Fuente: La Nación ~ Una “criptoferia” de arte donde las obras sólo se podrán comprar con criptomonedas, forma de pago usada semanas atrás para adquirir una obra que rompió varios récords en Christie´s: eso es lo que impulsará este mes desde la Argentina Otra Feria, iniciativa virtual que se propone ofrecer “arte contemporáneo de modo contemporáneo”.
El artistaBeeple llegó en marzo al podio de los tres artistas vivos más cotizados gracias a la venta de un collage digital, por el equivalente en Ether a 69,3 millones de dólares. Como si eso fuera poco, el sitio web de Christie´s corrió el riesgo de colapsar debido a una encendida puja que abarcó ofertantes de once países y una audiencia online de 22 millones de personas. Finalmente, el comprador de ese archivo virtual concebido como Token No Fungible (NFT)fue un misterioso inversor de criptomonedas que se hace llamar MetaKovan.
El timing no podría ser mejor para el desafío asumido por otraferia.com, espacio virtual donde se reunirá del 23 al 27 de mayo la oferta de una veintena de galerías de distintos países, en su mayoría argentinas. Las obras de artistas muy jóvenes podrán conseguirse desde 200 dólares, y habrá “algunas rarezas de consagrados”, comoRogelio Polesello, que llegarán hasta 35.000 dólares. “Como toda situación de vanguardia, esta edición inaugural será 100% experimental”, anticipó a LA NACION Diego Trulls, impulsor de la iniciativa.
Lanzada en abril de 2020, con una fuerte presencia en Instagram que incluyó charlas y fiestas inaugurales online con DJ en vivo, Otra Feria convocó desde entonces a más de 100.000 visitantes y 350 galerías en 17 ediciones. La idea incluso fue exportada a Europa como Another Fair, codirigida por Trulls y la española Sara González Arjona.
“Creamos una posibilidad, absolutamente inclusiva y federal, para que galerías de toda la Argentina y de Latinoamérica pudieran tener su canal directo con el mundo. Un espacio donde galerías hiperconsagradas e hiperemergentes tuvieran idéntico tratamiento y grado de exposición”, agregó Trulls, que en 2011 había desarrollado junto a Gabriel Werthein la plataforma Coleccionarte. La intención, ya en esos comienzos, fue “democratizar el arte y el coleccionismo”.
A diferencia de una feria tradicional, las galerías no pagan por tener un espacio sino una comisión del 20% sobre las ventas. Sin embargo, se comprometen entre otras cosas a curar la muestra junto a los artistas, escribir los textos, elegir música que acompañe las obras, editar sus propios videos y “hacer cruces sorprendentes”. “Un mercado cada vez más amplio es la mejor situación posible para todas las partes del sistema”, agrega Trulls, que propone un tema para cada edición; uno de los primeros fue #superpoderosas, destinado a artistas y galeristas mujeres.
“Participé en tres ediciones de Otra Feria. No ha sido un éxito de ventas, pero en medio del contexto 2020 fue un motivador importante”, dijo a LA NACION Oli Martínez, de Tokonoma, una de las galerías porteñas que participarán de esta “criptoferia” con obras de María Allemand, Débora Pierpaoli, María Munzi y Laura Spivak. Entre otras que también se sumaron a la propuesta figuran Impakto (Perú), Del Paseo (Uruguay/Perú), Kiosco (Bolivia), No lugar (Ecuador), Purísima (México) y varias argentinas: PM, Via Margutta, Atocha, Fulana, Pasto, Oda, Beta Sur, La Arte y Laura Haber.
“No conozco a Diego personalmente –agregó Martínez-, pero me gusta su forma de posicionarse siempre un paso adelante, innovando con escasos recursos. En esta oportunidad, la idea de usar una criptomoneda también me entusiasma. Es un gesto, pero podría ser la forma de atraer nuevos públicos. ¡Allí vamos!”
Fuente: Clarín ~ Inquieta, femenina y pop, Fátima Pecci Carou (1984) combina rasgos de la it-girl. En apariencia. Dentro del panorama de artistas contemporáneos, adoptó la pintura para pensar el rol de las imágenes en la construcción del poder y transmisión de ideas, con herramientas académicas y un repertorio de recursos que incluye las noticias policiales, el animé japonés, la música y su propia biografía. Aunque pareciera inevitable leer su obra en clave feminista (es militante en Nosotras Proponemos y su serie más famosa retrata a las víctimas de feminicidios), dedicó su proyecto más reciente a Eva Perón, un personaje transitado, denso en contenido, lejos del feminismo histórico y agitador de grietas. Sin embargo, desde que la artista ganó el Premio en Obra en Barrio Joven (arteBA 2018), hay avidez en coleccionistas y no tan enterados por sus pinturas coloridas. A través de personajes femeninos de pose sexy, propone que la historia también es ficción. En una charla por zoom, después de visitar la muestra Banderas y banderines en el Museo Evita, hoy cerrado por las medidas sanitarias, revela cómo es que su pintura vibra.
-¿Por qué meterse con Eva Perón, un personaje con tanta carga y relecturas?
-Es verdad, vimos su imagen reproducida en cantidad de fotos y videos, pero a mí me interesó como aparecía en las banderas de las marchas, en la remera de muchas pibas y pibes, como símbolo. Y me imaginé cómo abordarlo desde la pintura, porque no hay tantos artistas que han tomado su figura. Están Daniel Santoro y aquella escultura de Sesóstris Vitullo en la universidad Di Tella, una Evita indígena. También para abrir un capítulo dentro de la pintura contemporánea que tome un icono político pero desde la pintura histórica. De eso se trató el proyecto de 2019 Las otras en los pliegues de historia, en colaboración con una politóloga, donde pinto en el espacio una especie de historieta desplegada en forma de biombo. Ahí representé a la líder aimará Bartolina Sisa, a Alfonsina Storni y otras líderes latinoamericanas. Incluí a esta Evita medio ninja. A partir del comentario informal de una trabajadora del museo, nació el proyecto pictórico.
-La serie nació en la calle y se expone en la sala como estandartes, ¿querías sacarla del museo?
