Fuente: Ámbito ~ Este mes se lanzará una nueva plataforma de venta de NFT pero que se dedicará exclusivamente a las artes visuales y contará semanalmente con exhibiciones curadas. Ámbito habló con Juan Pablo Scheinsohn, vocero de Aura.
Aura nació de un debate sobre el ecosistema del NFT. Sus creadores notaron que, a pesar de haber muchas plataformas de venta de estos criptoactivos, había un espacio sin explorar en la presentación de obras de arte y artes visuales que sean curadas por expertos. Es así que le dieron forma a la plataforma Aura que tendrá importantes obras de arte presentadas en exhibiciones semanales.
Juan Pablo Scheinsonhn, vocero del proyecto, en diálogo con Ámbito adelantó: “Para el lanzamiento este cuatro de octubre contamos con aproximadamente 100 obras en el marketplace. Con el paso de los días, se irán sumando más, pero no apuntamos a cantidad, sino a calidad. Actualmente hay alrededor de 100 artistas en Aura de todos lados del mundo, y seguro se irán sumando más con el paso del tiempo”.
La plataforma trabaja en Ethereum, pero también cuenta con su propia red para hacer posible el lazy minting. Este término significa que el “gas” que necesitan los artistas para convertir su obra en NFT no lo pagan ellos sino que está dentro del precio de venta, un diferencial de la plataforma con respecto a otras. También incluirán prontamente los smart contracts de Cardano.
“Las expectativas son las mejores debido a que el mercado de NFT se viene consolidando ya hace un año y medio y probablemente seguirá creciendo con la adopción de las criptodivisas y la normalización de los bienes digitales. Es una oportunidad no solo para los artistas y creadores, sino también para los que pueden poner el ojo y prestar atención al potencial de los NFTs”, aseguró Scheinsonhn.
La plataforma tiene ocho obras de arte del pintor argentino Antonio Berni pero también hay NFT de Eduardo Pla, Frenetik Void, Carmelo Arden Quin, Milton Sanz, Aun Helden, Lucas Aguirre, Oleg Dou, Astrosuka, Sofja, Arpanet, Orkgotik, Nikita Panin, Nicolás Guardiola, Kitasavi, Mel Calabria, Stanley Gonczansky, Luis Fernando Benedit, Ernesto Deira, Miguel Angel Vidal, Eduardo Mac Entyre y Osvaldo Romberg.
En cuánto a qué transformación generará en el arte la tecnología NFT, el vocero de Aura, opinó: “La tecnología blockchain permite a los artistas que así lo desean comerciar su arte sin intermediarios y vender al mundo entero, sea donde fuera que ellos se encuentren. Hay gustos para todo dentro de este mercado. Hasta hace unos años, los artistas digitales solo podían subir su obra a Instagram y recibir likes, pero no podían vivir de likes”.
“Hoy en día, pueden vender esos trabajos que antes terminaban en un feed. También cabe destacar que ahora los artistas y creadores pueden ponerle regalías a sus creaciones; de esta forma, reciben un porcentaje de cada venta posterior a la primera: algo que nunca se logró en el mercado físico. Los NFTs dan la posibilidad al arte digital de ser comerciado en la manera que fue concebido: virtualmente, sin perder su esencia”, cerró.
¿Cómo darse de alta?
El proceso para utilizarla es a través de una aplicación tanto para artistas como las galerías. Al crearse un usuario, se debe elegir un perfil según el rol (coleccionista, artista, galería de arte) que tengan dentro de la plataforma y llenar los requerimientos pedidos. En caso de ser artista o galería una vez aplicados, estarán a la espera de un mail de confirmación donde se aceptarán o no. Los artistas y las galerías pueden crear NFT desde su billetera, y comercializarlos dentro del marketplace. Por su parte, los coleccionistas solo pueden comprar y vender las obras, no pueden crearlas.
¿Qué es un NFT?
Un NFT es un activo digital que representa objetos del mundo real como arte, música, elementos de videojuegos, videos, etc. Se compran y venden en línea, frecuentemente con criptomonedas, y generalmente están codificados con el mismo software subyacente que muchas cripto.
Fuente: Argentina ~ Con la presencia de autoridades del gobierno e invitados especiales quedó formalmente inaugurada la megamuestra en su edición número diez.
Desde hoy, sábado2 de octubre, Tecnópolis se prepara para recibir a miles de visitantes de todas las edades que podrán disfrutar de una amplia programación para todos y todas.
La jornada comenzó a las 11.30 hs con un acto inaugural en la explanada de ingreso que contó con la presencia del jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Juan Luis Manzur; el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer; el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Daniel Filmus, la directora de Tecnópolis, María Rosenfeldt y funcionarios y autoridades nacionales.
“El mensaje es uno solo: recuperamos la esperanza de un futuro mejor a partir de esto que es un símbolo de la Argentina”, dijo el jefe de Gabinete de Ministros de la Nación, Juan Luis Manzur. Y agregó: “Aquí estamos firmes y convencidos de a dónde tenemos que ir. Firmes y convencidos de la cultura, de la danza, del arte, de la educación, de la ciencia. Hoy, una vez más, Tecnópolis abre sus puertas, y venimos con entusiasmo a decir que acá está nuestro gobierno, acá está el Estado en los momentos más difíciles, porque si hay algo que no puede ser el Estado es desertor, nos tenemos que hacer cargo y mirar hacia adelante, con un mensaje y una dirección clara hacia dónde vamos”
“¡Qué viva Tecnópolis!” −expresó durante su discurso el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer− “Hoy tenemos la alegría de este momento de esperanza, de un horizonte más luminoso. La unidad es la que nos salva y pronto vamos a estar abrazados y abrazadas. En estos momentos duros, después de la pandemia del macrismo y de la que afectó a toda la humanidad, decimos que este Parque está al servicio de esos niños y niñas, de ese despertar de vocaciones. Como decía Néstor, la autoestima de los argentinos y argentinas se fortalecerá”.
Por su parte, Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, anunció la aprobación de dos leyes que dan impulso en materia de políticas públicas: la Ley de Financiamiento de la Ciencia y la Ley de la Economía del Conocimiento. “Esto es una emoción enorme. Estuvimos acá hace 10 años y todos escuchamos a Cristina cuando dijo que Tecnópolis era una invitación a imaginar un futuro. Hay varios futuros posibles pero solo uno que exige que haya ciencia y tecnología, que exige que hayaun estado presentepara desarrollar también la capacidad de producción, la capacidad de agregar valor de los argentinos y argentinas a partir del trabajo. Avancemos hacia ese país soberano que está esperando. Tecnópolis nos invita a imaginarlo”, dijo en el acto.
María Rosenfeldt, directora de Tecnópolis, destacó la labor de cada trabajadora y trabajador del Parque y agradeció a los organismos e instituciones por hacer posible la décima edición de la Megamuestra. “Tecnópolis está listo −anunció− Hace tiempo que no volvía a tener este despliegue. Ahora que empezamos a efectivizar los protocolos, la presencialidad es posible. Y abre en este contexto de restitución de la Argentina y después de un año y medio de pandemia. Acá estamos dándolo todo para mostrar el potencial que tenemos en nuestra industria, producción, cultura y desarrollo científico-tecnológico.”
Siguiendo la tradición característica de cada apertura, se realizó una cuenta regresiva en el Arco de ingreso para abrir de par en par las puertas del gran parque dedicado al arte, la ciencia y la tecnología y celebrar un reencuentro tan esperado por todos los argentinos y argentinas.
