Fuente: Clarín – Teatro de la memoria. Daniel Santoro inauguró en el MNBA esta historia visual que reinventa y teje las mitologías peronista y cristiana. Habló de esto, y también de Francisco y el futuro incierto del PJ.
Es un imán. La gente se le acerca a Daniel Santoro apenas ingresa a la sala del segundo piso del Museo Nacional Bellas Artes y lo felicitan por su exposición. Le citan sus obras anteriores, otros artistas que hacen cosas parecidas, cuentan historias políticas personales. Es un oráculo nacional y popular que camina en un círculo incompleto frente a estos capítulos de una obra conceptual universal: “Es el ‘Panorama, Teatro de la memoria’ y está todo acá”, dice explicando estos 30 metros de dibujos extendidos en tres paredes de la sala, en un inusual arco de 300 grados, casi circundando al espectador. Continúa con tintas (cuadros pequeños que hablan de sus pensamientos vigentes), hay un fichero helicoidal que recuerda con dibujos fotografiados las vivencias del artista. Y más. En una vitrina se exhiben cuadernos con anotaciones, dibujos, textos, un verdadero tesoro biográfico al que Santoro llama libros. “Estos son seis de los 11 libros que reúnen más de 300 dibujos, los hago en los bares, por las mañanas; ahora en el Celta . de Sarmiento, porque tiene un lindo sol y mucha vidriera. Voy a trabajar, no hago bar de tertulia”.Daniel Santoro con su muestra «El teatro de la memoria», en Bellas Artes. Foto: Ariel Grinberg
En su obra está presente la problemática socioambiental y su punto de vista parte de la ecología política: “Hubo un cambio de escala de la emergencia en la era del Antropoceno. Cuando el hombre se pone al mando de los asuntos del planeta, vemos que en 250 años hicimos un desastre. Y no es solo de este tiempo, tiene que ver con toda la explotación colonial anterior a la Revolución Industrial: es extraer y extraer… Pero todavía no afectaba como iba a afectar después, cuando empezó a apretar masivamente a la atmósfera. En este tiempo hemos hecho un desastre planetario, no somos buenos administradores”.
La obra es inmersiva (aunque Santoro no usará esa palabra) porque envuelve a quien se ponga en el centro de la sala, lo transporta a un clima de belleza opresiva, con una percepción que ya se había experimentado con los “panoramas” de fines del siglo XIX.
Santoro explicita cómo realizó la obra: “Esto está pintado con tierra y carbón. Yo trabajé estos dos meses de preparación de la muestra con madera quemada y tierra. Hizo falta y faltaría la presencia de las carnes, sería la trilogía. Carne, madera y la piedra, para darle un cariz mitológico. Son siempre esos tres elementos los que tienen que dialogar y tener relación. La madera siempre funciona como mediadora entre la carne y la piedra. La carne y la piedra no se llevan bien. La madera extrae nutrientes de la piedra, puede dar el alimento, cobijo y demás. Pero si hay un problema, sobre todo con la madera porque siempre el problema es la mediación, entonces las cosas empiezan a colapsar, lo que está pasando ahora en el mundo”.
Santoro es un protagonista que une dos siglos de cultura, política y religión. Porteño y hoy de 69 años, militó en Guardia de Hierro, es amigo del Papa Francisco, de Juan Grabois y de personajes fundamentales de la historia argentina reciente, muchos de ellos retratados en las obras que hoy presenta. Estudió chino con el traductor de Borges, dio clases de arte y política en la Universidad Johns Hopkins, la Universidad de Nueva York y en Harvard. Con un estilo que corteja tanto la sátira como la publicidad política – es autor de los mapas del asado que compran los turistas en la calle Florida–, su obra se expuso en Singapur, Tailandia, Malasia, Italia, España y EE.UU. Publicó e ilustró numerosos libros, entre ellos Manual del Niño Peronista, Mundo Peronista, Evita para principiantes, Rimbaud para principiantes y La escolástica peronista ilustrada. También publicó dos tomos de sus Libros de apuntes. Y para relajarse, practica meditación.
–En tu Panorama hay personajes que marcaron tu vida peronista, tu vida religiosa, también otros aspectos clave como la literatura. Está Borges…¿Qué vemos en este corte de un aleph?
–Adentro está el bibliotecario Horacio González controlado por un Cancerbero que es Domingo Faustino Sarmiento, quien lo mira desconfiado. Al fondo, la Biblioteca Nacional, que está en problemas. Cuando se dio esa discusión con Alberto Manguel, el director que trajo Macri, Horacio es humillado. Manguel llega a la biblioteca y dice “Me encontré con el archivo de Crónica…” Es bastante tilingo, desprecia la gestión de Horacio. Ahí hay un déficit de humanidad.
