La Bitácora: Artista Plástico – “Juan Carlos Morganti un pintor social y testimonial”

Fuente: Argentina ~ Profesor Nacional de Bellas Artes, su pintura es testigo de la docencia en la Escuela Nacional de Bellas Artes, Prilidiano Pueyrredón; con un largo recorrido en el mundo de la plástica, ha frecuentado el taller de Juan José Bayón y de Osvaldo Attila. Ha obtenido diversos premios como ser: Segundo Premio de Pintura y mención en dibujo Prilidiano Pueyrredón en el año 1982, participo del Premio Joan Miro en Barcelona, España en la disciplina dibujo; en los años1985/86 y 87, ha sido seleccionado en los siguientes lugares: en el Premio Bolsa de Cereales de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en 1988/89, en el Salón Nacional de Pintura. Palais de Glace; a partir de 1988 y durante varios años fue seleccionado en el Salón Manuel Belgrano, del Museo Sivori de la CABA. En el año 2021 Participa en la Florence Biennale. (Italia).

“Despacho del Juez”
Óleo sobre lienzo 160 cm x 180 cm
2004

Asimismo, Juan Carlos Morganti tiene el honor en el año 2004 de ser invitado a exponer en la Embajada de Brasil. Su intensa actividad artística se complementa con su participación en la Comisión Directiva de la SAAP (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos), el año 1988 lo encuentra Publicando en la revista Nuevo Proyecto (con participación de Raúl Zaffaroni, Héctor Muzzopappa, Marcelo Diamand, Daniel Santoro, Benavídez Bedoya), de una parte de la serie “Los Silenciados”. Funda el estudio Craftbon de arquitectura y diseño.
Son algunas de las tantas acciones que ha plasmado el artista en su reconocido y talentoso camino.

“El arte, una manifestación esencial para comunicarnos, un lenguaje visual que nace con el mismo ser humano, desde los signos, símbolos, imágenes, hay siempre un camino de expresión, de decirle, de contarle al otro algo.

En mis trabajos la temática es importante, es sentimental, es el momento de la inquietud, de la búsqueda, comienza el juego, como si fuera un enemigo que se esconde y hay que descubrirlo describiéndolo visualmente esos elementos que cada imagen contiene en sí misma. 

Serie Saqueados y contaminados
“La mala distribución de la riqueza, implica contaminación y pobreza al extremo”
Técnica mixta sobre lienzo 150 cm x 150 cm
2019

Picasso dijo que la pintura es un instrumento de guerra ofensiva y defensiva contra el enemigo.

Creo en ese concepto y lo expreso en las obras.
Mis pinturas tienen un lenguaje plástico, pero parte de una narración del presente, de la realidad cotidiana construyo desde ahí. 

“Serie Feminismo y Diversidad”
Técnica mixta sobre lienzo 90 cm x 56 cm
2021

Este es un largo camino que transitaron luchando por sus derechos, siempre es contra el mismo poder, el poder ombliguista, egoísta, siempre de una oscuridad extrema, la esclavitud, el color de piel, siempre los mismos.
Todo cambio es cultural por lo tanto lleva tiempo y vidas. Luchar por algo tan obvio, la igualdad y diversidad. 

Como pintor social, testimonial, no puedo dejar de observar lo que sucede con nuestra casa, la de todos y todas, todos los seres vivos conocidos y por conocer.

Serie Saqueados y Contaminados
“Isla de Basura del Pacifico”
Técnica Mixta Lienzo 150 cm x 150 cm
2020

De la serie Saqueados y contaminados, los más golpeados a quienes le explota la granada, son los pobres, los indefensos, los invisibles, atrapados, en silencio.
Los dueños del poder, basuras que se alimentan con una ambición ciega, devastadora, que elimina todo por delante, bosques, agua, aire, montañas, todo, todo, todo”.  

Juan Carlos Morganti

Devuelven a sus legítimos herederos un cuadro de Max Pechstein robado en París por los nazis

Fuente: Infobae ~ El gobierno francés devolvió el pasado mes de julio un cuadro de Max Pechstein a los herederos de Hugo Simon, un banquero judío y coleccionista de arte que huyó de Berlín a Francia semanas después de que los nazis llegaran al poder en 1933.

Se trata del lienzo Desnudos en un paisaje, pintado por el expresionista alemán –uno de los artistas acusados por los nazis de producir “arte degenerado”– en 1912, que había sido robado del departamento parisino de Simon. Desde la capital francesa Hugo Simon ayudó a los refugiados judíos y fue descrito por los nazis como “un típico judío marxista y capitalista”. En 1941 se refugió en Brasil junto a su familia. Fue su bisnieto, Rafael Cardoso Denis, quien inició los trámites para la recuperación del cuadro.Hugo Simon, banquero y coleccionista de arte, dueño original de la obra recuperada.Hugo Simon, banquero y coleccionista de arte, dueño original de la obra recuperada.

Simon era un ávido coleccionista de arte contemporáneo y poseía obras de George Grosz, Ernst Ludwig Kirchner, Paul Klee y Franz Marc. En la Primera Guerra Mundial fue miembro de una organización pacifista con Albert Einstein y Stefan Zweig, con quienes permaneció en contacto durante muchos años. Se desempeñó brevemente como ministro de Finanzas de Prusia después de la Revolución de noviembre de 1918. Sus políticas socialdemócratas y su afinidad por el arte moderno, combinadas con sus raíces judías, lo convirtieron en un objetivo temprano de los nazis y, después de escapar de Alemania, su propiedad allí fue confiscada.

En París, Simon participó activamente en el apoyo a los refugiados y respaldó el principal periódico para los alemanes exiliados. Él y su esposa se vieron obligados a huir nuevamente después de la caída de París en 1940. Desde el sur de Francia, escaparon a Brasil en 1941. Sus posesiones fueron robadas por segunda vez: la ERR saqueó su vivienda de París y la oficina de Simon después de su partida.El pintor expresionista alemán Max Pechstein (1881-1955) (Hulton Archive/Getty Images)El pintor expresionista alemán Max Pechstein (1881-1955) (Hulton Archive/Getty Images)

Pero algo de arte permaneció en su departamento después de la liberación de París y fue confiscado más tarde por el Banco de Argelia como garantía por el alquiler impago después de la huida de los Simon. La pintura de Pechstein fue descubierta almacenada en el Palais de Tokyo en París en 1966. Se asignó a la colección del Museo Nacional de Arte Moderno y permaneció en el Museo de Bellas Artes de Nancy desde 1998.

