Fuente: Gobierno de Córdoba ~ Los creadores locales abren las puertas de sus talleres e invitan a pasar a quienes quieran saber sobre trabajo.
Todos los miércoles, a las 21, por los canales digitales de Cultura.Cba.
«Desde el atelier de» es un ciclo de la Agencia Córdoba Cultura que propone un acercamiento a los artistas plásticos locales en el contexto donde producen sus obras.
El material se emite los miércoles, a las 21, a través de las redes sociales Youtube CulturaCBA y Facebook.com/cba.cultura
De este modo, los referentes de las artes plásticas se suman a la agenda de alternativas culturales, donde se revaloriza la virtualidad como canal de contacto con el público. El ciclo ahonda en la trayectoria de los artistas, con testimonios sobre su obra y sus búsquedas expresivas
Talento cordobés
Artistas residentes en Córdoba de la talla de Dante Montich, Fabio Egea, Mario Sanzano, Alejandro Niz, Nancy de la Colina, Inés Darwich, Trinidad Caminos, Ricardo Vargas, Daniela Córdoba, Jorge Cuello, Magdalena Audap Soubie, Sol Halabi y Candelaria Silvestro, entre otros, abrieron las puertas de sus lugares de trabajo pero también de sus vidas y compartiendo con la comunidad sus vivencias y testimonios en torno al arte y sus vivencias profesionales y cotidianas.
La mayoría de los participantes han expuesto en numerosos espacios privados y públicos (como en los distintos museos de la provincia).
A muchos de ellos los une, además de sus logros individuales, la posibilidad de estar al frente de talleres de trabajo desde los cuales transmiten sus conocimientos a alumnos y colegas.
Artistas consagrados que ya han realizado exposiciones internacionales y otros con grandes trayectorias que crecen día a día se desnudan en estos encuentros contando cuáles han sido sus primeros pasos en el desarrollo de sus carreras, cuáles son sus técnicas preferidas, sus maestros, mentores y también sus referentes.
Estos videos, que ofician de encuentro virtuales, son una invitación para conocer el lugar de trabajo y disfrutar algunas de las obras de los pintores y pintoras, escultores y escultoras, fotógrafos y fotógrafas y performancers pero, además, ellos relatan y describen las temáticas que los motivan y los conmueven.
El denominador común de todos los participantes es la inmensa vocación de expresarse a través del arte.
Fuente: Infobae ~ La pintura Vista del Voorzaan, realizada en 1871 por Claude Monet (1840-1926), fue noticia la semana pasada cuando el Museo Zaans, de la ciudad holandesa de Zandaam, sufrió un intento de robo. Dos hombres armados tomaron el cuadro, pero el personal del museo y los transeúntes intervinieron e impidieron el robo. Luego, los dos hombres huyeron en una moto. No hubo heridos a pesar de los disparos efectuados en la redada.
El museo permaneció cerrado dos días tras el incidente, y cuando reabrió quitó de exhibición el cuadro, que estaba siendo inspeccionado para evaluar posibles daños durante el intento de robo. Este óleo, que representa barcos flotando sobre el río Zaan, fue adquirido por el museo en 2015, por alrededor de de 1,2 millones de euros.
Monet pintó la escena del río en un viaje a Zaandam durante el verano de 1871, que hizo junto a su primera esposa, Camille Doncieux, y su hijo. La joven familia había huido de París a Londres el año anterior, al comienzo de la guerra franco-prusiana, pero pronto se trasladó a los Países Bajos. Durante su estadía de cuatro meses en la zona de Zaandam, el pintor residió en el Hotel de Beurs y viajó a diario para pintar escenas de la campiña holandesa; creó al menos 25 obras durante ese período.
En una carta a su colega pintor impresionista Camille Pissarro, Monet dijo que había “suficiente para pintar para toda la vida” en Zaandam, citando sus molinos de viento, casas coloridas y “barcos encantadores”. Vista del Voorzaan, pintura al óleo sobre tela de 39 centímetros de alto por 71 de ancho, representa un paisaje costero silencioso, con casas y tres molinos de viento que se elevan sobre una costa distante.
En esta obraMonet capturó un paisaje que poco tiempo después cambió drásticamente debido a la industrialización. Para 1916, los tres molinos de viento que se muestran en la composición habían sido derribados, según la Asociación de Rembrandt, que ayudó al museo a comprar la obra en 2015. La exhibición del Museo Zaans muestra cómo los pintores posteriores a Monet eliminaban concientemente las fábricas, vías del tren y autopistas de sus obras. En un deseo de permanecer fieles a la imagen de la región o, siguiendo los pasos de Monet, la interpretaba, consciente o inconscientemente, de un modo impresionista.
Aunque Monet más tarde ganaría fama por sus representaciones abstractas de nenúfares y su exuberante jardín en Giverny, Francia, el pintor aún no era muy conocido durante su paso por los Países Bajos. De hecho, la etiqueta de “impresionista”, originalmente pensada como un insulto, no fue acuñada por la prensa hasta 1874, según Tate Britain.«Impresión, sol naciente» (1872), de Claude Monet
Fue un año después de su estadía en los Países Bajos cuando Monet creó Impresión, sol naciente, obra que daría nombre a la corriente impresionista. En esta pintura de 1872 el artista plasmó la sensación de luminosidad que vivió mientras observaba detenidamente el puerto de Le Havre, ciudad en la que este parisino pasó gran parte de su vida. Hasta el momento, la pintura intentaba imitar la realidad. Durante esta época surgieron varios pintores que hicieron hincapié en la especificidad de la pintura, en sus trazos, en sus colores, en sus formas, y no tanto en ser ese reflejo “fotográfico” que solía verse hasta entonces.
Evert van Straaten, un miembro de la junta de la Asociación Rembrandt que participó en el proceso de adquisición de Vista del Voorzaan, señaló en un boletín de 2015 que los curadores seleccionaron el trabajo en parte porque demostraba el enfoque “muy moderno” de Monet hacia la pintura, con una paleta limitada, minimalista, incluso en las primeras etapas de su carrera.
El pintoresco paisaje del Zaan sedujo a Claude Monet y a otros pintores de la época a visitar esta región, este famoso trozo de Holanda: un paisaje plano, extenso, bajo el nivel del mar, con cielos nublados, molinos y casas de madera.
Fuente Infobae ~ La Tate de Londres anunció el calendario de exposiciones más destacadas para 2022 entre las que incluyó la muestra Biosfera Peluche, de la argentina Ad Minoliti, una artista joven que con sus collages resignifica la tradición de abstracción geométrica y se expide sobre el componente misógino o sexista de la historia del arte, y que en esta ocasión presentará en la sede Tate St. Ives una serie de obras que dan cuenta de universos alternativos influidos por el pensamiento feminista y queer.
Se trata de la misma exposición que se puede ver actualmente en el Baltic Centre for Contemporary Art en Newcastle, también en el Reino Unido, y que se trasladará del 28 de mayo al 30 de octubre de 2022 a la Galería Nacional de arte británico y arte moderno de Inglaterra, compuesta por cuatro museos, en este caso a la sede con espectacular vista a la playa de Porthmeor y al océano Atlántico.
Además, parte del museo inglés se transformará en un aula activa para el proyecto en curso de Minoliti bautizado La Escuela Feminista de Pintura, una instalación, obra site-specific y espacio activo que busca modificar el modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, que revisa los géneros tradicionales de la pintura y que se vio en octubre de 2019 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, como parte de la colorida exposición Museo Peluche.
“Mi trabajo busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, sino también en la educación artística y las instituciones”, dice la artista Ad Minoliti (Buenos Aires, 1980) invitada a exhibir en 2019 en la Bienal de Venecia, bajo el lema “May You Live in Interesting Times”.
