Fuente: Clarín – Como una búsqueda del tesoro por un pasadizo donde lo hallado son perlas artísticas mostradas de forma atípica, más si se refiere a un museo: semiescondidas u ocultas en anaqueles repletos con eminentes obras argentinas de todo tipo, época y formato. La aventura excede a una muestra curiosa, se experimenta cierta vivencia voyeur, en un pasaje a explorar y contemplar lo revelado a cada paso. Desde un escenario tan especial como extraño: así lo propone La colección escucha: voces del acervo. Sucede que en el Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces, con su pintoresca arquitectura y paredes arcaicas de ladrillos, se custodian temporalmente las reservas del Palacio Nacional de las Artes mientras su sede histórica de Recoleta sigue cerrada desde hace años al público, pues el edificio precisa refacciones.
El backstage de una puesta es la exhibición en sí misma. Su pluralidad abarca desde la autoría artística hasta los tipos y soportes de creaciones exhibidas. Son 24 piezas de variadas disciplinas: predominan escultura y pintura pero también aparecen cerámica, dibujo y grabado de distintos períodos, estilos y técnicas, como bronce; chamote; yesos; cementos; etc, situadas dentro de la propia reserva y en la galería del Patio de la Procuraduría.Aída Carballo, Autorretrato con narices, 1964.
Al ingresar en esta especie de arcón, que preserva parte de la historia del arte nacional, se observan desnudos esculpidos. Enseguida se ve una llamativa mujer que se peina sentada con pose sugerente, es “Acequia”: creada por Nicasio Fernández Mar en cobre; data de 1945. Surgen desde una esquina, como un gran rincón, varias esculturas a tamaño real e incluso mayor escala. Algunas embaladas y otras, expuestas, mixtura no apta para intolerantes al misterio: la esencia de esta expo radica en su original montaje.
La flamante titular del Palais de Glace, María Paula Zingoni –exdirectora del Museo del Grabado y magíster en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano– está presente durante la recorrida de Ñ. Anuncia proyectos en carpeta para su estrenada gestión: “Una próxima y gran muestra con las obras más significativas, muchas desconocidas, de artistas emblemáticos, siendo inusual que se expongan tras tanto tiempo; será hacia mediados de año en el Centro Cultural Borges. Otra línea importante de trabajo es poner en valor los archivos institucionales en este caso del Palais, todo lo que es la historia del Salón (cuya trayectoria es mayor a cien años), documentos que registran los cambios culturales, los de sus políticas públicas y sus diferentes contextos. Una idea es digitalizarlos, en plataformas de interfaz pública, para que se puedan visualizar y acceder libremente”.1 Diego Perrotta, Las putas. Acrílico sobre tela, 200 x 200 cm. _Primer Premio Adquisición_Salón Nacional de Artes Visuales 2010.
Más de mil obras conforman el patrimonio del Palais. Aquí solo están disponibles principalmente premios adquisición del Salón Nacional de Artes Visuales –estrenado en 1911 y organizado por el Palais desde 1932–, pertenecientes a diversas épocas de su colección, desde 1940 al presente. Como el peculiar “Autorretrato con narices” (1964) de Aída Carballo: a su cara central, algo ofuscada la rodean perfiles casi todos masculinos acaso –una lectura posible– símbolo del sistema patriarcal de las artes visuales; la nota color está dada por sus prominentes ñatas ya que es a blanco y negro, aguafuerte y aguatinta.
Por cuestiones de protección y espaciales, el ingreso es de hasta cuatro personas por vez, la visita deviene exclusiva e íntima. Según Zingoni se trata de la 2.ª edición “de una propuesta extraordinaria”. Pues no es habitual que se abran los almacenes de instituciones, “requiere muchos recaudos”. Lo explica: “Retomamos la posibilidad de entrar a la reserva no solo para acceder a obras tan notables del Salón; es importante esta oportunidad ya que permite ver ‘la cocina’: cómo se resguardan las obras, se organizan y protegen. A cargo de la conservación y prevención hay profesionales del Palais. Esperando que pronto volvamos a tener su edificio en condiciones, mientras lo remodelan. Hay personal monitoreando los depósitos, archivos y biblioteca: está todo acá. Seguramente haremos una 3.ª edición, quizá aumentemos las visitas guiadas; son tiempos acotados por los cuidados pertinentes”.Sarah Grilo, Pintura, 1959.
