Liliana Livneh: «el arte promueve la imaginación del contemplador»

Fuente: Ámbito – La prestigiosa artista argentina, residente en Tel Aviv, inaugura mañana la muestra «Luces y sombras», y el 5 de junio «Leyendo a Cortázar», con obras correspondientes en su totalidad a 2024.

“Llevo conmigo, siempre, una frase de Herman Hesse, que utilicé en una obra que acabo de exponer en Torino, y que dice ‘El agua es más fuerte que la roca, y el amor es más fuerte que la violencia’.” Quien cuenta esto es Liliana Livneh, artista argentina internacional, residente desde hace años en Tel Aviv, a quien dos exposiciones de sus nuevas obras, casi consecutivas, trajeron de regreso por un tiempo a Buenos Aires.

En un texto sobre la artista, el crítico Julio Sapollnik expresa que en las pinturas de Livneh “algo se está por descubrir, algo se está por revelar. El arte no es lo que se ve, es la libertad de intuir lo que propone. Se trata del ‘significante cero’: aquello que ya ocurrió o está por ocurrir”. Esta mirada, tan precisa, que de alguna forma le da un sentido temporal más amplio al “Art happens” (“El arte sucede”, de Whistler) dio origen a nuestra conversación con ella.

Mi conexión es dialogar con el que contempla la obra”, dice Livneh. “Yo trabajo, pero si otra persona se imagina una cosa diferente también es válido. Por lo general no hago autorretratos, pero una vez hice uno, y casi todos me dijeron ‘Qué hermoso es ese alce’. De esto hace bastante tiempo, pero también podría ocurrir hoy. Significa que hay un diálogo que promueve la imaginación del otro, y también me deja imaginar a mí”.

Livneh se resiste a definir su pintura, porque toda definición (si nos atenemos a la etimología de la palabra) significa poner límites a algo. Y el arte no los tiene. “Yo no hago arte abstracto”, continúa, “pero uso la figura para decir algo abstracto: una idea, un concepto, algo cognitivo. Mis figuras son como etéreas, o sinuosas; invitan al otro a pensar algo que quizá no sea lo que yo pienso”. Niega, también, que esa utilización, o deformación de la figura, pueda ser “picassiana”.

“Yo me nutro de la poesía y la literatura. No es casualidad que haya hecho una exposición e instalación sobre Alejandra Pizarnik en la Universidad Hebrea, y en el Instituto Cervantes de Tel Aviv una exposición e instalación sobre Julio Cortázar” (que no tiene nada que ver con la actual, de la que se hablará más adelante).

“Y aquí en Buenos Aires”, recuerda, “en el Centro Cultural Borges, hice una exposición muy grande, cubría todo un piso, que se llamó ‘La poesía y el cuerpo’. Busqué que los cuerpos de las mujeres-cariátides que pinto fueran los guardianes de la poesía que leo: allí había un sinfín abierto de poetas que me gustan, desde el propio Borges a Emily Dickinson o Pessoa”.

“Por eso”, continúa “muchas veces pinto y escribo: las letras, tipográficamente, pasan a ser dibujos o líneas: no escribo algo para ser leído, sino que lo hago para ser sentido. La línea puede ser una figura, o la reminiscencia de una figura, o un indicio de forma quizá seguido por una palabra. Eso se mezcla. Para mí, el escribir o el leer y el pintar es como una sola lengua”.

“Luces y sombras”

La primera exposición de Liliana Livneh, “Luces y sombras”, se inaugurará mañana, y permanecerá abierta hasta el 7 de junio en GalleryLabs, el espacio de Graciela Sapia en Esmeralda 986, entrepiso. “Es una galería que abrió hace apenas un año”, señala la artista, “pero ya trabajaba, aunque sin espacio físico con ferias de muestras en el exterior: yo trabajé mucho con ellos en Nueva York, en Miami, en Art Basel”.