Durante el acto también estuvieron presentes los ministros de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié; Educación, Jaime Perzik; Desarrollo Social, Juan Zavaleta; Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi; la titular de la ANSES, Fernanda Raverta; el Senador nacional Oscar Parrilli; el Ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la Provincia de Buenos Aires, Agusto Costa; el exdirector de Tecnópolis, Javier Grosman; la directora del Centro Cultural Kirchner, Verónica Fiorito; la presidenta de la CONABIP, Maria del Carmen Bianchi; la presidenta del Fondo Nacional de las Artes, Diana Saiegh; la presidenta de TELAM, Bernarda Llorente, la secretaria de Comercio Interior, Paula Español; Lucas Ghi; entre otros y otras.
Luego de la inauguración oficial, los ministros y autoridades realizaron una recorrida por algunos de los espacios de la megamuestra: el avión de Aerolíneas Argentinas e Intercargo; el espacio de la energía de YPF; el predio Ferial donde visitaron la plaza de la moneda de la Casa de la Moneda y la Unidad Coronavirus, y la muestra homenaje a Maria Elena Walsh “El cielo en la vereda” curada por Chiqui González.
El acto fue traducido en vivo en Lenguaje de Señas Argentina (LSA) por intérpretes de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), a partir de un trabajo conjunto con Tecnópolis que permitirá ofrecer charlas inclusivas en la programación de esta décima edición.
Tecnópolis permanecerá abierto todos los viernes, sábados, domingos y feriados hasta el 12 de diciembre con reserva previa de entradas gratuitas en www.tecnopolis.gob.ar y en cumplimiento de todos los protocolos sanitarios vigentes.
Fuente: Télam ~ Nacido en Urbino, casi 300 kilómetros al Norte de Roma, el artista renacentista se ha convertido en un ícono de la «ciudad eterna» cuya obra celebra el Estado papal a cinco siglos de su muerte.
Las dos pinturas estaban expuestas en los apartamentos papales del Palacio Apostólico, un lugar no apto para turistas, y solo se habían mostrado al público en un breve período en 1984.
Con la exposición por primera vez al público en 37 años de un cuadro de San Pedro atribuido recientemente a Rafael Sanzio, el Vaticano continúa con las conmemoraciones por los 500 años de la muerte del pintor y arquitecto italiano, interrumpidas en 2020 por la pandemia, y que incluyeron esta semana un seminario de tres días dedicado a destacarlo como un «artista imprescindible» por el legado pictórico y arquitectónico que exhiben los Museos de la Santa Sede.
«Rafael es una figura imprescindible para la colección vaticana», describe a Télam la directora de los Museos, Barbara Jatta, al detallar las actividades con las que la institución cierra en 2021 las conmemoraciones iniciadas el año pasado.
«Quisimos inaugurar esta muestra para cerrar las conmemoraciones de 2020 por los 500 años de su fallecimiento. Rafael aquí esta rodeado de su puntos máximos, como los tapices que diseñó para la Capilla Sixtina que expusimos en 2020, además de lo hecho en las estancias y las logias», resume la experta.
Nacido en Urbino, casi 300 kilómetros al Norte de Roma, el artista renacentista se ha convertido en un ícono de la «ciudad eterna», al punto que está presente en los tres lugares más visitados de la capital italiana: enterrado en el Panteón; con sus obras en los Museos Vaticanos; y con sus decoraciones en la denominada Domus Aurea, el espectacular complejo subterráneo a metros del Coliseo.
«El excepcional descubrimiento» que describe la directora de los Museos Vaticanos salió a la luz al final de una restauración del salón que forma parte de las denominadas Estancias de Rafael A esa omnipresencia rafaeliana en Roma, el Vaticano suma ahora, y hasta el 9 de enero, un elemento central y que se convertirá en parada obligatoria para quienes lleguen a la capital italiana decididos a seguir los trazos del artista: un cuadro de San Pedro, el considerado primer Papa de la historia, casi de tamaño natural, que durante años estuvo relegado a un segundo plano dentro de la Santa Sede hasta que la esperada confirmación oficial lo puso al nivel del resto de los grandes éxitos del lugar.
En efecto, el cuadro expuesto es obra de Rafael. Según explica Jatta, las dos pinturas estaban expuestas en los apartamentos papales del Palacio Apostólico, un lugar no apto para turistas, y solo se habían mostrado al público en un breve período en 1984.
Un largo trabajo de investigación interna permitió a los Museos confirmar que es en efecto el pintor nacido en Urbino el autor del San Pedro que hasta hace poco se atribuía a Fra Bartolomé, un fraile dominico dedicado a la pintura, apunta la directora de los Museos Vaticanos.
«El proyecto empezó en 2019 cuando Guido Cornini, del departamento de restauración, me señaló la existencia de estas obras, que estaban en los Apartamentos Pontificios, tras haber sido expuestas un breve período en una de las salas de la Pinacoteca y luego en la residencia de Castel Gandolfo», sintetiza Jatta.
Los óleos de Rafael, considerados el último trabajo del pintor, fueron hechos entre fines de 1518 e inicios de 1519,antes de su fallecimiento el 6 de abril de 1520
La confusión sobre el autor del cuadro ahora expuesto como obra de Rafael se originó porque Fra Bartolomé inició el San Pedro y un cuadro similar de San Pablo en 1513, aunque una crisis artística dejó a medio terminar la pintura dedicada al Santo que da nombre a la Basílica vaticana.
«Las investigaciones y exámenes hechos durante la restauración confirmaron los indicios de que esa obra fue terminada por Rafael. En parte ‘gracias’ a la pandemia hubo tiempo de más para restaurarlas, analizarlas y exponerlas de la mejor forma posible», agrega Jatta.
Según la especialista, nombrada por el papa Francisco en 2016 para convertirse la primera mujer de la historia al frente de los Museos Vaticanos, Rafael se encontró entonces con un San Pedro que era «sencillamente un dibujo preparatorio» y lo terminó.
«Hay en la obra, de inicios del siglo XVI, una apertura creativa casi del siglo XVIII, un toque de pintura abierta sobre la mano y la cara que marcan la diferencia», argumenta.
Pero más allá de las pistas que aporta el trazo rafaelino, dos documentos de la época, entre ellos un escrito del entonces alcalde de Florencia, ya aseguraban que Fra Bartolomé no había terminado el cuadro de San Pedro.
La pandemia y el encierro alargaron unos meses las intervenciones de conservación y restauración pero las noticias y los resultados que surgieron dieron sus frutos» Barbara Jatta, directora de los Museos Vaticanos La exposición del «nuevo» San Pedro es una continuación de los eventos planeados para el año pasado, cuando se cumplieron 500 años de su fallecimiento, interrumpidos por el avance de la pandemia.
«Rafael vivió doce años en la Ciudad Eterna, de 1508 a 1520, en un momento muy feliz para las artes, durante los dos pontificados significativos de Giulio II della Rovere y Leone X Medici, en los que se creó una situación única en la corte papal para la presencia contemporánea de destacadas personalidades artísticas, desde Miguel Ángel a Leonardo, de Bramante a Sangallo, a multitud de artistas, escritores, filósofos y teólogos», enmarca Jatta.
Según la directora del monumental espacio museístico, Rafael dejó su huella en el Vaticano: «los palacios y los Museos Vaticanos tienen, de hecho, el privilegio de ser los titulares de sus ciclos pictóricos más bellos y significativos».
«Pero Rafael en el Vaticano también significa los imponentes retablos de la Pinacoteca Vaticana. La pandemia y el encierro alargaron unos meses las intervenciones de conservación y restauración pero las noticias y los resultados que surgieron dieron sus frutos», rememoró la directora.
