Historias de las 10 obras más caras del arte argentino

Fuente: La Nación ~ Emilio Pettoruti (autor de Concierto, en la foto) y Antonio Berni se disputan los seis primeros puestos del top ten de cuadros vendidos en subastas.

Cabeza a cabeza. Así están desde hace décadas Emilio Pettoruti, el platense que acaba de sorprender como testigo involuntario de la fiesta presidencial en Olivos, y Antonio Berni, alternándose en los seis primeros puestos del top ten de los autores de las obras de arte argentino más caras vendidas en subastas. Eso si no se tiene en cuenta a Lucio Fontana, artista ítalo-argentino nacido en Rosario pero considerado italiano en el mercado internacional. Mientras que este último llegó a rozar los treinta millones de dólares en 2015, la obra más cara del podio nacional no logra superar los 800.000.

Así, el puesto Nº 1 es ocupado por Concierto, de Pettoruti, artista fallecido hace medio siglo y uno de los preferidos de Eduardo Costantini. “El primer cuadro que compré en subasta fue La canción del pueblo, en Saráchaga. Al día siguiente tenía a todos los inspectores en casa”, recordó el empresario en una entrevista con LA NACION cuando, hace dos décadas, se disponía a inaugurar el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). La pintura, por la que había pagado 324.000 dólares en 1993, fue donada entonces al museo junto con más de doscientas piezas que iniciaron la consolidación de un patrimonio único en el mundo.

La presión impositiva, sin embargo, es apenas uno de los factores que impiden el crecimiento del coleccionismo local, lo que se traduce, a su vez, en un límite para los valores de la producción made in Argentina. “Ahora está todo paralizado, no hay compradores de arte argentino en las subastas internacionales. Un cuadro de diez mil dólares es una sorpresa”, observa Adrián Gualdoni Basualdo, codirector de Consultart/dgb. Y agrega: “El arte es una cosa y el mercado otra; a veces coinciden; otras, no. El arte argentino no es mejor ni peor que el brasileño o el mexicano, pero los valores son radicalmente distintos: en México o Brasil, es normal hablar de una obra de un millón de dólares”.

¿Qué nos impide superar ese límite? Según este experto, una combinación de falta de “pesos pesados” dispuestos a invertir sumas de varios dígitos, como fueron en décadas pasadas coleccionistas como Amalita Fortabat y Nelly Arrieta de Blaquier; un “cambio en el gusto” a favor del arte contemporáneo, y la “falta de difusión” por parte del Estado. “Una buena forma de valorizar el arte argentino sería alquilar un espacio de prestigio en ciudades claves, como Londres, París, Miami, Nueva York, Pekín o Hong Kong –sugiere–, y realizar una muestra importante”.

La pandemia, sin embargo, sumó otras prioridades a las que ya imponía la crisis económica. “No hay muchos coleccionistas importantes en la Argentina, ni de otros países que coleccionen arte argentino –confirma Mario Gilardoni, otro experto en el mercado de arte local–. Últimamente acá los precios son muy bajos, y la gente que tiene mucha plata invierte en otra cosa”.

El hito más reciente registrado por una obra de arte lo alcanzó en mayo último Juanito dormido (1974), de Berni, vendida por 441.000 dólares en Sotheby’s de Nueva York. Se convirtió así en la más cara de esa serie del artista rosarino, y entró en el top ten de sus obras adquiridas en subastas. El primer lugar lo sigue ocupando Ramona espera (1962), que en 1997 pasó a manos de Amalita Fortabat tras una inversión de 717.500 dólares. Superó entonces los 607.500

El puesto Nº 1 es ocupado por Concierto, de Petorutti, fallecido hace medio siglo

Una obra parecida sorprendió en el festejo presidencial en Olivos

dólares que se habían pagado la noche anterior en Christie’s por La gallina ciega (1973), del mismo autor, y durante más de una década fue la obra de arte argentino mejor vendida en remates públicos. En 2018 regresó al país para integrar el nuevo guion curatorial de Colección Amalita, que tiene una decena de obras del artista rosarino.

A ese mismo acervo exhibido en Puerto Madero pertenecen dos obras de Prilidiano Pueyrredón que la “reina del cemento” adquirió en una disputada subasta en la rematadora porteña Naón, en junio de 1999. Según el curador Marcelo Pacheco, “son dos de las últimas piezas que compró Amalita para la colección”, y estableció así otro récord: esta vez, la suma más alta pagada en un remate por una obra de arte en la Argentina. El antecedente más cercano en el mercado local había sido La canción del pueblo, la primera compra en subastas de Costantini, mencionada al comienzo de esta nota.

Tanto Pettoruti como Berni, los dos artistas que lideran el top ten, fueron codiciados por ambos coleccionistas. Mientras que Colección Amalita posee dos arlequines realizados en 1950, el Malba tiene siete obras del maestro platense, fallecido hace medio siglo y pionero de la renovación artística local, muy bien representado también en el Museo Nacional de Bellas Artes. Llama la atención, sin embargo, recordar, como lo hace el Ministerio de Cultura de la Nación en su sitio web, que “hubo un tiempo en que sus cuadros debían presentarse bajo vidrio, por la cantidad de escupitajos que recibía por día. En la Argentina, para muchos, era considerado un ‘artista degenerado’ y una ofensa para ‘la dignidad de la patria’”.

Emotiva donación de un cuadro de Biagetti al Museo Regional Emma Nozzi

Fuente: Noticias Net ~ El director del Museo Regional Emma Nozzi, Jorge Bustos, destacó la donación de un cuadro y un caballete que perteneció al pintor Alcides Biagetti, realizada por el empresario Alberto Pozzo Ardizzi.

La donación se realizó en el transcurso de esta semana, en el marco de un acto muy íntimo, producto de la pandemia de coronavirus. Tuvo lugar en el museo regional.

Donación

En conversación con NoticiasNet, Bustos informó que del acto participaron, entre otros, los Amigos del Museo, y algunos vecinos comprometidos con el arte y el patrimonio de la ciudad de Carmen de Patagones. Por cuestiones personales, Alberto Pozzo Ardizzi no pudo estar.

Asimismo, resaltó el gesto del empresario “de desprenderse de un objeto tan preciado y tan bellos, que en realidad son dos, el cuadro y el caballete de trabajo. Para el Museo esto significa tener una tercera obra del gran artista Biagetti”.

Pero además, “hay otro rédito que saca el museo, que es dar cuenta de la confianza que la gente de Viedma y Patagones al hacer estas donaciones, porque saben que los objetos aquí estarán bien resguardados. Cada vez que se recibe una donación es un gesto de confianza que nos fortalece”, afirmó Bustos.

