Fue promesa de las selecciones juveniles de Argentina y hoy pinta cuadros para las estrellas: “Es lo único que llena el vacío que me dejó el fútbol”

Fuente: Infobae ~ “Uno extraña, pero de buena manera. Me fui de casa a los 14 años, tengo un desarraigo naturalizado. Me mudé más de 20 veces. Nunca fue un problema eso para mí”. Matías Fondato habla desde la ciudad de Newcastle, al norte de Inglaterra. Vive allí desde 2015, cuando Fabricio Coloccini le abrió las puertas de su casa, lo alojó y motivó para que encallara. El destino hizo que en la actualidad no fuera el fútbol su sustento económico, sino otra pasión que tenía dormida desde que era niño: la pintura. Hoy mixtura el deporte y el arte en los bastidores para desenvolverse en un ámbito que lo fascina.

Fondato nació en General Gelly, un pueblo de apenas 700 habitantes ubicado en el taco de la bota de la Provincia de Santa Fe, límite con Buenos Aires. Por herencia, mamó fútbol desde chico: jugó picados en sus pagos cuando llegaban a juntar dos equipos con jugadores de todas las edades (cuenta que les era difícil separar por categorías por lo pocos que eran) y militó en Juventud de Pergamino hasta que le surgió una prueba en Newell’s durante unas vacaciones de invierno. Fue fichado para la Octava División junto a Leonardo Ponzio, Lisandro Sacripanti y Elvio Martínez, otros juveniles con potencial.

Sus dotes como mediocampista central con quite, panorama y distribución lo llevaron a ser convocado para las juveniles argentinas durante el ciclo de José Pekerman y Hugo Tocalli. ¿Cómo esta promesa del fútbol nacional dejó el deporte y se zambulló ante la posibilidad de vivir su faceta artística? Ansioso por volver a jugar un picado con sus amigos en suelo británico, puso un alto a los ejercicios en el gimnasio con los que pretende recuperar la forma tras varios meses en Argentina en los que se dejó llevar por los asados con familiares y amigos que surgieron cada dos o tres días para repasar con Infobae su interesante historia de vida.Fondato y Coloccini, en un duelo entre Newell's y Boca en las inferioresFondato y Coloccini, en un duelo entre Newell’s y Boca en las inferiores

¿Qué recuerdos tenés de tus inicios en Newell’s y el seleccionado juvenil?

Fue un mundo nuevo para mí. Cuando me llamaron para la Sub 17 éramos cinco número 5: estaban Coloccini, Oscar Ahumada, Nico Medina, Fer Spinelli y yo. Terminé jugando de central con Fabricio y Medina fue al medio, ahí nos repartimos un poco. En Newell’s empecé jugando de 5 solo y después de doble 5 con el Coqui Torres. En la Selección ganamos un torneo en Salerno en 1998 y jugamos el Sudamericano de Uruguay en 1999 (NdeR: Argentina terminó cuarto). También solíamos hacer un amistoso por mes y viajábamos. Había jugadores como Pablo Calandria, Carlitos Marinelli, Víctor March, el Gato Rovira, Ema Centurión y Poroto Lux. Tengo contacto con la mayoría, en cualquier momento armo un grupo de WhatsApp. Cuando volví de ese proceso a Newell’s tuvimos al Negro Zamora como técnico en la Cuarta División, que batió el récord por ser la única categoría que ganó los 18 partidos que jugó para ser campeón. Después fuimos mechando en Reserva y Primera.

Te promovió el Negro Zamora, te puso en Primera el Bambino Veira y después fuiste parte del plantel campeón con el Tolo Gallego… ¿Cómo fue ese salto?

Con Zamora empecé a entrenar en Primera y debuté contra Banfield con el Bambino. Después jugué por primera vez de titular contra Lanús, en 2003. En la época del Tolo había jugadores de renombre y trayectoria, costaba jugar. Y cuando jugás en una posición defensiva, salvo que haya alguna lesión, es difícil entrar. Estaban Ariel Rosada y el Pepi Zapata, que la rompían. Se disfrutó mucho ser parte de ese plantel, era la mezcla perfecta porque había 4 ó 5 jugadores muy experimentados y después éramos todos pibes que nos conocíamos de haber vivido en la pensión. Era la combinación perfecta. Estaban el Mago Capria, Julián Maidana, el Burro Ortega, el Bombón, Pepi, Justo Villar y después todos pibes del club.

Y encima tenías al Tolo, que había sido mediocampista central. ¿Te corregía mucho?

Dos días antes de debutar con él, estábamos haciendo una entrada en calor con pelota. Se la quise empalmar a alguien, la cuchareo para dar el pase y me salió bien. Pero se me arrimó el Tolo y me dijo con cara de ogro “ey, nene, ¿así pensás jugar vos mañana? Tratá de no hacer eso que se me suben los huevos acá” (y se puso la mano en el cuello), ja ja. Imaginate yo con 19 ó 20 años, ¡no la quería pedir más! Después durante el vuelo me habló y preguntó cómo me sentía, un crack. Era muy gracioso el Tolo, aprendí mucho porque le agregaba un tono de gracia a la tremenda exigencia que había todas las semanas, era una guerra hacer fútbol. Claro, no daba el equipo hasta los últimos días y todos querían jugar, la cosa iba bien y todo el mundo quería ser parte. Demandaba concentración todo el tiempo, exigía y veía el fútbol muy claro. Los entrenamientos eran muy exigentes y eso nos llevó a estar arriba. Hace poco en Argentina estuve con Damián Manso y nos reíamos de los roces que teníamos en las prácticas. Si le habré pegado… Con el Burro (Ortega) tenías que estar atento porque te hacía pasar de largo. Al Burro se lo respetaba un poco más, se le tenía un margen de perdón para pegarle, ja.Fondato fue campeón con la Sub 17 en un torneo en Salerno disputado en el año 98 (@mati.fondato)Fondato fue campeón con la Sub 17 en un torneo en Salerno disputado en el año 98 (@mati.fondato)

Sin tener tanto rodaje, tuviste que irte de Newell’s a probar suerte en el exterior. ¿Cómo fue tu salida y reinserción en un equipo extranjero?

Jugué un montón de partidos en Reserva, pero poco en Primera. Tuve varias oportunidades para irme a préstamo: Huracán, Chicago, Chacarita, Tiro Federal. El presidente (Eduardo López) siempre decía que me dejaba ir y cuando venían los clubes pedía algún dinero por el préstamo. Iban los representantes a cobrar comisiones y se enteraban de que habían vendido el 180% del pase de los jugadores. ¡Una locura! Se complicó todo hasta que me quedaron 6 meses de contrato y decidí esperar hasta quedar libre. Nunca consideré quedarme, había acumulado muchas cosas y quería irme. Me quedó la espina de saber qué hubiera pasado si hubiera tenido rodaje en otro lado. Me llamó el Gato Leeb, que me conocía de jugar en contra en la Reserva, para ir a Guaraní de Paraguay. Fue una muy buena experiencia en un club ordenado, históricamente grande, con clásicos importantes y muy buena gente. Futbolísticamente el primer semestre me fue bien. Yo me había operado de una hernia en Newell’s y hacía como un año que no jugaba un partido oficial. Cuando escuché el primer pitazo de un árbitro en Paraguay sentí una sensación de emoción… Dije “ya está, volví”.

Culminado su contrato en Paraguay, a Fondato le surgió la chance de mudarse a Europa por primera vez: firmó en el Ionikos Nikeas de Grecia, una institución que se fue desordenando en lo económico al punto tal de soltarle la mano. Así y todo no regresó a Argentina y permaneció varias semanas a la espera de otra posibilidad en el Viejo Continente. La idea de instalarse definitivamente allí había madurado. En 2008 fichó por el Royal Amberes de Bélgica, donde estuvo un año antes de su vuelta al país. En Instituto de Córdoba no llegó a debutar por un problema físico (osteocondritis) y desde ese momento su carrera profesional entró en una “nebulosa”.

Pasó por América de Cali, donde fue solicitado por un Patrón Bermúdez recién retirado y devenido a entrenador, actuó en Unión de Mar del Plata y Sportivo Las Parejas antes de tener su última experiencia en el fútbol con el KV Turnhout de Bélgica, adonde volvió por un peculiar motivo.Fondato debutó en Newell's y pasó por Guaraní de Paraguay, Ionikos Nikeas de Grecia, Royal Amberes de Bélgica, América de Cali, Instituto de Córdoba, Unión de Mar del Plata, Sportivo Las Parejas y KV Turnhout de Bélgica (@mati.fondato)Fondato debutó en Newell’s y pasó por Guaraní de Paraguay, Ionikos Nikeas de Grecia, Royal Amberes de Bélgica, América de Cali, Instituto de Córdoba, Unión de Mar del Plata, Sportivo Las Parejas y KV Turnhout de Bélgica (@mati.fondato)

¿Te costó volver al fútbol argentino y ni dudaste en irte otra vez al exterior (a Colombia con el Patrón Bermúdez)?

Venía de varios meses sin jugar por lesión que me demandó una operación y llegué a Colombia sin hacer fútbol. El Patrón se la jugó y me llevó igual. El tiempo que tuve para ponerme bien se terminó yendo por los malos resultados. Agarró un interino y empecé a remarla sin cobrar los últimos 3 ó 4 meses. En Unión de Mar del Plata empecé a pensar en el futuro y a darme cuenta de que el fútbol no me llenaba. Ahí me enteré que en Bélgica tenía una cuenta bancaria abierta con dinero que iba a caducar si no registraba movimientos cumplidos los 5 años sin uso. Se me habían vencido las tarjetas y faltaban dos o tres meses para que pasara eso. Agarré las cosas y volví a Bélgica, un poco a la deriva. Solucioné el tema con el banco y conseguí que me dejaran entrenar un par de días en un equipo donde le gusté el entrenador. Yo venía entrenando en Rosario por si aparecía algo. Me hicieron un contrato básico con objetivos y terminé jugando todos los partidos hasta la semifinal por el ascenso. Después de eso me di cuenta que el fútbol no me rendía lo que yo le estaba dando, que era el 100% de mi profesionalismo. Tenía 32 ó 33 años, me sentía bien, tuve un par de propuestas y todo, pero ninguna me terminó de cerrar.

