Fuente: Clarín ~ El acuerdo cuenta con la firma de todas las partes y las siete obras deberán permanecer tres años en el Museo antes de pasar definitivamente a manos de los herederos.
La familia del artista Ernesto Deira (1928-1986) tiene suficientes motivos para festejar la llegada del Año Nuevo. Es que un día antes de que termine el 2021 el rector de la Universidad de Chile (UCh) puso la firma que faltaba en el acuerdo para que los siete cuadros del pintor argentino, pertenecientes a la serie Identificaciones, finalmente regresen al país después de 50 años de haber permanecido en Santiago.
En 2022, la colección completa de Ernesto Deira será exhibida al público en el Museo Nacional de Bellas Artes, en Buenos Aires como construcción de la memoria. Además, los hijos donarán un cuadro de su padre a las autoridades chilenas como gesto de agradecimiento. Ambos puntos forman parte del acuerdo de restitución para que los óleos de Deira vuelvan pisar el suelo argentino.
El jueves 30 diciembre, Ennio Vivaldi Véjar, rector de la Universidad de Chile, firmó el convenio de restitución de las pinturas ante la presencia del embajador argentino Rafael Bielsa, y de su par trasandino Nicolás Monckeberg Díaz.
El artista argentino Ernesto Deira (1928-1986).
El acto, celebrado en la Casa Central de la Universidad de Chile, cuya Facultad de Artes administra el Museo de Arte Contemporáneo (MAC), también participaron el director del MAC, Juan Cruz, el decano de la Facultad de Artes, Fernando Carrasco, y el jefe de la Unidad de Asesoría de la Institución, Ignacio Maturana.
“Oleos del artista Ernesto Deira resguardados por la Universidad de Chile retornarán a Argentina luego de 50 años”, anunció el organismo trasandino en su cuenta de twitter @uchile.
La firma del rector chileno era la única que faltaba, ya que Silvina y Martín Deira, los hijos y herederos del artista, lo habían hecho hace 20 días atrás en el consulado chileno en Buenos Aires.
Luego, Monckeberg, quien había retomado las gestiones con la familia Deira y ofreció de mediador, viajó especialmente a su país para votar por el ballotage y además aprovechó su estadía para entregar el convenio para que sea rubricado por las autoridades trasandinas, como ambas partes habían acordado.
De esta manera, se puso un punto final al insistente reclamo de sus hijos, herederos legítimos de las pinturas que tanto revuelo habían casado. Desde 1971 estaban “guardadas” en el MAC, en Chile, y desde hace 18 años son objeto de numerosas controversias y trámites burocráticos.
“La firma de este convenio es una gran noticia para ambos países”, expresó Vivaldi Véjar en el sitio web de la Universidad de Chile. Además, el rector señaló que “la Universidad cumplió un rol fundamental al resguardar las obras de Ernesto Deira durante el oscuro período de la dictadura y también al defender el legado del artista. Gracias a la colaboración y a la conjunta voluntad de la protección del patrimonio las obras podrán regresar a su país de origen como una unidad artística y estarán disponibles para la población en el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires. También nos alegra y honra que la familia Deira entregue al MAC un cuadro del artista que simboliza cómo durante esa décadas de custodia su trabajo se convirtió también en memoria para Chile”.
«El sostén» (1976), de Ernesto Deira.
Por su parte, la familia Deira celebró la noticia de la firma del rector de la UCh con mucha emoción después de casi dos décadas de intensos reclamos. Los sus hijos, legítimos herederos, nunca bajaron brazos. “Después de muchos años de gestiones bien intencionadas pero infructuosas, finalmente llegamos a esta instancia con la inestimable mediación del Sr. embajador Nicolás Monckeberg”, dijo Silvina Deira.
La hija del pintor argentino agregó: “Como familia estamos muy contentos, emocionados e ilusionados de que las obras de nuestro padre regresen al país y sean exhibidas en el Museo Nacional de Bellas Artes. Es una deuda que teníamos con él y con los argentinos que nunca pudieron apreciarlas. Tienen un gran valor histórico, reflejando una época muy difícil. Donaremos de nuestra colección particular una obra importante al MAC, en señal de agradecimiento por haber resguardado y restituido esta inestimable colección”.
Todavía no hay una fecha específica para que las siete pinturas de Ernesto Deira, ex integrante del grupo “Nueva Figuración” regresen a la Argentina. Sin embargo, sus hijos Silvia y Martín ya iniciaron gestiones con empresas especializadas en el traslado para que el operativo retorno se concrete lo antes posible. La familia estima que volverán al país a mediados de enero.
Otras obras de Ernesto Deira. «Canta Oh Diosa la cólera del pélida Aquileo».
Pero la familia no podrá contar las obras de su padre al menos hasta 2025. Una de las cláusulas del contrato indica que las pinturas de Ernesto Deira permanecerán en el Bellas Artes durante tres años como guarda o en calidad de comodato.
Además, el museo tendrá la facultad de exhibir las obras en forma exclusiva. Una vez superado ese plazo, sus hijos podrán hacer uso de su posesión. Es decir, podrán conservarlas, ya que son los legítimos herederos.
Sin embargo, no podrán vender los cuadros por separado: la colección “Identificaciones” tendrá que estar completa en caso de una futura venta. Como gesto de devolución, los hijos de Ernesto Deira donarán una obra de su padre al MAC, como indica el contrato de restitución.