Con respecto al empresario, señaló que “’Cholino’ (como llaman al empresario) siempre es muy generoso con las instituciones, por eso digo que más que valorar el esfuerzo económico, en este caso valor es el desprendimiento de algo tan bello, y de permitir que lo disfrute la comunidad toda”.

Fotografías y revista

En el mismo acto, María del Carmen Muzzarello, donó unas fotografías muy bellas tomadas muy poco después de la muerte de Biagetti en su atelier, de hecho en esa foto está este cuadro y caballete.

El periodista Carlos Espinosa fue otra de las personas que hizo una donación. En este caso, se trata de una revista de la década de 1950, que contiene una nota a Biagetti exponiendo en Buenos Aires, con muy buenas fotografías.

Además, también participó Liliana Parodi, una artista plástica y docente de la escuela Alcides Biagetti, quien leyó un poema de su autoría.

Liliana Parodi expresó que el Museo es una extensión de la escuela, y  que de algún modo sus alumnos hacen una inversión en la obra de Biagetti, logrando que sus estudiantes tengan un contacto más directo con esta fina estética y esta ética de vida que lo marcan como artista.

 “Leyó un poema muy sensible, que nos emocionó a todos, y con eso se cerró el acto» resaltó Bustos.

Vuelve el circuito Gallery para visitar quince galerías de arte en Palermo y Villa Crespo

Fuente: La Nación ~ De a poco, y con todos los protocolos sanitarios vigentes, vuelven actividades presenciales que estuvieron suspendidas por la pandemia. Entre ellas, los recorridos gratuitos por las galerías y espacios de arte que organiza Arte al Día. Los “Gallery”, como se los conoce en el ambiente del arte, reinician sus circuitos el sábado 28 desde las 14 por los barrios de Palermo y Villa Crespo.

Una obra de Marina de Caro, en la Galeria Ruth Benzacar
Una obra de Marina de Caro, en la Galeria Ruth Benzacar

A diferencia de la era prepandemia, en la que el público podía circular libremente por los espacios de arte participantes, en esta nueva edición es necesario reservar cita en cada galería a través de la web. La ventaja de este sistema es que, si los asistentes respetan los turnos asignados, nadie deberá esperar ni hacer fila. Cada uno podrá programar las visitas que quiera a algunas de las quince galerías participantes. De hecho, la consigna de esta Gallery es “Armá tu propio recorrido”

"Sol nublado", óleo sobre tela de Inés Beninca, se exhibe en la galería Quimera
«Sol nublado», óleo sobre tela de Inés Beninca, se exhibe en la galería Quimera

Ruth Benzacar, Quimera, Gachi Prieto Arte Contemporáneo, Galería Nora Fisch, ArtexArte, Pabellón 4 y Laura Haber son algunos de los espacios que se suman en esta oportunidad. Benzacar presentará la muestra “Tierra de las emociones perdidas”, de Marina de Caro, mientras que Quimera exhibirá obras de Inés Beninca en su sala principal y de Julia Levstein, en el Espacio Qubo. En Gachy Prieto, por su parte, se podrán ver obras de María Elisa Luna, Julia Masvernat, Jessica Trosman y la alemana Kirsten Mosel en la muestra “De caminar sobre el borde” y en la Galería Nora Fisch, obras de Gala Berger reunidas con el título “Objetos salvajes”. En la última edición de 2019, Gallery convocó alrededor de seis mil personas.

Mercado del arte: estiman que el 11% de las grandes fortunas están invertidas en obras

Fuente: Cronista ~ Según las estadísticas, el 97% de los compradores de arte compra por placer, pero el 78% de ellos también espera que sea una buena inversión.

El pionero como inversionista fue el francés André Level (1863-1946), quien no disponía de mucho capital cuando tenía 40 años y compraba pequeñas obras en la galería Bernheim-Jeune, cuyos dueños eran sus amigos. 

Deslumbrado por las obras expuestas en el Salón de Otoño en 1903, se convierte en el principal impulsor del arte moderno francés y crea el primer fondo de inversiones en arte (1904). Con humor lo titula «La piel del oso», recordando el refrán «peligroso es vender la piel del oso antes de cazarlo».

Retrato de André Level realizado por Pablo Picasso

Fueron doce los inversores que aportaron cada uno 250 francos anualmente (1200 dólares de hoy), y André elige las obras con la conformidad de otros 3 inversores. Durante diez años las podían disfrutar en sus casas, pero cumplido el plazo se haría un remate con todas ellas.

Compraron 145 obras de Picasso, Matisse, Modigliani, Derain, Dufy, y varios contemporáneos más, y se vendieron en 4 veces lo que costaron.

La más costosa fue «La familia de saltimbanquis» (1905), que no quería venderle Picasso. Level tenía solo 300 francos y le prometió otros 700 dentro del mes, pero si alguien se la pagaba más, la venta se desechaba. Juntó el dinero y en 1914, el marchand Kahnweiler la pagó 11.500 francos (u$s 45.000 de hoy). La obra está en la National Gallery de Washington y nadie la tasaría en menos de u$s 500 millones.

«La familia de saltimbanquis» de Pablo Picasso

El Modigliani lo pagó 60 francos (300 dólares). Disfrutaron de las obras durante una década y todos ganaron en su inversión. En 1974 el BRPF: el Fondo de Pensiones de los trabajadores británicos del ferrocarril, compró 2500 obras (Renoir récord incluido) y logró más del 11 % de ganancia.

Beatrice Hastings por Modigliani

Algunos bancos estiman que el 11% de las grandes fortunas están invertidas en arte. Yo no pienso que siempre sea una gran inversión económica, sí lo es el placer de vivir rodeado de arte. 

Por suerte, la inmensa mayoría lo tiene para disfrutar, y pese al fenómeno de los altos precios de los últimos 40 años, no piensan en desprenderse de ellas.

Se pueden comprar buenas obras por 500 dólares, ojalá hayan muchos André Level entre los argentinos.

Desde el atelier, los artistas plásticos muestran sus obras

Fuente: Gobierno de Córdoba ~ Los creadores locales abren las puertas de sus talleres e invitan a pasar a quienes quieran saber sobre trabajo.

Todos los miércoles, a las 21, por los canales digitales de Cultura.Cba.

«Desde el atelier de» es un ciclo de la Agencia Córdoba Cultura que propone un acercamiento a los artistas plásticos locales en el contexto donde producen sus obras.

