Intuición, color y graffitis: Sarah Grilo regresa a Nueva York

Fuente: Clarín – Como se podría suponer, cuando en 1962 Sarah Grilo llega a Nueva York con 45 años, tras ganar la beca Guggenheim, un mundo entero se abrió ante sus ojos. El tiempo que la artista nacida en Bahía Blanca pasó en la ciudad estadounidense se convirtió en un período crucial en su formación como artista: fue allí donde comenzó a definir su estilo distintivo que fusiona la abstracción con el lenguaje.

Sobre aquellos años neoyorquinos abunda The New York Years, 1962–70, una exposición curada por la también argentina Karen Grimson en la galería Lelong & Co. que recupera la obra de Sarah Grilo (Buenos Aires, 1917 – Madrid, 2007), por entonces ya con importante presencia en el circuito de arte local e incluso internacional, en una ciudad por la que evidentemente sentía atracción. Para entonces Nueva York ya era meca del mundo del arte occidental, y atraía a los movimientos de vanguardia.Sarah Grilo por Lisl Steiner.Sarah Grilo por Lisl Steiner.

“Un momento galvanizador para la práctica de Grilo, los años en Nueva York abarcan su transición de la abstracción moderna a la contemporánea”, escribe Karen Grimson, curadora además del circuito artístico del Design District de Miami. “A medida que las exploraciones formales y cromáticas dieron paso al surgimiento del discurso y el lenguaje, el compromiso de Grilo con la política y los medios de comunicación se volvió fundamental en su contribución a la pintura estadounidense de posguerra”, agrega.

El momento de agitación política abonó sus ejercicios de experimentación visual, que la llevan a incluir publicaciones ilustradas como LIFE y revistas femeninas, elementos del collage y textos en sus pinturas. Por su enfoque expresivo e intuitivo de la pintura la vinculan con artistas como Rauschenberg; al tiempo que se la etiqueta junto a Andy Warhol por su búsqueda de inspiración en elementos cotidianos. Pero no deja afuera sutiles comentarios políticos, como sucede en las piezas “Our heroes” y “Win, it’s great for your ego”, ambas presentes en la muestra. Todo se vuelve más complejo cuando se considera que lo hacía en inglés, una lengua que no manejaba. Como una inconsciencia urbana precursora del graffiti.Sarah Grilo. Protesta, 1973. Óleo sobre tela, 81 x 100 cm. Sarah Grilo. Protesta, 1973. Óleo sobre tela, 81 x 100 cm.

“Our heroes” (1966)alude a la guerra de Vietnam tanto como al Pop Art. Mientras que “Win, it’s great for your ego” (c. 1965-66) también hace referencia a la atmósfera de guerra, aunque los números y flechas que incorpora desvían la mirada a las intensas calles de Nueva York.

En Buenos Aires, Sarah Grilo había pertenecido junto a su esposo José Antonio Fernández-Muro al Grupo de Artistas Modernos de la Argentina, que reunió Aldo Pellegrini, y en el que se incluían artistas como Enio Iommi, Tomás Maldonado, Alfredo Hlito y Lidy Prati, entre otros.

Dejó Nueva York en 1970, en desacuerdo con el reclutamiento de la guerra de Vietnam, y se mudó junto a su familia a España. En Madrid, donde se instaló definitivamente en 1985, murió en 2007 sin ser reconocida por sus contribuciones a la abstracción. Aunque participó de sucesivas exposiciones colectivas como artista latinoamericana, como señala la crítica Annabel Keenan en Artsy.

La exposición incluye materiales de archivo, recortes de la de prensa, una foto con Warhol, entre otros documentos que recrean sus años en Nueva York. Y también una serie de pinturas que que no se exhiben públicamente desde la exposición individual de Grilo en 1967 en la Byron Gallery, hace 50 años. Y en simultáneo a la muestra en la galería de Chelsea, obras de Grilo participarán junto con las de Ana Mendieta y Zilia Sánchez en la feria Frieze de Los Ángeles, del 29 de febrero al 3 de marzo.

Empezó coloreando la Patoruzú y hoy lo recuerdan como un ícono del arte surrealista argentino

Fuente: Clarín – Guillermo Roux creció rodeado de arte. Su padre, Raúl Roux, era un historietista de amplia trayectoria: trabajó en Caras y Caretas, Páginas de Columba, El Tony, Para Ti, El Gráfico, Atlántida, Mundo Argentino y el diario La Razón, aunque tal vez su trabajo más popular fuera dibujando para Patoruzú.

“La historieta en esos años tenía una injerencia en la juventud. Estaba incorporada naturalmente a los chicos a través de las revistas”, cuenta Hugo Maradei, ex director del Museo del Humor y curador del MIG-Museo de la Ilustración Gráfica. Y fue en ese contexto que Guillermo Roux entró a trabajar en la Editorial Dante Quinterno con tan solo 15 años. Allí, comenzó su oficio rodeado de veteranos de las viñetas como Lovato, Blotta, Ferro y Romeu. Hoy, a tres años de su fallecimiento, sus colegas y admiradores lo recuerdan como un prócer del arte plástico.

“Esos primeros años fueron maravillosos, para mí un mundo nuevo y extraordinario. A pesar de las notables diferencias de edad, ellos fueron mis amigos ¡y cuánto aprendí!”, relató el mismo Roux en una entrevista recopilada en Patoruzú. Una revista, una época en octubre del 2008. Quinterno, el histórico dibujante de cómics responsable de haber creado a Patoruzú o a Isidro Cañones, entre tantos otros icónicos personajes, había descubierto la facilidad de Roux para el color, lo cual lo llevó a colorear las mismísimas tapas de Patoruzito.

Un artista nómade

Luego de un tiempo trabajando en las portadas, Roux decidió viajar a Europa para proseguir con sus estudios. Hasta ese momento había asistido a la escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano, en donde fue alumno de Lorenzo Gigli y Corinto Trezzini. Como cuenta Maradei, Quinterno le pidió que tenga preparadas tapas coloreadas como para 2 o 3 años antes de partir a Italia. Así, comenzó sus peripecias por el extranjero, en donde poco a poco ganó aprendizaje y reconocimiento.Juego interrumpido (II versión). Guillermo Roux.Juego interrumpido (II versión). Guillermo Roux.

El mismo Roux se definía como nómade hasta que llegó a encontrar su lugar en Buenos Aires. En aquel viaje a Europa se instaló en Italia por tres años, en donde trabajó restaurando frescos y mosaicos. Más tarde, en 1960, volvió al país y vivió en San Salvador de Jujuy por siete años, en donde fue docente. Sin embargo, su constante inquietud lo llevó a Nueva York en 1966. Allí se sumergió en el ámbito de la publicidad y de la ilustración de libros. Recién un tiempo después volvió a Buenos Aires, en donde se instaló definitivamente.

Durante sus travesías estudió las obras de los maestros del Renacimiento y de Diebenkorn y Hopper, los cuales influyeron en su estética. Su obra fue expuesta numerosas veces y a lo largo del mundo. Por mencionar algunas de ellas, fue exhibida en la galería Bonino en 1972, en la muestra en Marlborough Fine Arts en Londres al año siguiente y en la muestra en Munich en 1971, o más acá en tiempo y espacio, se encuentra “La Mujer y máscaras”, parte de su colaboración en la renovación de las Galerías Pacífico en el año 1994 o “La Ronda”, pintura que se halla en el corazón del Palacio Duhau.

Un eterno niño

Por más que esté categorizado como surrealista, su obra es variada y multifacética. Se podría decir que sus principales temas giran alrededor de la infancia. “Conservar esa niñez o esa frescura, esa inocencia, creo que es fundamental porque uno aprende mucho. Ahora, de lo que se trata, es de desaprender, no saber tanto, hay que saber menos y jugar más”, dijo en una entrevista realizada por el entonces Ministerio de Cultura de la Nación. Eso se puede ver representado en obras como la serie de “Juego interrumpido” o en el autorretrato hecho por él y Carlos Alonso.

Sin embargo, también hay espacio para la crítica política. El retrato en acuarela del Libertador y el mural “La Constitución guía al pueblo” son dos obras que denotan sus pensamientos respecto al tema. “No lo podía representar (a San Martín) en forma pasiva ni distante, en un altar donde nada lo roce. Preferí hacerlo mirándonos y señalándonos, como reclamándonos la parte que nos toca en la construcción de esta Argentina”, declaró respecto a la obra sobre el prócer que primero ilustró la tapa de un suplemento especial del diario La Nación en el 150 aniversario de su fallecimiento y que años más tarde donó al Instituto Nacional Sanmartiniano.Retrato de San Martín. Guillermo Roux.Retrato de San Martín. Guillermo Roux.

En cuanto a “La Constitución guía al pueblo”, mural hecho para la Legislatura de la ciudad de Santa Fe, dijo en una entrevista a Clarín: “Los héroes, ahora, están en la calle: son esos padres que tienen que mantener cinco hijos con un sueldo escaso. Hoy no tenemos que cruzar la cordillera pero tenemos que cruzar otras cosas. Y ahí, en ese momento, entonces, ¿dónde están nuestros San Martín? Yo quiero verlos. Esta pintura es para hacer presentes esos pensamientos”.

