Fuente: Clarín – Es 2004. III Congreso Internacional de la Lengua Española en Rosario. Roberto Fontanarrosa está invitado. Su participación tiene que ver con el uso de ciertas palabras que la RAE considera “malas”. Su conferencia resulta memorable –la recordada sonoridad de algunos términos bien argentinos, que no sería lo mismo si no se los usara–. Hoy, aquella ponencia llena de comicidad se puede revivir en YouTube, donde cuenta con millones de visualizaciones.“Fontanarrosa: influencia en las nuevas generaciones de historietistas”.Fotos: Enrique García Medina
Así es como Fontanarrosa se metió en cierto imaginario cultural del siglo XXI: de alguien que comprende, desde muchos niveles (la lengua, la narración, reconocer la carnalidad de ciertas palabras, el encantamiento de masas) que el humor es la forma más elevada de la inteligencia y la sensibilidad.
Pero Roberto “el Negro” Fontanarrosa, historietista, escritor, humorista, dibujante, hincha ferviente de Rosario Central, ya hacía tiempo que estaba en la historia grande de la cultura en Argentina.
Por esto mismo que nos demuestra que su figura se mira desde esta parte del almanaque pero se vive su obra en pleno presente, en el espacio cultura de Clarín en la Feria del Libro de Buenos Aires se decidió recordarlo organizando esta noche una mesa llamada “Fontanarrosa: influencia en las nuevas generaciones de historietistas”.
Un universo para el Negro
Moderada por el periodista Diego Marinelli, la actividad contó con los reconocidos Max Aguirre, El Niño Rodríguez, Miguel Rep y Flor Balestra. ¿Cómo ingresar en el universo vasto de Fontanarrosa?“Fontanarrosa: influencia en las nuevas generaciones de historietistas”.Fotos: Enrique García Medina
Balestra comezó por recordar su figura: “Yo era la única mujer que dibujaba dentro de un círculo propio de varones. Sin embargo, el Negro a mí me habilitó un montón, me presentaba dónde podía, me dio un espacio de reconocimiento. Yo, que soy de Rosario, lo veía en el mítico bar El Cairo con su grupo de amigos con los que solo hablaba de fútbol, política y mujeres y veía que el también le prestaba atención a los que ocurría afuera de la mesa. Creo que los cuentos, disparatados y hermosos, los saco de ahí, de tener esa actitud de estar adentro y afuera. Por eso creo que el bar le daba material de laburo. Cuando enfermó, todos sus amigos lo siguieron viendo hasta el final. De todas maneras, nunca lo recuerdo mal, siempre lo pienso contento. Debo ser la única que no tiene un dibujo del Negro.”
Autor de Clarín desde 1973, Fontanarrosa hizo de Rosario (y su amor por Central) un territorio que lo volvió un personaje reconocible. En ese aspecto siempre se mantuvo fiel a sus orígenes, y de ahí fue hacia el resto del mundo. Eso le dio un lugar extraño (por nuevo) en la historieta argentina.“Fontanarrosa: influencia en las nuevas generaciones de historietistas”.Fotos: Enrique García Medina
Opinó Rep: “Tengo sensaciones alrededor del Negro. Yo era lector de cosas infantiles y recuerdo que de ahí pude pasar a cosas de adultos. Él aparece en ese pasaje. También está Crist. Entonces creo que Crist y Fontanarrosa construían algo nuevo. Eso es producto de un boom argentino en la historieta de ese momento. Los dos la renuevan desde un lado extraño, deudor de la historieta sería. Fontanarrosa en realidad quería ser Pratt pero no le salió. Le salió lo grotesco, la parodia, con una gran deuda al cine y la literatura. Algo novedoso y a la vez tenía un poco de chanta, lo digo en el mejor sentido de la palabra”.
Humor novedoso, fresco y que provenía de las provincias: la trilogía de la reinvención de un territorio que ya estaba mirando hacia el futuro y estaban naciendo Boogie, el aceitoso, por ejemplo. Y continuó Rep: “Eso a mí me rompió. Fontanarrosa me parecía algo de nosotros, de los nuestros”.“Fontanarrosa: influencia en las nuevas generaciones de historietistas”.Fotos: Enrique García Medina
Un trabajo posible
Esa sensación de cercanía fue muy vital para que la historieta pareciese un trabajo posible.
Aportó Max Aguirre: “Yo soy de conurbano. Y lo descubro en la Skorpio Extra. Lo que Fontanarrosa hacía no tenía nada que ver con lo que yo leía. Y metía muchos chistes. Me hacía reír mucho, no podía creer que se pudiese hacer eso .Y es un lujo increíble generar eso. También me voló la cabeza. De ahí me hice fanático. Por otra parte descubrí sus cuentos y comprendí otra manera de mirar el mundo. Fui muy lector de él, muy fiel. Y eso estaba en consonancia con la cultura popular que siempre disfruté”.
Esa mixtura de unir alta y baja cultura, cuando pocos lo hacía, ya sea en sus historietas o en su narrativa, hacían de Fontanarrosa un animal complejo.
Contó El Niño Rodríguez: “El mecanismo es el chiste. Siempre laburás con eso. Fontanarrosa laburaba mucho con los géneros. Le tiraba hacer la sátira. Y en ese sentido es interesante ver sus distintas décadas de sus dibujos. Son piezas de una evolución muy clara y atractiva”.“Fontanarrosa: influencia en las nuevas generaciones de historietistas”.Fotos: Enrique García Medina
Evocar a Fontanarrosa se percibe como poner en relieve la existencia de un clásico, y que también se puede ver como un ícono de la Feria del Libro de Buenos Aires. El legado de la historieta y el humor gráfico están en su figura de autor, sus innovaciones y su estela en sus lectores (que siguen creciendo).
Además, Fontanarrosa es sinónimo de humor gráfico a lo argentino, desde este país. Y de poner a la risa (tanto como el fútbol) en un sitio de privilegio de los materiales literarios. ¿Qué le espera a Fontanarrosa hacia el futuro con todo el trabajo que dejó? Rep se arriesgó con un pronóstico: «Para la inmortalidad, el Negro quedará por sus cuentos y no por sus historietas.”