Antes de consultarte por tu retiro: ¿fue mito o realidad que el Patrón Bermúdez se le plantó al Pimpi, jefe de la barrabrava de Newell’s en aquel momento?

A mí no me lo contó nadie, yo estaba a 3 metros. No sabés lo que se respiraba en ese vestuario… ja. El Patrón no se asustó con nada de lo que vio. Aparte imponía respeto ya con su imagen, su impronta y ahí no arrugó. Vio lo que vio (NdeR: se dijo que lo amenazaron con un arma de fuego) y no se achicó. Va al frente como un tren. Tengo una relación de amistad, hablo todo el tiempo. Como capitán nunca tuve uno igual, que haya defendido tanto a los intereses del grupo y sus compañeros. Que se quedara sin cobrar hasta que lo hiciera el último compañero. Un liderazgo tremendo.

¿Cómo te pegó el retiro que, por cierto, lo fuiste madurando temprano?

Entraba a una cancha y disfrutaba mucho, pero el tema es que no se justificaba el sacrificio de darle mi vida entera al fútbol para lo que me retribuía y no estaba remunerado de una manera decente. Me decían “te queremos, pero te damos esto”. Y yo con “eso” no podía vivir o proyectar. En Newell’s ibas a cobrar al banco y te rebotaban los cheques; en un momento ya tomé como algo normal el hecho de hacer malabares por estar 3 ó 4 meses atrasado. Eso igual es positivo porque te prepara y te da un margen de tolerancia mayor para los contratiempos de la vida. Hay gente que entra en pánico mientras uno piensa “ya está, no hay nada que hacer”. Acá en Inglaterra lo cuento y no lo pueden creer. Si el primero de mes cae fin de semana, se quejan porque no pueden cobrar. Igualmente hay cosas que no son fáciles, hay contratiempos para adaptarse y superar. Pero yo siempre estuve solo, soy aventurero y disfruto mucho de mi tiempo y espacio. A mí siempre me gustó compensar el tiempo libre, aunque el jugador que se lo toma muy en serio necesita tiempo para descansar y alimentarse bien. No es que no podés hacer otra cosa. Por eso empecé a pintar, leo mucho y toco algunos instrumentos musicales. Soy muy curioso en ese sentido. Ahí pensé en seguir ligado al fútbol aunque no tenía claro si como entrenador, asesor o traductor. Sabía que el curso de técnico lo iba a hacer y también me llamaban muchos representantes y amigos porque yo sabía inglés y les daba una mano en la adaptación al país. Dejé el fútbol, pero lo disfruté hasta el último día.Coloccini, Willy Caballero, Mauricio Pochettino, Nacho Scocco, Raheem Sterling, Erik Lamela, Jermain Defoe y Kenedy, algunas de las figuras del fútbol para las que pintó (@mati.fondato)Coloccini, Willy Caballero, Mauricio Pochettino, Nacho Scocco, Raheem Sterling, Erik Lamela, Jermain Defoe y Kenedy, algunas de las figuras del fútbol para las que pintó (@mati.fondato)

¿Cómo es eso de que gracias a Coloccini terminaste siendo entrenador de las infantiles del Newcastle y pintando cuadros en Inglaterra?

Yo tenía el contacto de Fabricio desde el Sub 17, una amistad de muchos años. Fui a vistarlo para ver un par de partidos de la Premier, ponerme al tanto de su vida y volver a Bélgica. Pasé unas Fiestas con él y su familia y un día, tomando un café, me propuso que hiciera el curso de entrenador en Inglaterra y me mudara con él. Yo a Inglaterra siempre le había tenido ganas porque desde los 8 años hasta los 14 estudié inglés y me picaba un poco. Y mi inglés era mejor que el neerlandés que se hablaba en Bélgica. Me tomé unos días, al mes hice la valija y me fui. Como soy nómade, si me tengo que ir, no me cuesta. Quise molestarlo lo mínimo posible, pero creo que también fui una compañía para él. Hubo maratones de ping pong y tuvimos tiempo para ponernos al tanto con nuestras historias de 20 años. Lo adoro, lo quiero como un hermano porque me abrió las puertas de la casa esos 6 ó 7 meses. Increíblemente después él se volvió a Argentina y yo me quedé acá en Inglaterra.

¿Y de qué forma se te fueron abriendo las puertas en Inglaterra?

Empecé a jugar al fútbol en un equipo universitario que entrenaba el hermano del español Ayoze Pérez, que estaba jugando en Newcastle. Yo quería moverme por amor al fútbol. A las dos semanas el técnico vio que hacía diferencia con los pibes porque yo, las mañas, las traía todavía. Como el tipo era director de la parte deportiva de la Universidad, me propuso jugar en el equipo. El único requisito era hacer una carrera, así que empecé un máster en coaching mientras hacía el curso de entrenador. Me dieron un salario para que jugara y trabajara con ellos dirigiendo al tercer equipo. Fue todo redondo: económicamente me servía para vivir nada más, pero me llenaba pensando en el futuro. Ahí conocí a entrenadores de las inferiores del Newcastle y empecé a jugar con ellos y pegar buena onda. De tanto hablar de Maradona y Messi, me ofrecieron dirigir a un grupo de infantiles. Desde que se desató la pandemia no volví a entrenar, pero sigo en contacto. Fue muy loco entrenar a los chicos Sub 12 y Sub 13 porque allá no compiten, tienen organizados amistosos todas las semanas y no existe la tabla de posiciones. Te cuesta porque los pibes no tienen el sentido de la competencia, ganan o pierden y no pasa nada. Es algo diferente, ni mejor ni peor. Te choca un poco porque uno está acostumbrado a otra cosa, a vivir en una pensión, comer lo justo, remarla y pelearla. Esta es una sociedad que tiene todo muy servido y tampoco está mal porque está todo ordenado, pero se pierde el valor de las cosas. No valoran tanto el pertenecer a una institución de Premier League, es todo mucho más light. No digo que no me guste entrenar, pero es otro nivel de placer y adrenalina. Yo dejé de jugar, dirigí equipos y, si bien lo disfrutaba, nunca nada se asemejó a lo que era entrar a una cancha. Cuando me siento a pintar, para mí es lo mismo que entrar y oler el césped de la cancha. Es increíble pero es así.Algunas de las pinturas de Matías Fondato (@mati.fondato)Algunas de las pinturas de Matías Fondato (@mati.fondato)

Me contaste tu lado como entrenador: ¿cómo surgió lo de la pintura?

Siempre me gustó dibujar, toda la vida. En la escuela hablaba un profesor y yo garabateaba, hacía historietas con mis amigos… Siempre tuve facilidad. Un día visite al jugador estadounidense del Newcastle DeAndre Yedlin, que había sido compañero de Mauro Rosales en la MLS y alquilaba la casa en la que yo había vivido con Fabricio Coloccini. Vi que tenía varias pinturas colgadas y cuando me contó que le gustaba el arte, le dije que le iba a hacer un retrato. Hacía rato me picaba el bichito de comprar un bastidor y ver qué salía. A los 3 ó 4 días le golpeé la puerta con la pintura. “¡Nooo, vos estás loco!”, me dijo. Se agarraba la cabeza, viste que los yanquis son exagerados. Me empezó a pinchar y decir que tenía que hacer algo. Lo publicó en las redes y le empezaron a preguntar quién era el artista. Yo en mi Instagram tenía fotos de fútbol, de mis sobrinos y nada más. Ahí empecé a flashear, a pensar que atrás de esto capaz había algo. Obviamente cero idea, pero tenía muchos amigos que me podían dar una mano con la publicidad compartiendo los trabajos. No sabía ni cuánto cobrar, pero soy curioso y empecé un camino de investigación. A preguntar, hablar con artistas y jugadores que habían comprado arte, galerías, museos, me fui a Londres y Madrid a ver trabajos. Empecé a llevarlo a otro nivel. Tengo facilidad, me gusta y no me quedo siempre con lo mismo. Pinto y la próxima quiero que sea 10 veces mejor. Le agrego, le quito. Soy muy autoexigente. Y a eso sumale que lo más fuerte de todo es que es lo único que me llena el vacío de haber dejado el fútbol.

¿O sea que desde ese momento volcaste toda tu vida a la pintura?

En la pandemia se potenció lo de la pintura porque no sabíamos qué hacer. Yo venía pintando por encargo, pero ante la incertidumbre de cuánto iba a durar el aislamiento, me compré 30 bastidores y arranqué. Pinté cosas que me gustaban a mí, como a Michael Jordan, Los Beatles, Freddy Mercury y algunas películas icónicas, como para tener de stock. Creé una página web. No fue nada forzado ni planeado, fue natural. Y eso me gusta. Me ha pasado de olvidarme de comer: empezar a pintar a las 8 de la mañana, decir “che, tengo hambre”, mirar el reloj y darme cuenta de que son las 5 de la tarde. Vuelo, levito, no sé qué hago. Tengo una buena coordinación y sentido de las perspectivas y distancias. Como que algo en mi cabeza me dice si tengo que ir para la derecha o la izquierda y todo encaja. Soy desafiante conmigo mismo. De hecho aprendí a tocar solo la guitarra y algunas melodías de piano. Cuando arrancó la pandemia, DeAndre (vive a media cuadra) me dijo que agarrara las pinturas y fuera a pasar el aislamiento con él. Me pinchaba: “A que no te animás a hacer esto, a que no te animás a hacer lo otro”. Entablamos una gran amistad. Lo de ser entrenador quedó stand by. Quizás en algún momento me inclino por la asesoría y los contactos. Eso me apasiona, pero no termina de ser un trabajo.

En las redes se ve que pintaste para varios jugadores argentinos pero también para el francés N’golo Kanté y el inglés Raheem Sterling. ¿Cómo llegaste a ellos?

Le hice muchas al Colo Ansaldi, al que conocía de Newell’s, y también a los jugadores del Newcastle. En un momento empecé a hacer asados para una banda latina importante que tenía al venezolano Salomón Rondón, el paraguayo Miguel Almirón y Fede Fernández, entre otros. Eso también me ayudó para el boca a boca con las pinturas. Soy cero cholulo, pero tengo debilidad por Diego (Maradona), Lionel (Messi) y Kanté. En un partido entre Newcastle y Chelsea, le pedí a Willy Caballero, con el que me había enfrentado de chico y tengo amistad, que lo llamara para pedirle una foto. Al otro día le dije a Willy que le hablara a N’Golo para ver si le gustaría que le regalara una pintura. A las dos semanas estaba comiendo con los dos y se la di.