Aquí presento lo que podría denominar fragmentos de lo que viví y sentí a lo largo de diferentes días”, observa “y que después armé como si se tratara de un rompecabezas. Cada obra recibió su fragmento, se unió después. Es decir, una vez que tuve reunidos todos los fragmentos de lo que pinté, cosas que sentía cotidianamente, se fueron uniendo de acuerdo con un criterio estético y orgánico”.

En cuanto a los materiales con los que trabajó, apunta: “También allí hay obras que son triángulos de madera en los que también pinto, o practico collages. Casi toda la obra es en madera, y también los triángulos de madera, que están hechos con papel. Empecé con ellos cuando hice la muestra sobre Alejandra Pizarnik, que es una de las muchas escritoras que influyeron en mi vida”

“Pero sin duda —continúa— la literatura de Borges también dejó una huella profunda en mí. La muestra se llama ‘Luces y sombras’, porque hay algo muy luminoso y también dolor; desarraigo. La vida está hecha de esos contrastes, de ese yin yang que forma un todo. Y yo trabajo mucho con los contrastes, con colores muy vivos y con mucho negro y blanco”.

Cortázar

“Leyendo a Cortázar”, la segunda de las muestras, tendrá lugar en la Galería Arcimboldo, de Pelusa Borthwick (Reconquista 761 PB 14) entre el 5 y el 12 de junio. Es decir, que abrirá casi sobre el cierre de la anterior (hay una superposición de dos días), y se extenderá sólo durante una semana.

En esta exposición”, aclara la artista “la mayor parte de las obras son en blanco y negro, como si se tratase de escritura. Y quiero aclarar que son obras completamente nueva, porque la que ya presenté sobre él es otra. Todo lo que traje ahora, para ambas exposiciones es de 2024. En GalleryLabs hay unas 24 obras, y aquí alrededor de doce. La muestra gira exclusivamente sobre ‘Rayuela’ y no sobre el mundo de Cortázar en general”.

Yo pensaba en esa novela”, se refiere al clásico cortazariano cuyos 60 años de aparición se cumplieron el año pasado “y pintaba frases que me venían a la cabeza, no necesariamente literales: hay una mezcla de escrito con formas e imágenes que forman un todo. Es lo que dejó ‘Rayuela’ en mí, cosas que Oliveira le dijo, o le pudo haber dicho según mi recuerdo, a otro de los personajes. Es bastante literal, pero no copié esas frases del libro. No hay nada mejor que releer un libro, y en especial una novela como ‘Rayuela’. Estas obras son mi modo de relectura”.

Sobre su vida, Livneh cuenta: “Soy porteña, pero tengo un triángulo que se llama ‘La Feliz’, ya que siempre asocio mi niñez en Mar del Plata, adonde íbamos con mi familia todos los veranos y nos quedábamos allí los tres meses del verano. Me casé con un israelí, dimos la vuelta al mundo, conocimos todo Sudamérica, Estados Unidos y Europa, y finalmente nos establecimos en Tel Aviv, donde tengo mi atelier. Sin embargo, salgo, viajo, expongo en otros lugares, y tengo la sensación de que allí donde estoy, allí está mi hogar. Cuando regreso a Buenos Aires siento que nunca me fui”.

En la despedida, pone de relieve lo que, para ella, es lo más importante: la paz y el entendimiento. “Yo hice y hago muchos trabajos que hablan de la belleza. de la diversidad, de la inclusión, de la mujer: en mis cariátides, tengo reminiscencias de la cultura griega, de ser hija de esa cultura, de allí que tantas de mis obras tengan nombres de la mitología griega, como ‘Sueño en Naxos’”.

“Así”, concluye la artista, cuyas obras y trayectoria pueden consultarse en linktr.ee/LilianaLivneh “hice muchos proyectos sobre la paz: trabajé con el Centro Peres por la Paz, fundado por Shimon Peres. Yo creé el logo del Seminario de ese Centro, que está en México, en la Universidad de Anáhuac, y también otro para el Centro Pignatelli por la Paz, en Zaragoza. Estoy segura de que los seres humanos tienen entre ellos mucho más en común que en contrario”.

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