Desnudos en un paisaje, que muestra cuatro desnudos en un paisaje boscoso, estaba en la colección del Museo Nacional de Arte Moderno de París. Fue identificado como propiedad de Simon gracias a una etiqueta prácticamente ilegible en el reverso que mostraba que lo había prestado para una exposición de 1938 en las New Burlington Galleries de Londres. Los investigadores no han podido rastrear su trayectoria exacta desde allí, ya que la obra no aparece en las listas de arte saqueado del Einsatzstab Reichsleiter Rosenberg, la unidad nazi a cargo de la apropiación de bienes culturales en los territorios ocupados. Pero la Comisión de Indemnización a Víctimas de Despojo (CIVS), creada en Francia para indemnizar a las víctimas del saqueo nazi, dijo que no había lugar a dudas de que la obra había sido robada.

La restitución de la pintura a los herederos de Simon –representados por Rafael Cardoso, un historiador del arte radicado en Berlín–, tuvo lugar en una ceremonia oficial llevada a cabo en la sede del Ministerio de Cultura francés, de acuerdo con la agencia AFP. Esa ocasión fue la primera vez que Cardoso veía el cuadro de cerca. “Es una gran pintura”, dijo. “Y un maravilloso testigo de la historia familiar”. En un comunicado, la ministra de Cultura francesa, Roselyne Bachelot-Narquin, describió la restitución como “el regreso de una historia familiar, el reencuentro con un recuerdo, una victoria para la vida”.El dorso del cuadro "Desnudos en un paisaje", con la etiqueta que permitió identificar a su legítimo posesorEl dorso del cuadro «Desnudos en un paisaje», con la etiqueta que permitió identificar a su legítimo posesor

La ministra Bachelot fue la encargada de anunciar en las redes sociales la devolución del cuadro, junto a otro objeto, una bolsa de oración perteneciente alartista lírico Élie Léon Lévi-Valensin. “El Estado devolverá a sus legítimos propietarios dos bienes saqueados durante la Segunda Guerra Mundial. El cuadro de Hugo Simon y la bolsa de filacterias de Élie Léon Lévi-Valensin serán así devueltos, a pesar del paso del tiempo, a las familias que fueron privadas de ellos de forma vil y criminal”, escribía Bachelot en su cuenta oficial de Twitter.

Esa bolsa de oración fue un obsequio que recibió Lévi-Valensin en subar mitzvah celebrado en Argel en 1888. Fue robado junto a otros objetos durante el saqueo en 1942 del departamento en París de su hijo Marcel Georges, un reconocido médico. La bisnieta de Elie Léon, Miléna Kartowski-Aïach, contó cómo el azar la había hecho encontrar esta pieza sin otro valor que el religioso durante la exposición “Judíos de Argelia” en el Museo de Arte e Historia del Judaísmo en 2013.

Se trata de dos entregas “a familias que no eran del mismo origen social”, subrayó la ministra, que ha indicado el firme deseo del gobierno de acelerar las devoluciones. Bachelot expresó durante la ceremonia que “la restitución es un acto de reparación; recrea un vínculo entre generaciones, entre los despojados y sus descendientes; que ella también disipe un poco las sombras del destierro y la persecución”. En el transcurso del año pasado, 24 obras y objetos pudieron ser restituidos. Se estima que hay 100.000 objetos de arte y obras incautados en Francia por los nazis durante la ocupación.

Desnudos en un paisaje se encuentra actualmente expuesto en el Centro Pompidou en una exposición dedicada a Hugo Simon. Desde allí viajará al Museo Judío de Nueva York para una exposición del 20 de agosto al 9 de enero titulada “Afterlives: Recovering the Lost Stories of Looted Art”.

A raíz de la pandemia, los que compran arte lo hicieron online por primera vez

Fuente: El Ciudadano ~ Los coleccionistas argentinos no habían adquirido obras a través de la web hasta la llegada del covid, un contexto que los animó aunque siguen prefiriendo la presencialidad, según sus declaraciones, y coincidieron en la inédita transparencia de precios en el mercado que trajo aparejado el fenómeno

Los coleccionistas argentinos no habían adquirido obras a través de la web hasta la llegada de la pandemia, un contexto que los animó a hacerlo por primera vez, aunque siguen prefiriendo la presencialidad, según las declaraciones de varios de ellos, quienes coincidieron además en la inédita transparencia de precios en el mercado del arte que trajo aparejado el fenómeno de la digitalización.

Si bien antes de 2020 la mayoría no había adquirido nunca antes arte online, todos ponderaron el lugar de las redes sociales como plataforma ideal para despertar el interés por conocer nuevas obras y artistas, al tiempo que la mayoría está abocada a adquirir arte federal, de todas las provincias.

Pasaje rápido a la transformación digital

El coronavirus erigió un panorama excepcional para la comunidad artística –una de las más afectadas por la inevitable crisis económica– y mientras que la cultura tuvo un pasaje rápido a la transformación digital, el mercado artístico se las ingenió para buscar nuevas herramientas, como en el caso de arteBA que en abril de 2020 realizó una edición de su feria online en la plataforma estadounidense Artsy, aunque ya prepara un encuentro presencial del 4 al 7 de noviembre en el barrio de La Boca.

“Antes de la pandemia nunca habíamos comprado una obra a través de internet pero sí hemos visto o recibido información a través de distintos medios digitales y si algo nos interesaba íbamos a verlo personalmente”, cuentan Abel Guaglione y Joaquín Rodríguez, coleccionistas y pareja desde hace veinte años, quienes están dando un perfil federal a su colección, a través de la adquisición de piezas de artistas de todo el territorio argentino, una tendencia que los engloba a todos.

“Desde que comenzó la pandemia compramos de manera presencial y virtual, aunque en este último caso si se trata de un artista que no conocemos requiere para nosotros un contacto presencial con la obra antes de tomar la decisión final”, aseguran los impulsores del Premio en Obra arteBA.

Las redes reactivaron el mercado

El coleccionista y vicepresidente de arteBA Eduardo Mallea dice que en pandemia compró muchas obras. No había comprado obras online antes de la pandemia aunque sí antes a través de Instagram conocí obras que adquirí”.

Su colección, dedicada al arte argentino, y en la que predomina la pintura, sumó en el último tiempo trabajos de Lorena Ventimiglia, Nicolás Said, Tejo Viviani, Porkería Mala, Marcia Schvartz, Pablo Suárez, Guzmán Paz, Fernanda Laguna.

“Varias de las obras las conozco a través de redes y luego contacto a las galerías, pero es una herramienta de difusión. Nada reemplaza el ir a ver la obra. Y mucho menos estar con el galerista y el artista. Siempre voy a preferir lo presencial”, destaca Mallea.

El coleccionista Juan Ignacio Borchex, afincado en el partido de Junín, se dedicó a comprar arte federal en pandemia, cuando recorrió de manera online ferias virtuales que ofrecían obras de artistas de distintas provincias como Jujuy, Tucumán, Córdoba y Santa Fe.