El material se emite los miércoles, a las 21, a través de las redes sociales Youtube CulturaCBA y Facebook.com/cba.cultura

De este modo, los referentes de las artes plásticas se suman a la agenda de alternativas culturales, donde se revaloriza la virtualidad como canal de contacto con el público. El ciclo ahonda en la trayectoria de los artistas, con testimonios sobre su obra y sus búsquedas expresivas

Detalle obra de Dante Montich

Talento cordobés

Artistas residentes en Córdoba de la talla de Dante Montich, Fabio Egea, Mario Sanzano, Alejandro Niz, Nancy de la Colina, Inés Darwich, Trinidad Caminos, Ricardo Vargas, Daniela Córdoba, Jorge Cuello, Magdalena Audap Soubie, Sol Halabi y Candelaria Silvestro, entre otros, abrieron las puertas de sus lugares de trabajo pero también de sus vidas y compartiendo con la comunidad sus vivencias y testimonios en torno al arte y sus vivencias profesionales y cotidianas.

Detalle obra Trinidad Caminos

La mayoría de los participantes han expuesto en numerosos espacios privados y públicos (como en los distintos museos de la provincia).

Detalle obra Fabiana Rossi

A muchos de ellos los une, además de sus logros individuales, la posibilidad de estar al frente de talleres de trabajo desde los cuales transmiten sus conocimientos a alumnos y colegas.

Artistas consagrados que ya han realizado exposiciones internacionales y otros con grandes trayectorias que crecen día a día se desnudan en estos encuentros contando cuáles han sido sus primeros pasos en el desarrollo de sus carreras, cuáles son sus técnicas preferidas, sus maestros, mentores y también sus referentes.

Detalle obra Fabio Egea

Estos videos, que ofician de encuentro virtuales, son una invitación para conocer el lugar de trabajo y disfrutar algunas de las obras de los pintores y pintoras, escultores y escultoras, fotógrafos y fotógrafas y performancers pero, además, ellos relatan y describen las temáticas que los motivan y los conmueven.

El denominador común de todos los participantes es la inmensa vocación de expresarse a través del arte.

La belleza del día: “Vista del Voorzaan”, de Claude Monet

Fuente: Infobae ~ La pintura Vista del Voorzaan, realizada en 1871 por Claude Monet (1840-1926), fue noticia la semana pasada cuando el Museo Zaans, de la ciudad holandesa de Zandaam, sufrió un intento de robo. Dos hombres armados tomaron el cuadro, pero el personal del museo y los transeúntes intervinieron e impidieron el robo. Luego, los dos hombres huyeron en una moto. No hubo heridos a pesar de los disparos efectuados en la redada.

El museo permaneció cerrado dos días tras el incidente, y cuando reabrió quitó de exhibición el cuadro, que estaba siendo inspeccionado para evaluar posibles daños durante el intento de robo. Este óleo, que representa barcos flotando sobre el río Zaan, fue adquirido por el museo en 2015, por alrededor de de 1,2 millones de euros.

Monet pintó la escena del río en un viaje a Zaandam durante el verano de 1871, que hizo junto a su primera esposa, Camille Doncieux, y su hijo. La joven familia había huido de París a Londres el año anterior, al comienzo de la guerra franco-prusiana, pero pronto se trasladó a los Países Bajos. Durante su estadía de cuatro meses en la zona de Zaandam, el pintor residió en el Hotel de Beurs y viajó a diario para pintar escenas de la campiña holandesa; creó al menos 25 obras durante ese período.

En una carta a su colega pintor impresionista Camille Pissarro, Monet dijo que había “suficiente para pintar para toda la vida” en Zaandam, citando sus molinos de viento, casas coloridas y “barcos encantadores”. Vista del Voorzaan, pintura al óleo sobre tela de 39 centímetros de alto por 71 de ancho, representa un paisaje costero silencioso, con casas y tres molinos de viento que se elevan sobre una costa distante.

En esta obraMonet capturó un paisaje que poco tiempo después cambió drásticamente debido a la industrialización. Para 1916, los tres molinos de viento que se muestran en la composición habían sido derribados, según la Asociación de Rembrandt, que ayudó al museo a comprar la obra en 2015. La exhibición del Museo Zaans muestra cómo los pintores posteriores a Monet eliminaban concientemente las fábricas, vías del tren y autopistas de sus obras. En un deseo de permanecer fieles a la imagen de la región o, siguiendo los pasos de Monet, la interpretaba, consciente o inconscientemente, de un modo impresionista.

Aunque Monet más tarde ganaría fama por sus representaciones abstractas de nenúfares y su exuberante jardín en Giverny, Francia, el pintor aún no era muy conocido durante su paso por los Países Bajos. De hecho, la etiqueta de “impresionista”, originalmente pensada como un insulto, no fue acuñada por la prensa hasta 1874, según Tate Britain."Impresión, sol naciente" (1872), de Claude Monet«Impresión, sol naciente» (1872), de Claude Monet

Fue un año después de su estadía en los Países Bajos cuando Monet creó Impresión, sol naciente, obra que daría nombre a la corriente impresionista. En esta pintura de 1872 el artista plasmó la sensación de luminosidad que vivió mientras observaba detenidamente el puerto de Le Havre, ciudad en la que este parisino pasó gran parte de su vida. Hasta el momento, la pintura intentaba imitar la realidad. Durante esta época surgieron varios pintores que hicieron hincapié en la especificidad de la pintura, en sus trazos, en sus colores, en sus formas, y no tanto en ser ese reflejo “fotográfico” que solía verse hasta entonces.

Evert van Straaten, un miembro de la junta de la Asociación Rembrandt que participó en el proceso de adquisición de Vista del Voorzaan, señaló en un boletín de 2015 que los curadores seleccionaron el trabajo en parte porque demostraba el enfoque “muy moderno” de Monet hacia la pintura, con una paleta limitada, minimalista, incluso en las primeras etapas de su carrera.

El pintoresco paisaje del Zaan sedujo a Claude Monet y a otros pintores de la época a visitar esta región, este famoso trozo de Holanda: un paisaje plano, extenso, bajo el nivel del mar, con cielos nublados, molinos y casas de madera.

Eduardo Costantini invirtió 25 millones de dólares en arte latinoamericano durante la pandemia

Fuente: La Nación ~ La noche del 29 de junio de 2020, desde su casa,Eduardo Costantini siguió por teléfono y online, en simultáneo, una subasta internacional destinada a iniciar “una nueva era”. Así lo anunció Sotheby’s al orquestar en plena pandemia una maratónica oferta de obras de arte transmitida en vivo por streaming desde sus sedes en Londres, Hong Kong y Nueva York. Mientras la economía mundial se derrumbaba por el avance del coronavirus, el fundador del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) invirtió en cuestión de minutos más de 16 millones de dólares.