Junto a la muestra del nuevo San Pedro, Jatta encabezó ahora un seminario internacional de tres días dedicado al autor de la célebre «Escuela de Atenas», en el que expusieron expertos como Silvia Ginzburg, Antonio Paolucci y Tom Henry.
Ya en 2020, los Museos Vaticanos exhibieron, por primera vez, dos óleos del artista que salieron a la luz en la última restauración hecha por la Santa Sede.
Uno de los principales aspectos recorridos en el ciclo de tres días fue la faceta arquitectónica de Rafael. En especial, con una visita privada incluida, se trató la denominada «Loggietta del cardenal Bibbiena», la pequeña antecámara y baño que el artista diseñó en el tercer piso del Palacio Apostólico del Vaticano.
Pegada a la oficina que hoy ocupa el monseñor argentino Guillermo Karcher en la secretaría de Estado, la Loggietta se abre a una privilegiada terraza sobre la Plaza San Pedro, a escasos metros de la fachada de la Basílica vaticana. El espacio, adornado con figuras de la grotesca que tanto gustaban a Rafael, fue concebido a pedido del cardenal Dovizi Bibbiena, que era uno de los mejores amigos de Rafael en Roma.
El tema elegido son diversos episodios de la vida de Venus y su relación con los otros dioses, una serie de diseños considerado casi eróticos en la época. En el siglo XIX, la «stufetta», como se la conoce también, fue convertida en capilla cubriéndose las paredes con tablas y la bóveda con una tela.
Jatta describe el seminario de tres días, enmarcado también en el recuerdo del célebre artista, como «un punto importante a nivel internacional sobre lo que se ha estudiado sobre Rafael en los 37 años desde el año dedicado a los 500 años del nacimiento».
La Sala de Constantino fue restaurada durante cinco años, durante los que se descubrieron las alegorías de Iustitia y Comitas, las dos únicas figuras femeninas pintadas al óleo entre los frescos
Ya en 2020, los Museos Vaticanos exhibieron, por primera vez, dos óleos del artista que salieron a la luz en la última restauración hecha por la Santa Sede.
Se trata de las alegorías de la Iustitia y Comitas, pintadas al óleo entre los frescos de la Sala de Costantino en el Vaticano, y que representan el último trabajo de Rafael antes de su muerte.
Según describe Jatta, «el excepcional descubrimiento» salió a la luz al final de una restauración del salón que forma parte de las denominadas Estancias de Rafael en la que este martes los técnicos y restauradores ultimaban los detalles para la reapertura, mientras la directora mostraba los descubrimientos.
Con 18 metros de largo, 12 de ancho y 13 de altura, la Sala de Constantino fue restaurada durante cinco años, durante los que se descubrieron las alegorías de Iustitia y Comitas, las dos únicas figuras femeninas pintadas al óleo entre los frescos.
Los óleos de Rafael, considerados el último trabajo del pintor, fueron hechos entre fines de 1518 e inicios de 1519, según precisa Jatta, antes de su fallecimiento el 6 de abril de 1520.
A inicios de 2020, el Vaticano ya había expuesto en la Capilla Sixtina de manera excepcional los tapices que el papa León X (Giovanni de Medici) le encargó a Rafael Sanzio para decorar la ya por entonces magnífica obra de Miguel Ángel.
Fuente: Unidiversidad ~ La artista plástica mendocina pasó por «Atardecid@s» para contar de qué se trata «Las flores de Ana» y por qué está en el mejor momento de su carrera.
La artista plástica Ana Peña nació en 1975 en la provincia de Mendoza. Siendo muy chica, descubrió su amor por el arte, comenzó a estudiar y a capacitarse hasta que se transformó en una referente de la provincia. Luego de formarse como docente de artes plásticas en el Instituto Calas de la profesora Cristina Saile en 2006, comenzó su recorrido profesional, que incluyó exposiciones en diversos espacios, cursos de actualización tecnológica sobre pinturas y técnicas modernas de aplicación, entre otras actividades.
En su paso por Atardecid@s, habló sobre sus inicios como profesional, explicó en qué consiste su obra “Las flores de Ana” y afirmó que está en su mejor momento profesional. Además, Ana contó cómo la pandemia la ayudó a relanzar sus creaciones y a exponer su brillante trabajo de acuarelas.
En primer lugar, Ana Peña contó el proceso que la llevó a disfrutar de su presente profesional: “Empecé con mis estudios de muy pequeña. Poco a poco me fui desarrollando y, al revés de lo que le ocurrió a la mayoría de las personas, este marco de pandemia fue muy productivo para mí en el crecimiento artístico personal, ya que pude mostrar mi gran producción de acuarelas. Fue un crecimiento muy satisfactorio en todo aspecto”.
La artista plástica contó cómo desarrolla y expone su trabajo en su espacio de arte: “La exposición cuenta con más de 100 acuarelas y se pueden observar en mi espacio artístico. Para mí, lo más importante es lo que le puedo dejar en el alma las personas que observan mis trabajos. A partir de ellos, hablo yo”.
Finalmente, en cuanto a su producción, la artista reconoció que no tiene “contada la cantidad de obras” pero más allá de eso “cada una significó un pedazo de alma puesto en esa obra especial”.
Fuente: Ámbito ~ La colección permite indagar el perfil del pintor, que se conecta con los mejores artistas del Río de la Plata.
El conjunto de arte rioplatense reunido por María Luisa Bemberg, destacada cineasta y precursora en la defensa de la mujer, cobró especial interés en estos días a partir de la muestra del pintor uruguayo Rafael Barradas que exhibe el Malba. Las pinturas de Barradas, difíciles de conseguir, dado que el Museo de Artes Visuales de Montevideo reúne alrededor de 500, casi todas las que pintó en su corta vida, son las estrellas que se exhiben en la sala María Luisa Bemberg del Museo Nacional de Bellas Artes.
Si bien el Malba le pidió en préstamo al MNBA varias obras para su extensa exposición, sólo llegaron tres, porque fueron donadas con cargo de exhibición y, de este modo, la colección Bemberg permite indagar el perfil de Barradas que se conecta con los artistas del Río de la Plata. A pesar de la diversidad estilística y las diferencias del carácter, hay un aire de familia entre “Fiesta de disfraz”, un Barradas de 1913 y “Deliberando”, una escena de Pedro Figari con figuras femeninas. El parentesco se vuelve más lejano al contemplar las líneas de la “Catedral constructiva” de Joaquín Torres García, las rectas de “Místicos” de Xul Solar, el cubismo de “Centro de mesa”, un sol de Emilio Pettoruti y “La dama del café” de Barradas. Luego, el ritmo del “Candombe de carnaval” de Figari, coincide con el del “Impromptu de Chopin” de Xul Solar. Las cualidades vibrantes del color, incluso los tonos tierras enrojecidos en la severidad cromática de Torres García, también hermanan a estas obras.
Cuentan que María Luisa Bemberg heredó de su padre, Otto Bemberg, una bella pintura del francés Alfred Sisley que donó al MNBA, mucho antes de ceder su arte rioplatense a la institución. Pero recién cuando llegó a sus manos la carta de un espectador del Museo que, sin conocerla, le agradecía la felicidad que le procuró la apacible belleza del Sisley, encontró el verdadero sentido de su donación. Su asesor, el arquitecto Eugenio Ottolenghi, recuerda que le llevó una pintura de Barradas y María Luisa se sentó a mirarla durante un largo rato. “Después me dijo que la sentía cercana, que ella misma se sentía rioplatense”, agrega Ottolenghi. La pintura, “The tango emoción de color. Escena de café. Multitud”, se encuentra hoy en el MNBA. A partir del encuentro con Barradas el conjunto rioplatense comenzó a crecer con obras cumbre, como el colorido y alegre “Arlequín” de Pettoruti o la serie completa de Xul Solar y Figari.
