Eugenio Cuttica. “En la Argentina estamos viviendo un momento muy psicópata en la cultura”

Fuente: La Nación ~ El artista y maestro de artistas, que reside en Nueva York junto con con su familia, estará en Buenos Aires por varias semanas; advierte sobre una crisis de espiritualidad en el país, que genera inversión de los valores y miseria económica.

El pintor que considera sus obras “entes enérgeticos”, que vive en una mansión en Long Island con su familia de artistas, que pinta un promedio de doscientas pinturas por año y que, según dice, no necesita de curadores ni de galeristas para vender su trabajo está en Buenos Aires. En su megaestudio de Barracas, que estará abierto al público este viernes en el marco del programa Talleres Abiertos de Par en Park (en el edificio conocido como Central Park, en California al 2000, a metros del Puente Pueyrredón), Eugenia Cuttica (Buenos Aires, 1957) reflexiona sobre arte, cultura y política. Para él, la constante crisis económica de la Argentina se explica por una crisis espiritual. “La miseria económica que existe, el hambre en el país de la comida, proviene de una miseria espiritual, de un abandono de la verdad filosófica y un abandono de la conexión con lo sagrado con la que todos nacemos -dice a LA NACION-. De ahí proviene la miseria económica”.

Eugenio Cuttica, en su taller del edificio Central Park en Barracas
Eugenio Cuttica, en su taller del edificio Central Park en Barracas PATRICIO PIDAL/AFV

Acompañado por sus asistentes y decenas de pinturas de gran formato -para Cuttica, las obras deben tener el tamaño de una puerta para impactar mejor en “el plexo” de los espectadores-, cuenta que se hospeda en San Telmo. “Hago canjes con hoteles y restaurantes. Les presto cuadros y ellos me dan tantas cenas por mes o alojamientos en habitaciones. Hoteles muy buenos y restaurantes muy buenos”. El dinero es la obra. En Long Island, vive en la mansión que compró a la familia de la artista estadounidense Gloria Hirsch, “en una propiedad que ahora se llama Campo Cuttica, una finca de veinte hectáreas aproximadamente que tiene tres lagos; Hirsch hizo ese predio para convertirlo en un lugar de sanación a través del arte y la naturaleza”. Cuttica creará un parque de esculturas monumentales abierto al público y una escuela para artistas jóvenes.

Las obras de Cuttica están bien cotizadas y suelen tener gran tamaño
Las obras de Cuttica están bien cotizadas y suelen tener gran tamañoPATRICIO PIDAL/AFV

El hecho de residir fuera del país le proporciona una mirada sin prejuicios sobre la sociedad argentina que, en su opinión, “vive un momento de inversión de los valores, de disfuncionalidad del lenguaje, como llamar a algo por el antónimo; eso produce ensañamiento”. El ejemplo más a mano se lo brinda el presidente Alberto Fernández, cuando festejó como una victoria la derrota en las urnas del Frente de Todos el pasado domingo 14. “Vendría a ser como una ceniza volcánica que lo cubre todo, que se mete en todos lados -ejemplifica-. Yo lo puedo ver, pero la mayoría de los argentinos no lo puede ver porque es como el pez que está en el agua pero no sabe lo que es el agua. Para saber lo que es el agua hay que salir del agua. Y como constantemente estoy viajando, me doy cuenta muy fácilmente de esos temas”.

El artista y "Luna", el personaje femenino que reaparece en sus pinturas
El artista y «Luna», el personaje femenino que reaparece en sus pinturas PATRICIO PIDAL/AFV

Sin temor a ser señalado como “políticamente incorrecto”, es crítico del feminismo. “Lejos de hacer que disminuyera el machismo, hizo que el machismo se extienda a los dos extremos. Porque el feminismo pelea contra el machismo y establece una batalla contra el hombre con armas machistas, a tal punto que prácticamente hoy en día es casi imposible formar relaciones heterosexuales y todos extrañamos ese yin que conocían nuestras abuelas y bisabuelas”. La fuerza de la feminidad -el yin– es un motivo recurrente en sus pinturas. “Pinto eso, pinto un tema tabú del que no se puede hablar en la actualidad”, agrega. Cuttica está casado con Ruth Keudell, su “cable a tierra”, y tiene dos hijos, Franco y Lautaro, que son artistas. Incluso sus nueras son artistas.

-¿Hacía mucho que no volvía al país?

-No pude venir por dos años por la pandemia. A mucha gente le pasó. Por suerte, tengo dos asistentes ejemplares que hicieron que el taller continuara trabajando: mi secretaria Irina y Sebastián, que es artista y vino cuando tenía quince años. Hacía pasacalles, vivía haciendo pasacalles, yo vi su potencialidad y ahora es un gran pintor.

-¿Trabajaban por Zoom?

-No. Yo tengo mucha obra acumulada y los asistentes me preparan los fondos. Después vengo, y hago la piel del cuadro. Ellos construyen el cuadro, hacen los fondos y yo le doy todo lo que es la parte más sensible del cuadro. Trabajo como se trabajó siempre en arte, desde el Renacimiento, cuando los artistas tenían cientos de asistentes.

-Entonces, ¿pinta en simultáneo distintas obras?

-Todo el tiempo. Yo produzco unos setenta cuadros grandes de tres metros por dos por año, y medianos y chicos otros ciento veinte. Más o menos hago doscientos cuadros por año entre los dos talleres. Por suerte hay una demanda, es milagroso, porque yo no hago una pintura espiritual y no requiero de todo el epifenómeno que rodea al cuadro de especialistas.

-¿Cómo describiría su pintura?

-Recurre a la parte emocional, sobre todo a la parte del tórax del espectador, es una pintura de alma a alma que no requiere de intermediarios. Es de muy fácil lectura y al mismo tiempo vendría a ser como una forma de hacer el amor con los espectadores a través del lenguaje de la pintura.

El taller del artista, situado en Barracas, se podrá visitar este viernes
El taller del artista, situado en Barracas, se podrá visitar este viernesPATRICIO PIDAL/AFV

-¿Tiene temáticas?

-Hace dieciocho años estoy haciendo a una niña que se llama Luna, que está de pie sobre una silla en distintas situaciones. La niña es un ícono: representa la feminidad en estado puro sin ser transculturada, algo que todos extrañamos. Por eso la pinto. Porque todo es yang y nadie quiere ser yin.

-¿Qué significa que no ha sido transculturada?

-El tema del feminismo, y ahora me voy a poner en un terreno un poco resbaladizo. El feminismo, lejos de hacer que disminuyera el machismo, hizo que el machismo se extienda a los dos extremos. Porque el feminismo pelea contra el machismo y establece una batalla contra el hombre con armas machistas, a tal punto que prácticamente hoy en día es casi imposible formar relaciones heterosexuales y todos extrañamos ese yin que conocían nuestras abuelas y bisabuelas. La feminidad de las mujeres cómodas en su piel de mujer.

-¿Pero es consciente de que el feminismo tiene sus argumentos?

-Las mujeres en las últimas décadas han elegido una estrategia de poder y han logrado muchas cosas, pero yo pinto mujeres que miran hacia el observador del cuadro como en un estado de perplejidad porque presienten que han logrado grandes objetivos a un costo muy alto. Y no sospechan qué es, ni siquiera lo saben.

-¿Cuál sería el costo?

-El costo que tienen que pagar por eso, que vendría a ser, para hablar en términos religiosos, la redención que conquista, que tiene más fuerza que la del hombre, y que es lo que conocían nuestras abuelas, que está unido al amor incondicional que siempre termina conquistando.

-También pinta grandes retratos.

-Hago grandes retratos que llamo “los familiares de un segundo”. Ante una multitud, en una ciudad como Manhattan o Buenos Aires, me rijo por el aura que tiene la gente, porque puedo percibir la energía que emana de la gente. Cuando percibo a alguien que es atravesado por esa frecuencia, me acerco y casi siempre son artistas; les pido tomar una foto sin ningún personaje, sin estar apoyados en la personalidad ni en ninguna máscara. Retrato la identidad de la consciencia que está detrás de la máscara. Es una mirada frontal completamente sin ninguna actitud, la frontalidad total unida a la verdad ulterior. Uso esos retratos y voy haciendo mi propio ejército de terracota china de La familia de un segundo. Te debe haber pasado que a una persona que conocés hace un segundo sentís que la conocés de hace mucho tiempo: yo pinto a esas personas, solamente a esas personas. La verdadera familia.

-¿El comprador de la obra conoce este trasfondo?

-Se vende. El comprador intuye que esa es una persona especial. El mismo cuadro trasunta esa energía.

-¿Es usted un artista bien cotizado?

-Depende de lo que se considere eso. Para Buenos Aires creo que sí, para el mercado argentino creo que sí. No te puedo decir los valores pero son muy altos. Y tengo la gran satisfacción de que un sesenta por ciento de los coleccionistas compran cuadros míos por primera vez. Y un cincuenta por ciento de ellos a los dos años me vuelve a ver porque quieren otro cuadro. Es una satisfacción tremenda porque significa que no se cansan de la obra y que por el contrario necesitan más de ese ente energético que tienen colgado en su vivienda. Yo no pinto figuras, pinto entes energéticos.

-¿Entes energéticos?

-Pongo la materia, que es tela, pigmento y madera, en un punto que trasciende la materia. Está hecho de determinada forma que contiene una energía que los chinos llaman chi, la pulsión vital. Si no se llega a ese punto, las obras no salen de mi taller. Para los chinos es una energía vital que no tiene explicación y está guiada por el Tao. Medito mucho antes de empezar a pintar.

-Es decir que hay un trasfondo espiritual en sus obras.

-Estudié budismo en la universidad de Nueva York. Mi trabajo es establecer puentes entre las filosofías orientales, la meditación y el arte. Tuve profesores que eran monjes tibetanos y una vez en el aula magna pregunté si era lo mismo pintar o escribir o meditar y me dijeron que es exactamente lo mismo, uno se conecta con la belleza y la idea de divinidad con la que todos nacemos, y la única diferencia es que al meditar uno la visita y la deja ahí dentro, y al pintar o escribir uno la pone afuera en un soporte para que la vean los demás. Ahora, esa divinidad, ese espíritu sublime puesto en el soporte cumple la misión social de tener un poder sanador. Es como una tregua al dolor y al sufrimiento, y por lo menos por cinco minutos hace que la persona que lo vea cambie, porque recuerda lo importante. Esa es para mí la misión del artista. Puede ser que incluso se cambie para toda la vida si uno es atravesado por una obra que lo conmueve. El arte siempre tiene que conmover, de lo contrario no es arte.