En plena pandemia, la escribana y coleccionista Ana Julia Fernández se mudó a vivir al campo junto con su familia y cuenta que todos sus hábitos cambiaron en general: “Respecto al arte, comencé a mirar obras a través de internet y a seguir a más artistas. Antes de la pandemia nunca había adquirido obras por internet porque me interesa más ir a las muestras, ver las obras en persona, estar cerca de ellas y sentirlas”.

Para Mallea, “la tecnología es la herramienta que hoy existe por antonomasia para llegar a cualquier lado en cualquier momento, un disparador. Las plataformas son herramientas para acercarte pero nada reemplaza la presencialidad de una feria. Las redes sirvieron para tratar de reactivar el mercado sobre todo en estos tiempos. Pero prefiero ir a un lugar, que me muestren las obras, charlar, conocer, entusiasmarme”.

Transparencia de los precios online

Mientras que la mayoría sigue apostando a la interacción física (o como algunos llaman la experiencia IRL “in real life”), otra de las consecuencias de la explosión de lo digital es la transparencia de los precios, tal vez como nunca antes. “Sí, hay más transparencia en los precios aunque online te ponen un valor que está por arriba. Siempre está la posibilidad de negociar”, explica el vicepresidente de arteBA.

En la actualidad, su colección –que comenzó más abocada a lo surreal y luego se inclinó a “lo popular, a lo grotesco– cobija unas 200 piezas, con nombres como Juan Batlle Planas, Roberto Aizenberg, Antonio Berni, Nahuel Vecino y mujeres como Marcia Schvartz, Aída Carballo, Florencia Böhtlingk, Denise Groesman, Fátima Pecci Carou, Mariana Telleria, Mónica Fierro, Emilia Gutiérrez.

Por su parte, Joaquín Rodríguez y Abel Guaglione adquirieron en este último tiempo trabajos de Luis Frangella, Valeria Maggi, Mara Kraay Caso y algunas piezas de autores modernos, que se sumaron a una colección de casi 300 piezas.

“No tenemos un perfil muy definido o estricto a la hora de comprar obras, pero en este momento estamos prestando mucha atención a la producción de los artistas que viven y trabajan en otras provincias de nuestro país. También estamos investigando artistas ya fallecidos poco reconocidos por la historia del arte argentino”, aseguraron.

Artistas que donan obras y recaudación para organizaciones sociales

En tanto, Juan Ignacio Borchex, seguro de que en pandemia compró la misma cantidad de obras que en épocas anteriores, agrega que este año adquirió “algunos trabajos en esa muy buena movida que es Coleccionables de Emergencia, una red de artistas que donan obras de pequeños formatos, a un precio bajo, estandarizado, que nada tiene que ver con los valores del mercado del arte. Lo recaudado va a distintas organizaciones sociales”, destaca.

Para este amante del arte, que colecciona desde hace veinte años, si bien “la virtualidad permitió que todo esté más activo y los precios estén un poco más visibilizados, sigue habiendo cierto hermetismo. Es necesario que haya mecanismos más directos para que cada vez más gente se acerque a la compra de arte, y que no se sientan excluidas o incómodas”.

Ana Julia Fernández, adquirió en pleno aislamiento obligatorio “una perfomance llamada <Torontoides< de dos artistas jóvenes, Julia Sbriller y Joaquín Wall de la Galería Quimera –obra que hace poco fue seleccionada para un proyecto de la Whitechapel Gallery de Londres– y una cerámica de Manuel Sigüenza en la Galería Tokonoma. La vi por primera vez en Instagram y como me gustó mucho pedí más fotos. La compramos y luego fuimos a retirarla a Buenos Aires”, refiere.

Contundente al responder si los precios en el arte están más visibilizados a raíz de la venta online, Fernández asegura que “los catálogos tomaron importancia no solamente por la posibilidad de ver obra a través de este medio sino también poder conocer los precios y comprarlas”, dice la poseedora de una colección de 30 obras, con nombres como Mauricio Poblete, Yen Rox, Jorge Macchi, Max Gómez Canle, Lorena Ventimiglia, Miguel Mitlag y Hernán Salamanco.

Una visita guiada maravillosa de la mano de un gran artista argentino

Fuente: MDZ ~ Acercarse a una obra de arte implica una verdadera experiencia y si se trata de un referente como Ércoli, mucho más. Sensaciones, imágenes que derivan en estados de ánimo o que permiten infinitas interpretaciones, son sólo el inicio de un viaje impactante.

El Museo Carlos Alonso – Mansión Stoppel ofrece la posibilidad de sumergirse en la historia viva de nuestra provincia y, una oportunidad para ello es en estos días, con la exposición «Trazos en el tiempo«, una muestra retrospectiva que reúne obras de distintos períodos del talentoso artista Carlos Ércoli

La ministra Mariana Juri junto al artista.

El sábado un grupo de mendocinos tuvo la inmejorable oportunidad de disfrutar de una visita guiada con el maestro, en la bella casona ubicada en Emilio Civit 348, de Ciudad.

Un referente que enorgullece

Carlos Ercoli nació en Mendoza, el 11 de febrero de 1940. Realizó sus estudios en la escuela de Bellas Artes de Mendoza, la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba y en la Universidad de Florencia, Italia.

Carlos Ércoli.

A lo largo de su carrera participó en exposiciones colectivas y realizó muestras individuales en Argentina, Chile, Uruguay, México e Italia.

El arte de Carlos Ércoli.

Sus obras se encuentran en museos, instituciones y colecciones privadas de Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Perú, Brasil, México, Estados Unidos, Holanda, España, Italia, Egipto, Israel y Japón.

Una muestra para no perderse.

La exposición puede ser visitada en los Espacios A y B del Museo Carlos Alonso – Mansión Stoppel, ubicado en calle Emilio Civit 348, de Ciudad, bajo estrictos protocolos sanitarios vigentes, de miércoles a domingos y feriados, de 10 a 19, previo a solicitar turno al mail reservamuseosmendoza@gmail.com

Hubo un preciado momento para escuchar la palabra del artista.

La obra de Ércoli invita, desde su sorprendente concepción estética, a descubrir mediante formas, colores y texturas, un universo de significados muchas veces invisibles, que solo logran trascender al espectador tamizados por la mano de este artista único.

Una tarde sabatina en el museo.