-Ella misma dice “Llevarán mi nombre como bandera”. Hay un juego ahí entre la textualidad de los discursos de Evita y lo que después empieza a pasar con su imagen en las banderas de las manifestaciones, que se va sintetizando cada vez más. Como un esténcil, reproduce la información mínima (algo que pasa con Maradona también). Bueno, a mí me gustaba esa idea de abrir y expandir la imagen en lugar de sintetizarla, pensando en la historia como una ficción, un relato que aprendemos en la escuela, pero también en la universidad con otra parte de la historia. En esta ficcionalidad de la imagen de Evita entra perfecto la idea del manga, del cómic, de pensar la historia también como capítulos, con personajes, y cómo la pintura cuenta un hecho histórico que no sabemos si fue así…
Evita ninja. Ataviada con kimono y escudo peronista, Eva Perón retratada por Pecci Carou lucha contra los aviones bombarderos del 55.
-La referencia al Cosplay se puede leer como un cuestionamiento a la identidad, pero hay algo de machismo en el manga.
-Sí, el manga tiene personajes con cuerpos súper idealizados, muy exuberantes, que juegan con la idea de la sumisión de la mujer. Me interesa tomar el lenguaje pero resignificándolo o señalando ese machismo. Ahí se da la intersección con mi práctica de militante feminista. ¿Cuáles son las imágenes que consumimos desde chicas? No soy experta en sagas pero un montón de chiques se sienten interpelados y es un buen recurso para ampliar el público del mundo del arte, tan cerrado.
-Aunque Evita no es una figura identificada con el feminismo, hay un debate al respecto.
-Ella no se reconocía para nada como feminista. Tenía incluso cierto rechazo porque eran ideas extranjerizantes, algo muy de clase alta. No lo digo yo, sino las historiadoras de este campo sostienen que ella era una feminista de hecho. En sus acciones era feminista. Ella, siendo una actriz, se puso a hacer política y ahí hay algo de creatividad que sigue sumando a la idea de un personaje. Algo que me viene bárbaro para pensarlo desde la pintura y el manga.
-Y más allá del personaje, ¿qué lectura haces desde la historia?
-Estudié muchos años Historia el arte y aprendí no solo a a mirar la imagen sino a entender cómo se construyeron las imágenes, cómo han servido para la difusión de ciertas ideas. De esto el peronismo no escapa, sino al contrario, es una gran máquina productora de imágenes. Todo para mí es insumo. No pinto solo con una paleta, pinto con todo lo que miro…
-Quizás tu obra más conocida es la serie de retratos de víctimas de feminicidios; ¿cómo te resuena ahora que no han cambiado mucho sus condiciones de producción?
-Totalmente, no ha cambiado nada. Quizás sí cambió la concientización pero los números, los casos, están igual o peor. Esa obra empezó en 2014, cuando hacía clínica con Ana Gallardo, a partir de las fotos de allanamientos de prostíbulos en las noticias policiales. A través del problema de la trata llegué a los feminicidios, que en ese momento se les decía crímenes pasionales, cualquier cosa… Guardo noticias y las empiezo a pintar, al principio toda la escena, hasta que fui recortando hasta llegar al rostro. Hasta hoy sigo pintando, esta semana subí un retrato de Vicky Nievas, la chica trans que asesinaron hace poco en Tucumán. También mis pinturas van a las marchas, como cartel de protesta, para que esto se haga público y que la pintura salga del museo.
La artista junto a los retratos de víctimas de feminicidios. (Foto: Julio Juárez)
-Otra serie muy diferente, la de los interiores, muy atractiva, también nació de esas escenas de allanamientos…
-En esos prostíbulos me llama mucho la atención la decoración, en una atmósfera como los cuadros de naturalezas muertas densas con la sexualidad, cierta estética en los estampados de la ropa… Y después viene el engolosinamiento con la pintura, que los transforma en lugares aristocráticos. Después le inserto estos personajes y de pronto ya ves vibrar la pintura.
-También en la calle viviste una situación policial personal, pintando…
-En 2017 salimos seis militantes a hacer pintadas por el paro de mujeres y unos varones nos comenzaron a seguir, a insultar… Llamaron a la policía, pasamos la noche en la comisaría. Y se nos abrió una causa judicial. No fue fácil pero para mí fue como una performance de pintura, porque la causa decía “pintadas”. Es extraño cómo pintar puede ser usado para una muestra, para generar conciencia y, al mismo tiempo, estar en una causa. La pintura no es inocente.
Animé con trofeo. Obra de Fátima Pecci Carou, de Kosupure/Cosplay.
-Esa experiencia se transformó en una pieza de biodrama, con Lola Arias.
-Fue un delirio, pero a la vez una manera de procesar la angustia. Hicimos como si fuese el juicio en vivo. Fue muy extraño haberme visto en un expediente.
-¿Fue después de esta experiencia que decidiste publicar tu acta de divorcio en una exposición en la galería Selvanegra?
-Ese año fue una locura. Si bien cambié el nombre de mi exmarido por cuestiones legales, me interesaba exhibir ese documento como una pieza de mi propia vida privada, en un momento de ruptura: todo lo que el feminismo me transformó.
-¿Y que te cambió el premio de arteBA?
-Hasta el año anterior no tenía ni entradas para arteBA; no conocía a nadie. Mi galería, Piedras, me propone con las Femininjas y fue premiada. Para mí fue pasar de ser una pintora anónima a mucha exposición. Sí creo que tuvo que ver el impulso que tuvieron los feminismos ese año. Mirá, en ese momento tenía una hipoteca de divorciada y gracias a ese premio, la cancelé. La chica del banco me decía “¡pero qué rápido!” Bueno, gracias al arte pude acomodar mis cuentas y tiene que ver con la insistencia. Me paso que me trollearon también; decían que soy una acomodada, que era un varón… Cosas rarísimas. Hay mucha fantasía por lo que pasa con los artistas.
Fuente: La Nación ~ Smart Gallery de Buenos Aires y The White Lodge de Córdoba compartirán sus obras entre mayo y julio de 2021
A raíz de los cambios que trajo aparejados la pandemia de coronavirus, distintas actividades han visto modificado su normal funcionamiento y el arte no es la excepción. Atentos a la nueva normalidad, para aprender a generar nuevas redes y formatos de trabajo conjunto, dos galerías realizarán un intercambio conjunto de obras hasta julio de este año.
