Fuente: Clarín – Curada por su director, Andrés Buhar, y Virginia Castro, una exposición de 17 obras de gran formato analiza el vínculo del artista con la fotografía, como un sistema para abordar la figuración.
Es la primera vez que se pone de manifiesto la relación de la obra de Carlos Alonso con la fotografía. Sucede en la exposición El asedio de lo real, en ArtHaus, por medio de 17 impactantes trabajos realizados entre 1967 y 2002, de gran formato. Así, en la segunda sala de la institución, pintura, dibujo, fotografía, historia (política y del arte) se amalgaman con una fuerza excepcional.
Las imágenes evidencian el artilugio. Los curadores Andrés Buhar –compositor musical y presidente de ArtHaus– y la doctora en Letras Virginia Castro escriben que “el artista expropia para la pintura la lógica del index propia de la fotografía. Al hacerlo, desarma la oposición ‘ficticio (pintura) VS. verdadero (fotografía analógica)’. Lo hace, no obstante, con una importante salvedad: no se trata de volver documental la pintura, ni de plasmar un referente determinado en la materia plástica, sino de lograr algo mucho más complejo: recuperar para la pintura la condición de ‘emanación del mundo’ que la invención de los hermanos Daguerre había pretendido arrebatarle para siempre.”Lección de anatomía, 1970. Acrílico s/tela 210×200 cm. Colección particular.
“Juguete rabioso” (1967) es la obra más temprana exhibida, donde el lienzo se divide en dos partes. En la superior, a manera de friso, se encuentra la sucesión de imágenes de una niña tomando su muñeca, retomando una fotografía del británico Eadweard Muybridge, quien fue pionero de la fotografía en movimiento. Debajo, el mismo motivo de la niña, en el centro, con un movimiento veloz a partir de pinceladas “rabiosas”.
Esta exposición tiene como antecedente el libro Carlos Alonso, vida de pintor (2022), el cual incluye una investigación de Castro y Buhar sobre la relevancia de la relación pintura-fotografía en la fundamental obra del artista argentino. Buhar, uno de los mayores coleccionistas de la obra de Alonso, fue el impulsor del volumen –que reúne otros textos de investigación sobre distintas facetas del artista– y quien advirtió, contó a Ñ, que la fotografía funciona como disparador de la obra de Alonso y es parte de su sistema para abordar la figuración. “Nunca se consideró a Alonso desde este punto de vista”, expresó a Ñ la historiadora del arte María Teresa Constantin, directora de Artes Visuales de ArtHaus.Juguete rabioso, 1967 Acrílico y fotografía s_tela 140×100 cm. Colección particular.
La cita a la historia del arte, los cruces con la literatura y la historia política argentina y mundial son constantes en la obra del artista y con frecuencia surgen en conexión en una misma obra. Hay tres pinturas que retoman la célebre fotografía de Freddy Alborta del cadáver del Che Guevara rodeado por militares. Se ha señalado la semejanza formal de esta foto con la pintura de Rembrandt van Rijn “La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp” (1632) y Alonso lo pone de manifiesto. En las tres versiones presentes en la muestra, el cadáver pasa de proponer cierta mímesis respecto del referente fotográfico (“La lección de anatomía” de 1970) hasta convertirse en un esqueleto al que pareciera seguir queriéndosele “diseccionar” hasta lo imposible (tal vez su alma) en “La lección de anatomía” de 1979 con sus empastes y cromatismo contrastado y saturado (marcas plásticas del artista).
Alonso nació en Mendoza, en 1924, y desde hace muchos años vive en Córdoba. Su gran trayectoria incluye pinturas, dibujos y grabados, que formaron parte de exposiciones en el país y en el exterior. Ha tenido una muy importante y destacada labor, asimismo, como ilustrador de libros, entre ellos, El Matadero de Esteban Echeverría y la Divina Comedia de Dante Alighieri. Obtuvo, entre otros, el Premio Nacional a la Trayectoria artística y el Premio Konex de Platino en dos ocasiones.Carne de primera n° 1. 1978. Acrílico s/tela 150×150 cm. Colección particular.