¿Y la de Sterling?

Un grupo de amigos suyo me compró una pintura para regalarle en su cumpleaños. Durmieron con el tema del envío: el cumpleaños era el domingo y yo tenía la pintura de 1,50 x 1,20 en casa el sábado a la tarde. Armaron un grupo de WhatsApp y uno de los amigos me dijo “Mati, traé la pintura y vení a la fiesta”. Me tuve que comprar un traje. Terminó siendo muy loco porque se lo entregaron adelante de todo el mundo, con jugadores del Manchester City y la Selección. Y yo ahí, cruzadito de brazos, mirando a los amigos de Sterling gritando “hey, hey, hey” y alzando la pintura. Una risa… Nos sacamos fotos y todo. Cosas insólitas que te hacen pensar “cómo llegué a esto”. Después hablé con Nico Otamendi y otros jugadores a los que les gustaba. Por un amigo en común conocí a Messi también. Y tuve una reacción de Diego en las redes sociales. No me gusta compararlos ni nada, pero yo me crié viendo a Diego. Cuando vi que reaccionó a una pintura que ni siquiera era para él, casi me muero. Me nublé con eso y cuando conocí a Lionel.

¿Cómo hacés para cobrarles las pinturas a los jugadores? ¿Las pagan o te las quieren cambiar por publicidad o una camiseta?

Al principio quería que todo el mundo tuviera una pintura, por promoción. Todos estuvieron dispuestos a dar una mano. Hoy la cosa cambió porque hay algo más profesional, años de trabajo, detalles y certificados, muchos elementos, mantener un estudio. Muchas veces cuesta, sobre todo con amigos, que me piden descuentos, ja. Pero hoy trato de hacerlo serio porque es mi trabajo. Lo tomo como una profesión, con el mismo privilegio que tomaba al fútbol. De hacer lo que amo y poder vivir de eso. Tengo proyectos, exposiciones o cosas para llevarlo a otro nivel. Acá se le da un poco más de valor al arte y cultura, por eso la idea es potenciarlo y expandirlo. Me gustaría tener mi propia galería para no depender de nadie para exponer. Seguir participando de eventos, que las pinturas se exhiban en galerías y hacer estampas para ropa con mis pinturas.

¿Sabés que sos la única persona que pudo reunir al Flaco Menotti y el Doctor Bilardo?

Ja ja ja. Sí. Esa pintura fue un gusto y deseo personal. Culturalmente en Argentina, si sos de un lado, no podés ser del otro. Sea en el fútbol, la religión, la política, el barrio o lo que sea. Entonces está bien que sean dos filosofías diferentes, pero por qué no juntarlas, por qué no potenciarlas, tomar lo mejor de uno y del otro. Los dos tienen cosas buenas y malas. Y eso es lo bueno que tiene la pintura, que uno hace lo que quiere, puede crear. Tenía ganas de hacer algo con los dos porque los admiro mucho. Por qué uno o el otro. ¡No! Me gusta algo de Bilardo y algo de Menotti. Fue tirar al bastidor un deseo personal que lamentablemente no sé si pasó o pasará. Yo improviso: en Argentina salía en auto y en el baúl tenía pinceles, acrílicos y un bastidor por si me agarraban ganas de pintar. Por ahí me voy al medio del campo o a una playa que queda a 20 minutos acá en Inglaterra con el bastidor y un bolsito.Menotti y Bilardo juntos: la creación de Fondato en el bastidor (@mati.fondato)Menotti y Bilardo juntos: la creación de Fondato en el bastidor (@mati.fondato)

¿Qué semejanza encontrás entre el fútbol y la pintura?

La creatividad. Para mí se subestima mucho al jugador de fútbol. El que llega al nivel profesional es una persona muy preparada para la vida. Las presiones sociales o de cualquier índole lo llevan a focalizarse solo en una cosa. Se subestima mucho la capacidad creativa del jugador para cualquier cosa, se lo encasilla. Creo que le atan un poquito las alas fuera de lo que es el fútbol. Conozco un montón de jugadores y ex jugadores que hicieron carrera y leen, dibujan, escriben, trabajan de algo que encontraron. A muchos amigos y conocidos les digo que empiecen a pensar qué van a hacer cuando se retiren. Y ojo porque lo económico no tiene nada que ver, porque de un día para el otro vas a dejar de hacer lo que hiciste durante 20 años y vas a pensar “¿qué hago ahora?”. No te preparan para el retiro y nunca pensás en el futuro por estar focalizado en el día a día. Por eso está bueno plantar esa semillita. No decirle a la gente lo que tiene que hacer pero sí que piensen “¿por qué me dijo que lea tal libro o pruebe con esto o lo otro?”. Para prevenir cosas que yo viví y no me gustaría que las pasen. Guardiola una vez dijo que “el jugador de fútbol hace con los pies lo que mucha gente hace con las manos”. Yo diría “lo que mucha gente ni siquiera puede hacer con las manos”. Tenés que ser especial para eso. Culturalmente no se lo estimula lo suficiente para salir de ese encasillamiento, pero hay situaciones personales de acuerdo a lo que vive cada uno, cómo fue criado, el entorno, dónde ha jugado y la carrera que ha tenido. Hay miles de variables que lo afectan.

¿Te imaginabas hace un tiempo estar haciendo lo que hacés ahora?

Si hace 5 años me decían que iba a estar haciendo pinturas o retratos te decía que estabas loco. No es que yo quise ser artista toda la vida, fue una búsqueda constante, fue decir “qué pasa si hago esto o pruebo lo otro”. No tiene nada que ver una cosa con la otra. El mundo del arte es muy diferente al fútbol. Al principio me costó, durante el proceso de investigación. Pero no hay que dejar de buscar, hacerse preguntas, redescubrirse… La carrera del jugador se termina en menos de la mitad de la vida. Y también están los prejuicios: sabés la cantidad de amigos que me han dicho “dejate de joder, ¿qué hacés con un pincel?”. Que me decían “ponete a entrenar pibes”. Detractores íntimos que son amigos de toda la vida. Hay que ser fiel a las convicciones de uno. Una vez que descubrís que te gusta algo, no te tenés que quedar sentado esperando que te toque una varita mágina, debés profundizar la búsqueda y vas a tener un millón de piedras en el camino. Si tu cabeza no es fuerte, llegás a dudar. Hay que escucharse a uno mismo, cosa que para mí no es tan fácil en general. A mí me favorece que disfruto mucho de mi soledad. Disfruto de la improvisación, que las cosas se den naturalmente. No me gusta forzar nada, pero sí estar preparado. La vida te da oportunidades constantemente. Algunos dicen que el tren pasa solo una vez, pero para mí pasa 200 mil veces. El tema es estar preparado para subirte. Por el momento no pienso en volver a Argentina; me di cuenta que el motivo por el que sigo viviendo acá es porque me gusta moverme y viajar por Europa. Lo hice mucho hasta la pandemia, aunque “nunca digas nunca”. Cuando estoy allá, me cuesta volverme. Sí me gustaría estar en un lugar con mejor clima, porque en invierno a las 4 de la tarde ya es de noche. Algo que no sea lejos de acá: España, Francia o el sur de Inglaterra. Ahora estoy con proyectos que me impiden moverme y mudarme. Pero yo siempre estoy con la valija armada y el pincel a mano, olvidate.

Milo Lockett: una crisis lo llevó a la quiebra y así descubrió su vocación

Fuente: La Nación ~ No para. Trabaja como un obrero todo el día sin descanso. Cuadro tras cuadro, Milo Lockett invita a Hablemos de otra cosa, el programa que conduce Pablo Sirvén por LN+, a ingresar a su mundo, el taller que tiene en Tigre y en el que pasa nueve horas al día, en medio de un estallido continuo de colores y olor a pintura.

“No trabajo con bocetos, a veces no tengo una idea pero la obra aparece. Pienso una cosa y hago otra, soy disperso. Si un recurso no me funciona, lo retomo e intento optimizarlo”, dice con orgullo mientras se pasea entre los muchos cuadros que tapizan su taller y su enorme mesa repleta de envases de pintura y pinceles.Milo Lockett “El día que decidí cerrar la fábrica, fui a comprar dos bastidores y me puse a pintar”

Luego de estar al frente de un local en Palermo durante muchos años, Milo se fue a las afueras de la ciudad a seguir con su vida y su trabajo.

“La pandemia -cuenta- me hizo reflexionar sobre mudarme. Vivo en Tigre hace cuatro años. Volver a la naturaleza me dio paz.”

El artista nos introduce en su exuberante mundo plástico y cuenta detalles sobre sus técnicas y obras. “Las obras más chicas -detalla- son de 30 por 30 centímetros, una medida que me fascina. Pongo mucho amor en lo que hago, pienso en la persona que va a recibir ese cuadro. Una obra de arte acompaña a su dueño muchos años de su vida”.Milo Lockett “Me cuesta más el final que el bastidor en blanco”

Milo Locket fue un empresario industrial hasta hace exactamente veinte años. La crisis de 2001 se llevó su fábrica de remeras y el mismo día que la cerró decidió reinventarse y dar un volantazo a su vida.

Lo cuenta de esta manera: “Yo quería ser industrial, en ese momento fabricaba ropa. De joven vendí ajo en la calle, eso me ayudó mucho. La calle es muy interesante, te da sabiduría. Llegué a armar una linda fábrica. Fue muy duro cerrarla. Me ofrecieron trabajo de otras empresas pero no los acepté, no quería hacer más eso. Estaba cansado de la economía, de sufrir todos los días el desgaste. El día que cerré la fábrica fui a comprar dos bastidores y me puse a pintar. Pensé que sería una transición. A los pocos meses, dije: ‘Quiero vivir de esto’”.

