Fuente: Clarín – Fue referente cultural, impulsor de la colección del Malba y mantuvo un estrecho vínculo con artistas y curadores. Días atrás, ese museo bautizó la Sala de la Colección Permanente con su nombre. Falleció este miércoles, tras haber batallado una cruda enfermedad.
Con profundo pesar, el mundo de la cultura despide a Ricardo Esteves, empresario, coleccionista de arte y referente cultural, también impulsor de la colección del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba). Falleció este miércoles a los 75 años, tras haber batallado una cruda enfermedad.
Ricardo Esteves / Archivo Clarín.
De origen uruguayo pero de corazón argentino, Esteves nació el 25 de mayo de 1949 en Salto, al otro lado del río. Luego, cruzó el “charco” para estudiar en Concordia, en la provincia de Entre Ríos, hasta que finalmente se instaló en Buenos Aires, destacándose además como un reconocido emprendedor inmobiliario.
Además, en su juventud entabló una gran amistad con el Papa Francisco en tiempos en que Jorge Bergoglio ejercía su labor religiosa como sacerdote en Buenos Aires. Incluso, en los últimos días lo llamó desde el Vaticano para saludarlo, también para interiorizarse por su estado de salud.
Sin tener una formación académica sobre bellas artes, a lo largo de su vida, Esteves recorrió museos, talleres y galerías de arte. Además, fue un asiduo lector de libros sobre artes visuales –principalmente de artistas latinoamericanos– y mantuvo un estrecho vínculo con artistas y curadores para luego convertirse en un apasionado coleccionista de arte.
Por amor al arte (y al Malba)
Precisamente, hace dos semanas atrás, la Sala de la Colección Permanente del Malba, ubicada en el primer piso, donde actualmente se encuentra la exposición Tercer Ojo, recibió el nombre de Ricardo Esteves en un emotivo acto celebrado el jueves 18 de julio a las 11 de la mañana en el auditorio.
Entre los 200 asistentes estuvieron Teresa Bulgheroni, presidenta del museo; Ricardo Esteves (h), quien leyó algunas palabras en representación de su padre, que se encontraba internado; su mujer Elena Blomberg Condomi Alcorta; sus hijos Ricardo, Sol e Ignacio y sus nietos, además de galeristas, coleccionistas, amigos y referentes del arte argentino y latinoamericano.
Sobre el escenario, Eduardo Costantini, fundador y presidente del Malba, dialogó con la periodista y critica cultural Ana María Battistozzi acerca de la tarea de Esteves como mentor para la adquisición de obras o pinturas realizadas por artistas latinoamericanos de relevancia y sus cuarenta años de amistad con el empresario argentino y creador del museo.
“La colección Malba no existiría sin Ricardo. Este es un momento muy importante para el museo porque Malba escribe su historia, la identifica. Poner el nombre de Ricardo a la Sala de la Colección hace honor a la verdad, Ricardo es parte insoslayable de la Colección y nosotros estaremos siempre agradecidos”, dijo Costantini, visiblemente emocionado, a sala llena en el auditorio.
Para Costantini, la colección del Malba no hubiese sido posible sin el “ojo clínico” de Esteves, su fiel consejero, un verdadero “especialista” en detectar pinturas relevantes de consagrados artistas latinoamericanos para su posterior adquisición o bien para poder exhibirlas en una muestra temporaria en el museo de avenida Figueroa Alcorta 3415, en el barrio de Palermo.
“Ricardo (Esteves) orientó a Eduardo (Costantini) desde muy temprano para armar un listado de artistas latinoamericanos top: no eran artistas nobles, sino que estaban ligados a la modernidad latinoamericana”, recordó Battistozzi.
“Esteves era un estudioso de quienes habían sido importantes a comienzos del siglo hasta los años 40–50. En esto era un experto hecho así mismo”, expresó la periodista y critica cultural de Clarín y Revista Ñ, aun conmovida por la partida de Esteves.
Profundo conocedor
También, Batisttozzi lo recordó de la siguiente manera: “Hace muy pocos días tuve el honor de acompañar a Costantini en el homenaje que quiso rendirle a su amigo –mentor como él lo llama– imponiendo el nombre de Ricardo Esteves a la Sala de la Colección Permanente del Malba. Habíamos convenido una conversación destinada a repasar los múltiples e invalorables aportes de Ricardo, tanto en la formación de la colección Costantini, como en el propio proyecto del Malba”.
“El amplio auditorio del museo se colmó con una puntualidad infrecuente y me animo a decir que en esa particular ocasión, más que el interés por los protagonistas de la conversación, fue el afecto y el respeto hacia Ricardo Esteves lo que convocó a la nutrida asistencia”, agregó.