-Sin galeristas ni curadores, ¿cómo se las arregla para vender sus obras?

-Me manejo por fuera, no los necesito. No me jacto de eso, es a pesar mío. Por eso muchas veces me creo enemigos, porque los colegas intuyen que no necesito de nada y ellos necesitan estar todo el tiempo negociando y negociando para poder vender, y yo no necesito nada. La gente ve la obra y la desea adquirir.

-¿Y cuando quiere exponer?

-Me invitan a museos. Últimamente, los últimos diez años estoy exponiendo casi nada más que en museos y quiero de aquí en adelante hacer exposiciones solo en museos.

-¿En la Argentina le gustaría volver a exhibir después de aquella exposición monumental en el Museo Nacional de Bellas Artes?

-Absolutamente, yo nunca dejé de exponer en la Argentina; tengo mi corazoncito acá también. Y esto me voy a aventurar a decirlo porque siempre dije todo lo que pienso sin medir ninguna consecuencia, yo no soy un diplomático que pinta, soy un artista que dice lo que piensa y lo que siente, y a pesar de que estamos viviendo un momento muy psicópata en la cultura voy por seguir exponiendo aquí. Es un momento de inversión de los valores, de disfuncionalidad del lenguaje, como llamar a algo por el antónimo. Eso produce ensañamiento.

-Como se dice ahora, la posverdad. ¿O es peor que eso?

-Es peor. Este momento es peor. Como somos lenguaje, se invierte la polaridad de los significados y las definiciones. Están invirtiendo nuestro ser y eso produce ensañamiento. Vendría a ser como una ceniza volcánica que lo cubre todo, que se mete en todos lados. Yo lo puedo ver, pero la mayoría de los argentinos no lo puede ver porque es como el pez, está en el agua pero no sabe lo que es el agua. Para saber lo que es el agua hay que salir del agua. Y como constantemente estoy viajando, me doy cuenta muy fácilmente de esos temas.

-¿En Estados Unidos pasa algo similar?

-Sí, pero hay una metáfora que adoro decir y es una buena oportunidad para citar: todo se realiza con mezclas, como leche y tinta, pero no es lo mismo una gota de tinta en un vaso de leche que una gota de leche en un vaso de tinta. Las dos son mezclas. En los dos países existe esa mezcla de las cosas, pero en uno se da un extremo y en el otro, otro. O sea que pasa pero en una medida muchísimo menor.

-¿Además de Cristina Kirchner otros políticos compraron obra suya?

-Sí, bueno, eso es lo paradojal, porque yo no comulgo con el peronismo, pero debo decir algo. Que los peronistas irrumpieron aquí una vez, eran de La Cámpora y me ofrecieron exponer en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), que depende de la presidencia y de ningún otro organismo institucional, por orden de Cristina, que me venía siguiendo durante años y yo no lo sabía. A ella le gusta mucho la pintura. Me preguntaron si quería exponer en el MNBA. Acepté y al día siguiente el director del museo llegó en un auto con chofer, con la invitación firmada por él, e hicimos la muestra que fue un éxito tremendo, en 2015. Fueron más de 150.000 personas y hubo que extenderla por pedido del público. Algo inédito porque en las exposiciones e inauguraciones de plástica la cantidad de gente es la que entra en un ascensor y a mi muestra fue más gente a la sala en que yo exponía que a todo el resto de las salas del museo juntas de todos los pintores muertos. La gente entraba al museo para ir a mi exposición y evitaba el resto de las salas.

-¿Por qué cree que sucede eso?

-Vuelvo a repetir: la gente lo siente como un golpe energético en el tórax, ese lugar donde se aloja el alma. Yo hago una pintura espiritual, no una pintura intelectual, aunque me he preparado mucho intelectualmente considero que es un estamento mucho más llano que no llega a cierta altura que tiene la espiritualidad.

-¿Este es un momento de vacío espiritual?

-Están las dos cosas. La aridez de espiritualidad es tan grande que provoca en mucha gente un cambio de consciencia, y está bien un cambio de consciencia porque estamos tocando fondo. Porque la miseria económica que existe, el hambre en el país de la comida, que es un absurdo total, proviene de una miseria espiritual, de un abandono de la verdad filosófica y un abandono de la conexión con lo sagrado con la que todos nacemos. Por eso es tan importante el problema de la psicopatía. Es una inversión semántica del lenguaje, como cuando a uno le dicen que tiene que estar contento porque fracasó. Lo que dijo el presidente Alberto Fernández es el epítome de lo que digo, pero esto viene sucediendo desde hace mucho tiempo. Imaginate que si hay que estar contento por el fracaso, ¿cómo vas a salir del fracaso? Y triste por el éxito, o sea que estás condenado al fracaso sempiterno.

-¿Usted colecciona obras de arte?

-Compro mucho a pintores jóvenes. Tengo una colección increíble, porque a lo largo de cincuenta años tengo el ojo entrenado. Y te diría que nunca me equivoqué. He puesto el ojo en artistas jóvenes que luego han trascendido. Amo estar rodeado de obras de arte. Es como estar en una fiesta. Me levanto rodeado de obras de arte y es como darles la mano a los amigos en una fiesta.

-¿Escribe sus reflexiones sobre arte y cultura?

-Escribo mucho. En realidad, creo que escribo mejor que pinto. Publico mucho en Facebook y en Instagram. Hice un libro en la pandemia, que se llama “Como me aburriría sin mí”, que todavía no está publicado. Y el epígrafe es “Historias de un pintor para leer en una confitería vacía”. Creo que el título funciona bien. Escribo muchos ensayos, pensamientos, y a raíz de eso tengo algo así como 70.000 seguidores entre todas las redes. Es gente a la que le gusta leerme y yo disfruto tanto escribir, entro en éxtasis total cuando estoy escribiendo. Corrijo los textos veinte veces, cuarenta veces, amo escribir, amo la literatura. He estudiado literatura y escritura creativa, poesía. En realidad, es otro lenguaje de una misma energía.

-¿Por qué afirma que muchos artistas argentinos tienen una relación controversial con el dinero?

-Me tendría que remitir a una historia un poco larga pero voy a tratar de resumirla. El arte como lo conocemos es un fenómeno de mercado desde el Renacimiento, desde hace quinientos años. Arte de autor y la banca surgieron juntos. Son dos extremos de una misma filosofía que es la exaltación del individuo por encima de las instituciones de poder y por encima del Estado. Entonces, la relación controversial con el dinero surge de que vivimos en una sociedad de consumo y es casi imposible no consumir. No consumir nada en una sociedad de consumo produce alteraciones graves y los artistas se desenvuelven dentro de ese universo de creencias que niega el capitalismo a la vez que se dedican a una actividad capitalista.

-Sus opiniones sobre el feminismo, la izquierda y la política pueden generar escozor.

-Exactamente, pero no puedo dejar de hacerlo porque es la condición del artista verdadero. El artista que sigue lo políticamente correcto es un ilustrador de otro pensamiento, no es un artista.

-¿Sus padres eran artistas?

-No, pero mi padre era joyero y trabajaba para Cartier de París y Van Cleef de Nueva York, y no poseía educación pero sí una gran intuición por descubrir la belleza. Mi familia vivía de eso, de su poder visual. Eso para mí siempre fue un misterio, tal vez yo me he dedicado al arte por eso. Descubrir el poder que hay en la vista, en la visión. En la visión hay un poder tremendo.

-¿Y sus maestros quiénes fueron?

-Carlos Alonso, Antonio Berni, del que fui asistente, y también Freddy Martínez Howard. Son estrellas de un arte de maestría, porque presiento que hoy en día para ser un artista ya no hace falta ser un artista. Los artistas de hoy son parecidos a los cantantes que son como productos enlatados que tienen que tener ciertas actitudes y que se autoproclaman y son proclamados artistas y solamente es su actitud y no tienen obra que los respalde. Creo en algo que siempre creyeron los artistas de maestría: el contacto personal con un maestro es contagioso, la maestría es contagiosa; siempre creí en eso desde muy jovencito y en mi caso sucedió, la gente me llama maestro aunque jamás en mi vida pedí que me llamen de esa manera.

-¿Qué les diría a los jóvenes que quieren ser artistas en la Argentina?

-A los artistas argentinos jóvenes les diría que si tienen ese llamado no duden en acudir a él. Es un doble trabajo: uno tiene que cumplir con los mandatos de la vida cotidiana como cualquier otro, y a la vez uno tiene que vivir en esta otra dimensión. Ese doble trabajo, que es titánico, es encontrar la funcionalidad del lenguaje disfuncional. Pero una vez que se logra eso la recompensa es infinita y uno entra en el flujo de la abundancia en todo sentido, porque el hecho de poder pensar correctamente hace que podamos tomar decisiones correctas y apartarnos del dolor y el sufrimiento, y poder entrar en el flujo de la abundancia, del amor, la libertad, la verdad y la belleza. Podemos vivir en el universo que queremos vivir: es mentira que tenemos que ajustarnos a la realidad, porque el arte tiene el poder de transformar la realidad en donde sea, ese es el poder mayor y es la riqueza mayor y es el tesoro mayor que podemos tener. Mi recomendación para que los que tengan ese llamado, esa urgencia de conexión con la metafísica, es que lo sigan, que no lo traicionen, que no le suelten la mano al niño interior. A los 64 años, estoy pasando uno de los momentos más felices de mi vida: me rodea mi familia y me rodea la gran familia de los artistas jóvenes y eso me hace inmensamente feliz. Esta puede ser la edad de la dicha, como decía Borges. Eso es lo que se logra con el arte.

Para agendar

Talleres Abiertos de Par en Park tendrá lugar este viernes en California 2000 (Central Park), en Barracas. Además del taller del maestro Cuttica, el público podrá conocer en persona los talleres de Eduardo Hoffmann, Eugenio Zanetti, Antonio Seguí, Augusto Zanela, Cecilia Ivancevich, Marino Santa María, Marcela Astorga, Cristina Schiavi, Mónica Van Asperen, Alexis Minkiewicz y la Fundación Arte Inclusivo, entre muchos otros.

