“Siempre traté de incorporar el arte textil al Malba”, asegura la curadora Verónica Rossi

Fuente: Clarín ~ La especialista, que tuvo a su cargo la muestra “Tejer las piedras” y además explora archivos de escritores y artistas, habla de la actual influencia del textil en la creación.

Algo en el tono suave y calmo de las obras de Ana Teresa Barboza que integran Tejer las piedras, su muestra en el Malba, reverbera también en la voz de su curadora, Verónica Rossi.

​Barboza realiza en Perú un trabajo de corte casi etnográfico, investigando modos de vida y oficios ancestrales. En paralelo a su desempeño como curadora en el museo, Rossi explora archivos de escritores y artistas desde hace veinte años.

Conoció la obra de Barboza en un taller sobre arte textil al que iba a aprender puntadas y terminó debatiendo con colegas las (todavía muy) complejas diferencias entre arte y artesanía. Así prendió el germen de esta muestra, que tiene la suavidad de las fibras y el rigor de la piedra.Verónica Rossi explora archivos de escritores y artistas desde hace veinte años. Foto Fernando de la Orden

Verónica Rossi explora archivos de escritores y artistas desde hace veinte años. Foto Fernando de la Orden

–Barboza hace un trabajo arqueológico para sus obras, algo que resulta muy afín a tu trabajo en los archivos.

–Ana Teresa hace un racconto del pasado y de las clasificaciones y del archivo de todo el arte textil peruano que está muy relacionado con mi trabajo de revisar catalogar y archivar. Pero también ese trabajo está relacionado con el workshop Formosa, que durante diez años llevó adelante Guillermina Baiguera.

En paralelo a esta muestra y a mi trabajo de archivo e investigación en Malba siempre traté de que se incorporara el arte textil en el museo. Cuando hicimos con Gabriela Rangel y Florencia Malbrán la nueva puesta pensamos mucho la colección en términos de lo que faltaba y para mí una prioridad era la compra de artistas textiles de Latinoamérica.

–Que es una técnica a la que se está acudiendo mucho en el arte contemporáneo.

–Y es algo que acá se inició de una manera sistemática en el estudio Guillermina, pero es algo a nivel mundial. En Perú si bien hay artistas contemporáneos que trabajan con el textil recién ahora están investigando mucho, conocen mucho el arte textil que se hace en Argentina y es Ana Teresa quien está estimulando el diálogo con nuevos lugares.La artista peruana Ana Barboza.

La artista peruana Ana Barboza.

–Resulta paradójico con la tradición de textiles que hay en Perú.

–Tienen la tradición más antigua de América. Los primeros restos de cestos encontrados debajo de las piedras son de hace diez mil años. Cuando estuve en Lima hablé mucho con Natalia Majluf, una gran investigadora muy reconocida allá.

Ella trató por mucho tiempo el tema del arte popular y su posición en el arte del siglo XX. Es importante que personas como Natalia estén trabajando esto, y pensando las relaciones entre el arte contemporáneo y el arte textil ancestral en Perú, de donde vienen también los estudios que hace Ana Teresa.

–¿Por qué pensás que vuelve con tanta fuerza el textil en el arte contemporáneo?

–Podemos usar como ejemplo el caso de Ana Teresa. Ella se hace preguntas en torno a su entorno y a cómo cuidar el medioambiente, y cree que la mejor forma es acercándose a lo que nos da la tierra y a estas antiguas comunidades (antiguas porque vienen de hace muchas generaciones) que trabajan con la naturaleza que los rodea y dependen de esa naturaleza.

Cuando ella registra el humedal, estudia todo en cuanto al humedal y la comunidad que lo habita: de qué vive, cómo vive, cómo potabilizan el agua, porque utilizan esas totoras y juncos y no otras. Su aproximación al textil es desde el conocimiento ancestral para poder dialogar de una manera poética con un problema ambiental. Creo que el textil tiene mucho que ver con la tierra y con esta representación más cercana a la naturaleza.

Como decían Ani Albers o Sheila Hicks, “si vos querés hablar del color real en un paisaje no hay mejor transmisor que el arte textil”. Me interesa mucho cómo esta nueva generación de artistas trabaja con materiales que vienen de la tierra.Naturaleza, volumen y la historia detrás de los materiales y sus hacedoras, en la obra de la peruana Ana Teresa Barboza, expuesta en Malba.

Naturaleza, volumen y la historia detrás de los materiales y sus hacedoras, en la obra de la peruana Ana Teresa Barboza, expuesta en Malba.