En su idioma original, Biosphere Plush es la primera exposición individual de Minoliti en el Reino Unido, un despliegue de formas geométricas de colores vibrantes, estridentes, a través de murales, pinturas y objetos, con reminiscencias al Arte Madí y abstracto, pero que pone en primer plano imágenes por fuera de los patrones culturales tradicionales: un derroche lúdico, sensible, amoroso. O dicho de otro modo: todo aquello que fue negado por la modernidad artística.«Biosfera peluche» es la primera exposición individual de Minoliti en el Reino Unido (Télam)
La muestra es concebida como una “especulación crítica” a lo que fue en el año 1984 el extraño experimento científico de confinamiento llamado Biosfera 2, una suerte de ensayo utópico que terminó con sus participantes al borde de la muerte por el hambre y la falta de oxígeno: un experimento lanzado en el desierto de Arizona, financiado por el magnate del petróleo Ed Bass, creado para estudiar si los humanos podían crear y mantener la vida en un entorno artificial como las estaciones espaciales.
El equipo de B2 “intentó -con el consiguiente fracaso- aislar a ocho personas (todas ellas estadounidenses blancas y una europea) durante dos años, un ejemplo perfecto de que la carrera espacial es una empresa colonizadora extractivista, que favorece los intereses de los ya poderosos -incluidas las grandes instituciones económicas y militares- y agrava los procesos perjudiciales preexistentes, como las guerras, la desigualdad económica y la degradación medioambiental”, en palabras de la curadora de la muestra, Irene Aristizábal.
Biosfera Peluche -realizada en colaboración con el Centre de Création Contemporaine Olivier Debré, Tours, de Francia, donde Minoliti presentará una exposición individual en octubre próximo- pretende trabajar en la dirección opuesta a Biosfera 2, por lo que su entorno ha sido concebido como un centro comunitario abierto a todos, que ofrece un espacio para la educación y la fantasía feminista interseccional.
– ¿Cómo surgió esta invitación a exponer en Tate St Ives, y cómo recibiste la noticia?
– La curadora en jefe Irene Aristizábal, de la muestra Biosfera Peluche en Baltic UK, me contó que estaban en conversación para llevar la muestra a otros espacios y luego me confirmaron que se lleva el mismo proyecto de Baltic allá. Es una buena noticia, sí, más en la pandemia.
– ¿Cómo resumirías las principales preocupaciones que atraviesan tu obra?
– Me gusta cómo Irene, la curadora, define este proyecto en particular. En general mi trabajo busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, sino también en la educación artística, y las instituciones.
– ¿Cuándo y de qué manera el pensamiento feminista se hizo presente en tu trabajo?
– Desde 2008, más concretamente pude acceder a otro tipo de contenidos que no circulaban en la escuela de arte desde ya, y tampoco en otros lugares como galerías, ferias, museos, donde feminismo era mala palabra o innombrable. Todavía vemos como ahora que artistas feministas son atacadas por fascistas en las redes y con la difusión de medios masivos, el panorama intelectual sigue siendo muy reaccionario. Pero gracias a las publicaciones independientes, fanzines, investigadores, teoricxs y/o activistas como Nicolás Cuello, Laura Contrera, Lucas DiSalvo, entre muches otres, editoriales como Profundo Ediciones, Viciosa Editora, que generan ferias y difusión que crece día a día, gracias a esta resistencia y estos circuitos que también se da por fuera de las instituciones, es que pude entender aquello que sentía que estaba mal y no tenía las palabras para identificar, como modos sistemáticos de expulsión.Ad Minoliti es una artista joven que con sus collages resignifica la tradición de abstracción geométrica y se expide sobre el componente misógino o sexista de la historia del arte. (Télam)
– ¿Cómo concebís La Escuela Feminista de Pintura?
– La Escuela Feminista de Pintura es una instalación mural que se activa con clases de distintas colaboraciones. Y van cuatro ediciones de este proyecto (Kadist San Francisco 2018, MAMBA 2019, Gwangju Biennale 2021, Baltic 2021), la quinta será en Francia en el Centre de Création Contemporaine Olivier Debré a partir de noviembre de este año y la edición en St Ives será la sexta. Es un formato que se adapta a los sitios específicos de cada espacio: físicamente como murales, armando bibliotecas que acompañan y adaptándose al programa local de colaboradores.
– ¿Cuáles son tus principales cuestionamientos al modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, tanto desde el diseño del espacio como desde el contenido de sus clases?
– Mi proyecto se basa directamente en el Método Diana Aisenberg junto con la experiencia interdisciplinaria que fomentó el Centro de Investigaciones Artísticas, con fuerte critica a los medios tradicionales de las escuelas y universidades que negocian con la educación en bases competitivas y elitistas, cuando las artes visuales para mí son el mejor espacio para la colaboración y experimentación de prácticas de diversos campos.
Fuente: Municipalidad de Córdoba ~ La Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, dependiente de la Secretaría de Gobierno, da a conocer los resultados de las galerías y espacios culturales que formarán parte de la Feria de Arte Córdoba 2021 “Paisaje: producción y fantasía”, que se llevará a cabo del 16 al 21 de septiembre.
Del evento participarán 64 galerías que fueron seleccionadas luego de una convocatoria abierta y pública, en la que se postularon 104 espacios. El conjunto incluye referentes de las artes visuales federales con galerías de Santa Fe, La Rioja, La Pampa, Tucumán, Salta, Buenos Aires y Córdoba.
El Jurado de Selección estuvo formado por José Luis Lorenzo, en representación de la Fundación Pro Arte Córdoba; Alejandro Dávila, representando a la Asociación de Galerías de Córdoba FARO; Joaquín Rodríguez, referente del sector del coleccionismo; Alejandra Perié, docente de la Facultad de Arte de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC); y Andrea Ruiz, docente de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Provincial de Córdoba (UPC).
Durante el transcurso de actividad de la Feria, todas las galerías se presentarán en formato virtual y con participación gratuita a través de una plataforma diseñada ad hoc, curada por Gabriela Barrionuevo.
Por otra parte, la modalidad presencial, prevé una exposición con intervenciones artísticas en patios históricos de la ciudad de Córdoba, curada por Mariana Robles y Luz Novillo Corvalán. Asimismo, se invitará a las galerías participantes en su instancia virtual que, en caso de contar con espacio físico, prevean su apertura durante la actividad, para generar un circuito federal.
Acerca de la Feria de Arte Córdoba “Paisaje: Producción y Fantasía”
La Feria es organizada por la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba, la Agencia Córdoba Cultura, la Fundación Pro Arte Córdoba, y la Asociación de Galerías de Córdoba FARO; con acompañamiento de Bancor, Universidad Nacional de Córdoba y Universidad Provincial de Córdoba.
La presente edición, es un espacio de visibilización, promoción e intercambio de experiencias vinculadas al mundo del arte y la gestión cultural.
Fuente: La Nación ~ “Fue una feliz casualidad”, dijo el historiador y profesor de la Universidad de Lima Juan Luis Orrego al relatar el sorpresivo momento en el que un coleccionista privado peruano halló en Francia un retrato del general José de San Martín nunca antes visto y que estaba a la venta en una galería.
De acuerdo a la imagen divulgada tras el sorpresivo encuentro, Orrego estimó, en diálogo con RPP Noticias, que el retrato habría pintado durante el exilio de San Martín en Bruselas, entre 1824 y 1831. El cuadro permaneció en Europa todo este tiempo en manos de un particular. “Tengo absoluta certeza de que se traga de un cuadro de San Martín porque guarda enormes coincidencias con otros retratos”, dijo el historiador.
“La mayoría de sus retratos está en el Museo Histórico de Argentina. Este es un hallazgo de interés para los latinoamericanos”, agregó Orrego. El docente indicó que será trabajo de los peritos especializados establecer en qué contexto fue pintado, sin San Martín posó o no para que lo retrataran y rastrear al pintor responsable.
El historiador destacó que la pintura pertenece al estilo neoclásico y tiene una gran influencia del pintor francés Jacques-Louis David, quien podría haber sido mentor del autor del retrato.