El arte argentino pierde a uno de sus más grandes pintores

Fuente: La Nación ~ Tenía 92 años y hacía unos días había sido internado por una repentina enfermedad que lo sumergió esta madrugada en su último viaje, rodeado de afectos, de sus cuadernos y sus lápices.

Guillermo Roux fue el acuarelista más grande del arte argentino, un maestro indiscutible, que con su muerte, esta madrugada, deja un legado de pinturas y murales eternos tan indelebles como su recuerdo en quienes lo quisieron. Hacedor incansable, no dejó de dibujar hasta el último día en que pudo sostener un lápiz. El último año lo pasó entusiasmado con una serie que prometió mostrar en 2022 en el Museo Nacional de Bellas Artes, carbonillas y collages con motivos de balsas de náufragos que hablaban de la vida, la salvación, las migraciones, las luchas, las tragedias, el raro mundo en que vivimos y ese otro mar hacia donde surcaremos cuando ya no estemos más acá.

Roux en su taller, 2009
Roux en su taller, 2009Archivo Guillermo Roux

Frente a la página en blanco siempre sentía lo mismo. “Estoy en el paraíso. Quisiera vivir ahí. ¡Vivir ahí!”, decía. Por eso, cuando hace una semana empezó a sentirse mal y se internó para estudios y controles, lo primero que pidió fueron sus cuadernos y lápices. El arte era su vida, desde el primero hasta el último minuto. Algunas semanas antes había entrado en un ritmo frenético de trabajo y había aumentado su preocupación por el cuidado de su compañera de los últimos cincuenta y cuatro años, Franca Beer. Cuando supo que el cansancio que tenía se debía a una enfermedad avanzada, una leucemia aguda que despertó de golpe, se entregó a su último viaje con sabiduría, sin dolor, rodeado del afecto de los suyos. Anoche, se sumergió en el mundo de sus ensoñaciones y fantasías, donde seguirá para siempre disfrutando del juego de imaginar. Son muchos los que pueden dar testimonio de su generosidad infinita y que podrán despedirlo el lunes, a las 11.30, en un responso en el Jardín de Paz. Su única ambición era tiempo y espacio para crear.

Roux y Franca en la foto titulada a mano "Las medias rojas", 1995; detrás, el mural "La Ronda".
Roux y Franca en la foto titulada a mano «Las medias rojas», 1995; detrás, el mural «La Ronda».Archivo Guillermo Roux

El camino de Guillermo Roux en el arte empezó quizá antes de saber caminar: creció viendo a su padre, Raúl Roux, dibujante de oficio, historietista de profesión. Nació en Buenos Aires, el 17 de septiembre de 1929. De chico espiaba a su padre doblado sobre el tablero toda la noche, y a su madre al lado cebándole mates. Fue ella quien le enseñó a “correr la gotita de agua en la acuarela”, cuando él empezó a empuñar los pinceles en su casa de Flores. Decidió abandonar sus estudios secundarios para ingresar a la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, donde fue alumno de Lorenzo Gigli y Corinto Trezzini.

A los quince logró su cometido: vivir entre dibujantes, cuando entró como ayudante en la editorial Dante Quinterno. Ya entonces se destacaba como un colorista excepcional, a quien Quinterno confiaba las portadas de la revista Patoruzito. Fue en aquella redacción donde se descubrió pintor, cuando ante una tormenta no pudo más que traducirla en manchas. “El problema del color es cuál es el que te habla de lo que yo te quiero hablar. No lo podés decir con palabras; lo dice el color”, recuerda en el libro Guillermo Roux en sus propias palabras.

El pintor en "La Cuarta Corbata", film de Martín Serra sobre los largos años de trabajo que le llevó a Guillermo Roux pintar el mural de la torre BankBoston, "Homenaje a Buenos Aires"
El pintor en «La Cuarta Corbata», film de Martín Serra sobre los largos años de trabajo que le llevó a Guillermo Roux pintar el mural de la torre BankBoston, «Homenaje a Buenos Aires»Archivo Guillermo Roux

A los 24 años tuvo su primera exposición en la galería Peuser. En 1956 dejó todo, amores, familia y su vida en la editorial, y viajó a Roma, buscando algo más: el arte. Ahí pasaría los siguientes cuatros años en la bottega de Umberto Nonni, como ayudante en obras de decoración y restauración. Además de aprender y practicar técnicas medievales y renacentistas, este período inaugura una etapa de investigación en bibliotecas y museos, donde se empapó de la historia de pintura. Leer, estudiar, investigar y ver arte fueron una constante en su vida, siempre ávido por estímulos para su mente inquieta, profunda y trascendente. Amaba la filosofía, la historia de las religiones, la historia. Era generoso con los poetas, a quienes ilustró decenas de libros. El último acaba de salir de imprenta: Y seremos como dioses, de Alina Diaconú. Desprendido, siempre retrataba a quienes lo rodeaban, enseñaba todo lo que podía, compartía, regalaba… dibujaba siempre para los demás.

Un muy joven Roux, en el estudio de Jujuy
Un muy joven Roux, en el estudio de JujuyArchivo Guillermo Roux

En 1960 volvió al país y se radicó en Jujuy con su primera esposa, Lina Guccerelli. Allí, nació Alejandra, su única hija, que heredó de su padre y de su abuelo la vocación por el arte. Trabajaba como maestro en escuelas primarias y seguía siempre con pasión buscando encontrarse en su obra pictórica. Primero en Ledesma y después en Villa Cuyaya, en las afueras de San Salvador de Jujuy, pintó animales y paisajes, inspirado por Cézanne.

De Jujuy, voló casi sin escalas a Nueva York, donde vivió un año ganándose la vida con la ilustración, mientras realizaba paisajes y desnudos en tinta. En 1967 tuvo el encuentro que marcaría su carrera: se enamoró de una mujer, Franca Beer, que creó las condiciones para que su arte floreciera y llevó su obra por el mundo. Recién entonces pudo dedicarse al arte a tiempo completo. Al día de hoy, con más de 90 años, ella sigue siendo la férrea defensora de su grandeza, una implacable marchand que nunca aceptó menos de lo que su obra vale y merece.

Acuarela "El abrazo", 1995
Acuarela «El abrazo», 1995Archivo Guillermo Roux

En los 70, psicoanálisis mediante, comenzó una serie de tintas y collages, recortando las figuras que alguna vez su padre habría dibujado. Seguirá con las acuarelas, las tintas, las naturalezas muertas adulteradas por la fantasía. Escribía Ernesto Schoo en 1974: “El rigor de su técnica impecable no se permite el menor exceso; y el pavor casi mágico que suscitan sus creaciones –tal es la perfección evocadora de las apariencias materiales– es detenido también, en el límite de lo soportable, por la armonía absoluta de la composición y el colorido”. Rafael Squirru le dedicó un ensayo: “Porteño hasta la médula, está su obra signada por esa característica nostálgica, por la ambigüedad y la disponibilidad propia de nuestra versátil condición anímica”, escribió.

Un mundo de reconocimientos

Londres, Múnich, París, Roma, Sicilia y Nueva York… Las capitales del mundo se abrieron para que su trabajo llegara a las galerías y museos más prestigiosos: Marlborough Fine Arts en Londres, Buchholz en Múnich, The Phillips Collection en Washington, Galerie Denise Cade en Nueva York, y Galerie Jeanne Bucher París. El reconocimiento, los premios, las distinciones y los homenajes nunca le faltaron. Fue celebrado como uno de los mayores maestros del arte argentino. En 1975 ganó el primer Premio Internacional de Pintura en la XIII Bienal de San Pablo, Brasil. También mereció el Premio Palanza otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes en 1979 y el Konex de Platino. En 1982 expuso seis acuarelas en el Pabellón Internacional de la 40º Bienal de Venecia.

Roux en Roma, 1956
Roux en Roma, 1956Archivo Guillermo Roux

La obra Lector a orillas del Paraná, fechada en 1986, ingresó al Museo Castagnino luego de que recibiera el Premio Rosario otorgado por la Academia Nacional de Bellas Artes y la Fundación Museo Castagnino. Roux se trasladó a París en 1987, donde el Centro Pompidou le financió taller y vivienda. En 1998, realizó una exposición retrospectiva en el Museo Nacional de Bellas Artes. También tuvo retrospectivas en museos como The Phillips Collection, Washington, en 1998; Museo Nacional de Arte Decorativo, en 1998; Museo Staatliche Kunsthalle, Berlín, 1990, y Centro Cultural Recoleta, en 1999.

Roux firma el mural Homenaje a Buenos Aires, 2005
Roux firma el mural Homenaje a Buenos Aires, 2005Archivo Guillermo Roux

Desde 1976, con Juego interrumpido, acuarela de 1976, ingresa en la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. La describe Nelly Perazzo en su libro 100 obras maestras de 100 pintores argentinos: “En el mundo de Roux –fluido pero jamás simple– todos los malentendidos son posibles, lo monstruoso parece natural, seres humanos, ropa, cortinados y sillones tienen valor equivalente en una polifonía invadida por un clima de sensualidad profunda y total”. En 2020, el artista donó al museo mayor El paño amarillo(1958), una de las dos únicas obras que trajo de su etapa en Roma. “La pintura es algo que uno quiere decir. Una necesidad de expresión de algo que a uno lo conmovió y quiere compartir. Me parece maravilloso que esté en el MNBA porque significa que la pintura es de todos, y no quedó encerrada en un circuito pequeño. Es lo que siempre he soñado. Algo mío se salvó”, dijo entonces.

Decía Roux: “Quiero la libertad de la vejez para poder encontrar dentro de mí la sabiduría del niño”
Decía Roux: “Quiero la libertad de la vejez para poder encontrar dentro de mí la sabiduría del niño”Alejandro Guyot – Archivo Guillermo Roux

Ajeno a modas y tendencias, siguió en el arte su búsqueda imperiosa, personal y profunda. Nunca pudo unirse a grupos o escuelas. » Igual que cuando tenía 7 años, lo único que puedo hacer es lo que hago”, confió una vez. En los ‘70, Jorge Romero Brest elogió su actitud anacrónica, porque en ese tiempo toda la pintura lo era: “Prueba de su autenticidad –no solo de su honestidad, que no es lo mismo– son los esfuerzos realizados para llegar a su espléndida madurez”. Alberto Giúdici señalaba en 1998 “su solitario quehacer”: “Encontrar un lugar y llegar a ser uno de los mayores artistas argentinos vivientes fue también un largo batallar hasta alcanzar y ejercer el derecho de ser auténticamente él y poder entregarse así a sus semejantes”.

