Fuente: Memo – De visita por la gran manzana, una parada obligada es el MET, uno de los museos más importantes del mundo.
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El Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, conocido como el Met, es uno de los museos más grandes y prestigiosos del mundo. Fundado en 1870, alberga una colección que abarca más de dos millones de obras de arte, que van desde arte antiguo hasta contemporáneo, y que representan prácticamente todas las culturas y épocas de la historia humana. Sin embargo, entre esta vasta colección, hay cinco obras que destacan y que no te puedes perder.
1. El Templo de Dendur (15 a.C.)
Este monumento egipcio completo, reubicado en una sala especialmente diseñada para albergarlo, transporta a los visitantes a la antigua Nubia. Construido alrededor del 15 a.C., el Templo de Dendur es una de las piezas más espectaculares del Met, con su impresionante arquitectura y detalles intrincados que cuentan la historia de la época romana en Egipto.
2. «Autorretrato con Sombrero de Paja» de Vincent van Gogh (1887)
Ubicado en la colección de pinturas europeas, este autorretrato de Van Gogh es una ventana a la mente turbulenta y brillante del artista. Con sus vibrantes colores y pinceladas audaces, esta obra es un testimonio del genio de Van Gogh y su influencia en el arte moderno.
3. «Virgen con el Niño» de Rafael (1504-1505)
Esta obra maestra del Renacimiento, creada por Rafael entre 1504 y 1505, es un ejemplo sublime del uso de la composición y la delicadeza en la pintura. La «Virgen con el Niño» captura la serenidad y la belleza de las figuras sagradas, y es una de las piezas más queridas de la colección del Met.
4. «El Estanque de Nenúfares» de Claude Monet (1899)
Parte de una serie de pinturas que capturan la tranquilidad y la belleza de su jardín en Giverny, esta obra de Monet es un ejemplo perfecto del impresionismo. «El Estanque de Nenúfares» atrae a los visitantes con sus suaves reflejos de agua y su vibrante paleta de colores, transportándolos a un mundo de paz y contemplación.
5. «La Muerte de Sócrates» de Jacques-Louis David (1787)
Este poderoso cuadro neoclásico muestra el momento en que Sócrates acepta su destino con calma y dignidad. La «Muerte de Sócrates» es una representación dramática y emocionalmente cargada de los ideales de la ilustración, destacando el valor, la razón y la moralidad.