Contra las “tías celebratorias”
«Corte aleatorio de un aleph». Carbonilla y tinta de tierra. En la muestra «El teatro de la memoria»
Mientras recorremos la muestra, un grupo de visitantes lo escucha; viven el privilegio de recibir la explicación por parte del mismísimo autor: “Son geografías, pequeños lugares, una topografía de la ficción donde se ubica el infierno. Se conectan de una manera extraña. Acá en el bar La Paz están Sartre y Lenin, en un oratorio de las izquierdas. Allí discutíamos, nos agarrábamos a las piñas. Estaba David Viñas siempre discutiendo, señalando, corrigiendo el diario La Nación. Acá se ve la sala del cine Lorca cuando proyectaron Teorema, de Pier Paolo Pasolini. Abajo, María Moreno enseñando sobre la condición femenina. En la base, un nutriente del cuerpo de Eva Perón alimentando la República de los niños, donde Victoria Ocampo es la luz dentro de un bosque oscuro. Más allá mi vieja cosiendo con la Singer. Tengo varios cuadros sobre las Singer. La mejor metáfora sobre un Aleph es una madre bobinando lana. Mi vieja me ponía a mí a bobinar durante horas. Se acumula el tiempo en todas las direcciones porque así se hace el bobinado. O sea, pierde la linealidad el tiempo y se consolida ahí.
–Aparece un “medidor de codicia” (ya graficado en el Manual del niño neoliberal), ¿qué función cumple en la obra y en la sociedad?
–Ahí se ve cómo funcionaría la acumulación en el sistema financiero, hay una aireador filántropico para los museos del arte contemporáneo. La construcción de estos museos es consecuencia de la acumulación en el sistema financiero: son todos millonarios finalmente. Es el destino final de un codicioso que se vuelve un héroe de la sociedad. El MoMA, por ejemplo, nace en 1929 gracias a los aportes (entre otros) de David Rockefeller.En la pared central: supervivencia en el bosque acogedor. Los hongos, un modelo comunicacional.
–¿El mercado es el único legitimador del precio de una obra de arte?
–¿Cuál es la el objeto más caro que produce el capitalismo? No digo tierras o bienes inmuebles, sino objetos… Una obra de arte, no hay otra cosa. La Ferrari más costosa se vendió en 35 millones de dólares. El cuadro no tiene techo; no se sabe cuánto puede valer. ¿Serán 300, 400, 500 millones? El arte contemporáneo está yéndose al pasto a cada rato con acciones artísticas de “sitio específico”, por ejemplo; todas cosas pequeñas que no hacen al núcleo duro del coleccionismo de arte que es un cuadrito colgado en la pared. Siempre es un cuadrito colgado en la pared. Vos hacé lo que quieras, todo lo contemporáneo que quieras, pero lo que yo quiero es el cuadrito y sus proyectos.
–¿Entonces el mercado moldea al artista?
–Con toda esta maquinaria que hay alrededor, sí. Pero el arte también irrumpe. El artista irrumpe y produce el objeto y eso es la fascinación para el millonario; lo que querrá es ese objeto. Podés hacer mucho verso sobre las instalaciones, sobre lo que se ve por ahí con poco, escaso o nulo interés. Incluso está el que banca a los artistas para las bienales, o si te banca una fundación y para ellos, el núcleo duro está en el objeto. En el mundo del arte todo es bárbaro, todo es celebratorio. Son todas tías celebratorias.Reconstrucción de un clasicismo peronista: las ruinas de una escultura también son techo.
–En tu obra se evidencia una mirada crítica sobre las políticas que han dominado nuestra cultura. ¿Qué fue primero en tu vida, la religión o el peronismo?
–Fui monaguillo en la iglesia de Constitución. Después empecé a reparar órganos con un cura que era uno de los pocos que sabía reparar uno alemán que estaba ahí en la iglesia. Después fuimos por varias iglesias reparando órganos. El mantenimiento de un órgano es tremendo, tiene que ser permanente. Está compuesto por tubos de madera y si uno se mete dentro del órgano, parece un bosque de madera, que a veces tienen 10 metros cuadrados y varios pisos. Es una metáfora: un bosque sonoro.
–¿Y cómo te hiciste peronista?
–Yo era un chico militante de 13 ó 14 años que estaba en la Iglesia, trabajando en las villas con los curas, en particular con Daniel de la Sierra. Después entré en Guardia de Hierro por mi hermano, que también estaba allí. Yo participaba del frente cultural, en los años 60 y 70; éramos más de 10.000 cuadros. Pero en ese momento el protagonismo lo tenían los montoneros; nosotros teníamos otros horizontes.Fuente de Sarmiento: allí se refrescan las “patas” como en el 17 de Octubre y bebe su centauro pinto.
–¿Y Jorge Bergoglio estaba en Guardia de Hierro por entonces?