De las cuatro pinturas que compró esa noche, dos marcaron récords para sus creadores: pagó 9,6 millones por Omi Obini (1943), del cubano Wifredo Lam, y 6,18 por Armonía (Autorretrato sugerente, 1956), de Remedios Varo, española exiliada en México. Apenas dos de las 21 obras que adquirió entre 2020 y 2021, por un total de 25 millones de dólares. Varias de ellas no se exhiben al público desde hace tres décadas y ahora estarán disponibles para ser prestadas, tanto al Malba como a importantes muestras e instituciones internacionales.

Costantini pagó 9,6 millones por Omi Obini (1943), de Wifredo Lam, y marcó un récord para el artista
Costantini pagó 9,6 millones por Omi Obini (1943), de Wifredo Lam, y marcó un récord para el artistaGentileza Eduardo Costantini

“Esa subasta fue histórica porque no fue presencial. Yo antes compraba a distancia por teléfono, pero fue la primera vez que intervenía en un remate virtual. Se ha incrementado el hábito de comprar online, y eso tuvo un peso muy grande en el mercado de arte”, señaló aLA NACION Costantini, coleccionista de arte moderno latinoamericano desde hace medio siglo. “Compro obras todos los años, no importa lo que pase –agrega-. En todas las épocas, el buen arte mantiene su valor. Pero épocas de crisis aparecen obras impensadas como el Lam, que fue una sorpresa. No recuerdo que hubiera uno de esa calidad en remates en los últimos 25 años”.

Armonía (Autorretrato sugerente), realizada por Remedios Varo, en 1956, fue comprada por 6,18 millones de dólares, cifra récord para la artista
Armonía (Autorretrato sugerente), realizada por Remedios Varo, en 1956, fue comprada por 6,18 millones de dólares, cifra récord para la artistaGentileza Eduardo Costantini

Algo similar ocurrió por ejemplo cuando se subastó la Colección de IBM, en 1995, en plena crisis provocada por el “efecto Tequila”. Otra noche histórica en la que sí estuvo presente, en las salas de Sotheby´s en Nueva York. Y se vio obligado a elegir por una limitación de presupuesto entre el Autorretrato con chango y loro (1942), de Frida Kahlo, y Baile en Tehuantepec (1928), deDiego Rivera. Se decidió por la primera, que donaría luego al Malba y se convertiría en un icono de la colección del museo.

Dos décadas más tarde volvió a presentarse la oportunidad de comprar la de Rivera y esa vez no dudó, aunque su precio se había quintuplicado. Concretó la operación en forma privada por 15,7 millones de dólares, la cifra más cara para una obra de arte latinoamericano. Fue exhibida desde entonces en el Malba -donde se reencontró con la de Frida-, en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, de Madrid, donde presentó su colección en paralelo a la participación de la Argentina como país invitado en ARCO 2017, y en la exhibición Vida americana del Whitney Museum, en 2020. El año próximo participará de la muestra Diego Rivera’s America, en el MoMA de San Francisco.

9 de abril, de Alipio Jaramillo (ca. 1948)
9 de abril, de Alipio Jaramillo (ca. 1948)Gentileza Eduardo Costantini

Al MoMA de Nueva York el Malba le había prestado en 2018 la codiciada Abaporu, una de las estrellas de su colección donada por Costantini, para la primera exposición monográfica deTarsila do Amaralen Estados Unidos que pasó también por el Instituto de Arte de Chicago. “Cuando viajó a Brasil, marcó un récord histórico de visitas –recuerda Costantini-. Es la Gioconda brasileña, un ícono nacional que está en los libros escolares, porque tiene un valor simbólico único: se le atribuye la representatividad del movimiento modernista local”.

Eduardo Costantini con la obra Urso, del artista brasileño Vicente do Rego Monteiro
Eduardo Costantini con la obra Urso, del artista brasileño Vicente do Rego MonteiroGentileza Eduardo Costantini

Durante el último año y medio, Costantini adquirió varias piezas creadas en Brasil, el país más representado después de la Argentina en la colección del Malba: Urso (1925), de Vicente do Rego Monteiro; Tocadora de banjo (1925), de Victor Brecheret; Elevador social (1966), de Rubens Gerchman; Maquete para o meu espelho (1964), de Antonio Dias, y tres del poeta concreto Augusto de Campos: Ojo por ojo, SS y El anti-ruido (1964).

El eros cultural (1980), de Aída Carballo, ilustra la tapa del catálogo de la muestra En terapia, cerrada esta semana en Malba
El eros cultural (1980), de Aída Carballo, ilustra la tapa del catálogo de la muestra En terapia, cerrada esta semana en MalbaGentileza Eduardo Costantini

Los dos primeros tienen especial relevancia porque “participaron en la Semana de Arte Moderno, realizada en el Teatro Municipal de San Pablo en febrero de 1922, un momento clave en la renovación del arte de Brasil”, recuerda el fundador y líder de la desarrolladora Consultatio, que hace dos décadas donó más de doscientas obras al Malba –incluidas piezas clave del arte moderno latinoamericano, como las mencionadas de Frida y Tarsila- y volvió a iniciar de cero su colección personal. Mientras, se derrumbaban las Torres Gemelas y el país atravesaba una de las peores crisis de su historia.

Retrato de Berta Singerman (1927), de Carlos Mérida
Retrato de Berta Singerman (1927), de Carlos MéridaGentileza Eduardo Costantini

Aunque aún sigue asumiendo un déficit anual cercano a los dos millones de dólares para sostener el funcionamiento del museo, que celebrará dos décadas el próximo 21 de septiembre con un patrimonio de más de 700 obras, en noviembre último el empresario dejó en manos deTeresa Bulgheronila presidencia de la fundación que lo administra. Sin nadie a cargo de la dirección desde la reciente partida deGabriela Rangel, en mayo se sumó al equipo como curadora en jefe María Amalia García, asesora curatorial deInés Katzenstein en la muestra Sur Moderno, en el MoMA.

Café (1918), de Rafael Barradas, integrará la muestra Rafael Barradas. Hombre flecha, con la que el Malba celebrará sus veinte años
Café (1918), de Rafael Barradas, integrará la muestra Rafael Barradas. Hombre flecha, con la que el Malba celebrará sus veinte añosGentileza Eduardo Costantini

Para la muestra aniversario, una antológica dedicada al artista uruguayo Rafael Barradas, Costantini prestará otra de las obras adquiridas en los últimos meses: Café (1918), que llegará a la Argentina días después de inaugurada la muestra. La dedicada a Remedios Varo, que se exhibió en Malba hasta febrero último, incluyó Simpatía (La rabia del gato), pieza que se encontraba en una colección privada desde 1971 y que compró en 2019 en Christie’s por 3.1 millones de dólares. El doble de esa cifra pagó en aquella memorable subasta virtual por otra pintura de la artista surrealista, en momentos en que la exposición permanecía cerrada por la pandemia. “Las dos viajarán en los próximos meses a una importante muestra internacional en Europa”, adelantó el empresario, sin dar más precisiones.

