Un recorrido gratuito por los grandes artistas argentinos

Fuente: Clarín Cultura – Obras de Berni, Soldi, Castagnino y Minujín se exhiben en Galerías Witcomb.

Un recorrido por más de 150 cuadros de los grandes maestros de la historia del arte de Argentina como Antonio Berni, Raúl Soldi y Juan Carlos Castagnino podrán visitarse durante las vacaciones de invierno en Galerías Witcomb, de la Ciudad de Buenos Aires.

De manera libre y gratuita, los visitantes podrán hacer un recorrido por obras originales de Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino, Leopoldo Presas, Raúl Soldi, Raúl Russo, Lino Spilimbergo, Juan del Prete, Oscar Vaz, Roberto Rossi, Antonio Pujia, Ítalo Botti, Santiago Cogorno, Héctor Basaldúa, Lola Frexas, Jorge Barboza, Montoya Ortiz, Carlos Pfeiffer, Hermenegildo Sábat, Andrés Cascioli, Fabián Galdamez y Ponciano Cárdenas, entre muchos otros.Un recorrido por más de 150 cuadros de los grandes maestros de la historia del arte argentino. Foto Luciano Thieberger Un recorrido por más de 150 cuadros de los grandes maestros de la historia del arte argentino. Foto Luciano Thieberger

Entre las piezas más destacadas se puede mencionar un gofrado (técnica con la que fue galardonado en la Bienal de Venecia) de Antonio Berni; una pintura de Marta Minujín, de su serie «Perfiles»; uno de los cuadros emblemáticos de Julio Le Parc, el argentino que reside en Francia; uno de los históricos auto retratos en acuarela de Carlos Alonso; un paisaje portuario de Benito Quinquela Martín, ya parte del acervo nacional; y varias serigrafías de Juan Carlos Castagnino, entre muchas otras, informaron desde ese espacio cultural.

La muestra «permite acceder, a través de los más significativos representantes de la plástica -y en algunos casos la escultura- en nuestro país, a un recorrido por los temas y los paisajes que han inspirado al arte en los últimos 100 años, con miradas y técnicas variadas, pero siempre bajo el signo del compromiso y la búsqueda de la belleza», agregaron.Una obra poco frecuente de Antonio Berni en Galerías Witcomb. Una obra poco frecuente de Antonio Berni en Galerías Witcomb.

Para los niños, hay además una decena de piezas de Milo Lockett, reconocido por su popularidad, su particular obra y por el fuerte lazo que logra con los niños, que ven en sus cuadros imágenes relacionadas con lo que ellos mismos pintan: colores llamativos, formas simples, amigables y de rasgos particulares.

La muestra cuenta con cuadros de gran tamaño y otros más chicos, así como también algunas esculturas de Milo Lockett, como complemento y atractivo para los más chicos.

Ficha

Recorrido por obras del arte argentino
Dónde: Galerías Witcomb, Santa Fe 1161.
Cuándo: de lunes a viernes, de 11 a 19. Hasta el 31 de julio. 
Entrada: gratis.

Artistas de nombre raro y cuadros sin título

Fuente: La Nación – La galería está vacía como casi siempre pasa en las galerías de arte de Buenos Aires cuando no se inaugura nada. Son lugares todavía más silentes que los museos que al menos cumplen con una función determinada en el mapa del ocio.

¿Pero las galerías? ¿Quién está en una galería de arte a las seis de la tarde en Buenos Aires? Llegué atravesando Florida, alguna vez vía del arte porteño, ahora cualquier cosa menos eso. Aunque sí hay expresiones artísticas independientes, a la intemperie. Un tipo desparramado en la gélida peatonal, estampando escenas del animé japonés con tizas (la pareja brasileña que evita pisar arte); el fantasma de una milonguera en la solitaria bailarina callejera a la pesca del dólar (del) turista; el coro de arbolitos que crean un canon descendente sobre una única palabra que no cambia: “cambio”.

Hay que pasarse de Florida, de Plaza San Martín, para llegar a la vitrina sobre Suipacha donde se lee “Eternos Vol. 2″. Hay algo de recopilación despareja en ese nombre. Vienen a la mente tapas de discos donde se podían mezclar grupos de rock-pop con cantantes de boleros y hasta algún hit de la RAI, el ye-ye francés o algún tango perdido. Tapas de discos con chicas atractivas que insinuaban que en el disco había algo más. Pero no. Solo había música y hormonas entonces.

Eternos Vol. 2 en la galería Cecilia Caballero es, en efecto, una recopilación pero no de hits (en algunos de aquellos LP ni siquiera eran los intérpretes originales) sino de pintura en un arco de época que va de los años 60 a los 90, y apenas un poco más. La asociación se vuelve todavía más adecuada cuando se está frente a la joya de la corona. Una explosión de pintura amarilla de Kuitca en el que, velada, una gota que salpica parece estar a punto de regenerarse y volver del cuadro al material bruto en apenas un instante. Pero, ahí, sobre tanto amor amarillo, el más conceptual de los pintores argentinos ha escrito la letra de “Estréchame fuertemente”, tal como Emi-Odeón había editado “Hold Me Tight” (Lennon-Mc Cartney) en el segundo LP de los Beatles (más “eternos” imposible). Dice, en el cuadro, en inglés, eso de “Hold me tight/ let me go on loving you/ tonight tonight/ making love to only you/ so hold me tight…”. De cuando los Beatles hacían música ligera. La obra podría llamarse “De aquel amor (amarillo) de música ligera” entonces, pero Kuitca prefirió el sobrio “Sin título”. Para leer la ficha (dice que perteneció a la colección del chileno Ed Shaw) casi hay que abismarse a la escalera que conduce al subsuelo y no queda otra que bajar entonces.

Entonces en Eternos Vol.2, como en aquellos compilados, los Beatles (Kuitca) se pueden mezclar con un artista rarísimo, muy poco visto, llamado Miguel Kulianos. Lo conocí en París cuando desandaba la vida de Antonio Berni en el taller del (hoy inexistente) de pasaje Cité-Prost. Kulianos había estado por detrás de muchos de los assemblages y xilocollages de la serie Ramona Montiel estrenada en esa ciudad en mayo de 1963 y en esta, Buenos Aires, en agosto en el Museo de Arte Moderno. Había nacido en Río Gallegos y decía ser “el primer artista de Santa Cruz”. Tenía un aspecto acaso antiguo, como de eremita y describía sus pinturas de manera muy poco precisa. “Abstracciones”, decía, como si fueran garabatos. Pero aquí están y son algo bastante único, objetos-pintura en los que, como en el arte madí pero distinto, el marco y la superficie pintada son inescindibles. Hechas en acrílico sobre madera, en las dimensiones que su minúscula habitación al borde de la Banlieu le permitía, parecen flechas captadas en una fotografía o escudos de un reino africano extinguido o futuro. Es curioso que una de sus obras haya sido colocada espalda contra espalda con un notorio Antonio Seguí de principios de los 60. Visité también a Seguí en aquel viaje y era la antítesis de Kulianos: consagrado, dandy, con una enorme casa-taller en la que un auxiliar completaba esas series de cuadros con hombrecitos que vendía por kilo.

