Fuente: Infobae ~ En el período renacentista el arte llegó a un esplendor único. Este video explica qué es, cuáles son sus características, y el significado detrás de las obras maestras de Rafael, Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci
Ticmas es una experiencia educativa que responde al nuevo paradigma de la enseñanza y el aprendizaje. Para más contenidos, ingresá a la página de Ticmas o a su canal de Youtube.
Fuente: iProfesional ~ En junio pasado la casa de subastas Morton vendió por primera vez en sus 34 años de existencia una obra de arte que ya no existe de manera tangible. El cuadro llamado Viva, del artista mexicano Juan Carlos Valle, solo se conserva como un GIF en el que se puede apreciar el latido de un corazón en el centro de un lienzo en blanco.
Aunque la obra fue reciclada, la creación artística y su autoría continúan existiendo en internet como un NFT (token no fungible, por sus siglas en inglés) un código encriptado que utiliza la tecnología blockchain para garantizar su autenticidad. Viva fue vendido por 110.880 pesos (unos 5.500 dólares), el triple de su precio de salida. No existe una razón que explique por qué algunos NFT virales funcionan bien y otros no
Desde el próximo 6 de septiembre y hasta el día 11, Morton a través de la plataforma Artereum, abrirá una nueva puja en línea con NFT de 22 artistas latinoamericanos, entre los que se encuentran Yunuene, Christian Borbolla, Manuel Larrea, Carla Elena, Fernando Penhos y Martha Maya, entre otros. La participación de grandes galerías y casas de subastas en el mercado del criptoarte denota el creciente interés de inversores y coleccionistas por un mundo de transacciones millonarias que se mueve entre la especulación y la revolución tecnológica, señaló El País.
Con el bitcoin tocando máximos, todo lo relacionado con las criptomonedas ha experimentado una explosión en el último año. Por ejemplo, la casa Sotheby’s prepara para el 9 de septiembre la subasta de NFT con ilustraciones de los conocidos «monos aburridos» (Bored Ape Yatch Club) de Yuga Labs, con la que esperan alcanzar u$s18 millones. Mientras que este año, Christie’s vendió un collage del artista Mike Winkelmann, conocido como Beeple, en u$s69 millones. La obra, compuesta por cientos de fotos digitales que el autor tomó desde 2007, es el NFT más caro de la historia hasta el momento.
¿Búrbuja especultiva?
No hay una lógica interna de por qué algunos NFT son tan cotizados. Muchos de ellos forman parte de la historia de internet y de la cultura digital. Eso es lo que hace tan especial para algunos usuarios comprar el archivo original en plataformas de blockchain como Ethereum. Por ejemplo, la famosa animación Nyan Cat fue vendida por u$s500.000. Su autor declaró al diario The Guardian que los coleccionistas se mostraron muy interesados en comprar el archivo digital original del que nacieron miles de memes después. El valor del código NFT reside en que hace que una obra sea escasa y exclusiva.
En realidad, no existe una razón que explique por qué algunos NFT virales funcionan bien y otros no. Artistas, críticos, galerías y casas de subastas miran este fenómeno reciente con una mezcla de curiosidad y desconfianza. Mientras tanto, el mercado del arte no se pone de acuerdo. Hay quienes consideran a este movimiento una burbuja especulativa que pronto explotará, mientras que otros declaran que el futuro del arte digital quedará unido para siempre al de los NFT.
Lo consideran una revolución en las formas de intercambio del valor creativo de la obra. «El criptoarte es un movimiento artístico que usa el desarrollo de las criptomonedas para crear una nueva expresión estética y maneras diferentes de comerciar con obras digitales», señala Juan David Reyes, desarrollador de comunidad para Latinoamérica de la empresa Status.im, desde Colombia. Desde el próximo 6 de septiembre y hasta el día 11, Morton a través de la plataforma Artereum, abrirá una nueva puja
Los NFT que serán vendidos por Artereum y Morton Subastas en México, consisten en imágenes en JPG, videos en MP4, GIF o animaciones e incluso una pieza musical. «Tiene un gran potencial económico que creció durante el confinamiento y que esta aquí para quedarse», asegura Alejandro Tornero, de Artereum. La tecnología blockchain protege la pieza de potenciales alteraciones o violaciones a los derechos de autor y genera regalías a su creador cada vez que cambie de manos. Los precios de salida de las obras están entre los 900 y 2.300 dólares. «De esta manera, se están comprando y vendiendo obras digitales como si fueran productos físicos y agregando valor a obras que están compartidas en la red», agrega Juan David Reyes.
La tecnología ha hecho posible que una generación de nuevos artistas se replanteen los formatos en que las obras son creadas y comercializadas. Martha Maya, artista de Baja California que participa en la subasta, muestra a través de una estética psicodélica y kitsch — algo que abunda mucho en el criptoarte—, la dependencia de la sociedad a las pantallas con su obra Portales. Maya comenzó hace dos años a crear non fungible tokens y ahora espera fortalecer su marca gracias a la venta en línea.
«Es lindo que la pieza viva en su entorno digital, donde fue creada», señaló en rueda de prensa. «Los que entiendan la estética y las reglas serán exitosos porque es una mezcla de talento y creación pero también de estrategia y marketing», añade Reyes. El especialista en criptocosas refiere que el mercado latinoamericano de los NFT todavía es incipiente pero poco a poco México, Colombia, Argentina y otros países se suman a la ola. Mientras tanto, en Estados Unidos, Europa y Asia continúan a la cabeza. Ojo, en algo tan prometedor, pero a la vez tan inexplorado hay quien buscará lucrarse de manera ominosa. Como el caso del falso NFT de Banksy que fue comprado por unos 300.000 dólares.
Hay otros artistas que, sin embargo, no están de acuerdo con que los grandes jugadores se sumen al mercado del criptoarte. Las impulsoras de la plataforma Dada Art y otras similares parten de la premisa de que el mundo cripto fue creado precisamente para evitar a los entes reguladores y la centralización. «Tal vez [los NFT] se normalizarán como un certificado de autenticidad que pueda rotar entre diferentes manos y garantice que la obra es original, que no fue alterada. Lo que hace una galería cuando te da un certificado de calidad respecto a la obra», puntualiza Reyes. «Por otro lado, eso significa que se monopolice la conversación y que sea difícil y caro entrar si estás empezando», reflexiona el especialista.
Fuente: Télam ~ En «El ojo interminable» se presentan obras diversas de estos ocho artistas que integran el taller de arte de la empresa social, como se autodefine este proyecto impulsado y gestionado desde el 2001 hasta el año pasado por Patricia Merkin. Situado en el corazón de San Telmo, el taller es parte de ese espacio de sostén y contención social para aquellos que quedaron por fuera del sistema y tienen con la venta de la revista Hecho en Buenos Aires la posibilidad de su reinserción social y oportunidad laboral.