En este escenario de nuevos esquemas de funcionamiento y para crear nuevos vínculos de trabajo, los artistas representados por The White Lodge en Córdoba traerán sus obras a Smart Gallery Buenos Aires, y viceversa. Este intercambio conjunto estará coordinado por los curadores de esos dos espacios, Dolores de Argentina y Andrés Sobrino.Ads by
“Nos aliamos para desarrollar un programa de exposiciones conjunto, con el fin de visibilizar y potenciar la red de vínculos que se generan alrededor de los proyectos de las galerías. Nuestro objetivo es unir esfuerzos para seguir generando espacios de diálogo y difusión en torno al arte contemporáneo, entendiendo la necesidad de unirnos para generar un mayor aporte a la comunidad desde lo cultural”, expresaron los organizadores de esta “exposición cruzada”.
Aquellas personas que visiten Smart Gallery BA, ubicada en la avenida Alvear, del barrio porteño de Recoleta, podrán contemplar obras de Elian Chali, Dolores Cáceres, Pablo Peisino, Manuel Coll, Lucía Von Sprecher, Santiago Viale, Melquidades Magliano, Gustavo di Mario, Ignacio Fanti, Gerardo Rpetto, Ramiro Chaves, Luciana Martínez, Claudia Santanera, Renato Custodio, Andrés Felipe Castaño, Alejandro García Contreras.
Por su parte, quienes se acerquen a The White Lodge, ubicado en la avenida Emilio Olmos 15 Piso 4 N de la ciudad de Córdoba, podrán admirar las obras de Andrés Sobrino, Hernán Salamanco, Julián Prebisch, Natalia Cacchiarelli, Hernán Paganini, Verónica Romano, Valería Maculán, Juan Stoppani & Jean Yves Legavre.
Fuente: La Nación ~ Los “rostros vivos” de más de treinta artistas argentinos retratados por sí mismos conforman un museo de videos-selfies en Instagram. El director de Museo Animado es el artista y gestor cultural Cristian Segura (Tandil, 1976) y la “institución”, que no cierra por pandemia, se puede visitar en la cuenta @MuseoAnimado de la red social. Autorretratos de la bella Emilia Bertolé y del bello Manuel Musto, de Raquel Forner, de los incomparables Fernando Fader y Antonio Berni, Augusto Schiavoni, Miguel Carlos Victorica, Ana Weiss, Dora Cifone y Cesáreo Bernaldo de Quirós (tío abuelo del actual ministro de Salud de la ciudad de Buenos Aires, Fernán Quirós), entre otros, integran esta galería online enfocada en la historia del arte nacional.
“Museo Animado es un proyecto que hace sentido en Instagram, en tanto utiliza las funciones, herramientas y dinámicas de uso de esta red social, y las reorienta un poco fuera de su eje, para enseñar los rostros ‘vivos’ de artistas argentinos del siglo XX a partir de las pinturas de autorretratos diseminadas en museos del país, no consideradas hasta ahora como conjunto”, dice Segura a LA NACION. La mayoría de los recursos que utiliza el tandilense para hacer sonreír, pestañear, girar la cabeza y mirar a los ojos a los retratados están disponibles en internet. “Los reordeno y hago funcionar de un modo específico, según un sentido determinado -revela el artista-. La apuesta es pensar que por medio de las pinturas podemos saber hoy en día cómo eran los rostros de esos artistas y, al animarlos digitalmente, convertirlos en videos-selfie, un tipo de selfie en el que el autor suele mostrarse a sí mismo mirando a la cámara en una producción dotada de movimiento”.
Para Segura, que fue director del Museo Municipal de Bellas Arte de Tandil, existen coincidencias entre los autorretratos del siglo XX y las selfies. “En lo performativo del acto de posar, en que el sujeto proyecta una imagen construida de sí mismo y en la plena conciencia de que será observado por otros -enumera-. Por eso, en las pinturas expuestas en @MuseoAnimado puede que no solo veamos a los artistas, sino también, en sentido figurado, a nosotros mismos”. Hasta hoy, en este catálogo online se exhiben 35 autorretratos vivientes, con datos sobre los artistas, la ficha técnica completa de la obra (autor, título, procedimiento, medidas y año), y la cuenta de Instagram del museo donde se encuentra la pintura y su geolocalización.
Obras del Museo de Artes Plásticas Eduardo Sívori, del Museo Nacional de Bellas Artes, el Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti” de La Plata, el Museo Juan B. Castagnino + Macro de Rosario y la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat forman parte de Museo Animado. Segura asegura que se sumarán todos aquellos autorretratos que vaya arrojando el proceso de investigación de los acervos de los museos del país, que está en marcha.
Al conocer el museo de óleos vivientes, la historiadora del arte y curadora del Museo Nacional de Bellas Artes de Chile, Gloria Cortés Aliaga, señaló que animar los autorretratos de artistas que han constituido parte importante de la historia del arte argentino “permite un acercamiento afectivo con la comunidad, les otorga un cuerpo vivo con el cual es posible identificarse desde diferentes perspectivas, especialmente en lo que refiere a las artistas”. Y la investigadora de arte argentina Georgina Gluzman, autora de Trazos invisibles: mujeres artistas en Buenos Aires (1890-1923), recomendó seguir el “proyecto bellísimo” de Segura en Instagram.
El artista, que mantuvo su actividad durante la pandemia con otros proyectos interactivos, fue elegido como jurado de “Aluvión” Bienal SACO 1.0, que recibió 233 postulaciones, la mayor parte de ellas de Sudamérica, Europa, Asia y África. A partir del 1° de mayo, junto con la poeta y crítica de arte salteña Adriana Almada, el curador brasileño Marcio Harum, el escritor chileno Enrique Winter y la artista polaca radicada en Chile Dagmara Wyskiel, el tandilense deberá determinar cuáles serán los siete site specific que formarán parte de la exposición que se montará en el Muelle Histórico Melbourne Clark, en la ciudad chilena de Antofagasta. En 2021 se cumplen 30 años del intenso temporal que, en la madrugada del 18 de junio de 1991, azotó la ciudad situada en el desierto de Atacama.
Fuente: Clarín ~ El misterio que rodea al dispar estado de conservación de cuatro pinturas que Picasso realizó en 1917 ha sido explicado por un equipo científico que analizó en detalle los materiales usados en las obras.
En el verano de 1917 en Barcelona, Picasso trabajó en cuatro cuadros inspirados en los Ballets Rusos, utilizando un conjunto de materiales similar para todos ellos, incluidos siete pigmentos, aceites secantes, pegamento animal y lienzos. Las cuatro pinturas permanecieron en la casa familiar de Picasso hasta 1970, cuando fueron donadas al Museu Picasso de Barcelona.
