Fuente: Perfil – Éric de Chassey, director del Instituto Nacional de Historia del Arte en Francia, tiene intereses muy diversos, que van desde Nicolas Poussin a la cultura visual del punk de los 70. Nos reunimos con él para hablar de su pasión por las imágenes y por qué necesitamos la historia del arte para entender el mundo.
-¿Qué es la historia del arte y por qué es importante?
-Vivimos rodeados de imágenes, pero para entenderlas, debemos aprender a leerlas. La herramienta más eficaz para comprender en profundidad las que vemos en nuestra vida cotidiana es la historia del arte. Creo que la investigación debe estar siempre conectada con la sociedad, arraigada en el presente. La historia del arte no debe centrarse sólo en los artistas más famosos del pasado, sino también en los menos conocidos o desconocidos, como ha ocurrido con la mayoría de las mujeres artistas. También se deberían incluir imágenes que inicialmente no se consideraban artísticas, como la fotografía de moda.
-Hablando de mujeres artistas, ¿qué explica su invisibilización histórica?
-La práctica del arte estuvo en gran medida vedada a las mujeres. Las vidas de los artistas de Vasari, el primer texto de la historia del arte occidental, escrito en el siglo XVI incluye a algunas mujeres, pero a menudo eran personajes bastante marginados. Las cosas empezaron a cambiar en el siglo XIX, pero incluso entonces las mujeres solían estar confinadas a géneros menores, como los retratos o las flores. No se les permitía estudiar anatomía humana, por ejemplo. Así que, había pocas, y se les impidió desarrollarse plenamente, lo que redujo aún más el número de creadoras. Además, los prejuicios generalizados sobre el valor de sus obras también hicieron que la mayoría no se conservaran. Los cuadros y las esculturas son frágiles, y si la sociedad no los considera importantes, no se conservan. Debemos ser realistas: no vamos a encontrarnos con un gran tesoro de grandes mujeres artistas de épocas históricas. Nuestro papel como historiadores del arte es examinar las condiciones del pasado, asegurarnos de que estos sistemas de discriminación ya no existan y sacar a la luz a las artistas olvidadas.
-¿Qué opina del consumo compulsivo de imágenes en Internet?
-Las redes sociales no son propicias para desarrollar y compartir pensamientos complejos. Intentamos utilizar las plataformas para inspirar a la gente a profundizar. La investigación no consiste en afirmar la verdad e imponer a los demás. Se trata de que las imágenes nos cuestionen y nosotros a ellas. Y queremos que la gente se plantee y responda a esas preguntas por sí misma, no dictarle cómo debe pensar. Lo bueno de las redes sociales es que son una herramienta increíblemente eficaz para compartir imágenes. Pero, como historiador del arte, sé que el impacto de una imagen depende de su materialidad, de aspectos concretos como el tamaño, la escala, la edad, el olor, la ubicación… No vemos sólo con los ojos, sino con todo el cuerpo.
-¿Por qué razón debería interesarse la gente por la historia del arte?
-Con demasiada frecuencia, vemos el aprendizaje como algo aburrido, como lo contrario del placer. La verdad es que cuanto más sabemos, más placer experimentamos. La historia del arte nos permite comprender el mundo que vemos, y hacerlo con placer.
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