«El ojo Interminable» se inspira en el título de un texto de Yogurto, nombre artístico de Eduardo Álvarez (1951). Los artistas Alberto Díaz, César Ferreira, Jorge de Mendonça Gaziba «El Colo», Helvio Rivero y Hornos, Zulema Razzotti, Fabián Tanferno, Wilson Yogurto y Zulma Villafañe, del taller de arte de Hecho en Buenos Aires (HBA), llegan por primera vez al Museo de Arte Moderno de Buenos Aires con la muestra «El ojo interminable», que se puede ver a partir de hoy en el barrio de San Telmo.
Cada obra de esta muestra colectiva «El ojo interminable. Ocho artistas del taller de arte Hecho en Buenos Aires» es parte del imaginario personal que se instala en un pasillo amplio del primer piso del museo, pasando una columna con una obra de Diana Aisenberg -madrina del espacio y amiga de la fundadora de HBA- y se bifurca en otro pasillo con algunas pinturas del esquivo Yogurto, una suerte de faro en el taller que dirige el artista Américo Gadpen -quien fue alumno de Enio Iommi- y en el que participa la profesora de bellas artes Dora Ventosa.
«El ojo Interminable» es el título de un texto de Yogurto, nombre artístico de Eduardo Álvarez (1951), que dice: «El ojo que a mi me ve/ se llama el Interminable./Si no se ve ni se siente/ lo más seguro es que hable».
«Es de una poesía de Wilson, inspirada en el taller mismo, porque la percepción de Wilson alcanza a ver la síntesis ultra conceptual, y esto nos enmarca por esta cosa de lo interminable», explica Gadpen, y agrega sobre este genio con un carácter muy particular que «también es nuestra guía como profesores de arte e impulsor porque él está mucho más allá de lo que nosotros le podemos enseñar».
En lo colectivo de la exposición se presentan obras diversas de estos ocho artistas que integran el taller de arte de la empresa social, como se autodefine este proyecto impulsado y gestionado desde el 2001 hasta el año pasado por Patricia Merkin (1960-2020).
La curaduría de la muestra es de Victoria Noorthoorn, directora del museo, con colaboración de Gadpen, director de Hecho en Buenos Aires, y de Jorge Ponzone, del equipo de patrimonio del museo.
Colores, formas, geometrías, ojos que miran de frente o miran a otros ojos como los de Razzotti y Villafañe; rostros que son retrato, naturalezas varias, mujeres varias, cuerpos sostenidos por una mesa de Rivero y Hornos, o libros intervenidos entre alquimias y otros saberes de Yogurto. O simplemente una guitarra, un cuaderno en blanco sobre una mesa de Ferreira; una ciudad con sus geometrías acotadas, en contrapunto con lo rural expandido de El Colo; y por supuesto, lo social, lo popular, que recupera las marchas -incluso a las Madres de Plaza de Mayo, aunque esta no está expuesta-, el bombo así como el bandoneón.
Díaz pinta y expresa en una de sus obras, un taxi en una avenida porteña entre grandes edificios con un cartel de Coca-ine con letras blancas y fondo rojo, que dibujan un claroscuro de vida.
Los artistas son parte del taller de arte de Hecho en Buenos Aires, y en general llegaron con distintas necesidades y fueron aceptados en la empresa social que se dedica a generar recursos de inserción social -con la venta de la revista y su almacén-, y ayuda a las personas en situación de alta vulnerabilidad o de calle.
El taller de arte es la tercera pata de HBA y funciona hace unos 15 años, constituyéndose como un lugar de creación artística y una pausa de lo cotidiano. Cada uno de estos ocho artistas, casi sin experiencia artística por fuera del taller, tiene un estilo propio y una forma de percibir y expresarse particular.
Sobre las obras, el propio Gadpen destaca: «Todos estamos deslumbrados por la obra, ese es el impulso que nos da esta capacidad de trabajo».
«Nosotros solamente necesitamos llegar al estado creativo, después la obra no nos importa; que esté pensando frente a la obra con el lápiz en la mano es lo que nos importa como empresa social primero, después esto es magia (sobre la exposición). La magia es magia. Pero la capacidad de trabajo, ahí es donde nosotros trabajamos», concluye Américo.
Por otro lado, refiere que no es necesario ser vendedor para acercarse al taller y que este año ampliaron el espacio de arte para gente que no es vendedora ni tiene necesidad, pero quieren participar.
«Me emociono y pinto, y pinto», relata Razzotti, quien llegó a HBA después de su esposo para trabajar con la venta de la revista y se metió de lleno en el taller de arte. «La pintura es jugar también», expresa la artista a quien Gadpen llama «nuestra estrella» por su capacidad de trabajo como vendedora y artista.
«Me llama a las 10 de la noche para que le diga que me parece una obra para que cuando se despierte o se desvele pueda tenerlo resuelto en su cabeza, y eso se ve en la obra», dice Gadpen.
Para el director de HBA, «el capital de una empresa social es la capacidad de trabajo y eso lo aplicamos tanto al que va a vender la revista y en todos los talleres formativos que tenemos. y con esa misma llave: capacidad de trabajo. Más allá de que nos importa haber llegado a este espacio como un sumun, está todo lo pequeñito que son los granitos de las migas que quedan debajo de la mesa, que también es parte de nuestro trabajo».
La curaduría de la muestra es de Victoria Noorthoorn, directora del museo. Desde el museo se acercaron al taller de arte de HBA y el interés en las obras de Razzotti, y de allí surgió la invitación por parte de Noorthoorn de realizar esta primera muestra -concretada en casi dos meses- que se enmarca en el proyecto institucional KM1 de este año. Para la directora del Moderno, esto constituye un «acercamiento del museo al entorno del barrio», y es una continuidad del proyecto Comunidades que realizan desde 2013.
«Victoria hablaba de esta manera de trabajar con la comunidad KM1 que están planteando. Nosotros lo hemos hecho desde el principio, entonces, esta manera de encontrarnos con el mismo trabajo, del ala institucional del estado y nosotros que somos del borde pero con la misma metodología de trabajo, verlo unido ahora, esta fusión acá está, es esto (la muestra), impecable», expresó Gadpen durante la inauguración en la que se homenajeó la memoria de Merkin.
En esta oportunidad, el museo, dependiente del ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, incorpora a la empresa social al espacio del patio de los días domingos para comercializar sus productos: la revista y lo que ofrecen en el almacén «A comer que se acaba el mundo», donde también funciona una sala permanente de arte.
HBA ofrece desde hace 21 años una oportunidad de inserción laboral a personas en situación de vulnerabilidad por medio de la venta de la revista, y ARTE-HBA es el espacio territorial-artístico destinado a la formación y acompañamiento de personas vulnerables con talentos invisibilizados.
