Invertir en arte: por qué los especialistas dicen que es un gran momento para entrar

Fuente: Cronista – Más allá de la pasión que despiertan los artistas plásticos argentinos, una obra de arte es un activo tangible, que tiene un valor en el mercado y su propia dinámica. Las claves de un sector para tener en cuenta.

El mercado del arte es un negocio que se maneja exclusivamente en dólares, por lo tanto, el punto de partida es que los términos de intercambio se basan en una moneda estable y eso representa una garantía para quien piensa en un valor refugio. Se le suma que las obras de los artistas argentinos son muy apreciadas internacionalmente y, a la vez, están subvaluadas en precios. Hoy, las galerías y casas de subastas esperan con los brazos abiertos a los coleccionistas e inversores para que se deleiten con el arte y tengan la tranquilidad de que están comprando un activo que puede tener réditos.

Por supuesto, como siempre, el marco económico es un factor que pesa; pero también en el que van mutando los jugadores. Por citar un aspecto, se evidencia un cambio generacional que tiene otras preferencias estéticas.

«En la Argentina, quienes adquieren obras de arte como inversión reconocen que este es un momento extraordinario. Saben y tienen en cuenta que los precios están un 40 por ciento por debajo de lo que cotizaban antes. De tal modo, si saben sobre los excelentes artistas nacionales y disponen de un alto poder adquisitivo, no dudan y lo están aprovechando. Si no es así, deberían hacerlo», enfatiza el coleccionista y titular de la histórica Galería Witcomb, Jorge Calvo, quien al cierre de esta edición estaba con una subasta que incluía -entre tantas pinturas- firmas como Antonio Berni, Rogelio Polesello, Quinquela Martín y Julio Le Parc.

Por su parte, Sebastián Bocazzi, director de Roldán, considera que «durante 2023 y, particularmente el segundo semestre, vivimos un año increíble. Me animaría a decir que ha sido uno de los tres mejores de la última década. Para este 2024, nos encontramos expectantes. Recién estamos comenzando, es difícil tener certezas, pero tenemos buenas expectativas. El arte siempre ha funcionado como reserva de valor ya que sus precios son en dólares. Sin embargo, es importante contar con un buen asesoramiento para invertir en artistas que presenten una curva de crecimiento alta o valores de mercado establecidos«.

Berni, Seguí, Soldi y Quinquela Martín entre los artistas argentinos más demandados.

En tal sentido, anunció que arrancarán las ventas este mes con una importante selección de piezas que incluyen a talentos como Emilio Pettoruti, Sarah Grilo, Le Parc y Jorge de la Vega, quienes -en su visión- cotizan muy bien en el país y el extranjero junto con clásicos como Berni o Yente. Así como en arte contemporáneo se distinguen los valiosísimos Adrián Villar Rojas, Guillermo Kuitca, Gabriel Chaile y Tomás Saraceno.

Entonces, sí es tiempo de adquirir, como contrapartida podría argumentarse que para el coleccionista tradicional es un mal momento para vender. Sin embargo, puede ocurrir que alguien – con cierta pena desde luego- baje un cuadro de su living para convertirlo en un viaje u otro plan relevante. O quizás lo venden sus descendientes, quienes no se sienten atraídos por óleos clásicos. Además de que, por cuestiones etarias y culturales, suelen inclinarse por creadores más nuevos (como Milo Lockett) o esgrimen criterios más decorativos, o prefieren artistas plásticos muy requeridos como los denominados geométricos (Ary Brizzi, Rogelio Polesello, etc…).

Para Bocazzi, quienes se inician a los 30 años en este mundo, «tienen cierta afinidad con el arte contemporáneo, mientras que los mayores de 40 son aficionados al arte moderno, aunque en todas las etapas aparecen las dos tendencias y existe un segmento que lo visualiza como bien de inversión o un combo entre ambas«.

«Enamorarse»

Para los conocedores y aficionados, es insoslayable que el tamiz pasa por sensaciones, gustos o experiencias sensibles y su conexión con las obras. Carol Flynn, directora de la Casa Saráchaga, es clara: «Comprar arte no es solo una inversión, sino que conlleva mucho de emoción. Lejos de lo que la mayoría piensa, los coleccionistas y el consumidor común buscan algo que acompañe su vida diaria, algo que verá todos los días y le genere placer. Por esa razón y a pesar de todas las complicaciones, las subastas siempre están vigentes y atraen nuevos públicos».

Obra de Ary Brizzi, considerado uno de los geométricos más cotizados.

La especialista coincide con sus pares en relación con que los mejor cotizados son los grandes maestros; pero también «los vinculados con la temática ecológica como Nicolás García Uriburu o los integrantes de la ‘nueva figuración’ como Rómulo Macció, Ernesto Deira, Luis Felipe Noé y De la Vega, o los que comúnmente son conocidos como ‘geométricos’: Eduardo Mac Entyre, Miguel Angel Vidal y Brizzi». Otros de los profesionales de galerías suman también a Liliana Porter, Antonio Seguí, Marta Minujín y Lucio Fontana.

