Ya está disponible Info Arte # 178 – Año 4, 5 semana de octubre
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Fuente: La Nación – Mañana empieza la 40ª edición de la tradicional muestra dedicada al interiorismo; en el edificio del ex Mercado del Plata, en pleno centro porteño, se exhiben obras de artistas reconocidos
Inseparables. El arte y el diseño van por el mismo carril, en una ruta que llega sin escalas a las exposiciones y muestras dedicadas al interiorismo. Es el caso de la 40ª edición de Casa FOA, que abre mañana sus puertas al público en el icónico edificio del Plata (ex Mercado del Plata). Frente al Obelisco, las viejas oficinas transformaron el deterioro en un catálogo de espacios donde la escultura, la pintura, el arte textil y gráfico traman un recorrido con peso propio.
No se trata solo de ambientar un living o decorar un dormitorio: el protagonismo de las expresiones artísticas equilibra la balanza con el abanico de texturas y materiales que los arquitectos e interioristas eligieron para desplegar las nuevas tendencias.
En el acceso se destacan las obras del sistema Tronco y Territorio, de Diana Cabeza, un homenaje a la arquitecta que fue referente del equipamiento y mobiliario urbano. Orgánicos y en franco contraste con la rigidez del entorno, los elementos aportan calidez al espacio que fusiona naturaleza y arquitectura, según el planteo de Juan Caram, que desarrolló el lobby de un hotel de diseño (el NH Collection) como punto de inicio y final del circuito.
La escala de las plantas libres del edificio resultó ideal para la instalación de las esculturas de Eugenio Cuttica en el foyer junto a sus clásicas obras de campos de girasoles que acompañan el recorrido ideado por la arquitecta Paola Rossi. Junto a este área de descanso se destaca una sala de baño, Rituales de Bienestar, donde la obra escultórica de Gerardo Wohlgemuth que, bajo la técnica del calado, refuerza la sensibilidad artística de “una usuaria que busca en este menú de experiencias un equilibrio con la naturaleza”, señala la arquitecta Lucía Quinteros (30), una de las voces emergentes de esta edición.
La curaduría de las galerías de arte que presentan su selección de obras incluye a Diderot.art, una plataforma de digital de difusión de arte latinoamericano con más de 1200 obras y, también, a Pared, un proyecto con galerías físicas y también virtuales que desplegó su propio espacio a partir del proyecto del estudio Nidolab. Además, Lateral Galería contribuyó a la elección de obras para el espacio del interiorista Hugo Di Marco, que desplegó una habitación para “una pareja joven” cuya cama cuenta con un objeto escultórico de Jéssica Trosman realizado en plástico inyectado y espumado, tela, pvc, foil, y aluminio esmaltado.
En cuanto a mensajes referidos al cuidado del ambiente se destaca el sendero consciente que instaló la artista Mónica Casella, a partir del reciclado de 50 mil botellas de plástico PET: una auténtica jungla de lianas verdes que forma parte de la expo. En contraste, el auditorio en tono azul profundo despliega una pantalla XXL donde una proyección en celulosa repasa la historia del edificio que fue mercado y ahora se prepara para cambiar otra vez de piel transformando su caja en 700 viviendas con amenities. La obra que está prevista para 2028 corresponde a una iniciativa de IRSA y el proyecto arquitectónico, al estudio Aisenson.
Por otra parte, los materiales traman su propia presencia, como la alfombra inspirada en una gran crisálida, del estudio Cabinet Óseo en el espacio de Patagonia Flooring. Y las obras textiles de Micaela Suide en la cocina de Basz Arquitectos, que también seleccionaron piezas de papel de algodón de Connie Valdez Rojas y candelabros, objetos y jarrones del diseñador industrial Cristián Mohaded, en madera, cuero, textiles y arcilla. Sus series Descomposición, Objetos embrionarios y Huella suman a esta cocina elementos de la naturaleza.
En tanto, la composición escenográfica de un parador de playa mediterráneo invita a viajar, y hasta casi sentir el mar y la arena. De hecho, el piso de arena y las tonalidades neutras generan la atmósfera buscada por el estudio Mike Outdoor junto a Go Arquitectos, quienes encargaron formas orgánicas y objetos en madera al estudio Gloria Atelier. “Un espacio donde arte y arquitectura transportan a los visitantes desde las curvas, creando una arquitectura que se funde y desaparece en un ambiente natural, con ondulaciones inspiradas en el paisaje marítimo”, señalan los proyectistas.
En el espacio dedicado a la biofilia que proyectó la arquitecta Ana María Luján Rodríguez, otra materialidad cobra protagonismo: los objetos de vidrio soplado que realiza la artista Ana Mangui. Como el resto de los espacios, este también respondió a la consigna Inside the Box (Dentro de la caja), y allí es donde la obra materializada en vidrio permite jugar con las transparencias, deja ver raíces y aporta verde a la composición.
El edificio se presenta como una gran caja que convoca el cruce multidisciplinario donde el arte y el diseño se fusionan. Lo mismo que pasó en la última edición de Tendencia Arenales, donde la consigna La Trama, vinculó artistas, escultores, artesanos y referentes de la joyería contemporánea para articular y potenciar la expo de mobiliario y diseño de autor.
Para agendar
Del 30 de octubre al 1 de diciembre, en Carlos Pellegrini al 200, todos los días de 12 a 20. Entradas $7.500.
Fuente: La Nación – Una experta en la obra del artista holandés participa hoy del foro Los museos en el medio y enseña a encontrar la mejor forma de contemplar obras como el célebre molino que está en Buenos Aires
“¿Qué sentís cuando lo mirás?, propone Gundy van Dijk, Jefa de Educación e Interpretación del Museo Van Gogh en Ámsterdam, como primer disparador para mirar el cuadro Moulin de la Galette (1853), de Vincent van Gogh, exhibido en el Museo Nacional de Bellas Artes. “¿Alegría, tristeza o nada específico?”, da opciones la experta que hoy participa del foro Los museos en el medio, organizado por Amigos de Bellas Artes. “¿Cuál será la historia de los dos personajes que están caminando en el cuadro?”, agrega Mariano Gilmore, Coordinador del área de Educación de la asociación del museo, quien también disertará en este encuentro cultural.
“La pintura me da alegría; la pareja me transporta a un momento amoroso”, responde Florencia, de 22 años, mientras mira detenidamente la pintura colgada en la sala 14 del museo de la avenida Libertador. “A mí me transmite apatía”, disiente Franco. “La pareja no se está mirando, pero me imagino que posiblemente se estén preguntando por qué nosotros los estamos viendo a ellos”, inventa Juan, de 37, de Colombia. “Me evoca esa sensación del momento vivido que ya pasó y quedó en el recuerdo”, contesta Bárbara, de 37. “El cielo despejado me da paz”, suma Juan. “Me siento de vacaciones cuando lo miro”, dice Bee, de Singapur. “Es un lugar soñado, una hermosura. Te olvidás del mundo estando ahí”, manifiesta Bibiana.