Situado en el corazón de San Telmo, el taller es parte de ese espacio de sostén y contención social para aquellos que quedaron por fuera del sistema y tienen con la venta de la revista Hecho en Buenos Aires la posibilidad de su reinserción social y oportunidad laboral.
A su vez, entre los servicios sociales y formativos que despliega HBA está el taller de arte que funciona cerca del museo, en Avenida San Juan 21 los jueves por la tarde.
«La idea del taller es generar un espacio amplio y diverso, donde todas y todos puedan encontrar un rinconcito, un rato, para poder expresar alguna cosa de su vida. No hay planes a largo plazo. Es un poco como la vida, qué hacemos con lo que tenemos y el resto lo hace la sensibilidad de las personas que están, porque parece que afuera del taller todo es duro y difícil y en el taller todo es posible», explica Ventosa, a cargo de las clases del taller. Y agrega: «Siempre hay cosas maravillosas, pequeños descubrimientos que son enormes logros».
En las obras expuestas se afirma esa necesidad creativa, el espacio de introspección necesaria que se sustrae de las necesidades cotidianas y se concentra en la creación de una obra necesaria, con deseos y mirada propia.
A su vez, cada una condensa urgencias, sinceridad, inquietudes y relatos que estallan la convicción del poder transformador del arte «como vehículo de integración social y transformación», postulado por HBA entre otros.
En el taller, los artistas y vendedores -aunque no todos los son- despliegan momentos de libertad. Como antecedente expositivo, este año, el taller de arte HBA había exhibido sus trabajos en la galería Para vos Norma mía que gestiona la artista y gestora cultural Fernanda Laguna en el barrio de Villa Crespo, y que tuvo como vínculo a Aisenberg.
La exhibición estará disponible hasta el 28 de febrero y se puede visitar en Avenida San Juan 350 (CABA), con reserva previa en museomoderno.org (la entrada general es de 50 pesos), los lunes, miércoles, jueves y viernes de 11 a 19 y sábados, domingos y feriados de 11 a 20.
Fuente: Ministerio de Cultura ~ A 101 años del nacimiento de uno de los más importantes artistas plásticos de la Argentina, la propuesta del Museo Nacional de Bellas Artes es acercar al público la destacada producción pictórica de Ferrari. Enterate en esta nota, todo lo que hay para ver y conocer.
Para celebrar el natalicio de uno de los artistas argentinos más importantes de la región, repasamos parte de su vida, sus logros y legado. Además, compartimos las distintas propuestas y actividades que realizará el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), a modo de homenaje, para seguir disfrutando de sus obras.
En septiembre de 2020, el Museo Nacional de Bellas Artes presentó “León Ferrari. Centenario en Bellas Artes”: una serie de acciones, propuestas virtuales y exhibiciones para celebrar los cien años del nacimiento del gran artista argentino León Ferrari.
En esta oportunidad, el MNBA presenta el nuevo micrositio sobre el artista argentino que reúne todo el material compartido, a modo de homenaje, en la página web del Museo.
Para quienes no conozcan la obra de Ferrari o quieran redescubrirla, se presenta una selección de medio centenar de imágenes de sus piezas más significativas, de formatos diversos y referidas a distintas épocas de su producción.
También se incluyen más de 30 testimonios audiovisuales de Noé Jitrik, Silvio Rodríguez, Ticio Escobar, Tamara Stuby, Nora Hochbaum, Fabián Lebenglik, Luis Felipé Noé, Diana Dowek, Regina Silveira, Luis Camnitzer, Eduardo Grüner, entre muchas otras personalidades del arte y la cultura convocadas para reflexionar sobre su pensamiento y su trayectoria artística.
En tanto, desde el micrositio, puede verse de forma gratuita Civilización. Un documental sobre León Ferrari: un film de Rubén Guzmán (2012) que recorre la trayectoria del artista plástico. Además, se pueden encontrar publicaciones digitales, como la serie “Nosotros no sabíamos”, en la que el artista recopiló artículos periodísticos sobre los crímenes de la última dictadura militar, que está disponible para su descarga.
Se publican asimismo textos en los que León Ferrari reflexiona sobre su propia obra –Contra el Juicio Final y Primera Carta al Papa es uno de ellos– y algunas de sus piezas de videoarte, como Casa Blanca y Lombrices; junto con diferentes miradas críticas sobre su trabajo, entre ellas, la de la escritora Tununa Mercado y la de historiador de arte Bengt Oldenburg.
A causa de la emergencia sanitaria producida por la pandemia del Covid-19, la exposición antológica “León Ferrari. Recurrencias”, con curaduría de Cecilia Rabossi y Andrés Duprat –inicialmente prevista prevista para abril de 2020– se presentará en el Museo Nacional de Bellas Artes en 2022.
¿Quién fue León Ferrari?
León Ferrari fue uno de los artistas argentinos más originales y relevantes de la historia reciente. El conjunto de su obra, su pensamiento y sus escritos lo revelan como un creador multifacético y, a la vez, como un hombre con una fuerte impronta política y gran compromiso y sensibilidad social. Reconocido entre los artistas contemporáneos más importantes del mundo, León Ferrari dedicó su vida a denunciar, con valentía, rigor y genio artístico, los daños y las consecuencias de las que han sido siempre sus mayores preocupaciones: la religión, las dictaduras, la intolerancia y la guerra.
Autodidacta, comenzó a trabajar en los años 50 con cerámica y tallas en madera, para incorporar luego diversos materiales y soportes. Posteriormente, dio inicio a las llamadas escrituras abstractas, obras que siguió realizando a lo largo de toda su carrera.
En 1965, produjo una de sus piezas más controvertidas: “La civilización occidental y cristiana”, una imagen de Cristo crucificado sobre un bombardero estadounidense, una potente denuncia de la relación existente entre religión, política y violencia en la cultura occidental.
A mediados de los años 70, Ferrari dejó la Argentina a causa de la dictadura militar y se radicó en San Pablo, Brasil, donde continuó sus experimentaciones vanguardistas en el campo de las artes visuales. Con el retorno de la democracia, en la década del 80, volvió al país y se instaló definitivamente en Buenos Aires.
Tanto en su exposición “Infiernos e idolatrías”, realizada en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (ICI) durante el año 2000, como en su muestra retrospectiva de 2004, que tuvo lugar en el Centro Cultural Recoleta, recibió ataques de intolerantes ultracatólicos, que otorgaron una visibilidad inusual a su obra, hechos que generaron una intensa polémica acerca de los límites del arte.
Llevó a cabo exposiciones individuales y colectivas en los más importantes centros y eventos artísticos del mundo, como documenta de Kassel, Haus der Kulturen der Welt, (Berlín), Museo Ludwig (Colonia), Alemania; Pinacoteca do Estado, Bienal de San Pablo, Brasil; Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid, España; Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Argentina; Smithsonian Institution, Washington D.C, Estados Unidos; Bienal de La Habana, Cuba, y Museo de Arte Carrillo Gil, México D.F, entre muchos otros.
