Fuente: Clarín ~ La sinestesia, habilidad de asociar colores y sonidos, es el punto de partida de una potente muestra de Andrea Fried y Nicolás Bernaudo.
Algunos biógrafos aseguran que, desde muy joven, Mozart podía tocar una sinfonía compleja con solo escucharla una sola vez. Era capaz de repetir exactamente hasta los coros y los detalles más mínimos y sofisticados. Esa capacidad fue atribuida o bien a una híper memoria musical o bien a una condición sinestésica que le permitía al genio de Salzburgo asociar las notas con colores para después reproducirlas.
La sinestesia, en concreto, es una condición neurológica que permite a algunas personas la posibilidad de evocar sensaciones en un órgano de los sentidos distinto del que fue originalmente estimulado o producido.
La muestra Sinestesia Aguda, que puede verse en el Museo Nacional de Arte Decorativo, explora las posibles vibraciones de esta condición, usando como base y punto de partida la pintura geometrizada de Andrea Fried a la que se suma el trabajo digital, inmersivo y de video de Nicolás Bernaudo.
El recorrido, que toma las cuatro salas dedicadas a exposiciones temporales del museo, tiene como punto de partida las obras de Fried y la propuesta visual integral propone un ejercicio que le agrega a la búsqueda sinestésica, un elemento al mismo tiempo deconstructivo y reconstructivo. La circularidad planteada por el recorrido facilita esta mirada y el buen guión curatorial trabaja con el diseño de la exposición para ejecutarlo a la perfección.
El diálogo que se establece entre la paleta de colores y las diferentes materialidades y la sucesión de salas iluminadas con otras en penumbras o intervenidas, sugieren y despiertan en el espectador una curiosidad y una necesidad de atención que justifica la presencia del adjetivo del título de la exposición y lo convierte en mucho más que en un recurso poético.
En la primera de las salas, del modo clásico, están expuestos los acrílicos de Fried de las series Umbral y Sinopsis. Se trata de telas de gran formato en los que la artista trabaja con el color y las formas un universo de sugerencias matemáticas de gran vibración visual. La abstracción geométrica de Fried funciona muy bien con una paleta de regulares estridencias, proyectando patrones que se pueden percibir en las distintas piezas alternando tamaños y lugares dentro de la composición. La expresión geométrica, tan recuperada en estos tiempos, tiene en la obra de Fried un componente particular de vitalismo y de matematización que altera el lenguaje pictórico sin sacarlo del todo de registro, lo que genera una dislocación interesante que necesita del espectador para completarse. En la misma sala, sobresale sobre una de las paredes laterales la obra “Pausa”, un acrílico muy interesante que contrasta con el resto de las obras y logra destacarse y destacar a las demás. En esta obra Fried trabaja con una paleta diferente, mucho más apastelada, con tonos más bajos y además, es la única pintura que, aún manteniendo su impronta geométrica presenta leves curvas dentro de la composición.
En las siguientes salas se encuentran las dos intervenciones de Nicolás Bernaudo. El experimentado diseñador escenográfico y visual usó como materia prima la pintura de Fried y la colocó en su registro particular. La primera de las obras, Fragmentos, se trata de una instalación realizada con 30 celulares, que van apareciendo alternativamente dentro de un plano totalmente negro y en cuyas pantallas aparecen alternativamente detalles de los acrílicos de Fried. Para completar el efecto, un sonido como el de los antiguos videojuegos enfatiza la huella tecnológica de la pieza. Un poco más allá, en una sala preparada especialmente, Bernaudo despliega una obra inmersiva cautivante, muy interesante en términos visuales pero que además, tiene una capacidad para estimular la participación realmente admirable. Es imposible no interactuar con la proyección, dado que la sombra de los visitantes se proyecta sobre la sucesión de imágenes, cambiando permanentemente. Imposible no caer en la tentación de la selfie y en hacer varias tomas con los diferentes fondos.
La creatividad de Bernaudo, probada ya en escenarios complejísimos, encuentra en los límites de la sala un continente de precisión y de belleza que se completa, una vez más, con un arte sonoro que acompaña la escena y le da un marco estético vigoroso.
El punto más alto de la exposición se encuentra en la sala lateral. Son cuatro obras de la serie Sinapsis, dispuestas simétricamente en un espacio totalmente oscurecido, con pisos y techos negros. Las piezas están iluminadas por una lámpara especial, utilizadas generalmente en la realización de videos y fotografía, que tiene como características principales una gran potencia de salida de luz y, además, una gran precisión en el recorte del alcance del efecto lumínico. Proyectadas individualmente en el ambiente oscuro, las obras adquieren una potencia inusual que incluso engañan al ojo del espectador, que no sabe si se trata de una caja de luz o de una proyección. Una música repetitiva, calma y mántrica completa la propuesta sinestésica generando una atmósfera atrapante y hospitalaria, de la que el espectador no querrá salir.
El recorrido circular de la muestra se completa con 28 colores, una descomposición de la paleta de Fried en pequeños lienzos de 30 centímetros de lado, dispuestos sobre la pared de la sala.
La curaduría de María Carolina Baulo es precisa y se expresa en su punto justo tanto en el texto de sala como en su intervención directa sobre la muestra. No cae en la sobre referencialidad y trabaja con las obras, los materiales y el espacio para cumplir con el propósito conceptual de un modo coherente con el planteo integral de Sinestesia Aguda, es decir, combinando sentidos para aumentar la experiencia visual y participativa del espectador.
La muestra de Fried y Bernaudo cierra el año para el Museo Nacional de Arte Decorativo con un saldo positivo en relación con su planteo de sumar contemporaneidad a su reconocida colección.
Sinestesia Aguda – Andrea Fried – Nicolás Bernaudo
Lugar: MNAD, Av. del Libertador 1902 Horario: martes a domingo e 13 a 19 Fecha: hasta el 27 de febrero Entrada: gratuita