Curiosa pieza de arte única: una foto de Bartolomé Mitre pintada al óleo

Fuente: La Nación ~ Detrás de un enorme retrato de Bartolomé Mitre, posiblemente uno de los últimos registros visuales del general tomado pocos años antes de su muerte, se esconde una historia excepcional: la de la novedosa técnica que utilizaba a principios del 1900 el fotógrafo Arturo Mathile para ampliar las imágenes a tamaño natural y pintarlas con óleo para lograr que lucieran como obras de arte. En el cuadro, una joya que atesora el Museo Pampeano de Chascomús, el expresidente está parado en la puerta de su despacho de la casa de la calle San Martín, donde tiempo después se inauguraría el Museo Mitre.

La “foto óleo” y la fotografía original son parte del acervo del museo que depende de la municipalidad de Chascomús, donde también conservan otras piezas relacionadas con el fundador de Según detalló la museóloga Manuela Domenichelli en el Museo Pampeano hay medallas conmemorativas por el centenario del nacimiento de Mitre; billetes de 20 centavos de 1891 que llevan su imagen; una tarjeta postal con una estampilla con su retrato; un ejemplar de la revista

Caras y Caretas de 1906, año de su muerte; un ejemplar de La Divina

Comedia, de Dante Alighieri, traducido por Mitre y dedicada de puño y letra a James Dodds.

La dedicatoria manuscrita en tinta dice: “Ofrecido con sus cumplimientos: Al Scottish settler in the River Plate / Mr. James Dodds”. La edición, de 1894, fue donada al museo en 1960 por Eugenio Dodds, bisnieto del autor. Hay también, un cuadro con fotografías de 210 hombres, con sus respectivos nombres: la imagen de mayor tamaño, ubicada en el centro, corresponde a Mitre; alrededor se encuentran Cipriano Catriel, Matías Ramos Mejía, Benito Machado, entre otros.

Entre todas las piezas históricas, que en su mayoría fueron donadas por familias tradicionales de la ciudad, el cuadro de Mitre tiene un valor único y un origen vinculado con la experimentación artística.

Como cuenta la historiadora Alicia Lahourcade en el artículo “En torno a un famoso retrato del general Mitre”, Mathile empezó a trabajar en el estudio fotográfico de su padre, Julio, ubicado en el centro de Chascomús, en 1885. Aunque la familia era de origen suizo, al joven fotógrafo lo llamaban “El francés”. Hacia 1899, Mathile consigue publicar sus primeros trabajos en la revista Cara y Caretas. En 1901, la publicación dedica la tapa y una edición especial a los 80 años de Mitre. Allí, entre artículos y fotografías, aparece la imagen original tomada por Mathile, en la que se ve al expresidente de pie, vestido con su tradicional chambergo oscuro, con una mano adentro del saco a la altura del pecho en “ademán napoleónico”, como define la autora de la investigación sobre el origen del peculiar retrato.

El deterioro de la salud de Mitre y su muerte, el 19 de enero de 1906, despertaron el interés público por aquel retrato. Lahourcade destaca en el artículo, publicado en la “Memoria del 5° Congreso de Historia de la fotografía en la Argentina”, de 1996, que cuando ya se preveía “el desenlace fatal, El Argentino, decano del periodismo local, comenta que el señor Mathile posee el negativo de una de las mejores fotografías tomadas al general Mitre”. La historiadora agrega que, según informó entonces el diario, el fotógrafo repartió más de quinientas copias a casas de fotografía de la época, “incluido un pedido de cien para la famosa casa Peuser”. La historiadora lamenta que “no se pudo hallar” la copia destinada por el autor al periódico.

Sobre el recurso artístico empleado por Mathile, Lahourcade cuenta: “El fotógrafo, utilizando una novedosa técnica que permite proyectar la imagen sobre papel o tela y luego cubrirla con óleo, logra un notable retrato del general Mitre en tamaño natural y lo exhibe en la vidriera de la farmacia Serra, en pleno centro de la ciudad”. Más adelante resalta que “la levita negra, abotonada, se diluye en el fondo oscuro, pero la cara se destaca vivamente; es evidente que el artista, suponemos que el mismo Mathile, la ha trabajado con especial delicadeza. La expresión es notable: denota a un hombre que, al cabo de una vida muy vivida, espera noblemente el final”

Pero no solo es especial el origen técnico de la obra; también es interesante el camino que recorrió desde la vidriera de la farmacia de Chascomús hasta el museo local. “El retrato causó conmoción en el vecindario y fue naciendo en las autoridades la idea de adquirirlo. Es así que el intendente Esteban Doartero, el 2 de abril de 1906, pide autorización al Concejo Deliberante para comprar el retrato al óleo”. Aprobada la compra, fue colgado en la sala de sesiones del Concejo. En las notas al pie del artículo consta que el cuadro enmarcado, que mide 2,40 x 1,65 metros, fue adquirido a un valor de 200 pesos de la época.

En 1938, por obras en el edificio del Concejo Deliberante, el cuadro fue trasladado a la Municipalidad y reubicado en el despacho del intendente que, desde ese momento, pasó a ser conocido en la ciudad como “el salón Mitre”. Un año después, en noviembre de 1939, en homenaje al centenario de la batalla de Chascomús, abrió sus puertas el Museo Pampeano, que tuvo su primera sede en el local de la Sociedad Española. El 27 de abril de 1941 se inauguró el actual edificio, que es una réplica de la casa de postas ubicada en San Isidro, que perteneció a Juan Martín de Pueyrredón. En la actualidad tiene siete salas de exposición permanente, organizadas cronológicamente, y un patrimonio integrado por cerca de veinte mil piezas. En la sala dedicada a la fundadora del museo y primera directora, Mercedes Aldalur, hay objetos de uso cotidiano de principios del siglo XX. Allí también se exhibe la colección de daguerrotipos, ambrotipos y ferrotipos que, según aseguran con orgullo en el museo, es la tercera en importancia del país.

Hacia el final de su artículo sobre el cuadro de Mathile, la historiadora cuenta que en 1996 la obra necesitaba ser restaurada por el deterioro causado por el paso del tiempo y que, luego, iría a integrar la colección del museo, donde se exhibe desde entonces. Pasaron 115 años desde la creación de la “foto óleo” del general Mitre. Su autor no llegó a presenciar el itinerario de esa pieza única, ya que murió a los 49 años en diciembre de 1907.

Marcia Schvartz: «Con la pandemia, el mundo del arte quedó del lado de los muy ricos»

Fuente: Télam ~ «55 Walker» da título a la primera retrospectiva de Marcia Schvartz en Estados Unidos, «una rareza» dice la pintora, aunque no tanto, tratándose de un repaso por cuatro décadas de celebrada trayectoria, de Nueva York, una ciudad considerada el centro internacional de la pintura, en especial latinoamericana y, en estos tiempos, de la pintura en especial figurativa y hecha por mujeres.