“El San Martín que estamos viendo tiene más o menos unos 50 años. El peinado un poco cambia al que estamos acostumbrados, tal vez por la incorporación del propio pintor. Tiene un traje, chaleco y camisa estilo Imperio, de la época”, describió Orrego.
Fuente: Télam ~ «Mi trabajo busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, sino también en la educación artística y las instituciones», dice a Télam la artista.
Con sus collages, la artista resignifica la tradición de abstracción geométrica y se expide sobre el componente misógino o sexista de la historia del arte La Tate de Londres anunció el calendario de exposiciones más destacadas para 2022 entre las que incluyó la muestra «Biosfera Peluche», de la argentina Ad Minoliti, una artista joven que con sus collages resignifica la tradición de abstracción geométrica y se expide sobre el componente misógino o sexista de la historia del arte, y que en esta ocasión presentará en la sede Tate St. Ives una serie de obras que dan cuenta de universos alternativos influidos por el pensamiento feminista y queer.
Se trata de la misma exposición que se puede ver actualmente en el Baltic Centre for Contemporary Art en Newcastle, también en el Reino Unido, y que se trasladará del 28 de mayo al 30 de octubre de 2022 a la Galería Nacional de arte británico y arte moderno de Inglaterra, compuesta por cuatro museos, en este caso a la sede con espectacular vista a la playa de Porthmeor y al océano Atlántico.
Además, parte del museo inglés se transformará en un aula activa para el proyecto en curso de Minoliti bautizado «La Escuela Feminista de Pintura», una instalación, obra site-specific y espacio activo que busca modificar el modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, que revisa los géneros tradicionales de la pintura y que se vio en octubre de 2019 en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, como parte de la colorida exposición «Museo Peluche».
«Mi trabajo busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, sino también en la educación artística y las instituciones», dice a Télam la artista Ad Minoliti (Buenos Aires, 1980) invitada a exhibir en 2019 en la Bienal de Venecia, bajo el lema «May You Live in Interesting Times».
En su idioma original, «Biosphere Plush» es la primera exposición individual de Minoliti en el Reino Unido, un despliegue de formas geométricas de colores vibrantes, estridentes, a través de murales, pinturas y objetos, con reminiscencias al Arte Madí y abstracto, pero que pone en primer plano imágenes por fuera de los patrones culturales tradicionales: un derroche lúdico, sensible, amoroso. O dicho de otro modo: todo aquello que fue negado por la modernidad artística.
Ad Minoliti (Buenos Aires, 1980) fue invitada a exhibir en 2019 en la Bienal de Venecia, bajo el lema «May You Live in Interesting Times». La muestra es concebida como una «especulación crítica» a lo que fue en el año 1984 el extraño experimento científico de confinamiento llamado Biosfera 2, una suerte de ensayo utópico que terminó con sus participantes al borde de la muerte por el hambre y la falta de oxígeno: un experimento lanzado en el desierto de Arizona, financiado por el magnate del petróleo Ed Bass, creado para estudiar si los humanos podían crear y mantener la vida en un entorno artificial como las estaciones espaciales.
El equipo de B2 «intentó -con el consiguiente fracaso- aislar a ocho personas (todas ellas estadounidenses blancas y una europea) durante dos años, un ejemplo perfecto de que la carrera espacial es una empresa colonizadora extractivista, que favorece los intereses de los ya poderosos -incluidas las grandes instituciones económicas y militares- y agrava los procesos perjudiciales preexistentes, como las guerras, la desigualdad económica y la degradación medioambiental», en palabras de la curadora de la muestra, Irene Aristizábal.
«Biosphere Plush» es la primera exposición individual de Minoliti en el Reino Unido. «Biosfera Peluche» -realizada en colaboración con el Centre de Création Contemporaine Olivier Debré, Tours, de Francia, donde Minoliti presentará una exposición individual en octubre próximo- pretende trabajar en la dirección opuesta a Biosfera 2, por lo que su entorno ha sido concebido como un centro comunitario abierto a todos, que ofrece un espacio para la educación y la fantasía feminista interseccional.
– Télam: ¿Cómo surgió esta invitación a exponer en Tate St Ives, y cómo recibiste la noticia?
– Ad Minoliti: La curadora en jefe Irene Aristizábal, de la muestra Biosfera Peluche en Baltic UK, me contó que estaban en conversación para llevar la muestra a otros espacios y luego me confirmaron que se lleva el mismo proyecto de Baltic allá. Es una buena noticia, sí, más en la pandemia.
– T: ¿Cómo resumirías las principales preocupaciones que atraviesan tu obra?
– AM: Me gusta como Irene, la curadora define este proyecto en particular. En general mi trabajo, busca una geometría no binaria usando las teorías queer y feministas como herramientas de deconstrucción de la tradición pictórica y de los prejuicios de la historia del arte que mantienen el sistema actual, no solo en la industria, pero también en la educación artística, y las instituciones.
– T: ¿Cuándo y de qué manera el pensamiento feminista se hizo presente en tu trabajo?
– AM: Desde 2008, más concretamente pude acceder a otro tipo de contenidos que no circulaban en la escuela de arte desde ya, y tampoco en otros lugares galerías, ferias, museos, donde feminismo era mala palabra o innombrable. Todavía vemos como ahora que artistas feministas son atacadas por fascistas en las redes y con la difusión de medios masivos, el panorama intelectual sigue siendo muy reaccionario. Pero gracias a las publicaciones independientes, fanzines, investigadores, teoricxs y/o activistas como Nicolas Cuello, Laura Contrera, Lucas DiSalvo, entre muches otres, editoriales como Profundo Ediciones, Viciosa Editora, que generan ferias y difusión que crece día a día, gracias a esta resistencia y estos circuitos que también se da por fuera de las instituciones, es que pude entender aquello que sentía que estaba mal y no tenía las palabras para identificar, como modos sistemáticos de expulsión.
Su obra da cuenta de universos alternativos influidos por el pensamiento feminista y queer.
– T: ¿Cómo concebís La Escuela Feminista de Pintura?
– AM: La Escuela Feminista de Pintura es una instalación mural que se activa con clases de distintas colaboraciones. Y van cuatro ediciones de este proyecto (Kadist San Francisco 2018, MAMBA 2019, Gwangju Biennale 2021, Baltic 2021), la quinta será en Francia en el Centre de Création Contemporaine Olivier Debré a partir de noviembre de este año y la edición en St Ives será la sexta. Es un formato que se adapta a los sitios específicos de cada espacio: físicamente como murales, armando bibliotecas que acompañan y adaptándose al programa local de colaboradores.
– T: ¿Cuáles son tus principales cuestionamientos al modo en que se enseña la teoría y la práctica artística, tanto desde el diseño del espacio como desde el contenido de sus clases?
– AM: Mi proyecto se basa directamente en el Método Diana Aisenberg junto con la experiencia interdisciplinaria que fomentó el Centro de Investigaciones Artísticas, con fuerte critica a los medios tradicionales de las escuelas y universidades que negocian con la educación en bases competitivas y elitistas, cuando las artes visuales para mí son el mejor espacio para la colaboración y experimentación de prácticas de diversos campos.
Fuente: La Voz ~ Estar en el lugar apropiado, y en el momento justo, son las coordenadas que Marcos Acosta (Córdoba, 1980) utiliza para explicar un momento artístico excepcional que viene enlazado a un recorrido vital intenso.
El pintor cordobés participa desde fines de julio en la muestra colectiva “Gravity’s Pull”, junto a algunos popes del arte contemporáneo como John Baldessari y Eric Fishl, y el próximo 18 de agosto concretará su primera exposición individual en Estados Unidos. En ambos casos, de la mano de la galería Hexton Contemporary de la ciudad de Aspen (Colorado).
El salto hacia esos escenarios es bastante inusual para los artistas argentinos, mucho más para un pintor cordobés y más aún para un artista de su generación.
