Fuente: iProfesional ~ Un proyecto que nace del deseo de asociar distintas propuestas de artistas visuales con algunas técnicas de producción artesanal local.
Florencia Cherñajovsky nació en 1986 en Argentina, pero su pasión por el arte la fue llevando por el mundo. Es curadora del arte graduada de La Sorbona con una licenciatura en Literatura Moderna y un Master de Historia del Arte en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales (EHESS, París).
Cuando terminó la licenciatura en letras modernas en la Sorbona (Sorbonne Université, Paris), realizó un postgrado en la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS), donde Roland Barthes enseñaba y ahora el filósofo Georges Didi-Huberman da cursos magistrales. «Un lugar increíble», dice la curadora a iProfesional. «Ahí empezó a interesarme el arte desde un enfoque interdisciplinario, como un espacio poroso donde se cruzan distintas sensibilidades y se abordan problemáticas con muchísima libertad de expresión».
Vivir en Paris durante doce años fue un gran estímulo para esta joven. «Desde el abono mensual al cine ilimitado y desenfrenado de la ciudad, a vivir a un par de cuadras del Pompidou, donde hice prácticamente toda mi formación. Cerca de los veinte años, saliendo de la biblioteca del Pompidou donde iba a escribir mi tesis de grado, fui a ver una performance en el subsuelo y salí pensando, que increíble que algo así suceda dentro de un museo», recuerda. «Salí completamente estimulada, con una mezcla de ganas de bailar, leer más acerca de lo que acababa de ver y, sobre todo, con ganas de trabajar ahí». Se trata de una marca que nace del deseo de asociar distintas propuestas
Fue entonces que, a los 22 años, aplicó a una pasantía en el departamento de «Creación contemporánea y prospectiva» y luego de cuatro meses intensos de investigación para una muestra acerca del arte de Europa del Este, la contrataron como jefa de investigación para una gran exposición sobre los vínculos entre las artes visuales y la danza en el siglo XX. Luego le propusieron un puesto fijo, como asistente curatorial bajo la dirección de Christine Macel y Emma Lavigne. «Esa fue mi gran formación», expresa. «Junto a Emma preparamos la retrospectiva itinerante del artista Pierre Huyghe, quien debe ser de los seres más brillantes y sensibles que he conocido. Con él aprendí cómo repensar el arte, tanto en el espacio público, institucional como en la naturaleza», asegura.
Luego, Florencia comenzó a trabajar como mano derecha de Bernard Blistène, último director del museo. «Fue una experiencia muy intensa de trabajar sin respiro, siempre con ganas de retomar al día siguiente. El Pompidou revindica constantemente un arte pluridisciplinario, donde se cuestionan y se celebran los vínculos entre las artes plásticas y otras disciplinas. Eso me quedó grabado como impronta en mis futuros proyectos curatoriales», sostiene.
Más recientemente en Buenos Aires, se desempeñó como curadora independiente, con la muestra «Nubes de Paso» de Pablo Accinelli en MALBA.
En 2019 comenzó Lalana, un proyecto que surgió al volver a vivir a Buenos Aires luego de doce años en Francia, «momento en donde empecé a pensar en algo que tenga alguna especificidad relacionada a Argentina», dice.
Se trata de una marca que nace del deseo de asociar distintas propuestas de artistas visuales con algunas técnicas de producción artesanal local. «Lalana confluye en un tejido interdisciplinario de artes aplicadas nacionales, forjando a partir de esta sinergia la creación de piezas de autor a través de productos tanto usables como coleccionables: alfombras artesanales y objetos funcionales (sillas y picaportes) con diseños de artistas plásticos», detalla la artista. Vivir en Paris durante doce años fue un gran estímulo para esta joven
«Todas nuestras alfombras son hiladas, teñidas y tejidas a mano en telar con técnicas de tejido tradicional. Aquellas realizadas en el Noroeste Argentino son de lana de llamas criadas en altura, donde se desarrolla una especie única de camélidos sudamericanos», detalla. «Las fibras son hiladas a mano por una asociación de familias que se dedica a la cría y a la preservación de este animal, así como a la selección de calidad del vellón y luego del tejido de nuestras alfombras. Mediante este proceso, cuidamos que toda la cadena de valor sea sustentable. Producimos alfombras tanto en Argentina como en Marruecos y en Nepal. En ninguna parte del proceso se usan máquinas, ya que no pretendemos hacer piezas idénticas, sino resaltar la diferencia mediante un proceso hecho totalmente a mano».