Entre los trabajos más surrealistas y los más realistas hay un espectro de experimentación, tanto en técnica como en temática. Realizó diferentes obras con acuarelas, témperas, collages y dibujos. “En el último tiempo se levantaba a la noche porque no dormía bien y se ponía a dibujar utensilios de la cocina”, cuenta Hugo Maradei. Y en efecto, eso fue parte de una colección a la que se le llamó “Nocturnos” y la cual llegó a exponerse en el Museo de Arte Decorativo. “Hay una especie de silencio cuando es de noche donde queda un espacio para que se mezcle la realidad con los recuerdos y para que las cosas más impensables puedan pasar por la cabeza”, contaba en una entrevista dada a este medio acerca de aquellos dibujos que hacía a raíz del insomnio.

Una obra vital

Guillermo Roux frente al mural "La Constitución guía al pueblo".Guillermo Roux frente al mural «La Constitución guía al pueblo».

Guillermo Roux murió el 17 de septiembre del 2021 a los 92 años. Vivía en Martínez junto a su esposa, Franca Beer, y tenía un taller ubicado en CABA en el cual daba clases. Su reconocimiento incluía el Primer Premio Internacional de la XIII Bienal de San Pablo del año 1975, el Premio Konex de Platino como el más importante pintor surrealista de la historia en Argentina en 1982, el Premio “Dr. Augusto Palanza” por la Academia Nacional de Bellas Artes y la designación en 1990 de Académico de Número de la Academia Nacional de Bellas Artes.

Cuando se le preguntaba cuál era su obra de preferencia él contestaba: “En el momento que lo estoy haciendo el mundo es ese. En el momento que lo dejo de hacer es porque ya el mundo dejó de ser”. Era un artista que no dejaba de explorar hasta en sus últimos días y cuya vitalidad sigue vigente en todo el arte que legó.

Un nido de hornero en la plaza Trafalgar, el nuevo desafío del tucumano Gabriel Chaile

Fuente: La Nación – El tucumano fue convocado para participar de un concurso internacional, abierto a la votación desde cualquier lugar del mundo; si es elegido, su obra se instalará en Londres.

“Parece una película”, pensó ayer el artista tucumano Gabriel Chaile cuando el director de la National Gallery de Londres terminó su presentación, y se abrieron las puertas que conducían hacia su obra y las de otros seis finalistas. La prensa registró entonces suHornero, una escultura de barro montada sobre un pedestal, que funciona como maqueta de otra similar que podría instalarse durante dos años en la famosa plaza Trafalgar.

Chaile y los otros seis finalistas, considerados entre "los artistas contemporáneos más interesantes del mundo”
Chaile y los otros seis finalistas, considerados entre «los artistas contemporáneos más interesantes del mundo”Aaron Chown – GETTY

Se inició así el tiempo de descuento para votar a dos ganadores, que ocuparán con sus obras en 2026 y 2028 el llamado “cuarto pedestal”: aquel que en el siglo XIX estaba destinado a sostener una estatua ecuestre del rey Guillermo IV, pero quedó vacío por falta de presupuesto. Más de 150 años después, comenzó a usarse para exhibir arte contemporáneo.

Detalle de Hornero, escultura de adobe colocada sobre un pedestal
Detalle de Hornero, escultura de adobe colocada sobre un pedestalGentileza Alcaldía de Londres

“Vote ahora, antes de que sea demasiado tarde”, invita ahora a modo de “Gran Hermano” la página de la alcaldía de Londres. Hasta el 12 de marzo, desde cualquier punto del planeta se puede elegir quién quedará entre “siete de los artistas contemporáneos más interesantes del mundo”. Los otros son Chila Kumari Singh Burman, Ruth Ewan, Thomas J. Price, Veronica Ryan, Tschabalala Self y Andra Ursuţa.

Gabriel Chaile con Cecilia Alemani y su obra en el High Line de Nueva York, que se exhibe hasta la semana próxima
Gabriel Chaile con Cecilia Alemani y su obra en el High Line de Nueva York, que se exhibe hasta la semana próximaGentileza Cecilia Alemani

“¿Un pedestal?”, pensó Chaile el año pasado, cuando le llegó el mail que lo invitaba a participar. Acababa de presentar una instalación en el londinense Studio Voltaire, junto a su colega argentina Laura Ojeda Bär, y una escultura en el High Line de Manhattan que puede verse hasta la semana próxima. Apenas dos hitos de una exitosa carrera internacional que incluyó su participación como invitado de la curadora Cecilia Alemani en la última edición de la Bienal de Venecia, dondeEduardo Costantini le compró un grupo de obraspara exhibir en forma permanente en la nueva sede del Malba en Escobar.

El Grupo familiar de Gabriel Chaile, adquirido por Eduardo Costantini durante la Bienal de Venecia, se exhibirá de forma permanente en Malba Puertos
El Grupo familiar de Gabriel Chaile, adquirido por Eduardo Costantini durante la Bienal de Venecia, se exhibirá de forma permanente en Malba PuertosRoberto Marossi

“Lo que más me molestaba era el pedestal –confesó Chaile a LA NACION desde Londres–. Mi obra es más horizontal, al nivel del piso, pero quería hacer algo diferente. Lo intervine con una escultura en el lateral que representa un nido de hornero porque hacen su casa en cualquier lado: en tu ventana o en una escultura de bronce. Son como los grafiteros; no les importa la historia ni el patrimonio”.

El motor I (2019), el horno de barro creado por Gabriel Chaile que se usará para elaborar platos del moderno restaurante bar de Arthaus Central
El motor I (2019), el horno de barro creado por Gabriel Chaile que se usará para elaborar platos del moderno restaurante bar de Arthaus CentralGentileza Andrés Buhar

Inspirada en la cultura “La Candelaria”, desarrollada entre los años 200 y 1000 en Salta y Tucumán, la figura de adobe tiene dos caras -una que se está riendo y otra más “meditativa”- y cuatro manos con dedos largos. También dos pares de pechos con huecos en lugar de pezones, que funcionan como nidos de aves.

Chaile y una de las ollas populares que vendió en Art Basel 2019
Chaile y una de las ollas populares que vendió en Art Basel 2019https://www.arte-online.net/

¿Cómo podría mantenerse al aire libre una escultura así dos años? “Esa es una gran pregunta, habría que preguntarle a un hornero. Sus nidos resisten a las tormentas”, observó Chaile, que todavía evalúa opciones de materiales a utilizar. Una de ellas es apelar a una estructura de aluminio reciclado, como el de las ollas populares que vendió en Art Basel en 2019, o a la cerámica, material que está “investigando”.

Chaile encuentra inspiración en la cultura “La Candelaria”, desarrollada entre los años 200 y 1000 en Salta y Tucumán
Chaile encuentra inspiración en la cultura “La Candelaria”, desarrollada entre los años 200 y 1000 en Salta y TucumánGentileza Teresa Anchorena

Mientras tanto, mudó su taller de ciudad en Portugal y planea viajar a la Argentina en los próximos meses, para instalar las esculturas de Costantini en la nueva sede del Malba e inaugurar una muestra en la galería Barro.

Celina Chatruc

Tras la contramarcha con el Fondo Nacional de la Artes, Tulio Andreussi Guzmán será su director: quién es

Fuente: Perfil – En el proyecto de Ley ómnibus inicial presentado por Javier Milei, la institución desaparecía, sin embargo, tras la críticas recibidas, el FNA seguirá en pie. Javier Torre no estará al frente, como se había propuesto en un principio.

Cuando el presidente, Javier Milei, presentó su ambicioso proyecto de ley conocido como ómnibus, incluyó varias modificaciones que afectarían a la cultura. Algunas de ellas eran drásticas, como la eliminación del Fondo Nacional de la Artes (FNA), uno de los que pegó el grito en el cielo fue quien había sido nombrado al frente de esa entidad: Javier Torre. El secretario de Cultura, Leandro Cifelli, negó haber puesto a alguien a cargo de esa institución y, mientras tanto, antes de que todo el proyecto de ley volviera a comisión, ya se había acordado que el FNA siguiera en pie con algunas revisiones en su funcionamiento.

A más de dos meses de la asunción de Milei, el nombre elegido para ser titular del Fondo es el de Tulio Andreussi Guzmán, un licenciado en Economía, curador, coleccionista de arte y gestor cultural, que dirige la Casa Museo Magda Frank-José Fioravanti. 

Andreussi Guzmán ya le acercó un plan de acción a Cifelli en sintonía con el rediseño que planean desde el Gobierno.

En el proyecto de ley ómnibus, se había llegado al acuerdo de que la institución siguiera con su rol, pero que se redujera su directorio, que pasara de doce a cuatro miembros, todos designados (como el presidente) por el Poder Ejecutivo y un tope del 20% para los gastos administrativos. Sin embargo, al no ser aprobada la norma, sigue vigente el decreto-ley 1224, promulgado en 1958, año de creación del FNA.

