Fuente: La Nación ~ La Fundación que custodia parte del legado del artista y su único descendiente vivo se oponen a que la colección se mantenga en el museo de Moreno, sobre el que pesa un proyecto de ley para declararlo Monumento Nacional.
A 62 años de la muerte del pintor Florencio Molina Campos, gran parte de su producción se encuentra limitada de ser expuesta al público y en el centro de un debate con posiciones cruzadas en torno a cuál debería ser el lugar más idóneo donde exhibir un acervo de más de 120 obras de quien es considerado el artista más popular de la Argentina.
La colección en cuestión es tutelada por la Fundación Molina Campos, de quien depende el museo del mismo nombre situado en Moreno, también de su propiedad. La institución y el único descendiente vivo del artista, su nieto Gonzalo Giménez Molina, fundador, junto a su madre Hortensia “Pelusa” Molina de la editorial difusora de su obra, son titulares de los derechos de autor sobre las obras. Ambas partes rechazan, con múltiples argumentos, que el museo continúe funcionando en la localidad bonaerense. Pero esto ocurre al mismo tiempo que el municipio dictó un decreto que declara al edificio Patrimonio Histórico y mientras la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados da su aval unánime a un proyecto de ley para declarar al inmueble y al predio Monumento Histórico Nacional a la vez que consideraría a las obras bienes de Interés Histórico y Artístico Nacional.
Entre las situaciones de “precariedad edilicia” ambas partes señalan condiciones ambientales y técnicas inadecuadas en el inmueble, que fue inaugurado en 1979. “De los últimos 21 años, 18 estuvo cerrado”, sostiene Adolfo Güiraldes, presidente de la Fundación Molina Campos desde 2019. Y agrega: “El Museo -creado por la viuda del pintor, Elvira Ponce- no puede continuar en Moreno porque no recibe el caudal de visitantes para mantener su viabilidad económica y por la inseguridad, debiéndose tomar cuidados para que no sean robadas las obras”. Los cuadros, entre los que se encuentran pinturas de distintos formatos y curiosidades como unas puertas de placard intervenidas por el artista, llevan largo tiempo fuera del museo y se conservan “en una guarda” en San Antonio de Areco, señala el presidente. Es justamente a un nuevo inmueble de esta localidad, donde ya hay un espacio dedicado al artista -el Museo Las Lilas (que exhibe las obras que ilustraron los famosos almanaques de Alpargatas)- donde la Fundación tiene intenciones de trasladar el contenido del Museo de Moreno.
Eduardo Clancy, vicepresidente de la Fundación y quien encabeza la Junta de Asuntos Históricos de Areco, sostiene que una vía en la que se ha estado trabajando es la venta del predio de Moreno a la Universidad local, donde, además de otros usos, se plantearía la posible creación de un museo con réplicas de Molina Campos en el mismo edificio hoy carente de obras.
“El Museo de Moreno está en mal estado, requiere de muchos trabajos para ponerlo en condiciones, tiene problemas de diseño de origen que hay que corregir, no está planificado correctamente para el acceso a discapacitados, no tiene baños en condiciones, tiene muchos problemas de humedad y de instalación eléctrica, y todo ello requeriría de una inversión que no estamos en condiciones de afrontar”, señala Clancy. La Fundación defiende Areco como nueva ubicación posible arguyendo el vínculo del retratista de las pampas con esta localidad, “a la que quiso mucho, a la que iba y donde mantenía amistad con Alberto Güiraldes y por ser un sitio turístico y centro de los museos más importante de la provincia”, lo cual atraería visitantes para garantizar su funcionamiento.
Gonzalo Giménez Molina, cotitular mayoritario de los derechos sobre la obra de su abuelo, suma que el edificio de Moreno “hace más de 30 años que no tiene agua, carece de sistemas de vigilancia acordes, no posee salidas de emergencia ni sistema de detección de incendio y tiene un tipo de luces que deteriora las pinturas”. En su caso, defiende la ubicación de un museo en la ciudad de Buenos Aires, donde el artista “nació, vivió la mayor parte de su vida y murió”, señala. “El de Moreno es un edificio que nadie visita (por la inseguridad), del que justamente habrían sido retiradas las obras hace años para evitar su deterioro (por humedad e iluminación inapropiada) y por la carencia de sistemas de vigilancia y alarma acordes”, indica. Y coincide en que reacondicionar el inmueble a las normativas actuales [para un museo que exhiba obra original] “resultaría millonariamente imposible”.
Los familiares de Molina Campos ven supuestos errores en los que se basan las ordenanzas municipales y las medidas de protección del inmueble que se están propiciado en el Congreso Nacional y en la Legislatura bonaerense. Enumeran algunos: que “el edificio no es histórico (es de 1979), no fue la casa de Molina Campos (quien murió 20 años antes de su construcción), el artista jamás anheló que su obra estuviera en Moreno (sino la habría dejado allí) y el museo como tal no fue nunca habilitado por el municipio, que en 42 años tampoco propició ningún corredor turístico ni manifestó interés por preservarlo”, señala Giménez Molina. Y en parte de estas afirmaciones coincide la Fundación.