–Y con cierta recuperación de los oficios, ¿no?

–Los oficios que se transmiten de generación en generación. Desde una perspectiva de estudio, pero con la intención de que lo material prepondere sobre todo lo demás.

–Después de muchos años en que lo material fue completamente secundario.

–Esto también pasó en los años 70. En ese momento el movimiento feminista estuvo de la mano del arte textil, era como una especie de lucha política a través de la materialidad del textil, y eso también se da ahora. Una mujer que hace textil lo hace desde lo ancestral femenino.

Pero me gustaría aclarar que Ana Teresa no se siente representada con ese movimiento de tejedoras. Su trabajo está ligado a las comunidades y al medioambiente. De hecho, no solo trabaja con mujeres. Para ella lo primordial es recuperar y cuidar saberes ancestrales. Cuidar esos ecosistemas es cuidar esas comunidades que subsisten allí desde hace siglos.

–En lugar de contraponer cultura y naturaleza lo integra.

–Ese es el objetivo de su trabajo, y ese es el objetivo de todo trabajo textil: la memoria. Por eso es muy interesante pensar cómo ella empieza con el textil, siendo una estudiante de Bellas Artes, cuando al fallecer su mamá retoma sus pedazos de tela y sus hilos y comienza a hacer patchworks, que es la técnica relacionada al cuidado de la memoria familiar. Entonces ella siempre trabajó con la memoria, pero ahora se abrió a la naturaleza y la comunidad."Para mí, una prioridad del Malba era la compra de artistas textiles de Latinoamérica", señaló Verónica Rossi. Foto Fernando de la Orden

«Para mí, una prioridad del Malba era la compra de artistas textiles de Latinoamérica», señaló Verónica Rossi. Foto Fernando de la Orden

–¿Cómo se inscribe esta muestra en la agenda de un museo para el que las artistas mujeres vienen ocupando un lugar central?

–La muestra está muy en línea con la idea del museo de poner en foco la labor de muchas mujeres, una idea que instaló Agustín Pérez Rubio, que después el museo continuó, y que fue tan importante para todos los que trabajamos alrededor de él. Y también esta otra idea que nos dejó Gabriela Rangel de abrirnos a otros artistas de Latinoamérica, no quedarnos solo con lo nuestro.

Y si vamos a hacer muestras sobre textiles no podía faltar Perú. Para Ana Teresa también es muy importante, porque es su primera muestra individual en una institución. Estábamos trabajando con Marita García en la muestra de Yente y Del Prete que puede verse ahora en el segundo piso, y yo le comentaba a Marita que Yente era eximia en todas las técnicas de bordado.

Ahí pensamos en recuperar el arte textil de la mano de estas piezas tan icónicas de Yente. Porque no nos olvidemos que el MoMa, de esta artista compró justamente una pieza de arte textil.

–Volviendo a tu labor en los archivos: ¿es el gran legado del museo del siglo XX al del siglo XXI?

–Para mí, por la forma en que trabajo desde hace veinte años y de todos los archivos que atravesaron mi vida, no existe obra sin un archivo. Ya sea el de Remedios Varo o el de Ana Teresa Barboza cuyas obras integran registros. A mí me parece que el archivo es el aparato crítico de toda obra. Pero no necesariamente toda exhibición necesita su archivo. Sí es clave para comprender la obra de cualquier artista o escritor, porque ahí se nos revelan realmente artista y obra. Es indispensable.

–¿Hay una suerte de aura de obra que se desplazó hacia el archivo?

–Hay que ponerla en su lugar. Si bien yo soy una apasionada de los archivos no creo que tengan que tener más protagonismo que la obra. Entiendo que hubo un fulgor de archivo, pero creo que su lugar es la retaguardia. Es el trabajo por detrás: es sutil y esencial, pero no protagonista. Una muestra como esta habla de hacia dónde estamos yendo en ese terreno, hacia que el archivo, que fue protagonista durante varias décadas, encuentre su lugar en el rompecabezas. Creo que hay una evolución en ese sentido.

–¿Qué tienen en común la lógica del textil y la lógica de los archivos?

–El tiempo lento. Es el hilo conductor entre las dos disciplinas: en ambas tenés que tener mucha paciencia para no perderte ni en ningún punto ni en ningún documento. También, la necesidad de cercanía. El arte textil es más lindo tocarlo que verlo en una pantalla… y el archivo también.

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