Retrato de hombre con cigarro

Fuente: Buenos Aires.gob ~ En esta pintura, Prilidiano Pueyrredón, el retratista preferido de la élite porteña entre 1852 y 1870, presenta a su retratado con un cigarro en la mano, jugando con los nuevos parámetros de verosimilitud creados por la fotografía.

El daguerrotipo, la primera técnica fotográfica cuyo nombre había surgido de su creador Louis-Jacques-Mandé Daguerre, llegó al Río de la Plata a mediados del siglo XIX. El precio de una toma única costaba entre 100 y 200 pesos, dependiendo del tamaño de la placa. Ese dinero era un monto elevado que no muchos podían permitírselo. Así mismo, un retrato pintado al óleo costaba aún más, por lo que ambas prácticas permanecieron reservadas a las clases más acomodadas hasta que la fotografía pudo fijarse sobre papel y, de un negativo de vidrio, realizar muchas copias.

Los primeros retratos fotográficos copiaron de los retratos pintados muchos elementos escenográficos como telones, mesas vestidas, columnas, sillas o sillones, etc. No obstante, las fotos recurrían a convenciones que indicaban la inmediatez de una toma que duraba menos que fumar un cigarro y mucho menos que posar horas e incluso días para un retrato pintado. Cuando los pintores comenzaron a usar a la fotografía como herramienta más eficaz para lograr verosimilitud y agilizar el tiempo de factura de sus retratos, no dudaron en representar también al retratado con un cigarro en la mano.

Este es el caso de la pintura que compartimos hoy, realizada por Prilidiano Pueyrredón, nuestro “primer moderno” y el retratista preferido de la elite porteña entre 1852 y 1870. Él se permite, como en la fotografía, ironizar sobre la calidad y verosimilitud de su obra terminada antes de que el retratado acabe de fumar su cigarro.


Prilidiano Pueyrredón. Retrato de hombre con cigarro. Óleo sobre tela. Buenos Aires, c. 1860. Donación Celina González Garaño.

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