Fondo Nacional de las Artes

Desde su creación el FNA, como promotor del arte y artistas, tuvo un rol importante en las carreras de Marta Minujín, Julio Le Parc, Sara Facio, Leonardo Favio, María Elena Walsh y Alejandra Pizarnik, entre otros. Se trata de un organismo descentralizado actuante en el ámbito de la Secretaría de Cultura nacional, cuyo trabajo alcanza a las áreas de Arquitectura, Artesanías, Arte y Tecnología, Artes Audiovisuales, Artes Escénicas, Artes Visuales, Diseño, Letras, Música y Patrimonio.

La presidenta saliente del FNA es la arquitecta Diana Saiegh y encabezaba un directorio compuesto por 14 vocales designados por el Poder Ejecutivo: uno de ellos representa al Ministerio de Cultura de la Nación (ahora Secretaría) y otro al Banco Central de la República Argentina, los restantes son referentes y artistas. La duración de los cargos es de cuatro años y se renuevan por mitades cada dos años.

Quién es Tulio Andreussi Guzmán

Andreussi Guzmán es hijo de la abogada y política jujeña María Cristina Guzmán. Ambos fundaron el Museo Magda Frank. También es nieto del exgobernador de Jujuy, Horacio Guzmán.

El flamante titular del FNA se graduó de licenciado de Economía en la Universidad del Salvador y se especializó en mercado de capitales.

El Museo Magda Frank se creó en el Tigre, lugar donde la artistas pasó sus últimos años de vida. En él se reúnen unas 300 esculturas y otros 250 yesos de José Fioravanti, uno de los más grandes escultores argentinos de todos los tiempos.

En 2015, Andreussi Guzmán compró las obras a la heredera de Fioravanti y las restauró y en 2018 inauguró en el Museo de Arte Tigre (MAT) la muestra con las obras adquiridas.

También organizó una muestra retrospectiva en homenaje a Fioravanti en la Casa de la Cultura (residencia que perteneció a Victoria Ocampo, que integró el directorio del FNA), José Fioravanti, clasicismo y modernidad, curada por la crítica de arte Ana Martínez Quijano, que se pudo ver en 2019 y 2020. En 2023, estuvo al cuidado de Magda Frank, moderna y precolombina, la primera muestra retrospectiva sobre Frank en el país, también en el MAT.

Graciela Taquini, la «tía» del videoarte argentino está en movimiento

Fuente: Clarín – Más conocida como Grata, se la ha definido por múltiples sesgos: historiadora, gestora, curadora y artista. Fue bautizada como “la tía del videoarte en la Argentina” por Rodrigo Alonso, teórico con quien trabajó en varias ocasiones. Y en los últimos tiempos ha declarado un grito de guerra: “Abuela tu abuela! Ya que no soy abuela de nadie, aunque tengo más de 80 años”. Desde sus entornos de trabajo supo ganarse lealtad y admiración por parte de varias generaciones pues mantiene una destacada capacidad para interactuar en proyectos colaborativos y corales. En 2012 recibió el Premio Konex de Platino en Video Arte y es miembro de número de la Academia Nacional de Bellas Artes. En diciembre presentó su último proyecto, Legado.ar, una “comunidad” con la que reivindica las producciones de mujeres en el campo audiovisual.

En 2004, Florencia Batitti la invita a participar en una muestra en el Museo de la Memoria de La Plata. Allí presentó Granada, un video monocanal de seis minutos.
Foto: Matías Martín CampayaEn 2004, Florencia Batitti la invita a participar en una muestra en el Museo de la Memoria de La Plata. Allí presentó Granada, un video monocanal de seis minutos. Foto: Matías Martín Campaya

Así se presenta: “Soy la primera generación de mujeres universitarias en mi familia, (estudió Historia de las Artes en la UBA), mi padre fue abogado y rector del Comercial Nº 1, donde creó un maravilloso teatro y una cooperadora comprometida, y de mi madre heredé la cinefilia. Frecuentaba el Instituto Di Tella y como la carrera llegaba hasta el cubismo, me encantaba lo que allí pasaba. Viví en Europa y cuando volví me hice fan del CAyC. Por 1975 me influyó mucho la obra del documentalista Jorge Prelorán; estaba en los márgenes. Con la democracia comienza mi gestión en cine y video”.

–Con nuevos circuitos de exhibición, videoinstalaciones y ciclos en instituciones. ¿Cómo recordás esa época?

–En los 80 había nichos de resistencia. Mi primera aparición pública fue con El otro Prelorán en la Manzana de las Luces. Prelorán (1933-2009) fue uno de los referentes del cine etnográfico argentino. Entonces me pedían sus ciclos por todo el país y viajé a todos lados con las películas del Fondo Nacional de las Artes. Me puse de novia con un crítico de cine y yendo a cineclubs, a las jornadas de súper 8 de Villa Gesell amplío mi formación. Y con la democracia fue un estallido: ya estaba en el CC San Martín y empecé a programar, a ser jurado y trabajé para FADU, el Instituto Goethe y el Rojas. En ese tiempo llegan del exilio Jorge La Ferla, Carlos Trilnick, Jonathan Hoffman, Andrés Di Tella, todo un mundo masculino. Hacía videos con Hugo Lescano, producía y guionaba, pero como no manejaba tecnología no codirigía hasta que hice Roles en 1988. Fue mi primer video donde preguntaba “quién es Graciela”.

Considerado un autorretrato performático inaugural de la historia del video argentino, Roles mezcla una performance en vivo con sus archivos personales: fotos, videos, reportajes televisivos y una escena breve de un largometraje. Raquel Schefer, directora cinematográfica e investigadora académica destacó que, si bien se inscribe en la tradición del cine y del video experimental y de vanguardia, no era habitual entonces la disociación entre la imagen y el sonido para abordar la identidad fragmentada por los otros.

–Los 90 fueron del ICI (Instituto de Cooperación Iberoamericana) que amplió nuestras visiones sobre la tecnología. Y luego viajé por EE.UU., Europa y Latinoamérica, lo que ayudó a crear una verdadera comunidad regional. A partir de 2000 llegaron las megamuestras de arte y tecnología. Muchas mujeres fueron aprendiendo edición y esto se percibió con claridad en 2005, cuando Margarita Bali presentó Pizzurno Pixelado, –en el Festival Internacional de Buenos Aires– el primer mapping que se realizó sobre un edificio histórico porteño.

Desde esa perspectiva donde se conjugan las referencias autobiográficas, el énfasis en la materialidad del cuerpo, el universo femenino, el campo y el fuera de campo, la manipulación, la tecnología invasiva, el trabajo en colaboración, surge la afirmación: “Siempre fui un poco anarquista. Hoy integro un circuito que contribuí a crear de un modo asistemático, que me sirvió mucho para asumir riesgos, descubrir artistas, organizar las primeras muestras».Graciela Taquini en su muestra Grata con Otros en el CC Recoleta en 2011. 
Foto: María Eugenia Cerutti Graciela Taquini en su muestra Grata con Otros en el CC Recoleta en 2011. Foto: María Eugenia Cerutti

–¿Cómo nace esa necesidad de crear tu propia narrativa?

–Me gusta que mi obra sea apasionante, no pasional… Me interesan los platos fuertes, shockear al espectador o al menos inquietarlo, no dejarlo indiferente, crear una obra de efecto residual. Me gusta jugar con los intertextos, para que en una sola imagen se susciten muchos sentidos.

En 2004, Florencia Batitti la invita a participar en una muestra en el Museo de la Memoria de La Plata. Presenta Granada, un video monocanal de seis minutos, que tiene como protagonista a Andrea Fasani, con el que obtuvo entre otros premios la Mención de Honor del Jurado, Salón Nacional de Artes Visuales, 2005 y el Tercer Premio Categoría video, Premio MAMBA-Fundación Telefónica.

–Andrea se había negado sistemáticamente a participar tanto del Nunca Más y del Juicio a las Juntas, en 1985. Sólo había aceptado dar un testimonio para el Archivo Witness de Peter Gabriel. Un video de más de una hora donde ella, mirando a cámara, relata su martirio. Cuando lo vi quedé impresionada por la primera frase: “Si mal no recuerdo…”. Andrea se sentó delante de un paño negro, mirando hacia la lente e iluminada teatralmente, mientras yo, como un apuntador, le dictaba sus propias frases, eliminando mi voz en la edición, manipulando sus frases y contradicciones.Fotograma de su documental Lo sublime/banal, realizado en 2005.Fotograma de su documental Lo sublime/banal, realizado en 2005.

–El otro video multipremiado, Lo sublime/banal, se centra también en la memoria selectiva: dos amigas comparten el encuentro fortuito en París con Julio Cortázar mientras preparan un postre. (Esta obra –al igual que Roles– forma parte de Interferencias intersticiales, la muestra colectiva de Bienalsur, hoy montada en el Centre Pompidou de Málaga).