Qué raro este reencuentro con Kulianos. Desconocido, pero “eterno” y, como Kuitca, con un apellido raro y obras sin título. Abstracciones nomás.

Subasta de grandes obras de arte: cómo participar

Fuente: iProfesional – El Banco Ciudad realizará una subasta con obras de Soldi, Molina Campos, Imperiale y Berni. Cómo inscribirse y participar de manera online

El Banco Ciudad presenta una nueva subasta de arte conformada por 19 obras de reconocidos artistas, entre las que se destacan el trabajo de Raúl Soldi titulado «Damas» (**), que sale a remate con una base de $4.5 millones; y la escultura tallada en madera de Sesostris Vitullo, titulada «Malambo», que formó parte del catálogo de la exposición «Et dans les grandes collections» en el museo Bourdelle (París), y que se ofrece con un precio base de $3.5 millones.

Además, el catálogo contempla una diversidad de obras en cuanto a estilos y épocas, con bases a partir de los $200 mil, de manera que la propuesta representa una excelente oportunidad para adquirir e invertir en arte, tanto por su calidad como por las bases de tasación. Todas las obras que conforman el catálogo salen a remate en pesos.

En la subasta también se destacan un trabajo original de Osvaldo Imperiale, titulado «Day of Work», que sale con una base de $1 millón, «Azogue», obra original de Carlos Gorriarena, cuya base es de $3 millones, y «El niño de la campera celeste» de Antonio Berni que comenzará la puja con una base de $2 millones. El catálogo se completa con obras de Florencio Molina Campos, Carlos Alonso, Vicente Forte, Stephen Koek Koek, Pio Collivadino, Leopoldo Presas, César Paternosto y Luis Cordiviola.

La subasta se llevará a cabo de manera online el 2 de agosto a partir de las 12 en el sitio https://subastas.bancociudad.com.ar. Para participar, los interesados deberán inscribirse, hasta 48 hs hábiles antes de la realización del remate en dicha plataforma. Asimismo, al momento de inscribirse, los interesados deberán haber constituido una garantía de $20 mil por cada lote de su interés.

La modalidad de subastas online del Banco Ciudad permite elegir los objetos de interés entre los catálogos de los distintos rubros (arte, alhajas, inmuebles, automotores y objetos varios) y participar a distancia en los remates de manera ágil y sencilla desde una pc, teléfono celular o tablet. Todos los lotes que integran las subastas se encuentran en exhibición de manera online en el sitio de subastas del Banco Ciudad: 

Exhibición y retiro de las obras

Se realizará en Av. Cabildo 3061 de lunes a viernes de 10 a 15hs.

Consultas: subastasonline@bancociudad.com.ar

Cómo participar:

1. Se debe contar con un dispositivo electrónico del tipo tablet, notebook, PC, smartphone o similar con conexión WIFI.   

2. Registro como usuario a través de Autogestión en https://www.bancociudad.com.ar/autogestion/   

3. Ingreso a la Subasta de interés en https://subastas.bancociudad.com.ar/

4. Leer las Condiciones de Venta.

5. Realizar la transferencia del monto de caución que habilita a participar, según lo requerido en las condiciones de venta de cada lote.  

6. Por último, el participante recibe un email de habilitación para poder ofertar.  

Inscripción:

La inscripción para participar de la subasta deberá realizarse antes del 31 de julio a las 10hs, a través de la web de subastas del Banco Ciudad.

Tasaciones de Arte en el Banco Ciudad

Por año, el Banco Ciudad recibe para su análisis y tasación un promedio de 1000 a 1200 obras de arte, entre pinturas, grabados, dibujos y esculturas Esto incluye tanto las obras que se toman para la venta a precio fijo como obras para subastas. Las tasaciones de arte realizadas por los especialistas del Ciudad consideran la verificación de originalidad, mediante un análisis profundo y metódico de las obras, así como también el estudio de mercado histórico-temporal. Además, influyen la firma, la técnica, las medidas, la época de realización, el estado de conservación de las obras y la trayectoria del artista. Se cotejan galerías, ferias y muestras donde participó la obra y si constatan los premios y/o la participación en concursos.

Rompió el récord: un cuadro de Gustav Klimt fue subastado en u$s 94 millones en Europa

Fuente: Ámbito – La obra del artista vienés, de finales del siglo XIX, fue la última pintura que realizó antes de su muerte en 1917.

«La dama del abanico», considerada una de las piezas más bellas del artista austríaco Gustav Klimt y una de las últimas pinturas que realizó antes de su muerte, fue subastada este martes en 94 millones de dólares, un récord en Europa.

La obra de Klimt, uno de los máximos representantes del arte vienés de finales del siglo XIX, que retrata a una mujer con una túnica holgada contra un fondo colorido de flores y pájaros batió el récord de venta en Europa. La subasta se realizó en Londres y «La dama del abanico» fue adjudicada por 74 millones de libras, más de 86 millones de euros, lo que equivale a unos 94 millones de dólares. Informate más

La casa Sotheby’s fue gestora de un evento que puso a circular la pintura al mercado después de 30 años desde su última adquisición. Aunque aun no se ha revelado la identidad del comprador, la agencia de noticias AFP consigna que tendrá que pagar más de 85 millones de libras.

De esta manera, el cuadro destrona el récord europeo anterior que ostentaba desde febrero de 2010 una escultura de Alberto Giacometti llamada «El hombre que camina I». La pieza se vendió entonces por 65 millones de libras, también en Sotheby’s.

Klimt pintó «La dama del abanico» en 1917, un año antes de su muerte a los 55 años, a causa de un derrame cerebral. La obra fue encontrada sobre un caballete en el estudio del pintor.

La casa Sotheby’s calificó esta pieza como «una de las más bellas y preciosas jamás ofrecidas en Europa». Además, la pintura deja entrever la fascinación de Klimt por el arte y la cultura oriental.

En palabras de Helena Newman, directora mundial de arte impresionista y moderno de Sotheby’s, «La dama con abanico» es el último retrato que Gustav Klimt «completó antes de su prematura muerte, cuando todavía estaba en su mejor momento artístico y produciendo algunas de sus obras más logradas y experimentales», dijo, de acuerdo a lo citado por The Guardian.