Organizada por las galerías Bortolami, Kaufmann Repetto y Andrew Kreps, la exposición recupera unas 23 obras hechas entre 1976 y 2018: dibujos, textiles, pinturas y relieves que se exhibirán hasta el 7 de septiembre, durante un verano «atípico -indica a Télam Schvartz-, interesante culturalmente, porque ahora es como un todo, invierno-verano, lleno de eventos, más después del Covid. Parece que en Nueva York hay mucho movimiento después del parate».

Curada por Amanda Schmitt, la retrospectiva tiene texto de Lucy Hunter, quien escribió: “Schvartz se regodea en una fidelidad grotesca con el mundo: fidelidad sí, belleza no. Su obra vibra con una intensidad física que pareciera representar todo con tintes humanos, ya sea un cactus verrugoso o un rostro espectral en un reflejo turbio, la locura carnal de dos amantes, un autorretrato despiadado».

«La experiencia de estas obras es a la vez magnética y revulsiva, repleta de ansiedad y emoción -señala Hunter-. Por su diversidad y experimentación sin concesiones, las obras de Schvartz deben mirarse activamente: contemplar fijamente el rostro crispado de un feminismo soberano y anti jerárquico, que rechaza el aerógrafo y se deleita con la cruda realidad».

Esta muestra «fue una rareza» que incluye «cosas muy viejas, retratos de Barcelona, pasteles, toda la serie del río, otra del norte negro, de lianas, cosas que no son de series y autorretratos», repasa la autora de la zaga guaranítica, donde el agua, la flora y las mujeres precolombinas son protagonistas, o la de los los áridos paisaje del Salta, Jujuy, Córdoba.

"En Argentina muchos todavía no se enteraron de que la pintura está muy valorada".  (Fotografía: Mateos Pepe)«En Argentina muchos todavía no se enteraron de que la pintura está muy valorada». (Fotografía: Mateos Pepe)

«Me invitaron y acepté. Hice un zoom y fue todo muy rápido, tres meses. Me pareció que no iba a poder hacerse, pero se arriesgaron. Yo había expuesto hace dos años en una galería muy chica de un argentino, Eneas Capalbo, otro artista la vio, les comentó de mí y después no sé: googlearon, vieron mi sitio y me llamaron», repasa una de las grandes artistas argentinas, surgidas de la mano la «nueva imagen» después de la dictadura.

La llamó «el artista amigo que tiene conexión con esa galería», le contó que «estaban interesados» en su obra y «blabla». En el gran espacio que queda justamente en el 55 de la calle Walker hay mucho de lo expuesto en la última retrospectiva, la que se vio en el Museo de Bellas Artes de Neuquén, y obras de museos y colecciones privadas.

«Retratos, autorretratos, unas lanas con las que trabajé bastante y tres relieves con epoxi y cosas pegadas de la serie ‘Fondo’ con las que tuvimos problemas en la aduana, porque llevan caracoles y demás y parece que son re hincha pelotas -cuenta-. No pude sacar la visa así que no fui, pero mejor, porque por ahí no podía volver. Este es un momento muy complicado, muy diletante».

¿Por qué su obra? «Primero, está de moda que seas mujer y después, la figuración y la pintura -presume-. Y después están los precios, acá se matan de la risa, o Argentina o Burkina Faso: en Brasil una artista de mi edad vale 10 veces más, o incluso más. Tenemos precios medio de chiste».

De todos modos, «en Argentina muchos todavía no se enteraron de que la pintura está muy valorada y siguen haciendo otras cositas -señala-. En el Metropolitan de Nueva York hay una retrospectiva de la gran pintora estadounidense Alice Neel, que, como ella, retrató a sus vecinos y a una sociedad en metamorfosis. Ella se concentró en la gente de San Telmo donde vive (comerciantes, colectiveros, taxistas, hinchas de fútbol, militantes) o en el lumpenaje que ronda hoteles y bailantas en terminales ferroviarias como Once y Constitución.

"Los intelectuales son los escritores y los filósofos y no está la asimilación de que el trabajo del pintor es muy intelectual."  (Fotografía: Mateos Pepe)«Los intelectuales son los escritores y los filósofos y no está la asimilación de que el trabajo del pintor es muy intelectual.» (Fotografía: Mateos Pepe)

«Y en la Tate de Londres -continúa enumerando-, está Paula Rego, una artista alucinante» que, otra vez como ella, dejó su país en 1976. Ella con 21 años apurada por la dictadura: estudiante de Bellas Artes, militante peronista, hija de los dueños de la librería Fausto y con una amiga desaparecida se exilió en Barcelona. Rego, de 41, llegó a Londres dejando atrás el Portugal salazarista, cuya atmosfera triste y opresiva trasladó a su obra.

-Télam: ¿Por qué una artista argentina vale menos que una brasileña?

-Marcia Schvartz:
No sé, porque en el tema del mercado no juego, me dedico a pintar con la mayor honestidad posible. No pinto para vender sino porque me gusta, me sale de las entrañas. Hay desinterés histórico supongo, desde que me acuerdo es así, no hay un incentivo, no existe que vayan al museo los pibes de la primaria, los de secundaria tampoco y los de Bellas Artes tampoco. En México sale en las portadas de los diarios que se inaugura una muestra, en Brasil también, acá ni en las portadas ni adentro. En Brasil hay cartelera de exposiciones, como el cine. Acá ni siquiera el día de la página Cultura te ponen cartelera de exposiciones, por decirte algunas cosas. Hay cosas que interesan, como el fútbol, mucho, cada vez más, y otras a las que no le dan ni cinco de pelota. Le dan toda la bola a la música, no lo digo con rencor, es una descripción fiel de la situación, que no es de ahora, desde que empecé era así y dudo mucho que cambie.

-T: La escena argentina, de todos modos, es más amplia.

-M.S:
Claro, a pesar de eso hay cosas buenísimas que acá están instaladas y que en muchos países no existen. Tengo el Premio Nacional y el Municipal. El Salón Nacional es una maravilla. Pero también tengo una postura política y soy artista plástica, una palabra horrible, y eso está por fuera del imaginario de alguna gente que piensa que el artista es un pelotudo que corre detrás de la TV. No corremos detrás de la cámara, somos pintores, escultores, no somos actores ni gente del mundo del espectáculo. Meten a todos juntos desde un punto de vista muy trucho. Los intelectuales son los escritores y los filósofos y no está la asimilación de que el trabajo del pintor es muy intelectual.

-T: ¿Cómo impacta la pandemia en esa escena?