Un siglo después de su creación, el cuadro «Hombre sentado» parecía encontrarse en precarias condiciones de conservación, peores que las otras tres pinturas de la serie. Los expertos observaron numerosas grietas superficiales y el museo decidió restaurar la pintura, pero quería profundizar más, quería entender por qué pinturas similares, que habían estado almacenadas en condiciones similares durante un siglo, eran tan diferentes.
El ‘caso’ fue confiado a un equipo internacional y multidisciplinario de científicos conservacionistas, que incluía a Francesca Izzo, investigadora en Ciencias y Tecnologías para la Conservación del Patrimonio Cultural en la Universidad Ca ‘Foscari de Venecia, que informa de los resultados de la investigación.
Recientemente se ha finalizado el proyecto ProMeSA (Estudio de las propiedades mecánicas y dimensionales de películas comerciales de pintura), coordinado por Laura Fuster-López, profesora de Conservación de la Universitat Politècnica de València, cuyos resultados se han publicado en la revista científica SN Applied Sciences.
«El proyecto se centró en el estudio combinado de la composición química y de los procesos de degradación físico-mecánicos que caracterizan a la obra de arte moderna y contemporánea», dice Laura Fuster-López. «Porque no todos los problemas comparten una causa común, y dado que la obra de arte se degrada silenciosa y constantemente , incluso en condiciones ambientales controladas, los investigadores deben comprender qué propiedades inherentes a los materiales utilizados por los artistas pueden estar en la raíz de su inestabilidad en el tiempo, para poder adoptar medidas preventivas para la conservación de nuestras colecciones «.
Las cuatro pinturas de Picasso de 1917 se convirtieron en el campo de pruebas para que los investigadores exploraran la correlación entre el material utilizado por el artista y sus condiciones. La adopción de un enfoque multianalítico y el uso de tecnología avanzada permitió a los científicos estudiar cada capa de la pintura y obtener información que era invisible a simple vista. El resultado de esta investigación es el primer estudio que analiza los problemas de la degradación mecánica de las pinturas de Picasso con un enfoque científico, analítico y diagnóstico.
Francesca Izzo, experta en pintura artística de los siglos XX y XXI, se centró en la exploración de las capas de pintura y la capa de fondo.
«Los análisis que realizamos muestran que Picasso usó pinturas al óleo, que contenían aceite de linaza tradicional y menos aceites secantes, como los aceites de cártamo y girasol», dice Izzo. Además, en un caso creemos que el artista experimentó con el uso de pintura semisintética que aún no era común en 1917.
Picasso pintó sobre lienzo de algodón y aplicó dos capas de fondo: la primera se obtuvo con cola animal y la segunda con. En ambos casos, se mezclaron varios pigmentos (como plomo blanco, barita, zinc). Además, es interesante notar la presencia de los llamados «jabones metálicos», compuestos que se originan cuando el aglutinante interactúa con algunos iones liberados por los pigmentos. Los jabones metálicos pueden causar daños claramente visibles, tanto a nivel estético como en términos de estabilidad química y mecánica «.
Los resultados obtenidos se han combinado con el examen visual de grietas y problemas mecánicos, con el fin de desarrollar hipótesis sobre las diferencias de degradación entre las cuatro pinturas. Esta es una de las primeras situaciones en las que los investigadores han adoptado un enfoque de documentación no invasivo y observaciones de daños mecánicos para conocer la posible contribución de cada capa a la degradación observada.
La interacción de pigmentos y aglutinantes puede haber hecho que las películas de pintura estén más o menos sujetas a degradación. Lo mismo se ha observado en las capas debajo de la película de pintura: las diferencias en el grosor de la pintura, las interacciones variables entre el pigmento y el aglutinante y otras diferencias menores pueden haber causado reacciones diferentes a condiciones ambientales similares.
El estudio de este caso ha dado lugar a nuevas preguntas e ideas para futuras investigaciones. Los científicos están tratando de comprender el impacto de la posible «migración» de material entre las capas de pintura y la capa del suelo.
Gracias a estos nuevos resultados, Reyes Jiménez de Garnica, Responsable del Departamento de Conservación Preventiva y Restauración del Museu Picasso de Barcelona, podrá afinar las estrategias de conservación preventiva y valoración de las condiciones de conservación (en particular de la humedad) y exposición de la obra de arte.
Fuente: Ámbito ~ La galería Diego Obligado de Rosario exhibe en estos días “Líquido Cielo. Obras 1976-1988”, una serie de pinturas y pasteles de Juan Grela pertenecientes a la colección Ocáriz. El catálogo recorre la extensa trayectoria de un artista que protagonizó gran parte de los movimientos gestados en Rosario, desde la Escuela Taller de la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos, en las décadas del 30 y 40, el grupo Litoral en la del 50, y la politizada vanguardia de los años 60. La muestra, curada por el teórico Guillermo Fantoni, indaga con especial dedicación la “etapa orgánica”, período donde Grela amplificó su sensibilidad.
Grela nació en Tucumán en 1914 y llegó a Rosario en plena infancia. Inició su carrera como pintor junto a Antonio Berni quien, inmediatamente después de pintar junto David Alfaro Siqueiros, decidió poner en práctica las enseñanzas estéticas e ideológicas del mexicano. Grela fue primero su alumno y, poco después, pintaba a la par de sus maestros. Y así describe la experiencia del grupo de la Mutualidad en el célebre Salón de Otoño de 1935: “Tuvimos una sola oportunidad de exponer ante el público en general”, relata Grela. Un Salón que, a pesar de que las grandes pinturas se malograron, debe ser estudiado. No es aventurado decir que allí, en las imágenes y descripciones que todavía se conservan, se encuentra la herencia más genuina del muralismo mexicano. A partir de entonces, la presencia de Juan Grela en los salones y premios sería constante, y la ciudad de Rosario se convirtió en un fundamental centro de arte.
Fantoni señala que la exhibición de Grela “abarca el segmento de tiempo que ocupó el estilo orgánico que caracterizó un sector de su producción madura”. Luego, la etapa sintética, no menos atractiva y simultánea, se destaca por las geometrías. El encuentro con la obra de Torres García había modificado la estructura de los cuadros. En la década del 40, aunque Tomás Maldonado lo había invitado a participar del grupo Arte Concreto-Invención, Grela defiende la figuración. Recién en 1955 abandonó su oficio de peluquero y abrió una librería.