Casita en la autopista, Liniers (1984), de Facundo de Zuviría, artista presente en las colecciones del Met y del MoMA
Casita en la autopista, Liniers (1984), de Facundo de Zuviría, artista presente en las colecciones del Met y del MoMAGentileza Eduardo Costantini

Además de las de Varo y Lam, Costantini compró también esa noche de junio Paisaje cubano (1943) de Mario Carreño, por 300.000 dólares, y Autorretrato (1951), de la poeta y pintora surrealista Alice Rahon, por 81.250. “Me falta verlas todavía. Me ha pasado muchas veces”, dijo a LA NACION, orgulloso de una lista de compras recientes que se completa con piezas de Alejandro Otero (Venezuela); Alipio Jaramillo (Colombia), Carlos Mérida (Guatemala/México) y los argentinos Aída Carballo yFacundo de Zuviría. De este último compró varias fotografías que incluyen su serie icónica Siesta argentina (2001-2003), presente en las colecciones del Met y el MoMA.

“La mayoría de estas adquisiciones estaban en colecciones privadas, fuera del circuito y no se exhibían públicamente desde hace más de treinta años –señala Costantini-. De esta manera, se abre la posibilidad de exhibir estas obras en Buenos Aires y de concretar préstamos a otras instituciones internacionales”.

Art Cars, o cuando el automóvil se convierte en arte

Fuente: Infobae ~ Hace unos 45 años, el fabricante alemán de automóviles BMW encendió la chispa inicial de una serie muy conocida en la actualidad: los Art Cars, coches utilizados como soporte rodante para la creación artística. 

Sin embargo, la idea de percibir a los automóviles como obras de arte es mucho más antigua. Ya en 1909, el escritor e ideólogo italiano Filippo Tommaso Marinetti veía al automóvil como una nueva belleza que enriquecía el esplendor del mundo. 

En su famoso manifiesto, el fundador del movimiento futurista afirmaba que un automóvil de carreras «con su carrocería adornada de gruesos tubos similares a serpientes de explosivo aliento (…) que parece correr sobre metralla, es más bello que la Victoria de Samotracia».

Sin embargo, también hubo otros artistas que veían al automóvil no solo como una obra de arte en sí mismo, sino también como un lienzo. Hace unos 100 años, por ejemplo, la pintora francesa Sonia Delaunay-Terk decoró un Unic Tourer de 1920 con abstracciones geométricas. A este le siguió un Bugatti Type 35 y más tarde un Matra M530A. 

Los estadounidenses también adornaban sus coches en los años 50, a menudo con llamas pintadas en el lateral. Muchos artistas desconocidos también inmortalizaron sus obras en vehículos publicitarios o coches de carreras.

«La idea era utilizar la gran superficie de un vehículo como soporte de comunicación y potenciarlo con contenidos», señala Paolo Tumminelli, profesor de Diseño en la Universidad Tecnológica de la ciudad alemana de Colonia.

En los años 60, el movimiento hippie se reflejó en vehículos de diseño más artístico. El colectivo de artistas californianos «The Merry Pranksters» decoró un viejo autobús escolar con motivos psicodélicos y lo condujo por todo Estados Unidos para organizar eventos con LSD. En 1968, la cantante Janis Joplin hizo pintar su Porsche 356 también en colores psicodélicos. 

«De esta manera, el coche de lujo se convirtió finalmente en un lienzo», asevera Paolo Tumminelli. Los trabajos de pintura llamativos se pusieron de moda en el automovilismo a finales de la década de 1960, y se pudieron apreciar, por ejemplo, en la limusina de lujo Mercedes 300 SEL AMG (1971) o en el Porsche 917 (1971). Con la llegada del patrocinio al mundo del automovilismo, los coches se convirtieron en pilares publicitarios en movimiento.

La bávara BMW comenzó a acercarse al arte en 1971, cuando el entonces presidente de la marca, Eberhard von Kuenheim, encargó al artista alemán Gerhard Richter tres obras de gran formato en la zona de entrada de la nueva sede corporativa. 

Para el primer Art Car, BMW contrató a un artista ya conocido para que trabajara en la carrocería del vehículo. En 1975, Jochen Neerpasch, entonces jefe de la división M de deportes motor del fabricante, fue informado de que el marchante de arte y piloto de carreras aficionado Hervé Poulain estaba buscando un vehículo como soporte para una nueva obra de arte. «Cuando me enteré de que el artista estadounidense Alexander Calder se encargaría de pintar el coche, me entusiasmé inmediatamente», recuerda Neerpasch.

Tras la primera crisis del petróleo, y debido a su impacto en el ámbito del deporte motor, la división deportiva de BMW había traslado su atención a las carreras estadounidenses, pero, así y todo, continuaba participando en las 24 horas de Le Mans. «De ahí surgió la idea de utilizar un coche como objeto de arte. Lo decisivo para nosotros ya no era el resultado de la carrera, sino la sola participación para presentar la obra de arte», enfatiza Jochen Neerpasch.

La condición: el artista tenía que dedicar el tema de su obra al coche y a la carrera de Le Mans. Para este primer proyecto, BMW puso a disposición un 3.0 CSL (E9). 

BMW y Alexander Calder presentaron el coche en el Louvre; poco después, este debutó en la carrera de Le Mans. «La conexión entre Calder, presente en el evento, y el automóvil era fascinante. Por eso decidimos convertir este proyecto fortuito en una serie», explica Jochen Neerpasch.

Aunque el término Art Cars no está protegido, desde entonces siempre ha estado asociado a BMW. En los últimos años se han creado 19 vehículos diseñados libremente por diferentes artistas de renombre mundial. Entre ellos se encuentran Roy Lichtenstein (1977, 320i), Andy Warhol (1979, M1) y Robert Rauschenberg (1986, 635 CSi), Esther Mahlangu (1991, 525i), David Hockney (1995, 850 CSi), Jenny Holzer (1999, V12 LMR), Jeff Koons (2010, M3GT2) y Ólafur Elíasson (2007, H2R), John Baldessari (2016, M6 GTLM), Cao Fei (2017, M6 GT3). 