“Al mirar el cuadro, prestaría atención a las pinceladas, a la composición y al tema de la obra”, recomienda Van Dijk, en sintonía con lo que sugería Susan Sontag en su ensayo Contra la Interpretación (1966), donde apelaba a la necesidad de promover una aproximación más sensible al arte, de prestar más atención a las formas que al contenido y de utilizar un lenguaje descriptivo en lugar de prescriptivo.
Si uno pregunta, comprueba que las observaciones siguen multiplicándose. “Los colores pasteles que utiliza y el uso de la luz me dan nostalgia, y más aún conociendo la historia de van Gogh”, expresa Renato (35), de Guatemala. “Esa luz, esos cielos azules y grises, son iguales que en Holanda. Soy neerlandesa, como el artista, y cuando miro el cuadro me siento en casa”, confiesa Cleo (20). “Es una pintura muy iluminada, se ve limpia. Tiene espíritu, está viva”, complementa Sharin, otra compatriota. “Las pinceladas se van integrando en el cielo el celeste con el blanco hasta que llega un punto en que sentís que el cielo, el molino, el suelo y la escalera, están en armonía”, describe Elena, pintora, sobre esta obra temprana de la vida del holandés, en la que los colores vibrantes tan emblemáticos del artista, no habían emergido aún.
Una puerta para la imaginación
“Para nosotros lo más importante es que una obra de arte sea una puerta para la imaginación y que no haya que concentrarse en fechas, datos, técnicas, sino que sea una experiencia para potenciar la creatividad de las personas —manifiesta Gilmore—. Creo que nos estamos convirtiendo cada vez más en seres que necesitan explicaciones cuando cada vez más, lo importante es volver a sentir”.
“Mirar arte es una experiencia muy individual. Podés observar de la manera que desees. No hay una forma incorrecta de hacerlo. Estoy convencida de que cuando mirás una obra de arte durante más tiempo, superás el juicio inicial. Al tomarte el tiempo para contemplar, te das espacio para pensar, hacerte preguntas y llegar a una comprensión más equilibrada”, invita Gundy van Dijk.
El imaginario de Van Gogh abrió la puerta a la imaginación de miles. Tan solo a modo ejemplificativo, Paul Gauguin, en su obra Van Gogh pintando girasoles (1888) retrató a su amigo; Francis Bacon le dedicó una serie entera de retratos; el británico David Hockney tiene varias obras directamente conectadas con la obra de van Gogh. En Argentina, la letra de la canción Cantata de puentes amarillos de Luis Alberto Spinetta se inspiró directamente en la correspondencia entre Theo y Vincent, informa Gilmore. Varias obras del artista Carlos Alonso están directamente dedicadas a Van Gogh: El caminante (1991) muestra al pintor caminando por la pradera francesa; La oreja (1972) delinea un Vincent ya casi en sus últimos días, con la mirada perdida, una oreja y una navaja flotando al lado suyo.
Ecología de imágenes
Los visitantes que siguen pasando por la sala 14 del gran museo nacional, durante la tarde soleada del sábado, muestran en general una actitud de contemplación frente a este molino rodeado por los paisajes de Pissarro, Monet y Sisley; las mujeres de Rodin, Manet y Gauguin y los retratos de Degas, Morisot y Toulouse Lautrec. Pero de repente, una chica que entra en la sala y se dirige directamente al molino, rompe la pausa y la sensación de tiempo lento que se respira. Sin detenerse a mirar la obra, le pide a su compañero que le saque no una, sino varias fotos junto a la pintura. Luego, se toma una selfie.
Algo similar, aunque aumentado, ocurría el año pasado en el MET en Nueva York, en la muestra temporaria, Van Gogh’s Cypresse. El furor absoluto ante La noche estrellada era tal, que no había espacio físico para acercarse a contemplar. La obra se divisaba de lejos, entre los huecos que dejaban las personas quienes, algunas incluso de espaldas al cuadro, miraban la obra en ocasiones a través de la pantalla del celular para tomar la foto y posiblemente subirla después a las redes sociales marcando el check list en la cartografía digital. Esta suerte de desesperación por figurar junto a un clásico del arte no es novedad. El camino a obras como La Gioconda, en el Louvre; el Guernica, en el Reina Sofía y tantos otros ejemplos, estará usualmente intermediado por pantallas de doble filo, que mientras anulan la posibilidad de contemplación en el museo, acercan una reproducción de la imagen de la obra, en tamaño diminuto y textura plana, al interminable océano digital. En el Prado la cosa difería por la prohibición del uso de los celulares. Si bien había que esperar para acercarse a El Jardín de las delicias de El Bosco, las pantallas no estorbaban el tiempo de espera.
Volviendo a Sontag, décadas antes de la llegada de los celulares ya había explicado esta suerte de obsesión colectiva en su ensayo Sobre la fotografía (1973), adjudicándola a la lógica misma del consumo. “A medida que hacemos imágenes y las consumimos, necesitamos aún más imágenes; y más todavía (…) Y como son un recurso ilimitado que jamás se agotará con el despilfarro consumista, hay razones de más para aplicar el remedio conservacionista. Si acaso hay un modo mejor de incluir el mundo de las imágenes en el mundo real, se requerirá de una ecología no solo de las cosas reales sino también de las imágenes”.
Llegan otras dos chicas a la sala y una se acerca a ver el cuadro y, aparentemente sin darse cuenta, se pasa de la línea negra que desde el piso avisa la distancia mínima obligatoria que el espectador debe mantener con la pintura. “Cuidado, no te pases”, le señala la amiga. “Me dan ganas de tocar el cuadro, pero a la vez no se puede. Me gustaría entrar en la pintura”, expresa emocionada Lucía, de 36 años, otra mujer que llegó al museo sin saber que en Argentina hay un cuadro del artista holandés.
Dentro de la imagen
No es noticia que las muestras inmersivas son una tendencia global de las últimas décadas. En los años recientes ha habido al menos dos ediciones de experiencias inmersivas dedicadas a Van Gogh en Argentina: Imagine Van Gogh, en la Rural y Meet Vincent Van Gogh, en el Campo Argentino de Polo. Estas iniciativas se sumaron a las tantas otras alrededor del mundo que convocan a cientos de miles a pasar la raya del piso del museo, e incluso a atravesar las pantallas pequeñas de los celulares que reproducen al infinito las obras en el universo digital, y a sumergirse dentro de la “vida y obra” de distintos artistas, en espacios cúbicos envueltos en imágenes que se mueven al ritmo de la música y efectos especiales.