La salud de Bemberg flaqueaba en febrero de 1995. Su hija, Cristina Miguens, se encontraba con ella en el piso de la calle Levene y describe ese momento: “Estábamos las dos en el balcón terraza de su casa, frente al río, ella ya muy enferma de su cáncer. Un único testigo: la escultura de Alicia Penalba que se recortaba sobre el cielo porteño. A pocos pasos, en las paredes de su living, colgaban sus cuadros, minuciosamente elegidos durante varias décadas y que la envolvían y acompañaban en ese ambiente que era también su lugar de trabajo. Le pregunté si nunca había pensado en donar su ‘colección’, porque así los nombraba ella. Eran un todo, una unidad, no una sumatoria. Ante mi sorpresa me dijo que sí, que muchas veces, pero que no lo había hecho por nosotros, sus hijos, que éramos sus herederos y no quería privarnos de los cuadros, aunque significara ‘descuartizar’ su colección”. Sin dudarlo, Cristina Miguens tranquilizó a su madre y habló con sus tres hermanos.
Contra reloj, viendo que la salud de su madre empeoraba, iniciaron los trámites de donación. Finalmente, en silla de ruedas llegó a firmar el acta de donación en su casa, rodeada por la familia, unas pocas autoridades y algunos amigos. Así legalizó su último deseo. Le quedaban pocos días de vida, apenas dos semanas, pero esa tarde el ambiente era festivo. Magdalena Ruiz Guiñazú le preguntó entonces qué motivo impulsó su donación. Cuentan que sonriente, aunque con la voz entrecortada, respondió: “Para darle una alegría a mi país… Y a mí misma… Lo que no es poco”.
Pasarían diez años desde ese día, el plazo establecido por la donación “con cargo de exhibición”. La colección había permanecido oculta y, dado el tiempo transcurrido, los hermanos Miguens podían reclamar la titularidad. ¿Desidia burocrática? Tal vez. Pero la estrechez presupuestaria de esos años recién se superó cuando, sin dobleces, se planteó el problema. Y los herederos de María Luisa Bemberg decidieron financiar la sala 27 que alberga su arte. El Río de la Plata es un territorio fértil para el arte, dueño de una extensa tradición en el campo estético de las vanguardias. La muestra se completa con una formidable escultura de Penalba en el medio de la sala. Luego, escoltando el ingreso a la sala Bemberg se encuentra una bella y pensativa figura femenina de Norah Borges y, a su lado, las obras pertenecientes al MNBA de Xul Solar y Pettoruti. Tres artistas que se vuelven a reunir después de 95 años. Xul Solar, Borges y Pettoruti, expusieron juntos en Amigos del Arte para homenajear al futurista Marinetti, cuando llegó a la Argentina.
Fuente: La Nación ~ Durante medio siglo, impulsó nuevos métodos pedagógicos para el dibujo, el diseño gráfico, la publicidad y el cine.
Despintar el mural de la Gioconda. Esa fue la orden que venía de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. El frente de tres pisos del edificio que ocupaba la flamante sede de la Escuela Panamericana de Arte (EPA), en avenida Juramento 1765, en Barrancas de Belgrano, lucía en el año 1983 la imagen de la emblemática dama florentina en versión pop con unos rayos destellantes. Aunque figuras claves del mundo del arte como Jorge Romero Brest, director del Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella, y Jorge Glusberg, quien sería director del Museo Nacional de Bellas Artes entre 1994 y 2003, se opusieron a la medida en solidaridad con la escuela, fue necesario sumergirse en un litigio legal.
Fundada en 1955, la Escuela Panamericana tiene su origen en el Curso de los 12 famosos artistas, que dictaban por correspondencia Hugo Pratt y Enrique Breccia, entre otros.
De unos 30 metros de alto, el mural había demandado un gran esfuerzo: hubo que buscar pintura resistente colorida y combinarla de modo preciso. Se analizaron los múltiples planos de balcones y ventanas. Se diseñó y pintó la imagen de manera que quedara perfecta tanto con las persianas del edificio bajas como levantadas.
Después de semejante esfuerzo, Martín Mazzei –a cargo, junto con Carlos Trillo, de la comunicación integral de la escuela y, en 1984, uno de los cofundadores de la carrera de Diseño Gráfico de la Universidad de Buenos Aires (UBA)– no imaginó la lucha judicial que estaba en puertas. La Municipalidad consideró que el mural era “un anuncio comercial que violaba el código de la publicidad”. Exigía despintarlo sin demora. Como desde la escuela se negaron, se inició un juicio.
La Gioconda sobreseída
Con colores estridentes y un cambio en su emblemática sonrisa, Mazzei transformó la fachada de la escuela: agregó rayos fulgurantes a la versión pop que ya había creado Pino Milas en 1968 como nueva imagen de la escuela, a partir del retrato que Leonardo Da Vinci hizo de Lisa Gherardini, una mujer joven, madre de cinco hijos y esposa del rico comerciante de seda florentino Francesco del Giocondo.
La Gioconda es un ícono popular que ha inspirado a muchos otros artistas. Entre ellos, a Salvador Dalí, Marcel Duchamp y Fernando Botero, quienes caricaturizaron el retrato y lo adoptaron a su propio estilo. El mural que Mazzei diseñó a partir de la imagen de Da Vinci logró conservar el aura hipnótica y misteriosa, ahora desde la vía pública. Mazzei también hizo campañas televisivas. “Hacé la tuya”, decía desde la pantalla la dama de enigmática sonrisa. Una imagen que muchos recordarán junto a otras que marcaron época en la primavera alfonsinista, como, por ejemplo, la amorosa relación de Tubby 3 y Tubby 4, dibujada y con música hiperpegadiza (uno de los jingles más emblemáticos de los 80). Y hubo más: la de las pilas Eveready (con letra y música de Alejandro Dolina y Eduardo Schejtman), que impuso el eslogan “Una pila de vida”, y la de piña colada American Club, que hoy, después de Ni Una Menos, sería impensada: una mujer con un ojo en compota pedía “dame otra piña”. La de Paty vinculó una hamburguesa con una historia de amor (“Paty te quiero” se convirtió en el eslogan de la marca). La Gioconda, pop, colorida e intervenida a veces con bigotes, se convirtió en una imagen doblemente icónica.
Con una reproducción pop de la Gioconda como símbolo en la fachada del edificio de la Escuela Panamericana de Arte, su eslogan “Hacé la tuya” se transformó en una insignia de la primavera democrática.
Al frente de la comunicación integral de la escuela, Mazzei –quien en 1964 se había unido a la agencia Agens y, así, se integraba al equipo de diseñadores que hizo campañas de los productos Siam Di Tella y que, más tarde, sería socio fundador del círculo de creativos argentinos– intervino la Gioconda de Milas: cada año lanzó nuevas campañas. “Para mí, era la imagen de la virgen del arte”, explica el diseñador. Y añade que la idea clave que lo guio en ese momento fue “quien no se distingue, se extingue”.
Quería que el arte “saliera a la calle, que no se agotara en los museos: una escuela de arte, justamente, tenía que ser la primera en propulsarlo”. Buscaba, también, “romper con los viejos y tristes edificios grises e introducir una nota fresca y alegre en la monotonía del barrio”.