Acosta celebra el momento y cuenta una parte del camino que lo llevó hasta ahí: “Hace cuatro años recibí la invitación para ser parte de un proyecto muy interesante, dirigido por Agustina Mistretta, que se llama Ether Arts Project. A grandes rasgos, busca tender redes de colaboración y difusión entre artistas de todo el mundo, especialmente aquellos que trabajamos de un modo u otro relacionados a la naturaleza. Realizamos algunas acciones en conjunto, hasta que hace un año, Ether me invitó a participar en una Feria Internacional en Aspen”.
Fue en esa feria que el galerista Bob Chase, dueño de Hexton, vio el trabajo de Acosta y se movió para contactarlo y conocer más sobre su obra.
“Al principio yo no sabía demasiado sobre la forma de trabajo de la galería, pero poco a poco fui entendiendo la dinámica, y me parece alucinante –cuenta el pintor–. Noté desde el primer momento un gran respeto hacia el trabajo que uno realiza, un gran compromiso por generar lazos fuertes y fructíferos, y un profesionalismo que no es fácil de ver. Sé que lo que les interesó de mi trabajo es la búsqueda plástica y conceptual que yo vengo desarrollando hace ya varios años, fundamentalmente en torno al paisaje”.
Añade Acosta: “También fue decisivo el hecho de que tengo una producción constante y sostenida a través del tiempo, lo que les dio la pauta de que podían confiar en mi capacidad de trabajo. Creo que ha sido la feliz coincidencia de varios factores, y haber estado en el lugar apropiado en el momento justo”.
Su trabajo se verá asimismo en la Feria de Arte Córdoba, que tendrá lugar entre el 16 y el 21 de septiembre, invitado por la galería cordobesa Marchiaro. “Voy a presentar un par de pinturas recientes y un conjunto de dibujos, tintas sobre papel, que son de hace varios años, pero que dialogan increíblemente con estas nuevas pinturas –anticipa–. Un pequeño viaje de ida y vuelta entre dos lenguajes y dos momentos que se conectan y que me hacen pensar: acaso existe realmente el tiempo?”.
Paisaje y espíritu
–¿Cómo estás viviendo este momento de salto a la escena de Estados Unidos?
–Para mí es una situación muy emocionante, en especial sentir que somos un equipo trabajando en pos de lograr lo mejor. Es fuerte para uno como artista ver que en otras latitudes los paisajes que son tan nuestros, y que habitan en mi obra, conmueven y emocionan.
–¿Qué vas a exponer en la muestra individual?
–Voy a mostrar un conjunto de obras enteramente nuevas, realizadas entre 2020 y 2021. He pintado sin descanso durante muchos meses, con un entusiasmo muy grande. Son todos paisajes, algunos a partir de lugares en las Altas Cumbres, aquí en Córdoba, y otros teniendo como base algunos viajes que realicé hace un tiempo a Catamarca y Salta. En ellos he buscado profundizar en la mirada que tenemos sobre la naturaleza, pero esta vez no tanto como una agresión del ser humano hacia ella, sino como un paso más allá: entendiéndonos como parte unificada, una misma naturaleza tanto dentro nuestro como por fuera. Arriesgando la idea de que todo aquello que es dual, separado, no es más que una ilusión, y que en verdad todo está conectado y unido.
–En la muestra colectiva, donde se entablan diálogos con algunos artistas muy reconocidos en el panorama internacional, tu obra está conectada con la de Sean Scully. ¿Qué vínculos ves con ese artista?
–”Gravity’s Pull” tiene un listado de nombres realmente increíble. Me parece parte de una especie de sueño estar ahí colgado con artistas como Agnes Martin, John Baldessari, Philip Guston o Ellsworth Kelly, con quien hacen dialogar mi obra. En este caso, hay aspectos que conectan mi trabajo con el de Kelly, como la geometría que está presente casi siempre en mis pinturas. Aunque las conexiones entre mi manera de entender el arte y la manera de entenderlo de Kelly es lo que verdaderamente nos puede unir en un diálogo que va más allá de la forma, el tiempo y el espacio. Muchas veces imagino a los artistas como un gran organismo que está todo interconectado, como si una comunicación sutil, de otro plano de existencia, nos conectara más allá de las circunstancias y de los egos. Me parece algo maravilloso poder tener esta oportunidad, impensable hasta hace poco tiempo.
–¿Qué implican estas muestras en tu carrera? ¿Lo ves como una oportunidad, un logro, un desafío?
–Sin dudas, el impacto de estas acciones en mi carrera es muy profundo. Y decir que lo tiene en mi carrera es lo mismo que decir que lo tiene en mi vida. Poder compartir con personas de lugares tan lejanos, a través del canal de comunicación que abre el arte, y en particular la pintura, es muy emocionante y me llena de fuerza y entusiasmo para continuar. No creo demasiado en la idea de los logros como la concreción de algo, mucho menos en la idea de “llegar”, o en las oportunidades únicas. Todo es parte de algo que en verdad empezó cuando a los 8 ó 9 años decidí tomar un pincel y empezar este camino. Lo que me resulta apasionante es el camino en sí, el misterio de lo que va a suceder mañana. Para mí es tan importante poder hacer estas exposiciones como poder todos los días agarrar mis pinceles y empezar un nuevo lienzo. Sí siento que me gusta la idea de desafío, porque todo lo que es nuevo y puede imprimir nuevas experiencias me resulta atractivo.
–En tu obra vienen apareciendo rocas, pastizales, cielos, nubes, también ciudades. Una visión del paisaje que se expande, abarcando no sólo eso que llamamos naturaleza sino también visiones de las grandes estructuras urbanas. ¿Cómo concebís esas imágenes? ¿Hay algo que las une?
–La serie que llamé “Todas las ciudades” fue el puntapié inicial de todo lo que actualmente estoy realizando. En aquellas obras, que pinté entre 2012 y 2016, conviven ciudades vistas desde arriba, paisajes y otras obras que llamé “pixeladas”, en las que las imágenes, principalmente de recuerdos familiares, estaban descompuestas en píxeles. De esa trilogía de vertientes, la que cobró especial fuerza desde 2016 hasta la actualidad son los paisajes que diversas geometrías invaden, intersectan, anulan. Estas imágenes son concebidas a partir de un proceso incesante que no encuentra fin. Una tras otra, de algún modo, brotan de asociaciones intuitivas que busco desarrollar, partiendo de lugares en los que estuve alguna vez, y más recientemente, de lugares en los que aún no he estado. A su vez, esas obras, en su mayoría pintadas con sumo realismo, dan paso a otra vertiente de paisajes, pintados de manera más “suelta”, aunque también desde cierta distancia son muy realistas. Todas estas obras se originan en gran medida en mi propia experiencia del paisaje, de internarse en él, sentir su fuerza incomprensible, de transitar sus olores, texturas, incandescencias.
–¿Trabajás en base a fotografías? ¿Después ese registro se convierte en otra cosa, en la “huella”, digamos, que eso te dejó?
–En los últimos años la fotografía como modo de registro de lo vivido, del tiempo, ha tomado un protagonismo muy fuerte en mi trabajo. Todas las obras están basadas en fotos, aunque luego sirvan sólo de guía para la construcción de la imagen. En verdad, sólo son eso, porque al pintar inevitablemente el proceso es de síntesis y reordenamiento. Por más real que parezca una pintura, nunca deja de ser eso, una pintura, y en cierto modo esa es la maravilla que encierra. Poder, a pesar de respetar hasta el paroxismo una fotografía al pintarla, generar un mundo enteramente nuevo a través del pincel, es una oportunidad de encontrarse a uno mismo. Por la simple razón de que ese mundo que uno crea, lo crea a partir de uno, y encierra en esa paradoja todo el mundo. Algo de eso hay en el título que estoy pensando para todas estas obras nuevas, “Afuera el viento, adentro el mundo”.