Los motivos recurrentes en sus pinturas son las naturalezas muertas, su mujer y su hijo, los paisajes de los alrededores, el contexto que lo rodea. El fin del realismo llegaría con la influencia de Klee, Miró, Chagall o los colores de Van Gogh. Así, afirma el artista, aparecen “líneas, formas y colores que pertenecen al mundo de la fantasía que, para mí, es patrimonio de todos los hombres. Lo que ocurre es que algunos no la ejercitan. Yo creí en un momento que no poseía fantasía, la comencé a ejercitar y comprendí que era una cuestión de desarrollarla, como toda capacidad intelectual”. Además, aclara: “Los títulos de las obras se unieron un poco al resultado de los cuadros. […] Desde hace dos o tres años, cuando termino un cuadro, voy jugando con las letras hasta conformar también las palabras”.
Jorge Romero Brest elogió la actitud ingenua justo cuando la pintura está en crisis, considera positivo crear desde una posición virginal. Y vale la pena leer a Grela. Para dominar la técnica de la xilografía le bastó una sola clase de José Planas Casas; para la del Grabado, el libro de Gustavo Cochet. Mientras los artistas viajaban a París y asistían a las clases de André Lhote, él leía sus tratados. Así, desde la distancia, simplemente leyendo, se convirtió en un erudito capaz de conquistar discípulos y auditorios, como la Facultad de Filosofía y Letras o Ver y Estimar, con su aclamada disertación sobre el “Guernica” de Picasso.
En la muestra hay paisajes y formas flotantes que de inmediato se asocian a la flora y la fauna del río. El espectador puede bucear en ese “Líquido Cielo”, un río imaginario forjado por la mitología personal que busca ingresar al universo del espíritu. En el umbral de la abstracción, Grela pinta la naturaleza, pájaros, peces, plantas, rostros, flores, caracoles. La marea de colores arrastra su propia identidad. Lejos de utilizar colores saturados, se sirve preferentemente de los grises o los tierras, elaborados con escasos contrastes.
Guillermo Fantino destaca el encuentro del artista con el automatismo y lo surreal. Aclara que hay figuras que “comenzaron a gravitar antes de que el artista direccionara sus investigaciones hacia el dadaísmo y el surrealismo. En diversas oportunidades Grela declaró que para la realización de los collages y de los relieves en maderas utilizaba un ‘automatismo mecánico’ de ascendencia Dadá”.
La pintura sigue el ritmo del pensamiento de Baudelaire: “Infinitas capas de ideas, imágenes y sentimientos cayeron sucesivamente sobre nuestro cerebro, tan dulcemente como la luz. Pareció que cada una sepultaba la anterior, pero, en realidad, ninguna había desaparecido”.
Fuente: Perfil ~ Nuna Mangiante nació en Córdoba en 1962 y tras su paso por la Escuela Provincial de Bellas Artes y la UNC, se licenció en Arte Visuales en la UNA (Universidad Nacional de Arte). Participó en ferias en México y California y expuso en muestras internacionales. Obras suyas componen la colección de museos como el Malba, el de Arte Contemporáneo (Rosario) y el de Bellas Artes Emilio Caraffa, entre otros.
Con la mirada puesta siempre en la crítica política, social y económica, la artista visual ideó una serie de Confesionarios, que fueron expuestos hace algunos años en el museo Caraffa, con textos de León Ferrari. Además, en 2001 realizó la serie Corralito, con intervenciones de fotografías de los bancos cerrados.
Ahora, utilizando elementos como la fotografía, el lápiz, el grafito y la mica (típica de los ríos cordobeses que formaron parte de su infancia), volvió a Córdoba con la muestra ‘No le metas presión a la felicidad’, que busca poner de relieve una cotidianeidad en la que los límites se han borrado, obligándonos a repensarlo todo.
“Con el Covid-19 el mundo estalló en un nuevo Big Bang y nos forzó a recalcular, repensar objetivos de vida y volver al hogar. Cambiaron los límites, los sexos, las convenciones, las clasificaciones. De esto se trata la obra de Nuna”, explica en su texto curatorial Victoria Giraudo, exjefa de curaduría del Malba.
Tomando como base el espacio Abre, la artista visual dispuso una serie de obras que reflejan lo cotidiano de la vida dentro de un departamento, pero dándole un nuevo significado. Así, una cama ubicada disruptivamente en el centro de la habitación, de- nota un cambio radical en la casa. Unos paneles negros de gran tamaño dispuestos en una especie de sala de lectura, dan cierta sensación de ahogo –quizás la misma que sentimos al tener que permanecer en casa tanto tiempo– a la vez que invitan al espectador a adentrarse en una serie de poemas que van desde el humor, hasta razonamientos más filosóficos.
“La obra de Nuna juega con lo cotidiano y el arte, es esa unión de arte y vida. El año pasado el Covid nos obligó a replantear el espacio ‘casa’, que se convirtió en todo: oficina, jardín, gimnasio. En esta obra está planteado también el tema de los géneros y de objetos que eran suntuosos y aquí son resignificados en una suerte de microrrelato hogareño y cotidiano”, explica la curadora.
—¿Por qué el título de esta muestra? —Nuna: Surgió de una charla con una amiga. Estábamos muy pesimistas hasta que nos pusimos a pensar y dijimos: ‘pero estamos rebien, trabajamos en lo que queremos, hacemos lo que nos gusta, tenemos salud, dejemos de meterle presión a la felicidad’. Y ahí quedó. —Victoria: Me parece que también tiene que ver con esto de no ser tan pretencioso, con bajar un cambio, que no es lo mismo que conformarse. Es un momento del mundo en el que tenemos que repensar dónde estamos. Y Nuna empieza a ir a las cuestiones bien básicas del grafito, de los minerales, de la alquimia y, a la vez, lo juega con lo plástico, el espacio, las figuras geométricas. Como una especie de Big Bang que va a ir explotando.