Entre tanto frenesí, ¿Cómo recibir el arte de otro ser humano? Walter Benjamin hablaba de una distancia. El aura, explicaba en su ensayo La obra de arte en la época de su reproducibilidad técnica (1936), es ese especial entretejido de espacio y tiempo, el aparecimiento único de una lejanía, por más cercana que pueda estar. El aura puede aparecer, por ejemplo, reposando en una tarde de verano, siguiendo la línea montañosa en el horizonte o la extensión de la rama que echa su sombra sobre aquel que reposa, ilustraba el filósofo. Pero el mismo Benjamin pronosticó en su ensayo la decadencia del aura: “Acercarse a las cosas es una demanda tan apasionada de las masas contemporáneas como la que está en su tendencia a ir por encima de la unicidad de cada suceso mediante la recepción de la reproducción del mismo. Día a día se hace vigente, de manera cada vez más irresistible, la necesidad de apoderarse del objeto en su más próxima cercanía, pero en imagen, y más aún en copia, en reproducción”.
“Creo que estas exhibiciones súper tecnológicas tienen un punto muy interesante que es acercar y dar a conocer a nivel más masivo que un museo la figura de un artista. Obviamente no es la misma experiencia de contemplar la obra en un museo, pero eso quizá no sea su fin específico. Lo mejor que pueden tener estas experiencias inmersivas es despertar la curiosidad y que a la persona eso sirva de puente para llegar a conocer la figura de Van Gogh y en el caso de Argentina, para saber que en el Museo Nacional de Bellas Artes tenemos en nuestras paredes una obra de este artista”.
«“Mirar arte es una experiencia individual: podés observar de la manera que desees. No hay una forma incorrecta, pero cuando mirás una obra de arte por más tiempo, superás el juicio inicial, te das espacio para pensar, hacerte preguntas y llegar a una comprensión más equilibrada”»
Gundy van Dijk
“Esperamos que las personas que, de una manera u otra, entran en contacto con las obras y las historias de van Gogh, eventualmente visiten el museo para ver las obras originales. Sin embargo, no todos pueden viajar a nuestro museo en Ámsterdam. Para ellos, una experiencia así es una oportunidad de aprender más sobre Van Gogh y la historia detrás de sus pinturas mundialmente famosas. Por supuesto, como la principal autoridad en la obra y la historia de vida de van Gogh, esperamos que estas experiencias ofrezcan la información correcta”, complementa la experta.
En estos tiempos veloces, ¿cuál es, entonces, la distancia justa para mirar, la forma de hacer ecología con las imágenes, como proponía Sontag? ¿Es posible respirar el aura de la que hablaba Benjamin? “La contemplación detiene el tiempo”, afirmaba una frase sobre la pared debajo de fotografías de Agnes Lanfranfo y Florencia Bonino, en un stand en Pinta BAphoto, este fin de semana.
“Creo que contemplar una obra de arte es una experiencia única. Quizá tomarse un tiempo para esto es lo que nos ayude a volvernos cada vez más seres humanos”, opina Mariano Gilmore.
En el museo, la tarea de hacer ecología de las imágenes se facilita. Justo frente al molino, a cierta distancia de la raya negra en el piso de pinotea que demarca hasta dónde sí y hasta dónde no, hay un banco de madera, por momentos solo, esperando que los visitantes lo acompañen en el silencioso y paciente acto de mirar.
Latidos del arte
En el marco del Programa educativo “Heart for art/Latidos del arte”, organizado en conjunto por el Museo Van Gogh de Amsterdam, Amigos del Bellas Artes y DHL, dos reproducciones de las obras de van Gogh donadas por el museo holandés, Flor de almendro (1890) y Maleza (1889), se exhiben en el hall de la asociación y son utilizadas como material didáctico para las visitas de escuelas.
“El objetivo del programa Heart for Art es mejorar el acceso a la educación invitando a los niños al inspirador mundo de Vincent van Gogh. Creemos que el arte tiene el poder de tocar a las personas, alentarlas a ser creativas y puede impactar positivamente en sus vidas”, remata Gundy van Dijk.
Para agendar
El foro Los museos en el medio tendrá lugar, de 9 a 19, en Amigos del Bellas Artes, Av. Figueroa Alcorta 2270, CABA, Argentina. A las 9.30, Gundy van Dijk, directora de Educación e Interpretación del Museo Van Gogh en Amsterdam, dará una conferencia sobre el programa Heart for Art.
A las 12, Mariano Gilmore, Coordinador del área de Educación de Amigos del Bellas Artes, dará la conferencia Manifiesto del medio. A las 17, ambos estarán en el Workshop Medio lleno (actividad con cupo limitado). La entrada es arancelada ($30.000)
Fuente: La NAción – Obras que aspiran a integrar grandes colecciones abundan en Pinta BAphoto, encuentro internacional que termina mañana; desde Annemarie Heinrich hasta Florencia Levy, en un recorrido imperdible
“Todas”, responden sin dudar en Vasari cuando se les pregunta cuáles son las obras “calidad museo” que exhiben hasta mañana en su stand de Pinta BAphoto, en La Rural. La galería acompaña a la feria más importante de fotografía latinoamericana desde sus comienzos, hace dos décadas, además de participar en otras ferias internacionales especializadas en fotografía como Aipad y París Photo.
De este último también se ofrecen varias en el stand contiguo, de la venezolana Carmen Araujo, donde también se ofrecen importantes registros de performances como las de Yeni y Nan (1983) y el Vasco Szinetar (1980); una videoinstalación de Carlos Castillo, pionero del videoarte, y polaroids intervenidas por Óscar Molinari. “Son el hit de la feria”, aseguraron las colaboradoras de la galerista.
Otro “minimuseo” es el que logró montar en apenas una pared y media Karim Makarius, hijo de Sameer (1924-2009). Junto a dos experimentales de su padre otras tomadas en la Bombonera y en el Matadero hay un retrato de Ernesto Sabato porGrete Stern, de 1971, por el que pide 9500 dólares. Justo debajo se ve al Cordobés, uno de los toreros más famosos, retratado por Lucien Clergue, fotógrafo de Picasso. También son imperdibles las tomas de la poeta Susana Thénon: son retratos de su pareja, la bailarinaIris Scaccheri, en plena función.
Obras de varios grandes autores fueron reunidos una vez más por Arte x Arte: allí hay un selecto grupo internacional. Tres fotografías deSara Facio, fallecida este año, junto con otras de Graciela Iturbide, Humberto Rivas, Chema Madoz, Luis González Palma,Oscar Pintor yRodrigo Abd. De este último se exhibe parte de su serie realizada en Afganistán con una antigua cámara de madera y el libro Afganos, presentado ayer en la feria.
Hoy en el Foro se realizó el homenaje a Luz Castillo,Pedro Roth y Aldo Sessa, cuyas fotos se exhiben en el VIP de EFG. Entre ellas, un autorretrato realizado con Polaroid y una serie de retratos de Daniel Barenboimmientras dirigía una orquesta en 2019. Forman parte de un archivo que supera las 800.000 imágenes, 700 de las cuales fueron exhibidas en 2018 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, en una muestra que abarcaba seis décadas de trabajo. Y 60 de ellas fueron donadas luego por el artista al museo.
