Fuente: La Nación – Se estimula el crecimiento del circuito con premios otorgados por empresarios, una muestra de obras ya adquiridas, charlas y programas de acercamiento a la compra de arte; el saldo: buenos resultados para todos
Este año en el país hay agendadas once ferias de arte contemporáneo y tres ya ocurrieron en una maratón durante las últimas cuatro semanas. Ayer terminó +Feria en Santa Fe y una frase de la despedida entre los agentes de la cultura se repetía: “¡Nos vemos en dos semanas en Microferia!” La fiesta del arte seguirá entonces en Rosario. Cada una con sus rasgos propios, todas colaboran para lo mismo: la creación de escenas descentralizadas para el comercio de arte.
Artistas hay en todos lados. Lo que faltan son compradores que den combustible a todo el sistema. Y gestar nuevos coleccionistas fue el foco de la tercera edición del encuentro de Santa Fe, del 16 al 18 de junio, organizado por la Municipalidad de Santa Fe en la vieja Estación Belgrano. “No hay coleccionismo. Sólo hay compradores de un tipo de arte ligado al modernismo. No había antecedentes. Esto no es una feria sino un acontecimiento, que hace que la escena se abra y pueda ser visitada y conocida”, cuenta Priscila Sandoval, subdirectora ejecutiva de Museos y Patrimonio Cultural, y una de las organizadoras de la feria, junto con Agustín de Azcuénaga, Cecilia Sosa y equipo. Participan las galerías, pero también los museos y las escuelas de arte, que aportaron voluntarios y recibieron visitas.
El trío de Sandoval, la curadora Violeta Mansilla y la gestora Natalia Albanese seleccionó a 23 galerías de varias provincias. Se excusó Cecilia Sosa, a cargo de la coordinación general, porque también participó como galerista en la santafesina de Fuga y como artista en la galería Luogo de Rafaela. “La feria tiene la impronta que me gusta, con talleres, recitales, muestras, bibliotecas de arte. Casi todas las galerías vendieron obras. Muy buena concurrencia”, analiza Sosa. “La convocatoria es nacional, pero hay un cupo de un tercio para galerías de la provincia, y les pedimos a las galerías participantes que invitaran a un artista local. Hicimos un registro de artistas con sus datos y portfolio, y entre ellos eligieron las galerías postulantes. Así surgen muchos vínculos”, señala Sandoval.
En eso viene ayudando La Médici, un programa de acercamiento al arte contemporáneo para futuros coleccionistas, organizado por Giro, la cámara de galerías de la provincia. Un grupo de doce personas asiste a charlas y visitas orientadas a la compra. Una médica, una psicóloga, varios arquitectos y algunos empresarios viajaron a Santa Fe e hicieron compras, porque este mes el tema fue la feria. “Cada encuentro tiene un tema como el arte santafesino, el rol del museo, las galerías, la curaduría, colecciones afectivas y el aspecto económico”, cuenta Yuyo Gardiol, que lidera la iniciativa con Gabriela Gabelich.
Se dice que no hay coleccionismo en esta ciudad, pero sí hay colecciones. Con una lista de posibles “tenedores de arte”, Violeta Mansilla buscó casa por casa obras valiosas en manos privadas y montó la exposición Bicha de Río. Cada obra, de Berni a Fernanda Laguna, suma en su rótulo el nombre del propietario: el coleccionismo es contagioso.
Formadas meticulosamente por compras, con un guion que se va completando, las colecciones también pueden ser herencias, trueques y regalos. En la galería Delta, se exhibió el conjunto de obras que amasó en diez años la residencia Curadora, que dirigen Cinthia Clara Romero y Maxi Peralta en San José del Rincón. La mayoría son obsequios de los muchísimos artistas que pasaron por ahí. “Nos pareció bien mostrar una colección, aunque nada se venda. También hay que hacer cosas por la escena. Esta feria es fundamental en un circuito tan incipiente como el nuestro porque todos los actores se juntan en un mismo espacio”, explica Juan Curto, el galerista.