En todo caso, ambos mencionan que donde sí vivió durante algunas temporadas espaciadas el pintor es en el rancho Los Estribos, situado en Cascallares, recinto que fue visitado por Walt Disney y que hoy estaría “tomado” por terceros, según indican, a pesar de que en el año 2000 fue declarado Sitio de Interés Histórico”. “Como vaticinio del futuro que tendría el museo bajo la órbita municipal, se puede mencionar esa propiedad histórica del Municipio de Moreno que se encuentra desde hace más de diez años usurpada, derruida y sumida en el abandono”, señala la familia.
La alternativa porteña
“Como único descendiente directo, promuevo y aliento hace al menos 20 años la creación de un espacio dedicado a su obra en la ciudad de Buenos Aires, donde mi abuelo vivió la mayor parte de su vida: enseñó dibujo en el Colegio Nacional Nicolás Avellaneda, integró organizaciones culturales como la Peña del Tortoni y la Orden del Tornillo, se casó, tuvo a su única hija -Hortensia “Pelusa” Molina-, y realizó la primera exposición en la Rural de Palermo y muchísimas más allí y en diversas galerías”, subraya Giménez Molina. Y menciona que “los socios creadores de la Fundación (entre ellos su viuda, el biógrafo Juan Carlos Ocampo y Florencia Güiraldes) previeron por estatuto que en caso de disolución de la fundación los cuadros sean incorporados a la colección de obras del Museo Nacional de Bellas Artes (el cual posee algunas creaciones del pintor). Pero, como van las cosas, o se pierden en Moreno o los dos museos dedicados a Molina Campos estarán juntos en San Antonio de Areco, y la ciudad de Buenos Aires seguirá sin contar con un lugar donde el público argentino y extranjero pueda disfrutar de la obra del pintor ícono de argentinidad”, valora.
Consultado por LA NACION, el director del Museo de Bellas Artes, Andrés Duprat consideró que “Molina Campos es realmente un artista relevante y singular, nos parece que ameritaría y nos gustaría enriquecer esta colección tan importante con un fondo Molina Campos”.
En relación al proyecto de ley presentado por la diputada María Cristina Álvarez Rodríguez en la Comisión de Cultura, este propone declarar Monumento Histórico Nacional al edificio y Bien de Interés Histórico Nacional y Bien de Interés Artístico Nacional a la colección de obras del autor pertenecientes al Museo.
Entre los argumentos de la propuesta legislativa, el texto menciona: “Los sitios históricos deben reunir determinadas características, entre las que se destacan aquellas que dan testimonio de las formas de vida de una época como elemento expresivo que trasciende por sus valores artísticos y por el carácter y la historia de los personajes que involucra. El Museo Florencio Molina Campos sintetiza estas características, ya que constituye el testimonio palpable de la vida del pintor y su compañera María Elvira Ponce Aguirre, que hicieron de ese sitio en particular el lugar en el que se desarrolló su obra artística, pero más aún, fue el lugar en el que se integraron con el entorno natural y poblacional, generando un foco cultural que aún permanece y que se pretende proteger mediante esta ley. Este lugar fue donde se desarrolló también una historia de amor y compromiso, que iba en contra de los parámetros y estructuras de la Argentina de los años 30. Molina Campos era divorciado, por ello su unión con Elvira debió realizarse en Uruguay en 1932, más tarde en 1937 también contrajeron nupcias en los Estados Unidos y en 1954 finalmente se casaron en Argentina al aprobarse la ley de divorcio sancionada durante el gobierno del Presidente Perón. En el año 1932 adquirieron unos lotes en Cascallares, partido de Moreno, donde levantaron el rancho Los Estribos, enamorados del lugar. Allí se produjo gran parte de la obra de Molina Campos y fue también donde permanecieron hasta la muerte de cada uno de ellos”. Y agrega: “Molina Campos falleció en 1959, sus restos que en principio permanecieron en la bóveda familiar de Recoleta, en la década del 70 fueron trasladados al Cementerio de Moreno, en donde permanecen. Desde entonces, su esposa se propuso levantar un museo para conservar y promover la obra del artista”.
La Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos que preside Teresa Anchorena informó, aunque no de forma vinculante, respecto al proyecto de ley. Sin embargo, para su aprobación definitiva, el texto deberá ir a sesión en Diputados. Sobre ello, Anchorena explicó a LA NACION: “La propuesta declaratoria fue evaluada por la Comisión, que se expidió diciendo que consideraba que el predio podía ser un Lugar Histórico Nacional”, señala, aunque aclara que el organismo al que representa no se pronunció en absoluto respecto a las obras de la colección, de las cuales no habría un inventario claro.
De concretarse alguna figura de protección estatal sobre el inmueble, se abren nuevos interrogantes en relación a los siguientes pasos que podrían darse de cara al resguardo y difusión de gran parte de la obra de uno de los artistas más relevantes del país.