La misma institución compró en la última edición de arteba una obra deFlorencia Levy, cuyo trabajo ocupa ahora todo el stand de la galería Cott en Pinta BAphoto. Se trata de un proyecto que nació en 2015 comisionado por el Polin Museum, de Polonia, dedicado a la historia de los judíos polacos. La artista, que participa hasta el 1° de diciembre en la Bienal de Gwangju, uno de los encuentros más importantes del arte contemporáneo internacional y el primero en importancia en Asia, sorprende ahora con este trabajo de investigación que incluyó entrevistas con más de sesenta personas, entre inmigrantes y sus descendientes.
“Escribí un guion, traducido en polaco, idish y español, y luego filmé en Varsovia en los lugares que evocaban los testimonios”, explicó la artista a LANACION, rodeada de esa viseoinstalación, fotos que le regalaron sus entrevistados y gigantografías de esas imágenes llevadas al color. “Estamos hablando con varias instituciones porque lo ideal sería que no se separe el conjunto”, señaló Tobías Calviño desde uno de los stands más atractivos de la feria.
Justo al lado hay otro que llama la atención: el que está dedicado por completo a las obras de Julio Grinblatt, argentino residente en Nueva York. En las paredes exteriores se exhibe (valga la redundancia) parte de su serie Los pasillos, representada en colecciones como las del Museo de Bellas Artes en Houston, el Museo de Fotografía de Berlín y los Museos de Arte Moderno de Buenos Aires y de Río de Janeiro. Ya se vendieron cuatro. El centro está dedicado a una serie de fotogramas que rinden homenaje aGiorgio Morandi. “La imagen se produce por acción directa de la luz sobre las superficies sensibles, sin uso de cámara -explicó Orly Benzacar, codirectora de la galería que lleva el nombre de su madre-. Las botellas interfieren sobre el papel generando una huella, al bloquear la luz”.
En la sección Next/Fuera de foco, uno de los sectores imperdibles de la feria, hay otra pieza que se destaca entre los proyectos más jóvenes. En la flamante galería Linse se vendió a una importante coleccionista Testigos (Permafrost), un conjunto de 16 fotografías en color sobre papel tomadas por Érica Bohm en 2022 en el archipiélago de Svalbard, al norte de Noruega, en el polo norte. “Los seres humanos consideran a los hielos permanentes como archivos y testigos del impacto que sus eventos históricos tienen sobre el planeta”, dice la artista sobre esta investigación, incluida ese mismo año enEl libro de las diez mil cosas de la Intermundial Holobiente durante la Documenta de Kassel por invitación de Claudia Fontes, Paula Fleisner y Pablo Ruiz.
Fuente: Página 12 – Aizicovich retrata episodios de la historia universal como si hubieran sucedido a la vez, en un tiempo primitivo. En la exhibición conviven celulares y herrerías junto a una Eva escuchando el llamado de la tentación. Las obras parecen tener como referencia a Carpani y a Guayasamín, lejos del arte contemporáneo.
En la mitología griega, Cronos era uno de los principales titanes de la primera generación, es decir, de los que descendían directamente de Gea –la tierra– y de Urano –el cielo–. Durante siglos y siglos fue considerado el padre del tiempo, capaz de controlarlo y manipularlo a su antojo. Generalmente, se lo representaba con una hoz –¿habrá sido Cronos el primer comunista, antes de que los comunistas existieran?– ya que se creía que había usado ese arma para: separar el cielo de la tierra o, imagen menos feliz, castrar a su padre. Esta deidad todopoderosa podía mover acontecimientos históricos de lugar, adelantar el futuro hasta convertirlo en presente o retroceder el tiempo hacia atrás, todo según su capricho. Alrededor de él no había una temporalidad precisa; todo podía suceder en simultáneo. Algo de este espíritu, de esta percepción del tiempo, aparece en Nunca caminarás solo, la reciente exhibición del artista Andrés Aizicovich en la galería Sendrós.
Con una muestra compuesta de 24 pinturas, Aizicovich retrata diferentes episodios de la historia universal como si hubieran sucedido a la vez, en un tiempo primitivo. En esta exhibición conviven atriles, celulares y herrerías junto a una versión de la Cueva de las Manos y una Eva escuchando el llamado de la tentación, frente a un árbol con manzanas. Como si el propio Cronos hubiera orquestado la sucesión de eventos, Aizicovich superpone siglos y siglos de historia en este conjunto de pinturas que en algunas ocasiones parecen hasta rupestres. La historia del mundo fue encerrada en una caverna, devenida galería de arte, gracias a este artista.
Esta es la primera muestra individual que Aizicovich realiza en Buenos Aires después de tres años y luego de participar en distintas residencias en diferentes países del mundo, como Francia, Estados Unidos y Alemania. Pero antes de estos tours internacionales, este artista desarrolló su carrera en la escena local, desde comienzos de los años 2000. Se formó en la Universidad Nacional de las Artes, participó del programa de Artistas de la Universidad Di Tella y realizó muestras en diferentes espacios –como la galería Jardín Oculto, Inmigrante y el Centro Cultural Recoleta–. Además fundó, junto a los artistas Leopoldo Estol y Liv Schulman, una de las publicaciones más populares dentro de la escena cultural: el diario El Flasherito. Durante todos estos años, con su trabajo fue inventando distintas tecnologías que tenían la intención de intervenir en las condiciones materiales y poéticas del mundo, pero sobre todo buscaban establecer nuevas formas de comunicación.
En la mayoría de las obras que presenta en esta nueva muestra se puede ver a dos personas interactuando entre sí o a través de diferentes objetos. Los cuerpos de estas personas están un poco deformados: tienen manos gigantes, algunos llevan sobre sus caras unos ojos saltones y otros tienen orejas de diferentes colores. Cada uno con su marca, con su particularidad, pero humanos al final de cuentas. Algunos trabajan y otros se divierten –estos últimos son los que se dedican al arte–.
Nunca caminarás solo es un manual ilustrado de la historia del mundo y, sobre todo, de su tecnología. En casi todas las pinturas se ve una anécdota del mundo, a la vez que se muestra la manera en la que un invento establece y condiciona la relación entre dos personas. También podría ser un libro de comunicación social, un apunte de semiología o lo que realmente es: una muestra de arte contemporáneo.
Comunicación paralela
Durante siglos, los mitos han servido para dar explicaciones del mundo que nos rodea. Cada vez que alguna civilización quiso dar cuenta del origen de alguna cosa o tratar de entender el funcionamiento de algo, se inventó un mito. Muchas veces, estas historias de ficción trataron de clarificar los grandes misterios de la vida y los grandes acontecimientos históricos de cada sociedad. A pesar de que se construyen oralmente, los mitos siempre tienen –en algún momento– su representación visual: desde el gran nacimiento de Venus, pintado por Botticelli, hasta la creación de Adán que hizo Miguel Ángel en la Capilla Sixtina –las reinterpretaciones siguen hasta nuestros días y ahora hasta son memes, como ocurre con los dos ejemplos mencionados–. Las 24 pinturas que Aizicovich preparó para Nunca caminarás solo también tienen un carácter mitológico y en cada una de ellas se retrata un acontecimiento particular, muchos de los cuales son fenómenos de nuestro tiempo, como las selfies.