En la actualidad, los artistas son propuestos por un jurado de curadores internacionales. Los artífices de las obras de arte no reciben un honorario fijo, sino solo una asignación para gastos, que es considerablemente inferior al valor posterior de sus obras. Los expertos estiman que el M1 diseñado por Andy Warhol tendría, si se vendiera, un valor de más de 30 millones de euros (aproximadamente 35 millones de dólares estadounidenses). 

Todas estas piezas artísticas son propiedad del Museo BMW y solo se prestan para exposiciones especiales en todo el mundo. Desde este año, los Art Cars también se exponen en realidad aumentada a través de una aplicación gratuita. 

El experimento de los Art Cars tuvo continuidad también en otras marcas. En 1991, el artista de performance alemán HA Schult expuso en plena ciudad de Colonia un Ford Fiesta dotado de alas de color dorado. El artista francés Bernar Venet embelleció en 2012 un Bugatti Veyron; el pintor inglés de pop art Sir Peter Blake plasmó su estilo en un Bentley Continental GT V8S en 2015. En 2020, el artista urbano británico Banksy cubrió el exterior de un camión Volvo con grafiti. El vehículo fue subastado en 2019.

Pero no todos los coches decorados se convierten inmediatamente en un valioso objeto de arte y de coleccionismo. En el caso de los Art Cars, Frank Wilke distingue entre los vehículos que, al igual que un lienzo, sirven como soporte de un artista famoso y aquellos vehículos con un mero trabajo de pintura inusual. 

«Los Art Cars creados por artistas famosos con una reivindicación artística son muy valiosos», afirma el director general de la empresa alemana de análisis de mercado Classic Analytics. «Los precios de los Art Cars se miden en función de cómo se cotizan las demás obras de los artistas. Por lo tanto, es casi irrelevante el modelo que sea». El coche deja de ser un coche y se convierte en arte, añade el experto.

La situación es diferente en el caso de los vehículos con una pintura poco habitual, prosigue Wilke. Un ejemplo de ello es el antiguo Rolls-Royce Phantom V del cantante John Lennon, con llamativos elementos florales que adornan la limusina. En 1985, el coche se vendió por 2,3 millones de dólares en una subasta de arte y fue, por tanto, el coche más caro del mundo durante mucho tiempo.

«Sin embargo, no fue un artista famoso el que recibió el encargo de decorar el coche de John Lennon», acota Wilke. «El coche alcanzó la fama porque hasta entonces era un sacrilegio pintar de colores un símbolo que representaba el establishment, la aristocracia y la vieja sociedad». 

La firma Apple Corps, fundada por los Beatles en 1968, también poseía un Bentley S1, ahora conocido como el «Bentley de los Beatles». El anterior propietario, dueño de una boutique, lo había hecho pintar con formas psicodélicas y colores brillantes por el desconocido colectivo de artistas Binder, Edwards y Vaughn (BEV).

Randa Testigo: una muestra sobre una práctica textil centenaria vigente en Tucumán

Fuente: Télam ~ La muestra en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia busca compartir el valor de la randa, un tejido fino de la familia del encaje a la aguja, que en nuestro país lo producen mujeres artesanas, conocidas como randeras, asentadas en la comuna rural de El Cercado.

Entre el arte y la tradición, la muestra “Randa Testigo”, que se exhibe en el Museo de la Casa Histórica de la Independencia hasta fin de año, expone distintos aspectos de la práctica textil de la Randa, una técnica de tejido centenaria que es realizada de forma activa por artesanas de una comuna rural ubicada en el centro este de Tucumán.

A partir de obras realizadas por artesanas y artistas, la muestra busca compartir el valor de la randa, un tejido fino de la familia del encaje a la aguja, que en nuestro país lo producen mujeres artesanas, conocidas como randeras, asentadas en la comuna rural de El Cercado. Lo que busca esta exposición es reponer el valor cultural de las piezas y documentar una práctica tradicional y comunitaria con varios siglos de historia en la provincia.

Tras su paso por el Museo del Traje de la Ciudad de Buenos Aires, la exposición «Randa Testigo» se puede ver desde julio pasado en el Museo Museo de la Casa Histórica de la Independencia y en el Centro Cultural Eugenio Flavio Virla de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y seguirá en exhibición hasta fin de año.

El guion curatorial está organizado en tres ejes y cada uno ocupa una sala: materialidades, corporalidades y hábitat, «los cuales mantienen una íntima relación con la identidad de sus autoras», según explica a Télam su curadora, Alejandra Mizrahi.

«Uno de los principales objetivos que me planteé en la configuración de la muestra fue reponer el nombre de las randeras que participaron y que cada vez que aparezca una pieza esté vinculada a su autora», señala la curadora.

Tradición milenaria

La randa tiene su origen en Europa y «llegó a la provincia por el año 1565, durante el periodo de colonización, se instaló en lo que conocemos como Ibatín -primer asentamiento de la ciudad de San Miguel de Tucumán- que se encuentra a aproximadamente a cinco kilómetros de El Cercado», cuenta Mizrahi . Finalmente, este tipo de tejido desapareció del territorio europeo y cinco siglos después se sigue produciendo en ese asentamiento tucumano.

En diálogo con Télam, Claudia Aybar, una de las cincuenta mujeres randeras de El Cercado, define a la práctica textil como «un tejido que se hace con un hilo finito de algodón, para el que se usa una aguja y otra aguja o un palito como guía. Primero se hace una malla y después se borda, es decir que todos los dibujos que se ven en la randa, son bordados posteriores».

Generalmente, «la randa aparece en blanco o en crudo pero también se puede hacer en negro o en otros colores», destaca la artesana, quien sostiene que en El Cercado «hemos formado un equipo de veinte randeras que agarramos trabajos, tejemos en conjunto con encargos, también nos reunimos para presentar proyectos, participar de festivales».

La muestra: «Randa testigo»
En la primera sala del Museo Casa Histórica de la Independencia, que corresponde al eje materialidades, «se encuentra montado el panel de tipologías en donde se pueden apreciar las distintas formas en la que aparece la randa: cuellos, punta de mantel, puntillas, tapetes», describe la curadora.

Como parte de este eje, Mizrahi explica que se agregó «el patrimonio textil del Museo que cuenta con tres piezas de randa, una de ellas es una bandera que fue donada por randeras tucumanas en 1916 en la conmemoración del centenario de la Independencia Argentina, esta bandera permanecerá tres meses y luego será cambiada por un tapete que también fue donado, por la Escuela Profesional de Mujeres».

Las dos piezas restantes que componen el eje de materialidades son: un vestido fechado entre finales del siglo XIX y principios de XX y un tapete del Museo Folclórico que tiene bordada la Casa Histórica.

