Fuente: La Nación – En la sede Hotel de Inmigrantes del Muntref se inaugurarán mañana cinco muestras con obras de más de treinta artistas de veinte países; el domingo abrirá otra exposición colectiva en el CCK
“Entrar con determinación”, dice la frase escrita en el piso, justo debajo de la puerta que permite entrar al jardín del antiguo Hotel de Inmigrantes. No podría ser más acertada la sugerencia de William Forsythe, el célebre bailarín y coreógrafo neoyorquino que intervino con sus instrucciones varios espacios porteños. Incluida esta sede del Museo de la Universidad de Tres de Febrero, convertida desde mañana hasta fines de diciembre en el kilómetro cero de la cuarta edición de Bienalsur.
Hay que proponerse, como indica Forsythe, dedicar un tiempo considerable a recorrer cinco muestras que incluyen también obras de más de treinta artistas de veinte países. Entre ellos la chilenaVoluspa Jarpa, el español Jordi Colomer y la brasileña Regina Silveira, cuya instalación Quebracabeza latinoamericano inspira Rompecabezas, una de las exposiciones centrales de las doce que se exhibirán en nueve instituciones de Buenos Aires.
Tras su lanzamiento en Mar del Plata, a principios de este mes, continúa así un recorrido global que llegará a más de setenta ciudades de casi treinta países en cinco continentes, y que sumará el domingo otra exposición colectiva en el Centro Cultural Kirchner (CCK). Con la participación de Marta Minujín, Marie Orensanz, Liliana Porter, Antoni Muntadas, Daniel Canogar y Joan Fontcuberta, entre otros, Ficciones reales invita a “revisar las formas en que la información se produce y circula, y cómo contribuye a construir sentidos”.
“Tanto Rompecabezas como Ficciones reales proponen pensar cómo se construye la realidad cotidiana”, dice a LA NACION Diana Wechsler, directora artística de Bienalsur y cocuradora de ambas exposiciones junto con la joven italiana Benedetta Casini. Señala mientras tanto algunas de las piezas creadas específicamente para esta sala por Silveira: imágenes de la Virgen de Guadalupe y Carmen Miranda se encastran de forma lúdica sobre la pared con mapas antiguos y políticos contemporáneos. “Es un universo plural de América Latina –agrega-, que muestra la imposibilidad de un relato único”.
Justo enfrente, dos obras de la argentina Adriana Bustos y la española María Gimeno rescatan el rol opacado de las mujeres en diversos ámbitos. Y un planisferio diseñado con tela de jean por el italiano Ryts Monet presenta los continentes como una superficie ya gastada “al 80 por ciento”, con varios agujeros irreparables en algunas zonas.
De fondo se escuchan voces superpuestas en varios idiomas; provienen de una videoinstalación del italiano Filippo Berta, en las que varias personas de distintos países cuentan una por una las filosas púas de alambrados metálicos. Una interpretación posible es que cada uno de esos números evoque una víctima, en un mundo que enfrenta una creciente crisis de refugiados.
“A Italia llegan barcos con inmigrantes constantemente”, observa al respecto Casini, y agrega que la idea de esta muestra es “presentar versiones posibles de la historia”. En ese sentido, señala otra instalación que ofrece un panorama mucho más amable: la de la cubana Glenda León está formada por una cama matrimonial ubicada delante de un cielo celeste, cubierta por un manto que parece hecho de pasto. “Trastoca el límite entre interior y exterior, entre lo artificial y lo natural –explica-, presenta el paisaje como un elemento doméstico”.
La poética que aporta el arte no logra amortiguar la cruda realidad latinoamericana en una de las salas contiguas, donde Jarpa provoca escalofríos. Su muestra titulada Sindemia. Estallidos andinos aborda una de las manifestaciones sociales más intensas en la historia de Chile y otras que siguieron en los últimos años en varios países de la región, con una siniestra coincidencia.
“Las causas fueron distintas pero el sistema de represión es el mismo: tirar balines a los ojos. Sólo en Chile hubo 460 víctimas con trauma ocular” dice la artista, junto a una videoinstalación con testimonios de una docena de jóvenes que perdieron parte de la visión. “Cuando alguien pierde un ojo el otro se desgasta, así que su destino es quedar ciegos”, agrega Jarpa, antes de aclarar que “en estos tres años se presentaron tres mil demandas de violencia policial, pero hubo solo 17 fallos judiciales”.
“El término ‘sindemia’ comenzó a usarse 90 en la medicina antropológica para describir dos o más epidemias secuenciales en una población, que exacerban la carga de una enfermedad”, explica el italiano Eugenio Viola, curador jefe del Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo) y de este proyecto multimedia, resultado de un proceso colaborativo de equipos de mujeres artistas e intelectuales. Que dialoga sin buscarlo con una exposición ajena a Bienalsur centrada en el mismo tema: Los ojos desiertos, de Gabriela Golder, inaugurada semanas atrás en Fundación Andreani.
Algo de esperanza en la humanidad se recupera en otra sala del antiguo Hotel de Inmigrantes donde se exhibe Casas vacías no hacen ciudad, la primera muestra individual de Colomer en la Argentina. Representante de España en la Bienal de Venecia de 2017, el catalán impulsa acciones colectivas basadas en la utopía y en la relación con el entorno. Además de registros de obras previas, presenta el flamante “Abecedario argentino”, realizado con alumnos de una escuela pública porteña, y una reversión de su obra X-Ville, hecha con estudiantes del Profesorado Pueblos de América de la Villa 21-24 -la más poblada de Buenos Aires-, con el objetivo de que imaginen su “ciudad ideal”.
Sus preguntas son similares a las que inspiran a Forsythe a desdibujar los límites entre la performance, la escultura y el video: ¿quiénes y de qué manera habitamos los lugares públicos? “Sabemos que todos tenemos derecho a la cultura, a transitar por sus espacios y a disfrutar de sus ofertas. Sin embargo, no todos los sectores sociales se sienten con derecho a estos accesos”, observa Wechsler, curadora de este lúdico circuito porteño pensado como una “invitación inclusiva” a participar de una experiencia performática.