Dos de las obras que se encuentran en exhibición en la galería Sendrós muestran a una dupla de parejas fotografiándose a sí mismas. Caras y culos que se asoman a la pantalla de los celulares para después navegar por los ríos de Internet ¿Son acaso estas las representaciones de las primeras selfies del siglo XXI? Aizicovich, con estas obras, hace un registro doble: por un lado, representa esta práctica que inunda las redes sociales; por otro lado, ofrece una mirada sobre la relación que tienen las personas con ese dispositivo que todo el tiempo se lleva encima, cual tobillera electrónica. En numerosas oportunidades, Aizicovich trabajó con la relación persona-tecnología, de hecho en la muestra que realizó en 2019 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires este vínculo también aparecía. En aquella oportunidad, este artista mostró una serie de esculturas que podían ser manipuladas por el público y cuya utilidad era “enviar un mensaje hacia una civilización distante”.
Las formas de comunicarse son una constante en la obra de Andrés y, en definitiva, todas las pinturas incluidas en esta muestra también refieren a eso mismo, dado que en casi todas hay dos personas que interactúan –o se comunican– a través de algo. La pregunta entonces es de qué manera se pueden enviar y recibir mensajes por fuera del lenguaje oral o escrito. Desde la perspectiva de Aizicovich, el baile, la pintura y la música son capaces de transmitir mensajes y de establecer un vínculo entre dos personas. Lo que parecen estar indicando estas obras es que diferentes disciplinas artísticas pueden ser pensadas como tecnologías para generar una comunicación, un intercambio. La prueba empírica de esto mismo podría ser una obra anterior de Aizicovich, “Relación de dependencia” –la misma que lo hizo ganar el premio Braque en 2018–. En esa instalación una persona pedaleaba en una bicicleta fija, el movimiento hacía girar un torno de alfarería y una segunda persona, al mismo tiempo, moldeaba una vasija. La obra era la tecnología –o el canal o el soporte– que garantizaba una comunicación entre dos personas y cuyo resultado final podía ser un objeto de arcilla.
El conjunto entero de pinturas que expone en esta ocasión puede funcionar también como una serie de objetos que transmiten mensajes hacia los espectadores que aparezcan; lo que tratan de decir y mostrar estas obras es completamente transparente y el relato que arma Andrés en cada una de las pinturas está en la superficie de las mismas, no hay nada ambiguo en ellas, de hecho casi ni son metafóricas y es que, si de mitos se trata, la gracia está en que sean comprendidos popularmente. A la hermeticidad del arte contemporáneo, las 24 pinturas parecen darle la espalda para sacar a relucir la vieja y tradicional función de una obra de arte: intentar decir algo y que eso que se enuncia se entienda.
Contra el arte
Para triunfar en el mundo del arte contemporáneo habría que hacer todo lo contrario a lo que hizo Andrés Aizicovich en Nunca caminarás solo. Ante la avanzada de obras que no se entienden, hechas de cemento, tubos de luz blanca y acero inoxidable, este artista presenta 24 imágenes figurativas y pequeñas, que parecen tener como referencia a Ricardo Carpani –el histórico pintor peronista de la Argentina– y, por qué no también, a Oswaldo Guayasamín –pintor, dibujante y escultor ecuatoriano–. Con esta exposición Aizicovich abraza la tradición más relegada de la historia del arte –una tradición que a algunos hasta les puede dar cringe–. Sin embargo, este movimiento encierra una pequeña astucia: esquivar los grandes temas y desentenderse de cualquier polémica. Las pinturas podrían tratar de infinidad de otras cosas, atender la agenda de los titulares que día a día generan grandes pronunciamientos, pero en vez de eso, se fijan en detalles periféricos del mundo de hoy. Parecería ser que este artista se hartó de las lógicas del arte contemporáneo y, al abandonarlas, solo pudo entregarse a un proyecto sin curador, sin texto de sala, sin obras complejas, grandilocuentes, opacas y sin todas esas cosas que alguien espera encontrar cuando entra en una exposición de arte contemporáneo.
En este sentido, Nunca caminarás solo es también una pequeña digresión en el trabajo de este artista que desde hace varios años cumplió con el check list del arte contemporáneo. Sus producciones más recientes no apuntaban a un espacio seguro, apto para todo público, sino más bien a la complejidad de los tiempos que aquejan al mundo del arte. Además también significan la vuelta del color, después de años del negro, el gris y el brillo inocuo del acero. Las pinturas de esta muestra son la combinación del joven Aizicovich que posteaba pinturas coloridas en Flickr y el artista que hace grandes instalaciones en museos y gana becas para recorrer el mundo.
La apuesta es interesante porque es una apuesta hacia la moderación, es decir, es un movimiento que va en contra del imperativo de la polarización. La búsqueda de estas obras avanza por la ancha avenida del medio, trazando un recorrido sumamente personal y caprichoso. Aizicovich no parece interesado en nada que vaya a generar un revuelo o que responda a algunos intereses de coyuntura: solo quiere revisitar su propio mundo propio. Si bien en términos formales estas obras no se conectan demasiado con sus últimos trabajos, si guardan una relación con las investigaciones con las que trabaja, ya mencionadas. Así, esta es una exhibición que apuesta por algo diferente, pero que en el fondo, en lo profundo de la cuerina negra sobre la que se imprimen estas pinturas, habla de lo mismo que aqueja a Aizicovich desde hace años, es decir, de los esfuerzos que hacemos para entendernos.
Nunca caminarás solose puede visitar de miércoles a viernes, de 14 a 18, en la Galería Sendrós, Wenceslao Villafañe 584. Hasta el 9 de noviembre. Gratis.
Fuente: La Gazeta – Sebastián Galo Maronese es un destacado artista plástico de 51 años quien creó una carrera marcada por la versatilidad y la innovación. Alumno de maestros de la talla de Ricardo Garabito y Clorindo Testa, Maronese estudió diseño en la Universidad de Palermo y realizó más de 40 exposiciones colectivas, entre las que destacan su participación en el Centro Cultural Recoleta y Puro Diseño en Palermo. Con nacionalidades argentina e italiana, reside en La Barra, Maldonado, Uruguay, donde continúa produciendo obras desde su atelier.
Además de su trayectoria artística, Maronese ha sido un firme defensor de la sustentabilidad. En Maldonado, construyó con sus propias manos una casa de 220 metros cuadrados utilizando materiales reciclados, como ladrillos cocidos y bloques, y redujo al mínimo el uso de electricidad. El diseño de la casa incluía un innovador sistema de desagües que permitía que el agua se infiltrara en la tierra, nutriendo el jardín y la huerta de manera continua.
A lo largo de su carrera, publicó tres libros, dos discos y cuatro revistas de arte de distribución gratuita. También es cocreador de los colectivos de arte contemporáneo Orgánico y Agapanto, y ganó importantes premios en diseño y arte, como el Primer Premio de la Universidad de San Luis y el Primer Premio de la Fundación Le Corbusier.