Tras la batalla judicial, el juez sobreseyó definitivamente a la escuela, desestimando la denuncia de los funcionarios municipales debido a la “ausencia de inequívoca intención publicitaria, carencia de inscripciones complementarias que le den carácter de anuncio comercial”. Como si fuera poco, el Tribunal destacó “el contenido artístico del mural” e invocó la opinión favorable del crítico Romero Brest.
Hacer escuela
Hijo de inmigrantes polacos que llegaron a la Argentina en 1930, Enrique Lipszyc fue el creador y primer director de la EPA. Con apenas 20 años, lanzó un proyecto innovador en nuestras pampas. Mucho antes de la virtualidad, en 1951, obtuvo de la King Features Syndicate la franquicia para Argentina y Latinoamérica para dar un curso de dibujo por correspondencia diseñado por Alex Raymond, creador de Flash Gordon.
En 1953, Lipszyc editó El dibujo a través del temperamento de 150 famosos artistas, un estudio sistemático sobre las técnicas del dibujo de historietas y de la ilustración americana. Luego, en 1955, lanzó el Curso de los 12 famosos artistas, en el que participaron Hugo Pratt, Alberto Breccia, Carlos Roume, Daniel Haupt y Tito Mena, entre otros pesos pesados del dibujo, la ilustración y la historieta. “«Los 12 famosos artistas» era un eslogan, una marca que da pie al nacimiento de la escuela, que se convirtió en una especie de sol que convocaba a importantes ilustradores y dibujantes argentinos”, recuerda el cineasta David Lipszyc, hermano de Enrique.
«El papel de la Escuela Panamericana no solo fue el de educar, sino el de generar nuevos conocimientos en el campo del diseño gráfico.»
Jorge Frascara
A ritmo vertiginoso, Enrique Lipszyc convocó en 1955 a los principales dibujantes e ilustradores argentinos y fundó la Escuela Panamericana de Diseño (que con el tiempo llegó a tener sedes en Belgrano, el Centro y Flores). Empezó como una escuela de dibujo e ilustración en un contexto de auge exponencial del cómic: algunas revistas de historietas como Misterix alcanzaron el descomunal tiraje de un millón de ejemplares semanales.
Ya en 1962, Enrique Lipszyc y su hermano David viajaron a San Pablo para fundar allí una nueva sede (Panamericana Escola de Arte e Design), que continúa hasta hoy con éxito dirigida por Alex Lipszyc, hijo de Enrique. David quedó al frente del emprendimiento en Buenos Aires.
Ante la debacle del cómic, la EPA comenzó una nueva etapa: se incorporan nuevas carreras (siempre de nivel terciario) para satisfacer las nuevas demandas juveniles. De este modo, EPA desarrolló la carrera de Diseño Gráfico mucho antes de que se creara en la UBA. Impulsó también el área publicitaria para formar diseñadores junior en publicidad y propaganda, diagramación de libros y revistas, imagen visual de empresas y sistemas de señalización. La escuela se especializó en la enseñanza de la comunicación visual y audiovisual, en diseño gráfico, publicidad, artes plásticas, fotografía y cinematografía.
“El mayor legado de la escuela es el que se apropió el alumno: un método interdisciplinario, que iba desde la práctica a la teoría. Nos inspiramos en la Bauhaus. Considerábamos que la interdisciplina era la realidad del mercado global”, señala David Lipszyc.
Para diseñar la currícula de estudios, viajó con su hermano para reunirse con profesionales de universidades e instituciones educativas en Inglaterra, Estados Unidos y Francia. Durante medio siglo, la escuela fue un ámbito de experimentación que sumó docentes destacados en las distintas áreas, donde se impulsó el trabajo en equipo, plural, vivo: diseñaron campañas ad honorem de vacunación para el Ministerio de Salud, campañas de alfabetización para el Ministerio de Educación y otras de señalización para el Aeropuerto. La EPA organizó, junto con el Instituto Di Tella, la Bienal Mundial de la Historieta (1968) y, además, participó en congresos internacionales.
La escuela –que no tenía ningún subsidio– llegó a tener 1500 alumnos entre las tres sedes (de los cuales entre un 10% y un 30% recibía becas para continuar sus estudios). Los docentes tenían muy buenos sueldos. Hoy, el método que impulsaron continúa en la sede de Brasil. Aquí, con la crisis del 2000, la escuela tuvo que cerrar sus puertas. “La situación económica que se vivía en el país era desastrosa. La idea Panamericana no se sustentaba con toda la infraestructura y la cantidad de docentes que teníamos. El alumnado ya no podía pagar la cuota. Además, teníamos una competencia gratuita a un paso de Barrancas de Belgrano: la Facultad de Arquitectura de la UBA, donde ya había docentes que estaban dando clases en ambas instituciones”, señala David Lipszyc. Y agrega: “Por la crisis, en ese momento solo pagaban la cuota un 70% de los estudiantes. Para mantener el nivel de la enseñanza estábamos obligados a reducir notablemente el plantel docente o pagarles menos. Era insustentable”.
Rocambole, que en su infancia había tomado el curso de correspondencia para conseguir una devolución firmada por Hugo Pratt, dictó un taller de ilustración en la EPA.
El cuerpo docente contó, entre muchos otros grandes nombres, con los artistas Luis Felipe “Yuyo” Noé, Margarita Paksa y Alfredo Portillos y los dibujantes e historietistas Alberto Breccia y Hugo Pratt. Además, el diseñador Jorge Frascara (en 1976, dejó la escuela para tomar un puesto en la Universidad de Alberta, en Edmonton, Canadá), el cineasta Octavio Getino, Rocambole (nombre artístico de Ricardo “Mono” Cohen, creador de la gráfica de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, desde el arte de tapa de todos los discos hasta los afiches promocionales de los álbumes y los shows) y el escritor Carlos Marcucci (director de la carrera de Diseño Gráfico y Publicitario en la escuela y cofundador de la revista Mengano), que a fines de los 80 ganaría fama como un personaje de El Negro Blanco, la tira de Carlos Trillo y Ernesto García Seijas que reemplazó a El Loco Chávez en la última página de Clarín.
Rocambole empezó su contacto con la escuela mucho antes de integrar el cuerpo docente. Fanático de la historieta, se anotó en el Curso de los 12 famosos artistas para aprender dibujo por correspondencia. Mandó la carta con las estampillas, tal como indicaba la publicidad de la revista de historietas que leía. A vuelta de correo, recibió unas ilustraciones del cuerpo humano y las consignas con los trabajos que debía enviar. “Tenía que hacer algunos ejercicios y diseñar personajes míos”, recuerda Rocambole. “Aquel curso lo hice solo para tener la devolución firmada por Hugo Pratt”. Un preciado documento que consiguió.
“Antes se pensaba que las artes visuales eran solo la pintura, la escultura y el dibujo. La EPA les dio un lugar a las artes populares”, dice Rocambole, quien en una oportunidad viajó a la sede paulista para llevar los premios de un concurso.
Tras estudiar Bellas Artes en la Universidad de La Plata, y con algunos diseños memorables en su haber para la gráfica de Patricio Rey, fue convocado para dictar un taller de ilustración en la escuela. De aquella época, recuerda que con los Redondos tenían un método de trabajo singular. Eran –y siguen siendo– amigos, compartían criterios estéticos y conceptuales: “Pensábamos que una obra debía tener tres soportes: musical, poético y visual”, señala. Y cuenta que, para la producción, los miembros de la banda y él indagaban por separado el tema sobre el que trataba el disco en cuestión y luego se reunían para compartir los resultados.