–La obra vuelve sobre la memoria, pero en este caso, sobre los diferentes puntos de vista de cada una de las amigas. Vuelvo a lo barroco que me parece es una constante en mi obra, ya que siempre hay cierta contradicción, cierta dualidad. Lo sublime/banal resuena como una pregunta: ¿qué es lo sublime y qué lo banal en este video? Me encanta cultivar la amistad, o al menos crear comunidad, como le pasa a los actores con su elenco, o cuando haces una peli.

Hablemos de La obra Secreta ¿Qué significó para vos aceptar dirigir tu primer largometraje?

-Ese largometraje de 63 minutos que fuera mi ópera prima con producción de Gastón Duprat y Mariano Cohn, fue un proyecto por encargo, que me llenó de satisfacciones, y que difundí por todo el país y por el Cono Sur.Fotograma del documental Roles, realizado en 1988Fotograma del documental Roles, realizado en 1988

-En 2014 obtuviste el Gran Premio adquisición del Salón Nacional Categoría Nuevos Soportes con la ambientación multimedial Destino, ¿qué te movilizó a hacerla?

Destino nació inspirado en un recuerdo infantil de visitar una feria, espejos deformantes, plataformas móviles, oráculos, por eso la carpa. La idea era un oráculo que dejara perplejo e hiciera pensar y reflexionar sobre el azar y el destino, entre tecnología y pensamiento mágico. Programé preguntas retóricas primero cien y en Uruguay doscientas y randomicamente cada visitante tenía la suya propia. Después produje el espejo Quien soy, el video Inascible y un dispositivo de donde se extraían preguntas en papelitos. Luego del Salón Nacional, hice una versión deconstruida en el Centro Cultural de España de Montevideo.

Hablamos de Legado, un proyecto que nació en 2019 y se forjó en plena pandemia donde el trabajo se integró a partir de la huella de lo femenino. Definido como un Proyecto Colectivo Rizomático: junto con un grupo de especialistas y buscando pluralidad de voces, rescatar el audiovisual experimental en el marco de la historia del arte argentino. En la presentación del mismo en el Museo de Bellas Artes se percibió una sustancia hecha de afectos, valoración e intercambios de vida.

-¿Cómo surgió Legado.ar?

-Era necesario pensar en ese legado cuando estaba empezando una nueva década para mi vida también. Tiene dos inspiraciones básicas. Una es Sísifa, la versión femenina del mito griego donde el esfuerzo ya no es inútil, pues en el proceso de subir la piedra le gana a la muerte, venciendo a los dioses despóticos. La otra clave es la orquídea abeja, una metáfora extraordinaria de una polinización ocurrida hace miles de años que deja una huella para siempre en la base de la flor. Legado trata de recoger la memoria de las huellas que dejaron mujeres junto a las disidencias de su condición a través de la imagen experimental. Aclaramos que es un proyecto cultural independiente y autogestivo impulsado junto con un equipo: Jazmín Adler, Marcela Andino, Toia Bonino, Mariela Cantú, Romina Flores, Fabiana Gallegos, Gabriela Larrañaga, Silvana Spadaccini, Alejandra Torres, Mariela Yeregui.

-¿Y cuáles son tus próximos pasos?La artista Graciela Taquini en su casa de Caballito.
Foto: Matías Martín Campaya.
La artista Graciela Taquini en su casa de Caballito. Foto: Matías Martín Campaya.

–Trabajo en Tecnología cosa de mujeres, una reflexión y producción sobre música e imagen y videojuegos; en una muestra de instalaciones curada por dos investigadoras de Legado.ar con tres generaciones de artistas que abordan el concepto-idea de un compost; hacemos un relevamiento de teóricas gestoras y criticas mujeres, otro archivo vivo. Mantenemos la encuesta para que se escuche la voz de las artistas en primera persona, un relevamiento de teóricas gestoras y criticas mujeres, otro archivo vivo.Y por cierto, buscamos aliados dentro de instituciones amigables privadas y públicas.

Luciana Pinchiero, la artista queer de Rosario que brilla en las galerías de arte de Nueva York

Fuente: Télam – La creadora se destaca  con su exposición «Bad Posture», una muestra que realiza, a través de la escultura y el collage, una exploración reflexiva de la identidad queer y un cuestionamiento de los roles tradicionales de la mujer en el sistema social patriarcal.

Oriunda de Rosario, Santa Fe, y con un recorrido profesional que se gestó en Argentina y luego se desarrolló en distintas ciudades de Estados Unidos, la artista plástica argentina Luciana Pinchiero se destaca en Nueva York con su exposición «Bad Posture», una muestra que realiza, a través de la escultura y el collage, una exploración reflexiva de la identidad queer y un cuestionamiento de los roles tradicionales de la mujer en el sistema social patriarcal: «Lo queer, como el collage, es un grito propio que también se amolda, inevitablemente, a lo que está predeterminado en la sociedad», dice.

En Nueva York hay grandes museos de arte, reconocidos en todo el mundo, que son imanes infalibles tanto para locales como para turistas de todas partes. Sin embargo, también hay un circuito un poco más under de galerías y espacios artísticos que afloran como un fenómeno contemporáneo y congregan artistas y creadores no solamente de Estados Unidos sino también migrantes de distintos países de América Latina.

«Esta obra surgió en conversación con una historiadora de arte que en su momento iba a ser la curadora y después finalmente no tuvo ese rol, entonces escribió el texto que presenta mi muestra»

Luciana Pinchiero es una de ellas: aunque nació en Argentina, vivió mucho tiempo en Los Ángeles y luego se asentó en Nueva York, donde encaró una maestría en artes visuales en Parsons. El recorrido profesional también estuvo acompañado de una profunda transformación personal, porque en este proceso Pinchiero «salió del closet», según ella misma cuenta, y esa identidad queer, que comenzó a gestarse en lo personal, también tuvo un correlato en su modo de hacer arte.

Desde entonces, Pinchiero bucea dentro del collage y la escultura los distintos modos en que se han representado los estereotipos de género y la complejidad del cuerpo femenino desde una mirada que insiste en posicionarse por fuera de la heternormatividad.

Un programa artístico, la Fellowship del Bronx, le dio la posibilidad a Pinchiero de tejer una red profesional dentro del arte y fue el puntapié para armar una comunidad de donde salieron amistades, oportunidades y exhibiciones que le permitieron llegar a Praxis New York, donde expone «Bad Posture» actualmente y hasta el 9 de marzo.

La escultura central, titulada igual que la muestra, presenta una instalación de casi cinco metros por dos metros y medio, que alberga figuras recortadas de estatuas clásicas y modelos de vida. La obra reflexiona sobre la belleza clásica y la creación artística, desafiando la dicotomía entre ser adorado (como una deidad) y ser amado (ser humanamente querido).

En una comunicación por videollamada con Télam, la artista profundiza en el proceso creativo y personal que se sintetiza en esta muestra.

Luciana Pinchiero Foto Prensa
Luciana Pinchiero. Foto: Prensa.

-Télam: «Bad Posture» es una exposición que conecta, o combina, el collage con lo queer. ¿Cómo se explica esta relación?
-Luciana Pinchiero:
Esto es algo que vengo conversando con otros artistas queer hace ya un tiempo, obviamente no es un concepto que inventé yo. El collage no es el medio artístico más popular, evidentemente, pero tiene esto de construir desde una imagen que ya existe, que está dada y determinada. Se desglosa, se combina y se arma un nuevo discurso visual. Pienso esto en relación a mi vida heterosexual del pasado: tanta cosa que se da por hecho, que está dada y servida para la heteronormativad, y de pronto al ser queer tomás de ese material institucionalizado, porque es lo que está disponible, y armás tu propia idea de la identidad, de quien sos y de a dónde pertenecés. Tu propia narrativa y tu propia verdad.

Intrínsecamente el collage abarca problemáticas y políticas de autoría, porque se toman referencias visuales que hace un otre, y se crea un lenguaje propio. Con la pintura es distinto porque viene de un lugar de la imaginación cero; cuando usás imágenes que ya existen te amoldás a eso. Entonces lo queer es un grito propio pero también, inevitablemente, de amoldarse a lo que está predeterminado en la sociedad. Esto se puede ver en la historia del collage, que no se conoce mucho, que se vincula más con el surrealismo alemán. Hay mucho en esa obra que para mí es un grito de ‘necesito mi propia identidad, pero tengo todos estos elementos que me determinan un montón de cosas’.

-T: ¿El collage entonces es un poco la «oveja negra» en el mundo artístico?
-L.P.:
Creo que sí y no tengo problema en decirlo. Y no estoy rebajándolo, todo lo contrario: lo levanto y lo celebro. Pero es una realidad que es un género que en el mercado cuesta instaurarlo o involucrarlo, más que la pintura; la pintura es más popular, se colecciona, tiene más valor. Son realidades. Acá hay un término que se usa mucho, «Underdog», que es como… algo abajito, a la sombra de. Y para mí de eso surge lo mejor. Mi vida es «underdog». Funciono así cuando miro películas, cuando leo, en las cosas que me atraen: esto de pertenecer a una mirada diferente, de minoría. Y me encanta que el collage sea así. Y por otro lado el collage es un arte que a todo el mundo le gusta. Las personas ven una obra y dicen «ay, qué lindo el collage», pero históricamente no se conoce su historia o se colecciona como sí sucede con la pintura o la escultura.