–¿Qué rol juega la escala en la intención de captar eso que es, en algún sentido, sublime, esa vastedad que aprieta a lo humano?
–La escala de la obra es determinante. No es lo mismo una nube de 30 x 30 cm. que la misma nube pintada en 3 x 3 metros. Eso es así porque la pintura es una experiencia, tanto para quien la hace, como para quien la observa. Muchas veces pienso en la pintura como un ser vivo. No es lo mismo en absoluto observar un león en una revista o en una pantalla, que verlo cara a cara en la sabana africana. La pintura debe ser como ese león, cara a cara. No puede generar indiferencia, entonces la magnitud de la escala determina en gran medida el efecto que causa en el que la contempla y puede, ciertamente, arrojar al espectador a una dinámica nueva que no tiene nada que ver con la contemplación, pero si con la acción. Y esa acción sucede en su propio espíritu, en una zona que no aparenta ser, sino que es, y que no acepta máscaras ni intelectos. La vastedad del paisaje aprieta el corazón del ser humano cuando no es capaz de asumir que esa vastedad está dentro de cada célula que compone su cuerpo y de cada rincón de su mente, porque esa vastedad infinita es su propia alma, donde se encuentra sumido eso que llama cuerpo y mente. Pienso que para intentar activar algunos de estos mecanismos es útil la escala de una obra.
–En un video contás que te fuiste moviendo desde una posición intelectual hacia una intuición que busca captar desde el corazón…
–Hubo un momento de inflexión, en el que de algún modo comprendí que el intelecto no tenía mucho que hacer frente a lo que yo sentía profundamente. Entendí que el arte es una herramienta espiritual, un medio de canalizar información no intelectual, que proviene de otro plano. Tal vez suene místico, pero creo que es mucho más simple que eso, es una herramienta que puede dar la oportunidad de quebrar la dualidad en la que creemos estar. El arte, así como muchos otros mecanismos, nos permite darle el sentido al misterio, no desde la razón, tan corta y egocéntrica, sino desde la intuición, desde lo que algunas culturas llaman corazón. Ese corazón es útil tanto para pintar como para ver el mundo, porque a través de él todo lo que existe es una maravilla y una oportunidad de descubrir la vastedad que nunca estuvo en otro lugar más que ahí, en el corazón.
–¿Cómo has vivido la pandemia? ¿Algo de lo que ha venido sucediendo se mete de alguna forma en tus pinturas?
–Tendría que decir que no, pero también que sí. Es inevitable que la vibración de todo lo que vivimos se refleje de algún modo en lo que hacemos, sin embargo no lo ha hecho de manera directa. Creo que esta experiencia colectiva, si algo nos confirma, es lo mismo que vengo diciendo: todo es uno y está conectado. Nos muestra de manera despiadada que nadie es una individualidad ajena al resto, cada cosa que hago impacta en el todo. Tal vez no haya metáfora más perfecta para mostrarnos lo insensatos que hemos sido como especie, pensando que los ideales de progreso y riqueza pueden ser algo independiente de la sustentabilidad del planeta, por ejemplo. Yo siempre he percibido al ser humano como extrañamente confiado en que puede disponer de la naturaleza a su antojo, sin reparar que la naturaleza es él mismo. Que destruir un árbol es escupir para arriba. Aún no hemos comprendido nada en ese sentido, y seguimos enfrascados en luchas y guerras. En creer que progreso es una ruta que atraviesa las montañas, miles de hectáreas sembradas o una billetera abultada. Progreso sería volver a respetar lo sagrado de la vida, en cualquiera de sus formas. Sería poder observar una roca y respetarla por el simple hecho de que ser lo que es le llevó cientos de miles de años y que, en esencia, está compuesta de lo mismo que nosotros.
Fuente: La Nación ~ Es la más famosa artista mujer de todos los tiempos, su imagen es instantáneamente reconocible e inevitable. Frida Kahlo se puede encontrar por todas partes, plasmada en remeras y cuadernos y tazas. Cuando estaba escribiendo este artículo, me topé con una selección de textos con graciosas caricaturas de ella en una vitrina, tal vez a unos tres minutos a pie de mi casa.
Apuesto a que muchos lectores también se encuentran a poca distancia de alguna representación de ella, con sus cejas unidas y vestimenta mexicana tradicional, sus peinados floridos y su lápiz labial rojo.
Esto se debe en parte a que su propia imagen fue uno de los temas principales de Kahlo: casi un tercio de sus obras fueron autorretratos.
Aunque murió en 1954, su obra todavía se percibe como llamativamente fresca: sus autorretratos dicen mucho sobre la identidad, la necesidad de trabajar su propia imagen y contar su propia historia. Se pinta a sí misma mirando al espectador: directa, feroz, desafiante.
Eso significa que Kahlo puede caber perfectamente dentro de ciertas narrativas feministas contemporáneas, la fuerte mujer independiente, que se convierte a sí misma en tema central, explorando sin tapujos los aspectos complicados, desordenados y dolorosos de ser mujer.
Sus pinturas representan intensamente los elementos dramáticos de una vida dramática: un aborto y la imposibilidad de tener hijos; dolor corporal (fue víctima de un horroroso accidente a los 18 años y sufrió físicamente toda su vida); un gran amor (tuvo una tempestuosa relación con el artista mexicano Diego Rivera, así como muchos amantes más, hombres y mujeres, incluyendo a León Trotsky), y grandes celos (Rivera le fue infiel repetidamente, inclusive con su propia hermana).
Pero eso no es todo lo que muestran, su arte no es siempre sobre su vida, aunque se puede excusar que así lo creas. Se escribieron libros sobre su trauma, su vida amorosa; fue objeto de una película de Hollywood protagonizada por Salma Hayek.
Kahlo se convirtió en un tema rentable de taquilla, que garantiza atraer un público a las galerías, a pesar de que lo que suelen ver está más relacionado con su vida que con su arte.
Pero, ¿qué ocurre con su obra? Para algunos historiadores, la implacable atención en la persona en lugar de en su creación artística se volvió algo negativo.
Pero ahora, un nuevo y monumental libro, Frida Kahlo: sus pinturas completas, que acaba de ser publicado por Taschen, ofrece por primera vez una visión de toda su obra.
Kahlo como artista
El historiador mexicano Luis Martín Lozano, en colaboración con Andrea Kettenmann y Marina Vázquez Ramos, aporta notas de cada una de las obras de Kahlo de la cual existe una imagen: un total de 152, incluyendo muchas piezas perdidas que apenas conocemos de fotografías.
En conversación por videoconferencia desde Ciudad de México, le pregunté a Lozano por qué era hora de un estudio completo de su obra, a pesar de que hay tantas exposiciones sobre ella por todo el mundo.
“Como historiador de arte, mi interés principal en Kahlo fue en su trabajo como artista. Si ese hubiese sido el principal foco de la mayoría de los proyectos en décadas recientes, tal vez hubiese dicho que este libro no tendría razón de ser. Pero la verdad es que no fue así”, dice.
“La mayoría de la gente en las exposiciones está interesada en su personalidad -quién era, cómo se vestía, con quién se acostaba, sus amantes, su historia”.
Por eso, las exposiciones y sus catálogos frecuentemente se concentraron en esa historia, y tienden a “repetir las mismas pinturas y las mismas ideas sobre las mismas pinturas. Dejan de lado una cantidad de obras”, comenta Lozano.
Los libros también pisan el mismo terreno: “Repiten las mismas cosas, y vende, porque todo lo de Kahlo vende. Es triste decirlo, pero ella se convirtió en mercancía. Pero eso explica por qué [las exposiciones y los libros] no van más allá, porque no tienen que hacerlo”.
El resultado es que se cometen ciertos errores, pinturas con títulos o fechas equivocadas, o la reproducción de fotos con mala calidad y color. También significa que las ideas sobre el significado de sus obras son repetidas ad infinitum. “El nivel de interpretación se contamina”, señala Lozano.