De sus creaciones, Rocambole jamás hizo copyright. “Creo que el arte es para todos. Me hacen exposiciones constantes”, dice, refiriéndose a las reproducciones de sus diseños en todos los soportes físicos y virtuales imaginables y, además, en la propia piel de los fans, con tatuajes.
Director de la revista Mengano, en la que participaron Fontanarrosa, Quino, Trillo y Soriano, entre muchos otros, y autor de una decena de libros de cuentos y novelas, Marcucci recuerda que la escuela tenía a los mejores profesores de diseño de la Argentina. “Fue una época de felicidad absoluta: recuerdo una fiesta en la que todos bailamos en la calle”, rememora, a sus 90 años, el exdirector de la carrera de Diseño Gráfico.
“Una unidad filosófica y una claridad educativa que pocas escuelas en el mundo han conocido”, así definió Jorge Frascara la EPA, donde dio clases desde 1963 a 1976.
“La escuela me abrió las puertas del mundo del diseño: todo lo básico lo aprendí allí”, dice Fabián Di Matteo, que empezó a cursar por la noche Diseño Gráfico en 1976, cuando tenía 16 años, mientras iba al colegio secundario. Lo hizo por sugerencia del artista Pérez Celis, cuyo hijo era su amigo. Pero solo pudo cursar dos años. A los 18, tuvo que interrumpir sus estudios para hacer el servicio militar obligatorio. Sin embargo, lo aprendido en la escuela fue tan valioso que, apenas terminó el servicio militar, con 19 años, empezó a trabajar en Ediciones La Urraca (revistas Humor y Rock Superstar).
Cuando en 1998 se lanzó la edición argentina de Rolling Stone (la emblemática revista contracultural fundada por Jann Wenner en un sótano de San Francisco, que se convertiría en una marca poderosa asociada a la música y la cultura rock con franquicias en distintas partes del mundo), ocupó el cargo de director de Arte en la versión local durante 15 años. “Hacer la Rolling Stone fue el mayor desafío de mi vida”, dice Di Matteo, quien participó en reuniones con el director de Arte en Nueva York para lograr que la versión nacional tuviera un nivel similar a la revista norteamericana, famosa por sus tapas y su edición.
“Era muy importante la visión de la revista en el kiosco, que llamara la atención. La imagen tenía que ser bien lumínica y llegar en forma directa, destacar. A partir de las reuniones en Estados Unidos, hicimos superproducciones de tapas con personajes muy conocidos a los que se caracterizaba e hipermaquillaba. En esa época, teníamos libertad para incluir diferentes tipografías”, recuerda.
“Una unidad filosófica y una claridad educativa que pocas escuelas en el mundo han conocido”, así definió Jorge Frascara la EPA, donde dio clases desde 1963 a 1976. “Mi descripción del programa y de su metodología educativa fue recibida con admiración en una conferencia que di a los académicos del Departamento de Tecnología Educativa de la Universidad de Surrey, Inglaterra, en 1973″, señala. Y añade: “Las investigaciones en ilustración para la EPA, entre 1974 y 1976, produjeron informes, artículos y conferencias que fueron ávidamente recibidos en Norteamérica y Europa. El papel de la Escuela Panamericana no solo fue el de educar, sino el de generar nuevos conocimientos en el campo del diseño gráfico”.
Frascara considera que los ambiciosos proyectos en equipo que impulsó la escuela permitieron canalizar con muy buenos resultados “el enorme caudal humano de la institución”. Para él, fue interesante participar en los diversos frentes de exploración dentro de la carrera de Diseño Gráfico, pero también “la interacción con fotografía, cine y la unidad de producción: creó la implosión creativa”. Tan solo por dar un ejemplo, entre quienes estudiaron cine en la escuela figuran Marcelo Céspedes, Miguel Pereira y Juan José Campanella, entre otros reconocidos directores.
Durante casi medio siglo, la Escuela Panamericana de Diseño fue una usina de creatividad, un espacio de formación y experimentación, con un pico de exposición mediática y publicitaria en los 80, que trazó una marca y se expandió a diversos ámbitos del imaginario cultural de varias generaciones. El aura de la Gioconda aparece, como fantasma colorido que guiña un ojo, en algún paredón de la ciudad.
La historieta como una de las Bellas Artes
Con la dirección de David Lipszyc, la escuela no solo participó en diferentes congresos a nivel internacional, sino que organizó, con el Instituto Di Tella, la Bienal Mundial de la Historieta (1968).
Oscar Masotta, maestro y máximo exponente del psicoanálisis lacaniano en lengua española, que estaba investigando el lenguaje del cómic y su impacto social, se ocupó de convocar y traer a nuestro país a referentes descollantes del género de España, Brasil, Francia, Italia y Japón. La Bienal se propuso revalorizar la historieta en momentos álgidos para su producción y consumo.
En el Centro de Experimentación Audiovisual del Instituto Di Tella se exhibieron páginas de historietas, bocetos, ilustraciones, libros y revistas especializadas, y un ciclo de proyecciones (que incluyó episodios de animaciones y largometrajes). Expusieron Oscar Masotta, Jorge Romero Brest, Burne Hogarth (creador de Tarzán) y el escritor y guionista de historietas Héctor Germán Oesterheld, autor de El Eternauta, su mayor creación –una magnífica ficción premonitoria, que devino en un clásico para un mayor número de lectores cada día–. Oesterheld, al igual que sus cuatro hijas –Beatriz, Diana, Estela y Marina–, estuvo desaparecido y fue asesinado durante la última dictadura militar.
Además, se exhibió obra firmada por Oski, Copi, Walter Ciocca, Alberto Breccia, Eduardo Ferro, Julio Portas, Quino, Guillermo Divito, Francisco Solano López y Hugo Pratt, entre otros reconocidos dibujantes y guionistas locales.
Fuente: La Nación ~ El autor e ilustrador publicó dos libros nuevos: un volumen de colección que reúne noventa retratos de personalidades del mundo y un álbum para chicos y grandes con un mensaje muy especial
Pablo Bernasconi acaba de publicar dos libros nuevos y pronto saldrá uno más, que será muy especial porque tiene que ver con una experiencia personal. Mientras tanto, el autor e ilustrador ya presenta en sus redes sociales imágenes de Para mover el mundo (Fondo de Cultura Económica) y Retratos (Catapulta), un volumen de colección que reúne el material de los dos tomos anteriores, además de otros personajes que retrató en los últimos años con su particular estilo.
Retratos tiene más de 220 páginas y una bellísima edición de lujo con una tapa que representa una obra de arte, un “detalle” que lo convierte en un libro objeto. Allí aparecen María Antonieta, Salvador Dalí, Steve Jobs, Gabriel García Márquez, Caetano Veloso, William Shakespeare, Janis Joplin, Madonna y Diego Maradona, entre otras figuras de todo el mundo y de distintas disciplinas.
En diálogo con LA NACION, desde Bariloche, donde vive y trabaja, Bernasconi explica: “Retratos 1 salió en el 2008 y Retratos 2, en el 2014 publicados por Edhasa. Esta edición de Catapulta no sólo reúne las dos anteriores, sino que también añade una nueva selección de retratos que hice en los últimos años. Personajes clásicos e icónicos que quería añadir, como Frida Kahlo, Pablo Picasso o Karl Marx y, también, algunos más contemporáneos como Donald Trump o Vladimir Putin, además de muchos otros. Esta edición es, efectivamente, más lujosa, grande y voluminosa, con ciertos detalles como las citas en español y en su idioma original, un bello texto inicial de María Paula Zacharías, además de continuos retoques que agregué para mejorar cada personaje. Yo mismo veo una evolución entre los primeros retratos publicados hace más de quince años, y los últimos. Creo que como proyecto integral y para concebir mejor la idea, era necesario un libro que reuniera todo”.