Milo hace una demostración de su rutina en Hablemos de otra cosa: se detiene ante un bastidor en blanco y empieza a crear. La obra va tomando sus formas y colores en pocos minutos ante nuestros ojos.Milo Lockett “Me gusta ser popular, que el arte llegue a donde tiene que llegar”

“Me gusta empezar la obra -explica- y terminarla al final del día. Antes me enojaba cuando no me salía como la había pensado. Siento que mi obra es bruta y gráfica, contenida en líneas negras. Necesito trabajar mucho, necesito de la cantidad. Uno trabaja hasta que encuentra algo que le gusta.”

Trazos simples, caras grandes, distintos animales (especialmente elefantes) conforman una parte del universo de Milo Lockett, pleno de colores fuertes, alegres y luminosos. Dice que le gusta la idea de que los chicos, ante sus cuadros, puedan decir: “Yo también puedo hacer eso” o “Lo puedo hacer mejor”.

“El dibujo -subraya- es la primera manifestación del lenguaje. Donde más se desarrolló el arte es en los jardines de infantes.”Milo Lockett “Uno trabaja mucho hasta que encuentra algo que le gusta, no todo es arte”

Es parte de su meta: que el arte sea accesible para todos, no algo inaccesible o reservado únicamente para las elites. “Es muy antiguo pensar que el arte tiene que ser para pocos. A mí me gusta ser popular, que el arte llegue a donde tiene que llegar”, aclara.

A Milo Lockett no le quita el sueño que parte del mundillo del arte más académico pueda mirarlo con alguna reserva. “No tengo preocupación de trascender o de tener reconocimiento. Siempre me manejé al revés de cómo sucede todo en el mundo del arte. Trato de tener un precio accesible para que sea masiva la obra. Soy una persona muy contenta con lo que me tocó en la vida. No quiero sonar soberbio, quiero sonar agradecido”, finaliza.Milo Lockett “Una obra de arte acompaña a su dueño muchos años de su vida”

Historias del “Guernica”: la inspiración de Picasso en un experimento de guerra y el día que regresó a España como el “último exiliado”

Fuente: Infobae ~ Viajaban 319 pasajeros y 19 tripulantes. El Boeing 747 EC-DLD denominado también Lope de Vega asumió el vuelo comercial Iberia IB.952. Había partido ocho horas antes desde el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Aterrizó a las 8:27 de la mañana del jueves 10 de septiembre de 1981. “Señoras y señores, bienvenidos a Madrid -anunció el comandante Juan López Durán-. Tengo que decirles que han venido acompañando al Guernica de Picasso en su regreso a España”. En la bodega del avión, custodiado, preservado, enrollado y secundado por más de sesenta obras asociadas a su creación, volvía a su tierra “el último exiliado”.

“Fue muy emocionante. El avión se posó en la pista como una hoja de otoño posándose en el suelo. Cerca de nosotros viajaban unos policías españoles del dispositivo de seguridad vestidos con gabardina que parecían directamente el inspector Clouseau. Los pasajeros se quedaron atónitos. Algunos aplaudieron. Para ellos debió ser algo surrealista”, relató emocionado Álvaro Martínez-Novillo, por entonces subdirector de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura por aquellos años. Había sido un elemento clave en la operación retorno.

La pista se desbordó de curiosos. El objetivo se había cumplido. La palabra del autor se había respetado. No fue una tarea sencilla. La idea era que se exhibiera en tierras españolas para conmemorar el centenario del nacimiento del artista. El jueves 24 de octubre, el cuadro de 3,49 metros de altura por 7,77 metros de ancho ya ocupaba una de las paredes del Casón del Buen Retiro, parte del Museo del Prado. El día siguiente fue la fecha de apertura al público: coincidía con el aniversario número 100 del natalicio del gran Pablo Picasso. Lo custodiaba un cristal blindado, miembros de la Guardia Civil y una antología de obras, una colección de dibujos preparatorios, pinturas y fotografías del proceso de creación del cuadro.Más de dos millones de visitantes acuden hoy al museo madrileño para ver a su obra maestra: el GuernicaMás de dos millones de visitantes acuden hoy al museo madrileño para ver a su obra maestra: el Guernica

El Guernica permaneció allí hasta el 26 de julio de 1992, once años después de su regreso al país. Un decreto disponía la división de colecciones públicas del estado español en dos segmentos: los artistas nacidos antes de Picasso se exponían en el Prado; los artistas nacidos después del pintor malagueño formarían parte del Museo Reina Sofía. Desde entonces, la obra cumbre de Picasso integra la colección permanente del Museo Reina Sofía.

“Nunca pensé que el Guernica iba a dejar un día el Prado, que era donde Picasso quería que estuviese. Fue una voluntad de artista que se ha perdido en la nada”, expresó al diario El País Manuela Mena, una conservadora de arte que presenció la instalación del mítico cuadro en el Casón del Buen Retiro aquel jueves de septiembre del 81. Era, por entonces, responsable del Departamento de Dibujos del museo. Es hoy de las mayores especialistas mundiales en la obra de Goya. Manuel Borja-Villel, director del Reina Sofía, piensa lo contrario: dice que el museo se hizo para albergar justamente al Guernica. “Es una obra clave del siglo XX, y un ícono no solo artístico sino político, es la obra de un artista que era consciente de que quería influir no solo en lo artístico sino en lo social y en lo político”.

Lo visitan cada año dos millones de personas. Lo había encargado el gobierno de la Segunda República de España: le encomendaron al artista la creación de un gran cuadro para exponer en el pabellón de España en la Exposición Internacional de París. Picasso, tras una serie de negociaciones, aceptó el encargo y cobró 150 mil francos franceses de la época. La propuesta y el primer encuentro datan de enero. El pintor gozaba de libertad creativa. La idea de la obra surgió de una tragedia: el bombardeo del 26 de abril de 1937 en Guernica, un municipio de Vizcaya en la comunidad autónoma del País Vasco, despertó su musa.Pablo Picasso pintando la obra en su estudio de París, en 1937. La foto es de Dora Maar
Pablo Picasso pintando la obra en su estudio de París, en 1937. La foto es de Dora Maar

Debía cumplir una única condición: tener una dimensión extraordinaria para cubrir toda una pared del pabellón. Picasso decidió el resto. Pintó el ataque aéreo perpetrado por la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana a la villa española, en un manifiesto bélico contra el gobierno de la Segunda República Española. El Servicio Nacional de Regiones Devastadas, un organismo destinado a evaluar los daños materiales provocados durante la guerra, así como los posteriores trabajos de reconstrucción, informó, según un relevamiento que toma National Geographic, que el 85,22% de los edificios (271 en total) fueron totalmente destruidos.

Se estima que cayeron en Guernica 31 toneladas en bombas durante tres horas y que un tercio de los cinco mil habitantes de la ciudad murieron en los ataques. La cantidad de fallecimientos varía según quien los mide. El gobierno Vasco encargó, años después, un documento titulado “Relación de víctimas causadas por la aviación facciosa en sus incursiones del mes de abril de 1937”: computaron un saldo trágico de 1.654 muertos y 889 heridos. Otro estudio posterior minimiza el impacto y reduce la cifra a 150 víctimas fatales. Xabier Irujo, codirector del Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada y autor del ensayo “Gernika”, asegura que la cantidad de muertes supera las dos mil. Las estadísticas trágicas no condicionaron la contemplación del artista. Bastaron las fotos y la consumación del horror para crear.

En Guernica sobrevivieron el polvo y los escombros. El atentado obró de campo de prueba. Irujo, quién investigó el bombardeo durante más de diez años con extrema minuciosidad, explicó que el ataque fue fundamentalmente dos hechos: “un bombardeo de terror y un experimento de guerra”. Supuso un ensayo estratégico de lo que pasaría años después. Un preludio bélico: los bombardeos sobre poblaciones civiles durante la Segunda Guerra Mundial. En Guernica, la primera urbe de Europa destruida sistemáticamente, convergían factores ideales según la lectura del historiador Irujo: era una ciudad abierta, sin defensa aérea y sin riesgos para los atacantes, que simbolizaba el legado cultural del pueblo vasco y sus ansías nacionalistas. Un golpe para abatir las reivindicaciones del País Vasco en plena guerra civil española.Editorial use only. No book cover usage.
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Pablo Picasso
Le Mystere Picasso - 1956
Director: Henri-Georges Clouzot
Filmsonor
FRANCE
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Documentary
The Mystery Of PicassoEditorial use only. No book cover usage. Mandatory Credit: Photo by Filmsonor/Kobal/Shutterstock (5870705a) Pablo Picasso Le Mystere Picasso – 1956 Director: Henri-Georges Clouzot Filmsonor FRANCE Scene Still Documentary The Mystery Of Picasso

Cinco días después del ataque, Picasso comenzó a crear. No pintó ni dibujó aviones, bombas, escombros, no se distinguen municiones ni armas. No hay ningún indicio de guerra, solo interpretaciones abstractas. Hay figuras de personas, una mujer que pierde a un hijo, una mujer que huye, una mujer que se está quemando, un caballo, una paloma, un toro, una flor, una bombilla. No hay color: todo se distribuye en la gama del gris. En sus expresiones artísticas se conjugan el neocubismo, el surrealismo, el simbolismo. La connotación es de oscuridad y brutalidad, de barbarie, de pena, una declaración de principios, un alegato contra las guerras, un pronunciamiento antibelicista, un símbolo de paz.

La empezó el primer día de mayo en su estudio parisiense de la Rue des Grands Augustins. El 25 de mayo se inauguró la exposición internacional de la capital francesa. El 4 de junio Picasso terminó su Guernica. La creación de su obra más reconocida a nivel mundial le demandó 34 días. El 12 de julio, dos meses después de su inauguración, se instaló en la muestra global. El pabellón español, situado en la Avenida del Trocadero, disponía de una superficie total de 1.400 metros cuadrados de un terreno irregular. En la planta baja, a la derecha del ingreso, se exhibía la gran pintura mural.