Fotografía fantasmal
Los doce documentos fotográficos que fueron el punto de partida para las obras de esta muestra se sitúan separados de los cuadros. Están impresos en vinilo transparente y dispuestos sobre vidrio, lo que les otorga un carácter evanescente y fantasmal. Una decisión curatorial que acompaña la modalidad en que se presenta la imagen fotográfica en la obra de Alonso, la cual nunca es mera ilustración de esa otra imagen. “Si la fotografía domina lo real y la creación es parte de lo imaginario, Alonso lleva el documento fotográfico al terreno de lo imaginario, lo exhibe y esconde a la vez frente a los ojos del espectador (…)”, sostienen Buhar y Castro.
El retrato fotográfico del conservador Alberto Barceló, en campaña con motivo de las elecciones del 25 de febrero de 1940 para elegir gobernador de la provincia de Buenos Aires, es disparador de la pintura “Carne de primera n° II” (1977/79), donde los cortes de carne se sitúan –a diferencia de la fotografía– en primer plano y los hombres de oscuros trajes por detrás mirando de frente de manera inquietante al espectador, entre otras modificaciones. A su vez, la obra remite, debido al contexto de su realización en 1977, a la violencia política argentina y los cuerpos desaparecidos.La oreja, 1972 Acrílico s/tela 180 x 120 cm Colección Fundación AMALITA.
El diálogo del artista entre fotografía y pintura se produce cuando se anunciaba la “muerte de la pintura” desde la portada de la revista Primera Plana, en 1969. Sin embargo, Alonso continúa con la pintura y redobla la apuesta al recurrir a la misma técnica que había decretado también alguna vez su muerte. Esta actitud no sólo puede pensarse en términos de resistencia, sino que deviene propositiva haciendo que técnicas, procedimientos y referentes se encuentren en una resolución superadora del binomio.
Spilimbergo y Schiele a la eternidad
La efervescencia cromática en la sala disminuye en las impactantes obras que representan a su maestro Lino Enea Spilimbergo y al artista austríaco Egon Schiele en sus lechos mortuorios. Ambas imágenes surgen de las fotos realizadas en cada caso poco después de sus decesos. En la fotografía de Spilimbergo, tomada en marzo de 1964, el autor fue Alberto Burnichon, cuya vida llegaría a su fin el 24 de marzo de 1976 al ser detenido y asesinado. De nuevo Alonso combina diferentes tiempos, circunstancias, cuerpos, técnicas en una misma imagen. Y hermana a dos artistas al mencionarlos con las siglas de sus nombres –L.E.S. y E.S.– en una coincidencia de letras que los une como el arte.
- El asedio de lo real – Carlos Alonso
- Lugar: ArtHaus, Bartolomé Mitre 434.
- Horario: de mar a dom de 14 a 22
- Fecha: hasta el 25 de febrero
- Entrada: gratuita
Las pinturas se muestran con documentos fotográficos. Foto: Fernando de la Orden
Del total de obras exhibidas, hay cinco vinculadas con Vicent van Gogh a partir de diversas imágenes fotográficas. En “La oreja” (1972) hallamos un cuadro dentro del cuadro donde aparece la habitación de Van Gogh y un retrato caído de su hermano Theo de acuerdo con dos fotografías. En primer plano, la figura de Van Gogh de medio cuerpo con la cabeza vendada nos interpela con la mirada junto a su oreja ya cortada. En las pinturas “Fin de primavera” y “Fin de invierno”, ambos de 1974, Alonso se sirve de una fotografía aparecida en una revista que forma parte de la recreación forense de la muerte del anarquista catalán Mateo Morral. Las transposiciones planteadas llevan a relacionar ese cadáver con el lugar del fallecimiento de Van Gogh, la aparición y sustitución de cuerpos, entre otros niveles de lectura, que incluye una factura estilística emparentada con el impresionismo. Para Buhar y Castro, Morral y Van Gogh serían para el artista “suicidados de la sociedad”.
En el libro Van Gogh, el suicidado por la sociedad, Antonin Artaud dice: “son mazazos, realmente mazazos los que Van Gogh aplica sin cesar a todas las formas de la naturaleza y a los objetos”. Esta observación resuena en el presente conjunto de trabajos, que descubren una dimensión de la obra del artista, cuya hermenéutica parece, afortunadamente, inagotable.