Por eso, la obra no solo «es la estrella de la temporada de subastas de verano en Londres, sino también una de las más bellas y valiosas jamás ofrecidas en Europa», aseguró en un comunicado Sotheby’s los meses previos a la subasta.

Esta no es la primera vez que el arte del autor de la famosísima obra «El beso» está rodeado de expectativa. «Bosque de abedules» (1903), la obra que muestra un bosque con colores otoñales, también batió un récord pero a nivel mundial. Se vendió por 104,5 millones de dólares en una subasta en Nueva York de la colección de arte del cofundador de Microsoft, Paul Allen.

Sube y baja el martillo: comienza la subasta a beneficio del Museo Sívori

Fuente: La Nación – El remate anual es una gran ocasión para aficionados al arte de todos los bolsillos así también como para los que quieran iniciar una modesta colección

Buena oportunidad para iniciar o enriquecer una colección personal o institucional: este jueves comienza la subasta anual de obras de arte a beneficio del Museo Sívori -uno de los más hermosos de la ciudad de Buenos Aires- que se extenderá hasta el 29 de este mes. Organizada por la Asociación Amigos del Museo Sívori (AAMS), la 22ª edición del remate es gratuita y online. Salen a la venta más de cien piezas de artistas clásicos y contemporáneos como Carmelo Arden Quin, Líbero Badíi, Juan Batlle Planas, Domingo Candia, Marta Minujín, Santiago Cogorno, Blas Castagna, Hernán Dompé, Eugenio Cuttica, Raúl Mazzoni, Mariana Villafañe, Juan Astica, Gustavo López Armentía, el recientemente fallecido Luis Wells, Cristian Mac Entyre, Guillermo Roux, Rogelio Polesello, Eduardo Stupía, Liliana Golubinsky, Tulio De Sagastizábal y Martín Di Girolamo, entre muchos otros.

Al ser virtual, se puede participar desde cualquier lugar del país y del mundo solo con hacer clic en este enlace, donde se exhibe el catálogo completo.Comienza esta medianoche y es posible hacer ofertas online hasta el 29 de junio a las 20, cuando el martillo de subasta empezará a subir y bajar en el cierre de los lotes por orden de catálogo. En la plataforma del Remate en el Sívori los interesados encontrarán información de las obras y la biografía de los artistas, y además, el certificado de autenticidad con que se presenta cada una de las piezas.

En el otoño de 2022, el remate fue exitoso, según cuenta a LA NACION Telma Satz, curadora y organizadora de la subasta. “No solo por su venta sino por el importante destino de una cantidad importante de las obras vendidas -dice-. El Jockey Club, una entidad centenaria, participó el año pasado con un doble gesto: por un lado, incrementar su acervo de obras de arte y, por otro, acompañar la tarea de la Asociación de Amigos del Museo Sívori. Es sumamente importante cuando se da esta sinergia entre instituciones sin fines de lucro que apuestan por el arte argentino. Doce piezas se sumaron a su colección: es de destacar la compra de la obra de Benito Quinquela Martín que realizó, todavía con su apellido Chinchella, su segunda exposición en el Jockey. Cuenta la historia que en la inauguración reunió a sus amigos del puerto con los señores de la alta sociedad. Todos compartieron el evento acompañados por una orquesta con piano y violín que interpretó obras de Schubert, Schumann, Beethoven y Juan de Dios Filiberto”.

“El remate se ha transformado en un clásico porque a lo largo de los años ha conservado un alto nivel de excelencia, tanto por los artistas convocados como por las obras seleccionadas -destaca Satz-. Siempre se ha buscado un amplio criterio de heterogeneidad: diferentes disciplinas artísticas, corrientes estéticas, artistas clásicos y contemporáneos, emergentes; en relación con lo económico siempre ha habido obras para distintas posibilidades de compra. A lo largo del tiempo hemos visto nacer muchos coleccionistas en nuestros remates”.

Este hipnótico trabajo de Carmelo Arden Quin se subasta a US$13.000
Este hipnótico trabajo de Carmelo Arden Quin se subasta a US$13.000Gentileza Museo Sívori

En 2023, el arco de precios de base es muy amplio. “Desde un conjunto de exquisitas pinturas en pequeño formato de Santiago Raffo, cuya base es de setenta dólares cada una, hasta la paradigmática obra madí de Carmelo Arden Quin, un acrílico sobre PVC espumado de 70 x 50,5 cm realizado en París en 2008, con una base de trece mil dólares”.

La presidenta de la AAMS, Irma Muslera, indica que la subasta nació con la idea de recaudar fondos “para apoyar la labor del Museo Sívori de una forma profundamente ligada al contenido específico de promoción del arte argentino; una propuesta convocante para coleccionistas que desean colaborar con este museo tan importante de la ciudad de Buenos Aires y el país”. Entre otros objetivos, los fondos recaudados servirán para asistir a la dirección del Sívori en vista de la producción de muestras, colaborar con la edición de libros, la creación de cursos y actividades para la comunidad, la donación y restauración de obras y la actualización de los medios digitales.

Obra de temática "piazzolliana" del maestro Guillermo Roux
Obra de temática «piazzolliana» del maestro Guillermo RouxGentileza Museo Sívori

Este año, una de las “perlitas” de la subasta es Adiós Nonino, de Guillermo Roux. “Es una pequeña joya de esta colección -dice Satz-. Quedan muy pocas obras en este formato y estilo. Retoma el tipo de imagen fragmentada de los años 70 y usa como técnica el plumín, que para el artista tenía una carga afectiva muy grande, ya que era el medio con el cual su padre dibujaba las tiras de historieta. De él recibió el ejemplo de la disciplina en el trabajo y la búsqueda de la perfección”. La obra nunca se presentó en exposiciones y fue muy apreciada por el artista y su familia.

La obra más cara de la subasta es el acrílico sobre PVC de Arden Quin, que cuesta trece mil dólares. También se incluyen El muelle, de Domingo Candia, El asalto (1947), un trabajo en lápiz y cera de Raquel Forner, y piezas de María Luz Seghezzo, Lorena Faccio, Mariano Prestach, Blas Vidal, Remo Bianchedi, Mónica Caputo, Patrick Gläscher, César Sondereguer, Taty Rybak y Rosemarie Gerdes, entre otros. A romper el chanchito.