En 2007, recibió el León de Oro al mejor artista en la 52° Exposición Internacional de Arte Bienal de Venecia, Italia. En 2009, realizó una exposición en el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York y, en 2010, fue invitado de honor en Les Rencontres d’Arles, Francia, ocasión en la que presentó una gran retrospectiva de su obra.
Fuente: Ámbito ~ El Museo Estatal del Hermitage, el segundo de arte digital más grande del mundo, junto con la plataforma Binance, lanzarán un área descentralizada de tokens no fungibles (NFT) donde subastarán versiones de las obras de arte emblemáticas de Leonardo da Vinci, Giorgione, Vincent Van Gogh, Wassily Kandinsky y Claude Monet.
Será a través de la colección titulada “Tu ficha se guarda en el Hermitage”. Habrá reproducciones digitales de “La Virgen y el Niño” de Leonardo da Vinci, “Judith” de Giorgione, “Lilac Bush” de Vincent Van Gogh, “Composición VI” de Wassily Kandinsky y “Corner of the Garden at Montgeron” de Claude Monet.
Pero, ¿Qué es un NFT? se trata de un criptoactivo que tiene como base un contrato inteligente. Cuando se trata de obras de arte implica que es un archivo único e irreproducible, es como tener un «original». También hay NFT de fotografías, sonidos o videos.
La subasta comenzó el pasado 31 de agosto y finalizará el 7 de septiembre. Cada obra tiene un precio base de u$s10.000 en BUSD. Hasta el momento las obras de Da Vinci cotizan 18 mil BUSD; Monet con 15 mil BUSD, Kandinsky de 12 mil BUSD y Van Gogh con 11 mil BUSD.
El director general del Museo Estatal del Hermitage, Mikhail Piotrovsky, firmó cada copia de la obra de arte individualmente. En el video, también señala la hora exacta de las firmas para amplificar la singularidad de las NFT.
Según el director general del Hermitage: “Las nuevas tecnologías, en particular blockchain, han abierto un nuevo capítulo en el desarrollo del mercado del arte, liderado por la propiedad y la garantía de esta propiedad. Esta es una etapa importante en el desarrollo de la relación entre persona y dinero, persona y cosa”.
Fuente: La Nación ~ Demolición y soledad era el futuro de un ex hotel boutique en Palermo Soho después de que una constructora lo comprara. Sin embargo, tres amigos se unieron para darle vida en la espera de la sentencia final. Desde agosto de 2019 y hasta hace unos días, 30 artistas convivieron en Malabia Town, un “espacio que nació como un experimento de comunidad temporal donde desbordaba arte”, así lo define María Fernanda Neder, una de sus fundadoras.
Para muchos, es extraño vivir todos los días en un hotel. Pero para sus residentes, fue normal e inspirador. En este proyecto de co-living “cada puerta era un mundo”, contó Rodrigo, abogado de 34 años que se instaló allí en diciembre del 2019, y describió la amalgama de actividades y disciplinas que atravesaron sus 20 habitaciones.
Fieles a la definición de residencia artística, “todos los lugares eran multipropósito. Lo que era un coworking, el otro mes era un cuarto y al siguiente una instalación. Los espacios compartidos eran la cocina, el comedor, un living -con un headset de realidad virtual-, una sala de música, un atelier, y un aula”, enlistó Fernanda. La magia de este proyecto trascendió las actividades y los talleres que dictaron y se plasmó en cada pared, pasillo y rincón.
Todo empezó así
Buscando vivir en comunidad, a Jimmy se le presentó una oportunidad imperdible. Un conocido suyo formaba parte de un proyecto inmobiliario que había comprado este hotel para luego construir en un edificio. Le había comentado que los trámites para demolerlo tardarían al menos un año y eso le prendió la lamparita. Bajo un contrato de palabra, el joven ingeniero negoció vivir allí a cambio de un alquiler mensual y cubrir los servicios.
Fue así cómo Jimmy se mudó a Malabia 1555 junto a Francisco y Fernanda. Pero no lo hicieron solos.
Un exhaustivo proceso de selección los ayudó a elegir a ocho interesados para ser 11. Tener ojo y alma artística que busque un lugar donde hacer proliferar sus obras fue uno de los requisitos que pidieron para ser un “maliver”. No querían inquilinos que buscaran un lugar barato para vivir, sino que estuvieran dispuestos a sumergirse en la experencia de vivir en una comunidad de artistas. “Necesitábamos que las personas empatizaran con el proyecto y con las ganas de experimentar y crear acá adentro”, comentó Fernanda.
Para ayudar a filtrar el centenar de solicitudes que recibieron, elaboraron un formulario con preguntas. Como si de un trámite de adopción se tratase, una reunión cara a cara constituía la segunda fase de la admisión, a partir de la cual deliberaban si esa persona formaría parte o no de la “nueva temporada” de convivientes en Malabia Town.
De esta forma, vivieron allí en estos últimos dos años más de 30 bailarines, programadores, fotógrafos, ingenieros, diseñadores, músicos y artistas de todo tipo. La esencia de esta comunidad convocó a todos estos talentos a fusionarse en espacios comunes, donde cada día había una actividad distinta.
Con el tiempo, cada uno personalizó cada espacio y lo resignificaron cuantas veces pudieron. Los tres ejes sobre los que giró la casa fueron la comunidad, el arte y la educación. La producción fue otra fuente de actividades: allí se filmaron cortos y películas, se realizaron sesiones de fotos, ciclos de poesía y hasta lanzamientos de revistas.
Para quienes vivieron en Malabia, la pandemia fue una faceta más que experimentó la casa. “Estar encerrados acá no fue solamente disfrutar desde lo artístico sino también reflexionar y pensar mucho qué sistema queríamos para este experimento de comunidad”, señaló Fernanda. Encontraron contención y un espacio de expresión y goce cuando mucha gente estaba muy lejos de eso.
Fuente: Ministerio de Cultura ~ Son en total veintisiete las obras premiadas. Las tres mejores obras adquisición del conjunto de categorías integrarán la colección pública de arte del Palais de Glace – Palacio Nacional de las Artes.
Se dieron a conocer las obras premiadas en la ceremonia de entrega de diplomas a lxs artistas galardonadxs, celebrada en el Centro Cultural Kirchner el 1 de septiembre de 2021.