—La muestra tiene mucho de mirada hacia adentro, pero también es un tema universal porque nos está pasando a todos. —Nuna: Yo he sido siempre muy crítica con toda mi obra, pero me parece que era necesario un punto de reflexión. Cuando fue lo del corralito yo estaba en pleno microcentro y cuando empezaron a tapiar todo dije: esta es mi obra. Hicimos tomas hasta que nos corrió la policía. Y ahora era necesaria esa reflexión, la cama al principio iba a estar destendida, como diciendo ‘le metiste tanta presión a la felicidad que estalló el matrimonio o la pareja’. Luego decidimos tenderla porque la idea es que nada esté digerido, que sea para pensar, recapacitar. Entonces, bastaba con que la cama estuviera sacada de su lugar habitual. —Victoria: Y la crisis del Covid es un poco eso también, la crisis del hogar, cómo se vive, cómo se trabaja, qué quiere uno de la vida. Es un planteo muy filosófico e interno de cada uno, de cada pareja y de cada situación familiar.
En el mismo sentido, Luz Novillo Corvalán destaca que la obra de Nuna pone todos los elementos en tensión: “Creo que la potencia del artista es cómo decir sin ser literal, cómo decir lo que hoy nos resulta hasta una obviedad. Además, esta obra –y eso es bien interesante– está en diálogo con el espacio porque vos ves un departamento pero todo lo que lo habita está puesto en tensión.
La fórmula química del amor “Si un ingeniero químico viniera a ver esta obra y leyera la fórmula diría que aquí hay algo que está mal”, dice entre risas Mangiante. En efecto, la obra ‘La fórmula química del amor’ (Feniletilamina), que aunque no fue hecha ad hoc para esta muestra, sí dialoga a la perfección con el conjunto, ofrece una versión incompleta de la fórmula. Sucede que la artista nunca entrega todo ‘masticado’ sino que son los espectadores quienes deberán, a partir de lo que falta, completar la obra.
“Esta obra estuvo en Malba hace nueve años. La expuse junto a otra obra que era una flor, con un centro grande y siete pétalos redonditos; en el centro decía: ‘no sonrías, nadie te ama’, con un epígrafe que decía además, ‘Flor sin deshojar… total’”. La obra, que hacía clara alusión a una calcomanía que circulaba en la época de la dictadura y que decía “sonríe, dios te ama” fue invertida por la artista, resignificando así su contenido.
Muestras con contenido Bajo la premisa de convertirse en un espacio que vaya más allá de la experiencia de exposición y venta, Luz Novillo Corvalán y Lourdes Carranza inauguraron el año pasado Abre Consultora de Arte. “Nuestro objetivo aquí es tener muestras con contenido, que tengan cada una su propio discurso, como si fueran microrrelatos. Por eso serán muestras individuales, cada una contará con la figura de un curador invitado y solo haremos tres muestras por año”, dice Novillo Corvalán.
Para visitar: La muestra de Nuna Mangiante podrá verse en Abre Consultora de Arte (Independencia 828-PB) hasta el 5 de junio. Las visitas son bajo estricto protocolo, con un máximo de seis personas por recorrido.
Fuente: Infobae ~ «El día de la primera comunión» (1977), de Juan Pablo Renzi, está en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.
El espejo, abominable como advirtió Borges, multiplica a quienes fijan toda su atención en el niño vestido de comunión en esta obra que Juan Pablo Renzipintó en 1977. Están los padres, el sacerdote, las visitas; solo falta el reflejo del Diego Velázquez que pinta este guiño sobre Las meninas, pero el cuadro parece haber salido de la mano de un espectro invisible.
Todo el juego de miradas cae sobre aquella que termina por ser la más dura, la que está de frente: la del niño. Sobre él ha caído la responsabilidad de probar que esa casa es una de las buenas de la ciudad, en la cual se respetan las tradiciones aunque no necesariamente se vaya a misa los domingos o tan siquiera se crea en la existencia de un dios: la experiencia de tantas familias de la clase media latinoamericana del siglo XX.
“En El día de la primera comunión uno entra al cuadro por la mirada del niño”, analizóXil Buffone, artista plástica del litoral argentino, como Renzi. “Después uno empieza a ver que la ropa blanca tiene arrugas, que está un poco fuera de escuadra. Pero lo primero que llama la atención es el esfuerzo que el nene hace por quedarse quieto, de frente. Entonces uno va de la mirada del niño a la de sus padres, que lo están mirando a él. Y después se ve que hay una mujer, de espaldas, que mira hacia la ventana del fondo, y uno dirige la mirada hacia eso que ella está mirando. Y junto a ella hay un hombre, del que se ve un solo ojo, que mira al espectador. La mirada va rebotando”.
«Representación de la forma y el volumen en proporción del contenido del Lago del Parque Independencia» (1966), en su versión final, en aluminio.
Existe una foto de Renzi de niño, ataviado con la ropa del rito de pasaje católico, pero el fondo es blanco como el traje del retratado: “Juan Pablo siempre fue eminentemente conceptual”, recordó Luis Wells, contemporáneo del artista santafesino, “y una carga emocional importante distingue este trabajo del hiperrealismo”.
Su obra comenzó como obra política, en el extremo del arco conceptual que evocaba Wells: participó de los multimediales Asalto a la conferencia de Jorge Romero Brest, cuando un grupo de artistas cortó la luz e intervino una presentación del entonces director del Instituto Di Tella, y Tucumán Arde, ambas de 1968. Dos años antes había sido coautor del Manifiesto Antimermelada, una crítica a la influencia del dinero y las instituciones en la creación artística, que termina por abundar en fórmulas oficializables, como una mermelada.
«Mirando al cielorraso antes del desayuno» (1985), otra de las obras de gran tamaño de Juan Pablo Renzi.
Nacido en Casilda en 1940, la obra de este artista plástico acompañó el vértigo de su época, desde la concepción del arte como herramienta política hasta el posmodernismo, pasando por el realismo expresionista. E, incluso, por la abstención: a fines de los años sesenta, tras comprobar que las vanguardias eran devoradas por el sistema, prefirió, junto a otros artistas de Rosario, el silencio. En su caso, se dedicó a trabajar como diseñador gráfico. Volvió a la plástica luego del golpe de estado de 1976 en Argentina, con obras de un tono íntimo como esta belleza.
“En estas obras pintadas al óleo, a deliberadamente Renzi le interesaba que no hubiera huellas del trabajo artesanal”, destacó Buffone. “Por eso se acerca mucho a una terminación industrial, casi como una foto impresa. No hay gesto, no hay pincelada; los colores casi son planos, con una síntesis muy grande”. Esa serie, en la que también está Recuerdos de provincia, parecía un ejercicio de candidez en comparación con sus años de arte político: hay retratos, como el de su admirado artista Augusto Schiavoni, hay bodegones, todas formas clásicas.