El óleo, luego, itineró. Visitó decenas de museos con el propósito de recaudar ingresos para el bando republicano. Oslo, Copenhague, Estocolmo y Gotemburgo hasta abril de 1938. En septiembre, Inglaterra. En abril de 1939 fue trasladado al Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York. La obra padecía el trajinar de los traslados repetitivos. Picasso prefirió, tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial, que permaneciera allí hasta que en su país se restableciera la democracia.La obra es símbolo no ya de la barbarie ocurrida en un pueblo, sino el de todos los pueblos que vieron convertir a inocentes en víctimas, y a muertes en simples números (Reuters/Juan Medina)La obra es símbolo no ya de la barbarie ocurrida en un pueblo, sino el de todos los pueblos que vieron convertir a inocentes en víctimas, y a muertes en simples números (Reuters/Juan Medina)

“Desde hace muchos años igualmente he hecho donación de este cuadro, los estudios y los dibujos a su museo. Paralelamente, ustedes han aceptado enviar el cuadro, los estudios y dibujos a los representantes cualificados del Gobierno español cuando se hayan restablecido las libertades públicas en España. Ustedes saben que siempre ha sido deseo mío ver que esta obra y sus anexos volvieran al pueblo español”, le recordó el pintor a las autoridades del museo en una carta fechada el 14 de noviembre de 1970. Menos de tres años después, el 8 de abril de 1973, Pablo Picasso murió por un edema pulmonar a los 91 años, en su casa de Mougins, Francia.

La restitución devino en una ardua empresa. El operativo de repatriación se aceleró con la muerte del dictador Francisco Franco, el 20 de noviembre de 1975. Se volvió un tema de Estado. El 19 de octubre de 1977, el Senado aprobó la propuesta de solicitar formalmente la devolución de la obra. El MoMA tardó en ceder: no quería desprenderse de su obra más trascendente. Los españoles establecieron un ultimátum: para octubre de 1981, en el centenario del nacimiento del artista, el cuadro debía estar en suelo español.

Una comitiva viajó al rescate. Condujeron las acciones el ministro de Cultura, Iñigo Cavero, y el director general de Bellas Artes, Javier Tusell. El operativo comenzó el miércoles 9 de septiembre a las seis de la tarde, cuando el museo cerró sus puertas al público. Tardaron siete horas en descolgarlo, enrollarlo y meterlo en una caja de madera. No hubo ninguna compañía de seguros dispuesta a firmar una póliza en el traslado de la obra “por el valor incalculable de la obra artística y el alto significado político que Pablo Picasso plasmó en el Guernica en memoria del horror del bombardeo nazi a la ciudad de Guernica, en el País Vasco”, según la lectura que Javier Tusell le reconoció al diario El País.Guernica, una aldea del País Vasco, fue bombardeada por la Legión Cóndor alemana durante la Guerra Civil Española. Pocos días después, Picasso empezó a pintar su GuernicaGuernica, una aldea del País Vasco, fue bombardeada por la Legión Cóndor alemana durante la Guerra Civil Española. Pocos días después, Picasso empezó a pintar su Guernica

“Todo se desarrolló en medio de una gran discreción, tanta que casi no hubo medidas de seguridad. El cuadro se descolgó y se enrolló por la noche, y por la mañana, muy pronto, se hizo un acto de entrega solemne al Estado español en el que Blanchett Rockefeller, hermana de Nelson Rockefeller y presidenta del MoMA, entregó el cuadro a Iñigo Cavero. Y salimos para el aeropuerto”, explicó Álvaro Martínez-Novillo, ex subdirector de Artes Plásticas.

Camino al aeropuerto, un fenómeno surrealista inyectó más drama a la restitución. Lo contó Martínez-Novillo: “Hubo un apagón eléctrico y se apagaron todos los semáforos de Manhattan. El cuadro viajaba en un camión Mercedes, y nosotros íbamos detrás; fuimos cruzando la Quinta Avenida, la Sexta, etcétera, a todo meter y como pudimos, en medio de un atasco tremendo y tocando la bocina. Un poco como de película italiana”. De madrugada se subieron al avión comercial de Iberia desde el aeropuerto John F. Kennedy de Nueva York. Ocho horas después, aterrizó en Madrid. Volvía a su tierra, 44 años después, “el último exiliado”.

Una muestra para festejar: 125 aniversario de la Escuela Superior de Bellas Artes “Dr. José Figueroa Alcorta

Fuente: La Voz ~ El pasado 3 de junio, la Escuela Superior de Bellas Artes “Dr. José Figueroa Alcorta” cumplió 125 años de existencia y, en el marco de los festejos, se realizará una serie de eventos hasta el próximo 3 de junio de 2022 entre los cuales se encuentra la apertura de la muestra Lugares para las Bellas Artes. Algunos recorridos entre una academia y un museo en el Museo Emilio Caraffa a partir del próximo viernes 10 de septiembre.Agencia Córdoba Culturamiércoles, 8 de septiembre de 202100:00 hs

La Escuela Superior de Bellas Artes Dr. José Figueroa Alcorta es una de las escuelas con mayor trayectoria en el país en disciplinas como pintura, escultura, grabado, dibujo y artes visuales. Actualmente, la institución forma parte de la Facultad de Arte y Diseño de la Universidad Provincial de Córdoba.

Enmarcada en la celebración por este aniversario, llega a la Sala 2 del Museo Emilio Caraffa la muestra Lugares para las Bellas Artes. Algunos recorridos entre una academia y un museo.Dado que el museo, en un principio, estaba destinado a adquirir y difundir parte de la producción artística generada en torno a la academia, los artistas que forman parte de esta exhibición tienen como denominador común el haber contribuido con su obra a la conformación de la tradición del arte moderno y contemporáneo en Córdoba. A su vez, impulsaron, mediante la docencia, la consolidación, expansión y resignificación de esa tradición.

Una de las escuelas con mayor trayectoria en el país en disciplinas como pintura, escultura, grabado, dibujo y artes visuales. (Foto: Agencia Córdoba Cultura)

El gusto de una época

Esta exposición propone reflexionar sobre posibles recorridos, en un período de la historia del arte en Córdoba, evidenciando algunas relaciones entre la Academia Provincial de Bellas Artes y el Museo Emilio Caraffa. Como espacio originario, la Academia se transformó en una “institución madre”, en el lugar donde se cultivó la renovación de una tradición. Estas dos instituciones promovieron nuevas formas de entender las artes visuales y, por lo tanto, asignaron nuevos sentidos en el horizonte del gusto durante toda una época en Córdoba.

El vector principal que organiza el guión de esta exposición se desplaza con la idea de pensar las relaciones que existieron (y existen) entre la Academia y el Museo. Con este fin, se reunieron obras de la colección del Museo que operan como indicadores de sentido y que funcionan como documentos materiales capaces de brindar información que va más allá del dominio de las relaciones entre estilos, artistas y tendencias.

Las obras que forman parte de la exhibición actuaron, además, como segmentos mediadores entre las artes y la sociedad, como promotoras de la instauración de una cultura visual en Córdoba. Esta muestra propone un recorrido visual organizado en cuatro núcleos temáticos: Un academicismo moderno, La afirmación de una tradición, Resignificaciones y nuevos rumbos y Lo múltiple y sus miradas. Desde estos ejes pueden visualizarse algunas de las significativas relaciones dadas entre ambas instituciones. A partir de obras que forman parte de la Colección del Museo Caraffa, cuyos autores han ejercido la docencia en la academia hoy celebrada, se relatan modos de entender el arte y los gustos de una cultura visual que se transformó al calor de sus propuestas estéticas y pedagógicas.

Verano de Ricardo López Cabrera, óleo sobre tela. (Foto: Agencia Córdoba Cultura)

125 años de arte

La Escuela Superior de Bellas Artes “Dr. José Figueroa Alcorta” fue creada un 3 de junio de 1896, bajo el nombre “Escuela de pintura copia del natural”, durante la gobernación de José Figueroa Alcorta y bajo el impulso de Emilio Caraffa, quien fue su primer director.

Por esta institución pasaron todos los aspectos relacionados con las bellas artes en Córdoba y esta trayectoria la ligó fuertemente a la del Museo Emilio Caraffa. Entre ambos se podía ver una estrecha relación entre enseñanza de arte y exhibición, plasmada en una vasta cantidad de artistas que, relacionados con “la academia” (como se la ha denominado a través del tiempo), pasaron y aún siguen pasando por sus salas.

Esta institución, que fue creada para un número reducido de señoritas, avanzó en el tiempo creciendo en niveles de formación y de oferta académica. Así, en el año 2007 a través de la Ley Provincial 9375, se convirtió en una de las ocho Escuelas Fundantes de la Universidad Provincial de Córdoba.

Para agendar…

El viernes 10 abrirá la muestra Lugares para las Bellas Artes. Algunos recorridos entre una academia y un museopor el 125º aniversario de la Escuela Superior de Bellas Artes “Dr. José Figueroa Alcorta”. Podrá visitarse hasta el 28 de noviembre.

Paleta de Emilio Caraffa, colección de la Escuela Figueroa Alcorta. (Foto: Agencia Córdoba Cultura)

El ser humano como centro de todo: el significado de las obras maestras del renacimiento

Fuente: Infobae ~ En el período renacentista el arte llegó a un esplendor único. Este video explica qué es, cuáles son sus características, y el significado detrás de las obras maestras de Rafael, Miguel Ángel y Leonardo Da Vinci

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El sorprendente hallazgo que cambia el significado de una obra maestra de la pintura

Fuente: La Nación ~ Un análisis de rayos X realizado a la pintura “Muchacha leyendo una carta en la ventana abierta” de Vermeer reveló un dato desconocido sobre su creación

Fue un regalo.

En 1742, por la compra de 30 cuadros de la colección privada del Príncipe de Cariñena en París para la colección del elector de Sajonia y rey de Polonia Augusto el Fuerte, le obsequiaron una pintura… ¡y qué pintura: nada menos que un Rembrandt!

Así se la presentaron al secretario sajón encargado de la transacción y así fue identificada a su llegada a Dresde, hoy en Alemania.

Era una obra exquisita que mostraba a una joven rubia, bañada por la luz que entraba por una ventana, entregada a uno de los actos más íntimos: la lectura de una carta.

A pesar de haber violado la privacidad de la chica, el pintor la había protegido, interponiendo una mesa y sacando de la habitación a quien se entrometiera, obligándolo a quedarse detrás de una cortina abierta.

Desde esa distancia prudente, se aseguró de que todos compartieran el momento que capturó sin que nadie perturbara su encanto.

Era evidentemente la obra de un genio, pero quizás no del considerado como el artista más importante de la historia de los Países Bajos.