Allí estuvieron presentes artistas cuyas obras fueron seleccionadas, la curadora y miembro del Jurado Marcela López Sastre, el Ministro de Cultura de la Nación Prof. Tristán Bauer, la Secretaria de Patrimonio Cultural Lic. Valeria González, la Directora Nacional de Museos Dra. María Isabel Baldasarre, la Directora Nacional de Gestión Patrimonial Dra. Viviana Usubiaga, la Coordinadora de Planificación Museológica Mg. Jimena Ferreiro, el Coordinador de Institutos Nacionales Dr. Pablo Fasce, la Directora Artística del Museo Nacional de Bellas Artes Lic. Mariana Marchesi, la Directora del Centro Cultural Kirchner Lic. Verónica Fiorito, la Directora de la Casa Nacional del Bicentenario Dra. María Fukelman, la Directora del Palais de Glace Dra. Feda Baeza y autoridades de museos nacionales de la Dirección Nacional de Museos de la Secretaría de Cultura de la Nación.
En la ceremonia también se destacó a lxs ganadorxs del Premio Nacional a la Trayectoria Artística:
Anahí Cáceres
Alicia Herrero
Leandro Katz
Alina Neyman
Luis Pazos
Alfredo Prior
Norberto Puzzolo
Dalila Puzzovio
El Jurado de premiación del Premio Salón Nacional de Artes Visuales estuvo integrado por Diana Dowek, Daniel Fischer, María Amalia García, Marcela López Sastre y Diego Perrotta.
A continuación se detallan los fallos del Jurado por categorías:
Tres mejores obras del conjunto de categorías:
Premio adquisición Presidencia de la Nación a la primera mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: “Trabajadoras” de Gabriela Golder
Premio adquisición a la segunda mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: “Oriel” de Jorge Mónaco
Premio adquisición a la tercera mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: “La intuición” de Ana Benedetti
Tres mejores obras de cada una de las ocho categorías:
Escultura
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “El plurente” de Nushi Muntaabski
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Get out” de Martín Di Girolamo
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “Testimonios” de Andrés Paredes
Mención Especial del Jurado:
“Lluvia plateada” de Luciana Lamothe
“El equilibrio de la señora Miyuki” de Mónica Canzio
“Sin título” de la Serie “Trauma” de Lucía Pellegrini
Instalaciones y Medios Alternativos
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “Retard” de la serie “Momentum” de Silvia Rivas
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Fortuna material” de Eugenia Calvo
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “Apropiaciones invertidas: Kevin Royk x Queen Cobra” de Queen Cobra
Mención Especial del Jurado:
“Ensayo para 11 fragmentos” de José Luis Landet
“Intemperie” de Vivi Blanco
“ADNI” de Andres Knob
“Tirar de la manta (descubrir lo que había de interés en mantener el secreto)” de Paola Sferco
Grabado
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “WoW” de Lulú Lobo
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Horas y espadas” de Adrián Sosa
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “Los perros de la resistencia” de Ezequiel Verona
Mención Especial del Jurado:
“Los Benjamines” de Esteban Alvarez
Dibujo
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “Coordenadas de una aproximación alquímica” de Cynthia Kampelmacher
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Ahora del fantasma de Hamlet soy yo” de Lux Lindner
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “Sin título” de Lucas Bragagnini
Mención Especial del Jurado:
“La postal, la casa Daneri, la bienal” de Amadeo Azar
“Diario” de Diego Bastos
“Sin título” de la serie “Vueltas por el Universo” de Miriam Peralta
“Humedad” de Magdalena Rantica
Pintura
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “El Pandenauta” de Alejandra Fenochio
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Jarrón con flores sobre fondo amarillo” de Daniel García
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “Sin título” de la serie “Una casa en llamas” de Leila Tschopp
Mención Especial del Jurado:
“Humedales” de Florencia Fraschina
“Relaciones carnales en el Salón Oval” de Franco Fasoli
“This song goes like this BBBZZZZ” de Fernando Sucari
Cerámica
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “1007 cuentas” de Débora Pierpaoli
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Ura Callu – La lengua de Abajo” de Florencia Califano
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “Mi mamá abanderada, mi papá en Atenas” de Rosalba Mirabella
Mención Especial del Jurado:
“Tapiar Recoleta (French 2685)” del proyecto “Tapiar Buenos Aires” de Ignacio Unrrein
“Bajo Pueblo” de la serie “Cultura Proletaria” de Manuel Sigüenza
Fotografía
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “Objetos Memorables” de Viviana Zargon
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Madre” de Kenny Lemes
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “La toma” de Rodrigo Sebastián Etem
Mención Especial del Jurado:
“Densidad orgánica mutante” de Manuel Antonio Fernandez
“asdasdas” de María de los Ángeles Peña
“Siete hipótesis sobre una desaparición” de Jesú Antuña
“Salón de eventos #10” de Florencia Blanco
Textil
Premio no adquisición a la primera mejor obra: “Origen flujo derrame amarillo sombra fuga estoica colapso” de Guillermina Baiguera
Premio no adquisición a la segunda mejor obra: “Sin título” de Yaya Firpo
Premio no adquisición a la tercera mejor obra: “ÑANDU-JOUY” de Lia Porto
Mención Especial del Jurado:
“Jardinero y Kunko” de Alejandro Bovo Theiler
“La Meriendita” de Nina Kunan
“Metra-Corpiño Matilde, modelo covid 2020 de Co.Co.Pi. (Comando Corpiño Piquetero)” de Piquetera
Recompensas:
Premio adquisición Presidencia de la Nación a la primera mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: $500.000
Premio adquisición a la segunda mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: $330.000
Premio adquisición a la tercera mejor obra del Salón Nacional de Artes Visuales: $250.000
Premio no adquisición a la primera mejor obra de cada categoría: $110.000
Premio no adquisición a la segunda mejor obra de cada categoría: $80.000
Premio no adquisición a la tercera mejor obra de cada categoría: $60.000
La exposición
Organizada por el Palais de Glace – Palacio Nacional de las Artes, con la colaboración del Ministerio de Cultura, la Secretaría de Patrimonio Cultural, la Dirección Nacional de Museos, la Casa Nacional del Bicentenario y el Centro Cultural Kirchner, la exposición presenta 266 obras, 162 en Casa Nacional del Bicentenario y 104 en el Centro Cultural Kirchner.
La exposición, curada por Marcela López Sastre, podrá visitarse en el Centro Cultural Kirchner a partir del 2 de septiembre durante hasta hasta el 15 de octubre de miércoles a domingo de 14 a 20 con reserva previa en cck.gob.ar.
Podrá visitarse también en Casa Nacional del Bicentenario hasta el 31 de octubre de jueves a domingo de 15 a 19 h sin reserva previa (ingreso por orden de llegada hasta completar el aforo).
Un concurso federal, accesible, diverso e inclusivo
El Salón Nacional de Artes Visuales es un certamen que se realiza de manera ininterrumpida desde 1911. Desde 2018, este concurso nacional garantiza la paridad de género en la selección y premiación de obras.