«Cuando sacamos estas piezas un grupo de randeras vino al museo a leerlas lo que nos permitió conocer cómo fueron confeccionadas, cuántas personas pudieron haber participado en el tejido, entre otras cosas», recuerda Mizrahi.

La segunda sala se centra en corporalidades y allí se puede apreciar «Revés de Trama», una obra que tiene como autora a Carlota Beltrame y que se enmarca en su trayectoria de 30 años de trabajo con la randa. La pieza se inscribe en la estela de su obra denominada «Utopía», ganadora del primer premio del Salón Nacional de Artes Visuales en el año 2018, en la cual se traducen pintadas, logos, panfletos, frases y fragmentos de la escena política histórica de Argentina, a la técnica de la randa.

Beltrame define a «Revés de Trama» como «la traducción de una fotografía documental, que registra una de las pintadas que hizo la organización Montoneros en 1971 cuando todavía se encontraba como presidente de facto Juan Carlos Onganía». En ese entonces Montoneros tomó la Casa Histórica de madrugada y en la Sala de la Jura – la única sala autentica que se conserva de la casa, ya que fue demolida y reconstruida en varias oportunidades- pintó consignas como «Montoneros» o «P V» (Perón Vuelve).

La pieza fue realizada por Claudia Aybar y su equipo de randeras, «trabajaron dos meses, tiene muchísimo esfuerzo y dedicación, fue hecha con la ayuda de un subsidio del Estado», destaca Beltrame y adelanta que están evaluando la posibilidad de trabajar con una serie de seis fotografías de los retratos pintados Eva Duarte y Juan Domingo Perón por la organización Montoneros en aquel episodio.

«Este hecho -dice Beltrame- fue escandaloso para Tucumán y se mantuvo ignorado por muchos años sin darse a conocer, es más había resistencia a que se conozca, por ello me interesó rememorarlo porque pertenece a esa parte ´opaca´ de la historia de nuestra provincia. Digo que es opaca porque todos estos movimientos revolucionarios y libertarios fueron muy cuestionados y estigmatizados».

Para Beltrame «más allá que se pueda discutir si lo que estos movimientos hicieron y sus metodologías eran las acertadas o no, a mí me interesa poner en relieve que la historia no se construye solo de hechos luminosos que tendemos a recordar, sino que esos mismos hechos luminosos están llenos de matices».

Por eso, agrega la artista, «es importante dialogar con el lugar donde vas a exponer y no solo ir poner tu obra, establecer un vínculo con el contexto y me pareció lindo traer a la memoria ese momento «opaco» de nuestra historia, pero que a la vez es fundante».

En su opinión «la mano de la artesana tiene un saber que no solo es técnico, sino que también tiene su historia que está presente subyaciendo en la pieza. Ellas son depositarias de una memoria ancestral que se va trasmitiendo de mujeres a mujeres por ello me interesa que la intimidad de sus manos narre esos relatos asordinados que son memorias, que les pertenecen a las artesanas y no a mí, y que están aquí presentes».

El tercer y último eje de la muestra es hábitat y está montado en la tercera sala del museo, donde se invita a los visitantes a conocer el ambiente natural en el que se inscribe y desarrolla este encaje.

En ese espacio se encuentra el Museo Móvil (Mumora), una estructura compuesta por paneles que exhibe distintas piezas de randa, que puede recorrer distintos territorios «para mostrar lo que hacen las randeras, sin tener que depender de un edificio que lo contenga», sostiene Mizrahi y explica que la idea «surge del concepto de que al patrimonio lo tienen las artesanas en las manos y pueden circular».

El museo móvil contiene una muestra que se denomina «Autobiografía Randera» donde cada artesana cuenta a través de su tejido, de los diferentes hilos, bordados y colores, parte de su historia. Las piezas están realizadas por un grupo transgeneracional de personas, que va desde niñas de 13 años hasta mujeres de 81.

Además, cada uno de los tres ejes de la muestra está acompañado por una producción audiovisual a cargo de Alina Bardavid, que aborda las distintas temáticas trabajadas.

Para la curadora, «Randa Testigo» es una muestra que «está muy viva» porque » las maestras randeras, autoras de las piezas, han venidos casi todas. Los viernes Claudia Aybar da demostraciones de randa al público y explica la técnica, y ya hicimos una feria en donde las artesanas pudieron vender sus productos».

A partir de septiembre y octubre se lanzarán dos talleres con inscripción y cupo limitado y «tenemos muchas propuestas culturales vinculadas a la randa que iremos contado a medida que vayamos concretándolas», anticipa Mizrahi.

Las randeras de este proyecto son Aybar, Agustina Sosa, Ana Belén Costilla Ariza, Marcela Sueldo, Ana María Toledo, Anice Ariza, Antonia Ariza, Cristina Costilla, Elva Aybar, Elba Sosa, Gabriela Belmonte, Tatiana Belmonte, Giselle Paz, Johana Elizabeth Pacheco, Johana Patricia Torres, Magui Ariza, Margarita Ariza, María Dolores Nuñez, María Marcelina Nuñez, María Laura González, María Magdalena Nuñez, Mirta Costilla, Silvia Amado, Silvia González, Norma Briseño, Julia Silvia Robles y Maira Alejandra Robles. También participaron las diseñadores Fernanda Villagra Serra, Sandra Mora, Josefina Luna y Gonzalo VillaMax.

Lanzan el primer concurso de arte que entregará premios en criptomonedas

Fuente: Clarín ~ Argentina lanzó la primera edición del Premio B·Arte, un concurso destinado a artistas de todo el país que ofrecerá 400.000 pesos para las obras ganadoras, con la particularidad de que serán otorgados en bitcoins.

Se trata de una iniciativa que tiene el propósito de insertar a la producción artística local en lo que parece ser una de las grandes transformaciones del mercado de arte, impulsada a partir de la fusión entre las criptomonedas y los NFT, la tecnología que permite certificar la autenticidad de una creación digital y diferenciarla de eventuales copias.

Hace cinco meses, las criptomonedas circulaban fluidamente en los mercados financieros pero permanecían ajenas al ecosistema del arte, tanto como los Token no fungible o NFT, el sistema que certifica la autenticidad de un activo digital y permitió licuar la preocupación que acechaba a los creadores de contenidos virtuales: cómo validar la autoría de una obra que a diferencia de un bien tangible puede multiplicarse en las plataformas sin que sea posible distinguir un original de sus múltiples imitaciones.