“Lo único que dicen de las pinturas, una y otra vez, es ‘ah, es porque amaba a Rivera’, ‘porque no podía tener un hijo’, ‘porque está en el hospital’. En algunos casos, es cierto, pero hay mucho más que eso”.
El número de pinturas -152- no es una obra enorme para una artista importante. Sin embargo, sorprende que nunca antes se hubiese escrito nada sobre algunas de estas: “¡nunca, ni una frase!”, dice riendo Lozano.
“Es casi un desastre, en términos de historia del arte”.
El ofrecer un estudio completo de su obra significa reunir piezas perdidas o pocas veces vistas, incluyendo aquellas que surgieron durante subastas en la última década o algo parecido, y otras que raras veces son prestadas por los coleccionistas privados y por eso se mantuvieron en las sombras. Lozano espera ampliar nuestro entendimiento de Kahlo.
“En primer lugar, ¿quién era como artista? ¿Qué pensaba de su propio trabajo? ¿Qué quería lograr como artista? Y ¿qué significan estas pinturas por sí solas?”
Esto quiere decir echarle otra mirada a sus primeras obras, que pueden no ser lo que asociamos con Kahlo, pero revelan cuánto se inspiró en su padre, Guillermo, un fotógrafo profesional y pintor aficionado de naturalezas muertas (bodegones) florales. Piezas como la poco conocida Naturaleza muerta (rosas) de 1925, que no se expone desde 1952, son notablemente similares al estilo del padre.
Kahlo continuó pintando increíbles y vibrantes naturalezas muertas durante toda su carrera, aunque son menos conocidas entre el público en general que sus autorretratos, menos coleccionables y menos estudiadas.
La perspectiva de la importancia que tenían para ella se vio fortalecida desde que Lozano y sus colaboradores descubrieron documentos que revelan el interés permanente que tuvo Kahlo sobre el significado simbólico de las plantas.
Eso lo aprendió de su padre, y lo discutió en cartas con su media hermana Margarita (hija de su padre de un matrimonio anterior), que se volvió monja.
Los eslabones perdidos
Las cartas de Kahlo y Margarita “hablan del significado simbólico de las plantas y las frutas y del jardín del Edén, que nuestro cuerpo es como una flor que tenemos que cuidar porque fue arrancada del paraíso”, explica Lozano.
“Esto es increíble, y prueba por qué este tema de naturaleza muerta y flores tenía tanto significado para ella”.
Él ofrece una nueva interpretación de una pintura de 1938, llamada Tunas, en la que representa tres de estas frutas en diferentes estados de madurez -desde verdes y parcialmente maduras hasta vibrantes de jugo y rojo ensangrentado-, como si estuvieran ilustrando la propia noción de Kahlo sobre su maduración como artista y persona, pero también con un potencial simbolismo religioso (la carne sangrienta que evoca el sacrificio).
El libro de Las pinturas completas… también se esfuerza por revelar las profundidades del compromiso intelectual de Kahlo con los desarrollos en el mundo del arte, contradiciendo la noción de que simplemente estaba influenciada por su encuentro con Rivera en 1928, o que su obra es un tipo de desgarrada expresión autodidacta, instintiva de dolor femenino.
Sus pinturas revelan la investigación y los experimentos de Kahlo en los movimientos artísticos, desde la juvenil interpretación mexicana del modernismo, del estridentismo, pasando por el cubismo y luego el surrealismo.
“Las pinturas de Frida Kahlo no solo fueron el resultado de sus asuntos personales, sino que miró a su alrededor a quién estaba pintando, cuáles eran las tendencias, las discusiones”, dice Lozano.
Destacan sus primeros intentos en pintura de vanguardia -”Pancho Villa y Adelita” de 1927, y la obra perdida “Si Adelita”, las dos hechas con líneas y ángulos modernistas marcados, como prueba de que “se estaba fijando en las tendencias del arte mexicano antes de conocer a Rivera”.
También se puede ver su interés en los antiguos maestros del Renacimiento, que descubrió en copias en la biblioteca de su padre, en sus primeras obras: se sugiere que su pintura de 1928, Dos mujeres (Retrato de Salvadora y Herminia), que ilustra a dos muchachas contra un fondo frondoso, fue inspirada en la tradición del retrato renacentista, como se puede apreciar en la obra de Leonardo da Vinci.
El paradero de este retrato, vendido el año en que se pintó, se mantuvo desconocido hasta que fue adquirido por el Museo de Bellas Artes de Boston, en 2015.
Teniendo en cuenta que tan solo hizo unas 152 pinturas, sorprende la cantidad que se perdieron. Al mismo tiempo, Kahlo no tuvo mucho éxito en vida, no tuvo muchas exposiciones, ni vendió muchas obras a través de galerías y comerciantes.
En vez de eso, muchas de sus pinturas fueron vendidas o regaladas directamente a artistas, amigos y familia, así como a estrellas de cine y otros brillantes admiradores, muchos de los cuales vivían en el exterior. Eso significa menos pruebas documentales, lo que hace más difícil rastrear sus obras.
Eventos traumáticos
La verdad es que mirar fotos en blanco y negro de pinturas perdidas probablemente no va ofrecer nada revelador a nadie excepto a los más acérrimos académicos, aunque hay unas increíbles pinturas que todavía están desaparecidas.
Una imagen perdida de 1938, Niña con máscara de la muerte II, ilustra a una pequeña con una máscara de calavera en un paisaje vacío; es espeluznante, y sabemos que Kahlo trató esta pintura en relación a su tristeza por no poder concebir.
También hay que rebuscar entre los áticos la horrorosa pintura El accidente de avión -de la que solo existe una foto-, que se sabe que elaboró durante un período de gran agitación personal, después de descubrir la relación de su hermana con Rivera en 1935.
Lo mismo que otra de sus muy conocidas pinturas, “Apasionadamente enamorado” o “Unos cuantos piquetitos”, que muestra a una mujer asesinada por su esposo, “El accidente de avión” estuvo basada muy de cerca en una noticia de la vida real.
Mientras Kahlo pudo haber estado atraída a estos eventos traumáticos porque sufría en su vida personal, no se debería ignorar el grado de precisión casi documental de noticias externas.
Compromiso político
Kahlo era una comunista declarada, y comprometida políticamente de por vida, pero es en las obras menos conocidas de sus últimos años en las que esto emerge más explícitamente.
Para entonces, padecía mucho dolor, y se sometió a varias operaciones, incluyendo finalmente la amputación de una pierna debajo de la rodilla.
Sin embargo, Kahlo continuó pintando hasta 1953, con dificultad pero también con un renovado propósito. Su biógrafa Raquel Tibol la documentó diciendo: “Estoy muy preocupada por mi pintura”.
“Más que cualquier cosa, con cambiarla, para convertirla en algo útil, porque hasta ahora lo único que pinté son autorretratos fidedignos, pero eso está tan lejos de lo que mi pintura podría hacer para servir al Partido [Comunista]. Debo luchar con toda mi fuerza para que el poco de bien que pueda lograr hacer con mi salud en el estado en que está sea dirigido hacia ayudar a la Revolución. Esa es la única razón de vivir”.
Esto resultó en obras como Congreso de los pueblos por la paz de 1952 (que no se expone desde 1953), que ilustra una paloma en un ancho árbol de frutas y dos hongos nucleares, representando la pesadilla de Kahlo de una guerra atómica.
La artista fue miembro activista de varios grupos pacifistas, recolectando firmas de artistas mexicanos en apoyo del Consejo Mundial de la Paz, ayudando a conformar el Comité Mexicano de los Partidarios de la Paz, y creando esta pintura para que Rivera la llevara al Congreso de los Pueblos por la Paz en Viena en 1952.
La paloma figuró en muchas de sus naturalezas muertas posteriores, igual que un creciente número de banderas mexicanas o diseños con los colores nacionales (usando sandías para reflejar el verde, blanco y rojo de la bandera), sugiriendo que la intención de Kahlo fue que su obra debería representar su nacionalismo y comunismo.
