muchos aciertos que se ven en el tiempo, porque el arte es tiempo”.
Desde Dallas, donde se encuentra por un viaje familiar –que aprovecha además para visitar museos– dialogó con PERFIL CÓRDOBA sobre el camino transitado, la importancia de educar en materia de cultura y la actividad de la Asociación de Galerías que preside.
—¿Cómo llegás al mundo del arte?
— Digamos que yo nací en el arte. Tuve la suerte de tener un gran maestro, que fue mi padre (NdelE: el pintor argentino Miguel Dávila). De chico colaboraba con él como ayudante, estirando telas en bastidores con tachuelas y un martillo, y deambulaba por museos y talleres de artistas. Tuve el privilegio de haber visitado de niño los talleres de (Rómulo) Macció, (Luis Felipe) Noé, (Jorge) De la Vega, y (Lino Enea) Spilimbergo, que también es mi padrino.
—En tu currículum dice que estudiaste actuación.
—Sí, tenía 13 o 14 años cuando empecé a estudiar teatro. Hasta el ‘76 estuve en grupos autogestionados. Estudié con un gran maestro, Raúl Serrano, en Buenos Aires. Él siempre decía que nos enseñaba una técnica y que la pasión, el sentimiento y el cerebro lo poníamos nosotros. Eso me sirvió para mirar muchas veces el arte. En el ‘75 terminé siendo presidente de la Asociación de Estudiantes de Teatro a nivel nacional, estaba con Luis Brandoni, él en la Asociación Argentina de Actores. Después vino el golpe, pero antes ya nos había amenazado la Triple A. Tuve miedo y colgué los botines por unos años. Trabajé con mi padre en algunas cosas, hicimos 16 cortos y mediometrajes en formato súper 8, en la época de auge del cine experimental en Buenos Aires.
—¿Y en qué año llegás a Córdoba?
—En el ‘86. Entré en Renault como gerente zonal comercial de planes de ahorro. Ahí aprendí mucho de gestión, sumado al teatro y a todo lo que mi padre indirectamente me fue enseñando. En el ‘98 abrí Sasha, mi primer espacio, en el Holiday Inn: todavía tengo una oficina ahí. Hice la primera Bienal de pintura Holiday Inn en el 2000 y me nombraron director del Genaro Pérez. Gracias a los vínculos que tenía con Buenos Aires hice más de 40 exposiciones muy importantes en ese museo. Ahí estuve hasta el 2003, año en el que la Asociación de Críticos a nivel nacional me entregó el Premio Hugo Parpagnoli.
— También estuviste en el Caraffa.
—Sí, en 2010. Fue la etapa más hermosa de mi vida, por el desarrollo laboral y un equipo de trabajo fabuloso. El día que me fui le enviaron una carta al gobernador solicitando que no me vaya. Estuve dos años y medio, hice 66 exposiciones y hasta me di el gusto de traer la exposición que había hecho ‘Yuyo’ Noé en la Bienal de Venecia.
—Tuvimos bienales importantes acá, ¿por qué no se hicieron más?
—Porque cuesta dinero y hay que tener la decisión política de hacerlas. Hay que entender, desde los gobiernos, que la cultura y el arte no son un gasto sino una inversión. Pero en la cultura los proyectos son a 20 o 30 años y los políticos tienen cuatro o seis años y están pensando en lo inmediato.
Sería muy importante volver a hacer una bienal en Córdoba para entender la diferencia entre bienales y ferias. A la bienal no vamos a vender, vamos a mostrar tendencias, cambios, rupturas que se pueden suceder en distintos países del mundo. Córdoba tuvo bienales maravillosas (NdelE: se refiere a las tres Bienales Americanas de Arte que se realizaron entre 1958 y 1966, patrocinadas por la empresa automotriz Káiser y cuyas obras se encuentran en exposición en el Palacio Ferreyra), que dejaron una colección importante. Esas obras hoy están en el patrimonio de Córdoba.
CON EDUARDO STUPÍA. Al frente de Sasha D. y de Faro, Dávila afirma que en la cultura los proyectos siempre son a largo plazo.
—¿Cómo ves la producción local de las artes visuales?
—Como un gran semillero. El problema es que le cuesta mucho al artista mantenerse y lamentablemente empieza a tomar otros rumbos por una cuestión monetaria. Y eso va en detrimento de lo que yo entiendo que significa la construcción de un artista. El otro problema es que hay un mercado reducidísimo.
— ¿Cómo se apuntala eso?
—Con cultura. Se construye desde el jardín de infantes. Yo he tenido la suerte de recorrer medio mundo y en todos los museos está lleno de chicos sentaditos, dibujando, copiando, chicos que luego pueden reconocer un Picasso o saber quién es la Mona Lisa. Es un trabajo que tienen que hacer desde Cultura y Educación.
—¿En qué está enfocada Faro?
—El 21 de agosto haremos nuestra primera ‘Cena Gala Subasta’ en el restaurante Cartof, para unas 80 o 90 personas. Y el 16 de noviembre, Ruta Faro, con una modalidad diferente: las galerías socias de Faro que quieran participar vamos a exponer tres días en el Colegio de Arquitectos.
DÁVILA, FEINSILBER Y WELLS. En 2010, en la inauguración de la Galería Sasha D, con Laura Feinsilber y Luis Wells.