«El collage no es el medio artístico más popular, evidentemente, pero tiene esto de construir desde una imagen que ya existe, que está dada y determinada. Se desglosa, se combina y se arma un nuevo discurso visual»

-T: ¿Tenés referentes o influencias dentro del collage?
-L.P.:
Podría decir Hannah Höch, Grete Stern, Sarah Halpern, Carmen Winant y Justine Kurland. Pero mis referentes vienen más de otros lugares, de corrientes de pensamiento, del cine. Muchas de las imágenes que uso vienen de libros y catálogos de celebridades de la época dorada de Hollywood. Me interesa ver cómo se describe y se impone el arquetipo de belleza y rol femenino; todos estos grandes talentos, como por ejemplo Greta Garbo, que han sido tan poderosas, siempre con esos roles de mujer apasionada y a su vez sometida. Yo combino esas imágenes del siglo XX con estatuas clásicas, por lo general greco-romanas, que para mí son otra versión de la cultura popular. Del mismo modo son también referentes de belleza, de cómo se deben ver y comportar las mujeres, a lo que hay que adorar y aspirar a ser. En un punto es cultura popular, hay un diálogo entre esos dos tipos de imágenes.

Luciana Pinchiero Foto Prensa
Luciana Pinchiero. Foto: Prensa.

-T: ¿Cuál sería el concepto fundamental de «Bad Posture» y con qué se encuentran las personas que pueden ver la muestra?
-L.P.:
Esta obra surgió en conversación con una historiadora de arte que en su momento iba a ser la curadora y después finalmente no tuvo ese rol, entonces escribió el texto que presenta mi muestra. Ella es una escritora joven de acá, del mundo de la poesía y de la crítica de arte queer, una lesbiana muy poderosa. Por lo general en proyectos así yo trabajo con mitos griegos. Por supuesto hay muchísimos, pero cuando descubro alguno que me atrapa, arranca el motor para crear la obra. Ella en ese momento me dijo que, curiosamente, nunca había usado el mito de Pigmalion, un mito romano que trata de explicar el origen del arte. Pigmalion es un escultor misógino que odia a las mujeres, y entonces esculpe su mujer ideal. Venus, cuando la ve, le da vida a la escultura, y entonces se enamoran, se casan y tienen hijos. Toda una violencia alrededor de la belleza del otro, la apropiación de la belleza. Así empecé la investigación del mito: cómo se cuenta, qué se dice en la academia, qué obras hay. En el camino descubrí otro mito, el de la doncella de Corintia, que también es romano. Este es de una joven, la hija del ceramista de un pueblo. Ella tiene un novio que se va a ir de viaje y al que va a dejar de ver, entonces una noche, en una cena, utiliza su figura y con un lápiz contornea en la pared su silueta, con el afán de apropiarse de su esencia. Este mito supuestamente también explica el origen del arte. Lo que pasa después es que el padre ve esto, rellena el contorno con arcilla, lo cocina y se hace famoso por vender y crear retratos de alto relieve. Y el crédito se lo lleva él. Los dos mitos tienen distinto tipo de violencia, hay incluso académicos que los estudian en su relación. La obra en la muestra está inspirada en estos dos mitos.

El primer paso que doy es «gastar» todo lo que puedo lo que se ha dicho o escrito de estos mitos. Luego, ya en el formato collage, trabajo con las imágenes tal como son. No altero tamaños ni relaciones, entonces generalmente las obras son pequeñas. Hace algunos años empecé a hacer esculturas planas, que se cortan al ras; son figuras que se sostienen por sí mismas, que en el espacio parecieran volumen y en realidad son planas. En esta muestra son seis figuras, tres estatuas clásicas femeninas y tres imágenes de una misma persona que saqué de un libro de los años 70, que es un manual de posiciones para modelos. La muestra propone una reflexión en torno a estos modelos, a estas mujeres representando arquetipos de belleza que son impuestos, que son incómodos, que no son correctos y que no están buenos. Por eso el nombre «Bad posture»: mala postura. Hay dos series de collage en la muestra, cada una responde a uno de los mitos. En una trabajo más tradicionalmente combinando imágenes, muy queer la mayoría; y en la otra pienso más en la figura y el contorno: corté las figuras sin destruir el espacio negativo del resto del papel, las acumulé y las combiné para generar como estas «capas» de pensamiento. Más de la fantasía.

T: ¿Cómo fue la inserción en el mundo profesional artístico de Nueva York? ¿Fue sencillo para una artista migrante?
L.P.:
Creo que haber hecho la maestría acá me permitió iniciar un canal de comunidad desde entonces: entre estudiantes, con los profesores, y de ahí se fue armando una red. De todos modos me llevó un tiempo sentirme parte, tengo amigues extranjeres que vinieron sin un plan y realmente les cuesta la inserción. La comunidad se empezó a expandir y cuando salí del closet también se empezaron a abrir «mundillos»: el de arte queer, el de arte dentro de la comunidad latina, el de galerías, el institucional. Creo haber logrado pertenecer a algunos o varios de ellos. El trabajo del artista no es solamente estar en el taller armando muestras o creando, sino también haciendo conexiones, apoyando colegas, estando en diálogo. En definitiva, poniendo el cuerpo.

Carlos Alonso, el pintor de la realidad

Fuente: Argentina.gob – A 95 años de su nacimiento, celebramos al pintor, dibujante y grabador mendocino.

Carlos Alonso nació el 4 de febrero de 1929 en la ciudad de Tunuyán, Mendoza, y según su madre Josefina, ya dibujaba antes de aprender a leer y a escribir. Tal era su pasión por el arte, que durante sus estudios secundarios dibujaba en las clases de Historia, Geografía y Matemática, llegando a realizar una exposición en el hall de entrada del colegio con sus cuadernos ilustrados en clase. “En general eran historias violentas, historias de guerra, batallas. Es lo que recuerdo, no conservo nada. Cuando entré a la escuela secundaria seguía con la misma firmeza, con la misma vocación, y logré algo que me reafirmó vocacionalmente, y fue que me hicieran en el hall de entrada del colegio, en Mendoza, una exposición de mis cuadernos, los cuadernos de historia con dibujos, los cuadernos de matemática con dibujos. Supongo que lo hicieron como una forma de abochornarme, pero lograron todo lo contrario”, recordó en una entrevista que concedió tiempo atrás.

Carlos Alonso

A los catorce años ingresó a la Academia Nacional de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Cuyo, aprendiendo el oficio con grandes maestros como Sergio Sergí (dibujo y grabado); Lorenzo Domínguez (escultura) y Francisco Bernareggi y Ramón Gómez Cornet (pintura), recibiendo su primer premio en 1947 mientras cursaba allí. En 1953 expuso en la Galería Viau de Buenos Aires, lo que le permitió reunir fondos para viajar al exterior un año más tarde para mostrar sus obras en París y Madrid. “Volví al país y fui a estudiar con Lino Spilimbergo un año a Tucumán. Después me fui un año a Santiago del Estero. Ahí descubrí niños con hambre; niños con los vientres hinchados de hambre. Descubrí la miseria, y las dificultades para sobrevivir. En algún sentido, todo eso me cambió completamente el lenguaje”, comentó el artista en la entrevista antes mencionada. “Creo que un artista tiene un grado de responsabilidad con la comunidad a la que pertenece que el lenguaje tiene las facultades de comunicar. Elegí la necesidad de reflejar lo que pasaba en situaciones de emergencia, en situaciones de pobreza, en situaciones que no correspondían a la capacidad, la posibilidad, la imagen o el deseo que uno tenía de su propio país”.

Respecto a esta primera experiencia fuera del país, Carlos Alonso señaló: “En mi primer viaje a Europa descubrí a Diego Velázquez y a Vincent van Gogh, dos señales muy distintas, muy formadoras pero muy distintas. Yo era muy joven, tenía veintipico cuando vi a Velázquez por primera vez. Entonces dije: ‘ni aunque viva mil años voy a pintar así’. Fue un shock fuerte; un shock al revés. Sin embargo, cuando vi a Van Gogh me pasó lo contrario. Tuve la impresión de que esa pintura la podía hacer”. Y agregó: “Por eso digo que hay cosas que son formadoras y al mismo tiempo frustradoras. Por un lado, un nivel de calidad, de estética, de resolución de la forma y de la imagen, como tiene Velázquez; por otro, una imagen más directa, más cercana, y que te hace pensar que podes hacerla. Y esto último sobre todo en Van Gogh, que dejó de pintar a la monarquía para pintar su propio zapato. Todo eso te abre caminos. Cuando volvés a tu lugar, como ha pasado con muchos pintores, todo aquel mundo y aquella fantasía te hacen sentir la necesidad de reflejar la propia realidad, la realidad de todos los días, la que corresponde a tu país y a tu gente; cosa que sigo fervientemente tratando de hacer”.