Un poco más incómodas, sus pinturas finales incluyen representaciones amorosas de Stalin, a medida que su política se tornó más militante.
No obstante, tal vez la más conmovedora de sus últimas pinturas es un autorretrato: “Frida en llamas” (autorretrato dentro de un girasol). Es desgarradora, pintada con un colorido y grueso empaste; poco antes de su muerte, Kahlo las rasgó con un cuchillo, raspando la pintura, frustrada por su incapacidad de poder trabajar o tal vez en reconocimiento de que el fin se acercaba.
Tibol, que fue testigo de ese acto decisivo y destructivo, lo llamó un “autosacrificio ritual”.
“Es muy interesante en términos estéticos -cuando tu cuerpo ya no funciona, cuando tu cerebro no es capaz de plasmar lo que querés pintar, el único recurso que le queda es la deconstrucción de la imagen. Esta es una postura muy contemporánea, conceptual del arte: que la pintura no solo existe en términos de su arte, sino también en lo que yo pienso que representa”, dice Lozano.
Hay algo tremendamente conmovedor que una artista tan reconocida por moldear su imagen use su último acto creativo en la deliberada destrucción de esa imagen. Hasta en su propia erradicación, Kahlo logró que su obra nos hablara a gritos.
Fuente: La Nación ~ Aunque en paupérrimas condiciones, dos pinturas sobrevivieron a la explosión del puerto de Beirut el año pasado, alcanzada su señorial residencia por la demoledora onda expansiva. El Palacio Sursock –que había resistido guerras mundiales y civiles– quedó a la miseria, y quién sabe si estas obras maestras hubiesen sido rescatadas de los escombros de no ser por Gregory Buchakjian, un historiador del arte, que plantó la semilla de la duda. Para este erudito, es probable que Santa María Magdalena y Hércules y Onfalia sean piezas inéditas de Artemisia Gentileschi, que permanecieron –como La carta robada de Poe– “escondidas a la vista de todos” durante décadas. De autenticarse, sería un hallazgo inaudito. Más insólita, sin embargo, ha sido la (mala) suerte de unos óleos enmarcados del holandés Samuel van Hoogstraten, discípulo de Rembrandt, y del italiano Pietro Bellotti, estimado retratista del siglo XVII, contemporáneos de esta gran pintora barroca. Semanas atrás, la policía alemana informaba que habían sido encontrados cuadros de estos artistas en el contenedor de basura de una estación de servicio, a la vera de una autopista de Baviera. Cómo diantres terminaron allí es un misterio que aún desvela a las autoridades, que siguen trabajando para despejar la incógnita.
“¿Quién sabe?, capaz entre cascotes o restos de comida aparezcan en un futuro las obras que se robaron del Isabella Stewart Gardner Museum, en Boston, hace más de 30 años, el mayor atraco de la historia del arte. Un caso increíble, y no solo porque se llevaron piezas de Vermeer, Manet… Las cortaron directamente de los marcos originales, que aún siguen expuestos, sin los lienzos”, comparte Jason Osborne, artista con residencia en Nueva York. Suerte de Sherlock del descarte pictórico, que lleva más de una década registrando pinturas abandonadas en las calles; en su mayoría, obras de amateurs. “Jamás di con una que valieran una fortuna, es raro que suceda”, reconoce en charla con LA NACION revista quien se ocupa de trabajos que ni acaban en subastas ni en exposiciones; más bien, conviven con ratones y bolsas de basura, desechados por sus dueños, que ya no los quieren en sus paredes. De fotos propias e imágenes que le envían personas de todo el mundo se alimenta @abandonedpaintings, cuenta de Instagram que actualiza religiosamente cada mañana.
¿Por qué centrarte en pinturas abandonadas y no en fotografías, esculturas, otras expresiones visuales?
En principio, porque soy pintor, es mi disciplina. Por otra parte, si le preguntás a una persona promedio qué es el arte, seguramente piense en un cuadro o en un dibujo. Hay una cierta romantización en torno a la pintura, como si un lienzo intervenido ya tuviese un valor inherente, automáticamente fuera especial, por más terrible que sea la obra. En el mejor de los escenarios, lo que la vuelve especial es que sea artesanal: en tiempos donde rara vez la gente se detiene a hacer trabajos a mano, alguien se sentó, tomó el pincel, volcó una idea en marcas…
Esta suerte de sacralización se nota en cómo las dejan en las calles: las ubican con esmero, esperando que sean adoptadas, como si estuvieran purgando el pecado mortal de haberlas dejado.
Tal cual. Se las sacan de encima, pero parecieran montar un pequeño show en la vereda, casi una instalación, intentando atraer la atención de transeúntes, esperando que alguien más se haga cargo. Me llegan muchas fotos de obras apoyadas sobre contenedores de residuos, tachos, árboles, al lado de trampas para ratas; mis favoritas son las que están sentadas sobre sofás destartalados. Siempre hay una sorpresa, un giro inesperado; son esos detalles accidentales los que más aprecio. Antes de encarar este proyecto venía preguntándome qué potencial puede tener una pintura más allá de decorar una pared. Entonces empecé a explorar desde la instalación, haciendo montajes en lugares poco ortodoxos. Así fue cómo fundé Off-White Columns, otra propuesta en curso, donde expongo una pieza a la vez, en la columna que está frente a mi escritorio, en la oficina donde estoy.
Nacido en Wisconsin en 1979, graduado en arte en la Universidad de Carolina del Norte, Osborne trabaja en la casa de subastas Phillips, en Nueva York, donde opera esta microgalería, que puede visitarse cita previa mediante. “La inspiración viene de Austin Eddy, artista que hace unos cuantos años inauguró Eddy’s Room, donde exponía obras en el armario de su dormitorio”, cuenta Jason, que entiende esa experiencia como “un recordatorio de que todos podemos inventar una vía distinta, sin necesidad de apelar a fórmulas seriadas”. De hecho, reconoce que sostener Abandoned Paintings le ayuda en su labor como pintor “porque me aleja de un enfoque tradicional, me permite salir de las estructuras convencionales”.
Fue muy comentado el éxodo masivo que ocurrió en Nueva York durante la pandemia, con residentes dejando la ciudad en busca de hogares más grandes y menos costosos, con espacio al aire libre, un fenómeno facilitado por el trabajo remoto. Se habla de que registró la mayor baja de población de todo Estados Unidos, su caída más fuerte desde los 70. Con la avalancha de mudanzas, ¿hubo más pinturas abandonadas en las calles?
Sí, absolutamente. La migración fue bestial, muchísima gente se marchó de la ciudad. Personas jóvenes que cursaban la universidad y, frente al susto e incertidumbre, regresaron a las casas de sus padres en otros estados, a sabiendas de que no haría mella en sus estudios, de que podían continuar sus clases a distancia. También gente con dinero que decidió trasladarse de Manhattan a Southampton, al Este, al poder costearse vivir en una zona conocida como lugar de escapada de ricos y famosos. Las galerías de arte los siguieron: invirtieron en propiedades allá, aun sin poder exhibir, con la intención de acercar piezas a millonarios. Pero retomando el hilo, sí que aumentaron los cuadros abandonados en las calles durante la pandemia. La cantidad de fotos que recibí este último año y medio se multiplicaron.