-M.S:
Al principio estaba re feliz, todo era pesadillesco y con la pandemia se iba a la mierda: bienales, ferias de arte, había artículos de historiadores y pintores que decían que eso se había acabado pero no sucedió, ahora están haciendo todo de nuevo como si no hubiera pasado nada, la desigualdad aumentó y el mundo del arte, que antes estaba del lado de los ricos, ahora quedó del lado de los muy ricos. En los años 60 ibas al consultorio de un médico o de un abogado clase media y tenía pinturas colgadas, eso no pasa más. Una, porque se embrutecieron y ni siquiera se les cruza comprar arte de artistas jóvenes, y otra, porque quedó como un vicio de ricos. Pero la pintura no tiene que ver con eso, que es el mercado, el artista precisa expresarse, es algo viejo como el ser humano y es un trabajo arduo y caro.

-T: Esa descripción ¿definiría lo que algunos llaman «nueva normalidad»?

-M.S:
Tengo el pálpito de que se va a profundizar, habrá una frivolización de lo anterior: el artista como un pelotudo mezclado con la cocina. En La Nación te ponen Arte&Cocina y hay lugares de arte y restorán que son carísimos. Paremos la moto un poco, porque todo el mundo está mirando fútbol y Cocineros en Acción, y te vas quedando medio pelotudo, cada vez es más chiquito este mundo. Buenos Aires, Córdoba, Rosario y pará de contar. Expuse en Neuquén, Bahía Banca, Tucumán, Resistencia, un lugar con muchísima vida, siempre moviéndome con mi motor y con bastante esfuerzo. Di clases en todas partes, en la Escuela de Bellas Artes de Salta, en la Belgrano y la Pueyrredón, estos dos últimos años por zoom, las charlas inconducentes que las llamo. Antes lo hacía en La Cárcova, que ahora es museo pero era la escuela más antigua de América Latina. Está buenísimo, pero todos quieren ir a la Di Tella porque de ahí salen con galería y la cosa está bastante densa. Pintores y artistas plásticas seguirá habiendo, de eso no hay duda, muchos pibes tienen esa inclinación y terminan haciendo diseño gráfico para vender zapatos, todo eso existe. Está eso y está lo otro: pibes que hacen cosas con entusiasmo, que se comprometen y se juegan. Nunca fue fácil la situación y ahora hay que sostenerla. Acá es un lugar muy creativo, hay jóvenes divinos, mucha gente que labura, hace cosas y tiene ideas, por eso trato de acercarme y tirar una onda. Ahí está el trabajo intelectual del pintor, que convoca al cuerpo y al mismo tiempo es muy filosófico, una forma de pararse ante el mundo.

Schvartz participó de muestras como «Radical Womwn», en el Hammer Museum, Los Ángeles, la Pinacoteca de Sao Paulo y el Brooklyn Museum. Y su obra está en colecciones públicas de todo el mundo, como el Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro de Arte Reina Sofía, de Madrid; y el Bronx Museum of Arts.

La belleza del día: “Keith Richards”, de Elizabeth Peyton

Fuente: Infobae ~ El rostro que muestra el cuadro casi no necesita presentación. Se trata nada menos que de Keith Richards, el legendario guitarrista de los Rolling Stones, transfigurado en obra de arte por las pinceladas de Elizabeth Peyton, una artista estadounidense contemporánea que se hizo famosa por sus retratos intimistas de íconos pop. Desde los años noventa, Peyton ha pintado –entre muchos otros– a estrellas de rock como David Bowie, Kurt Cobain, Liam Gallagher, raperos (Kanye West, Eminem), actores de cine (Leonardo Di Caprio, Chloe Sevigny), artistas (Frida Kahlo, David Hockney), a personalidades como el diseñador Marc Jacobs o la joven activista climática Greta Thunberg, al matrimonio Obama y a la familia real británica. Aunque a simple vista sus cuadros transmiten una obsesión por la fama y una fascinación por la belleza joven, la artista asegura que su intención es captar el espíritu de un tiempo en el que las celebridades forman parte de nuestras vidas.

Gracias a la idolatría y la mano izquierda de Peyton -nació con una malformación en su mano derecha- Richards puede ser observado lejos de la parafernalia de un concierto de rock, colgado sobre la pared en una sala del Museo Guggenheim de Nueva York o, para ser sinceros, asomando en nuestras pantallas digitales. Aunque antes de ser plasmado en el lienzo hubo otro cambio de contexto. Como el título lo indica, la fuente de esta composición es un fotograma de Gimme Shelter, el documental que registra la gira vertiginosa de la banda británica por los Estados Unidos en 1969, la que culmina con el caótico recital en Altamont que pondría fin al sueño hippie. Peyton era por entonces una niña de apenas cuatro años, y habría de esperar seguramente un tiempo más para apreciar como fan la influyente música de los rockeros ingleses.

La pieza en cuestión fue pintada recién en 2004, en un momento de transición en la carrera de la artista, quien ya había ganado notoriedad entre las galerías neoyorquinas con su arte figurativo a fines de la década anterior, cuando predominaba la abstracción y el arte multimedia. No obstante se mantiene acá la modalidad de trabajo más característica de Peyton, quien luego de graduarse de la Escuela de Artes Visuales trabajó a principios de los noventa como investigadora en un estudio de fotografía que ofrecía imágenes de archivo a diversas publicaciones. Como en muchos de sus cuadros, aplica esa experiencia tomando como materia prima una imagen proveniente de la cultura pop, que en otros casos escoge de alguna revista, aunque con el tiempo comenzó a ocuparse ella misma de registrar con su cámara a sus modelos, especialmente cuando es alguien de su círculo de amistades, amantes y conocidos."Keith Richards, 2004" (fragmento), un retrato adicional en dibujo de Elizabeth Peyton«Keith Richards, 2004» (fragmento), un retrato adicional en dibujo de Elizabeth Peyton

No importa la fuente que elija, la pincelada fluida de Peyton y los colores brillantes que aplica transforman esas imágenes en otra cosa, como puede apreciarse en Keith. Las arranca de su circulación mediática y logra imprimirles a los rostros un aire de introspección y frescura que le debe mucho más a la tradición decimonónica del retrato que a las tapas de Vogue. No es casualidad que en los inicios de su carrera Peyton se interesara en personajes históricos como Napoleón, María Antonieta y Luis II de Baviera, quienes formaron parte de su primera exhibición en el mítico Chelsea Hotel de Nueva York, por donde han pasado en otros tiempos varias figuras literarias y de la música que podrían haber sido parte de sus cuadros. En un clima de intimidad que se ajustaba a lo que pretendía transmitir con sus retratos, los visitantes debían pedir la llave en la recepción y subían luego a la habitación a contemplar las obras en soledad.