«Recuerdos de provincia»: un título tomado de Domingo F. Sarmiento para la serie de obras con que Renzi volvió a hacer en 1976.
“Es evidente que mi producción está marcada por un cambio sistemático, y en algunos momentos radical”, dijo en una entrevista de 1984. “Hay una primera etapa expresionista (que podría tener relación con lo que ahora estoy pintando); paso luego a una etapa muy racional en la que construyo objetos que son, en realidad, ideas. Esto hasta que abandoné toda actividad artística inscripta en marcos institucionales de cultura. Luego volví con toda la carga de subjetividad que la pintura puede soportar, aunque dentro de ella tengo la voluntad de lograr un tono distanciado y racional”.
En ese momento —los ochenta— habitaba “un espacio estético y productivo muy complejo”, definió. “Me muevo no sólo con la razón sino con los sentimientos, el cuerpo, las distintas incitaciones del inconsciente. Pinto casi espontáneamente, como en mi primera etapa expresionista, pero no dejo de trabajar con sugerencias que provienen de la razón”.
«Constelación del martillo mayor y el martillo menor» (1988): la política resignificada en las últimas obras de Renzi.
Acaso por eso en sus últimas obras las utopías de la izquierda regresaron resignificadas, como citas de una discusión políticas en un contexto nuevo: sus estrellas de cinco puntas y sus martillos forman, por ejemplo, una “Constelación del martillo mayor y el martillo menor”. Si en “El general Mambrú” (de los años de las dictaduras en América Latina, y de la de 1966 en Argentina en particular) la misma densidad de las capas de pintura y la cruz, que suprime o censura, operan como una fuerza de gravedad para las ideas políticas, la levedad con que se evocan los objetos en sus trabajos finales es una llamada de atención sobre la permutabilidad de las cosas y la historia.
Renzi vivió muy activamente el mundo intelectual de su época —murió muy joven, en 1992—: fue un gran amigo del escritor Juan José Saer, se casó con la académica María Teresa Gramuglio, tenía una columna, Pintada, en el Diario de Poesía y sus obras solían ilustrar la publicación Punto de Vista, que dirigía su amiga Beatriz Sarlo. Quizá por eso dejó también un legado escrito de sus ideas sobre el arte.
“El general Mambrú” (1965/1966), un comentario político poco antes del silencio del artista.
“Suponemos, se supone, que lo que pinta un pintor, lo que crea un poeta, debe ser el compendio o el resultado de todas las emociones que ha acumulado a lo largo de la vida que ha vivido”, pensó, por ejemplo, en una Pintada. “Un cuadro, para dar un ejemplo, no sería ya sólo una relación inteligente de líneas, manchas, formas, y colores, sino una relación de líneas, manchas, formas y colores cuya inteligencia ha sido alterada en el momento de la ejecución por una o más emociones previamente adquiridas o vividas por el pintor. De este modo, entonces, pensamos en los ojos negros y enérgicos de Picasso como en signos que justifican la genial particularidad de sus obras”.
Y procedió a refutar: “Por eso, cuando veo cómo reacciona la gente ante cualquier cuadro actual, anhelando exasperadamente, histéricamente, descifrar en esa maraña de líneas, manchas formas y colores, en ese jeroglífico descomunal y, aparentemente, anárquico que es una pintura, repito, anhelando descifrar la vida íntima del pintor, las emociones rectoras que lo obligaron a elegir esas formas y no otras, siento un profundo malestar, una horrible sensación de equivocación y malentendido”.
La emoción del pescador no dependerá del tamaño del tiburón que haya capturado, sino que pertenecerá más bien “al orden de la prolijidad de los actos imprevistos pero precisos, con que el pescador tensa y afloja su línea”.
Juan Pablo Renzi en su estudio de la ciudad de Buenos Aires, con su obra.
Fuente: La Nación ~ Desde 2018, el Estado francés sabe que Salvator Mundi, el cuadro más caro de la historia, comprado por el príncipe heredero de Arabia Saudita, no fue pintado por Leonardo da Vinci. Tras dos años de investigación, un documental que será difundido mañana en la televisión francesa revela los detalles de una increíble aventura.
Mohamed Ben Salmane, príncipe heredero de Arabia Saudita, es conocido por no tener límites para muchas cosas. Pero, sobre todo, por no mirar cuánto gasta. En 2015 compró en Francia la propiedad más cara del mundo, el castillo high tech de Louveciennes, en las afueras de París, por 275 millones de euros. También compró un gigantesco yate, el “Serene”, que no es el más caro del mundo, pero cuesta 458 millones de dólares.
Uno de sus allegados califica esa obsesión de “compras de prestigio”. Por eso, en 2017, pocos meses después de haber llegado al poder, MBS -como lo llaman todos- adquirió anónimamente el Salvator Mundi, una pintura de Jesús presentada en Nueva York por Christie’s como una obra de Leonardo da Vinci.
La venta quedó en la memoria porque el príncipe, oculto detrás de una serie de intermediarios, aumentaba la apuesta de a 20 millones, hasta llegar a la escandalosa suma de 450 millones de dólares y convirtiendo así a ese cuadro en la obra más cara de la historia vendida en una subasta.
Poco se sabe del Salvator Mundi. Se cree que figuró en la colección de arte del rey Carlos I de Inglaterra, antes de ser subastado en Londres a fines del siglo XVIII. La pintura resurgió a comienzos del siglo XX en la colección de un lord amateur de arte, sir Francis Cook. En 1958, un estadounidense visitó Londres y lo compró por 45 dólares.
Siempre fue presentado como la copia tardía de una pintura de Boltraffio, discípulo de Da Vinci. Treinta años más tarde lo heredó un cierto Basil Hendry Sr., industrial de Baton Rouge, Luisiana, donde quedó colgado en una escalera hasta su muerte, incluso cuando una empleada de Christie’s, enviada a evaluar los objetos de arte, le pasó al lado comentando con indiferencia “It’s not for me” (no es para mí).
Salvator Mundi será mañana el tema de un documental del realizador Antoine Vitkine, El asombroso caso del último Da Vinci. Fruto de una investigación de dos años, revela los detalles de una historia increíble.
