Fuente: Copyright Clarín by Débora Campos ~ En el Museo Larreta, una muestra sintetiza las muchas búsquedas de Luis Seoane, siempre guiadas por la idea de democratizar la cultura.
“Estoy habituado a hacer múltiples de mi obra. El artista, limitado antes por el óleo, ahora con todos los medios a su disposición, aspira a ver multiplicada su obra, para llegar a un mayor número de gente”. De manera clara, el artista galaico-argentino Luis Seoane (1910-1979) explicaba así el eje de su monumental obra: ese que pensaba la cultura para todos.
Afiches comerciales diseñados por Luis Seoane, en el Museo Larreta. Foto German Garcia Adrasti.
Un muestrario exquisito de su trabajo se puede ver desde la semana pasada en el Museo de arte español Enrique Larreta. La exposición se titula Materiales Seoane. Entre Galicia y Argentina, un enunciado que encierra, como si fuera un código para iniciados, las líneas determinantes del legado de este modernista superlativo.
Primero, por los materiales: porque Luis Seoane no solo hizo lo que se espera de un artista: a las pinturas, ilustraciones, grabados e incluso murales, sumó una verdadera exploración de alquimista por muchas otras materias.
Fue ensayista, narrador, poeta y periodista; legó una prolífica actividad como editor de revistas y creador de editoriales (Botella al mar y Nova, por caso); tejió redes de amistad entre intelectuales que aún resuenan; y hasta se embarcó en la producción de porcelanas (aunque esa aventura merece otra nota)
Proto-audiolibros, portadas de discos de escritores diseñadas por Luis Seoane. Foto German Garcia Adrasti.
Dos patrias, un artista
La segunda clave es su binacionalidad: nacido en Buenos Aires en una familia de emigrantes, vivió con naturalidad esa doble pertenencia, negándose a elegir o a priorizar.
Por eso, en Galicia, Seoane es uno de los artistas plásticos gallegos más importantes del siglo XX; mientras que en la Argentina, es uno de los artistas plásticos argentinos más notables del siglo XX. Y no hay aquí contradicciones.
Luís Seoane, retratado en Buenos Aires en diciembre de 1978.
Por eso, la muestra en el Larreta se compuso a dos orillas: entre instituciones porteñas y gallegas (el Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires y el Consello de Cultura Galega), con expertos de allá y de acá (Silvia Dolinko de Buenos Aires y Pablo García Martínez de Galicia), y con obras que cruzaron el Atlántico o apenas algunos barrios.
La investigadora del Conicet y de la Unsam Silvia Dolinko es una de las curadoras y dirige, además, la creación de un circuito para recorrer a pie los murales porteños de Seoane, con la guía de materiales disponibles en la web.
«Ya sea en los techos o paredes de galerías comerciales, en el Teatro San Martín o en los accesos de edificios, los murales de Seoane ponen en discusión la lógica de la colección o de la institución y proponen una variable para la ‘democratización‘ del acceso al arte», explica Dolinko.
Silvia Dolinko es una de las curadoras de la muestra en el Museo Larreta. Foto German Garcia Adrasti.
Una idea rectora con la que ahora se puede decodificar también las piezas que se exhiben en el Museo Larreta hasta noviembre.