Diez obras de remate, de la más económica a la más cara

"Nadadora", de Facundo Cañazares: US$80
«Nadadora», de Facundo Cañazares: US$80Gentileza Museo Sívori
"El mejor golpe II", obra de Maximiliano D'Ettorre Negri: US$125
«El mejor golpe II», obra de Maximiliano D’Ettorre Negri: US$125Gentileza Museo Sívori
Una obra de Líbero Badíi: US$ 140
Una obra de Líbero Badíi: US$ 140
Una mágica obra al óleo, tinta y acuarela, "Constructivo doméstico y caracol con filtro de café", de Blas Castagna: US$ 900
Una mágica obra al óleo, tinta y acuarela, «Constructivo doméstico y caracol con filtro de café», de Blas Castagna: US$ 900Gentileza Museo Sívori
Cada primavera…, , obra hecha con piedras, por Raúl Farco: US$1200
Cada primavera…, , obra hecha con piedras, por Raúl Farco: US$1200Gentileza Museo Sívori
"Dormir con vos", obra de 2008 de Claudio Roncoli: US$ 2000
«Dormir con vos», obra de 2008 de Claudio Roncoli: US$ 2000Gentileza Museo Sívori
"Protección" se entrega junto con un libro que recorre la obra del artista Santiago Cogorno: US$2200
«Protección» se entrega junto con un libro que recorre la obra del artista Santiago Cogorno: US$2200Gentileza Museo Sívori
"Nacidos del bosque", obra de 2019 de Liliana Golubinsky: US$2500
«Nacidos del bosque», obra de 2019 de Liliana Golubinsky: US$2500Gentileza Museo Sívori
"Paisaje", tinta sobre papel de Eduardo Stupía: US$3500
«Paisaje», tinta sobre papel de Eduardo Stupía: US$3500Gentileza Museo Sívori
"Figura", para atesorar, una témpera sobre papel de Batlle Planas: US$3500
«Figura», para atesorar, una témpera sobre papel de Batlle Planas: US$3500

La muestra «El dorado» en Fundación Proa recibió premio al mejor proyecto expositivo internacional

Fuente: Ámbito – El reconocimiento valora «la capacidad de haber sistematizado en una propuesta espacial los saberes generados en un intenso proyecto de investigación».

La muestra «El dorado. Un territorio», que se puede visitar actualmente en la porteña Fundación Proa, fue reconocida como «Mejor Proyecto Expositivo Internacional» en el marco del galardón Premios Expone.

De este modo, Proa fue reconocido por las buenas prácticas e innovación en museos y exposiciones, por el «El dorado» en el marco del Culture & Museums International Tech Forum, Málaga (España).

El reconocimiento valora «la capacidad de haber sistematizado en una propuesta espacial los saberes generados en un intenso proyecto de investigación», informaron desde el espacio cultural en un comunicado.

La exploración del mito de «El dorado» en el territorio americano es el tema de esta muestra, una investigación documental realizada junto a la Americas Society de Nueva York y el Museo Amparo de Puebla, de México, con obras y cosmovisiones de artistas latinoamericanos, desde Víctor Grippo hasta Mathias Goeritz, Stefan Brüggemann y Laura Vinci, entre otros.

La muestra, que podrá visitarse hasta agosto, retoma el mito de la época colonial española como excusa para presentar distintas propuestas que remiten a otro tipo de «oro» americano, y otros extractivismos, pasados y presentes donde cobran protagonismo el chocolate, el tomate, el caucho de los neumáticos y la cochinilla utilizada como tinte.

La Fundación Proa (Avenida Pedro de Mendoza 1929, La Boca) agradeció el premio a la Asociación de Museólogos y Museógrafos de Andalucía (AMMA) y Culture & Museums International Tech Forum.

Los Premios Expone nacieron en el año 2020 para reconocer el valor, el esfuerzo y la excelencia de la práctica profesional en proyectos o estrategias desarrolladas por los museos y centros expositivos.

De Picasso y Miró a Stupía: baños de inmersión en pinturas magnéticas

Fuente: Clarín.com by Matías Serra Bradford – Del Bellas Artes y dos viejas visitas relámpago a los museos de Picasso y Miró en Barcelona, a la actual muestra de Eduardo Stupía en Buenos Aires.

Para alguien que lidia gran parte del día con palabras y su modo travieso o perverso de inducir torpezas, una visita a una muestra o colección de arte surte el efecto de un baño de inmersión o sauna idóneo para quemar toxinas, retóricas y de cualquier otro tipo. Un ejercicio que invitan a practicar el Museo Nacional de Bellas Artes y variadas galerías de Buenos Aires. En las salas del primero se puede volver a la caja de lápices escolares de Xul Solar, o comprobar que también en interiores Giorgio Morandi traza la línea de un horizonte y que sus tres vasijas y cuenco, ni cerca ni lejos del blanco, son una “natura morta” que reluce nueva y es todo lo que necesita el museo para tenerse en pie.

Giorgio Morandi en el MNBA. Giorgio Morandi en el MNBA.

En ese mismo ambiente, un Jackson Pollock pretende provocar un sismo, mientras alardea de no ser arte sino pintura –si puede dirimirse así–, un desembarco en una Normandía psíquica. Ahí nomás, las plataformas de petróleo negro de Franz Kline simulan un paréntesis de inactividad que deben renunciar de noche. En otra pared, Antonio Machado según Picasso se convierte en un prolijo Baudelaire, y un autorretrato de Pettoruti de 1918 es un Francis Bacon precoz. Se detectan planos de Kitaj en el uruguayo Rafael Barradas y al revés. Dos pinturas de Demirjián (“Eduque su perro” y “De la nuca al esternón”) proyectan el Kuitca de las cintas transportadoras de aeropuerto. Ver cuadros de unos es volver a ver mentalmente cuadros de otros. De lejos, el único Rothko –“Rojo claro sobre rojo oscuro”– parece una silla de fuego, pero si uno se acerca en línea recta camina hacia una puerta que podría atravesar y asomarse a un crepúsculo vampírico de Turner.

En 2023 todavía no sabemos lo que es un Rothko y ya tuvimos que lidiar –posando de interesados y aun de entendidos– con la republiqueta bananera, rentable, risible, y las ocurrencias biodegradables de Maurizio Cattelan, Damien Hirst y siguen las firmas. El crítico condescendiente del arte contemporáneo –mientras los artistas mismos lo empujan cada día más cerca del alud– no se arriesga a contradecir el prestigio automático del presente, como alguien que tolera mil humillaciones con tal de no perder su puesto de trabajo. (Para los mal distraídos que endiosan en el arte actual la broma, la intimidad o la espectacularidad bobas es más sencillo jugar a relegar a la pintura al lugar de la novela naturalista del siglo XIX).