Ya para cuando apareció por primera vez en un inventario, en 1747, fue descrita como una pintura “a la manera de Rembrandt”, y más tarde, fue atribuida a otros artistas de la escuela del maestro neerlandés y de la ciudad de Delft.

Pasarían siglos antes de que se revelara la verdad.

¿Por qué?

Sencillamente porque, después de su muerte, Johannes Vermeer había, en gran medida, caído en el olvido, particularmente fuera de Holanda.

¿Será él? Los expertos piensan que quizás hizo su autorretrato de espaldas en El arte de la pintura (Alegoría de la pintura)
¿Será él? Los expertos piensan que quizás hizo su autorretrato de espaldas en El arte de la pintura (Alegoría de la pintura)Wikipedia

Lo cierto es que nunca había logrado gran celebridad, aunque tuvo un éxito moderado y fue admirado por su magistral tratamiento de la luz en sus pinturas.

Pero era apenas uno de los muchos artistas de la llamada Edad de Oro neerlandesa, en la cual las Provincias Unidas de los Países Bajos experimentaron un extraordinario florecimiento político, económico y cultural.

Destacarse entre tantos era difícil, sobre todo para un pintor que trabajaba lentamente: los expertos calculan que Vermeer no completó más de 60 obras en total, una cantidad insignificante para los estándares del siglo XVII; su contemporáneo Rembrandt, en contraste, produjo cientos de pinturas e innumerables grabados y dibujos.

Después de su muerte en 1675, a la edad de 43 años, el nombre de Johannes Vermeer se fue desvaneciendo de la historia. El que a duras penas fuera mencionado en el principal libro de referencia sobre la pintura holandesa del siglo XVII, lo condenó a ser omitido de versiones posteriores de historias del arte durante más de un siglo.

Finalmente, en la década de 1790, el más destacado marchante, crítico y conocedor de arte francés, Jean-Baptiste Pierre Le Brun, escribió: “Ese van der Meer, sobre quien los historiadores no han hablado, merece especial atención”.

Fuente: Jonathan Janson, historiador de arte
Fuente: Jonathan Janson, historiador de arteBBC Mundo

Su opinión apareció en “Galerie des peintres flamands, hollandais et allemands”, un informe exhaustivo de pintores de escuelas del norte publicado para guiar a los aficionados y coleccionista de arte.

Pero, por encima de todo, el deseo de Le Brun era reivindicar a los maestros desconocidos cuyos nombres habían sido olvidados.

Y “ese van der Meer”, o Vermeer, lo cautivó como ningún otro.

Su respaldo fue transformador. La obra del artista muerto más de 100 años antes empezó a apreciarse como nunca antes.

Y todavía más cuando, en el siglo XIX, entró en escena el influyente historiador y crítico de arte francés Théophile Thoré, quien por razones políticas escribía bajo el seudónimo de William Bürger.

Desde su primer encuentro con “La vista de Delft” en el Museo de La Haya hacia 1842, el “extraño cuadro” con “un paisaje soberbio e inusual” le sorprendió tanto que emprendió un espectacular recorrido por las colecciones de arte europeas con el fin de examinar pinturas que pudieran ser atribuibles al enigmático artista que cada vez lo seducía más.

"La vista de Delft" es una de las tres obras de Vermeer que alberga La Galería Real de Pinturas Mauritshuis en La Haya.
«La vista de Delft» es una de las tres obras de Vermeer que alberga La Galería Real de Pinturas Mauritshuis en La Haya.BBC Mundo

Sus esfuerzos por recuperar la obra de quien apodó como la “Esfinge de Delft” -por lo poco que se sabe de él- se conjugaron con la acogida de la bohemia parisina, entre la que el sutil arte de Vermeer encontró su audiencia natural.

En la década de 1650, el artista se había convertido en un “pintor de género” o “costumbrista”, que retrataba la vida cotidiana. 200 años después, los artistas de la era de Manet también habían dirigido su mirada hacia lo real y poco pretencioso.

Había llegado el momento de que el tranquilo e introspectivo mundo de Vermeer brillara con toda su luz.

Entre tanto…

En la Gemäldegalerie Alte Meister de Dresde (Galería de Pinturas de los Maestros Antiguos), la “Muchacha leyendo una carta” seguía inmutable.

En 1859 Thoré había podido confirmar su hipótesis de que era una obra de Vermeer de Delft y que incluso estaba firmada.

Pero para ella, solo existían las palabras en esa hoja de papel. Estaba en otro mundo, el de su mente, ajena a las miradas de quienes la observaban e inconsciente de los detalles de lo que la rodeaba.

Sin embargo, algunos de los que la miraban notaron un detalle curioso en la pared desnuda del fondo: se veían claramente unos contornos oscurecidos que parecían la sombra que proyectaría un lienzo colgado.

¿Habría habido alguna vez un cuadro colgado ahí, como en otras de sus pinturas?

Era común que en los cuadros aparecieran otros cuadros, incluso en varias obras de Vermeer, como esta "Mujer con la balanza, 1662-1665"
Era común que en los cuadros aparecieran otros cuadros, incluso en varias obras de Vermeer, como esta «Mujer con la balanza, 1662-1665″BBC Mundo

En 1979 una radiografía mostró que efectivamente había una imagen oculta dentro del cuadro: un cupido desnudo que adornaba la pared.

¿Por qué había sido borrado? Quizás porque así lo dictaban los gustos de la época; tal vez, para restarle erotismo a la obra; de pronto, por mero capricho.

Sigue siendo un misterio difícil de develar.

Más importante aún era determinar si fue Vermeer quien empuñó el pincel que ocultó al dios del amor erótico y el deseo de la mitología clásica.

Era posible.

Al fin y al cabo, los estudios revelaron que experimentó con al menos tres diferentes versiones de la composición final y pintó varios elementos que luego descartó, desde una copa roemer que se ve claramente con rayos X en la esquina inferior derecha hasta otra silla en el espacio estrecho entre el borde frontal de la mesa y el borde inferior de la pintura, cuyos contornos son visibles en imágenes infrarrojas.

Es por eso que, aunque se sabía de la existencia del Cupido, siguió oculto durante casi cuatro décadas más: si el artista había decidido eliminar ese cuadro-dentro-del-cuadro de su obra, nadie tenía derecho a ir en contra de sus deseos.

La tecnología responde

En 2017 empezó un proyecto de evaluación y restauración apoyado por un panel de expertos internacionales en el que se realizaron o reevaluaron rayos X, espectroscopias de reflectancia en el infrarrojo cercano y microscopías de la pintura al óleo.

Análisis de fluorescencia de rayos X
Análisis de fluorescencia de rayos XBBC Mundo

Cuando comenzaron a remover las capas de barniz del siglo XIX, los conservadores descubrieron que las “propiedades de solubilidad” de la pintura en la sección central de la pared eran diferentes a las del resto de la pintura.

Tras más investigaciones, descubrieron que existían capas de agente aglutinante y una capa de suciedad entre la imagen de Cupido y la pintura.

El acertijo había sido resuelto. La evidencia mostraba que pasaron varias décadas entre la finalización de una capa y la adición de la siguiente.

Vermeer no fue quien borró a Cupido. Alguien lo hizo después de su muerte.

En 2018, la Staatliche Kunstsammlungen Dresden, una de las instituciones museísticas más antiguas y reconocidas del mundo, decidió eliminar la capa sobrepintada.

¿Cómo? Con un bisturí fino bajo un microscopio.

El método es extremadamente difícil y laborioso pero los expertos determinaron que sólo así sería posible retener la capa de barniz original aplicada por Vermeer.
El método es extremadamente difícil y laborioso pero los expertos determinaron que sólo así sería posible retener la capa de barniz original aplicada por Vermeer.BBC Mundo

Poquito a poco

Así se veía antes de la restauración y después de que le quitaran el barniz:

El comienzo del proceso de remoción del barniz
El comienzo del proceso de remoción del barnizBBC Mundo

Luego, poco a poco, empezó a revelarse lo que había en la pared de atrás cuando la pintura salió del estudio de Vermeer.

Después de la remoción del barniz, un cupido con arco y flecha apareció en la parte superior de la pintura
Después de la remoción del barniz, un cupido con arco y flecha apareció en la parte superior de la pinturaBBC Mundo

Y ahí está: un Cupido de pie con un arco y flechas, enriquece la pared trasera de la habitación donde la chica lee su carta.

La obra restaurada por completo, sin las capas de barniz agregadas tras la muerte del pintor
La obra restaurada por completo, sin las capas de barniz agregadas tras la muerte del pintorBBC Mundo

A pesar de que el cuadro es casi tan grande como la joven misma, el Cupido, en lugar de robarle la atención, da una sensación de armonía.

Y la presencia del dios del amor hace más que cambiar el aspecto y la sensación de la pintura; también altera su significado.

Durante décadas, se debatió cuál podría ser el contenido de la carta. Antes de que se supiera del cuadro en la pared, el historiador de arte Norbert Schneider, por ejemplo, interpretó la ventana abierta como símbolo del mundo exterior, argumentando que la pintura representaba el “anhelo de la chica por ampliar su esfera doméstica”.

Cuando se descubrió a Cupido, Schineider concluyó que la carta era de amor. Y no cualquier amor, sino de un amor prohibido.

Prohibido o permitido, es sincero, pues el dios del amor aparece pisando máscaras que yacen en el suelo, que representan el engaño y la hipocresía, un símbolo de que el amor verdadero los supera.

Para el director del Gemäldegalerie Alte Meister en Dresde, Stephan Koja, la obra “es una declaración fundamental sobre la naturaleza del amor”.

Una declaración que estará a la vista del público desde el 10 de septiembre de 2021, en la exposición “Johannes Vermeer. En reflexión”, en la Gemäldegalerie Alte Meister.

La “Muchacha leyendo una carta” será la pieza central.

Estará acompañada de otros 9 cuadros del artista, así como 50 obras de pintura de género holandesa de la segunda mitad del siglo XVII, que mostrarán el entorno artístico en el que Vermeer trabajó y con el que estuvo en estrecho contacto.

Subastan de nuevo el icónico cuadro de Banksy

Fuente: Ámbito ~ La icónica obra del artista callejero Banksy, que fue rasgada momentos después de subastarse en 2018, por un millón de euros, volverá a venderse en octubre, anunció este viernes, la casa británica de remates Sotheby’s.