A diferencia de Warhol, una de sus influencias, no le interesa la fama en sí misma sino lo que esas celebridades hacen. Cada una de las personas que retrata es, primero que nada, una verdadera inspiración para su arte. Y pone la atención en sus cualidades estéticas: “Creo que es la personalidad la que crea esas líneas, ojos, colores y arrugas. Los rostros de las personas se ven como se ven a partir de una gran cantidad de decisiones internas conscientes o incluso de sus movimientos involuntarios. Tiene que ver con su carácter emocional”. Esa expresividad, en efecto, es palpable en la mirada, cabizbajo, y la pose encorvada del guitarrista de los Stones. Para la época en que pinta a Richards sus modelos comienzan a aparecer más vulnerables e introspectivos y los trazos se notan más firmes. Su paleta también se vuelve más clara al incorporar los colores de los alrededores de Long Island, a donde se muda huyendo de Manhattan.

La dimensión íntima de las obras de Peyton se transmite asimismo con los aspectos más exteriores de sus cuadros, como el tamaño de los lienzos, que por lo general no superan los 50 centímetros de lado, o el título de la obra, que apenas suele llevar el nombre de pila del retratado y a lo sumo otro detalle. Se advierte ahí un gesto que prioriza la interioridad de sus personajes y borra la distancia que los separa de las personas comunes.

Caravaggio. El cuadro que casi venden por 1500 euros es original

Fuente: La Nación ~ El supuesto Caravaggio que apareció en una subasta en Madrid en marzo pasado y que iba a ser vendido por 1500 euros permanece custodiado por la familia Pérez de Castro, dueños de la obra, y Jorge Coll, su anticuario, cerca del aeropuerto de Madrid. Por allí pasan desde hace semanas expertos del mundo a ver el cuadro. Allí fue María Cristina Terzaghi, una de las mayores expertas en el pintor del Barroco. A partir de esa visita y de otras a diversos archivos en Madrid, ha elaborado el primer informe científico publicado, en el que concluye que la pieza la pintó Caravaggio.

Terzaghi vuelca en 35 páginas un repaso histórico del viaje que hizo el cuadro desde que salió de Italia hasta que llegó a España a mediados del siglo XVII y acabó en manos de la familia heredera del político liberal, firmante de la Constitución de 1812 y coleccionista de arte Evaristo Pérez de Castro. La experta, sin embargo, deja sin resolver tres puntos fundamentales de la historia de uno de los descubrimientos más importantes para la historia del arte en lo que va de siglo: no queda claro dónde se compró el cuadro antes de llegar a España; tampoco se resuelve el misterio de qué sucedió con la tela durante la invasión napoleónica ni dónde lo pintó Caravaggio.

Los primeros documentos que aparecieron tras el descubrimiento del cuadro en la casa Ansorena de Madrid fueron los inventarios del conde de Castrillo, virrey de Nápoles, y el de Juan de Lezcano, secretario de la corte de Nápoles, cuya colección pasó al virrey. Terzaghi recuerda estos dos listados que sitúan la fecha de llegada del cuadro a España entre 1657 y 1659. Pero deja claro que “hay un problema” para identificar dónde pudo comprar el conde de Castrillo el Ecce Homo y la imagen de la Salomé que hoy cuelga en el Palacio Real, ambos de Caravaggio.

Echando la vista aún más atrás, Terzaghi plantea la hipótesis de que el conde del Castrillo pudo haber comprado el Ecce Homo “en un mercado napolitano” y que fue esa pieza la que registra Juan de Lezcano en su inventario en 1631. “La descripción también encaja perfectamente con el lienzo de Madrid”, afirma la experta que trata de apuntalar su tesis recurriendo al tamaño de la obra. “La dimensión bastante reducida del cuadro de Madrid, 111 centímetros de altura, no es incompatible con el lienzo de Lezcano, sobre todo si hay que agregar el ancho del marco que aparece inscripto junto a la pintura”.

Tras llegar a España, el cuadro pasó luego a las colecciones reales. La testamentaria de Carlos II (1661-1700) se refiere en la entrada número 7793 a: “Otra pintura, de un eccehomo, de vara y media de alto: con marco negro tasado en sesenta doblones = existe”. El tamaño y el motivo coinciden con el cuadro de Ansorena, aunque no se habla del autor.

Sin embargo, en el inventario de Carlos III (1716-1788), elaborado por Francisco de Goya, Jacinto Gómez y Francisco Bayeu (sus dos cuñados), aparece la siguiente referencia en el número 4598: “Vara y media de alto y cinco cuartas escasas de ancho. Un ecceomo con dos figuras más en dos mil reales. Estilo de Carabajio”. El cuadro se encontraba en el Palacio de los Vargas o Palacio de la Casa del Campo, como se llamaba entonces, y, según el inventario, estaba en la alcoba de Carlos II.

Cuando habla la historia

En este punto, Terzaghi trata de continuar el relato a través de la colección de Manuel de Godoy. Es decir, plantea que Carlos IV pudo haber entregado el cuadro al secretario de Estado como hizo con otras obras del Palacio de la Casa de Campo, aunque no hay registros al respecto. Solo surge la duda al repasar los registros de la Academia. En 1823, cuando Pérez de Castro permuta un alonso cano por el caravaggio, no aparecía el origen, un año después, se atribuye a Godoy. “En este edificio, construido a partir de 1559 por el arquitecto real Juan Bautista de Toledo, se conservó un Ecce Homo atribuido en el contexto de Caravaggio”, escribe la historiadora. Otra vez, no concuerdan las medidas de esta pieza.

Se desconoce si el cuadro fue incautado por las tropas francesas para integrarse en el llamado Museo Josefino (de José Bonaparte), que nunca llegó a inaugurarse, y que luego pasase a la Real Academia, donde aparece por primera vez en el inventario de 1821. Terzaghi recuerda un informe de Juan Pascual Colomer, bibliotecario de la institución, que realizó el mismo año de la permuta en el que intenta ubicar varios cuadros que han llegado a la institución del Palacio de Buenavista, perteneciente a la duquesa de Alba, y del antiguo convento del Rosario cerca de la Iglesia de San Francisco, transformado en depósito de obras de los conventos eliminados en la época napoleónica. Los lienzos, recuerda la experta, llegaron sin atribución, aunque fueron descritos con precisión.

Una vez en manos de Pérez de Castro, Terzaghi hace un repaso por el testamento del político y de sus hijos, pero no consigue atar más pistas. El cuadro desaparece hasta que los herederos intentan venderlo en la subasta de Ansorena.

Pese a la falta de concreción de estos datos, Terzaghi mantiene la convicción del primer día: no tiene duda, es Caravaggio, y así lo dice una y otra vez en su estudio. Una gran parte de su investigación y de sus conclusiones se fundamenta en aspectos estilísticos aunque con precaución porque después de ver el cuadro dos veces la experta recuerda que una capa de barniz espeso cubre la tela y “dificulta leer todos los matices pictóricos”.

