Geometrías críticas en un espejo de collages

Fuente: Clarín – A fines de 2010, la galería Jorge Mara-La Ruche presentó una muestra colectiva que reunió a grandes nombres de la plástica argentina que experimentaron con la técnica del collage. La exposición incluyó varias obras realizadas especialmente para la ocasión, por invitación del galerista, quien además animó a algunos artistas amigos a crear una serie de trabajos en conjunto. Fue entonces que Eduardo Stupía, Kirin, Juan Lecuona, Fidel Sclavo y Carlos Arnaiz aceptaron el desafío y se embarcaron en la elaboración de un inédito ensamblaje “a diez manos”. De a poco, una superficie en blanco de gran formato se fue poblando de materiales diversos: alguien escribió con grafito un texto borroso en uno de los bordes, otro incorporó un papel arrugado manchado con tinta, un tercero agregó pinceladas aleatorias de color; luego aparecieron llaves, venecitas, un pomo de pintura vacío, piezas de ajedrez, juguetes de madera, un zapato. La tarea demandó casi una semana e incluyó acaloradas discusiones entre los autores, pero finalmente la composición dio resultado y terminó colgada en una de las paredes de la sala.

Esos mismos nombres, pertenecientes al elenco estable de la galería, encabezan ahora una nueva edición de Collages en el espacio de la calle Paraná, aunque la idea de volver a atravesar por la experiencia del trabajo colectivo parece haber sido completamente descartada. En cambio, esta versión “recargada” de la muestra ofrece una asombrosa diversidad en los modos de abordar una técnica que hoy parece democratizada y valorada en el circuito artístico como nunca antes. En la sala pueden verse más de 50 piezas que llevan la firma de 18 artistas diferentes, en un listado de alto nivel en el que se destacan auténticos pioneros del collage en el país, como Grete Stern, Kenneth Kemble y Diana Chalukian.Eduardo Stupia, Collage 5, (2020). Realizado sobre sobre papel, 22 x 30 cm.Eduardo Stupia, Collage 5, (2020). Realizado sobre sobre papel, 22 x 30 cm.

Los célebres fotomontajes de la serie “Sueños”, de la cual el Archivo Grete Stern logró conservar 46 originales de las 140 ilustraciones publicadas en la revista Idilio entre 1948 y 1951, ya habían sido exhibidos en la misma galería –en el pesadillesco 2020– en una exposición que también incluyó trabajos gráficos realizados en Berlín junto a su socia Ellen Auerbach. Ahora la artista germano-argentina es presentada como collagista, lo cual resulta un acierto desde un punto de vista tanto estético como político. Creadas hace más de 75 años, en estas obras Stern parece sentar las bases de cómo trabajar la combinación de imágenes desde un surrealismo en clave feminista, con una mirada crítica hacia el rol de la mujer, en un gesto sin precedentes en el campo artístico argentino. En la sala pueden verse cuatro piezas de esta serie que es una referencia obligatoria para quienes se dedican al collage contemporáneo, como la emblemática “Sueño 1. Artículos eléctricos para el hogar”, protagonizada por una joven-artefacto que acciona una mano masculina.

Acaso menos conocida que Stern, otra de las grandes pioneras del medio es Chalukian, cuya obra todavía puede verse en la muestra que el Centro Cultural Recoleta dedica al Grupo Joven, liderado por quien fuera su marido, Víctor Magariños. Con un pasado juvenil como ilustradora de revistas y publicidades, la artista nacida en Chubut se volcó en la década de 1950 a la composición de unos collages geométricos de factura exquisita, en los que incorporó fragmentos de género, recortes de diarios y papeles de texturas rugosas.Sueño nro 35, de Grete Stern, 1949. Obra de 28,5 x 21 cm.Sueño nro 35, de Grete Stern, 1949. Obra de 28,5 x 21 cm.

De la misma época son los primeros trabajos “serios” de Kemble, quien luego de unos años de formación en París, al volver a Buenos Aires en 1956 se lanzó a la producción de collages con papeles de distintos tipos, cartones, arpilleras, lijas, trapos y otros materiales. Aquí se exhiben tres ejemplos notables de cómo en formato pequeño logra alcanzar la potencia expresiva de su informalismo a gran escala, con su característica paleta terrosa y una técnica cercana al decollage, más dedicada a despegar y arrancar papel que a pegarlo.

La pluralidad de las obras exhibidas invita al espectador a establecer algunos diálogos, como el que se produce entre dos piezas minimalistas de Liliana Porter creadas en 1977 en Nueva York y las producciones de 2010 de Kirin, que plantean silencios con la misma carga metafísica. O lo que, como Kemble, propone Lecuona con el color, que aparece revelado detrás de finas capas de materia, perforaciones y transparencias.Sin título, de Keneth Kemble, (1956). Papel sobre cartón, 30 x 30 cm.Sin título, de Keneth Kemble, (1956). Papel sobre cartón, 30 x 30 cm.

Entre los latinoamericanos, se incluyen trabajos del uruguayo Washington Barcala, quien compuso a fines de los 70 unos ensamblajes constructivistas con materiales austeros, de descarte, en franco contraste con las abstracciones sutiles y controladas de 2014 del brasileño Macaparana, dueño de una precisión casi quirúrgica. La misma delicadeza también aparece en las figuras recortadas de los paisajes en perspectiva de Sclavo.

En las obras de Arnaiz, en cambio, los collages son bien pictóricos y recuerdan a los découpage tardíos de Matisse, cuando decía que “dibujaba con tijeras”. Herramientas que no parecieran utilizar ni Lucía Mara ni Mónica Canzio, quienes rasgan el papel en busca de texturas azarosas y expresivas, al servicio de una fragmentación de la imagen. Por su parte, María Bayá interviene sus fotografías con bordados a mano que siguen la pista de una trama vegetal.

Una mención aparte merece la inclusión, a modo de homenaje, de las obras de la artista checa Kvĕta Pacovská, fallecida en febrero del año pasado. Premiada como ilustradora de cuentos infantiles, la también pintora y escultora dedicó en 1992 su libro-objeto (hoy casi inconseguible) Papier paradise a su ídolo Kurt Schwitters, uno de los grandes nombres en la historia del collage.

Y para el final dejaremos a Stupía, artista insignia de la galería, quien comenzó a mostrar recién hace unos años su producción de collage, que en sus manos es cosa seria. Este gran maestro contemporáneo es capaz de crear obras tan versátiles como complejos ensamblajes de objetos (el notable “Mesa de trabajo”, de 2020), paisajes botánicos quebrados que uno debe tratar de reconstruir o abstracciones rítmicas hechas simplemente con volúmenes y sombras de papeles doblados. Son piezas tan frescas y contagiosas que dan ganas de ponerse a cortar y pegar ahí mismo.

  • Collages -Varios artistas
  • Lugar: Galería Jorge Mara-La Ruche, Paraná 1133
  • Horario: lun a vie de 15 a 19
  • Fecha: hasta el 29 de febrero
  • Entrada: gratuita

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