-¿Qué te inspiró a comenzar a crear arte a partir de materiales reciclados?
Estoy comprometido con el medio ambiente hace más de dos décadas y decidí que forme parte también de mi trabajo como artista. Creo que contaminar es un acto de injusticia. De nuestra especie a la Naturaleza que nos da absolutamente todo. El hombre no puede fabricar la tierra ni las semillas. Mucho menos el agua.
¿Te fijaste en lo increíble que es una semilla? Eso no es magia. Agarras una cosita ínfima, la metes en la tierra, la cuidas, la regas y crece un árbol gigante o aparece comida. No me deja de asombrar esta maravilla.
Desde mi posición como artista aporto mi humilde suspiro para reducir al máximo la huella de carbono. Reciclar, reutilizar y no consumir más plástico.
-¿Cómo eliges los materiales que utilizas en tus obras? ¿Hay algún tipo de material que prefieras trabajar?
Me gusta mucho el papel y salgo a recuperarlo a la noche por las calles de Balvanera.
Mi experimentación en la utilización de pigmentos naturales me llevo 24 meses hasta llegar al punto de entender las reacciones de los jugos, cómo adhieren al papel y la tela. Cómo envejecen y si se asocian o rechazan al momento de amalgamarlos.
Por ejemplo, lo último que estoy haciendo es que entendí como funciona el aceite de lino en el papel. Este se mete en los espacios y transparenta lo opaco. En este proceso cuando pintas con vino o yerba mate se opaca de vuelta el papel pero queda como en un segundo plano, me gusto mucho este proceso.
El jugo de la cáscara de mandarina, por ejemplo, parece transparente pero al oxidarse en el papel se transforma en casi tornasolado.
-¿De qué manera el concepto de sostenibilidad influye en el mensaje que quieres transmitir con tu arte?
Soy fanatico de la naturaleza y de la geometría y ambos tienen una coherencia colaborativa entre sí. Para mi uno es el fiel reflejo del otro, yo solo soy un vehículo que lo tangibiliza en un formato que algunos le dicen arte.
-Aparte de la pintura, ¿qué otras obras haces?
Hago música que es otra manifestación matemática pero de manera auditiva y estoy trabajando para formar una obra integral, donde se van a unir lo musical, lo escrito y lo plástico en una especie de estofado sensorial.
-¿Qué mensaje transmiten tus obras y en qué te inspiras?
Me inspiro en Dios y en la matemática, como percibimos su mensaje que para mí es mágico. En el antiguo testamento él dio medidas muy precisas para que construyeran el tabernáculo y el arca. Siempre venere esta sabiduría, lo armónico y bello se subordinan a la función y dan un todo perfecto. Las proporciones áureas son un fiel reflejo de esto y es un llamado muy profundo si se analiza bien.
-¿Qué importancia le das a la estética versus el mensaje en tus creaciones?
Creo que van de la mano. No me llaman la atención los artistas que quieren impactar, me gustan los artistas sinceros. Percibir la sinceridad es un ejercicio de años. Una vez Marta Minujin me dijo que ella se daba cuenta cuál artista era sincero y cuál no lo era tanto. Clorindo y Federico Manuel opinaban lo mismo en charlas esporádicas que teníamos en torno a este tema.
-¿Cuál es el equilibrio que buscas lograr?
Es una buena palabra, porque creo que ver arte justamente lo que hace es equilibrar al receptor de la obra, una especie de lenguaje que dispara en el individuo la familiaridad de otro lugar. Uno más bello -seguramente-.
-¿Cómo crees que el arte reciclado puede transformar la manera en que las personas perciben los desechos y su potencial?
La transformación viene para mi viene de expandir todos los días la percepción de las cosas con esta idea aparecen los recursos.
-Contanos sobre el lugar que elegís para hacer tus exposiciones
Solo expongo en La Dama de Bollini hace 20 años. No me gustan las galerías de arte, parecen bóvedas de la chacarita. A muchos amigos míos los condicionaron mucho y son más un evento social que un lugar para admirar y comprar arte.
Lionel, el dueño de la Dama, es una persona que entiende realmente al artista. Tiene mucha experiencia lidiando con nosotros, con músicos y escritores hace más de 40 años -incluido, por ejemplo, al gran Jorge Luis Borges-. Te aseguro que en la Dama se respira y transpira arte.
-Un poco de la historia..
La Dama de Bollini es un refugio cultural escondido en el barrio de Recoleta, donde el tiempo parece detenerse. Este espacio, ubicado en el Pasaje Bollini, conserva el encanto de lo antiguo y la autenticidad que caracteriza a los lugares con historia. Con su ambiente bohemio, paredes tapizadas de arte y fotografías, y una luz tenue que invita a la conversación, La Dama de Bollini es un punto de encuentro para artistas, estudiantes, vecinos y todos aquellos que buscan una experiencia íntima y única.
Su esencia evoca una Buenos Aires pasada, donde figuras como Jorge Luis Borges y María Kodama compartieron momentos. La vida nocturna iba más allá de la música y las bebidas, y era un verdadero crisol de culturas y expresiones.
Este rincón especial, resistió el paso del tiempo y los cambios en la ciudad, escenario de infinidad de historias y recuerdos. A pesar de los desafíos que enfrentan muchos bares tradicionales, logró mantenerse fiel a su espíritu original, conservando ese carácter que invita a descubrir el arte, la literatura y la bohemia en cada visita.
Es un lugar donde los visitantes no solo disfrutan de una copa o una charla, sino también de la nostalgia de una Buenos Aires que sigue viva en cada rincón de este pasaje.
Fuente: Infobae – La iniciativa busca poner en valor uno de los íconos de la ciudad. Los vehículos están pintados con famosas obras de arte y homenajes a personalidades argentinas
Con el objetivo de resaltar el valor cultural y emblemático de uno de los íconos de la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno porteño puso en marcha una innovadora iniciativa artística que consta de la intervención de 30 taxis por reconocidos artistas plásticos, quienes pintaron los vehículos con famosas obras y homenajes a diferentes personalidades argentinas.
El proyecto fue priorizado y destacado por el alcalde, Jorge Macri, quien apoyó su realización dado que no representa ningún costo y persigue la misión de poner en valor uno de los transportes más representativos de la movilidad en Buenos Aires. En este sentido, permitió que los autos intervenidos comiencen a circular por las calles porteñas,mostrando a su paso retratos que embellecen y dinamizan el entorno urbano.
Entre los 30 vehículos que ya transportan pasajeros en CABA, hay algunos que exhiben creaciones propias de los artistas que participaron de la iniciativa y otros que rinden homenaje a destacadas personalidades argentinas,como Mafalda o Diego Armando Maradona, que fue dibujado levantando la Copa del Mundo y metiendo su famoso gol con la mano a Inglaterra en 1986.