En 2005, un modesto marchand d’art, Robert Simon, descubrió el cuadro en Luisiana y lo compró por 1.175 dólares. Amante del arte italiano, reconoció de inmediato la composición y el tema de la obra. El Salvator Mundi, que con su mano derecha bendice y en su mano izquierda sosteniendo un globo, era una representación muy común en el Renacimiento. Tiziano, El Greco, Dürer lo pintaron, al igual que varios asistentes de Da Vinci. El atelier del inimitable maestro italiano produjo numerosos estudios preparatorios, tantos, que muchos especialistas han especulado sobre la existencia de un modelo, realizado por el propio Da Vinci.
Sin atreverse a pensar en Da Vinci, Simon estaba seguro de su antigüedad. Por eso lo confió a su amiga Dianne Modestini, conocida restauradora norteamericana que retiró el barniz y los agregados para acceder a la imagen original o, al menos, a lo que quedaba. Tras dos años de trabajo, Modestini tuvo la certeza de que se trataba de un auténtico Da Vinci y convenció a Simon de que era el propietario de una obra invalorable. Desde entonces, a pesar de las constantes dudas sobre su autenticidad, esa imagen, dos veces sagrada -por su tema y por su autor- haría perder la razón a quienes la miraban, llevando a un príncipe saudita, víctima de vaya uno a saber qué fiebre, a comprarla diez años después convencido de estar comprando la historia.
¿Gesto diplomático agresivo de un soberano apenas llegado al poder que quiere impresionar al mundo con su magnificencia? En todo caso, pocos días después, el deseado anonimato estalló en pedazos cuando dos periódicos norteamericanos revelaron la identidad del comprador. Presionado por su entorno por numerosas razones de política interna, negando siempre ser el propietario, MBS lo confió rápidamente al Louvre de Abu Dhabi, que programó una exposición para 2018. Pero a las críticas se sumaron las crecientes dudas de especialistas de arte sobre su autenticidad. Para muchos, el príncipe había pagado 450 millones de dólares por algo que no valía gran cosa.
“Para ellos, no era el monarca dominador capaz de comprarse los tesoros del Viejo Continente. Era un inculto, un vulgar, que se había hecho engañar como un simple nuevo rico”, explica Vitkine.
Pero el cuadro tenía un certificado importante: en 2010, la National Gallery de Londres había decidido exponer la obra presentándola como The lost Leonardo (el Leonardo perdido) y describiéndola como autógrafa, reconocida así por la comunidad de expertos. La verdad estaba lejos de ser esa: de los cinco expertos internacionales que la habían estudiado en la capital británica, solo uno, Martin Kemp, profesor emérito de Oxford y célebre “leonardista” había dado su aprobación.
En 2013, el Salvator Mundi fue comprado por 127,5 millones de dólares por el oligarca ruso Dimitri Rybolovlev, instalado en Mónaco. En 2017, furioso al descubrir por la prensa que el cuadro no valía más de unos 80 millones, decidió ponerlo en venta. Christie’s se hizo cargo en Nueva York y para ello lo presentó como “enteramente pintado por Leonardo” con el nombre The last Leonardo (El último Leonardo).
Un año más tarde, MBS fue recibido en París por el presidente Emmanuel Macron para firmar acuerdos comerciales por un valor de entre 15.000 y 18.000 millones de euros. Según fuentes francesas, el Salvator Mundi figuraba en las discusiones. Los sauditas pidieron a Francia hacer un peritaje en el más absoluto secreto. Fue así como el cuadro llegó en junio al C2RMF, el mejor laboratorio del mundo destinado al análisis de obras de arte, situado en el subsuelo del Museo del Louvre.
“La pintura permaneció tres meses en el Louvre, pasando por todas las máquinas, radiografías y análisis imaginables”, afirma uno de los expertos de la institución a Vitkine. En septiembre cayó el veredicto: “Leonardo solo contribuyó en la realización de la obra. No hay duda posible. Solo los sauditas fueron informados”, asegura Chris Dercon, presidente de la Reunión de Museos Nacionales de Francia.
Poco antes de la inauguración de la exposición, mientras el mundo entero se preguntaba si el Salvator Mundi vendría a París o no, el expediente aterrizó en el despacho de Emmanuel Macron quien decidió no aceptar las exigencias sauditas y dejar que el Louvre y el ministerio de Cultura fijaran sus condiciones.
MBS terminó negándose a prestar la obra, que nunca más apareció. Hay quienes dicen que se encuentra a bordo del “Serene”, otros que duerme en la caja fuerte de un banco o de un puerto franco. Como sea, la pintura no vale hoy más de una veintena de millones de dólares y pocos son los que se atreven a afirmar la autoría de Leonardo.
Hasta el mismo Martin Kemp reconoce que tal vez fue “demasiado afirmativo”. “Aunque, si me equivoqué, no provoqué la muerte de nadie. Alguien perdió mucho dinero, es verdad. Pero, en fin…”, sonríe en el filme, demasiado enamorado de Leonardo como para tener pena de ese príncipe árabe incapaz de comprender las sutilezas del mercado del arte.
Fuente: El Diario de Carlos Paz ~ La temática de esta edición será la identidad de la ciudad, con el arte al aire libre como protagonista.
La Municipalidad de Jesús María, a través de la Dirección de Cultura, invitó a artistas a participar del 16º Encuentro de Pintores Paisajistas 2021, que se realizará del viernes 23 al domingo 25 de abril, en el Museo de la Ciudad Luis Biondi.
“Construyendo nuestra identidad”, es la temática de esta nueva edición, que invita a pintores de todo el país a recrear lugares y paisajes que forman parte de la identidad histórica, cultural y natural jesusmariense.
Los participantes van a tener la posibilidad de realizar sus obras en lugares elegidos por ellos mismos, con la técnica y el lenguaje que prefieran. Así, los vecinos podrán ser testigos de esta experiencia de arte al aire libre.
Cómo participar
Los artistas interesados en participar tienen que inscribirse por mail a culturajm0@gmail.com Pueden hacerlo el 17 de abril de 2021, en esa fecha recibirán una ficha de pre-inscripción para completar y el reglamento.
Los requisitos también se podrán consultar por teléfono fijo al (03525) 443703, o por WhatsApp al (3525) 539012, de lunes a viernes de 8:00 a 13:00 horas.
Abrir chat
1
🎨 Te sumas a Artewapp?
🎨 Info Arte
🎨 Te Gustaría sumarte a Artewapp sin cargo? y/o Tenes alguna otra duda?