Descollan Sarah Grilo desde “Pintura” (1958), óleo abstracto con figuras geométricas en tonos carmín y destellos dorados. El óleo “Figura”, (1955) por Luis Seoane, a colores vibrantes del fovismo y referencias cubistas, símil Picasso argentino. Respecto a esculturas se aprecian la tierna “Júbilo en el regazo” (1966) de Selva Vega; “Composición” (1958) de Miguel Ángel Budini, con casi dos metros de altura. Cuelga al final del corredor, llamativo y de gran porte “Las putas” (2010), pintura de Diego Perrotta.
En el cobertizo desde atriles con protecciones especiales hay cuadros y en otros apoyos, esculturas medianas a chicas. El cocurador Carlos Oreste Badillo, describe: “La idea de esta exposición (la anterior fue en 2020) surge con el objetivo de poner las piezas de la colección del museo a disposición de la comunidad artística y del público en general, a partir de una serie de exhibiciones. Parte de la consideración sobre la historia de los museos públicos y el lugar de sus acervos en la construcción de la historia. Ahora incorporamos la muestra de obras en las galerías externas y la curaduría, por trabajadores del Palais”. Luis Seoane, Figura, 1955..
Durante el tránsito del angosto pasillo asoma una cabeza femenina ubicada de perfil, “espía” desde un estante atiborrado de más joyas cubiertas, encima del público. Hacia la mitad, resalta un gran óleo: evoca los retratos de Modigliani. Un joven espectador dice remitirle a La Gioconda davinciana. Alejandra Burasch, guía de su visita, le pregunta qué motiva su impresión y él participa: “Tiene algo raro, la mueca de su cara”. Ella acompaña mientras comenta más cosas sobre esa pintura de Emilio Centurión titulada “Adolescente” (1949) uno cuya mirada como perdida, es “más sombría que La Mona Lisa”, opina la experta. Es intrigante: la pubertad en su esplendor.
La cocuradora Nora Lobo, coincide en su mirada sobre la puesta: “Con la apertura de esta reserva tenemos una exhibición aunque en realidad al entrar en sala puede verse íntegra; solo que algunas obras están descubiertas y otras, no. Permite acceder al lado B de los museos, además es donde se preservan y restauran”. Junto a Oreste, completan el equipo curatorial Eugenia González, Cecilia Martínez y Danila Nieto.Miguel Ángel Budini, Composición, 1958.
Al consultarle qué obra destaca, Zingoni elige “Naturaleza muerta” (1964) de Alejandro Bonome. “Resume cómo los artistas pudieron acercarse al poscubismo: desde los años 40 toman la estética cubista pero introducen más el color, adquiere otra fuerza. Resalta por ciertos matices y su autor, muy vinculado a esa innovación de aquel movimiento”.
Totalizan la nómina de artistas expuestos Marcos Acosta, María Cecilia Arceo, Mario Arrigutti, Julieta Barderi, Luis Barragán, Ermando Bucci, Cleto Ciocchini, Ana Eckell, Juan Grillo, Eduardo Iglesias Brickles, Bernardo Lasansky, Zulema Maza, Elio Ortiz, Mariano Pagés y María Inés Tapia Vera.
Un acervo con voz propia: es cuestión de saberlo escuchar.
- La colección escucha: voces del acervo – 2ª edición
- Lugar: Manzana de las Luces; Perú 222
- Horario: miér, jue y sáb 12 a 18
- Fecha: hasta el 27 de abril
- Entrada: libre y gratuita