Fuente: La Nación ~ Fulvio Eguivar logró acuerdos con tres bodegas uruguayas para que usen sus pinturas en las etiquetas.
Las etiquetas de los vinos son uno de los objetos más codiciados por los artistas plásticos porque llegar a colocar una pintura allí significa poder entrar a la casa de cientos de personas. Y todas las bodegas saben que para que sus vinos llamen la atención en las góndolas es necesario impactar con un buen packaging.
En este sentido, el pintor Fulvio Eguivar se ganó un puesto en el exclusivo mundo de las etiquetas de vinos. Artista argentino, arquitecto y con varios premios en su haber, además de exposiciones en la Argentina y Uruguay y con clientes alrededor del mundo, tuvo la posibilidad de colocar obras de arte argentinas en las etiquetas de vinos uruguayos a partir de una ronda de negocios realizada en Montevideo en octubre de 2022.
“Una sommelier que hace un varietal para vender en vinotecas exclusivas de Montevideo y Punta del Este eligió una obra mía para galardonar su vino. Así es como surge Zamunda, un vino exclusivo producido por la bodega Nabune para la línea Epifanía creada por Anita Santos, la sommelier. El encuentro con la obra fue mágico, ya que la pintura tiene el rostro de una mujer africana y justamente la bisabuela de la sommelier vino de África obligada a trabajar en Montevideo”, explica y agrega: “Tal fue el éxito que apenas salió el vino, también otra bodega me pidió que les haga pinturas para sus etiquetas para diferentes cepas y un espumante”.
“Mis obras de rostros se caracterizan por ser realizadas a fuerza de espátula y acrílico sobre tela. Lo que más me ocupa y preocupa es el acercamiento a la geografía psicológica del rostro: escudriñar esos hombres y mujeres a veces despojados, que muestran una humanidad transformada. Intento poner en evidencia las huellas faciales que atestiguan los estragos de la existencia. Me interesan aquellos semblantes, incluso los imaginarios, que hablan del calvario del ser. Me cautivan las improntas faciales, donde asoman la corrosión y la angustia propias de la condición humana. A la hora de concebir un retrato me siento como un testigo incómodo, como un intruso en el mundo emocional del otro”, señala.
“A partir de las etiquetas, el mercado de arte uruguayo me comienza a dar la bienvenida y este verano estoy exponiendo en una galería en José Ignacio. Fue algo soñado y producto de un arduo trabajo, que comienza a dar sus frutos”, agrega.
Hay muchas bodegas que hacen un trabajo en conjunto en donde está el compromiso de difundir el arte y acompañar a los artistas, tanto emergentes como reconocidos. Para los dueños de bodegas hacer vinos es un proyecto de realización personal, por eso el intenso trabajo de ensamblar el producto con la pintura es esencial.
Muchos representantes de los distintos establecimientos recorren galerías en las que miran obras con ojos que atienden tanto al placer que da la pintura como a la posible conjunción con el vino. Cuando les gusta una pintura, la compran y se ponen a pensar con qué vino queda bien. Porque cada vino tiene su personalidad, su fuerza, su estructura, y buscan que la obra que seleccionan se relacione con el vino y se refuercen mutuamente. Además, se contactan con el artista para tener los derechos de difusión y, en muchos casos, lo invitan a sumarse al fascinante universo del vino.
A través de las gestiones de un reconocido relacionista público uruguayo, Eguivar logró colocar sus obras de manera directa en otra muy importante bodega uruguaya para sus varietales 2023 de exportación a la Unión Europea y las obras originales que hizo para estos vinos fueron vendidas a un reconocido coleccionista de arte de Londres para ser parte de su colección privada.
“Distintos artistas y períodos diversos convergemos en varias etiquetas, todo esto motivado por el gusto propio y la búsqueda de una combinación: el contraste que une al arte y al vino. Por eso vale la pena tomar un vino y coleccionar la botella con estas obras de arte”, finaliza.