Criptoarte: un boom que Picasso no entendería

Fuente: Ámbito ~ Hace un mes, la venta de una obra de arte físicamente inexistente, es decir, puramente digital, alcanzó en Christie’s el valor inusitado de 69 millones de dólares. Como era de esperar, este acontecimiento en el mercado del arte iba a tener una veloz continuidad y fue así que las dos casas rivales, Sotheby’s y Phillips, lanzaron esta semana otras tantas subastas “NFT” (“non-fungible token” o ficha no fungible), demostrando que las casas tradicionales desesperan por tomar posición en esta tecnología novedosa. Hace apenas tres meses no eran muchos los que sabían qué eran los “NFT”, un objeto virtual que puede ser una imagen, foto, video o fragmento musical con identidad, autenticidad y trazabilidad, en teoría certeras e inviolables, gracias a la tecnología conocida como “blockchain”, utilizada en criptomonedas como el bitcoin.

Dentro de esta tecnología, el artista estadounidense Beeple ha vendido su collage digital llamado “Los 5.000 días” con el sello “NFT”, por 69,3 millones de dólares. Según los datos de la página especializada DappRadar, más de diez millones de dólares cambian diariamente de mano para adquirir estos objetos de colección totalmente inmateriales. El “NFT” ofrece las garantías de trazabilidad y seguridad que le faltaban al arte digital hasta el punto de convertirlo en el nuevo objeto de deseo. Ligado al universo de las criptomonedas, este mercado tiene sus propias plataformas de intercambio, como Nifty Gateway o OpenSea, creadas al margen del mundo del arte.

Sin embargo, las casas tradicionales de subastas no quisieron quedar al margen de esta enorme transformación. “Aportamos contexto en un mercado con referencias todavía difusas”, dijo Rebekah Bowling, experta en arte contemporáneo de Phillips, la tercera firma mundial de subastas, por detrás de Christie’s y Sotheby’s. “Situamos a estos artistas dentro del conjunto de los grandes creadores que ofrecemos”, agregó, incluyendo a los creadores digitales entre quienes usan los soportes físicos habituales, como pintores, escultores o artistas plásticos. A través de la venta de obras “NFT” del artista digital Pak, Sotheby’s pretende otorgar también un sello de credibilidad ante los coleccionistas tradicionales. “Este mercado todavía es objeto de escepticismo sobre su legitimidad”, admitió Max Moore, experto en arte contemporáneo de esa casa de subastas. En la primera de sus subastas en Sotheby’s, Pak vendió “cubos”, obras digitales que representan esta forma geométrica, por un valor de 10 millones de dólares en los primeros 15 minutos (tiempo de duración de tales remates). Sotheby’s venderá tantos “cubos” como quieran adquirir los coleccionistas. “A través de esta colección, Pak cuestiona nuestro sentido del valor”, resume Sotheby’s.

Phillips también apuesta al NFT con una obra única del canadiense Mad Dog Jones, pero que generará automáticamente otras para su comprador. “Replicator”, en subasta desde el lunes pasado hasta el 23 de abril, es una obra evolutiva que creará, en un periodo de alrededor de un año, entre 75 y 300 otros objetos digitales, que serán todos propiedad del comprador inicial.

Esta apertura hacia el “NFT” llega en el momento justo para las casas de subastas tras un año de pandemia que les ha obligado a acelerar con frenesí su transición digital, al no poder mantener sus ventas habituales en salas. Esta etiqueta debería atraer a nuevos coleccionistas “que probablemente nunca tuvieron una relación previa con nosotros”, señaló Max Moore. Sotheby’s se acerca así a un “público mucho más joven” que hasta ahora estaba fuera de su alcance. La demostración ya se hizo durante la venta del ahora famoso “Los 5.000 días”, de Beeple, que atrajo a un 91% de coleccionistas que nunca habían pujado en Christie’s. Un 58% de ellos tenían entre 25 y 40 años. Aunque también pretenden atraer a los coleccionistas más tradicionales hacia el NFT, la prioridad de las casas de subastas es captar a estas nuevas fortunas, “geeks” convertidos en millonarios gracias a la suba vertiginosa de las criptomonedas. “Mi objetivo principal en este momento es establecer relaciones, comprender su forma de coleccionar, saber lo que les interesa, y después, podremos dirigirnos a ellos”, explicó Moore. Con la idea, más tarde, de generarles interés por las obras físicas tradicionales. “No veo por qué tendríamos que detenernos en lo digital”, concluyó.