Un taxi pintado con momentos de Diego Armando Maradona
En la lista de los artistas que plasmaron su arte en los taxis se encuentran nombres ilustres como Marta Minujín, Milo Lockett y Ricardo Celma.También formaron parte del proyecto Guille Pachelo, Tano Verón, BIH_ART, Manuel Paz, Abraham Gómez, Guigui Payer, Darío Rego, Pedro Gianini, Silvia Dota, Carito Elefante Violeta, Fernando Weiman, Benito Laren, Maco García, Ivanna Rojas, Tomás Baisi, Agostina Mauro y Kevin Berdi.
Según explicaron desde la organización, cada intervención fue cuidadosamente coordinada a fin de obtener grandes resultados. Esto se llevó a cabo emparejando a cada artista con un taxista cuya historia personal o interés tiene una conexión significativa con el arte presentado.
Marta Minujín, una de las artistas que participó del proyecto
Por ejemplo, el conductor del taxi intervenido por Milo Lockett eligió el nombre de su hijo en honor al artista. Hoy, el niño tiene 10 años. Una historia diferente tiene el auto que le tocó a Carito Elefante Violeta, artista con autismo, quien colaboró en la intervención de un vehículo cuyo chofer también tiene un hijo autista. En este sentido, juntos decidieron utilizar la acción para dar un mensaje de concientización: en el baúl del taxi pintaron la frase “La bocina duele”.
Esta iniciativa no solo tiene el objetivo de embellecer la ciudad, sino que también busca celebrar el talento local y fomentar un sentido de comunidad y pertenencia entre los residentes. Al integrar estas obras de arte móvil en la vida cotidiana, se espera que los ciudadanos se sientan más conectados con su entorno cultural y con las historias personales de los artistas y los taxistas implicados.El conductor del taxi intervenido por Milo Lockett, eligió el nombre de su hijo en honor al artista
Los taxis, que ya son un símbolo inconfundible de Buenos Aires, adquieren con esta iniciativa una nueva dimensión como lienzos en movimiento, ofreciendo a los pasajeros y transeúntes una experiencia artística única e interactiva. Esta intervención artística itinerante resalta el talento de los artistas contemporáneos, al tiempo que invita a los habitantes y visitantes de la ciudad a detenerse un momento y apreciar la creatividad y diversidad cultural de Buenos Aires, según especificaron los encargados de la acción.
Fuente: @galeriadeartepalermoh by Mailén Z. Lazzarone – Katherine Jauarpeña es la actual coordinadora de la Galería de Arte Palermo H, la destacada institución que reúne tanto a artistas históricos como contemporáneos de todo el mundo. Bajo la dirección de Adelmo Piazza, galerista de gran trayectoria en el arte argentino, Katherine se perfila como una promesa de la nueva generación, llevando la institución hacia un futuro vibrante e innovador.
En esta oportunidad, nos reunimos a conversar sobre su camino, que trae consigo una inspiración contagiosa. Desde sus primeros pasos en la Licenciatura en Gestión del Arte y la Cultura en la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTREF), Katherine Jauarpeña se encuentra tejiendo una carrera donde la educación y el arte convergen profundamente. Ella recuerda su comienzo como docente de arte freelance en una biblioteca, donde instruyó a niños y niñas de entre 5 y 7 años. Se divertía preparando los elementos de las clases para que sus pequeños alumnos puedan jugar con la materia mediante la exploración artística. “Lo primero que hace un niño es garabatear”, me comenta, “el arte puede enseñarlo todo, toma vida propia en las posibilidades. Este conocimiento es también un conocimiento emocional”. En este primer momento, logró afianzar su interés hacia el arte desde su dimensión más integral, como una herramienta vital para el desarrollo personal y colectivo.
Como artista, Katherine no se considera como tal. Uno de los motores centrales de su enfoque es la idea de que trabajar en lo colectivo implica conectar con uno mismo, anteponiéndose muchas veces a la idea de ser culto. Esta perspectiva la lleva a observar el trabajo del arte en distintas estructuras y a compartirlo en todos sus sentidos, comenzando por el más elemental que es la materia, en una búsqueda ambiciosa por nuevas formas y posibilidades. Sin embargo, tiene una trayectoria en la producción artística: estudió un bachiller en Artes Visuales con orientación a pintura y siempre buscó espacios de desafío, producción y experimentación artística propia. Ha realizado trabajos fotográficos en monocromía, esculturas e instalaciones de técnica mixta, y una historieta tipo cómic con fragmentos de una película, entre otros. “Cuando era pequeña, al cerrar los ojos podía verlo todo en formato dibujo”, recuerda. “Mi percepción, por lo que dura un parpadeo, me hacía ver como si todo fuera arte”. Así, antes de poner su pasión al servicio de la comunidad cultural, dispuso su creatividad en diversas actividades, como la pintura, el canto coral, la danza y el deporte. Su paso por el coro y la danza tradicional coreana, así como el taekwondo, alimentó su curiosidad por distintas culturas, conectando en primera persona con prácticas situadas más allá de lo occidental.
Cuando Katherine finalmente cruzó las puertas de la Galería Palermo H, el sol de agosto iluminaba el horizonte de su nueva etapa. Allí se encontró con Adelmo Piazza, el director, quien lleva casi seis décadas de actividad continua como galerista. Al ingresar, Katherine observó que había varios aspectos por resolver. Comenzó como pasante, desempeñando diversas tareas que iban desde la reestructuración general hasta la creación de páginas web y la curaduría de exposiciones de renombre. Su motivación reside en la incorporación de lo contemporáneo y la digitalización de la vasta información que atesora un espacio de tal magnitud, consciente de que la tecnología juega un papel esencial en una época en que las galerías se transforman cada vez más en entidades virtuales. Además, su interés por el arte y la educación se canaliza en su trabajo con “Mil Obras de Arte” (MOART), una ONG dirigida por Adelmo que exhibe piezas de destacados artistas argentinos contemporáneos en jardines de infantes. “Es lo que me encanta y llena, aunque vuelva a casa cansada”, comenta Katherine, y es posible escuchar a diversos artistas decir que desde que llegó, la galería está más linda.
Katherine revela que para ella, la galería es un espacio cálido de desafío profesional, donde cada persona puede ser auténtica gracias a la apertura hacia la otredad. “Aprendo, crezco y ayudo a otros a crecer”, sostiene, señalando que en el día a día se produce una transmisión de valores y ética de trabajo. Desde el principio, Adelmo percibió con su sabia intuición entrenada a lo largo de los años que Katherine debía hacerse cargo de la galería. Así, decidió transferirle sus conocimientos y valores; los cuales ella, a su vez, imparte con maestría a los pasantes que forman parte de la institución. “En la galería se trata no solo de existir, sino de verdaderamente convivir”, afirma Katherine. Se ha convertido en la discípula de Adelmo, quien, siendo de una generación que coincidió con figuras como Borges, Sábato y Xul Solar, representa la memoria viva de una época mágica del arte argentino. Esta mística propia de los bares de artistas, el descubrimiento, la audacia y la apertura a la novedad, son las cualidades que Katherine habita para enriquecer y preservar en el tiempo. Ella enseña el oficio a quienes pasan por la galería, y uno de sus valores más importantes es el crecimiento mutuo en el trabajo colectivo, evitando el egoísmo durante el proceso. La institución, concluye, “es el piso donde puede desarrollarse cualquier iniciativa que sume a la comunidad cultural”, destacando así su apertura y compromiso.