Infatigables, los coleccionistas Joaquín Rodríguez y Abel Guaglianone son militantes del mecenazgo, y no faltan en ningún convite federal con su generosa repartija de Premios In Situ. Con Hernán Worthalter como jurado invitado, dieron tres premios que no son adquisición y eso es importante: no se quedan con la obra elegida. Otorgaron 200.000 a la artista Guadalupe Carrizo (de Fulana, Tucumán) y a los espacios Proyecto Púrpura de Santa Fe y Luogo de Rafaela. “Todas las galerías trajeron propuestas interesantes, sólidas, de muy buena calidad y variedad… y no podíamos decidirnos. Así que sumamos un premio más”, dice Rodríguez.
En el otro extremo, también se hace escuela, con el premio Precios Cuidados: ocho galeristas se unieron para comprar entre todos la obra más económica de la feria, que en este caso fue una pieza pequeña de cerámica de Antonela Peretti, de 7000 pesos. “Los precios en arte no son un invento, sino que son una construcción”, cuenta Adrián Andrino. En Rosario, mostrarán la colección que ya tiene tres obras.
Hubo premios adquisición, que pasaron de siete a once en esta edición (la duda es si las obras tal vez valen más que lo que reciben como premio). El primer premio adquisición para el acervo del Josefa Díaz y Clucellas, por 300.000 pesos, fue para la artista Florencia Palacios. El segundo premio estatal fue del Concejo Municipal, por 200.000 pesos, para la artista Daniela Arnaudo.
Hubo luego premios privados y esto fue un trabajo de hormiga hecho para apuntalar las ventas. Con un monto de 200.000 pesos, varias empresas compraron las primeras piezas de lo que ojalá sean nuevas colecciones locales. “Junto con la municipalidad, fuimos acercando a los empresarios a la compra de arte. A cada uno le hicimos una curaduría, para que eligieran un artista vivo, partícipe de la escena, reconocido. Buscamos proponer al empresariado una mirada y que puedan medir el impacto de su compra, que es alto en una escena donde hay poca venta. Cuando vienen a la feria, entregan el premio y conocen al artista, el círculo termina de cerrarse “, cuenta Albanese.
El Carmen distinguió a Virginia Chouhy, Santa Fe Arte a Santiago Iriel, Casino Santa Fe adquirió una obra de Armando César Godoy y Pilay concedió el premio a Eugenia Suárez. Por 150.000 pesos, Ambit Hotel compró obra de Ariel Asef, y Sancor Seguros, de Carla Brugo. “Con tantas ferias en el país, nos tenemos que ocupar de que existan y proliferen los coleccionistas. Generar microescenas fuertes y competitivas”, dice Albanese.
El programa del auditorio también hizo fuerza en este sentido: arrancó el viernes con Notas para coleccionar desde Santa Fe y continuó el sábado con ¿Se mira y no se compra? Museos, políticas públicas y colecciones, con Nidia Maidana, directora del Museo Municipal Sor Josefa Díaz y Clucellas, Analía Solomonoff directora del Rosa, como le dicen todos acá, y Raúl Flores, por el Moderno de Buenos Aires. Se habló de la necesidad de repensar y actualizar constantemente el marco legislativo. Un caso de éxito: el Rosa modifica periódicamente las bases del Salón de Santa Fe y en la exposición de su centésima edición entró por primera vez una performance, la de Antonio Villa.
¿Como reflejar 450 años de la ciudad en la feria? “En vez de retrospectiva o línea histórica, decidimos invitar a dos artistas de larga trayectoria y en plena vigencia, en diálogo con la actualidad, Nydia Andino y Andrés Dorigo”, dice Sandoval. Entonces, en el Centro Experimental del Color, una sala permanente en la misma Estación Belgrano, Inés Beninca curó El Baile: “Es una pintura de a dos”. Dice Sandoval: “Esta es una feria muy pensada y hecha con amor. Conocemos el terreno y sus particularidades. Es la feria que tenemos, podemos y queremos”.