Fuente: Página 12 – Por primera vez el público podrá ver en conjunto las instalaciones del artista, quien dio forma a este tipo de arte desde los años sesenta hasta la actualidad.
El sábado pasado quedó inaugurada la exposición “Visión quebrada-Las instalaciones de Luis Felipe Noé”, en el Museo MAR de Mar de Plata, que depende del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires y fue co-organizada con la Fundación Luis Felipe Noé, en el marco de la celebración de los 90 años del artista. La exhibición despliega las obras de gran escala e impacto de este pionero de las instalaciones. Fue una inauguración multitudinaria en la que centenares de personas festejaron las obras y la presencia de Noé en el Museo MAR, institución que cumple diez años.
La instalación artística como fenómeno es un síntoma de la necesidad de corrimiento del punto de vista único. Este proceso de incorporación de múltiples puntos de vista tiene antecedentes en toda la historia del arte y puede rastrearse en Europa, particularmente a inicios de siglo XX. Sin embargo, recién en la década del sesenta la instalación toma fuerza como método, en oposición al arte «objeto» coleccionable. La instalación se convirtió en la forma de producción artística más original, vigorosa y fértil, que permite hoy en día armar entretejidos de materialidades, resonancias históricas y articulaciones conceptuales, logrando crear en muchos casos -como el de Luis Felipe Noé- un hipertexto visual, que el propio artista dio a conocer como “visión quebrada”.
Noé ha trabajado su obra en relación con el espacio desde los años sesenta. La simultaneidad de imágenes le permite presentar múltiples modos de ver, a la vez que propone tratamientos estéticos y cuestionamientos sobre el objeto artístico. Al comienzo sus instalaciones consistían en ambientaciones, creadas a partir de pinturas ensambladas dispuestas en las paredes de la sala, el piso, o colgadas del techo.
La exposición “Visión quebrada” aborda distintos planteos instalativos del artista, que van desde los años sesenta hasta el presente.
“El ser nacional” (1965- reconstruida en 1993), proyecta la fragilidad e inestabilidad de nuestra historia política, tema que retoma en “Instauración institucional” (1994). En “Caja de espejos plano-cóncavos” (1967-recreada en 2011) pone en cuestión la reflexión y proyección del ser. En “El arte de América Latina es la revolución” (1971-readaptada en 2021) testimonia su pensamiento militante. En “Reflexiones con texto y fuera de contexto” (2000), incorpora la cita y relectura de distintos momentos de su obra artística. En la instalación “RED” (2009; envío del artista a la 53ª Bienal de Venecia), que comprende las obras “La estática velocidad” y “Nos estamos entendiendo”, expande la pintura sobre el muro, creando múltiples puntos de vista a través del fragmento. En “Coherente oxímoron” (2014), el color se proyecta al espacio. En “Entreveros” (2017) condensa todos sus planteos estéticos anteriores. En “La eternidad” (2023) redefine su poética pictórica para crear una pintura potente e inmersiva.
Durante sus estadías neoyorquinas entre 1964 y 1968, el cambio de escala fue significativo. Estos ensamblados se expandieron y pasaron a formar parte de toda una sala. Noé buscó sumergir al espectador en un “nuevo orden” que enunció en su discurso visual y escrito: el caos. Así esbozó lo que sería su trayectoria conceptual, el compromiso como artista latinoamericano. Desde ese vértice entre lenguajes el artista crea su teoría del caos, que tomó forma visual en sus ambientaciones. Según escribió Noé en su libro Antiestética (1965), “en la multiplicidad de varios centros ópticos opuestos está la clave de una pintura de visión quebrada”.
Respecto a la toma del espacio, podemos ver en los registros de época que la exposición “Noé + experiencias colectivas” que se desarrolló en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires en 1965, la puesta en escena superaba las dimensiones de los paneles del museo, para expandirse al espacio, las obras se ubicaban en el piso o suspendidas del techo.
En la década del setenta, como muchos de su generación, Noé sintió que la práctica artística no debía estar sólo en los museos, sino en la participación y en la reflexión, fundiendo el arte en la vida social. En 1971 esta postura se materializa en la instalación “El arte de América Latina es la revolución”, que realiza para una exposición en el Instituto de Arte de América Latina de la Universidad de Chile y que fue reconstruida en 2021 para la exposición Lunes es revolución, que se realizó en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende. La obra se convirtió en un manifiesto crítico compuesto de consignas que buscaban interpelar al colonialismo, a la concepción de un arte revolucionario y a las contradicciones sobre el rol social del artista.
La obra más reciente, “La eternidad” (2023), es una gran pintura instalativa, de cinco metros de ancho por más de tres metros de altura, que Noé realizó especialmente para esta exposición. El nombre de la obra proviene de una cita del escritor romántico Novalis (La eternidad con sus mundos, el pasado y el futuro, está en nosotros mismos o no estará en ninguna parte) que alude a la obra de arte como elemento atemporal creado por el hombre. La elección de incorporar la voz del autor alemán toma dimensión en nuestro contexto actual, donde una parte de la sociedad parece buscar respuestas mesiánicas. Noé remarca la capacidad humana de creatividad y supervivencia.
* Curadora de la exposición. “Visión quebrada – Las instalaciones de Luis Felipe Noé”, en el Museo MAR, Avenida Félix Camet y López de Gomara, Mar del Plata, hasta fin de febrero; de martes a viernes de 10 a 16; sábados y domingos de 14 a 20, con entrada gratuita.