Otra clase de incomprensión –lejos del Bellas Artes, arriba del Montjuic de las afueras de Barcelona– se da con Joan Miró. Con él no se puede adivinar qué es lo que un artista así estuvo tratando de hacer. Tenía al menos eso, la ventaja de lo inasible. Miró desplaza al espectador, lo saca literalmente de cuadro, y el pensamiento de este queda en off. Muchas de sus pinturas son como borradores de borradores (y el cuadro final no nos espera en ningún futuro). Por algo hablaría de “anti-pintura”, como lo hacía de “anti-retratos”. Se ven algunos aciertos deslumbrantes, por ende, en un mar de errores (por llamarlos así). Miró era un conductor eléctrico de lo inconcluso, que adoptó con astucia un estilo propenso a perderse. Hay en un artista distintas formas de naufragar, pero no cabe duda de que Miró alcanzó un estilo inconfundible, los días de suerte y los desafortunados.

En el centro de esa misma ciudad sobreviene la sacudida de ver obras tempranas de Picasso en su museo: frente a cada cuadro no puede adivinarse –como le sucedería a él– cómo seguiría. (Algo análogo pasa con los dibujos de Pierre Bonnard que, como en la mayoría de los pintores, no prometen ni explican sus cuadros posteriores, y no sólo porque hubiera algo vaporoso en su obra, en el color, o porque trabajara con un rango riesgoso, una paleta rebajada).

Lo notable de ver las pinturas iniciales de Picasso –de los 14 a los 20 años– es registrar con asombro por dónde pasó antes de llegar a su abismo intempestivo, fructífero y longevo. Para realizar “ciencia y caridad” a los 16 años Pablo Picasso tenía que poseer una visión telescópica del tiempo completamente anormal para un chico de esa edad, para poder ver que una figura semejante (un moribundo visitado, por caso) debía ser capturado. Picasso era una mano que quería conocerlo todo, empezando por tocar lo esencial (una cara) antes de lanzarse a los precipicios del trazo. No falta ironía en su título “Retrato de un desconocido”, frente a un rostro perfectamente conquistado.

Pintura de Eduardo Stupía en su muestra Simulacros (Galería Jorge Mara). Foto: Lucía Mara. Pintura de Eduardo Stupía en su muestra Simulacros (Galería Jorge Mara). Foto: Lucía Mara.

El que se desmarca de sí mismo

A la luz del facilismo material que aqueja a buena parte del arte contemporáneo, la apuesta por la pintura revierte lo que se da por cierto y se ve cada día menos anacrónica y más radical. Es vagando otra vez por el MNBA que uno puede cruzarse con un “simulacro” de Alfredo Hlito: vainas vegetales vaciadas y un clima como de ángeles fugados. Este cuadro huérfano, aislado, pertenece a una serie amplia, pariente de sus “estructuras abiertas”. Calificativos elocuentes que casualmente son aplicables a una muestra actual de Eduardo Stupía.

Hay pintores que vienen de otros estudiadamente, como Francis Bacon con Velázquez o los “ecos” de Walter Sickert con los ilustradores victorianos, que retomaba y transformaba. Stupía viene de sí mismo y su problema es cómo enriquecer un estilo parejo, obstinado, cómo salir de él sin volverse inidentificable. O mejor al revés: cómo volverlo irreconocible en el proceso para volverlo reconocible en el resultado.

En la muestra bautizada “Simulacros” (Galería Jorge Mara), las pinturas de Stupía son medios, no fines, acertijos con su respuesta a la vista (del derecho o invertida): cómo la combinación de grafismos desvariados puede dar un cuadro. Unitario, enterizo, imposible de descomponer. Una prolífica tensión entre composición y construcción. Formas de atención versus formas de atenuación. En todo caso, la audacia de exhibir totalidades frágiles. Como si Stupía pensara: “No caigas en el lujo de facilitarle al testigo la crueldad de contemplar tu caída con indiferencia”. O más simple, como si sus cuadros desearan ilustrar aquel artículo de Truffaut: “Abel Gance, desorden y genio”.

La sabida articulación verbal de Stupía se ve reflejada, calcada, traducida, sobre tela o papel. Tejidos, suturas, panales. Guerras pacíficas. El grafito sigue defendiéndose. No busca hacer avanzar la pintura sino expandirla (hacia los laterales). Los cuadros riman unos con otros, así como buscan rimas en su interior. Stupía dibuja con adversativas. Su detallismo no es técnico sino obsesivo, aunque se vean más blancos, es decir más elegancia. El vacío se planta y marca su autoridad. Rastrea una virgen administración del espacio, simuladores de vuelo. Y en general los colores son invitados a pasar de a uno. Pequeños incendios cautos en una foresta reacomodada. Tormentas en gris, vórtices en cobre. 

Se desentienden las incisiones y tachaduras de su dirección; están ocupadas pensando en el encastre. Rotando inercias, Stupía pasa de una inercia de la muñeca a otra, cada una en su cuadrante; entre todas arman el mecanismo gráfico que satelita ante nuestros ojos. Persigue múltiples mudanzas del trazo para reinventarse. No desconoce que cambiar de tema ha sido la llave maestra desde que la sugirió la intrépida Alicia en su madriguera subterránea.

“Simulacros”, de Eduardo Stupía. En Galería Jorge Mara, Paraná 1133, Buenos Aires. Hasta el 31 de mayo.

Meninas, violines y pipas: al rescate del arte de Jorge Ludueña, el pintor de memorias pícaras

Fuente: Clarín Cultura by Judith Savloff – Se impuso en los años 60 pero su obra no se exponía desde hace una década. Las claves.

«Mis flores son propias. Una jarra es todas las jarras que he visto en mi vida. Pinto con el modelo de la memoria que se nutre de lo cultural, lo social y lo personal. Todo pasa por mi memoria».

Así definió el pintor y dibujante argentino Jorge Ludueña a su obra, «expresionista» y «controlada» a la vez. Y, hasta el 14 de junio, 19 de sus cuadros se pueden ver en la muestra El universo en un trazo.

En la galería porteña Roldán José María están expuestas algunas de sus infantas y sus meninas, sus toreros y sus naturalezas muertas. Los borrachos. La pipa de Adán. Tanguería. ​Casi 20 de sus últimos trabajos, donde se lucen su destreza de dibujante y su dedicación tanto como su humor, su picardía.

Obra. "Menina musical", de Jorge Ludueña. Obra. «Menina musical», de Jorge Ludueña.

Se trata, en todos los casos, de figuras casi imposibles, a veces con planos superpuestos y rasgos agigantados combinados con líneas precisas. ¿El resultado? Grotesco y simpático. Y algo más: es como si en cada una de esas obras, Ludueña subrayara el gesto vívido que mejor define su mirada sobre el protagonista. 