La obra de arte -que ahora se llama «Love is in the Bin»– será puesta a la venta en Londres el próximo 14 de octubre, con un precio estimado de entre 4 y 6 millones de libras (5 a 7 millones de euros), después de embarcarse en una gira por Hong Kong, Taipei y Nueva York.

El cuadro, titulado originalmente «Girl witn Balloon» (Chica con globo), se vendió por casi 1,1 millones de libras aquel 5 de octubre, hace casi tres años y ahora lo vuelve a sacar al mercado la coleccionista que lo compró.

El día de la subasta, el lienzo pasó por una trituradora escondida en el gran marco de estilo victoriano que lo protegía, momentos después de terminar la puja, destruyendo parcialmente la obra y asombrando al mundo del arte.

Segundos después del golpe de martillo, un pitido desde el fondo de la sala donde colgaba el cuadro de Banksy recién subastado, dejó al público sorprendido. Allí, los presentes se dieron vuelta y vieron que el lienzo se había deslizado por el marco, a través de una trituradora oculta, por lo que la obra se revalorizó al instante al convertirse en una obra nueva.

Esta iniciativa había sido orquestada por el irreverente Banksy, cuya identidad se dice que sólo conocen unos pocos amigos.

«Aquella noche surrealista de hace tres años, me convertí en el propietario accidental -pero muy privilegiado- de ‘El amor está en la papelera'», recordó la coleccionista, citada en un comunicado de Sotheby’s.

«Ha sido un viaje increíble haber formado parte de la historia de cómo surgió una de las obras de arte más famosas del mundo, pero ahora ha llegado el momento de desprenderse de ella», agregó.

El mismo se expuso durante un mes en un museo de la ciudad alemana de Baden-Baden en 2019, representa a una niña que suelta un globo rojo con forma de corazón que, al ser reproducida hasta la saciedad, se convirtió en una de las imágenes más reconocibles a nivel mundial.

Alex Branczik, presidente de arte contemporáneo de Sotheby’s, consideró que la acción de Banksy «no destruyó una obra de arte al rasgarla, sino que la creó».

«Hoy en día esta pieza se considera heredera de un venerado legado de arte antisistema», sostuvo al considerar que es «la obra de arte de Banksy por excelencia y un verdadero ícono de la historia del arte reciente».

Este hecho fue el más reciente de una larga historia de acciones imprevisibles del artista callejero inglés, que se hizo famoso por sus grafitis antisistema, en su mayoría satíricos, en edificios del Reino Unido y de todo el mundo.

En marzo de este año, uno de sus cuadros, realizado en homenaje al personal sanitario durante la pandemia de coronavirus, alcanzó la cifra récord de 14,4 millones de libras (u$s20 millones de dólares).

Entrevista a Liza Ferrari, artista plástica de Tartagal

Fuente: Cuarto Poder Salta ~ En el marco de la «Semana Mundial de la Lactancia Materna» (01 al 07 de agosto de este año), fueron seleccionados dos bocetos originales como resultado de una convocatoria municipal donde se animaba a los artistas visuales y plásticos la presentación de una idea de temática específica, parte de la campaña de concientización sobre la lactancia materna infantil. Los sitios geográficos para realizar los murales ganadores ya estaban determinados: puntos estratégicos y céntricos de Tartagal, con amplio tráfico. Uno de ellos, realizado por la artista Romina Chávez, en la intersección de calles Warnes y Gorriti, en el Hospital Juan Domingo Perón. El segundo, en una de las paredes del ingreso a la Terminal de Ómnibus de Tartagal, es obra de la artista y profesora Liza Adriana Ferrari. Su realización pictórica consta de una figura central: una mujer envuelta en los colores del poncho salteño, cabellos trenzados y amamantando a un niño pequeño; en los contornos externos, sobre un aura de rojos y amarillos solares -propios del subtrópico- se enlazan las banderas argentina y wiphala, entre flores de girasol, tallos verdes y enredaderas.

La convocatoria, impulsada por la Secretaría de Cultura y Turismo de Tartagal, la Comisión de Lactancia Materna del Hospital y la Dirección de Asuntos de la Mujer y la Diversidad, tenía como fecha límite el día 30 de julio para la presentación de bocetos originales, siendo el día sábado 7 de agosto la cita para el descubrimiento del primer mural. La elección estuvo a cargo de Elizabeth Escalante (de la Comisión de Lactancia Materna del Hospital), Carla Corderlo (Directora de Asuntos de la Mujer y la Diversidad) y Carina Zuleta (Secretaría de Cultura). El descubrimiento del segundo mural, en la Terminal de Ómnibus, tuvo lugar el día viernes 27 de agosto.

¿Qué te motivó a participar de esta convocatoria de una temática específica relacionada con la salud y lo social?

Siempre estoy atenta a todas las convocatorias que se dan, y son más de mi interés si están referidas a temáticas así. Creo que también, en este caso, lo tomé un poco personal, al ser sobre la mujer y algo tan importante como lo es la lactancia: al ser madre me pareció una linda manera de expresar lo que significó también tener a mis niños y la importancia que tuvo el momento de lactancia de ellos, y la conexión que generó esta acción con mi persona, que sin dudar es algo único e increíble. Fuera de mi experiencia personal, pienso que el arte también tiene que tener un trasfondo, un significado en sí para poder ser lo que es, y nada mejor que temáticas que nos competen a todos para poder plasmar y transmitir.

¿Cómo fue el proceso creativo de tu mural? (desde la presentación del boceto original hasta la realización en una pared a gran escala)

Bueno, al ver la convocatoria inmediatamente pensé que debía participar, una de mis metas siempre fue intentar dejar una huella en la ciudad que me vio nacer y crecer, entonces ya motivada con esa idea me puse a estudiar la temática. Me tomó todo un día pensar el diseño y plasmarlo, ya que me enteré de la convocatoria un poco sobre el límite de tiempo, fue un poco apresurado. Después de dos bocetos fallidos, terminé entregando el que creía que se acercaba más a lo que quería expresar, no quería solo mostrar la lactancia en sí, sino también incluir lo cultural y mi toque personal como en cada obra que compongo. A la hora de plasmarlo en el muro no fue dificultoso, pero todos los componentes del resultado final en su inicio no estaban allí, como la bandera de la diversidad cultural y la argentina, fueron pensados en el proceso del boceto y, al final, el encuadrado (que tampoco lo tenía estipulado, pero en el proceso lo fui pensando para darle una mejor presentación). Soy muy minuciosa con lo que hago y realmente no pedí ayuda para realizarlo, es una cuestión personal, pero sí me acompañaron una amiga y ex alumna -Andrea y Alejandro- que fueron claves a la hora de realizar la wiphala, que fue lo más complicado del trabajo. También se acercaron un par de compañeros artistas ayudándome con sus perspectivas y dándome consejos que fueron muy útiles para el desarrollo del muro. Las chicas de la Dirección de Asuntos de la Mujer y Diversidad y los administradores de la terminal estuvieron atentos todo el tiempo por si necesitaba algo. Fue una semana entera llevando el ritmo del sol. Tengo que destacar que sin la ayuda de mi familia no podría haber hecho esto, ya que ellos se encargaron de mis niños mientras yo realizaba el muro.

¿Cuáles son los desafíos a la hora de trabajar el arte visual en espacios públicos?

El desafío más importante para mí fue no perder la concentración, suelo escuchar música para concentrarme mientras pinto, en este caso era un poco complicado porque al ser un lugar tan concurrido, la gente paraba y me hacía preguntas sobre mi trabajo, entonces al retomar me costaba volver a concentrarme en lo que estaba haciendo. Pero lejos de eso, disfruté el proceso y la experiencia, no es el primer muro que realizo, pero sí el primero que hago sola.

¿Cómo consideras que conviven el arte y los espacios urbanos, cómo crees que tu mural pasa a formar parte de la terminal?

En todos los lugares que visité siempre admiré los murales que me encontraba en el camino, le dan un toque distinto a cada sitio al que pertenecen: como que les cambia la vibra. El arte, aparte de expresar también existe para embellecer, y al estar en un sitio donde mucha gente va y viene, creo que causa un impacto en quienes recién están conociendo nuestra ciudad, considero que es una bella forma de mostrarle a la gente de afuera lo hermoso de nuestra ciudad y que el arte forma parte de nosotros. Lo único que me angustió en un momento fue encontrarme el cuarto día con una de las esquinas del muro manchado con hojas de coca, eso me mostró una parte que no había tenido en cuenta antes, y es que aquí antes no se le daba la importancia y relevancia al arte como lo está siendo en este ultimo tiempo, y quiero ser parte de este «renacimiento» -o como le digo yo, «florecimiento»- de la cultura artística de Tartagal, para poder aprender a apreciar y a cuidar mejor lo que es nuestro. Valorar al arte no como un hobby, como muchos lo ven, sino como un trabajo digno y una forma de vivir.

¿Cuáles son tus búsquedas artísticas en la actualidad?

Estoy trabajando en series de cuadros con temáticas de la zona, mi inclinación es más bien naturalista y rozando el realismo, así que trabajo mucho en ello, no hay nada más satisfactorio para un artista que poder hacer su trabajo y que la gente logre captar esa esencia. Estoy muy comprometida en hacer llegar a cada rincón del país lo que significa Tartagal y sus alrededores para mí. Constantemente estoy capacitándome e intercambiando saberes con mis colegas de todas partes del mundo, estudio mucho el color porque es mi fuente de inspiración. Mis metas personales son muchas, ya di mi primer paso: dejar una huella aquí, y para mí eso ya es muchísimo. También estoy trabajando en 3 bocetos más como modelos para otros murales que me encargaron, además de las series de cuadros pinto muñecos en 3D y trabajos por encargo. Para cerrar, quería agradecer a todos los que confían en mi trabajo, a mi familia: mi mamá, mi sobrina, que siempre están para darme una mano con mis pequeños y para acompañarme en mis noches de desvelo para que yo sólo me concentre en trabajar. Al municipio y la Secretaría de Cultura, por brindar oportunidades a los artistas de mostrarse, a la directora de Asuntos de la Mujer y los directivos del Hospital, por su justa selección en los bocetos y por la calidez con la que nos recibieron a mí y a mi trabajo, y a mis hijos que son el motor de todo esto.