“Fue una de las personas más afables, curiosas y cultas que he conocido en este medio que frecuento desde hace tiempo. Un profundo conocedor del arte latinoamericano, en particular de la modernidad occidental en general. Había en él un impulso natural de compartir mucho de lo que sabía con estudiosos, coleccionistas en formación y especialistas de la joven generación”, completó.
Batisttozzi también manifestó elogiosas palabras sobre Esteves luego de haber mantenido el último diálogo hace pocos días, antes de que la Sala de la Colección Permanente del Malba llevara oficialmente su nombre.Ricardo Esteves / Archivo Clarín.
“Un par de días antes del homenaje en el Malba, cuando estaba ya internado y mal de salud, me mandó un mensaje para que no me olvidara este aspecto tan querido de sus múltiples proyectos. Ese recordatorio habla de su lucidez y la pasión por el arte que sostuvo hasta último momento y compartió generosamente”, ponderó.
Desde 1982 y hasta la fundación de Malba, en 2001, Esteves “ayudó” a descubrir a Costantini importantísimas obras que hoy en día forman parte de la Colección Malba. Entre ellas, se destaca el conjunto de trece pinturas de Xul Solar; “Manifestación” (1934) de Antonio Berni; “Abaporu” (1928) de Tarsila do Amaral, y “Autorretrato con chango y loro” (1942) de Frida Kahlo, entre muchas otras.
Tras la inauguración del Malba, Esteves continuó cada año sugiriendo y alentando a Costantini a realizar nuevas adquisiciones para su colección particular. Se destacan: “Diego y yo” (1949) de Frida Kahlo; “Baile de Tehuantepec” (1928) de Diego Rivera; “Tragedia del Pongo” (1932) del boliviano Alejandro Mario Yllanes; la escultura “Bachué” (1925) del colombiano Rómulo Rozo y “Las distracciones de Dagoberto” (1945) de Leonora Carrington, que en los próximos días arribará al país para ser exhibida en museo.
Esas adquisiciones fueron realizadas en mediante un diálogo permanente entre ambos amigos e integran una cartografía del arte latinoamericano a partir de las mejores piezas de los artistas latinoamericanos consagrados.
Más voces se sumaron al recuerdo de Ricardo Esteves como promotor del arte en todas sus expresiones. También, como una persona íntegra, muy querida en el ambiente artístico.
“Adiós querido Ricardo Esteves. Gran señor, gran conocedor y amante del arte; gran amigo, de amabilidad y cordialidad infinitas”, publicó Cristina Carlisle, directora de Christie’s Argentina y Uruguay, en su cuenta de Instagram (@cristinacarlisle_christies). Su mensaje está acompañado por una foto de Eduardo Costantini junto a Ricardo Esteves.
“Con la partida de Ricardo siento que despedimos a un miembro muy querido y respetado de la familia del arte. Nos conocíamos hace muchos años: fue un amigo y un gran asesor, un hombre de consulta obligada. No conozco demasiadas personas con su nivel de conocimiento tanto del arte como del mercado. Era una persona un muy culta, interesante y divertida. Su pérdida es inmensa. Se lo va a extrañar mucho”, expresó Marina Pellegrini, propietaria de la galería Vasari.
El mundo corporativo y el arte
Como empresario, Ricardo Esteves formó parte del directorio de los grupos Bunge y Born e IRSA, supermercados Disco, Banco Velox y Banco Francés, cuando esta entidad bancaria era de origen argentino, antes de pasar a manos de la española BBVA.
Además, fue integrante del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI) y fue promotor de encuentros entre empresarios de Argentina y Brasil. También, en 1990, creó el Consejo Empresarial de América Latina (CEAL), organismo dedicado a los empresarios líderes en Latinoamérica, convocando nada menos que al ingeniero mexicano Carlos Slim, el empresario más rico del continente y uno más ricos del planeta, según revista Forbes.
Ricardo Esteves además publicó artículos sobre política, economía, internacionales y el mundo empresarial en Clarín, La Nación e Infobae, siempre con su visión objetiva y su característica agudeza en la crítica.
Sin embargo, y más allá de su labor como empresario, mantuvo un estrecho vínculo con el arte latinoamericano. De hecho, ha tenido un destacado papel como directivo del Banco Velox: a partir de su gestión y a su marcado interés por el arte, la entidad editó 57 libros de artistas latinoamericanos.
Entre las grandes publicaciones figuran: el libro sobre la obra de Cándido López, otro de Prilidiano Pueyrredón, el tucumano Alfredo Gramajo Gutiérrez, el del pintor uruguayo Juan Manuel Blanes, el de su compatriota Pedro Figari, y el del artista, pintor, dibujante figurativo y escultor colombiano Fernando Butero, artistas de la modernidad latinoamericana, entre otros. Además, el Banco Velox también publicó un inmenso libro sobre la pintura latinoamericana gracias al apasionado impulso de Esteves.