«Llego al expresionismo por la exaltación conceptual de las formas. No es un hecho puramente gestual sino una posición de mis signos profundos -explicó-. Por la ubicación que tienen, adquieren una característica en cada cuadro. Por eso mi pintura, con sus características expresionistas y los signos, se hace muy reconocible. Cada vez que pinto un cuadro hago mi autorretrato», explicó.

Y el pintor agregó: «Soy un barroco convencido. La cantidad exagerada de elementos se origina en mi horror al vacío. Siento su carencia en espacios que otros pintores llenan con modulaciones de color. Soy un pintor de formas más que del color, un estructuralista que, como tal, equilibra el plano sumando elementos y desde luego no podría ser otro el resultado».

Con la pintura a todas partes

Obra. "Pintor de invierno", de Jorge Ludueña. Obra. «Pintor de invierno», de Jorge Ludueña.

Ludueña fue parte de la escena de la pintura argentina de los años 60, los del brillo de la Nueva Figuración -esa especie de «reconciliación» de la figuración y la abstracción, tras el auge de esta última, en la que se destacaron Luis Felipe «Yuyo» Noé, Ernesto Deira, Jorge de la Vega y Rómulo Macció-,pero sin ser parte activa de esa movida. Las tintas El Matadero y Palabra sostenida ingresaron a la colección del Museo Sívori tras haber sido premiadas en las ediciones de los años 1967 y 1968 del Salón Manuel Belgrano.

Para Carlos Areán, ex director del Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, «Ludueña pertenece como expresionistaal mundo de Goya, Eugenio Lucas padre y Solana, pero no al de Munch, Ensor o Nolde. Creo que la diferencia estriba en que en el expresionismo nórdico las figuras, los ritmos sinuosos o cortados, el color intenso y la deformación feroz sirve para que el artista le comunique a gritos al espectador su tragedia íntima, su desgarro, su desacuerdo entre su personalidad angustiada y cuanto lo rodea (…) Los nórdicos no dejan respirar a las cosas, pero Ludueña exige que las cosas respiren, nos hablen y nos pidan respuesta sobre lo que ellas son».
Obra. "Nuestros señores de la silla", de Jorge Ludueña. Obra. «Nuestros señores de la silla», de Jorge Ludueña.

El pintor nació en Buenos Aires en 1927, fue autodidacta y más tarde estudió con el maestro Demetrio Urruchúa -autor, junto con  Berni, Spilimbergo, Castagnino y Colmeiro de los celebérrimos murales de Galerías Pacífico-. También se recibió de kinesiólogo y estudió algunos años arquitectura.

En 1974 Ludueña se radicó en Madrid. Y siguió pintando y exponiendo. En 1999 decidió volver a la Argentina, donde asentaría su taller, pero murió, de golpe, en el aeropuerto de Ezeiza.

Contra el olvido

La obra de Ludueña integra las colecciones del Fondo Nacional de las Artes, Municipal de Buenos Aire; MoMA; De la Asociación Vanviteli, Nápoles, Italia; De Arte Contemporáneo, Madrid, España; De Arte Moderno Ricci Oddi, Italia; Del Dibujo, Castillo de Larres, Sabinánigo; museos Rallye, Uruguay, Chile e Israel, y de las pinacotecas De la Obra Cultural de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Madrid, de Córdoba, de Guadalajara y de Extremadura, España.

Pero hacía 10 años, desde la muestra antológica que le dedicó el Sívori, que no se exponía su trabajo en el país. «Las obras son testimonios y evidencias materiales de un tiempo que incubó grandes artistas que al resistir las clasificaciones quedan tapados por el olvido«, decía la presentación a esa muestra,  que se realizó en el marco de un programa para poner en circulación las obras de dibujantes clave, como Lajos Szalay, Osvaldo Attila y Ezequiel Linares.

A través de la exhibición actual se busca, de acuerdo a la esposa y compañera de Ludueña durante los últimos 30 años, Onés, “resguardar y preservar el legado del artista”.

La invitación a la muestra señala que incluye 19 obras, 18 de las cuales están realizadas en óleo y acrílico sobre tela, tabla o corpóreo de madera. También hay algunas piezas en técnica mixta y serigrafías. Todas corresponden a la última etapa de su vida y la mayoría constituyen un conjunto en el que venía trabajando al momento de su muerte.

El universo en un trazo se exhibe en la galería Roldán José María, Libertad 1033, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de lunes a viernes de 11:30 a 19, hasta el 14 de junio. Entrada gratis.

Pintar la música, las ciudades, los migrantes

Fuente: Página 12 – Obras en varias técnicas de las últimas décadas de un artista de notable trayectoria se pueden ver en la sala de arte del teatro.

Llovizna. Una joven comenta su temor a «los chorros» con otros chicos rosarinos en las escalinatas del ingreso al teatro el Círculo, por Laprida 1235. La cronista se demora en unas pinturas de Julio Vanzo y un dibujo de Renata Schussheim, y después entra a la sala Trillas. «Tengo que cerrar», irrumpe sin más protocolo una señora corpulenta ni bien se ha hollado la prístina alfombra color manteca. «¿A qué hora cierran?» «A las 19:30. Y ya son las seis menos cuarto», urge la mujer. Queda claro que una presencia extraña no es bienvenida en la sala, abierta al público desde las 16. Es un instante de contagiosa paranoia: el momento Philip Marlowe de la nota. Habrá que fotografiar a la velocidad que dé el foco automático de la cámara del teléfono y largarse cuanto antes de acá. Una pena, porque las capas de texturas visuales y matéricas de las pinturas de Gustavo López Armentía (Buenos Aires, 1949) daban para quedarse a disfrutarlas. La foto no transmitirá estos ocasos porteños de otoñales ocres amarillos casi abstractos, ni estos detalles casi microscópicos: transfers de fotos, filamentos de materia, marcas… 

Es decir, marcas: «Made in Thailand», avisa la llanta de bicicleta que hace de marco para «El compositor» (2000). Al otro lado de la puerta, su compañera enmarca otra obra. «Las llantas llegaron de casualidad hace mucho tiempo; estuvieron ahí en el estudio hasta que un día encontré la forma de hacer algo con eso, no tuvo más explicación que el azar», relatará el artista en una entrevista telefónica. Veterano de las lides neoexpresionistas del retorno de la democracia, ilustrador de la serie de fascículos coleccionables que Página/12 dedicó a la obra del poeta español Miguel Hernández, López Armentía se expresa desde los materiales: como si nos dijera que un arte verdaderamente político es aquel que le habla a la sensibilidad táctil del cuerpo.