Obra de la serie Dante x Alonso

En 1951 obtuvo el primer premio en diversos concursos de pintura y dibujo realizados en Mendoza, Santiago del Estero y Tucumán. Y en 1957 se consagró ganador del concurso convocado por la editorial Emecé para ilustrar la segunda parte de “Don Quijote de la Mancha” y el “Martín Fierro”. Además ilustró “Romancero criollo”, “Antología de Juan”, “La Divina Comedia”, “Juguete rabioso”, “Lección de anatomía” y “Mano a mano”. Y en 1963 se editaron en la Unión Soviética una serie de tarjetas postales con imágenes de Don Quijote con sus dibujos, junto al de otros célebres artistas como Gustave Doré, Honoré Daunier y Pablo Picasso.

Sus obras se exhibieron en distintas salas del mundo como el Giulia (Roma) y el Eidos (Milán); la Art Gallery International (Buenos Aires); la Bedford Gallery (Londres); el Museo Nacional de Bellas Artes (México, Buenos Aires y Tucumán); el Museo de Arte de La habana (Cuba); el Museo Municipal “Eduardo Sívori” (Buenos Aires). También fue distinguido en dos oportunidades con el Premio Konex de Platino (1982 y 1992) como el mejor dibujante de la década de la Argentina; en 2012 el Premio Konex de dibujo y el Premio Konex Mención Especial a la Trayectoria de las Artes Visuales y en 2018 el Premio Nacional a la Trayectoria Artística del Salón Nacional de las Artes. Al referirse a este último reconocimiento, señaló: “Este premio me suena a una cosa que dijo Bernard Shaw, eso de tirar un salvavidas cuando llegaste a la otra orilla. Voy a cumplir 90 años. Hace treinta años hice la muestra de Van Gogh, El pintor caminante. Digo, qué lento este caminante… Pasaron 30 años. Pero bueno, aquí está”.

La violencia sobre los cuerpos se transformó en un tema recurrente en su obra, con fuerte impronta política y social. Tras el golpe de Estado de 1976 y la desaparición de su hija, Paloma Alonso, se exilió en Roma y en 1979 se mudó a Madrid. Regresó al país en 1981 y se instaló en Córdoba, donde vive actualmente. En 2019 el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires realizó una muestra que denominó “Carlos Alonso. Pintura y tradición” desarrollada a partir de los ejes temáticos de “Pintura y tradición” y “Realidad y memoria”. Y al año siguiente publicó el catálogo de la muestra, que puede descargarse en formato pdf desde la web del museo.

«No puede pensarse la historia del último medio siglo de la Argentina sin la obra de Carlos Alonso. Es un hilo que la tensa, la denuncia, la interpela y la enmienda, al tiempo que la sabe irreparable”, destacó el director del Bellas Artes, Andrés Duprat, en el texto introductorio. “Entre la alegoría y el realismo crudo, descalabrada por las violencias usuales, la producción del artista discurre por temas, formas y preguntas, con la sospecha de que la respuesta nunca cambiará. Y de que hay horror en ella. En sus visiones la vida aparece velada y, a la vez, expuesta en su frágil contingencia, su crueldad y simpleza; sus obras exceden nuestras comodidades visuales porque alumbra aquello que no queremos o podemos ver».

L.E.S., obra de Carlos Alonso en el Museo Nacional de Bellas Artes

Una de las obras que pertenecen al patrimonio del Museo Nacional de Bellas Artes es “L.E.S.” (1929) realizada por Carlos Alonso en honor al maestro Lino Enea Spilimbergo. “Con la serie L.E.S. aparece el doble gesto de homenaje y de reflexión sobre el lugar del artista. En esta línea realiza también otros homenajes: a Rembrandt, Courbet, Van Gogh, Renoir, y se reencuentra una y otra vez con su maestro, Spilimbergo, y con Antonio Berni, junto a quienes compartiera viajes al interior del país con el propósito de volver a entrar en contacto con las raíces. Estas series de retratos-homenajes de algún modo se funden temáticamente en otra extensa serie, la del Viejo pintor. Unas y otras recrean aspectos diferentes de la problemática del artista: en la historia y en el presente, de aquellos artistas y del mismo Alonso”, opinó Diana B. Wechsler acerca de esta obra.

“Un rasgo común a estas series que reflexionan sobre el lugar del artista es la centralidad que estos personajes adquieren en cada una de las obras, y muy especialmente el lugar de la mirada en cada caso. Alonso penetra en la captación psicológica de la conflictividad de estos personajes singulares –sus colegas en el pasado– a través de un trabajo intenso que recae en la identificación de ojos, miradas, actitudes corporales que transmiten en el espectador la inquietud vital de los representados. En fin, su propia inquietud vital”, agregó Wechsler. “Alonso conoció a Spilimbergo durante la experiencia llevada a cabo en la Universidad Nacional de Tucumán a partir de 1949. Allí, maestros y discípulos habían sido atraídos por un nuevo polo que había comenzado a despertar gran interés: el Instituto Superior de Artes”.

Dejó su trabajo en Perú para estudiar arte en Argentina, revolucionó la villa 31 y pinta a Messi y a Maradona

Fuente: Clarín – arte suele tomar diversas formas e incluso interpretaciones, puede considerarse una herramienta de transformación social y a su vez un trabajo remunerado en el cual los artistas despliegan talento y potencial. Tal es el caso del peruano Brian Mayhua López, que llegó al país el 31 de marzo del 2016 y se instaló en el Barrio Padre Carlos Mugica, más conocido como Villa 31. Tiene 30 años, es artista plástico y considera al arte una herramienta para difundir cultura y plasmar la esencia del barrio.

“El arte te abre muchas puertas, creo que uno mismo busca esas oportunidades, esos espacios donde tu trabajo vaya a ser mucho más valorado”. Con esta frase el joven sintetiza cómo fue la evolución de una pasión a una fuente laboral.

Motivado por su tía Dora López, fotógrafa, quien los visitaba a él y a su familia en Lima, eligió seguir adelante con lo que le gustaba y tomó la decisión de abandonar su carrera profesional como técnico electrónico.

“Lo más difícil fue renunciar y decirle a mi jefe que me iba, pero hay que tomar decisiones para que se concrete lo que uno sueña”, concluye sin mostrar arrepentimiento. Antes de viajar hacia Argentina, el joven se desempeñó como técnico electrónico industrial en diferentes empresas, la última fue una transnacional. Debió afrontar el dilema de seguir con una carrera con amplia salida laboral o dejarlo todo por su pasión: las artes plásticas.

“Siempre me sentí vacío, regresaba a casa después de trabajar hasta casi las once de la noche, esa rutina diaria no me satisfacía. En cambio, sí lo hacía el arte”. reflexiona y expresa que fue un largo proceso: “Me tomó como cinco años decidirme porque la propuesta de parte de mi tía siempre estuvo desde que yo salí del colegio allá por el 2010 y recién viajé en 2016, tenía que convertirme en el primero de la familia en ser universitario”.

«Al inicio, muchas personas no entienden qué es exactamente lo que hace un artista plástico, me preguntaban quién me pagaba y para qué empresa trabajaba», rememora y se emociona al expresar: “El arte me liberó de esos paradigmas que yo me había creado sobre tener ese trabajo con salida laboral directa, que no había otra cosa fuera de eso y personalmente me ayudó a crecer como persona”.Frida Kahlo por Brian Mayhua Lopez, artista del barrio Padre Carlos Mugica.Frida Kahlo por Brian Mayhua Lopez, artista del barrio Padre Carlos Mugica.

Al llegar al Barrio Mugica, se sorprendió de la energía alegre que veía. Recuerda que era sábado a la noche, estaba sentado en la parte trasera de una camioneta Renault Kangoo, viendo todo desde la ventana diminuta. Debían atravesar gran parte del barrio. Vio cómo la gente bailaba, jugaba al fútbol, compartía comidas en la calle, los chicos corrían de un lado a otro, todo a una gran velocidad; un ritmo al que no estaba acostumbrado a ver en Lima.

En agosto del 2016, el joven comenzó a estudiar Arte en la Universidad Nacional de las Artes. A partir de allí ganó premios, becas como la que obtuvo en agosto de 2020 “Sostener Cultura II” por parte del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y concursos tales como el conocido Prilidiano Pueyrredón de la UNA. Además participó con sus obras en varias exposiciones consolidando su decisión y su proyección artística.

Fue en la universidad donde experimentó por primera vez la carga negativa al momento de decir de dónde es: los prejuicios, miradas, gestos, temores, todo eso que despierta el decir “soy de la Villa 31”. Esta imagen que parece una vista al barrio 31 desde la ventana en realidad es un mural de Brian Mayhua López.Esta imagen que parece una vista al barrio 31 desde la ventana en realidad es un mural de Brian Mayhua López.

“Todo el mundo te pregunta de dónde eres primero porque hablas distinto, al ser peruano, entonces era inevitable preguntarme. Yo decía que vivía en el barrio Mugica, aunque a veces también decía directamente que vivía en la Villa 31. Y percibía en estas personas o amigos que lo que decía despertaba cierta preocupación: ¿por qué vives ahí o qué pasa ahí?», dice.