Su amor por la música, que siempre sonaba en su estudio, encontró su expresión en muchas pinturas y también cuando el Teatro Colón le encargó la escenografía de la ópera Il Turco in Italia, de Rossini. Varias figuras se quedaron con él, como centinelas de su labor, en el estudio del primer piso de su casa de Martínez, donde últimamente había mudado su cama: pintaba a cualquier hora.

A los 75 años, Roux y Alonso entusiasmados con renovadas propuestas plásticas
A los 75 años, Roux y Alonso entusiasmados con renovadas propuestas plásticas

Entre otros honores, era miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes desde 1990 y Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires desde 2007. Hay toda una biblioteca de libros y catálogos dedicados a su obra, como los dos de la editorial Rizzoli de Nueva York. Pero lo que a Roux más lo enorgullecía era la labor llevada a cabo en su escuela, que fundó en 1997. Pasaron por ahí centenares de artistas en los que dejó cariño y enseñanzas. También fue Presidente Honorario de la Escuela-Museo Urquiza, a donde Quinquela Martín donó una pintura muy temprana que le compró: el retrato de Josefina, su primer amor. En la estación San José de Flores de la Línea A del subte se ven varias obras suyas, como La orquesta de Blum y El Ángel de Flores.

El artista Guillermo Roux y su hija Alejandra Roux
El artista Guillermo Roux y su hija Alejandra RouxSantiago Filipuzzi – LA NACION

Entre sus murales, se destacan Mujer y máscara, 1994, para Galerías Pacífico, y La ronda, 1993, instalado en 2006 en el Hotel Park Hyatt Palacio Duhau, con más de diez personajes (siempre están entre ellos el artista y su mujer). En 2001 ganó el concurso del Bank Boston, para pintar el mural Homenaje a Buenos Aires, de 5.42 x 12.50 m., destinado al lobby de la torre de César Pelli, en Della Paolera 265, inaugurado en 2005 tras cuatro años de trabajo. También, La Constitución guía al pueblo (2011) en el Palacio Legislativo de Santa Fe, elegido por unanimidad por los legisladores provinciales.

Estas dos últimas obras monumentales fueron epopeyas. La primera comenzó en plena crisis. La segunda lo encontró ya mayor, pero no se achicó: acondicionó un nuevo estudio y se subió a una autoelevadora para llegar a las alturas de sus 3,45 x 6,51 metros. Después le costó recuperarse del esfuerzo, tuvo que aprender de nuevo a caminar, nadaba todos los días y se reencontró con el dibujo de la niñez, mientras pintaba carbonillas en el silencio de la noche. “Yo era un nene que estaba flotando en una pileta y que estaba aprendiendo a vivir”, dijo. Reunió esos trabajos en la muestra Nocturnos del Museo Nacional de Arte Decorativo en el verano de 2014.

“Quiero la libertad de la vejez para poder encontrar dentro de mí la sabiduría del niño”, decía. Instalado en la mesa del comedor, pintaba flores y juguetes. En silla de ruedas, arremetió en 2016 con un mural festivo y desafiante: pinto a una diosa en el fondo de la pileta de su casa, en Martínez (el director Martín Serra registró varias de sus hazañas en películas como El coral que trajimos de Brasil y El día que adornemos un río). Antes, emprendió con Carlos Alonso una serie de dibujos a cuatro manos, que resultaron en una muestra itinerante. Su última exposición, curada por Cecilia Medina, fue en paralelo en la Casa Central de la Cultura Popular Villa 21-24 y en el Museo Nacional de Bellas Artes, Diario gráfico en 2018, con 177 y 290 dibujos realizados con birome en sus cuadernos personales, entre agosto de 2015 y diciembre de 2017. Después de la muestra siguió hasta el último de sus días dibujando y escribiendo en sus cuadernos. Siempre dio conferencias y escribió ensayos sobre arte, conocedor como pocos de la historia del arte universal. Últimamente se dedicaba a los cuentos y relatos autobiográficos.

Vivió un vida aferrada al arte, como a una balsa de salvación en momentos buenos o malos, como esas que pintaba en sus últimos días con la maestría de siempre. “Una obra de arte destinada a perdurar obliga a detenerse y a repensar lo que somos –escribió Tomás Eloy Martínez en un texto de 1996 también imperecedero–. La obra de Guillermo Roux va todavía más lejos: nadie que haya visto uno cualquiera de sus cuadros sale de la experiencia siendo el mismo”. Sus coleccionistas apasionados, sus alumnos devotos, su enorme cantidad de amigos, su familia, cuidadores y sus admiradores lo extrañaremos sin consuelo. Quedan sus trabajos deslumbrantes, el testimonio de su pasión indeclinable por el arte y su hermoso recuerdo.

La autora de esta nota mantuvo cuatro años de charlas y amistad con el maestro para escribir la biografía "Guillermo Roux en sus propias palabras" (Paidós)
La autora de esta nota mantuvo cuatro años de charlas y amistad con el maestro para escribir la biografía «Guillermo Roux en sus propias palabras» (Paidós)

“Diego y yo” se verá en 2022 en el Malba (pero solo temporariamente)

Fuente: Ámbito ~ Frente a la hipótesis de la importación definitiva de la obra de Frida Kahlo, Eduardo Costantini debería pagar 35,5% de impuestos sobre los u$s34,5 M.

Anteanoche, en la subasta neoyorquina de Sotheby’s, Eduardo Costantini volvió a pagar el precio record del arte latinoamericano por una obra de Frida Kahlo. Esta vez fue por “Diego y yo” (1949) comprado por 34,9 millones de dólares. En 1995 Costantini había adquirido por 3,2 millones de dólares el “Autorretrato con chango y loro”, también de Kahlo, que hoy se encuentra en el Museo Malba. Este diario lo entrevistó entonces en Nueva York y la mayor preocupación del coleccionista eran los impuestos que debía pagar para radicar definitivamente la pintura en la Argentina, aunque su ambición fuera dejar el arte como legado a la sociedad y fundar un museo para donarlo, como finalmente lo hizo.

Ayer, también en diálogo con el coleccionista, Costantini dijo que en esta ocasión la pintura de Frida formará parte de su colección personal y agregó: “La obra se podrá ver en Buenos Aires porque siempre pongo las piezas que compro en el circuito público, y le doy prioridad al Malba. Pero aún no sé cuándo la exhibiremos, seguro en 2022. Tenemos que encontrar el formato y el momento adecuado, porque también hice otras compras recientes muy importantes”.

Desde que pagó el primer récord del arte latinoamericano, Costantini se convirtió en un comprador frecuente. El Malba exhibe ante el público las obras cumbre de Portinari, Diego Rivera, Tarsila do Amaral, Matta, Tamayo, Wifredo Lam, Xul Solar, Pettoruti, Remedios Varo, Antonio Berni y otras estrellas de la vanguardia de esta región. Pero los impuestos para radicar definitivamente las obras fueron siempre la gran preocupación del coleccionista. Desde luego, la importación temporaria de las obras permitió al Malba sortear el pago durante algunos años. Pero cuando las obras compradas en el exterior pagaron la radicación definitiva, la cifra era tan alta que los administradores del Malba decidieron vender algunas obras, tesoros que la Argentina perdió.
Frente a la hipótesis de la importación definitiva, “Diego y yo” debería pagar el 35,5 % de los 34,5 millones de dólares que costó.

Impuestos

El arte paga impuestos como cualquier mercadería. Pero, teniendo en cuenta que la política fiscal alienta o desalienta el coleccionismo, la ecuación es simple: si la importación de arte tributa y la exportación es libre, a mediano o largo plazo puede determinar el vaciamiento de nuestro patrimonio. Desde 1977, cuando en Nueva York se inauguraron los remates latinoamericanos, las estrellas del arte mexicano, Frida Kahlo y Diego Rivera, se disputan el precio récord de la región, ambos pagados en la actualidad por Costantini. Recién en 1990 Kahlo alcanzó el millón de dólares con uno de sus autorretratos, cifra que superó al año siguiente Rivera con los 2,9 millones con sus vendedoras de calas y que, en 1995, dejó atrás nuevamente Kahlo, con el “Autorretrato con chango y loro”. Diego Rivera alcanzó el récord en 2016 con su “Baile en Tehuantepec”, adquirido por Costantini en una venta privada por 15,7 millones de dólares. La cifra de casi 35 millones alcanzados por “Diego y yo” causó verdadero asombro.

Cuando Frida pintó “Diego y yo”, Rivera mantenía una relación con María Félix y hasta quería casarse con ella. En este autorretrato, Frida muestra su amor y su sufrimiento y se pinta como un ícono, con lágrimas en sus ojos, un retrato de Diego entre sus cejas. Si bien los autorretratos son un tema recurrente para Frida, “Diego y yo” cierra la extensa serie, con la excepción del que se pinta ya en silla de ruedas junto a su médico. Frida había ingresado en 1950 a un hospital y pintó “Autorretrato con el Dr Juan Farill”. Rivera nunca la abandonó y cuando Frida murió confesó: “El 13 de julio de 1954 fue el día más trágico de mi vida”.

Advierten sobre el destino incierto de más de 120 obras de Florencio Molina Campos

Fuente: La Nación ~ La Fundación que custodia parte del legado del artista y su único descendiente vivo se oponen a que la colección se mantenga en el museo de Moreno, sobre el que pesa un proyecto de ley para declararlo Monumento Nacional.

A 62 años de la muerte del pintor Florencio Molina Campos, gran parte de su producción se encuentra limitada de ser expuesta al público y en el centro de un debate con posiciones cruzadas en torno a cuál debería ser el lugar más idóneo donde exhibir un acervo de más de 120 obras de quien es considerado el artista más popular de la Argentina.

La colección en cuestión es tutelada por la Fundación Molina Campos, de quien depende el museo del mismo nombre situado en Moreno, también de su propiedad. La institución y el único descendiente vivo del artista, su nieto Gonzalo Giménez Molina, fundador, junto a su madre Hortensia “Pelusa” Molina de la editorial difusora de su obra, son titulares de los derechos de autor sobre las obras. Ambas partes rechazan, con múltiples argumentos, que el museo continúe funcionando en la localidad bonaerense. Pero esto ocurre al mismo tiempo que el municipio dictó un decreto que declara al edificio Patrimonio Histórico y mientras la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados da su aval unánime a un proyecto de ley para declarar al inmueble y al predio Monumento Histórico Nacional a la vez que consideraría a las obras bienes de Interés Histórico y Artístico Nacional.