Osborne entiende que el aumento inusitado de cuadros abandonados es parte de una tendencia mayor, que algunos medios norteamericanos llaman The Golden Era of Free Stuff (“La era dorada de cosas gratis”). Dada la abundancia de objetos valiosos que terminan en el tacho, es tiempo de bonanza para valientes que no tienen pruritos en cartonear en contenedores, aun a riesgo de llevarse alguna que otra pulguita a casa. Al parecer, son desechados no solo por los que se están dando a la huida: también por quienes continúan haciendo limpieza profunda, prescindiendo de brazaletes, candelabros, sillas vintage, pianos de cola, lavatorios… “Si bien ya existían cuentas en Instagram como @stoopingnyc, que dan la locación exacta de bienes tirados para que la gente los recoja si les sirve, los posteos se volvieron cada vez más frecuentes este último tiempo. Hay a disposición desde mesitas y plantas hasta espejos, tocadiscos, pipas de agua, lo que se te ocurra. Cuando se desató la crisis por Covid-19, pausaron un rato, al no saber cuán seguro era alentar que se saliera y se recogieran pertenencias de anónimos. Pero al probarse que ya no había riesgo, activaron recargadísimos”, señala Jason.
Dicho lo dicho, recuerda Osborne que su proyecto ni se circunscribe a la Gran Manzana ni empezó el año pasado: lleva a razón de una década compartiendo imágenes de cuadros abandonados a través de su cuenta de Instagram. A partir del material que le llueve de las más diversas latitudes: San Francisco, Chicago, Texas, por citar apenas unos pocos puntos estadounidenses, pero también “ciudades europeas, de Israel, Sri Lanka, Australia, Canadá… De Argentina, recibí fotos de La Plata, Mar del Plata. Debería comprar un mapamundi y clavarle una multitud de chinches”. Sus seguidores se pasan la bola de boca en boca, “es como un secreto a voces, que ahora goza de una base linda de followers, con entendimiento común, que aprecian que alguien se ocupe de un tema que no ha sido suficientemente explorado. A riesgo de sonar cursi, se siente como una alianza”.
No solo por mudanza o refacción se tiran pertenencias: la muerte y el consiguiente legado, ¿sería otra razón?
Es una conjetura válida, en especial en este último tiempo, cuando estuvimos en ground zero. Pero rara vez especulo acerca de qué historias se ocultan detrás de estas obras, por qué alguien habría de tirarlas. Quizás porque en general son bastante… mediocres, entonces casi que doy por sentado que se trata de experimentos fallidos, intentos que salieron muy mal.
Según la filósofa húngara Ágnes Heller, en épocas premodernas el “buen gusto” era más objetivo, pero en la actualidad es mera cuestión de preferencias. “Lo subjetivo es tan preponderante que los cánones son considerados trabas a la libertad”, escribió en una oportunidad ¿No es arriesgado señalar qué es buen o mal arte?
Cuando hablo de mediocridad lo hago en términos de rupturismo, si es algo que he visto o no antes, si se siente familiar o es radical, tiene una cuota de transgresión. Llevo años trabajando en este mundillo, he visto infinidad de pinturas. Después de un tiempo, no es demasiado habitual que algo atrape tu atención, en especial cuando a uno le interesan autores que abordan nuevas maneras, sea en forma o en contenido.
¿Has notado alguna tendencia pictórica en lo que se desecha, según la época?
Es completamente arbitrario, ciento por ciento aleatorio. Si solo fueran artistas o estudiantes de arte los que tiran sus trabajos, seguramente responderían a ciertas modas, estarían empapados del estilo en boga. Pero como son obras tan amateurs, no se hacen eco de lo que pide la industria. Cuando empecé con Abandoned Paintings, estaba en auge algo llamado crap abstraction; es decir, obras abstractas a mano alzada, hechas a la velocidad de la luz. Se vendían como pan caliente, pero no recuerdo haber visto ninguna pieza así en las calles. Hoy día tampoco observo arte figurativo tradicional, si bien estilizado, con una vuelta de tuerca, que es lo que más está demandando este mercado tan oscilante.
¿Alguna vez alguien reconoció su trabajo y te contactó para echarte la bronca?
Me han escrito pintores, pero muertos de risa. Pasó, de hecho, que el autor de una pieza –bastante perturbadora, semejaba piel estirada, extrañísima– reconoció su trabajo; no una, ¡dos veces! Se ve que el destino de esa obra es terminar a la intemperie… No se lo toman a mal, están acostumbrados a la crítica. De todas formas, no hay saña en Abandoned Paintings, es mero registro.
¿Cómo te gustaría continuar la propuesta?
Aunque el proyecto hace base en la filosofía del desprendimiento, sería lindo emparejar obras descartadas con personas. También sería divertido seguirles el rastro, ver qué caminito hacen. Pero lo veo complicado. Implicaría un despliegue que no está dentro de mis posibilidades. Cualquier alternativa física que involucre almacenar los cuadros es impracticable; necesitaría dedicarle mi vida entera, invertir hasta el último centavo de mis ahorros. Terminaría repitiendo la excentricidad de Andy Warhol, que acumuló tantas baratijas que, al morir, quedaron cientos de cajas repletas de bagatelas. Una posibilidad que barajo es mudar la cuenta de IG a una galería virtual. También me gustaría ver algo en papel, quizás un catálogo o un libro ilustrado, con textos agudos que profundicen en el tema.
Has escrito un manifiesto de artista donde recomendás a colegas deshacerse de alguno de sus trabajos, ¿con qué finalidad?
Muchos tienen un apego emocional demasiado profundo hacia sus obras, como si fueran objetos preciosos, de inestimable valor. Obviamente, no le quito mérito a mi oficio; aunque suene un poco loco, es realmente difícil pintar, a punto tal que hay gente que ha dedicado toda su vida a encontrar y a desarrollar un estilo propio. Pero es en pos de desmitificar que les digo: creen algo, regalen algo, tiren algo. Son solo pinturas.
Fuente: Ámbito ~ Unas 11 obras de Picasso saldrán a subasta en octubre, ya que el grupo de casinos y hoteles MGM Resorts busca diversificar aún más su amplia colección de arte.
La subasta tendrá lugar el 23 de octubre en el hotel Bellagio de Las Vegas, donde las piezas estaban expuestas, dijeron el miércoles MGM Resorts y Sotheby’s. La venta podría alcanzar unos u$s100 millones y se cree que será la subasta más valiosa dedicada al artista español que se haya celebrado nunca.
«Estamos comprometidos con la creación de una colección aún más inclusiva que mantenga la variedad de nuestra cartera actual, al tiempo que da mayor voz a los artistas de comunidades poco representadas», dijo Ari Kastrati, director de hospitalidad de MGM Resorts, en un comunicado.
La Colección de Bellas Artes de MGM Resorts cuenta con unas 900 obras de 200 artistas, entre las que se incluyen piezas modernas de Bob Dylan y David Hockney expuestas en sus hoteles de todo el mundo.
La colección fue creada hace más de 20 años por el promotor inmobiliario Steve Wynn, antiguo propietario del Bellagio y ex director ejecutivo de Wynn Resorts.
Las obras de Picasso que se subastan incluyen cinco cuadros, algunos de los cuales se expusieron durante años en el restaurante de alta cocina del Bellagio, llamado Picasso. El restaurante seguirá exhibiendo otras 12 obras de Picasso.
Se espera que el cuadro «Femme au beret rouge-orange» de 1938 de su amante y musa Marie-Therese Walter se venda por entre u$s20 y 30 millones.
Los retratos a gran escala «Homme et Enfant» y «Buste d’homme» cuentan con una estimación de preventa de hasta u$s30 y 15 millones respectivamente.
A raíz de un reconocimiento cultural generalizado en 2020 sobre el racismo en todos los niveles de la sociedad estadounidense, los museos y las galerías de arte están esforzándose por diversificar sus colecciones y nombrar a más mujeres y personas de color en su plantilla.
Un estudio de 2019 publicado por la Public Library of Science sobre 18 de los principales museos de Estados Unidos reveló que el 85% de los artistas expuestos son blancos y el 87% son hombres.
MGM Resorts dijo que su colección ya era diversa, pero que quería mostrar aún más obras de mujeres, artistas LGBTQ, personas de color y con discapacidades.
Abrir chat
1
🎨 Te sumas a Artewapp?
🎨 Info Arte
🎨 Te Gustaría sumarte a Artewapp sin cargo? y/o Tenes alguna otra duda?