«Entonces se activaban ciertas alarmas en ellos, y yo como recién llegaba iba entendiendo que el barrio no era súper pacífico. En mi mente pensaba: ‘No tengo problema de que sea así’, pero los otros eran quienes construían en mí ese temor. Me fueron dando a entender qué era vivir en una villa”, agrega.Uno de los Toritos de Pucará que hace Brian Mayhua López.Uno de los Toritos de Pucará que hace Brian Mayhua López.

Entre sus primeros proyectos se destacó “Color 31”, consistía en darle color a los volquetes de basura. Brian explica que el objetivo era “la resignificación del contenedor, a su vez crear conciencia al arrojar los residuos y que sea en un futuro un punto turístico. Además, ver un tacho con mensajes o frases motivacionales en castellano, en quechua y guaraní, por ejemplo, ‘lucha por tus sueños’, tal vez movilizaba a los vecinos”.

El barrio fue parte de su inspiración en su camino artístico. Recuerda haberse dicho a sí mismo: “Voy a comenzar por acá y me voy a dedicar a las artes, por aquí es el camino”. Lionel Messi por Brian Mayhua LópezLionel Messi por Brian Mayhua López

En sus inicios se catalogaba como un simple estudiante de pintura o aspirante a artista plástico, sus primeros trabajos, previos a la pandemia, fueron murales fuera del barrio para amigos, restaurantes y algunos boliches, los cuales iban publicando en sus redes sociales. La cuarentena le trajo su primer mural en “la 31”, fue para el almacén de su prima, una composición multicolor de Frida Kahlo y Dalí. Así comenzó a trabajar para los vecinos del barrio.

Brian expresa que lo más difícil del trabajo de realización de murales son los límites, los condicionantes que suelen poner los vecinos al momento de contratarlo y supo encontrar un modo para que sus clientes se sientan parte del proceso y así más satisfechos con la obra final: “Los hago parte del proceso de muralismo o del diseño, y de esta manera están más contentos cuando ven que parte de su idea se sumó al mural”El banco Santander contrató a Brian para pintar la sucursal del barrio Padre Mugica.El banco Santander contrató a Brian para pintar la sucursal del barrio Padre Mugica.

Realizar la fachada del primer banco Santander del barrio le brindó reconocimiento y generó nuevos contratos. Sin embargo, expresa que el más especial, hasta el momento, al que llamó “barrilete cósmico”.

“Fue un desafío pintar a Diego Armando Maradona ya de por sí es un símbolo muy conocido, muy popular, sentía que no podía equivocarme”, relata y precisamente con este mural fue seleccionado para participar del concurso que realizaban Radio Cultura y la Embajada de Francia.El mural "barrilete cósmico" de Diego Maradona pintado por  Brian Mayhua López.El mural «barrilete cósmico» de Diego Maradona pintado por Brian Mayhua López.

Brian también realiza esculturas de Toritos de Pucará, figura del siglo XV que simboliza protección, felicidad y fertilidad. Al explicar su obra, comenta: «El torito refleja parte de mis análisis y estudios. Reflexionando cómo la migración se relaciona en Mugica y cómo ese sincretismo se entrelaza con las culturas de Bolivia, Perú, Paraguay, Venezuela, Senegal. Un toro migrante, de lucha, de resistencia, esa mixtura que hace a nuestro barrio singular”.

Además, participó en el programa Maraña en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), buscando generar conexiones significativas entre los visitantes mediante el intercambio de experiencias e identidades.Un trabajo realizado para un particular.Un trabajo realizado para un particular.

Su mural más reciente es de Lionel Messi, y a través de este los vecinos le muestran su cariño: “Se sienten felices de que haya un artista de su barrio que pinte cosas reales. Me siento querido por mi trabajo, eso me motiva a seguir interviniendo espacios y que estos murales formen parte de recorridos. Esta podría ser otra forma de romper prejuicios” concluye el artista barrial.Brian Mayhua López comenzó sus intervenciones en la villa 31 pintando contenedores.Brian Mayhua López comenzó sus intervenciones en la villa 31 pintando contenedores.Una de las obras del muralista peruano radicado en Argentina.Una de las obras del muralista peruano radicado en Argentina.Otro de los Toritos de Pucará de Brian Mayhua López.Otro de los Toritos de Pucará de Brian Mayhua López.

Maestría Clarín / Universidad de San Andrés

Lucas Contreras: el artista en madera que mediante una motosierra creó una escultura de “Lionel Messi”

Fuente: Diario San Rafael – Lucas Contreras, un hombre cuyo destino estaba entrelazado con el arte desde su infancia, realizó un recorrido por su vida y su evolución como artista especializado en tallado en madera. “El talento es algo que ya se trae incorporado. Puedes estudiarlo, pero nunca le vas a sacar la perfección que uno tiene darle si no lo traes incorporado”, reflexionó sobre el regalo innato que le permitió forjar su camino en el mundo del arte.

Nacido en General Alvear pero criado en Centenario, Neuquén, Contreras recordó con cariño junto al Diario San Rafael y FM Vos 94.5 sus primeros encuentros con la madera. “Me llamaba la atención cuando era niño, con las plastilinas, con la arcilla”, compartió mientras rememoró sus primeros pasos en la creación artística. La influencia de los arcillares y campos grandes en la zona donde creció dejó una marca indeleble en su corazón, despertando su deseo de esculpir figuras desde temprana edad.

La transición de trabajar con yeso y cemento a aventurarse con una motosierra marcó un punto crucial en la carrera de Contreras. “Un día arranqué con un tronco con una motosierra, porque quería sacarme de encima ese desafío que tenía, que tenía latente de hacer algo en madera”, recordó. Su primer búho gigante, resultado de este desafío, capturó la atención del público local a través de una nota en el canal de televisión de General Alvear, marcando el inicio de una nueva etapa en su carrera.

Contreras enfrentó la falta de enseñanza formal sobre el tallado con motosierra en madera en Mendoza, lo que lo llevó a perfeccionar su técnica de manera autodidacta. “Eso me ayudó a perfeccionar, y bueno, me empezaron a pedir otros animales, un zorro, una lechuza, un caballo, y bueno, eso me fue ayudando”, explicó. Siendo un creador apasionado, alienta a sus clientes a proponer nuevos desafíos, lo que ha llevado a la creación de innumerables obras tanto públicas como privadas en General Alvear y sus alrededores.

El proyecto más reciente de Contreras ha atraído la atención de propios y extraños: una escultura de Lionel Messi esculpida en un tronco de pino. “La de Lionel Messi la terminé hace tres días. Explicó que la obra se originó de la caída de numerosos árboles durante una tormenta, aprovechando la oportunidad para transformar un tronco deformado en una representación única del futbolista argentino.

El artista destacó la importancia de preservar la esencia de la madera en sus creaciones. “Cuando empecé, por ahí los pintaba completamente y me preguntaban si era cemento o madera, entonces no tenía sentido tantas horas de tallado para que te pregunten si es cemento o madera”, reflexionó. Su técnica actual consiste en dejar una parte de la obra en su color natural, resaltando la belleza de la madera tallada.


Las redes sociales han desempeñado un papel fundamental en la difusión del trabajo de Contreras. “Como estoy trabajando en el Rincón del Indio, cuando vi el tronco cortado, me senté en un momento de inspiración, estaba tallando, y me senté a mirar y vi uno de los troncos que estaba ahí, y cuando lo vi, estaba deformado, y digo, ese puede ser Messi”, relató. Su presencia en plataformas como Facebook ha permitido que sus obras lleguen a audiencias globales, conectándolo con colegas de todo el mundo y ampliando su impacto artístico.

Contreras compartió su experiencia con la motosierra, una herramienta que inicialmente desconocía. “Yo no sabía ni prender una motosierra. La usé cuando hice el primer búho, ahí usé la primera motosierra quemada”, confesó. Desde el aprendizaje inicial hasta la adopción de múltiples motosierras para diferentes detalles, el artista destacó la importancia de conocer y dominar la herramienta para lograr resultados precisos.

Lucas Contreras equilibra su pasión por el arte con su trabajo en la poda en altura, una actividad que le proporciona la materia prima necesaria para sus creaciones. Con talleres en Real del Padre y su hogar en Alvear, su vida está marcada por la constante ida y vuelta entre estas dos ubicaciones. “Esta actividad me permite vivir”, afirmó, destacando la importancia de encontrar una conexión entre su amor por la poda y su devoción por el tallado en madera.

El ilustrador de ciudades: un joven dibuja mapas a mano y es furor en redes sociales

Fuente: Infobae – Abraham Gómez Reategui, un joven estudiante peruano de arquitectura en la Universidad de La Plata, realiza sus obras con un estilo distintivo. “Es una vuelta a lo artesanal, eso le da valor”, define.

Con más de 30 mapas dibujados a mano alzada en tinta china bajo la técnica de perspectiva isométrica, el artista e ilustrador Abraham Gómez Reategui es viral en redes sociales gracias al trabajo que realiza, en el que combina su conocimiento de la cartografía y la arquitectura plasmando en papel los mapas de las ciudades más importantes de Argentina y otras del resto el mundo.