«Son obras desde mediados de los ’90 hasta ahora. La curaduría la hizo Guido Carbonell, que es el presidente de El Círculo. Cuando vino a Buenos Aires a visitarme, a ofrecerme la muestra, estuvo viendo obras y fue mirando las que le interesaban, y después me dijo si podían ser esas, yo no tuve problema… así que esas fueron las obras que trajimos. A mí no me molestaba que fueran de distintos años porque lo que tuvo de interesante es que se han mezclado de muchas técnicas. Hay óleo sobre tela, técnica mixta, acuarela, trabajos sobre tejido metálico…», cuenta López Armentía, artista de notable trayectoria.

Revela el crítico Jorge Glusberg, en su reseña de 2008 para Ámbito financiero, que López Armentía usa desde 1997 «polvo de cuarzo y mármol aglutinados con poliéster». Si nadie lo dijera, sería imposible adivinar de qué están hechas esas superficies lisas como de lava volcánica, entre minerales e industriales, donde abren su espacio paisajístico los colores. «Con un óleo abundante y espeso, aceitado, arroja colores muy puros licuados con aguarrás, que producen tramas de chorreados que cruzan tanto a la materia densa, colocada con espátula, como a la distribuida con pinceles. La grafía resultante de sus dibujos con jeringas dinamiza las superficies», precisa Glusberg. Fin cita. 

La versatilidad con que López Armentía se pasea entre dimensiones, disciplinas y materialidades revela años de oficio y una gran inventiva, unida a un sentido clásico de la armonía entre forma y contenido. Emplea pesadas texturas para representar los medios de transporte, las mercancías, los productos; traza líneas finas como hilos de hilvanar para retratar a los ínfimos hombres, poco más que frágiles siluetas erguidas. Para sus esculturas es capaz de trazar, con metal, líneas sensibles en el espacio real, como si dibujara en el vacío. Las mallas metálicas son literales. Sus leves personajes las habitan en forma precaria, como enredaderas silvestres trepando con sus zarcillos por las lindes del predio ferroviario.  ¿Lo específico humano es tenerse de pie? Hay algo de lo febril en estas fábulas físicas. 

En su libro Vidas desperdiciadas: la modernidad y sus parias, el sociólogo polaco Zygmunt Bauman afirma que por primera vez, desde el Estado de bienestar a esta parte, no toda la población tiene la subsistencia garantizada. Se deduce, leyéndolo, que la bronca que expresa el punk lee acertadamente su propia posición de humanidad descartable. Todo esto arranca circa 1980, cuando López Armentía empezó a exponer: ¿1982, 1984? Las fuentes difieren en la fecha exacta. Alguna vez, pasó por la Facultad de Arquitectura. Bajo la dictadura, acumuló obras inéditas, que reencontró y expuso el año pasado en la Casa de la Cultura del Fondo Nacional de las Artes. «Las tenía guardadas: trabajos en papel, chapadur, tintas, dibujos… y realmente tenían mucho que ver con lo que pasó en los años ’70, como los viví yo, y decidí que tenía que exponerlas», recuerda. En esa muestra se vio «Pincel de Buenos Aires» (hierro, 2011), también expuesta aquí.

Hoy como ayer, a Gustavo López Armentía le importan los derechos de la gente supuestamente sobrante de este planeta. Los migrantes perdidos en alta mar -toda costa desentendida de ellos- son los nuevos náufragos de estas nuevas balsas de la Medusa, pintados por un nuevo Géricault. Los laburantes que regresan en bondi a sus hogares al anochecer pululan en una pintura inagotable como un Aleph, «Estación del sur». Siendo esta una muestra en un teatro de ópera, incluye obras relacionadas con la música, en particular con el blues y el jazz. Hay un homenaje al pianista Keith Jarrett; «El trompetista», de cincelados rasgos afro, no retrata a nadie en especial. Y «El compositor» sube lírico y descalzo por el cielo urbano, levitando sobre un mapa de Buenos Aires que contiene una rosa de los vientos con los nombres de otras cinco ciudades del mundo.

López Armentía se expresa desde los materiales. Foto Sebastan Vargas.

López Armentía expuso en la Galería Reece, Nueva York; en la Paulo Figueiredo, San Pablo; en el Museo de Arte Moderno de México; en la Galería Beau Lezard, París; en el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y en el Consulado de Argentina en Nueva York; en muestras colectivas en Madrid, París, Moscú, Berlín, Lisboa y Copenhague; en el MAM de San Pablo y de Río de Janeiro, y en The Bronx Museum of Art (Nueva York). Participó en las bienales del Mercosur y de Lima (Perú), Cuenca (Ecuador, 1987), San Pablo (Brasil, 1988), El Cairo (Egipto, 1995) y Venecia (Italia, 1997). En Buenos Aires, expuso en la Casa Rosada, en el CAYC y en galerías como Vermeer o Praxis. Recibió el 1er Premio al Artista Joven de la Asociación de Críticos de Arte, el Gran Premio Bienal de Pintura Iberoamericana (Miami), la Medalla de Oro (Bienal Latinoamericana de Arte) y la Mención Honorífica Bienal Chandon “Salón de los Maestros”, entre otras distinciones. En lo que va del siglo tuvo retrospectivas en Valencia, España (2000), en el Museo Nacional de Bellas Artes (Buenos Aires, 2002), en el MACLA de La Plata (2008), en el Sívori (Épica y lirica, 2013) y en el Caraffa de Córdoba (2014), más la del FNA (Todos estos días, 2022).

Para ampliar su taller en el barrio de Flores, López Armentía y su esposa compraron en 2006 la casa de al lado, que resultó ser aquella donde vivieron los padres de Juan Perón: Mario Tomás Perón y Juana Sosa, además de su ilustre hijo ni bien se casó con Aurelia Tizón. «La transformé en un lugar de exposición, y partir de eso he hecho actividades culturales que me interesan: charlas, eventos… No es un centro cultural. El año pasado hicimos un homenaje a Leonardo Favio, donde fue muchísima gente, diputados… No he recibido hasta ahora ningún apoyo oficial, pese a que lo intenté», explica el artista. Un video reciente (https://www.facebook.com/watch/?v=1159719301493567) registra la visita del ministro de Cultura, Tristán Bauer, a la casa-taller. En ella hay una muestra permanente de obras de arte, un rincón de documentos históricos y un lindo fondo. 