Entre las situaciones de “precariedad edilicia” ambas partes señalan condiciones ambientales y técnicas inadecuadas en el inmueble, que fue inaugurado en 1979. “De los últimos 21 años, 18 estuvo cerrado”, sostiene Adolfo Güiraldes, presidente de la Fundación Molina Campos desde 2019. Y agrega: “El Museo -creado por la viuda del pintor, Elvira Ponce- no puede continuar en Moreno porque no recibe el caudal de visitantes para mantener su viabilidad económica y por la inseguridad, debiéndose tomar cuidados para que no sean robadas las obras”. Los cuadros, entre los que se encuentran pinturas de distintos formatos y curiosidades como unas puertas de placard intervenidas por el artista, llevan largo tiempo fuera del museo y se conservan “en una guarda” en San Antonio de Areco, señala el presidente. Es justamente a un nuevo inmueble de esta localidad, donde ya hay un espacio dedicado al artista -el Museo Las Lilas (que exhibe las obras que ilustraron los famosos almanaques de Alpargatas)- donde la Fundación tiene intenciones de trasladar el contenido del Museo de Moreno.

Exterior del Museo Molina Campos, situado en Moreno
Exterior del Museo Molina Campos, situado en MorenoFundación Molina Campos

Eduardo Clancy, vicepresidente de la Fundación y quien encabeza la Junta de Asuntos Históricos de Areco, sostiene que una vía en la que se ha estado trabajando es la venta del predio de Moreno a la Universidad local, donde, además de otros usos, se plantearía la posible creación de un museo con réplicas de Molina Campos en el mismo edificio hoy carente de obras.

“El Museo de Moreno está en mal estado, requiere de muchos trabajos para ponerlo en condiciones, tiene problemas de diseño de origen que hay que corregir, no está planificado correctamente para el acceso a discapacitados, no tiene baños en condiciones, tiene muchos problemas de humedad y de instalación eléctrica, y todo ello requeriría de una inversión que no estamos en condiciones de afrontar”, señala Clancy. La Fundación defiende Areco como nueva ubicación posible arguyendo el vínculo del retratista de las pampas con esta localidad, “a la que quiso mucho, a la que iba y donde mantenía amistad con Alberto Güiraldes y por ser un sitio turístico y centro de los museos más importante de la provincia”, lo cual atraería visitantes para garantizar su funcionamiento.

Tanto la Fundación Molina Campos como los familiares del pintor coinciden en que el inmueble de Moreno no está en condiciones para funcionar como museo
Tanto la Fundación Molina Campos como los familiares del pintor coinciden en que el inmueble de Moreno no está en condiciones para funcionar como museoFundación Molina Campos

Gonzalo Giménez Molina, cotitular mayoritario de los derechos sobre la obra de su abuelo, suma que el edificio de Moreno “hace más de 30 años que no tiene agua, carece de sistemas de vigilancia acordes, no posee salidas de emergencia ni sistema de detección de incendio y tiene un tipo de luces que deteriora las pinturas”. En su caso, defiende la ubicación de un museo en la ciudad de Buenos Aires, donde el artista “nació, vivió la mayor parte de su vida y murió”, señala. “El de Moreno es un edificio que nadie visita (por la inseguridad), del que justamente habrían sido retiradas las obras hace años para evitar su deterioro (por humedad e iluminación inapropiada) y por la carencia de sistemas de vigilancia y alarma acordes”, indica. Y coincide en que reacondicionar el inmueble a las normativas actuales [para un museo que exhiba obra original] “resultaría millonariamente imposible”.

Los familiares de Molina Campos ven supuestos errores en los que se basan las ordenanzas municipales y las medidas de protección del inmueble que se están propiciado en el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense. Enumeran algunos: que “el edificio no es histórico (es de 1979), no fue la casa de Molina Campos (quien murió 20 años antes de su construcción), el artista jamás anheló que su obra estuviera en Moreno (sino la habría dejado allí) y el museo como tal no fue nunca habilitado por el municipio, que en 42 años tampoco propició ningún corredor turístico ni manifestó interés por preservarlo”, señala Giménez Molina. Y en parte de estas afirmaciones coincide la Fundación.

Recinto interior del Museo Molina Campos de la localidad de Moreno
Recinto interior del Museo Molina Campos de la localidad de MorenoFundación Molina Campos

En todo caso, ambos mencionan que donde sí vivió durante algunas temporadas espaciadas el pintor es en el rancho Los Estribos, situado en Cascallares, recinto que fue visitado por Walt Disney y que hoy estaría “tomado” por terceros, según indican, a pesar de que en el año 2000 fue declarado Sitio de Interés Histórico”. “Como vaticinio del futuro que tendría el museo bajo la órbita municipal, se puede mencionar esa propiedad histórica del Municipio de Moreno que se encuentra desde hace más de diez años usurpada, derruida y sumida en el abandono”, señala la familia.

La alternativa porteña

“Como único descendiente directo, promuevo y aliento hace al menos 20 años la creación de un espacio dedicado a su obra en la ciudad de Buenos Aires, donde mi abuelo vivió la mayor parte de su vida: enseñó dibujo en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda, integró organizaciones culturales como la Peña del Tortoni y la Orden del Tornillo, se casó, tuvo a su única hija -Hortensia “Pelusa” Molina-, y realizó la primera exposición en la Rural de Palermo y muchísimas más allí y en diversas galerías”, subraya Giménez Molina. Y menciona que “los socios creadores de la Fundación (entre ellos su viuda, el biógrafo Juan Carlos Ocampo y Florencia Güiraldes) previeron por estatuto que en caso de disolución de la fundación los cuadros sean incorporados a la colección de obras del Museo Nacional de Bellas Artes (el cual posee algunas creaciones del pintor). Pero, como van las cosas, o se pierden en Moreno o los dos museos dedicados a Molina Campos estarán juntos en San Antonio de Areco, y la ciudad de Buenos Aires seguirá sin contar con un lugar donde el público argentino y extranjero pueda disfrutar de la obra del pintor ícono de argentinidad”, valora.

Consultado por LA NACION, el director del Museo de Bellas Artes, Andrés Duprat consideró que “Molina Campos es realmente un artista relevante y singular, nos parece que ameritaría y nos gustaría enriquecer esta colección tan importante con un fondo Molina Campos”.

Rancho de Cascallares, emplazamiento donde pintó y vivió por temporadas el artista
Rancho de Cascallares, emplazamiento donde pintó y vivió por temporadas el artista

En relación al proyecto de ley presentado por la diputada María Cristina Álvarez Rodríguez en la Comisión de Cultura, este propone declarar Monumento Histórico Nacional al edificio y Bien de Interés Histórico Nacional y Bien de Interés Artístico Nacional a la colección de obras del autor pertenecientes al Museo.

Entre los argumentos de la propuesta legislativa, el texto menciona: “Los sitios históricos deben reunir determinadas características, entre las que se destacan aquellas que dan testimonio de las formas de vida de una época como elemento expresivo que trasciende por sus valores artísticos y por el carácter y la historia de los personajes que involucra. El Museo Florencio Molina Campos sintetiza estas características, ya que constituye el testimonio palpable de la vida del pintor y su compañera María Elvira Ponce Aguirre, que hicieron de ese sitio en particular el lugar en el que se desarrolló su obra artística, pero más aún, fue el lugar en el que se integraron con el entorno natural y poblacional, generando un foco cultural que aún permanece y que se pretende proteger mediante esta ley. Este lugar fue donde se desarrolló también una historia de amor y compromiso, que iba en contra de los parámetros y estructuras de la Argentina de los años 30. Molina Campos era divorciado, por ello su unión con Elvira debió realizarse en Uruguay en 1932, más tarde en 1937 también contrajeron nupcias en los Estados Unidos y en 1954 finalmente se casaron en Argentina al aprobarse la ley de divorcio sancionada durante el gobierno del Presidente Perón. En el año 1932 adquirieron unos lotes en Cascallares, partido de Moreno, donde levantaron el rancho Los Estribos, enamorados del lugar. Allí se produjo gran parte de la obra de Molina Campos y fue también donde permanecieron hasta la muerte de cada uno de ellos”. Y agrega: “Molina Campos falleció en 1959, sus restos que en principio permanecieron en la bóveda familiar de Recoleta, en la década del 70 fueron trasladados al Cementerio de Moreno, en donde permanecen. Desde entonces, su esposa se propuso levantar un museo para conservar y promover la obra del artista”.

La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos que preside Teresa Anchorena informó, aunque no de forma vinculante, respecto al proyecto de ley. Sin embargo, para su aprobación definitiva, el texto deberá ir a sesión en Diputados. Sobre ello, Anchorena explicó a LA NACION: “La propuesta declaratoria fue evaluada por la Comisión, que se expidió diciendo que consideraba que el predio podía ser un Lugar Histórico Nacional”, señala, aunque aclara que el organismo al que representa no se pronunció en absoluto respecto a las obras de la colección, de las cuales no habría un inventario claro.

De concretarse alguna figura de protección estatal sobre el inmueble, se abren nuevos interrogantes en relación a los siguientes pasos que podrían darse de cara al resguardo y difusión de gran parte de la obra de uno de los artistas más relevantes del país.

Eduardo Costantini compró la obra de Frida Kahlo que marcó un récord para el arte latinoamericano

Fuente: La Nación ~ Se remató anoche en Sotheby’s por 34,8 millones de dólares un autorretrato de la pintora mexicana que refleja su tortuoso vínculo con Diego Rivera; el récord anterior lo ostentaba una pintura del muralista, también adquirida por el fundador del Malba.

Amantes y rivales, en un duelo interminable. Eso demostraron ser una vez másFrida Kahlo yDiego Rivera, cuando la artista mexicana recuperó anoche su récord mundial para el arte latinoamericano con un autorretrato que los representa juntos y refleja el traumático vínculo entre ambos. Diego y yo, pintura rematada en Sotheby’s por 34,8 millones de dólares, desplazó así del podio al muralista con el que se casó dos veces también por partida doble, ya que era hasta ahora el más cotizado dentro y fuera de las subastas. Horas más tarde se confirmó que la obra fue comprada por Eduardo Costantini, fundador del Malba.