–No, el Papa no estaba en Guardia… Es muy interesante lo que está haciendo Bergoglio hoy; se está inmolando tratando de que la Iglesia no sufra un cisma porque la propia Iglesia no se lo banca. Él atacó directamente la orden de los cruzados alemanes que allí existe. Al Papa Benedicto XVI, que era un capo, un ratón de biblioteca, lo pasaron por encima cuando asumió como Pontífice. Y Benedicto, que tiene cabeza, dijo “bueno, les voy a mandar un salvaje latinoamericano en mi lugar, ya van a ver”. Es fantástico lo que hizo y él se vuelve un puntero. Un puntero de Dios, claro, como dice el historiador Loris Zanatta. Junta cabezas en el Colegio Cardenalicio (a fines de septiembre, el papa Francisco nombró a 21 nuevos cardenales, incluyendo a tres argentinos) y está nombrando cardenales subsaharianos, de Oriente Medio, de Indochina, y así crece la Iglesia Católica. Y sobre todo quiere juntar los votos para que nombren papa a un filipino. Así el cisma va a ser inevitable. Quiere crear una iglesia de la pobreza del sur del mundo, para romper el viejo eje de la Iglesia de Estados Unidos.
-¿Y hoy con quién te identificás en el peronismo? ¿Con Juan Grabois?
–Grabois entiende lo que está pasando, creo que todavía tendrá que adquirir experiencia. Conozco mucho a su padre, Roberto, que estaba en el sector más de izquierda de Guardia… Hay una esperanza ahí, pero no creo que sea esto tampoco. O sea, va a haber alguna superación de todas estas cosas, va a aparecer algo totalmente nuevo en el peronismo, que va a cambiar de muchas maneras. El tema, del otro lado, es Javier Milei, un fenómeno, un desafío nuevo. Hay que prestarle atención, es monstruoso.Los pies descomunales del coloso descamisado. En los árboles, edificios racionalistas de los años 50.
–Hay una iconografía tuya que cruza, va y viene del peronismo al cristianismo. ¿Cómo trabajaste ese tránsito creativo?
–Sí, yo trabajé eso. Es pertinente la figura de la Virgen o la de Eva Perón como mediadoras. Es una figura femenina que en la historia ha aparecido en el sistema de representación como pura y protagónica. Pasa en el Renacimiento, antes incluso, en el 1300, también cuando emerge la figura de la Virgen, desde las iglesias bizantinas. Esa figura del pre Renacimiento, la de la madre de quien sufre. Está en el espíritu; o sea, hay algo de cómo circulan las creencias, las necesidad de la misericordia, por ejemplo, una palabra muy de Francisco. Con el filósofo y docente de la UBA Julián Fava, hicimos un libro, El peronismo entre la severidad y la misericordia, un pequeño tomo de diálogos donde yo traspolo el peronismo a la estructura de la Cábala. Y el árbol de la vida de la Cábala es una estructura de pensamiento y análisis de la realidad, o sea, todo puede pasar. De hecho, es muy usado. Es una puesta a prueba de cuánto de misericordia y de cuánto de severidad tienen las cosas.
–¿Y cuánto tiene el peronismo de severidad y de misericordia?
–Por ejemplo, en el desafío de las leyes del mercado. Una ley es severa por naturaleza y tiene el contenido de misericordia necesario, porque sino la ley arrasa; por ejemplo, la ley revolucionaria. Todas las revoluciones fracasan porque aplican la ley revolucionaria y se ponen severas y entonces fusilan gente como lo hacía Stalin. Hay poca severidad entonces; siempre está esa tensión en el interior del capitalismo, es la armonía que busca el peronismo. El peronismo opera en el interior del capitalismo. La marcha peronista no dice combatiendo al capitalismo, dice combatiendo al capital es decir a la acumulación. El peronismo agrede ahí y eso es una cosa maravillosa. Y no es como decía el gordo John William Cooke, que el peronismo es el hecho maldito del país burgués. Al contrario, ¡es el hecho bendito!El descamisado en tiempos de orfandad. Una tinta de Santoro.
–¿Y qué ves en el candidato Sergio Massa, severidad o misericordia?«El teatro de la memoria», de Daniel Santoro, en Bellas Artes. Foto: Ariel Grinberg
–Vamos a ver… ¿Massa es más misericordia o más severidad? Bueno, no tiene muchas alternativas más que ser misericordioso. No porque no pueda ser severo, pero en el momento en que hay un reclamo de severidad va a tener que aplicarla con misericordia y por allí se llega a la armonía. El problema es la armonía. Ese es el desafío. Y es un arte. Se armoniza la música… La conducción política finalmente –como dice Perón– es un arte. Siempre se conduce en el caos, no tenés un orden o una estructura ordenada que conduzca como lo haría un colectivero. No tiene sentido, vos lo que condujiste es el caos y el caos siempre es un desafío nuevo. Entonces, ahí tenés que estar alerta y tener la prevención de no pasarte de severidad ni pasarte de misericordia.
Panorama. Teatro de la memoria. Lugar: Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473, segundo piso. Horario: de 11 a 20. Fecha: hasta el 19 de noviembre. Entrada: gratuita.