La muestra en la galería Nora Fisch (Av. Córdoba 5222, Buenos Aires, hasta el 9 de diciembre de 15 a 19h.) se llama «Ensayo 1» porque es el primero de otros proyectos expositivos de Lalana. «Actualmente estoy preparando el segundo ‘Ensayo’ para la galería Xippas en Uruguay en febrero», anticipa.
La mejor herencia
«Desde chica, siempre me interesaron las humanidades», cuenta a iProfesional. «Tuve excelentes profesores de literatura y de filosofía que me abrieron ese camino. Mi padre me introdujo al arte, a través de visitas a museos y charlas con algunos amigos artistas cercanos como Norberto Gómez. Mientras estudiada literatura, él me insistía en completar mi formación con algo vinculado al arte», recuerda.
Su padre, Rubén Cherñajovsky, uno de los empresarios industriales más importantes del país, fundador de Newsan, le enseñó a cuestionar, a argumentar, y sobre todo a involucrarse en lo que haga. «Por suerte nos dio muchísima libertad en cuanto a qué camino tomar, pero con mucha exigencia en cuanto a hacerlo en serio, es decir con dedicación y esfuerzo sostenido», destaca Florencia quien también dice haber heredado de él «una gran sed de conocimiento y quizás también cierto placer del hacer, en dedicarme plenamente a un trabajo que amo y disfrutarlo a diario». Algo similar parece haber sucedido con sus hermanos. María Cher, es diseñadora y dueña de la marca de indumentaria Cher; Nicolás es arquitecto; y Matías, economista. Florencia contribuir a valorizar la creación artística argentina a nivel internacional
Florencia se permite en esta nota vincular su carrera con la evolución empresarial que Rubén ha tenido. «Mi padre se armó de cero, con el gran valor de un self-made businessman con más de cincuenta años de carrera en Argentina», comparte. «Yo por suerte tuve mucho apoyo y al terminar la secundaria, el lujo de poder irme a vivir sola a Paris para estudiar literatura. Luego fui armando mi carrera con mucha voluntad y un gran orgullo de crecer por mérito propio en una de las mejores instituciones culturales del mundo».
Entre continentes y pasiones
Florencia hoy reside entre Buenos Aires y Madrid. «Me mudé a España hace pocos meses y estoy feliz de reencontrarme con Europa, con muchas amistades y con una nueva ciudad que me sienta muy bien. Mantenemos una base fija en Buenos Aires en donde está mi familia, y además tengo un espacio dedicado a Lalana y un equipo de diseñadoras trabajando todo el año para que el proyecto crezca».
Desde el proyecto Lalana, expresa: «Me interesa contribuir a valorizar la creación artística argentina a nivel internacional, conjugando propuestas de distintas décadas, desde los años 50 con artistas como Sarah Grilo, Julio Le Parc o Ary Brizzi, a la generación Di Tella de los sesenta con David Lamelas, Delia Cancela y Juan Stoppani, por ejemplo, pasando por artistas diseñadores como Luis Benedit y Marcial Berro, a artistas claves que hoy repiensan las relaciones arte y artesanía, como Fernanda Laguna, Magdalena Jitrik y Mariela Scafati. El traspaso a otra materialidad, escala y relación espacial nos envuelve en nuevas maneras de vincularnos con las obras. Sin perder su aura, ellas ocupan un territorio donde las podemos usar, tocar y transitar».
Y si bien dice estar muy enfocada en el presente, aprendiendo acerca de cómo emprender un proyecto desde Argentina, en paralelo está involucrada en algunos aspectos de la empresa de su padre, «sobre todo a través de una exposición y publicación que estamos preparando junto a la Fundación IDA (Investigación de Diseño Argentino) para el año que viene, acerca de la historia de las marcas de Newsan (marcas icónicas como Siam, Atma y Noblex, que recorren toda la historia argentina del último siglo)», concluye.