En esta 109 ª edición fueron 2942 las personas que se inscribieron al Premio Salón Nacional de Artes Visuales, récord en la historia del concurso. Entre ellas, se destaca la inscripción de 444 personas LGBTTIQ+, de las cuales casi 200 no identifican su género con las opciones binarias. En cuanto a la segmentación etaria, en esta edición 2020/21 se incrementó sensiblemente la inscripción de jóvenes de 18 a 34 años: 32% más que en 2019.
El carácter federal del concurso tuvo un importante salto cuantitativo y cualitativo en esta nueva edición. Por un lado, se inscribió un 36% más de artistas de provincias (no residentes en Ciudad ni en Provincia de Buenos Aires) que en 2019.
Por otro lado, y por primera vez en la historia del certamen, la Secretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación se hará cargo del transporte gratuito de obras seleccionadas de artistas que viven allende el Área Metropolitana de Buenos Aires; 52 serán las obras seleccionadas que provendrán de las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Chubut, Jujuy, La Pampa, Mendoza, Neuquén, Salta, Santa Fe y Tucumán.
Fuente: La Nación ~ Sin sus característicos anteojos, vestida con jean y camisa floreada, las manos sobre la cintura y una amplia sonrisa. Así se ve a Marta Minujín en una foto tomada hace 45 años en Machu Picchu. “El centro metafísico de Latinoamérica”, como lo definiría después a
LA NACION la artista, que entonces se detuvo donde sentía más energía para extraer decenas de kilos de tierra. Con dos valijas llenas de esa materia prima para su obra regresó a Buenos Aires, donde construyó un nido de hornero gigante, similar al que pronto se exhibirá en el CCK.
Convocada para participar de la muestra colectiva Simbiología, curada por Valeria González, Minujín recreó una vez más aquella instalación, que tuvo otras versiones exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1999 –perteneciente a Colección Fortabat–, en la galería Herlitzka+faria, en arteba 2014 y en Site Santa Fe (Nuevo México, Estados Unidos, 2016). Claro que esta vez no tendrá el componente performático de aquella versión de 1976, titulada Comunicando con tierra y exhibida en el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) y en La Rural, que incluía un intercambio de tierra internacional.
La instalación original, de 2,30 metros de diámetro por 2,5 de alto, estaba realizada con una mezcla de tierra peruana y argentina, exhibía tres videos en su interior y se acompañaba con bolsas de la tierra importada. Una vez terminada la muestra, estas últimas fueron enviadas a colegas de otros países, con la consigna de que la mezclaran con tierra del lugar y volvieran a enviarla a Buenos Aires, para que a su vez Minujín la llevara de vuelta a Machu Picchu.
“Lo permitió el director del Museo de Arqueología de Cuzco; era otro mundo, ahora está todo más cuidado”, observa Minujín, y agrega: “Con la pandemia, que no te dejan pasar ni el correo, no voy a estar mandando tierra… ¡Sería un delirio!”.
De Manchester a Nueva York
Este año, la artista más popular de la Argentina se vio forzada a crear a distancia un monumental Big Ben recostado sobre los Piccadilly Gardens de Manchester, tras haber presentado en el Museo Nacional de Bellas Artes una obra creada en plena cuarentena e inaugurado en la Fundación Santander Implosión!, un proyecto site specific que incluye una experiencia inmersiva. En octubre viajará a Estados Unidos para la presentación del Minucode en una sala propia del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA), que compró esa pieza histórica en 2019.
Los protocolos, sin embargo, siguen imponiendo sus reglas. Si bien el nido del CCK es un 30% más grande que la obra original, no permitirá que el público se sienta como en su casa. No encontrará sillas para ver Hornero, el breve y único video que se proyectará adentro, que registra a Minujín saliendo de la obra de 1976. Esa pieza se trasladó desde el CAYC hasta la tradicional Exposición Rural, donde se exhibió en el pabellón de ovinos y luego fue destruida por una aplanadora.
Los otros dos videos que cobijó el nido en distintas épocas se exhibirán ahora por motivos sanitarios en las paredes de la sala 604: filmados en Súper 8 por Claudio Caldini, Autogeografía y Autogeografía (con máscaras) –presentes respectivamente en las colecciones del Malba y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía– muestran cómo la tierra es arrojada sobre el cuerpo semidesnudo de Minujín.
“¿Hábitat del futuro?”, se preguntaba la artista al presentar el nido en La Rural, según demostrará el material de archivo que acompañará la obra. Será una entre más de 170 realizadas por un centenar de colegas, que desde mediados de septiembre hasta marzo integrarán la exposición Simbiología: prácticas artísticas en un planeta en emergencia.
“Empezamos a trabajar en este proyecto antes de la pandemia”, señala a LA NACION Valeria González, que además de haber dirigido el equipo curatorial es secretaria de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de la Nación. “Simbiología es una palabra inventada, una cruza de simbología –muy usada en el arte– y simbiosis, en alusión a la unión entre lo humano y lo no humano”, agrega sobre el espíritu de esta muestra, que también incluirá obras de artistas como Tomás Saraceno, Adrián Villar Rojas, Luis Fernando Benedit y Víctor Grippo.
En ese contexto, Minujín se revelará una vez más como pionera. “Es la primera vez que un evento de arte y naturaleza se incluye en la Exposición Rural –escribía en 1976–. Es así que el arte cumple aquí una función ilustrativa, al recrear en escala humana algo que existió siempre, antes que las ciudades argentinas, y que inspiró el tradicional rancho de barro”.
“¿Hábitat del futuro?”, se preguntaba la artista al mostrar el nido en la Rural
Fuente: Clarín ~ En septiembre, Malba cumple dos décadas y se prepara para celebrar. Su máxima responsable artística desde que fue designada curadora en Jefe, María Amalia “Marita” García, tiene a cargo las exposiciones. Una girará sobre el pintor uruguayo Rafael Barradas. Hombre flecha, que alude al núcleo de la colección que dio nacimiento al museo, y dos expos más de fotografía latinoamericana en lo que resta del año: Magdalena Schwartz y las vedettes del porteño Foto Estudio Luisita.
Un regalo al Museo, para el que se recaudaron fondos extra, será develado en el acto público ese mismo 20 de septiembre, día del aniversario. Se trata de una gran obra que se incorpora. Y además de algún brindis al aire libre que está sin confirmar, habrá un homenaje al más popular de los artistas del acervo, Antonio Berni. A 40 años de su muerte, una plataforma virtual recopilará toda la documentación sobre su emblemática obra “ Manifestación”, sobre la que se realizará un estudio material a cargo de expertos, entre otros contenidos. Sobre la programación y su aporte al museo desde la impronta de la investigación, y recuperando el rito del encuentro físico, García habló con Ñ.