Premiado. Ernesto Deira recibe el Primer Premio de Pintura de la Academia Nacional de Bellas Artes en 1967. Foto Archivo
Referente de la Nueva Figuración
Los cuadros de la polémica Identificaciones es una serie de siete cuadros del célebre artista argentino, ex integrante de la Nueva Figuración, el grupo de notables artistas que integró con Luis Felipe Noé, Rómulo Macció y Jorge de la Vega, entre 1961 y 1965. Deira creó las obras tras la disolución del cuarteto.
Estas pinturas en blanco y negro tienen una fuerte connotación geopolítica, con personajes mutilados en alusión a la muerte del Che Guevara, a los Derechos Humanos y a la Guerra de Vietnam. En 1971 fueron exhibidas por única vez en el espacio de la galerista chilena Carmen Waugh, en Buenos Aires.
Ese mismo año, siete de los ocho cuadros cruzaron la Cordillera y fueron exhibidos en la Sala Universitaria del Instituto de Arte Latinoamericano de la Universidad de Chile, entre el 9 y 30 de noviembre, con motivo de la visita de Fidel Castro a Santiago.
El presidente cubano llegó un día después de la instalación de la muestra –el 10 de noviembre de 1971– y fue recibido por el primer mandatario chileno, Salvador Allende, en el aeropuerto trasandino.
Una vez finalizada la exposición, las obras de Deira iban a ser enviadas a La Habana pero el artista cambió de opinión a raíz del agitado clima político que se vivía en la capital cubana. Pero las autoridades trasandinas interpretaron que esas pinturas iban a ser donadas, algo que nunca no ocurrió.
El 11 de septiembre de 1973 se produjo el Golpe de Estado en Chile: Allende fue derrocado por Augusto Pinochet, quien también ordenó la destrucción de las pinturas.
Deira murió en 1986 en París con la convicción de que sus cuadros habían sido quemados por orden del dictador Augusto Pinochet. Pero, en 2003, el pintor Luis Felipe “Yuyo” Noé, amigo del artista y también integrante del grupo neofigurativo, se enteró que las siete pinturas permanecían intactas en un depósito del MAC, perteneciente a la Universidad de Chile.
Rómulo Macciò, Ernesto Deira, Luis Felipe Noé y Jorge de la Vega, integrantes del grupo Nueva Figuracion, en 1963. Foto Sameer Makarius
Desde entonces, sus hijos iniciaron innumerables gestiones con autoridades diplomáticas, gubernamentales y universitarias de Argentina y Chile para que la colección de su padre sea íntegramente devuelta a la familia.
Incluso, en 2008 el MAC exhibió los cuadros de Deira con la promesa de devolverlos. La exposición contó con la curaduría de María José Herrera, quien fue directora artística del Museo de Bellas Artes. Entonces, se intensificaron los reclamos formales con embajadores y diplomáticos chilenos, con las autoridades del MAC y de la UCh. Sólo faltaba la firma del rector Vivaldi Véjar para concretar la restitución.
Pero en 2019 la repatriación de la serie Identificaciones se había frenado nuevamente a raíz del cambio de autoridades en la sede diplomática y en la Universidad de Chile. Esta última admitió la documentación presentada y reconoció a los titulares de dominio de las obras, pero invocó siete puntos como condición irrevocable para formalizar la restitución.
«Identificaciones», en la muestra de 1971 en Buenos Aires. Galería Jacques Martínez
La familia Deira respondió cuestionando algunas cláusulas que figuraban en el convenio que consideraban inadecuadas. Sin embargo, no volvieron a tener contacto, ya que las autoridades chilenas jamás respondieron.
Entonces, los Deira formularon la denuncia ante la International Council of Museums (ICOM) la organización de museos y profesionales de museos dedicada a la promoción y protección del patrimonio cultural y natural, presente y futuro, material e inmaterial, para destrabar esta situación que llevaba 18 años de constantes reclamos. Además, expresaron su posición mediante un comunicado.
“Los cuadros están, son nuestros. Ellos no tienen ni un papel legal que indique que los compraron, que hayan sido donados o se los hayan regalado. Sólo espero que me los devuelvan”, completó Silvina Deira. En ese entonces, los cuadros de su padre estaban retenidos en Chile desde hace medio siglo.
La noticia tuvo repercusión mediática en ambos lados de la Cordillera. El 4 de septiembre pasado, una publicación de Revista Ñ hacía referencia a los siete cuadros de Deira que aún permanecen desde hace 50 años en Chile. Los artistas chilenos y otras autoridades trasandinas se enteraron de lo sucedido y se solidarizaron con la familia del artista argentino.
“Obviamente no hubo mala intención, hubo un delay durante un muchos años. Las negociaciones fueron muy trabadas. Estoy muy agradecida a la prensa por las notas que hicieron. Creo que hubo un tema de presión para que la sociedad estuviera al tanto de lo que estaba pasando con los cuadros de mi padre”, dijo Silvina Deira a Clarín.
Inmediatamente, las autoridades trasandinas tomaron cartas en el asunto. Incluso, el cambio en el rectorado del MAC de Chile (Cruz por Francisco Brugnoli) favoreció el acercamiento entre ambas partes. También en septiembre, el embajador Monckeberg por primera vez se comunicó con Jorge Marchesi, abogado de los herederos, para retomar las negociaciones.
Entonces, la situación comenzó a destrabarse hasta que ambas partes sellaron el acuerdo. Primero firmó la familia Deira en Buenos Aires. Veinte días más tarde lo hizo el rector de la Universidad de Chile en Santiago. Ahora, sólo falta que las pinturas regresen al país para que el público pueda disfrutarlas en 2022 por primera vez en el Bellas Artes.