«El arte, lo social y la política están absolutamente relacionados, como todo el resto de las cosas, ¿no? El arte es una expresión que tenemos para mostrar y compartir lo que pensamos, lo que sentimos, y ya eso es un hecho social. Y también la política, porque, a ver: cada uno de nosotros hace de acuerdo a lo que piensa, a lo que siente, y eso tiene una orientación, tiene una elección intelectual, sensible, que nos identifica con ciertas cosas. Todo es política, y todo es una posición social, y es un intercambio social. Por eso es tan importante el respaldo que se debe tener sobre las producciones artísticas y la investigación sobre lo que se hace. Para saber si solamente vamos a analizar el oficio, si está bien pintado algo, o si vamos a analizar los contenidos», reflexiona el artista al final.

Crece la polémica en Francia tras el ataque a una obra de arte tildada de apología a la pornografía infantil

Fuente: La Nación – El cuadro exhibido en el Palais de Tokyo, que ya había generado controversia, fue manchado por un octogenario de extrema derecha; “Atacar a una obra es atentar contra nuestros valores”, dijo el presidente Macron

La polémica política crece en Francia tras el ataque contra un cuadro tildado de apología de la pornografía infantil, exhibido en el Museo de Arte Moderno, acto realizado por un excargo municipal de extrema derecha. Aunque a primera vista la acción podría confundirse con un nuevo blanco de las agrupaciones de jóvenes ecologistas, nada tiene que ver esta agresión con la saga de actos vandálicos que por meses usaron las obras de arte como gran vidriera para visibilizar un pedido: que se detenga la extracción de petróleo.

En este caso, el agresor es Pierre Chassin, un octogenario que se desempeñó como jefe del Frente Nacional (actualmente Agrupación Nacional) en una localidad en las afueras de París, Mureaux. La identidad fue revelada por el diario Le Monde, y confirmada por fuentes cercanas al caso. La fiscalía de París anunció a la la agencia AFP la apertura de una investigación por degradación de bienes culturales. Chassin no usó puré de tomates ni sopa de verdura, pero dejó el cuadro salpicado de pintura de color morado, y así continúa exhibiéndose en una sala del Palais de Tokyo.

Antes y después del ataque a "Fuck abstraction!". Sobre la imagen, la artista y el museo parisino aseguran que es una reflexión sobre las violaciones que sufren víctimas civiles en conflictos armados
Antes y después del ataque a «Fuck abstraction!». Sobre la imagen, la artista y el museo parisino aseguran que es una reflexión sobre las violaciones que sufren víctimas civiles en conflictos armadoshttps://twitter.com/bernathoustra

La obra que causó polémica se titula Fuck abstraction!, es de la artista suiza Miriam Cahn e integra la muestra Mi pensamiento en serie, que ya visitaron unas 80 mil personas y continuará hasta el próximo domingo. “Nuevas encarnaciones plásticas de lo que nos incomoda, de lo que nos gustaría poder pasar por alto y sin embargo nos mira de frente, en un tumulto del que no podemos escapar. Es probable que algunas obras ofendan la sensibilidad del público”, advierte el texto curatorial sobre el contenido de la exposición. La imagen representa una figura que podría parecer un niño, arrodillado y con las manos atadas a la espalda, haciendo una felación a un hombre de pie. La artista y el museo parisino aseguran que es una reflexión sobre las violaciones que sufren víctimas civiles en conflictos armados.

La ministra de Cultura, Rima Abdul Malak, acusó directamente a la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen, en Twitter. ”Un excargo electo del FN ataca la obra de Miriam Cahn después de la campaña de difamación de su partido”, criticó la ministra, que en marzo tuvo que responder a una interpelación parlamentaria del grupo de extrema derecha sobre la polémica, en la Asamblea Nacional.

El propio presidente Emmanuel Macron, que se encuentra en un delicado momento político, reaccionó ayer, cuando Francia festejaba el aniversario del triunfo sobre la Alemania Nazi. ”Este 8 de mayo, día en que celebramos la victoria de la libertad, condeno el acto de vandalismo cometido ayer en el Palacio de Tokio”, tuiteó. ”Atacar a una obra es atentar contra nuestros valores. En Francia, el arte es libre y el respeto a la creación cultural está garantizado”, añadió Macron.

En un comunicado de hace instantes, el presidente del Palais de Tokyo, Guillaume Désanges, lamentó las “consecuencias extremas de esta polémica perjudicial para la obra del artista y el público del arte. Nuestro compromiso es continuar promoviendo a los artistas y la creación, con entusiasmo, conciencia y responsabilidad para todos los públicos”.

El cambio climático, otro tema

Los ataques contra obras de arte crecieron en los últimos meses, pero desde el otro extremo del arco político, no solamente en Francia sino en todo el mundo, al calor del enconado debate sobre el cambio climático.

El 1° de mayo la organización ambientalista radical Extinction Rebellion lanzó pintura contra la fachada de la Fundación Louis Vuitton en París. El grupo afirmó que lo hacía para criticar al grupo de lujo francés LVMH, al que pertenece Louis Vuitton, a causa de sus prácticas de “optimización fiscal”.

Vista de la sala de la exposición de Miriam Cahn en el Palais de Tokyo, donde el domingo se produjo el ataque a una obra de arte tildada de apología a la pornografía infantil
Vista de la sala de la exposición de Miriam Cahn en el Palais de Tokyo, donde el domingo se produjo el ataque a una obra de arte tildada de apología a la pornografía infantilSANDRINE MARTY – HANS LUCAS VIA AFP

El 28 de abril, otros militantes ecologistas mancharon con pintura la caja acrílica que protege la famosa escultura de una niña bailarina del artista francés Edgar Degas en Washington. Los ecologistas dijeron que con esa acción querían protestar simbólicamente por el sufrimiento de “niños muy reales” a causa del cambio climático.

Otras acciones similares se sucedieron durante buena parte de 2022 en los más importantes museos de todo el mundo occidental, contra obras de artistas como Van Gogh, Da Vinci, Monet, Klimt, Warhol y más.

Pero este caso es bien distinto. Asociaciones francesas como Juristas por la Infancia o Inocencia en Peligro habían solicitado ante la justicia que Fuck Abstraction! fuera retirado del museo. Un tribunal administrativo de París rechazó la demanda, y la decisión fue ratificada por la máxima autoridad judicial, el Consejo de Estado. No obstante, Juristas por la Infancia aseguró a la AFP que no tenía constancia previa del ataque del octogenario. ”Nosotros actuamos ante la justicia, escribiendo a los responsables e informando a la opinión” explicó la asociación.

El Museo parisino, por su parte, confirmó que mantendrá colgado el cuadro, manchado, hasta la fecha prevista del fin de la exposición, el 14 de mayo.