El amor que Katherine Jauarpeña le pone a su labor cultural es innegable; infunde pasión en su oficio y experiencia en la galería. Ha creado un espacio seguro de aprendizaje y enseñanza para todos los que pasan por las salas de la Galería Palermo H, convirtiéndola en un verdadero refugio donde el corazón y el pensamiento se entrelazan en cada actividad. Es por ello que el paso por esta galería es tan gozoso e inspirador, situándonos en un registro único donde todos los tiempos conviven. Actuando con audacia y sin perder la humildad, esta joven galerista no solo conserva la magia del arte y la cultura argentina, sino que también la revitaliza y promueve, consolidándose como una nueva líder en el ámbito artístico.
Galería Palermo H
Lunes a Viernes de 11 a 18 hs. Sábados de 10 a 13 hs.
Fuente: Perfil – Este viernes 25 de octubre, Córdoba se prepara para recibir la esperada edición 2024 de la Noche de los Museos, un evento que invita a la comunidad a descubrir y disfrutar de más de 100 espacios culturales en la ciudad, y, en total, más de 150 en toda la provincia.
Desde las 20 horas del viernes hasta la 1 de la madrugada del sábado, los museos y centros culturales abrirán sus puertas de manera gratuita, ofreciendo una amplia variedad de actividades dedicadas a la cultura, la educación y la creatividad.
Bajo el lema «Museos por la educación y la investigación», tomado del Consejo Internacional de Museos (ICOM), la edición de este año busca destacar el papel de los museos como educadores no formales. «Los museos somos eso, educadores no formales porque también participamos de la investigación», afirmó Victoria Vélez Funes, coordinadora del Programa de Museos de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC), que tendrá 26 espacios participando en esta jornada.
A medida que la Noche de los Museos sigue sumando ediciones, cada vez más espacios se unen a la oferta cultural, y con ellos, más público interesado. «Todos los años participa más gente. Las calles Yrigoyen y Trejo están llenas de personas, mucho más de lo que se puede ver durante el día», agregó Vélez.
Actividades y recomendaciones
Además de las visitas tradicionales, la Noche de los Museos contará con actividades adicionales que enriquecerán la experiencia de los asistentes.
Entre las propuestas destacadas se encuentran proyecciones de cortometrajes en el Museo Casa de la Reforma Universitaria, intervenciones teatrales, experiencias de realidad virtual y muestras digitalizadas en el Campus Virtual de la UNC. Espacios como el Museo de Ciencias Químicas abrirán sus laboratorios para que los más jóvenes puedan jugar y aprender sobre la química.
Por su parte, el Museo Superior de Bellas Artes Evita, el Museo Provincial de Bellas Artes «Emilio Caraffa» y el Museo Provincial de Ciencias Naturales «Arturo Illia» se mantienen como los grandes favoritos de cada edición, por lo que siempre es recomendable planificar con antelación la visita para evitar congestionamientos y aprovechar al máximo la noche. «Es una linda oportunidad para conectar con la ciudad», comentó Vélez.
Fuente: La Voz – Se trata de un vehículo que trasladará obras de arte por toda la provincia para garantiza el acceso a los bienes culturales en todas las localidades.
Este jueves, en el Nodo Cultural Lugones frente al Faro del Bicentenario, quedó oficialmente inaugurado el Museo Rodante, una iniciativa de la Agencia Córdoba Cultura en sintonía con el programa Museos en Red, que promueve la circulación de muestras en las diferentes localidades.
La propuesta consta de un vehículo especialmente acondicionado para el traslado de obras de arte visual que itinerará por la provincia para garantizar que todos los cordobeses puedan apreciar el arte. La inauguración del Museo rodante será el viernes 25, en el marco de la Noche de los Museos, en la localidad de El Fortín.
Cómo es el Museo Rodante
El colectivo mide aproximadamente 12 metros y cuenta con sistema de cámaras e internet satelital. Posee sistema solar off grid 3kva y aire acondicionado central. La sala de exposición tiene 18 metros cuadrados climatizado y el ingreso cuenta con rampa accesible para personas con discapacidad.
En línea con uno de los ejes centrales de la gestión de la agencia, el Museo Rodante se presenta como una muestra más de la federalización de la cultura que impulsa este organismo. La accesibilidad a los bienes culturales y su correspondiente disfrute por parte de adultos, niños y jóvenes, a través de sensaciones y emociones, forman parte de los objetivos principales de la Agencia Córdoba Cultura. De este modo, el Museo rodante hará que las obras lleguen, incluso, a aquellos lugares donde no hay museos.
La palabra de Raún Sansica, el presidente de la Agencia Córdoba Cultura
Al respecto, en la presentación, el presidente de la Agencia Córdoba Cultura Raúl Sansica, destacó: “Esto no es más ni menos que llevar a cabo la idea que trabajamos como ejes primordiales desde la agencia, que es la territorialidad, la itinerancia y la inclusión social, para que todos puedan tener acceso a los bienes y servicios culturales”.
“Cuando decimos todos, son todos los cordobeses en cualquiera de los rincones de nuestra querida Córdoba, como así lo indica el Gobernador Martín Llaryora y como nosotros creemos que debe ser, porque a partir de esto dialogamos con la comunidad, con intendentes y legisladores. Es increíble lo que se produce cuando uno está en territorio”, subrayó.
El recorrido inaugural presentará obras de Carlos Alonso
El Museo Rodante permitirá que el patrimonio cultural de Córdoba viaje recorriendo toda la provincia para que los habitantes puedan conocer las distintas obras de la colección de Córdoba. El vehículo está acondicionado para alojar y trasladar las obras de arte conservadas en los museos provinciales y hacerlas llegar a todos los puntos de la provincia, con la protección adecuada. Para su recorrido inaugural, el Museo rodante contará con 16 obras de Carlos Alonso, representativas de su producción a lo largo de toda su trayectoria, pertenecientes a la colección de la provincia y seleccionadas por el curador Luli Chalub.
Carlos Alonso: Un viaje…
Alonso lo ha visto todo, o casi todo: sus obras reflejan la condición humana, abarcando sus complejidades y sus miserias. Las que aquí se exhiben constituyen una pequeña selección de los múltiples temas que el artista ha explorado a lo largo de su vasta carrera: los años de plomo, el exilio, la desconexión de la política con la realidad, la soledad, las dinámicas entre opresores y oprimidos. Todos tratados con una destacada maestría técnica.Nos evidencian su compromiso ético y político y, además, demuestran que incluso las circunstancias más adversas pueden transformarse gracias al talento del artista.
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