Así, las 90 ilustraciones seleccionadas son una excelente muestra del trabajo del autor de Finales y El infinito, entre muchos otros libros para distintos públicos. Cada retrato, creado con la técnica del collage artesanal y digital, está acompañado de una frase. La de Maradona, por ejemplo, dice: “En la clínica hay uno que se cree Napoleón; otro, San Martín; y a mí no me creen que soy Maradona”.
¿Qué une cada cita a cada retrato, más allá de la autoría de esas palabras? “Los retratos son construcciones metafóricas, repletas de guiños y pistas que el lector puede deducir. Dentro de esa construcción metafórica, me pareció prudente añadir las propias palabras del retratado, como para completar el círculo de pistas y, sobre todo, para darle a cada uno y una la posibilidad de hablar de ellos mismos. El hecho de que esta edición contenga además las citas en su idioma original (ruso, chino, árabe, alemán, entre otros) añade un punto de proximidad mucho más precisa”, dice Bernasconi.
En el prólogo “La poesía no miente”, Zacharías escribe: “Al contrario de los artistas que cultivan la libre interpretación de su obra (esa manía por las impresiones arbitrarias que puedan suscitar sus obras), Bernasconi quiere que su idea se entienda. ‘No juego al capricho’, dice. Busca ser fiel al personaje y desde los juegos semánticos, desde un costado tangencial, generar en el otro el goce del descubrimiento. Propicia la búsqueda detectivesca, con aprecio a la inteligencia del otro. Hay un diálogo entre el autor y el lector en cada pieza. Un minué de inteligencias”.
Cuando se le pregunta con qué criterio elige los personajes para ilustrar, el artista responde: “Todos los personajes son íconos de algo. No son sólo celebridades o personas famosas, sino también símbolos de algún concepto que quise reflejar: de la literatura, del cine, del arte, del deporte, de la política. En general, si uno presta atención, no se repiten personajes que simbolicen lo mismo, sino que apelan a ópticas diferentes para contar cada uno su historia. Lo importante de este tipo de retratos es expandir la percepción física que tenemos de las personas para observar de cerca su relevancia conceptual y humana. Es lo que me atrae de este tipo de imágenes: confiar en la inteligencia del otro”.
Entre sus favoritos se destacan los que le llevaron más trabajo: “Supongo que algunos retratos, los que más me costaron, terminaron siendo los que más me gustan. Y mi conclusión es que tiene que ver con la carga afectiva que puse en ellos. El Principito, Edgar Allan Poe, Franz Kafka y las Abuelas de Plaza de Mayo fueron, por ejemplo, personajes que tardé mucho en hacer, donde puse mayor cuidado, tiempo y cariño, y los resultados a mi forma de ver son diferentes, o al menos destacables”, asegura.
Por esas cosas de la casualidad, la publicación de Retratos coincidió con la de Para mover el mundo, un libro con una estética más infantil, pero con un mensaje bien profundo. ¿Hay entre los dos una “idea” de fondo que los une: algo así como “Retratos de personajes necesarios para mover el mundo”? “Retratos se imprimió en China y demoró mucho más de lo que creíamos en salir aquí y, por eso, los dos libros se superpusieron un poco. Sin embargo, es cierto que muchos de los personajes tienen mucho que ver con lo bueno que ha generado la mente humana, pero también con lo malo. No olvidemos que retraté a Donald Trump….”, responde con humor.
Según Bernasconi, Para mover el mundo es “un libro que claramente podrían leer los chicos, pero no diría que es exclusivo material para la niñez. La impronta y la intención del libro intenta justamente unir la mayor cantidad de franjas etarias, para poder consensuar cuál es el compromiso que entre todos tomamos ante los cambios que necesita el mundo. Creo que el aporte de una mirada de niño es esencial para poder disparar cierto estado de conciencia que hoy busca el adulto”.
El álbum está estructurado a partir de las letras de la frase que le da título: paciencia, abundancia, rumbo, ambición son las primeras palabras ilustradas, unidas por un personaje (una nena) que tira de un ovillo. Según el autor, la idea inicial partió “de una analogía de Arquímedes que dice: ‘Denme un punto de apoyo y moveré el mundo’, para explicar de forma extrema el poder potencial de una de las primeras aplicaciones de la mecánica, la palanca”.
Y agrega: “Hace mucho tiempo vengo jugando con la idea de trasladar ese principio, esa herramienta, a un experimento social, vinculando por supuesto el punto de apoyo con la ayuda, la solidaridad, la confianza en el otro. Este libro sugiere a partir del acrónimo, 16 maneras de comenzar a mover el mundo. Por supuesto, es una lista acotada y personal, pero no deja de ser un comienzo. Creo que la voluntad de expresar que las propuestas son más importantes que quienes las lleven adelante se refleja en cada página. No por nada comienza con una frase de Noam Chomsky: ‘No deberíamos estar buscando héroes. Deberíamos estar buscando buenas ideas’.”
¿Qué otras palabras y acciones harían falta para mover el mundo tal como está hoy? “Se me ocurren muchas más, porque de cada acción se despliegan nuevas necesidades. Quizá podría añadir originalidad, empatía, entendimiento, urgencia… Lo que intenta también el libro y, eso va a ser tarea en las casas y en las escuelas, es que los lectores puedan sumar palabras que consideren primordiales. El mundo las necesita”.
Fuente: La Nación ~ La celebración de los veinte años del museo hizo posible el respetuoso encuentro de políticos de distintos partidos con un público diverso, en un país atravesado por las luchas de poder
Son las nueve de la noche y estoy por quedarme sola, con el personal de seguridad, en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Conocido en la escena global como Malba, una institución que aloja cientos de importantes obras de arte moderno de la región. “No te lleves nada”, bromean al despedirse Guadalupe Requena y Soledad Álvarez Campos, integrantes clave del gran equipo del museo. “Tal vez algún cuadrito”, respondo en chiste, antes de volver a mi trabajo como si estuviera en casa: la cobertura de la conferencia de Julio María Sanguinetti, expresidente de Uruguay, sobre la muestra de Rafael Barradas con la que se celebran los veinte años del museo.
Fue mucho más que eso, en realidad. Recibido como una estrella de rock en el auditorio, el secretario general del Partido Colorado –y columnista de LA NACION– dio una sutil lección sobre comportamiento cívico. “Así como nuestra América Latina hoy nos preocupa tanto, nos desafía con sus desencuentros, a veces con sus miserias, también América Latina es ésta, es la creación. La que se eleva por encima de todas esas ambiciones y mediocridades para mostrar la mejor dimensión de nosotros”, dijo el mismo hombre que, hace casi un año, ofrecía otro ejemplo insólito para la región: se abrazó con José “Pepe” Mujica, su rival político, el día que ambos dejaban sus bancas en el Senado.
Apenas dos días antes, en el mismo auditorio del Malba, había tenido lugar otro encuentro infrecuente en un país atravesado por las grietas y las luchas de poder. El jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, se detuvo a conversar con su ministro de Cultura, Enrique Avogadro, y el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer. “Muchas de las películas que he realizado se estrenaron acá”, recordó este último sobre el escenario, desde el cual también Larreta agradeció al empresario Eduardo Costantini por su visión y su “gran aporte a la ciudad”.