Sobre este tema, el Centro Cultural de España en Buenos Aires presentará el ciclo “Criptomonedas, criptoarte, ¿criptorealidad?”, consistente en una conferencia y un seminario online. La conferencia tendrá lugar el 27 de abril y el seminario los días 29 de abril, y 4 y 6 de mayo (todo gratuito pero con cupo limitado; el cierre de inscripciones es el 21 de abril). El diseñador multimedia y bitcoiner Sebastián Nill dará la conferencia “Uso práctico e introducción a las criptomonedas”, y el seminario “Criptoarte, teoría y crítica” estará a cargo de Julián Brangold (artista visual) y Guido Corallo (artista y programador).

Clásicos deshabitados

Fuente: Página12 ~ “Los cuadros son una impresión en el tiempo, un instante fugaz donde el artista presenta al espectador una composición estática cuidadosamente coreografiada. Les propongo considerar el momento en que los personajes de las obras se han marchado, a reflexionar sobre los paisajes y las estructuras que forman el telón de fondo de esa composición. En ausencia de representaciones de personas vivas, aquellas que habían habitado esas escenas, relacionémonos con la imagen únicamente a partir de nuestro pensamiento, habitémosla desde un lugar distinto”. Tal es la invitación que acerca Octobrium, artista que estudió en el Edinburgh College of Art y actualmente vive y trabaja en Londres, con Paintings from an alternative position in time, su más reciente serie. Son, como su nombre bien indica, pinturas de grandes maestros reconstruidas digitalmente desde una posición alternativa, posterior al momento en que fueron originalmente concebidas. Un después solitario, como puede verse a partir de sitios prácticamente despoblados, vaciados de terrícolas, salvo alguna rara excepción… Cuenta el mentado Octobrium que con este proyecto pretende “explorar la idea del tiempo”, atendiendo –eso sí– a que sus versiones de clásicos pictóricos “emulen la impronta y el estado anímico a los que inducía la pintura original”. Al respecto, fue revisando –vía web– las arcas de la National Gallery londinense que el muchacho se decantó por un manojo de beatos trabajos para reinterpretar; entre ellos, La adoración de los reyes magos, pintura al óleo de Jan Gossaert, fechada entre 1510 y 1515; San Jerónimo en su estudio (1474-1475), de Antonello da Messina; Vida de San Cenobio, de Sandro Botticelli, de aproximadamente el año 1500. A los que seguirán otros el día después de mañana, entregado el ignoto Octobrium a seguir “creando algún tipo de conexión con pinturas de otras épocas”.

El cuadro escondido bajo una pintura de Pablo Picasso que «reapareció» con inteligencia artificial

Fuente: Cronista ~ Una obra de arte que estuvo oculta bajo el cuadro de Pablo Picasso «La pobreza agazapada» durante casi 120 años fue recreada por científicos del colectivo Oxia Palus, quienes utilizaron inteligencia artificial para reconstruir la imagen con detalle y color mediante un mapa de altura tridimensional que permite volver a aplicar la pintura sobre el lienzo de forma que se capte la textura y el aspecto del estilo del artista, mediante una técnica pendiente de patente.

El proyecto es resultado del trabajo de dos estudiantes de doctorado de la Universidad de Londres, Anthony Bourached y George Cann, que hacen uso de aprendizaje automático, redes profundas y algoritmos de transferencia de tipo neuronal desarrollados por investigadores de la Universidad de Tübingen (Alemania) para analizar radiografías fantasmales de obras de arte sobrepintadas, informó la cadena de televisión alemana Deutsche Welle.

En 2018, los investigadores utilizaron un instrumento de imagen de fluorescencia de rayos X para revelar una imagen tenue del paisaje cubierto y los historiadores del arte sospechan que se trata de una pintura de un parque cercano a Barcelona realizada por Santiago Rusiñol, amigo de Picasso y líder del movimiento modernista catalán.

La recreación fue realizada por Oxia Palus, un colectivo artístico que utiliza inteligencia artificial para descubrir obras maestras perdidas y la metodología empleada para recrear homenajes exactos a una nueva clase de bellas artes ha sido bautizada como estilo NeoMaster, que utiliza el proceso «neomástico» de este grupo.

Al resucitar esta obra escondida, explicaron que se tomaron como referencia muchos cuadros que definen el estilo de la obra de Rusiñol. La profundidad, el grosor y la longitud aproximada de todas y cada una de las pinceladas se han reintegrado en una plasmación de lo que se perdió en el tiempo.

«A medida que utilicemos más IA para acelerar la identificación y reconstrucción de obras de arte perdidas de importancia crítica, tendremos un impacto muy significativo a la hora de permitir una mejor comprensión de la historia entrelazada del arte y la sociedad», explicó el cofundador de Oxia Palus, George Cann.