Afganistán: la historia detrás de la pintura con la que posaron los talibanes

Fuente: La Nación ~ La imagen se viralizó de inmediato, a mediados de agosto: un grupo de talibanes armados rodeaba el escritorio del exiliado presidente Ashraf Ghani, en su palacio residencial de Kabul, luego de que los insurgentes tomaran el gobierno de Afganistán tras una guerra de dos décadas. En redes sociales, muchos comenzaron a preguntarse sobre la imponente pintura que colgaba detrás de los militantes, que ya estaba en el despacho y muestra una escena de coronación.

En medio de la preocupación mundial porque se repitieran escenas como la destrucción de losBudas de Bamiyán, poco antes de que los talibanes fueran expulsados del poder en 2001, llamó la atención que posaran ahora junto a una obra de arte figurativa. Hace dos décadas los militantes consideraron a las estatuas como objetos de idolatría, y declararon que por lo tanto su presencia en Afganistán iba “contra los principios del islam”.

Detalle de la obra, que representa la coronación del fundador del Afganistán moderno
Detalle de la obra, que representa la coronación del fundador del Afganistán modernoArchivo

La pintura representa a un hombre vestido con una capa azul, inclinado ante un líder místico islámico para recibir en su turbante un racimo de trigo. Se trata de Ahmad Shah Durrani, también llamado Ahmad Shah Abdali­ o Ahmad Shah Baba y considerado el fundador de Afganistán o “padre” de la nación moderna.

A partir de 1901, sucesivas versiones de la bandera afgana incluyeron una corona de trigo. “Las mazorcas de maíz son un símbolo de la naturaleza agrícola de Afganistán –explica Mir Hekmatullah Sadat en el sitio afghanmagazine.com-. Además, las dos mazorcas de maíz son un símbolo de la primera Loya Jirga en 1747. Fue entonces cuando todas las tribus se unieron y eligieron a Ahmad Shah Baba como su primer líder afgano formal. El famoso derviche Saber Shah Kabuli coronó las mazorcas de maíz sobre su cabeza para señalar la prosperidad de su reinado”.

El Imperio Durrani, la primera dinastía afgana independiente, fue un Estado monárquico regido por Durrani y sus descendientes desde 1747 hasta 1823, que incluyó Afganistán, Paquistán y parte de Irán y de la India. “Su saqueo de la India comenzó el año siguiente a su coronación”, asegura Amit Mishra en el sitio lallantop.com. “En la historia de la India, el nombre de Ahmed Shah Abdali se toma como un invasor extranjero cruel –agrega-. Pero su gobierno se considera un período dorado en la historia de Afganistán”.

La misma escena, con distinto fondo, pintada por Abdul Ghafoor Breshna
La misma escena, con distinto fondo, pintada por Abdul Ghafoor Breshna

Diversas fuentes señalan como autor de la pintura a Abdul Ghafoor Breshna (1907-1974), un erudito afgano formado en Alemania, cuyo legado fue destruido en gran parte durante años de guerras. Pintor, compositor, poeta y director de cine, compuso el antiguo himno nacional de Afganistán que se utilizó durante la década de 1970 y pintó una escena idéntica a la que se ve de fondo en el palacio, con distinto fondo y vestimentas de otros colores. Esta versión habría sido incluida en un libro de texto de historia escrito por M. Osman Sedqi para las escuelas secundarias afganas, publicado por primera vez en idioma persa en 1949.

“Es muy probable que Breshna, que fue casi un prócer nacional, sea también el autor de la pintura del palacio”, dijo a LA NACION Hamurabi Noufouri, profesor de Arte Islámico y Mudéjar de la UBA y director del Doctorado en Diversidad Cultural de la Untref. “Y si no es él, es alguien de la misma escuela pictórica –agregó-. Es una figuración casi naïf, que todavía campeaba en la década de los 70 en toda el área de Medio Oriente”.

Retrato de Ahmad Shah Durrani realizado en 1757 por la escuela pictórica del Islam mogol
Retrato de Ahmad Shah Durrani realizado en 1757 por la escuela pictórica del Islam mogol

Según este experto, la actitud de este grupo que se fotografió con una obra figurativa podría deberse a que tanto Breshna como Durrani “pertenecían a la misma etnia, pastún” que los talibanes, quienes buscan hacer cumplir “su código étnico como ley islámica”. “Talibán quiere decir alumno. No se terminaron de islamizar, viven solo para pelear. Quien aplica el código pastún considera a la mujer como un objeto, como un arma –explicó-. Algo que el Islam rechaza: para el Islam, los hombres y las mujeres son personas”.

¿Cómo se explica la presencia de una mujer en una de las obras, cuyo lugar está ocupado por hombres en la otra? “Para 1920/50 había avanzado la aplicación del Derecho Islámico que establece paridades entre géneros -responde Noufouri-. El retroceso se produce entre los años 80 y 90 cuando Occidente, para frenar la invasión de la URSS a Afganistán, financia y arma a las minorías tribales rurales guerreras que viven según ese código étnico, como los talibanes”.

Historias de las 10 obras más caras del arte argentino

Fuente: La Nación ~ Emilio Pettoruti (autor de Concierto, en la foto) y Antonio Berni se disputan los seis primeros puestos del top ten de cuadros vendidos en subastas.

Cabeza a cabeza. Así están desde hace décadas Emilio Pettoruti, el platense que acaba de sorprender como testigo involuntario de la fiesta presidencial en Olivos, y Antonio Berni, alternándose en los seis primeros puestos del top ten de los autores de las obras de arte argentino más caras vendidas en subastas. Eso si no se tiene en cuenta a Lucio Fontana, artista ítalo-argentino nacido en Rosario pero considerado italiano en el mercado internacional. Mientras que este último llegó a rozar los treinta millones de dólares en 2015, la obra más cara del podio nacional no logra superar los 800.000.

Así, el puesto Nº 1 es ocupado por Concierto, de Pettoruti, artista fallecido hace medio siglo y uno de los preferidos de Eduardo Costantini. “El primer cuadro que compré en subasta fue La canción del pueblo, en Saráchaga. Al día siguiente tenía a todos los inspectores en casa”, recordó el empresario en una entrevista con LA NACION cuando, hace dos décadas, se disponía a inaugurar el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). La pintura, por la que había pagado 324.000 dólares en 1993, fue donada entonces al museo junto con más de doscientas piezas que iniciaron la consolidación de un patrimonio único en el mundo.

La presión impositiva, sin embargo, es apenas uno de los factores que impiden el crecimiento del coleccionismo local, lo que se traduce, a su vez, en un límite para los valores de la producción made in Argentina. “Ahora está todo paralizado, no hay compradores de arte argentino en las subastas internacionales. Un cuadro de diez mil dólares es una sorpresa”, observa Adrián Gualdoni Basualdo, codirector de Consultart/dgb. Y agrega: “El arte es una cosa y el mercado otra; a veces coinciden; otras, no. El arte argentino no es mejor ni peor que el brasileño o el mexicano, pero los valores son radicalmente distintos: en México o Brasil, es normal hablar de una obra de un millón de dólares”.

¿Qué nos impide superar ese límite? Según este experto, una combinación de falta de “pesos pesados” dispuestos a invertir sumas de varios dígitos, como fueron en décadas pasadas coleccionistas como Amalita Fortabat y Nelly Arrieta de Blaquier; un “cambio en el gusto” a favor del arte contemporáneo, y la “falta de difusión” por parte del Estado. “Una buena forma de valorizar el arte argentino sería alquilar un espacio de prestigio en ciudades claves, como Londres, París, Miami, Nueva York, Pekín o Hong Kong –sugiere–, y realizar una muestra importante”.

La pandemia, sin embargo, sumó otras prioridades a las que ya imponía la crisis económica. “No hay muchos coleccionistas importantes en la Argentina, ni de otros países que coleccionen arte argentino –confirma Mario Gilardoni, otro experto en el mercado de arte local–. Últimamente acá los precios son muy bajos, y la gente que tiene mucha plata invierte en otra cosa”.

El hito más reciente registrado por una obra de arte lo alcanzó en mayo último Juanito dormido (1974), de Berni, vendida por 441.000 dólares en Sotheby’s de Nueva York. Se convirtió así en la más cara de esa serie del artista rosarino, y entró en el top ten de sus obras adquiridas en subastas. El primer lugar lo sigue ocupando Ramona espera (1962), que en 1997 pasó a manos de Amalita Fortabat tras una inversión de 717.500 dólares. Superó entonces los 607.500

El puesto Nº 1 es ocupado por Concierto, de Petorutti, fallecido hace medio siglo

Una obra parecida sorprendió en el festejo presidencial en Olivos

dólares que se habían pagado la noche anterior en Christie’s por La gallina ciega (1973), del mismo autor, y durante más de una década fue la obra de arte argentino mejor vendida en remates públicos. En 2018 regresó al país para integrar el nuevo guion curatorial de Colección Amalita, que tiene una decena de obras del artista rosarino.

A ese mismo acervo exhibido en Puerto Madero pertenecen dos obras de Prilidiano Pueyrredón que la “reina del cemento” adquirió en una disputada subasta en la rematadora porteña Naón, en junio de 1999. Según el curador Marcelo Pacheco, “son dos de las últimas piezas que compró Amalita para la colección”, y estableció así otro récord: esta vez, la suma más alta pagada en un remate por una obra de arte en la Argentina. El antecedente más cercano en el mercado local había sido La canción del pueblo, la primera compra en subastas de Costantini, mencionada al comienzo de esta nota.

Tanto Pettoruti como Berni, los dos artistas que lideran el top ten, fueron codiciados por ambos coleccionistas. Mientras que Colección Amalita posee dos arlequines realizados en 1950, el Malba tiene siete obras del maestro platense, fallecido hace medio siglo y pionero de la renovación artística local, muy bien representado también en el Museo Nacional de Bellas Artes. Llama la atención, sin embargo, recordar, como lo hace el Ministerio de Cultura de la Nación en su sitio web, que “hubo un tiempo en que sus cuadros debían presentarse bajo vidrio, por la cantidad de escupitajos que recibía por día. En la Argentina, para muchos, era considerado un ‘artista degenerado’ y una ofensa para ‘la dignidad de la patria’”.