En 2016, el coleccionista argentinoanunció que había comprado en forma privada Baile en Tehuantepec, de Rivera, por 15,7 millones de dólares. Dos años después Christie’s vendió Los rivales, también del muralista mexicano, por 9,7 millones, cifra récord hasta anoche para el arte latinoamericano en remates públicos.

“Esas tres lágrimas que caen sobre sus mejillas son las más poderosas que he visto en toda la historia del arte”, asegura Anna Di Stasi, directora de arte latinoamericano de Sotheby's
“Esas tres lágrimas que caen sobre sus mejillas son las más poderosas que he visto en toda la historia del arte”, asegura Anna Di Stasi, directora de arte latinoamericano de Sotheby’sGentileza Sotheby’s

Costantiniconfesó entonces que saldaba así una deuda pendiente. Había querido comprar esa obra en 1995, cuando se remataba en Sotheby´s la colección IBM y su presupuesto limitado lo obligó a decidirse por una sola: eligió Autorretrato con chango y loro, de Kahlo. Al pagar por ella 3,1 millones de dólares, la convirtió por mucho tiempo en la más cara del arte latinoamericano. Seis años más tarde la donaría al museo, donde aún se destaca como una de las piezas icónicas de la colección.

Frida ocupó ese puesto varias veces. Ya lo había alcanzado con Diego y yo en 1990, cuando se vendió en Sotheby’s por 1.4 millones de dólares. También conDos desnudos en el bosque (La tierra misma), obra vendida por ocho millones en Christie’s en 2016, que continuaba marcando su récord personal hasta ayer.

Baile en Tehuantepec, de Diego Rivera, fue comprada por Eduardo Costantini por 15,7 millones de dólares. Hasta ahora era la más cara de un artista latinoamericano
Baile en Tehuantepec, de Diego Rivera, fue comprada por Eduardo Costantini por 15,7 millones de dólares. Hasta ahora era la más cara de un artista latinoamericanoGentileza Malba

El cuadro que ahora regresa al podio fue pintado en 1949, año en que Rivera pintó otro sensual retrato de la diva mexicana María Félix. Muchas coinciden en señalar que esto desencadenó una nueva crisis entre Frida y Diego, que habían acordado respetar sus respectivas infidelidades. “Esa relación fue objeto de numerosos rumores –señala Sotheby´s-. Y aunque bromeó públicamente al respecto, Kahlo, que era amiga de Félix, quedó profundamente herida”.

Diego y yo puede considerarse un retrato doble. Sobre la frente de Kahlo se ve una pequeña imagen de Rivera, con un tercer ojo, que según la casa de subastas simboliza “el grado que él ocupó en su conciencia”. El cabello suelto de ella, generalmente recogido trenzas, parece estrangularla; tiene las mejillas enrojecidas y una mirada intensa y llorosa.Curadores de Sotheby´s hablan sobre Diego y yo, el retrato de Frida Kahlo

“Esas tres lágrimas que caen sobre sus mejillas son las más poderosas que he visto en toda la historia del arte”, asegura Anna Di Stasi, directora de arte latinoamericano de Sotheby´s, en un video dedicado a la obra. “El cabello parece indomable y natural pero también envuelto sobre su garganta, como sofocándola –observa por su parte Julian Dawes, codirector de arte impresionista y moderno de Sotheby’s en Nueva York-. En esa época de su vida había muchas circunstancias que la sofocaban. Y unos pocos años más tarde muere, a la corta edad de 47″.

Para entonces, en 1954, se había sometido a 35 operaciones como consecuencia de un choque contra un tranvía, tenía una pierna amputada y había abortado tres veces los hijos que soñaba tener con Rivera, el gran amor de su vida, que la engañó hasta con su propia hermana. Aunque ella también tuvo sus amantes -incluidos León Trotsky y, se supone, Chavela Vargas-, esta última infidelidad provocó el divorcio. Pero volverían a casarse en 1940, tras hacer un trato: dormirían en camas separadas y no se exigirían más de lo que pudieran dar.

Autorretrato con chango y loro, comprada por Costantini y donada al Malba
Autorretrato con chango y loro, comprada por Costantini y donada al MalbaGentileza Malba

“Nadie sabrá jamás cómo quiero a Diego. No quiero que nada lo hiera, que nada lo moleste y le quite la energía que él necesita para vivir. Si yo tuviera salud, quisiera dársela toda. Si yo tuviera juventud, toda la podría tomar”, escribe Frida en su diario, publicado por La Vaca Independiente en 2010. Ocho años más tarde, Google Arts & Culture le dedicaría Caras de Frida, un sitio propio donde se puede repasar su legado. Cuerpos abiertos, sangre, calaveras, mujeres muertas y, sobre todo, la mirada penetrante de su propio rostro: todo eso muestran sus obras descarnadas, muchas de las cuales fueron pintadas desde la cama, frente a un espejo.

“Frida Kahlo describe directamente su propio dolor, su dolor no la vuelve muda, su grito es un aullido articulado porque alcanza una forma visible y emocional”, observaCarlos Fuentes en la introducción de El diario de Frida Kahlo, donde define a Rivera como “un anarquista, un mitómano, un mentiroso compulsivo y un narrador fantástico”. “Ella admitía que sufrió dos accidentes en su vida, el del tranvía y el de Diego Rivera –recuerda el escritor–. De su amor por el hombre no cabe duda. Él era infiel. Ella se lo reprochaba: ¿cómo podía Diego tener relaciones con mujeres indignas de él, inferiores a él? Él lo admitía: mientras más amaba a Frida, más quería dañarla.”

Anoche, ella tuvo una nueva revancha.

Las últimas pinturas de Marcelo Alzetta, un artista por siempre joven

Fuente: La Nación ~ A meses de su muerte, a los 43 años, se exhiben en San Telmo las pinturas realizadas por el artista tandilense entre 2020 y 2021; fue también dibujante y músico.

El artista tandilense Marcelo Alzetta nació en septiembre de 1977. Tuvo una infancia frágil a causa del situs inversus, una rara malformación genética. Desde chico le gustó pintar y su sueño era convertirse en artista. En la adolescencia comenzó a asistir a las clases del historietista uruguayo Alberto Breccia y en ese taller conoció a sus compañeros de El Tripero con los que crearía la mítica revista homónima. Tomó clases con Ahuva Szlimowicz y conoció al pintor y escultor Pablo Suárez, que lo vinculó a algunos artistas de la escena de los años noventa en la ciudad de Buenos Aires, con quienes comenzó a participar de exposiciones colectivas. Por unos años, Alzetta fue pareja del artista Marcelo Pombo. Vivió en Buenos Aires, pero en 2007 regresó junto a su familia, en Tandil, por complicaciones relacionadas con su enfermedad; dos años después tuvo un trasplante de pulmón.

En 2008 hizo su primera muestra individual y a lo largo de los años expuso con frecuencia en forma colectiva e individual. En 2017, el sello rosarino Iván Rosado publicó el libro Paseo con sus dibujos y pinturas y, en 2019, el escritor, músico y editor Francisco Garamona dirigió el documental Marcelo Alzetta: una baldosa renacentista, que recoge su testimonio. Al año siguiente editó Museo primitivo, un disco de larga duración de música electrónica. Sus últimos años fueron críticos, debido al deterioro de su salud. A los 43 años y a la espera de un segundo trasplante, murió el 2 de mayo de este año.

"Dame una mano"
«Dame una mano»

A fines de septiembre y cerca del aniversario de su nacimiento, en la galería Calvaresi Contemporáneo (Defensa 1136) se inauguró una muestra póstuma con las catorce obras que Alzetta pintó entre 2020 y 2021. Al cuidado de la curadora e investigadora Jimena Ferreiro, Una rosa es una rosa -como el título de una canción de Mecano y el verso de Gertrude Stein- se puede visitar hasta el jueves 18. Una pintura de Alzetta también integra la megamuestra Simbiología en el CCK. Tanto Amalia Amoedo, para el acervo de Colección Fortabat, como Alec Oxenford adquirieron obras del artista tandilense.

“Estoy segura de que estas catorce pinturas producidas intensamente entre 2020 y principios de este año, luego de haber acordado con Calvaresi su primera muestra individual en la galería, son el resultado de un trance y del presagio de su inminente trascendencia -dice Ferreiro, que actualmente se desempeña como coordinadora de Planificación Museológica de la Dirección Nacional de Museos-. Por eso trabajó con apuro y con una lucidez sorprendente. La modestia habitual de los motivos de su pintura temprana, una vez que el comic underground le quedó corto y sus personajes ganaron escena, parecen ejercicios preparatorios frente a la sofisticación de las obras del final. El mundo freak y tecno dio lugar a la belleza plácida y metafísica con escenas equilibradas y elegantes, como si hubiera programado una despedida apropiándose del tono mayor de la pintura y celebrando una amistad que los unió desde la infancia”. Los acrílicos fueron colgados según lo acordado con el artista, a la altura de la mirada y en una pared pintada de color rosa, y durante la visita se pueden escuchar temas de Museo primitivo y hojear un número especial de la revista El Tripero con dibujos de Alzetta.

"Margarita", obra de 2020
«Margarita», obra de 2020

Heredero descarriado y por siempre joven de los artistas agrupados en el Centro Cultural Rojas en los años 1990, Alzetta enriquece sus pinturas con un elenco de personajes híbridos, a veces espectrales, emparentados con la historieta, la ficción especulativa y el arte kitsch. En sus obras, un caniche puede nacer de un huevo, el cuerpo de una criatura puede estar hecho de chicle, las lágrimas, tener el tamaño de una persona; el sol, además, puede convertirse en un emoji con ojos de corazones.

Marcelo Alzetta también grabó un disco de música electrónica: "Museo primitivo"
Marcelo Alzetta también grabó un disco de música electrónica: «Museo primitivo»Pamela Wehrhahne

“Esta exposición tenía que suceder y acá estamos, celebrando la pintura de Marcelo Alzetta, haciendo de cuenta que la muerte no existe porque su obra es capaz de todo tipo de animismo”, escribe Ferreiro en el texto del catálogo. “La vocación por los géneros menores, los temas humildes y por la tradición moderna devaluada expresan una sensibilidad minoritaria que representa una de las idiosincrasias más consolidadas del arte argentino -apunta Ferrerio-. El mantel de hule, las flores de plástico, las naturalezas muertas fantasmagóricas, entre otras formas que alumbra su última serie y que ahora toman estado público con esta exposición póstuma, pueden pensarse como cadáveres exquisitos”.

