Fuente: Clarín – Con una instalación que ocupa toda la sala de la planta baja, Fabián Bercic (1969, Lanús, Buenos Aires) sorprende con una exhibición en la que los objetos son de escala doméstica y uso incierto, de madera enchapada en caoba, con partes metálicas cromadas. Tal como describe la nota de prensa , una mezcla donde esa familiaridad cotidiana descansa en sendas plataformas y paredes, de azulejos vintage de 15 x 15 centímetros en un rosa salmonado y blanco.
La primera impresión que transmite Océano de Néctar, como se titula la muestra, es el gran oficio invertido en cada pieza individual, en el acabado de las bases y la perfecta coordinación de unas esculturas que van del volumen positivo al negativo, sin demostrar una funcionalidad específica. Pero sí hay un aire de época en el uso de materiales combinados que ya no son usuales; en las formas, que señalan esos caprichos y ángulos que fueron parte de los años 60, cuando la carrera espacial y la aerodinamia marcaron una tendencia futurista en el diseño de automóviles, electrodomésticos y vestuario. En diálogo con Ñ, Bercic devela las claves de sus producciones.El resultado: cierto anacronismo desconcertante.
“El título refiere a un texto donde la visión profunda de Buda sobre la vacuidad, la naturaleza última de la realidad, se explicita. Y mantiene una referencia que ya fue parte de mis preocupaciones cuando realizo obra, que implica cierto grado de meditación propia de una compenetración profunda entre la manualidad y el uso correcto de los materiales”, cuenta. Y añade: “El oficio me lleva a otros estados, hacia lo cósmico, lo que me supera”. La invitación, inesperada para él, surgió al presentar el Premio Azcuy que ganó en 2021, cuando Laura Buccellato le propuso armar un proyecto para la Fundación Andreani. “Me pareció que no tenía el perfil, pero ella me convenció que había algo que conectaba. De hecho, todas mis obras parten de un dibujo que luego llevo al programa que lo transforma en 3D. Una vez definido eso, sólo resta lograr lo que queda proyectado. Tengo que decir que, ninguna pieza tiene curvaturas estándar, para eso me armé un torno casero con un ventilador de techo para producir esas curvaturas que son enteramente producidas por mí. No hay acrílicos que tengan estas elipses. La herrería la mando a hacer porque mi taller no es muy grande pero el enchapado hace años que lo vengo trabajando. Me gusta porque su terminación incluso sirve para cubrir una pieza de resina y fibra. En el enchapado de una de ellas hay círculos que representan una conjunción planetaria, con un gran agujero negro que pasa de un plano a otro, como una reflexión cósmica”.Objetos enchapados en caoba ensamblan con partes metálicas cromadas.
-Usaste mucho la angularidad, el corte y la cuña en las piezas empotradas.
-Eso tiene que ver con el render, ya que trabajar en la computadora es completamente distinto. Hoy la carpintería no necesita complejidades; el mobiliario es muy básico y los carpinteros casi no reciben encargos. Jugando con el programa llego a esta definición y la respeto, ahí es donde se manifiesta el oficio. Voy a hacer lo necesario para que ese juego se vea intacto. En mi infancia uno de mis tíos era imprentero y nos armaba unos blocks para dibujar, cosa que hacíamos en las cocinas mientras nuestras madres y tías hacían sus tareas. Ahí descubrí algo llamativo, mientras en el mundo masculino los hombres trabajaban sin hablar, el mundo femenino tocaba todos los temas mientras cocinaban o hacían sus vestidos, eso nos daba un nivel de información que circulaba en lo cotidiano. Los azulejos hacen referencia a ese mundo.
-¿Las piezas se desarman?
-En algunos casos uso imanes neodimio, el tipo de imán más potente que existe. Pueden servir, por ejemplo, para sujetar una pizarra de cristal magnética, para que encajen perfectamente. Estas obras no las ví armadas antes de traerlas a la sala. Me pasó que al armar una de las más bajas entendí que no se sostendría y tres o cuatro días antes estaba medio desesperado y lo hablé con Laura. Ella me motivó a que ninguna pieza debería vencerme por una cuestión técnica y conseguí que me ayudaran a resolver el mismo proceso: corte de metal en láser, cromados y luego ensamblados para que quede bien, es el único caso donde desde el proyecto inicial al final he tenido que agregar otro sostén.
-Desde el momento en que planificás hasta que la ves construida, ¿abandonás en algo el plan inicial?
-No, y te diría que el error no es posible en mi proceso, como les pasa a otros artistas que ven un potencial inesperado. No es mi caso. No tengo formación académica, pero sí formación práctica pues hice la escuela técnica, más tarde pasé por la Facultad de Diseño. Luego, siete años en la fábrica Ford donde fui operario de planta, soldando en la línea de producción, luego en las oficinas de producción y finalmente en Control de calidad de soldaduras y seguimientos específicos. Esa experiencia me dio muchas herramientas para auditar y rastrear un problema, cosa que aplico al construir arte.«Océano de néctar», de Fabián Bercic.
Fabián Bercic narra su trayecto formativo con sus dos maestros: Héctor Médici en pintura y Betina Sor, en escultura. Con el estallido del 2001 apareció el retiro voluntario y sopesó que podía dedicarse de lleno a ser artista. Participó en la Beca Kuitca del 2003 al 2004 y pudo verbalizar las ideas para organizar mejor la obra, ya que al hablarlo se fijan las ideas de otro modo. “Hacía unos juguetes pseudo chinos donde reproducía por un lado lo industrial, que es de donde venía, mezclado con el taller medieval de donde sacaba mi inspiración, estaba como escondido detrás de esa superficie tan pulida e impersonal que representaban la iconografía cristiana de manuscritos medievales. Unía dos tiempos diferentes en el relato, podía hablar de lo que estaba pasando usando cualquiera de esas piezas donde se mantiene su dinámica interna. Obtuve la Beca del Fondo Nacional de las Artes dos veces y gané el Premio Klemm. Si bien mis obras pueden ir perfectamente al espacio privado hay otras que son menos expresivas. Aprendí que sólo cuando tenés cierta visibilidad lográs invitaciones a espacios, como me ha pasado a mí”.
- Océano de Néctar – Fabián Bercic
- Lugar: Fundación Andreani, Av. Don Pedro de Mendoza 1987
- Horario: mié a dom de 11 a 18.
- Fecha: hasta el 5 de octubre
- Entrada: libre y gratuita.