Hasta el momento, este colectivo ha generado imágenes en color de 20 pinturas perdidas, que antes solo se veían a través de rayos X. El siguiente paso fue utilizar la tecnología de impresión 3D para producir lienzos con textura de las pinturas perdidas con pinceladas realistas.

El bitcoin sale al rescate del mercado del arte

Fuente: La Nación ~ El arte digital vive un nuevo impulso acompañando nuevas herramientas de pago

Otra vuelta de tuerca en un año dominado por la incertidumbre. Fue noticia y traerá cola la llegada de un nuevo jugador al mercado de arte: Beeple, artista digital de precio récord. Su verdadero nombre es Mike Winkelmann (39) un autodidacta de Charleston que venía produciendo (y vendiendo) imágenes digitales y creando “conciertos visuales” para Justin Bieber y Katy Perry, saltó a la fama el 11 de marzo, cuando Christie’s on line remató Every days, the first 5000 days, por 69.3 millones de dólares. El número impacta. También impacta considerar este “archivo” una obra de arte y saber que Beeple es el tercer artista vivo más caro de la historia después de Jeff Koons y David Hockney. Parece que fue ayer cuando la banca saltó por la venta de Los Girasoles, de Van Gogh, en pocos menos de US$40 millones.

Obra única e irrepetible, pintada en el siglo XIX por un artista genial e incomprendido, ese cuadro tenía su par en un museo y era, obviamente, objeto de deseo precedido de tremenda campaña de marketing. Compró la Yasuda Company que gracias a Van Gogh se hizo famosa y vendió más seguros que nunca en su historia. Fue en 1987 noticia de tapa y campana de largada del supermercado de arte. Imparable escalada de precios hasta los 450 millones del Salvator Mundi de Leonardo, pagados por un príncipe árabe en 2017. Enigmático cuadro, enigmático comprador. El artífice de esta venta fue Loïc Gouzer, un suizo de carrera brillante en Christie’s que se retiró en 2019 para hacer sus propios negocios guiado por dos aliados: la intuición y el ojo. Amigo de Leo Di Caprio, comparte con el actor la preocupación por el futuro del planeta y el cuidado del medio ambiente en la fundación Oceana. Gouzer promovió las subastas curadas y mezcló en una misma venta a Leonardo con Warhol para potenciar a ambos. A nadie se le hubiera ocurrido unir el renacimiento con el pop. Ahora asocia el récord de Beeeple con las criptomonedas, porque Christie’s aceptó el pago en criptomonedas por parte de Metakovan, fundador de Metapurse, empresa ligada a creación de data y garantías para proyectos virtuales. Rápido en las asociaciones, el suizo le puso precio en bitcoins al Salvator Mundi de Leonardo.

Detrás de la noticia aparece un mundo nuevo. Beeple logra vender una obra de arte no física porque vende la imagen con un NFT (Non fungible token), certificado digital de autenticidad.

Al hacerlo, la obra de Beeple es el activo digital más caro que se haya vendido con un certificado de autenticidad. Esta venta marca un punto de inflexión para el mercado de criptoactivos y muestra el camino para proteger las marcas y las obras de la copia no autorizada. Para ponerlo en criollo: los NFT incorporan tecnología similar al bitcoin, la moneda digital, aunque con una diferencia clave: mientras que un bitcoin es intercambiable con otro bitcoin, cada NFT sirve como garantía de autenticidad para el activo digital que etiqueta. Cualquiera sea. De hecho, el fundador de Twitter, Jack Dorsey, convirtió semanas atrás su primer tuit en un NFT.

El comprador de la obra de Beeple Todos los días: los primeros cinco mil días, recibió la imagen digital con su token único, que transmitirá la propiedad del artista a su nuevo propietario.

Este mismo token se registrará en un libro de contabilidad digital conocido como blockchain, que guardará los datos de la obra y de su propietario para transferirlos en caso de futuras ventas. De la misma manera que en la cotización de una obra de arte resulta clave la provenance, saber de donde viene, seguirle el rastro, el NFT de esta imagen de US$69,3 millones estará contenida en el blockchain como certificación inviolable.

La obra tuvo 353 ofertas durante el lapso de 15 días, vista de lejos es un collage con 5000 imágenes, creadas por Beeple durante 13 años, una por día, referidas a situaciones cotidianas, noticias o hechos que llamaron la atención. Un lenguaje visual semejante al de un video juego, donde el usuario puede pararse en cada imagen y expandirla haciendo zoom a su voluntad.