"Pálida flor", acrílico sobre tela de Marcelo Alzetta
«Pálida flor», acrílico sobre tela de Marcelo Alzetta

En las pinturas expuestas en la galería de San Telmo, aparecen raras floraciones con ojos, ikebanas semiabstractos, una marina crepuscular y plantas que, en vez de hojas, lucen telarañas. No falta el humor en obras como Margarita (un daiquiri con palmeras) ni el candor en Pichón de hornero abandonado. La pintura de cielos y fondos fue una de las especialidades de Alzetta, en cuya obra late una síntesis visual de melancolía, poesía y vivacidad.

Para agendar

Una rosa es una rosa. Para coordinar una visita se puede escribir por mensaje directo de Instagram o a info@calvaresicontemporaneo.com. De martes a viernes, de 12 a 17.30, en Defensa 1136.

Nuevas revelaciones sobre la sonrisa de La Gioconda: ¿una ilusión óptica alentada por el cerebro?

Fuente: Télam ~ Muchos críticos y especialistas en arte han intentado dilucidar este enigma, pero solo la ciencia parece más próxima a resolverlo, ahora con una revelación inquietante: la sonrisa de la dama retratada en el cuadro podría ser una ilusión alentada por el cerebro.

La sonrisa más icónica del mundo, la que aflora en los labios de La Gioconda -la célebre obra que el artista italiano Leonardo Da Vinci creó a principios del siglo XVI-, podría no ser un gesto de alegría o placer sino una ilusión óptica generada por el cerebro, según una investigación de la Universidad de Amsterdam que pretende poner fin a una incógnita que se ha agigantado a través del tiempo.

¿Está sonriendo la misteriosa mujer que año tras año magnetiza a las multitudes que se acercan al Museo del Louvre en París solo para saciar la curiosidad o el fetichismo que despierta su leyenda? Muchos críticos y especialistas en arte han intentado dilucidar este enigma, pero solo la ciencia parece más próxima a resolverlo, ahora con una revelación inquietante: la sonrisa de la dama retratada en el cuadro podría ser una ilusión alentada por el cerebro.

De acuerdo con un estudio encabezado por neurocientíficos de la Universidad de Amsterdam, la sonrisa de La Gioconda -o Mona Lisa- pintada por da Vinci entre 1513 y 1519 existe, aunque no es perceptible a simple vista. Los expertos pudieron encontrar que la mujer de la pintura –Lisa Gherardini, esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo– muestra un 83% de felicidad en su rostro. Y también detectaron otras emociones: 9% de disgusto, 6% de temor y 2% de enfado.

Los investigadores analizaron la obra renacentista a partir de un programa digital de reconocimiento emocional que reproduce el ciclo de percepción del cerebro identificando cambios en las expresiones neutras de las personas e interpretándolos de acuerdo a las emociones que conoce. Una vez identificada la emoción, el cerebro crea una ilusión que ayuda a confirmar una interpretación, según consigna la BBC.

En el caso de La Gioconda, su sonrisa aparece oculta o apenas esbozada, pero aún así quien la contempla interpreta que ensaya una mueca de felicidad, acaso porque reúne otras características afines a la expresión de alegría, como el ensanchamiento de sus fosas nasales o la formación de arrugas debajo de los ojos. De ese modo, al advertir estos cambios a través de la visión, la mente emite un veredicto final, aún sin la necesidad de ver una sonrisa bien definida.

Una de las conclusiones del estudio es que el cerebro humano ha evolucionado para captar cualquier cambio en la expresión facial, por mínimo que sea. Así, el ser humano es superior a la máquina y logra detectar rasgos emocionales aunque se oculten bajo una expresión neutra, una habilidad social distintiva.

Desde el principio de su creación, los renacentistas quedaron sorprendidos por aquella cautivadora sonrisa pero fue recién en el siglo XIX que el poeta y dramaturgo Théophile Gautier empezó a plantear esta cuestión. Tiempo después, el psicoanalista austríaco Sigmund Freud conjeturaba que la mueca de felicidad era una reminiscencia de su madre, de la cual Da Vinci se separó tempranamente.

En paralelo a esta investigación, circula otro argumento original para justificar la percepción de la «tentativa» de sonrisa en la obra del creador renacentista: tras años de investigación científica, el científico desarrolló una técnica en la que construía expresiones sutiles gracias a la aplicación de finas capas de pigmento diluido.

Con esta técnica, conocida como sfumato, el pintor generó un rostro cuya sonrisa no era perceptible para la visión central, pero que emitía señales de reconocimiento capturadas a través de la visión periférica. Estas señales, por lo regular distribuidas en zonas borrosas de sus pinturas, también causan que el cerebro se enfoque en la cara de su objeto y no en el paisaje que figura en su fondo.

Da Vinci desarrolló esta técnica durante sus últimos años, a partir de 1513, y conservó la pintura hasta su muerte, como si fuera su laboratorio: a lo largo de los años experimentó nuevas formas de graduar las sombras, a veces con sus dedos, y así logró que su Gioconda sonriera de forma escurridiza. De alguna forma, la obra y su artífice envejecieron juntos. Hoy, al unísono, siguen intrigando al mundo.

Johannes Vermeer, el célebre pintor neerlandés homenajeado por Google

Google homenajeó con su doodle este viernes al pintor holandés Johannes Vermeer, considerado uno de los más importantes del arte barroco. Vivió entre 1632 y 1675, durante la llamada Edad de Oro neerlandesa, en la cual las Provincias Unidas de los Países Bajos experimentaron un extraordinario florecimiento político, económico y cultural.

Nació en Delft, Países Bajos. Los historiadores creen que primero aspiró a ser un pintor histórico. Al día de hoy, sólo se conocen 35 cuadros de su autoría pero se cree que hay muchas más obras por descubrir ya que pintaba para mecenas, por encargo, más que para el mercado de arte.

En la década de 1650, Vermeer comenzó a pintar interiores sutilmente iluminados con una simbología intrincada, un estilo que se distinguía por los motivos tradicionales holandeses que se convirtieron en su sello distintivo. Una de sus obras más reconocidas es «La niña del pendiente de perla» (1665), que actualmente se exhibe en el museo Mauritshuis en La Haya, Países Bajos.

Google eligió el 12 de noviembre para homenajearlo ya que en 1995 se inauguró una exposición homónima en la Galería Nacional de Arte de Washington DC, con 21 de sus 35 obras existentes.

El doodle hace referencia a «La alegoría de la pintura» (1666-1668) y en el medio, «Mujer escribiendo una carta, con su criada» (1670-1671). En 1979, una radiografía reveló un Cupido oculto en «Niña leyendo una carta en una ventana abierta» (1657-1659), a la que se hace referencia a la derecha del doodle.

Furor por Lionel Messi: una artista pintó un cuadro hiperrealista del astro y se lo llevó a la AFA

Fuente: La Capital ~ La artista Agostina Mauro inmortalizó la imagen del rosarino besando la Copa América en Brasil en una pintura que le llevó personalmente al predio de la AFA.

Una pintura. «Para mí esa imagen no es sólo Messi besando la Copa, sino el reflejo de un sentimiento colectivo de alegría y felicidad», graficó Agostina Mauro.

El capitán del seleccionado argentino, Lionel Messi, fue homenajeado por una artista con un cuadro hiperrealista realizado en óleo sobre lino, entregado por la autora en el predio de la AFA en Ezeiza, durante la previa del clásico rioplatense con Uruguay por las Eliminatorias Sudamericanas del Mundial Qatar 2022.

La obra, en la que se retrata casi como en una fotografía el momento en que la Pulga levantó la Copa América este año en Brasil, fue realizada por Agostina Mauro, de 26 años, la misma artista que le entregó en mano una de sus pinturas al papa Francisco en Roma y que llevó a cabo el mural más grande del país en San Vicente como homenaje a los héroes de la pandemia.

«Hacía mucho que soñaba con pintar a Messi y darle una obra, pero no sabía cómo llegar a él. Todo se fue dando en el último tiempo, cuando tuve la posibilidad de pintar para una persona allegada al mundo del fútbol, que me contactó con la AFA», contó la joven.

Horas antes de que la selección parta rumbo a Montevideo, donde este viernes jugará ante Uruguay, la mujer entregó su trabajo a las autoridades de la AFA.

«Como Messi está en una burbuja sanitaria estricta, el presidente de la AFA, Claudio Tapia, se lo entregó en mano a Lio», dijo Agostina. A la vez, reconoció que el rosarino es su ídolo «desde siempre» y apuntó que «más allá de lo que representa futbolísticamente, creo es un ejemplo de que se pueden lograr grandes sueños».

Agostina –icenciada y profesora en artes visuales con orientación en pintura (Facultad de Bellas Artes de la UNLP)– se especializa en la técnica hiperrealista y llevó a cabo el cuadro en menos de un mes.PUBLICIDAD

«Fue en tiempo récord, ya que suelo tardar más tiempo en pintar un cuadro hiperrealista. Hubo semanas en las que trabajé como 15 horas por día para llegar a tiempo a concluirlo», señaló a esta agencia.

La obra representa el momento de la premiación tras el triunfo de la Copa América, lo que la artista describió como «un momento de suma felicidad para todos en medio de la oscura pandemia».

«Para mí esa imagen no es sólo Messi besando la Copa, sino el reflejo de un sentimiento colectivo de alegría y felicidad», graficó Mauro e indicó que ama «ver los partidos de la selección y sentir esa emoción de que estamos todos unidos jugando juntos».

Sostuvo, en ese sentido, que le emociona ver al jugador de PSG en la cancha porque «es un ídolo mundial» y añadió que la llena de felicidad «que hoy tenga en sus manos una de mis obras».

En ese marco, la arista plástica aseguró que cuando la pintura estaba casi concluida, publicó en sus redes sociales que estaba terminando una obra para Messi e invitó a los vecinos de San Vicente a despedir el cuadro en la plaza central de ese municipio del Gran Buenos Aires.

«A pesar del frío fueron un montón de personas con banderas argentinas que aman a Messi como yo», explicó la joven y destacó que «una multitud despidió la obra con banderas argentinas al grito de Messi Messi Messi».

Son las mismas personas que se ilusionan con que el ídolo sume en Qatar 2022 el único título que le falta a su vitrina.