Escucharon a ambos con respeto artistas, curadores y galeristas identificados con distintas corrientes políticas. No hubo abucheos ni cantos al estilo cancha de fútbol, como ocurrió en 2018 en la Ballena Azul del CCK. ¿Fue porque hay mejor “humor social” ahora que entonces? No, la explicación es más extraordinaria en un país tan visceral como la Argentina: el silencio fue una señal de amor por una institución. Por un museo que logró convertirse en mucho más que un sueño cumplido de Costantini, empeñado en lograr que su administración –en manos de la Fundación Malba, presidida por Teresa Bulgheroni, con un déficit anual de unos dos millones de dólares que asume el empresario- llegue a ser sostenida por la comunidad.Los 20 años del Malba
El público reaccionó con risas cuando el fundador de Consultatio e impulsor de Nordelta recordó que Glenn D. Lowry, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York, le recomendó no incluir su apellido en el nombre del museo sino apelar a “algo genérico”, para colaborar con su institucionalización. “Me clavó una estaca en el pecho, me mató el ego”, reconoció Costantini, antes de repasar las cinco claves del éxito del Malba: la donación del acervo inicial -223 obras, que hoy ascienden a más de 700-, el edificio, su ubicación, el grupo humano que integra el staff y el apoyo financiero sostenido.
“Cuando empezó en 2001, el Malba representó la posibilidad de rearmar el tejido social a través de la cultura. Es inversión privada puesta a disposición de lo público: transformar la sociedad y las vidas de todxs a través del arte, conectando nuestra ciudad con Latinoamérica y el mundo”, opinó la galeristaOrly Benzacar, presente en un cóctel de celebración en el que abundaron los abrazos para celebrar reencuentros, tras un año y medio de pandemia.
Abrazos como el que se dio en el año 2000 al edificio del museo para reclamar la reanudación de su construcción, detenida por el reclamo de algunos residentes de Barrio Parque. “Hoy Malba es una marca cultural y todos los vecinos debemos celebrar su presencia en la ciudad. Pensar que Costantini tuvo que luchar para concretarlo”, recordó durante el almuerzo ofrecido a los periodistas Victoria Verlichak, participante de aquella protesta. “Es también un lugar de encuentro por encima de las diferencias que tanto nos dividen”, coincidió el fotógrafoFacundo de Zuviría, al señalar el edificio donde vivía justo enfrente.
Las artistas Nushi Muntaabski y Cristina Schiavi se emocionaron al reencontrarse con Homenagem, la obra que realizaron hace una década en la explanada del museo. Igual que Jorge Macchi, que tuvo su antológica allí en 2016. El martes pasado, Macchi sintió en el Malba “que algo empezaba o se abría”. Algo tendrán que ver las puertas siempre abiertas de esta casa/museo, donde me siento en familia y puedo quedarme sola a trabajar en plena noche.
Fuente: Ministerio de Cultura ~ El programa de la Secretaría de Patrimonio Cultural está orientado a la articulación entre museos nacionales y estudiantes secundarios.
El miércoles 22 de septiembre se presentó el programa Generación Museos en el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur. La jornada comenzó con un recorrido guiado por el museo a jóvenes estudiantes referentes de centros de estudiantes del AMBA. Seguidamente se dio inicio al acto de presentación del programa.
Este programa de la Secretaría de Patrimonio Cultural propone la articulación entre museos nacionales y estudiantes secundarios/as, a través de los centros de estudiantes, con el fin de promover y fortalecer la organización estudiantil como protagonista de nuestra historia política, social y cultural.
El ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, expresó:
«Este es un programa que nos llena de alegría, se trata de la vuelta a los museos de los alumnos y alumnas del colegio secundario y de los centros de estudiantes. En este museo donde se construyeron durante la pandemia miles de máscaras de protección facial al servicio de la salud, hoy estamos felices por este día que da inicio a un programa que recuperó el encuentro entre los museos y su público”.
La secretaria de Patrimonio Cultural, Valeria González, resaltó la importancia de Generación Museos:
“Es un programa cuyo objetivo es que nuestro patrimonio nacional sea un contexto para fortalecer el trabajo de los centros de estudiantes. Nos interesa mucho pensar los centros de estudiantes como espacios de iniciación de la vida política. Pensando la política como espacios de resistencia frente a la indolencia y la amnesia que son dos grandes males de la vida contemporánea. Por esta razón también tiene todo el sentido del mundo que hayamos hecho el puntapié inicial en este predio y en este Museo Malvinas”.
El director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, Edgardo Esteban, abrió el acto citando a Paulo Freire: “La educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo.” Y destacó:
“Lo que buscamos es ser parte de la construcción colectiva sobre lo que significa Malvinas para los argentinos y las argentinas. Hoy fue un día de infinita emoción, porque es de vuelta encontrarse con una parte importante de este museo que son les jóvenes”.
El cierre de la actividad estuvo a cargo de la rapera marplatense Shitstem (Juana Paseri) que brindó un show musical para los y las jóvenes estudiantes presentes.
Fuente: Cronista ~ Tras la pandemia, la feria se hará de forma presencial en octubre en La Rural.
Tras dos años en pausa por la pandemia de Covid-19, vuelve BADA-Buenos Aires Directo de Artista, la feria de arte que vincula a los artistas con el público, con una edición presencial que se llevará a cabo entre el 14 y el 17 de octubre en La Rural.
Luego de la crisis sanitaria BADA-Buenos Aires Directo de Artista será la primera gran feria que devuelva la movida cultural a la ciudad en forma presencial.
Abrirá sus puertas garantizando todos los protocolos sanitarios, con una ampliación de la superficie original de 8.000 a 18.000 metros cuadrados para asegurarles al público y a los artistas el perfecto desarrollo de la feria.
Participarán 250 artistas consagrados y emergentes, que presentarán pintura, dibujo, escultura, textiles, fotografía, collage, instalaciones, arte digital, mosaiquismo, muralismo, tatuaje y Street art.
La directora de BADA, Ana Spinetto, sostuvo que el objetivo de la feria «siempre fue derribar los mitos que se fueron construyendo en el mercado del arte y alejaron a las personas de la posibilidad de adquirir una obra original y de relacionarse directamente con los artistas».
«De repente, el arte se había convertido en algo snob, elitista, caro, inaccesible y distante. Se creía que nadie podía hablar con los artistas porque eran seres muy raros; parecía que necesitábamos que otros nos dijeran qué nos gustaba y qué teníamos que comprar. Incluso que nuestros presupuestos nunca iban a estar a la altura de una obra», explicó.
En ese sentido, agregó que «el mercado del arte, entonces, fue alejando a los artistas del público, haciéndonos creer que sus obras eran inaccesibles y difíciles de comprender. Para mí, el arte es algo que llega al alma. No tiene explicación, mucho menos una racional».
BADA se convirtió en una plataforma que brinda soporte comercial a los artistas. Además de la feria, ha desarrollado Capacitaciones BADA, con diferentes cursos que proveen de herramientas para poder vivir del arte, en Marketing y Comunicación dirigidos especialmente para artistas plásticos.
Desde hace 2 años siguiendo con el concepto de la feria, los artistas tienen la posibilidad de difundir y vender sus obras en forma directa, los 365 días del año, desde su plataforma online BADA SHOP www.shop.bada.com.ar, más de 100 artistas seleccionados a tan solo un click.
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