Fuente: Zonales ~ A lo largo de más de cuatro décadas de carrera, fue considerado como el mejor en su rubro en el mundo y hasta expuso en el prestigioso museo francés. Hoy tiene su propia escuela de dibujo en el barrio en el que se crió.
Es difícil imaginarse a Luis Ordoñez sin algo para dibujar en su mano. Lo mismo le pasa a este vecino de Lanús que desde hace más de 40 años hace caricaturas para la televisión, las revistas y las figuritas y que llegó a ser considerado como el mejor del mundo en su rubro y pudo exhibir uno de sus trabajos en el prestigioso Museo del Louvre.
«Aprendí a dibujar prácticamente sin darme cuenta, La maestra le mandaba seguido notas a mi mamá creyendo que los trabajos los había hecho ella y mi viejita pobrecita no sabía dibujar. Desde muy chico me gustó el dibujo y como digo siempre, Dios me regaló este don que luego fui perfeccionando con el tiempo», contó a Zonales el caricaturista.
Del almacén de su papá, Luis Ordoñez tiene entre sus recuerdos imágenes de ese chico que copiaba los dibujos que estaban en las latas de galletitas del negocio y que luego pasó por distintas escuelas, donde no se enganchó mucho con la idea de recrear frutas y jarrones en modo naturaleza muerta.
«A mí me gustaba en realidad la caricatura. Estaba inspirado por Walt Disney y por Abel Ianiro, un dibujante que para mí es el mejor caricaturista que conocí. Hacía las tapas de una revista que se llamaba Canal TV y lograba lo que verdaderamente se debe conseguir con la caricatura: que la gente reconozca quién es el dibujado aunque no esté el nombre y, fundamentalmente, que sepa quién es el autor pese a que no aparezca la firma», relató el vecino de Lanús.
No pasó mucho tiempo entre aquel pibe que tenía idolatría por el caricaturista y esperaba cada jueves la revista para ver sus obras y el que empezó a hacer sus propios trabajos tomando como modelo a gente de su entorno: «Veía que me salían mejor las cosas y empecé a tener la necesidad crear en lugar de copiar. Así fue como comencé a probar dibujando a mis profesores, a mi familia y a mis amigos».
«La práctica hace cosas milagrosas. Tanto en el músico con la digitalización en el piano o la guitarra, como el deportista. Lo mismo pasa con el dibujante, la práctica es el verdadero secreto para que uno pueda aprender y lograr justamente que sus dibujos cada vez salgan mejor», reveló Luis Ordoñez.
Envalentonado con la buena recepción de sus caricaturas, el dibujante tuvo la necesidad de mostrar sus obras más allá de su entorno y se dirigió a la Revista Radiolandia, una de las más populares de la época, pero que por aquel momento no contaba con una sección para sus creaciones entre sus páginas.
«No sé por qué se me ocurrió mostrar mis trabajos ahí, pero fui a la redacción sin conocer a nadie, me atendió el director, Francisco Loiácono, se sorprendió gratamente por lo que le presenté, llamó a un periodista y a un fotógrafo para que me hagan una nota de presentación y a la semana siguiente estaba publicando mis caricaturas en el póster central. No lo podía creer: es como ir a ver un partido de tu equipo favorito, que el técnico mire a la tribuna y te pida que entres a jugar», relató el dibujante.
La analogía futbolera no es casual. Durante años, Luis Ordoñez formó parte de Todos los Goles, el programa que pasaba los partidos de fútbol a principios de los ’80 y en el que los personajes del momento se llevaban como recuerdo un dibujo suyo.
En la televisión también estuvo con Gerardo Sofovich, quien lo llamó para hacer las caricaturas de programas como Polémica en el Bar o Operación Ja Ja, entre otros. También pasó por Sábados de la Bondad y por Grandes Valores del Tango, entre otros ciclos recordados.
De Lanús para el mundo
«Al estar tanto tiempo en los medios, empezaron a llamarme del exterior para participar en exposiciones. Así fue como estuve en Bélgica, Canadá, Japón o Alemania, entre otros países. Eso dio paso a que también me convocaron de programas de televisión del exterior y en más de una entrevista me preguntaron dónde enseñaba. De tanto escucharlo, después de pensarlo durante largos años, me terminé enganchando con la idea de dar clases», contó el dibujante.
En todo ese período de dudas si arrancar o no con la escuela, el vecino tenía algo claro: «Mi padre me dijo que si hacía algo, tenía que enseñar sin guardarme nada y apuntando a todo aquello que a mí me hubiese gustado aprender en las escuelas que ellos me mandaban y no me enseñaban. En el primer año tuvimos trescientos inscriptos».
La sede principal está actualmente en su Lanús natal y con sucursales en Rosario, Cipolletti y Miami. Luis Ordoñez no sólo es la cara visible del establecimiento, sino que también se ocupa de dar clases. Papá orgullo, comparte tareas con Eliana, su hija, quien se ocupa de la administración, y con su hijo Lucas, quien está siguiendo sus pasos en el dibujo.
«En 2019 hicimos la reinauguración del edificio justo cuando se cumplieron 25 años de la apertura incial. Se hizo una renovación total, se tiró abajo prácticamente todo y se construyó a nuevo. Después con la pandemia, descubrí los cursos por Zoom y hoy contamos con los cursos online en los que tenemos alumnos de España, Turquía, Austria y Costa Rica, entre otros lugares», detalló el caricaturista y maestro.
La reapertura del edificio principal de su escuela no fue lo único inolvidable que le pasó a Luis Ordoñez hace dos años: «Tuve la suerte de exponer en el emblemático Museo del Louvre, en lo que fue la primera vez que un caricaturista contemporáneo expuso allí. Fue muy emotivo porque siempre la caricatura estuvo catalogada fuera de las artes plásticas».
«Y ese 2019, además, fui elegido en el salón de humoristas de San Julián Martel, ubicado también en Francia, como el mejor caricaturista del mundo entre mil quinientos artistas», cerró.
Además de ser excelente caricaturista es un gran ser humano!!!