El lado emergente, diverso y autogestivo de arteba

Fuente: La Nación ~ El sector de la feria, que abrió ayer al público, destinado a las nuevas propuestas se caracteriza por la indistinción entre artistas y galeristas y por una vuelta a la pintura.

No hubo largas colas desde el primer minuto, como ocurría en La Rural. La pandemia impuso su protocolo para celebrar los 30 años de arteba: el primer día de apertura al público de la feria alojada en Arenas Studios, en La Boca, tuvo una asistencia gradual ordenada por turnos, estipulados al comprar las entradas online, y varias visitas guiadas grupales.

La Porkería Mala, performer representada por la galería NN en Factor Studio
La Porkería Mala, performer representada por la galería NN en Factor Studio

Todo muy prolijo, excepto el cuarto de la Porkería Mala en Factor Studio, el sector de los espacios emergentes que hay que encontrar subiendo una rampa, atrás de la Isla de Ediciones. El espacio de la artista es el único cerrado y participa del programa de performance diseñado por Diego Bianchi. Es parte de la propuesta de la galería NN, reconocida anteayer con 400.000 pesos delPremio En Obra. Hay un aire perfumado y denso, y es preciso esquivar en el piso los restos de la fiesta de la noche anterior: copas usadas, latas de cerveza vacías e incluso un balde destinado a quienes se hayan pasado de alcohol. Del picaporte cuelga un corpiño. La artista es una aparición imponente que pasea por la feria con máscara, y aquel es el ámbito de su fantasía. Su obra comprende pinturas, esculturas, dibujos, collage y un emprendimiento de zapatos. Su videoperformance Perdidas en Recoleta se ve dentro de esa habitación, entre percheros de ropa y un sofá siempre ocupado, y también está en YouTube. Más performance y estética drag, en la galería mendocina Valerie, de Mendoza.

Interior del cuarto de la Porkería Mala
Interior del cuarto de la Porkería MalaAlejandro Guyot

El sector Factor Studio en arteba hace tiempo que dejó de ser sólo un barrio de gente joven. Nuclea espacios innovadores y alternativos. El clima es emergente, plural, diverso, autogestivo, territorialmente expandido y con una madurez en las obras que no responde a categorías etarias. Se observa frescura, pero a la vez una vuelta amorosa a la pintura. Los galeristas son artistas y viceversa. Sobrevuela una idea comunitaria. “Hay mucho deseo de trabajar colectivamente, de reunir energías. Se vuelve a ver con fuerza el poder de autogestión que tienen los artistas”, observa Alejandra Aguado, integrante del comité de selección.

Elisa O´Farrell, una de las artistas premiadas, con sus obras en Atocha
Elisa O´Farrell, una de las artistas premiadas, con sus obras en AtochaAlejandro Guyot

Es raro ver al artista internacionalGabriel Chaile con una tablet con precios de obra bajo el brazo. El artista, que fue furor de ventas en la sede suiza de Art Basel como artista de la galería Barro, estrena su rol de galerista en NVS, una agrupación de amigos con sede en Lisboa que busca mostrar el trabajo de los que no llegaron aún a descollar. “Estoy un poco nervioso porque es otro papel. Pero me gusta representar a los amigos”, cuenta. Laura Ojeda Bär también oficia ahí de galerista, y del otro lado del panel es artista premiada de la galería Moria.

La galería NN, una de las reconocidas con el Premio En Obra
La galería NN, una de las reconocidas con el Premio En ObraAlejandro Guyot

Los roles están mezclados. En Selvanegra, Silvia Sicoli es pintora y galerista. En La Arte, de Salta, donde fue distinguida la obra de Soledad Sánchez Goldar con un Premio en Obra, la galerista Soledad Dahbar también expone como artista. “Yo creo que no hay una intención de ser galerista sino re artista, son las múltiples aristas de ser artista. Nos manejarnos con modos amables, nos apoyamos entre todos para que los proyectos salgan”, señala.

Lucia Evangelista, directora de la galería Moria, con obra de Laura Ojeda Bär, una de las artistas premiadas
Lucia Evangelista, directora de la galería Moria, con obra de Laura Ojeda Bär, una de las artistas premiadasAlejandro Guyot

Los galeristas de Grasa, Carolina Martínez Pedemonte y Torcuato González Agote, están repetidos en la pared, en un retrato hecho por ella. Los dos son artistas y su stand de quince metros repite las dimensiones de la galería que abrieron en pandemia en el garage de su casa (Santos Dumont 3703). No se achicaron, y trajeron obras grandes como Los Mareados, muñecos de Dana Ferrari que también están ahora en el museo Moderno y unos tótems de piedra pómez de Valeria Maggi. “La curadora fue Violeta Mollo. Estamos nosotros porque este es un proyecto gestionado por artistas”, cuenta González Agote.

Elisa O´Farrell, otra de las artistas reconocidas con el Premio En Obra, exhibe en Atocha
Elisa O´Farrell, otra de las artistas reconocidas con el Premio En Obra, exhibe en AtochaAlejandro Guyot

La pintura figurativa tiene un protagonismo inusual en esta nave, que se corresponde con buenas ventas. Hay una oda al pincel en muchas artistas mujeres: se destacan las pinturas en páginas abiertas de libros de Elisa O’Farrell, una de las artistas premiadas, exhibida en la galería Atocha. También, las heroínas de gran tamaño de Ornella Pocetti en El Mirador, las pinturas de escenas de pueblo de la artista Sonia Ruiz, tucumana, en NVS, y la individual de Vico Bueno, Fuera de servicio, en la rosarina Estudio G. En Moria sólo hay pintura: “Buscamos repensar las tradiciones, del retrato, el paisaje y el mundo interior. El autorretrato es uno de los grandes géneros. Acá no creemos en eso de separar la obra del artista”, dice Ojeda Bär.

Los galeristas de la mendocina galería Valerie
Los galeristas de la mendocina galería ValerieAlejandro Guyot

En El Mirador, galería que mereció el gran premio 30 años de arteba, hay también experimentación: es impactante la obra de Trinidad Metz Brea, joven artista que ya vendió todas sus piezas modeladas de forma digital y realizadas con impresión 3D. Una especie de Jardín de las Delicias en alto y bajo relieve, con un nivel de preciosismo que da ganas de estirar la mano y tocar. Salen de repertorio también la pieza de Evi Tártari en Fulana, un telón tejido de chala de maíz, y un mural de cerámicas con engobes de Eugenia Bracony que la galería Sputnik vendió en las primeras horas de feria, el miércoles. Isla Flotante apostó por un artista brasileño, Luiz Roque, con video llamado Zero. “Estamos anunciando así su representación. Hemos vendido piezas también en trastienda. Hay una sensación general de buenas ventas y propuestas nuevas. El premio en obra dio un impulso muy grande a todo el pabellón”, dice el galerista Leopol Mones Cazón.

Obras de Ornella Pocetti y Trinidad Metz Brea en la galería El Mirador, espacio premiado con el gran premio arteba del Premio En Obra
Obras de Ornella Pocetti y Trinidad Metz Brea en la galería El Mirador, espacio premiado con el gran premio arteba del Premio En ObraAlejandro Guyot

El stand más vistoso es PM, un domo de papel metalizado. Está piloteado por el artista Nicolás Nacif, pero todo es colaborativo. La galería tiene dos años y ya hizo 20 muestras en tiempos pandémicos. “Nos une la reivindicación de la espiritualidad en el arte, por eso hicimos este templo. Somos 25 artistas y pagamos todo entre todos”, cuenta. La galería es joven, pero muestra artistas de trayectoria como Lorena Ventimiglia, Miguel Harte, Felipe Pino, Gustavo Marrone yNushi Muntaabski, autora de una escultura que ocupa el centro del espacio, con la que ganó el primer premio del Salón Nacional de Escultura: “El Plurente es un guerrero que está decapitado y llora el dolor universal, pero ganó la batalla. Un guerrero triunfal y bello, y un poco me identifico. ¿Tengo que estar en barrio joven? No sé, pero me encanta estar adentro de ese stand que es como un casco intergaláctico. Estoy agradecida con la invitación”, dice.

Sonia Ruiz con sus obras y Gabriel Chaile; ambos se cuentan entre los galeristas de NVS
Sonia Ruiz con sus obras y Gabriel Chaile; ambos se cuentan entre los galeristas de NVSAlejandro Guyot

Hay espacios líquidos, se podría decir, sin sede fija. Por ejemplo, La Copia, organizado por Alejandro Montaldo y Nicolás Pontón, es itinerante, y se materializa por proyectos especiales. Ohno es itinerante e intermitente, y siempre está buscando nuevos formatos para mostrar artistas de distintas provincias, con la dirección del artista tucumano Benjamín Felice. Intemperie tampoco es física, sino que se expande a cielo abierto con instalaciones en espacios públicos. “Nos ha ido muy bien con la obra de Alejandra Mizrahi, que fue nominada en la feria para el premio ArtNexus. Mucha gente circulando, muchas consultas y ventas”, dice Coty Chiappini, artista y galerista junto con Gonzalo Maggi.

Obra de Miguel Harte en el stand de PM
Obra de Miguel Harte en el stand de PMAlejandro Guyot

“Nos interesó la representación territorial y que sus propuestas fueran frescas”, dice Diego Obligado, galerista radicado en Rosario e integrante del comité de selección. De 18 espacios, once son de Buenos Aires, dos internacionales y cinco de provincias. Por ejemplo, resulta una hazaña que exista una galería como Fulana, con una propuesta tan contemporánea, en Tafí Viejo, Tucumán, primera y única en su tipo en ese destino, y que logre además estar en arteba. “Es difícil sostener el espacio. Para nosotros no sólo es el costo del stand, sino los pasajes, la estadía, las comidas –cuenta Pamela González, la galerista–. Estamos felices y con mucha ilusión”. Ese parece ser el clima de Factor Studio: alegría y esperanza.

Obra de Carla Florencia Juárez comprada por Sofía Weil de Speroni en la galería Fulana
Obra de Carla Florencia Juárez comprada por Sofía Weil de Speroni en la galería FulanaAlejandro Guyot

Para agendar:

arteba, hasta el 7 de noviembre en Arenas Studios (Av. Don Pedro de Mendoza 965, La Boca). Compra de entradas únicamente online, en www.arteba.org. General: $600, estudiantes y jubilados: $300