Terzaghi ve clara la conexión con las obras napolitanas del artista. La historiadora ubica una posible fecha de ejecución antes de 1608, año en el que el pintor está en Malta: “Por tanto, creo que es correcto fechar el cuadro antes de la salida del artista para la isla”. Y continúa: “Solo la restauración permitirá conocer el cuadro, sin embargo, incluso suavizado por las pinturas, la pincelada no parece tan rápida como la del Caravaggio post siciliano, pero bastante parecida al lirismo de la primera mitad napolitana”. La experta, por tanto, concluye que es necesario que pase el tiempo, permitir una verificación para concluir si el maestro barroco es el autor de este enigmático capítulo de la historia del arte.

La artista plástica Maria Baylac y su historia de vida: venció a la bulimia y anorexia, tuvo linfoma de Hodgkin hace 3 años y hoy asegura que es una mujer sana y feliz

Fuente: Para Ti ~ Tiene 43 años, nació en Bahía Blanca, estudió tarot, numerología y brinda talleres de arte terapia pero lo más importante: confiesa que transitar varias enfermedades resultó una gran enseñanza para su vida.

María Baylac tiene 43 años, nació en Bahía Blanca, es artista plástica y “viajera del mundo”, como se autodefine.

“Al quinto mes de gestación mi papá le regalo a mi mamá el libro de “Juan Salvador Gaviota” de Richard Bach, con la siguiente frase: “Así como Juan Sebastián Gaviota quiero que salga nuestro niño/a”. Sin ni siquiera haber nacido, tenía una misión en esta vida: aprender a volar. Nací para volar”, explica María Baylac su próposito en esta vida y cómo se le otorgo ya antes de nacer.

Una adolescencia difícil

Y si bien recuerda haber tenido una infancia feliz, en la adolescencia comenzaron los problemas: sufrió bulimia y anorexia. “Yo en la adolescencia creía que, para ser felíz, había que lucir bella y delgada.  Pensaba que lo que importaba era lo que le mostraba a los demás no quien era en realidad. Sufría mucho pero usaba una máscara con una gran sonrisa para esconder mi tristeza y, sólo una vez al mes, me permitía encerrarme en mi cuarto a llorar”, asegura la artista plástica.

María confiesa que se sentía muy sola en su sufrimiento.  “Tenía 15 años y no le encontraba sentido a la vida. Llegué a hacer cosas horribles como ir a una fiesta de 15 años y llevar una zanahoria en el bolsillo del blazer para no tentarme con la comida que habría esa noche. Vivía esguinzada porque hacía mucha actividad física. Bueno, de ese tipo de anécdotas tengo mil y todas son muy tristes”, cuenta con tristeza.

Cuando, finalmente, sus padres supieron que sufría de bulimia y anorexia la internaron. “Estuve 6 meses internada y, 2 de ellos, falté al colegio. Cuando volví tuve que hacer trabajos para todas las materias y en Plástica me pidieron que pinte un cuadro asi que elegí hacer mi versión de La noche estrellada de Van Gogh y eso me conectó con el arte de una forma única y permanente”, asegura.

“A partir de ese momento comencé a pintar y a retratar mi vida en dibujos: eran cuadros de protesta que mostraban lo que sentía y me disgustaba o lo que amaba. Siento que la pintura me sanó porque me permitió reencontrarme conmigo. Te digo algo más: la enfermedad siempre fue mi gran maestra para conectarme con mi mejor versión”, cuenta con alegría.

Encuentran una fotografía que muestra el camino en que el Van Gogh pintó su último cuadro

Fuente: Ámbito ~ Una foto tomada en la localidad de Auvers-sur-Oise, al norte de París, alrededor de 1907, muestra al pintor Vincent Van Gogh en el lugar en el que pintó su último cuadro horas antes de morir, según confirmaron el Museo Van Gogh, en Ámsterdam, y el Instituto Van Gogh, de Francia.

La imagen muestra las poderosas raíces de acacia que llamaron la atención del artista neerlandés y están plasmadas en su último lienzo, titulado «Raíces de árboles», en el que está el camino que lleva a la posada Auberge Ravoux, donde falleció a los 37 años, el 29 de julio de 1890, después de pegarse un tiro.

Según informa el diario El País, representantes de ambas instituciones confirmaron «con absoluta certeza» que la fotografía hallada por un historiador y luego reconocida por un arquitecto muestra el enclave donde pintó ese último cuadro.

Vincent Willem Van Gogh, sobrino biznieto del pintor, y Emilie Gordenker, directora del museo del artista en Ámsterdam, recibieron una reproducción de la fotografía de parte del Instituto Van Gogh. Y su director científico, Wouter van der Veen, aseguró que se trata de un descubrimiento histórico «porque el ángulo de la imagen es muy parecido al escogido por el artista para su obra y varias de las raíces de esta foto fueron cortadas luego y no aparecen ya en la postal presentada el año pasado».

El recorrido para llegar a esta fotografía comienza cuando Thomas Reveau, un arquitecto francés, vio en el blog de un historiador aficionado, Fabrice Dassé, una instantánea que le llamó la atención. Luego Dassé buscó los datos del municipio de Pontoise, cercano a Auvers, y en enero publicó un texto sobre un reportaje fotográfico del río Oise, afluente del Sena.

Se trataba de una serie de negativos en vidrio, que había comprado en Bélgica, y mostraban el viaje en barco realizado por la familia de Edouard van Halteren (1874-1946), presidente del Real Club Náutico de Bruselas, en el verano de 1906 o 1907 y Van Halteren aparece sentado en las raíces, al pie de la Rue Daubigny, el camino que llevaba a la posada de Van Gogh.

«La foto estaba puesta al revés en el blog, pero Thomas Reveau se dio cuenta de que era el mismo paraje de la postal y es conmovedor que unos aficionados hayan acertado así», resaltó Van der Veen.

Vincent Van Gogh.
Vincent Van Gogh

Según Jean-François Serlinger, dueño del terreno, en este momento «hay una lucha de poder en el seno del Ayuntamiento que impide las visitas» y precisa que «desde que se publicó el hallazgo de la postal, el año pasado hay una tapia que no deja contemplar las raíces de acacia» ya que el Consistorio esgrimió sus derechos sobre el lugar, pero los topógrafos dieron la razón a Serlinger sobre la propiedad.

El dueño del terreno interpuso un recurso por abuso de poder por parte de la alcaldesa, Isabelle Mézieres, y ha abierto unos agujeros en la tapia para que se pueda divisar el lugar.

Relata este itinerario en una página personal de web porque le parece una falta de respeto que «el lugar que fue la última inspiración de Van Gogh y es un lugar poético y de herencia cultural, está tapado» .