-La exposición de Rafael Barradas abre para los 20 años del Museo, ¿en qué sentido se vinculan ambos eventos?
-La muestra es una coproducción de Malba con el Museo de Artes Visuales de Montevideo, con curaduría de Enrique Aguerre, su director. Se centra en el período más vanguardista de Barradas. Arranca en 1913, con su periplo europeo, y cierra en el 23, luego de que ya se desarrollaron todos estos “ismos” barradianos, como el vibracionismo. Y justamente la vanguardia rioplatense de los años 20 es un núcleo desde el comienzo de la colección de Eduardo Costantini. De los uruguayos, Torres García, Figari, y Barradas; de los argentinos Petorutti y Xul Solar, artistas que le dan su perfil de arte latinoamericano modernista, un sentido que el Malba abraza. Y una referencia muy específica es la muestra Artistas rioplatenses en Europa (2002) en Malba, con todos estos creadores y poetas latinoamericanos protagonistas de los desarrollos vanguardistas europeos. A casi 20 años, vuelven a revisarse algunas de las preguntas iniciales.
-¿Y qué más hay de las celebraciones?
-La idea es que sea todo un ciclo de festejos hasta fin de año. Estamos pensando acciones en Plaza Perú, aún no confirmadas; pero el 4 de noviembre inauguran otras dos muestras. Una, de la fotógrafa Magdalena Schwartz, una producción del Instituto Moreira Salles, de Brasil, con curaduría de Gonzalo Aguilar y Samuel Titán. Las metamorfosis se titula la serie que ella hace con transformistas y travestis en San Pablo, no desde el lugar reivindicatorio de hoy sino como una investigación sobre la ambigüedad de género. La otra es Foto Estudio Luisita; este emprendimiento de las hermanas Luisa y Chela Escarria, dos señoras muy ajustadas a la norma que retratan el universo del teatro de revistas. Está la fantasía total versus la realidad del hacer.
– ¿Alguna pista del regalo especial?
-Se trata de una gran adquisición, regalo a Malba del Comité de Adquisiciones. Ya está la wishlist del Comité artístico y falta la votación final. Específicamente para estos 20 años, se pensó en hacer un gran gesto, en lugar de compras fragmentarias, y para esto Teresa Bulgheroni llevó adelante una gran campaña de recaudación extra.
-Y esto sucede a pocas semanas de las compras que anunció Eduardo Costantini, por 25 millones de dólares.
-Estamos muy contentos, aunque se trata de su colección personal y de compras durante la pandemia, porque las va a prestar y ya estamos pensando posibilidades de muestras…
-Además de las exposiciones temporales, están a tu cargo las publicaciones, los proyectos virtuales y el área de investigación. ¿Cuál es tu proyecto teniendo en cuenta tu perfil de investigadora?
-Como provengo del ámbito de la investigación, me interesa desarrollar un proyecto propio que tiene que ver con la idea de lo moderno vernáculo. Me refiero a la posibilidad de mostrar o exhibir estas piezas que incorporan los lenguajes internacionales del arte pero siempre a través de una matriz local, vernácula, entendida desde culturas antiguas americanas hasta las producciones aborígenes contemporáneas y la cultura popular urbana, con una lectura más compleja. Por ejemplo, Alberto Greco, pionero de la performance, y su vínculo con el tango. A la vez que hacía incorporaciones vinculadas con la vanguardia internacional, su lectura del existencialismo finalmente era un existencialismo tanguero. Como comunidad internacional estamos en lugares cada vez más sofisticados, con lecturas más finas y específicas. En esta línea, estudié bastante la revista Hábitat, de Lina Bo Bardi, y allí ves cómo en una revista claramente moderna, ella está incorporando todo el tiempo los exvotos del Nordeste, los modos de hacer arquitectura de la gente del Amazonas. Estas producciones vernáculas tienen una síntesis formal y una honestidad material que los deja muy cerca del lenguaje moderno. Se maravillaban porque no pretendían ser más, porque tenían esta clara síntesis que hasta la propia Lina lo comparaba con Picasso.
-Otro ejemplo, en tu clase magistral sobre el nuevo guión del museo, en 2020, que vinculaba el arte concreto con las carrozas del carnaval.
-En este caso lo bueno estuvo en que siempre se leía desde la abstracción internacional: bueno, y acá llegaba Rothfuss y hacía el marco recortado. En ese caso tuvo que ver con el estudio material de las piezas; analizaba algunos tablados que eran recortes geométricos con colores, Me gustaba pensar que era este pasaje de la fiesta del carnaval a la fiesta vanguardista.
-¿Creés que esta lectura vernácula aporta a la ampliación de los públicos del museo?
-Sí, claramente y de poder salir de estas lecturas siempre desde la alta cultura, sobre todo el arte moderno, que tiene un enmarque tan fuerte en esta idea de alta cultura. Y sí, ojalá den mucha más accesibilidad a distintos públicos. En relación a la investigación, me interesa subrayar dos cosas. Por un lado, el planteo sobre moderno vernáculo es un proyecto complejo que lo entiendo solo realizado con otras instituciones y en un diálogo fluido con artistas y colegas historiadores. Entonces pienso mucho en la idea de coloquios previos a las exposiciones como modos de complejizar lecturas. Y por otro, que la exposición no sea una investigación sino que siempre esté este aspecto de la percepción de la muestra, que te divierta estar, que te dan ganas de recorrerla, que te lleva en algún sentido a una fiesta también: aportar esta transformación o esa vida, esas ganas, que básicamente hacen la diferencia entre ir a un museo y verlo en la pantalla.
-La virtualidad se desarrolló mucho en los museos en 2020 y Malba se destacó: ¿cuáles son los proyectos a futuro?
-Hablamos de lo adquirido y de lo que no se vuelve tras la pandemia. Me parece que justamente está el museo online, por la posibilidad que da en el contacto internacional y local federal, las interrelaciones. El museo ya desarrolló dos súper proyectos, Hable con ella y La historia como rumor, desarrollados por Gabriela Rangel, la directora a quien le tocó afrontar el momento más difícil de la pandemia.
-¿Se viene Berni digital?
-Ahora tenemos un proyecto desarrollado entre las áreas de comunicación y curaduría, en relación a “La manifestación”, de Berni, a 40 años de su muerte. Sabemos a través de un estudio de las redes sociales del Museo, entre 2012 y hoy, que el primer posteo que llegó a los 10 mil likes fue con Berni y “Manifestación”. Tiene algo muy especial para los argentinos y es una pieza emblemática del Malba. Entonces nos interesaba hacer un sitio donde se pudiera desplegar la obra en su totalidad y sintetizar toda la documentación en relación a la obra, a las fotografías tomadas por Berni, a las fotos periodísticas y materiales de prensa, pero a su vez también cartas, para dotar a la pieza de todo su aparato crítico y documental. También habrá entrevistas a especialistas, historiadores del arte, pero también personajes de la cultura y vinculados con la figura de Berni para dar cuenta de la obra y del momento, de estos años 30 del compromiso político. Y una cosa súper interesante que hasta ahora no se hizo es un análisis material de la obra, con el equipo de conservación de Malba y la UNSAM. El proyecto va a durar casi un año y la idea es ir subiendo esta información paulatinamente a que se vaya produciendo.