A Abraham Gómez Reategui le gustan el dibujo y las ciudades desde que tiene uso de memoria. Nacido en Lima, Perú, se crió en un pueblo que estaba muy cerquita del mar, pero muchas veces demoraba entre una hora y media y dos horas en llegar a la playa debido al caos que era transitar la ciudad.

De chico recorrió su ciudad en transporte público para ir a la escuela o a la casa de sus amigos y fue testigo de la lenta transformación que fue sufriendo la ciudad, que aunque tuvo obras viales en los principales accesos, siguió siendo hostil para habitar, especialmente para las personas que vivían en los barrios periféricos. Esto, dice, de algún modo fue estructurador para su vocación, que lo trajo a la Argentina cuando tenía 19 años.

Gómez Reategui está terminando la carrera de Arquitectura en la Universidad de La Plata Gómez Reategui está terminando la carrera de Arquitectura en la Universidad de La Plata

Hoy tiene 27 y está en sexto año de arquitectura en la Universidad Nacional de La Plata; hijo de un padre policía y una madre ama de casa, es el primer universitario de una familia que todavía vive en Lima. Aunque trabajó en otras actividades para poder estudiar y sobrevivir, durante la pandemia comenzó a ilustrar mapas de ciudades a mano alzada con una técnica de perspectiva isométrica y hoy acumula más de 33 obras.

Aunque considera que La Plata es una ciudad con algunas dificultades en la periferia, Abraham estudió sus características en la facultad: la habitó y la desandó, y esa experiencia le permitió hacer el mapa de la capital de la provincia de Buenos Aires, el primero de una serie que hoy es un fenómeno y que alcanza el reconocimiento de otros profesionales y colegas.

En esta conversación, el ilustrador cuenta cómo comenzó con esta peculiar disciplina, comparte detalles de la técnica que utiliza y admite que, entre otras ciudades que todavía tiene pendientes, está Lima, su lugar de origen.

Gómez Reategui emplea la técnica de la perspectiva isométrica para dibujar los mapas Gómez Reategui emplea la técnica de la perspectiva isométrica para dibujar los mapas

—¿Cuándo y cómo empezaste a dibujar los mapas?

—Empecé en pandemia. Venía dibujando otras cosas, pero en algún momento se me ocurrió dibujar un mapa de La Plata, algo pequeño, de Plaza Moreno y alrededores. Empecé de a poco a mostrar ese trabajo, a compartirlo con amigos. En cada mapa fui aprendiendo un poco más, mejorando el trazo y la forma en que quería dibujar. Incluso el último, el de Buenos Aires, fue de mucho aprendizaje. Los dibujos fueron creciendo, hasta que en algún momento se me ocurrió hacer uno grande de Rosario y ahí se viralizó un montón. Ese fue el primer paso para empezar a darle forma a todo el trabajo y entendí que quería dedicarme a esto.

—Cuando elegís una ciudad para dibujar, ¿cómo es la dinámica de trabajo? ¿Tenés un modelo? ¿Incide la experiencia que tenés de la ciudad?

—Tiene un poco y un poco de eso. Las imágenes satelitales son una de las fuentes más importantes, pero lo que hago es combinar algunas técnicas. Lo que hago es dibujo en perspectiva isométrica, que es una perspectiva que se usa generalmente para poder ver los tres ejes de un volumen, cuando uno quiere ver el detalle de algo. Es una técnica que te da un panorama amplio y eso, trasladado a una ciudad, me parecía particularmente interesante.

Abraham Gómez Reategui comenzó a dibujar mapas durante la pandemiaAbraham Gómez Reategui comenzó a dibujar mapas durante la pandemia

No conocía muchos mapas volumétricos hechos de esta forma, entonces decidí aplicarlo así. En vez de dibujar el mapa simplemente desde arriba, empecé a darle volumen y apoyado en las herramientas satelitales pude reconstruir las ciudades. Empecé con lugares que conocía mucho, como La Plata, Rosario o Retiro, que había habitado, y que incluso podía identificar en las imágenes satelitales elementos que estaban faltantes. Después empecé a trabajar por encargo y he dibujado lugares en los que nunca he estado. Pero en esos casos hice un trabajo de investigación: cuál es la forma de la ciudad, cómo funciona, qué tan posible es retratarla. Hay veces que no es tan fácil, porque la información que recopilo básicamente determina si puedo dibujarla o no, al menos en esta técnica en la que trabajo.

—¿Con alguna ciudad te pasó eso, de no poder resolverla?

—En algún momento me encargaron un mapa de La Habana, y Cuba tiene muy poco relevado en imágenes satelitales. Cuando conversé con la persona que me lo encargaba, definimos hacerlo específicamente sobre el barrio en donde él nació, porque de toda La Habana era imposible. Para la reconstrucción fue clave la imagen satelital. Técnicamente esas imágenes son cenitales, pero influye la curvatura de la Tierra. Si es una imagen satelital plana, por ejemplo sobre el Ecuador, probablemente yo no pueda ver más que los techos de cada cosa. Pero como La Habana está más al norte, hay cierta inclinación y por ende hay dimensión: pude ver si eran casas, edificios chicos o edificios grandes. Con ese registro entendí que podía hacerlo.

"Las imágenes satelitales son una de las fuentes más importantes, pero lo que hago es combinar algunas técnicas", cuenta el ilustrador«Las imágenes satelitales son una de las fuentes más importantes, pero lo que hago es combinar algunas técnicas», cuenta el ilustrador

—¿Cuánto tiempo te demora trabajar en un mapa?

—Puedo estar quince días trabajando en un mapa de tamaño similar al A3, entre el tiempo que me lleva investigar el lugar y el tiempo que me lleva el dibujo del mapa.

—¿Cómo es la técnica con la que dibujas y qué materiales usas?

—En general uso tinta china y acuarela. La tinta china la utilizo en una microfibra o estilógrafo, que es una microfibra recargable. Las diferentes graduaciones me permiten llegar a los detalles más escondidos de cada mapa. Todo lo que es reglado lo hago al comienzo, cuando empiezo a dibujar la forma de la ciudad. Luego el trabajo volumétrico en sí es a mano, no hago un traspaso de medidas de la realidad al papel en escala. Obvio toda esa parte para poder apreciar el mapa como una representación de lo que veo, le agrego valor en esa reinterpretación de cada porción de la ciudad. Luego está el uso de la acuarela para las partes que quiero colorear, que son los espacios públicos verdes, los vacíos urbanos: los coloreo para contrastarlos con toda la masa gris de la ciudad. Lo hago con azules, también he usado verdes, pero siento que el azul transgrede un poco más.

"Siempre me interesaron los dibujos, pinturas o ilustraciones que trabajan con la sobrecarga de contenido", cuenta Gómez Reategui «Siempre me interesaron los dibujos, pinturas o ilustraciones que trabajan con la sobrecarga de contenido», cuenta Gómez Reategui

—¿Tenés algún referente artístico que haga algo parecido a lo que hacés vos?

—No tengo un referente, pero sí siempre me interesaron los dibujos, pinturas o ilustraciones que trabajan con la “sobrecarga” de contenido. Esto varía desde obras artísticas y complejas, como El jardín de las delicias, hasta lo que se ve en una tapa de Buscando a Wally. Siempre me llamó la atención esto de una cosa sobre otra, y otra construyéndose, y nada nunca acabando, como sucede en las ciudades.

—¿Es cierto que dibujaste un mapa de las batallas de las Islas Malvinas?

—Sí, fue en 2022, para el aniversario de los 40 años. Fue un trabajo en conjunto con el Centro Argentino de Cartografía. Fue un trabajo largo, que duró aproximadamente dos meses; no tanto por el dibujo, sino por el trabajo de investigación, que era necesario para poder entender en profundidad ciertos momentos de la guerra y así poder dibujarlos.

Abraham Gómez Reategui nació en Lima y estudia Arquitectura en la Universidad de La PlataAbraham Gómez Reategui nació en Lima y estudia Arquitectura en la Universidad de La Plata

—¿Trabajaste con otras asociaciones o entidades?

—Sí, uno de ellos fue un mapa que hice para la organización “Paradiplomacia”, que son trabajos de investigación interdisciplinarios respecto al territorio. En ese caso la propuesta fue ilustrar algo vinculado con la Cuenca del Río de la Plata, entonces dibujé un mapa que tiene algunas ciudades identificadas pero el foco está especialmente en los entrelazamientos de los cursos de agua que conforman la cuenca.

—¿Considerás que tu trabajo populariza la cartografía?

—Nosotros nos relacionamos constantemente con los mapas: en la parada del colectivo, cuando vamos al subte, cuando tenemos que llegar a una dirección. El diseño de los mapas y la forma de expresarlos ha ido cambiado con el tiempo, pero supongo que lo que hace especial mi trabajo es lo manual, que es quizás un modo innovador. Esto no le quita valor a la cartografía tradicional, pero en un momento de tanta digitalización y automatización de las cosas, ver el trabajo de alguien que se toma el tiempo y la molestia en hacer esto quizás le da cierto valor. Será, quizás, lo valioso de la vuelta a lo artesanal.