Todo cambió en marzo pasado cuando el artista estadounidense Beeple vendió por 69,3 millones de dólares una obra digital propia a través de la tradicional casa de subastas Christie’s, que por primera vez en su historia decidió aceptar criptomonedas como medio de pago para la transacción.

Desde entonces, no dejan de replicarse en el mercado de arte las operaciones concretadas con monedas virtuales y legitimadas a través del NFT que han dado lugar a una oferta heterogénea que alcanza otras expresiones además del arte, como la apuesta del CEO de Twitter, Jack Dorsey, quien validó con esta tecnología el primer tweet de la red que fue publicado el 21 de marzo de 2006 y lo vendió en 2.9 millones de dólares.

El NFT, en crecimiento

La muestra "Quantum", el 4 de junio de 2021. Foto AFP
La muestra «Quantum», el 4 de junio de 2021. Foto AFP

O el famoso meme «Disaster girl», una imagen de 2005 en la que se ve a una niña sonriendo con una casa en llamas al fondo. Esa chica, que se llama Zoë Roth y tiene ahora 21 años, decidió convertirlo en un NFT y obtuvo por su venta medio millón de dólares.

En la Argentina esta nueva experiencia tuvo algunos desprendimientos aislados como un videopoema realizado por Matías Buonfrate que se convirtió en la primera obra tokenizada del país o la criptoferia realizada en mayo pasado por el galerista Diego Trulls- pero se descuenta que se sumergirá en la tendencia, como lo evidencia el flamante lanzamiento del Premio B·Arte, que propone distinguir una obra de arte física y otra digital con el otorgamiento de 400.000 pesos en bitcoins, la criptomoneda fundante de este nuevo universo en el que el dinero pierde su condición tangible pero no su poder de compra.

La otra particularidad del certamen es que las creaciones ganadoras serán transformadas en NFT.

La iniciativa, impulsada por la ONG Bitcoin Argentina, pretende reconocer la producción artística y al mismo tiempo consolidar a las criptomonedas como herramienta de intercambio para las transacciones vinculadas al mercado de arte. Habrá dos categorías: por un lado arte físico -que incluirá esculturas, impresiones 3D, dibujos, pinturas y collages- y por el otro arte digital, es decir, imágenes digitales, videos o animaciones de corta duración máximo de un minuto. Y además de los dos premios de 400.000 pesos en bitcoins se contemplarán 300.000 para menciones.

El concurso​

¿Quiénes podrán participar? Artistas mayores de 18 años o colectivos de todo el país con una obra original que aborde el tema del concurso: «La descentralización disrumpe en el arte«, una consigna que según los organizadores propone «poner en evidencia la irrupción de las nuevas tecnologías que promueven la descentralización y la independencia económica con las artes plásticas como herramienta y lenguaje expresivo».

«El Premio se propone también aumentar la difusión y la comprensión de los NFT por parte de los artistas, de los coleccionistas y para que el público en general empiece a conocer las diversas aplicaciones que esta tecnología tiene para la vida no sólo financiera sino también en los distintos espacios de la sociedad y la cultura contemporánea -señala a Télam la artista Aída Pippo, una de las integrantes del jurado-. Las criptomonedas son una excelente herramienta para el comercio del arte«.

«Los trabajos seleccionados serán expuestos y guiaremos a los autores en la generación del NFT de su obra. Todos estos elementos serán de gran ayuda para que un colectivo, como es el artístico (donde la adopción de la tecnología es muy dispar), logre descubrir que, aunque un artista decida pintar al óleo con técnicas clásicas, la tecnología le abre una ventana a la sociedad global que afianza su independencia y lo conecta con el mundo, independientemente del mensaje o las herramientas propias», apunta la artista e ilustradora, que desde hace unos años investiga las nuevas tecnologías aplicadas al arte y su difusión.

¿Los artistas argentinos tienen interés por explorar estas temáticas o el concurso intenta funcionar como un disparador para que algunos comiencen a aproximarse y a reflexionar sobre un fenómeno que aún está inexplotado o en ciernes? «Los NFT nacieron en el 2017 casi como un juego, de la mano de los memes y del gaming y encontraron un impulso espectacular hace unos meses con la subasta de la obra monumental de Beeple, dicho sea de paso, un artista importantísimo del arte digital y multimedia. A partir de allí han proliferado plataformas, market places y artistas que exploran estos nuevos lenguajes. La Argentina no es la excepción. Tenemos muchos artistas en el país vendiendo sus obras e incluso algunas plataformas de desarrollo local», analiza Pippo.

Otro de los miembros del jurado e impulsores de la iniciativa es Alberto Echegaray Guevara, un empresario y artista que se hizo conocido durante la Bienal de Venecia de 2019 cuando presentó una obra conceptual consistente en tres esferas rellenas con dólares triturados y 250 bitcoins auténticos que fue comprada en esa moneda por un coleccionista y hoy vale más 8.5 millones de dólares. «Las criptomonedas son solamente una resultante de esa revolución exponencial de la tecnología que se está dando en todo el planeta», indica a Télam.

«Beeple ha sido un ejemplo dentro de toda esta locura de los NFT. Es muy interesante porque mucha gente se pregunta por qué un artista que no es conocido puede vender una obra a 69 millones de dólares en una casa de subastas tan importante. Puede no ser tan conocido en ciertos ambientes del arte pero si lo comparamos con un Jeff Koons que tiene de repente menos de 400 o 500 mil seguidores en plataformas de redes sociales, Beeple sobrepasa los dos millones, o sea que representa a una cantidad de nuevos coleccionistas que están revolucionando el arte digital, que es donde no existen límites», señala.

Los premios de B·Arte 2021

En las bases y condiciones del flamante premio se establece que las obras no podrán ser «efímeras», y que no se admitirán «performances, happenings, intervenciones del espacio ni obras realizadas con materiales perecederos, así como no se aceptarán obras que ofendan la susceptibilidad del público ni obras que incluyan imágenes con derecho de autor diferente del autor de la obra».

Estos requerimientos parecen una estrategia para «frenar» muchos de los artilugios que definen al arte contemporáneo y que muchas veces despiertan debates acerca de si lo exhibido responde a una obra artística o es un mero fraude o gesto de provocación, como ocurrió en torno a la obra «Comediante» del artista italiano Maurizio Cattelan o la «escultura invisible» que otro italiano -Salvatore Garau- vendió recientemente en más de 18.000 dólares.

Premio B·Arte
Premio B·Arte
  1. Adquisición de Arte Físico ARS $400.000
  2. Adquisición de Arte Digital ARS $400.000
  3. Dos Menciones no adquisición de ARS $30.000 cada una

La participación es gratuita y para inscribirte y obtener más información se puede ingresar acá.