¿Pero también hay compradores desde el exterior? Para el director de Roldán «afortunadamente hay bastantes coleccionistas de arte argentino en muchos países, aunque la mayoría son argentinos, radicados en distintas naciones; pero también hay una fuerte tendencia de latinoamericanos que coleccionan artistas argentinos».

Por otra parte, ya no todo es con un martillo que determina quién se queda con tal bien en una compulsa presencial en un salón de remates. Explican muy bien el devenir de la innovación Sonia Decker y Anabella Monteleone, de Consultar/dgb.

«En los últimos años cambiaron las dinámicas por varios factores. La inserción de la tecnología como facilitadora de operaciones y la pandemia potenciaron la migración de hábitos presenciales a la mediatización, así como a la incorporación de nuevos mecanismos de construcción de vínculos. Argentina es parte de estos cambios y el mercado, en todos sus segmentos, se mostró muy activo en la transformación».

También ponen de relieve que «las casas de subastas han sabido leer muy bien el cambio de época. La gran mayoría puso sus esfuerzos en retomar el vínculo con el público comprador eventual, coleccionista o inversor, a partir de plataformas que no solamente habilitaran una circunstancia de venta, sino que permitieran un ida y vuelta fluido con su comunidad. Es un momento de transición y también de ajuste a las nuevas reglas que lo político y social están imponiendo; aunque falta tiempo para evaluar los resultados».

Las subastas online suman nuevos públicos.

Calvo, en tanto, aseguró que se dio «un cambio total porque la galería funciona virtualmente y recibimos visitas de todo el país, entonces, del mismo modo, gracias a la tecnología las subastas funcionan muy bien de manera online. Todos los participantes están conectados, visualizan las ofertas y el reloj va corriendo. Mantenemos la sala virtual hasta el domingo para que pueda darse una participación familiar en la decisión. En la pantalla figura el precio base y se ven las ofertas, pero además un oferente recibe un mail comunicando que una oferta fue superada, con lo cual puede incrementar o dejarlo pasar».

¿Un óleo sobre lienzo o un carruaje de caballos?

Flynn, consultada acerca del tipo de objetos que también tiene postulantes en el medio, afirma que «el rubro de las artes decorativas es extraordinario, sobre todo por la calidad de los bienes que arribaron durante el siglo XX, o aquellos que son particulares al territorio argentino como la platería colonial y criolla, los textiles y ponchos. En Casa Saráchaga tenemos una tradición en la venta de ese tipo de bienes, conjuntamente con la de carruajes de caballos».

Asimismo, comentó que «hay compradores del exterior atraídos por piezas de arte decorativo orientales, porcelanas o por el arte europeo de gran calidad que se conserva aquí. Sin embargo, las trabas a la hora de realizar pagos en moneda extranjera, los han desanimado un poco. Muy posiblemente soplen mejores vientos a partir de ahora».

Si de dificultades se trata, Calvo expresa que «la salida de obras del país es un trámite bastante engorroso del mismo modo que resulta complicada la operatoria monetaria. En ambos casos surgen reparos, se depende de funcionarios, del Estado, de que se la considere patrimonio cultural… Hay procedimientos que cumplir y a veces el cliente es un turista extranjero que está de paso por Buenos Aires». Sin dudas, menudo trajín concluirlo exitosamente.

Para las especialistas de Consultar/dgb, emprendimiento de servicios del cual uno de los fundadores es el experto Adrián Gualdoni Basualdo, el conocimiento es el pilar al cual asirse. «Lo más importante es informarse o asesorarse. Saber en qué tipo de obras interesa colocar el capital para generar ese porcentaje de incremento al que se aspira. Hay que considerar que en arte no todo es lo mismo, y dentro de las grandes (y difíciles) demarcaciones entre lo clásico, lo moderno, lo posmoderno y lo contemporáneo existen matices que, en el largo alcance, generan resultados completamente diferentes«.

Subasta de arte moderno, contemporáneo y clásico en Roldán.

¿Qué debe hacer un eventual inversor? «Mantener una actualización permanente de datos, recurrir a profesionales solventes con experiencia en la materia y tener conocimiento del estilo del porfolio serían tal vez algunas claves; aunque no hay una fórmula específica. Y si no se piensa en una inversión exclusivamente monetaria, sino que se aborda el tema desde una perspectiva más integral o como decían en el pasado en la Galería Wildenstein, ‘comprar con audacia y vender con paciencia’, nos devuelve un poco el aspecto más lúdico del arte, que siempre es un desafío dentro o fuera de los números».

«Si una pintura es hermosa, de mucha calidad y el artista es de primera línea o difícil de conseguir, se vende sí o sí. Y quien tiene un alto poder adquisitivo o siempre está económicamente estable, no vende y no solo eso, sigue comprando», concluye el titular de Witcomb. Habrá que esperar, la temporada está empezando.

La versión original de esta nota se publicó en el número 365 de revista Apertura.

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