-El recorte de presupuesto, la dificultad del traslado de personas y obras plantean dos modelos extremos de muestras: blockbuster o remix de la propia colección. ¿Qué pensás?
-El recorte de presupuesto es una mirada más del museo público. En ese sentido, Malba acompaña los vaivenes mundiales como cualquier institución, pero siempre ha tenido otros márgenes. La mirada a lo local y a lo regional está y va a seguir, pero hay algo relativo a la esencia de Malba, que es el arte latinoamericano. Y esa especificidad la vamos a seguir protegiendo. Avalamos esta centralidad del arte de latinoamericano, pero esto no quiere decir que deba tratarse de muestras “tanque”.
-¿Y cómo concebís esta especificidad del arte latinoamericano?
-Malba tiene una muy buena proyección de lo moderno y lo contemporáneo en relación al arte latinoamericano, pero estaría bueno indagar, abrir un poco esa escena de lo latinoamericano. Y en eso pienso en dos momentos: en el arte colonial y en el siglo XIX. Y pienso de qué manera, por ejemplo, estas piezas devocionales y místicas del arte colonial están interpelando a los artistas hoy, cuando la religiosidad forma parte de sus modos de hacer. Y en esos retratos heroicos o burgueses, cuánto de esa terminación, de ese tipo de construcción de la imagen más tosca o poco limitada a veces en sus procedimientos ilusionistas, cuánto de eso hoy no es devoción para los artistas contemporáneos. Poder pensar lo latinoamericano más allá de lo moderno sería algo muy vivificante.
Fuente: Grupo La Provincia ~ La galería de arte Roldan Moderno presenta hasta el 17 de septiembre la muestra «Julián Althabe. La cuarta dimensión», que recupera el legado y visión del artista, mientras que en Barro, ubicada en el barrio de La Boca, se presenta hasta octubre, «Árboles profundamente artificiales», del artista Martín Legón.
Muestra homenaje: «Julián Althabe. La cuarta dimensión»
En la Galería Roldan Moderno se exhibe «Julián Althabe. La cuarta dimensión», hasta el 17 de septiembre de 2021 con acceso gratuito y reserva previa.
La muestra reúne la producción cúlmine del artista, teórico y docente Julián Althabe (1911-1975), protagonista de la abstracción geométrica y del cinetismo óptico, que fue también uno de los artistas que abrió el camino a los nuevos lenguajes de la escultura abstracta y la tecnología del acrílico en la historia del arte argentino.
Influenciado por los rusos Antoine Pevsner y Naum Gabo, representantes de la escultura constructivista y pioneros del arte cinético, la obra de Althabe se diferencia de al integrar poesía, ciencia y mística.
En esta oportunidad, se presentan diez esculturas de las décadas del 60 y 70: cajas de acrílico transparente de variadas formas atravesadas por hilos de nylon coloreados, que capitalizan las investigaciones del artista sobre su Teoría de la doble visión (cuarta dimensión) que desarrolló en su labor artística pictórica y escultórica.
«Aquí nace mi urgencia: agregarle a la vida espiritual, que indudablemente tiene el concretismo, la vida sensible, que es propia del arte; dar la imagen sensible de lo tridimensional o, dicho de otro modo, hallar en lo tridimensional el equivalente del dibujo tradicional, con lo que intento expresar tan fuerte y precisamente el espacio que pueda sugerir la cuarta dimensión», decía Althabe.
«Cada escultura permite acceder a un universo de líneas múltiples y dinámicas, hay una semejanza poética con la teoría de las supercuerdas que explica la estructura general del cosmos; cada obra es como la representación a escala de un universo dinámico e inconmensurable, la foto de una película eterna», dice Julio Sánchez en su texto curatorial.
A su vez, explican que «Althabe hizo visible en arte lo que la ciencia no podría representar sino tan solo definir con ecuaciones abstractas».
Su preocupación siempre fue el espacio, la sensación espacial y «con el objetivo de ir más allá de su mera representación, desarrolló una profunda búsqueda y exploración artística que lo llevaron de la pintura figurativa hacia las experiencias escultóricas abstractas».
El artista indagó en torno a los fenómenos visuales y sus correspondencias plásticas estimulado por los avances científicos de su época y consagró su vida a la investigación artística visual. Además representó a la Argentina en varias ediciones de la Bienal de San Pablo (1953, 1957 y 1959) y tuvo una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (1979).
Sus obras forman parte de colecciones del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba),el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Blanton Museum of Art de Austin (Texas, Estados Unidos) y de destacadas colecciones privadas.https://d-3929900353070534026.ampproject.net/2108192119000/frame.html
Esta muestra se puede visitar en Roldan Moderno (Juncal 743, CABA), de lunes a viernes de 11 a 18 con cita previa en galeria@roldan.cc, o en el teléfono +54 11 4394 0830.
Muestra individual de Martín Legón
Martín Legón (Buenos Aires, 1978) presenta en la exposición individual «Árboles profundamente artificiales» en la galería Barro del barrio de La Boca, un nuevo ensayo visual que traza relaciones con sus otras puestas desde hace más de una década.
La muestra puede leerse, según los organizadores, «como una instalación cubista, donde su objeto de estudio -la sociedad argentina y sus condiciones actuales de posibilidad- es facetado para entregar sus caras replegadas en un mismo tiempo», y además «crece como un poema largo» con sus cruces internos, idas y vueltas, rimas y alteraciones que se repiten y abren la complejidad de su sentido ante el recorrido del espectador por la sala.
Legón trabaja con distintos soportes para sus obras tales como instalaciones, dibujos, pinturas, video, fotografías y colecciones de fotos que recupera y utiliza como herramientas para reflexionar sobre el capitalismo y sus disrupciones desde sus collages.
En su producción enlaza de forma poética textos y citas sociológicas, literarias y de la historia del arte, y yuxtapone «un montaje de atracciones cinematográfico», sobre temas como las estructuras de trabajo, producción de imágenes y el rol del artista en la sociedad actual.
Esta exhibición se puede visitar en Caboto 531 (CABA), hasta el 2 de octubre, con cita previa en https://www.barro.cc (Télam)
Abrir chat
1
🎨 Te sumas a Artewapp?
🎨 Info Arte
🎨 Te Gustaría sumarte a Artewapp sin cargo? y/o Tenes alguna otra duda?