Con más de 2 millones de seguidores en Instagram, Beeple cree que su experiencia (y su éxito millonario) puede alentar a los artistas tradicionales a explorar el universo digital.

Detrás de la escena hay quienes piensan que la NFT, las obras digitales y las criptomonedas forman parte de un universo interconectado donde la posibilidad de encontrar “garantías” para elementos no físicos puede habilitar un futuro en expansión. Solo crecerá si logra convocar artistas consagrados, galerías de las ligas mayores y curadores reconocidos.

Del e-commerce a la presencialidad: Cott Gallery inauguró su espacio en Recoleta

Fuente: Cronista ~ Tras su irrupción en el mercado argentino en forma de plataforma de e-commerce, Cott Gallery inauguró a principios de marzo su propia galería en el barrio de Recoleta. La invitación de sus fundadores es a desvirtualizar la experiencia artística y conocer obra y artistas que se presentarán en exclusiva allí.

Www.cottgallery.com fue fundada en noviembre de 2020 por Gabriel Cott, un abogado que toda la vida había estado vinculado a los remates de antigüedades. La cuarentena le dio el empuje final para armar un equipo (convocó a la gestora cultural Carla Gargantini y a la curadora Grace Bayala) que trabajarían durante 8 meses para dar forma al proyecto. La plataforma hoy ofrece más de 400 obras de 15 artistas, entre contemporáneos y nóveles especialmente seleccionados.

«A la idea de la galería virtual, con el contenido que abarca textos sobre los artistas, fotografías, toda la información relativa a la obra como precios, formas de pago y facilidad de envíos a todo el país, le sumamos el espacio física en la calle Juncal 3575, fomentando el encuentro del público con las obras», explican desde la galería.

Para Bayala, «la apertura de espacios que difundan la labor artística y legitimen obras de arte señala la importancia de la activación cultural en todo tiempo y sobre todo en períodos coyunturales». 

En el espacio que alguna vez fue la casa del poeta Capdeville, en un ambiente Art Decó recientemente puesto en valor, se exhiben en la actualidad obras de María Torcello, María Silvia Corcuera, Luis Altieri, González Vivo, Cristina Hauk, María de la Vega, Daniel Vidal, Alfredo Azcona y Marcos Acosta, entre otros. 

Por protocolos ante la pandemia de Covid-19 para visitar el espacio se debe concretar una visita a través del sitio web de la galería.

Inauguran en Nueva York la primera galería de arte dedicada a obras en NFT

Fuente: Clarín ~ La neoyorquina «Superchief Gallery» se convirtió este jueves en la primera galería física del mundo en dedicarse a la exposición de obras en NFT, un novedoso formato de arte digital que ha alcanzado una popularidad estratosférica en los últimos meses.

«Desde que abrimos nuestra primera galería de arte digital en Soho en 2016, ‘Superchief’ ha confiado en el arte nativo-digital como una forma esencial de arte que debe ser incluida en el movimiento de arte de nuestra era», subrayó en un comunicado el co-fundador de «Superchief Gallery», Ed Zipco.

Zipco señaló asimismo que desde hace años sabían que no había forma de monetizar el arte digital, pero tenían la esperanza de que en un futuro pasara a incorporarse en la comunidad artística general.

«Estos artistas son brillantes y emocionantes, y deben ser parte del intercambio cultural», agregó.

En esta primera exposición de arte en NFT, titulada «Season One Starter Pack», la galería mostrará las obras de 300 artistas que rotará diariamente y que serán exhibidas en pantallas de alta resolución 4K.

Entre las piezas destaca «Mask Splitting» de la estadouidense Swoon, de nombre real Caledonia Curry y que es conocida por ser la primera artista del movimiento Street Art en alcanzar la fama, y «NFTesla», del moscovita Alexei Mashkow.

Los NFT son activos digitales que gracias a la tecnología blockchain quedan registrados como únicos, irreplicables y cuyo historial de transacciones puede ser seguido durante el origen de la obra.

Esta aplicación del blockchain ha supuesto una revolución en arte digital, ya que un creador puede registrar su obra como única y un comprador de la misma puede certificar tanto su autenticidad como la propiedad de la obra.

Los NFT abren la puerta a una infinidad de aplicaciones en la creación, intercambio y traspaso de contenido digital único y activos de colección a nivel mundial con un coste relativamente bajo (acuñar obras y cerrar transacciones en blockchain tiene un coste de computación y en emisiones variable).

El pasado 11 de marzo Christie’s subastó por primera vez una obra de arte íntegramente digital, «Everydays: The First 5000 Days» del artista Beeple, que rompió todos los récords al alcanzar los 69 millones de dólares.