Famoso por sus telas gigantes y precios récord, Helmut Ditsch sorprende con una nueva obra sobre Buenos Aires

Fuente: TN – El Glaciar Perito Moreno, y ahora el Río de la Plata, plasman paisajes de Argentina desde su atelier en Viena. Desde allá, el artista argentino habla del efecto de la distancia en su obra y de una retrospectiva próxima.

Se llama Helmut Ditsch, y aunque es del partido de San Martín, donde nació en 1962, construyó en Austria, tierra de sus ancestros, una obra conocida por su doble monumentalidad: telas y precios gigantescos. Es el artista que plasmó los hielos azules del sur argentino, entre otros paisajes de nuestra tierra. El glaciar Perito Moreno, de 7,30 metros de largo por 2,73 de alto, fue comprada por una empresa europea por 1,5 millones de dólares. Antes, en 2010, El Mar II, inspirada en el Atlántico, había alcanzado los 875 mil dólares.

Su nueva pintura plasma un instante en una geografía muy cercana para los porteños, el Río de la Plata. La noticia es que esta pintura y las demás se podrán ver en la Argentina pronto, en el marco de una retrospectiva sobre su obra.

“La idea de una obra nace siempre por un impacto emocional y la necesidad de expresarlo, sin pensar en las consecuencias, es decir, sin pensar que la obra pueda convertirse en un homenaje, o trascender de una u otra manera. La del Río de la Plata es una obra tardía, teniendo en cuenta que empecé mi carrera pintando los glaciares y montañas que escalé, los desiertos y el océano Atlántico argentino. Al pintar el Río de la Plata pensé en mis cuatro abuelos adolescentes que llegaron hace un siglo cruzando ese mismo Atlántico, en busca de una mejor vida a la que tenían en Europa. Ese hermoso arco iris que surgió aquella tarde representa el umbral de la esperanza que iluminaba sus caminos y mi gran suerte de haber nacido argentino”, dice a TN desde Viena, en cuya Academia de Bellas Artes se formó.

"Al pintar el Río de la Plata pensé en mis cuatro abuelos adolescentes que llegaron hace un siglo cruzando ese mismo Atlántico", dice Helmut Ditsch, el artista argentino criado en Austria. (Foto: gentileza Helmut Ditsch)
«Al pintar el Río de la Plata pensé en mis cuatro abuelos adolescentes que llegaron hace un siglo cruzando ese mismo Atlántico», dice Helmut Ditsch, el artista argentino criado en Austria. (Foto: gentileza Helmut Ditsch)

No es la obra más grande del artista (mide 86 x 100 cm), pero sí acaso una de las que más lo tocan en lo personal. “El formato lo marcó el tópico, la temática que necesité expresar —cuenta—. ¡Cómo podría expresar mi experiencia de escalar durante un mes una montaña de 7000 metros o las épicas travesías de nuestros glaciares patagónicos si no es en un gran formato! Hasta diría que mis grandes formatos son la medida más pequeña que dispongo para poder expresar una pequeña parte de aquella inmensa experiencia en la naturaleza extrema. Los grandes formatos con sus miles de detalles son apenas una síntesis de la esencia que viví en cada punto”.

Lo que se ve en sus obras es resultado de un particular y paciente método de trabajo. “Un largo viaje”, define él, que arranca con la apropiación del motivo. No solo observar el paisaje que tiene enfrente, sino introducirse en él. “Necesito subir esa montaña, apropiarme de esa vivencia en el sentido de apropiación que explica Heidegger: hacer de la vivencia de subir una montaña algo propio, que esa montaña se convierta en algo propio. Esa es la razón por la cual puedo plasmarla en forma tridimensional y sentirla parte de mí: es mi montaña, mi mar, mi glaciar, mi río. La ausencia de la presencia humana en mis obras es para darle el lugar al espectador de introducirse en mi obra y también ser parte de ella”, dice.

Hay muchísimos argentinos viviendo afuera, una suerte de diáspora, y la experiencia de los compatriotas en el exterior forma parte de la crónica diaria. ¿Qué significa Argentina para vos y cuánto influye esta distancia en tu trabajo?

—Significa todo, porque amo Argentina y porque estoy orgulloso de ser argentino. Me crié en el barrio de Villa Ballester, en el seno de una familia fanática de Boca Juniors, soy fanático de la Scaloneta y del genio Messi así como de Charly García, nuestro mayor exponente cultural. ¡Y cómo no mencionar nuestra mayor virtud, la amistad! No existe en el mundo mayor amistad que la del pueblo argentino.

Luego, la lejanía física no hace más que fomentar el eterno deseo de volver, pero también de concientizar a diario mi argentinidad y mi responsabilidad como artista argentino. Desde que me fui no dejé de pintar la maravillosa naturaleza argentina y cuando me refiero a la naturaleza me incluyo como parte. Y a medida que pasan los años y la distancia, que me separan de aquel 1988 en que partí a Europa, eso se agranda: noto que también crece la argentinidad en mi obra.

La obra del glaciar Perito Moreno, de 7.30 metros de largo por 2.73 de alto, fue comprada por una empresa europea por 1.5 millones de dólares. (Foto: gentileza Helmut Ditsch)
La obra del glaciar Perito Moreno, de 7.30 metros de largo por 2.73 de alto, fue comprada por una empresa europea por 1.5 millones de dólares. (Foto: gentileza Helmut Ditsch)

Se te menciona siempre como un artista que cotiza alto, ¿qué implica el mercado del arte para vos y cómo te llevás con esto de lo comercial?

—El mercado de galerías y subastas siempre estuvo fuera de mi percepción y accionar como artista. Nunca pinté por dinero, el dinero jamás fue mi motivación; al contrario, me frustra tener que pintar por dinero y jamás pinté algo que no haya querido pintar. De hecho, no existo en el “mercado”: no hay obras mías circulando por el mercado y eso se debe a que hice mi carrera como artista independiente, al margen del mercado de galerías, el llamado secondary market, que se crea a partir de la venta del galerista a un coleccionista y su reventa en casas de subastas.

"No existe en el mundo mayor amistad que la del pueblo argentino", dice Helmut Ditsch, el artista que nació en Villa Ballester y triunfa en Viena. (Foto: gentileza Helmut Ditsch)
«No existe en el mundo mayor amistad que la del pueblo argentino», dice Helmut Ditsch, el artista que nació en Villa Ballester y triunfa en Viena. (Foto: gentileza Helmut Ditsch)

Yo me moví en el primer market: siempre vendí mi obra directamente al coleccionista, sin intermediarios de por medio. Eso no solo me dio una gran ventaja financiera, sino que me permitió, lo más importante, entablar amistad con mis coleccionistas y mecenas. Por eso puedo decir que muchas de mis obras siguen estando en mi atelier, solo que ese atelier se agrandó y es compartido con otras personas que hoy también siento como familia.

Es paradójico que me hayan pagado sumas tan altas por mis obras cuando la premisa fue pintar para ser feliz, y digo paradójico porque cuando siendo muy joven le comuniqué a mi padre mi decisión de hacer el camino con mi pintura, él me contestó con una cálida sonrisa: ‘mirá, no vas a tener plata, pero vas a ser feliz: ¡hacelo!’. Tal vez haya sido justamente eso: tener objetivos espirituales y no materialistas, mucha disciplina y vocación de sacrificio por el arte, lo que trajo, muchos años después, el éxito económico”.

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